Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 3

Capitulo 4: Magia Oscura Anti-Magia

Parte 2

Después de que Liliana le suplicara, Suimei le entregó uno de los gatos que llevaba y los cuatro ahora estaban sentados en un banco cerca de una fuente.

“Meow, meow, meow, meow…”

Pero Liliana no le prestó a Suimei la más mínima atención mientras imitaba el maullido de un gato y jugaba inocentemente con el gato que él le había dado.

Mirándola de costado mientras sostenía las dos patas delanteras del gato y lo hacía bailar con esa famosa canción infantil, parecía tan feliz como si estuviera en medio de un paraíso a primera hora de la tarde. En su rostro había una sonrisa edificante y brillante que Suimei nunca la había visto hacer antes.

“¡Meow, meow, meeeow!”

Con eso, cuando Liliana terminó el ritmo, abrazó al gato cómodamente. Realmente parecía amar a los gatos. Verla con uno fue bastante adorable. Al ver que se había olvidado por completo de que él estaba allí, Suimei la llamó.

“Parece que te estás divirtiendo, ¿eh?”

“¡Cuánto tiempo… planeas quedarte allí… Suimei Yakagi!”

“Quiero decir, ¿hasta que me devuelvas el gato?”

Liliana respondió con expresión perturbada. “¿Devolverte este niño… a ti?”

“Si.”

“¿No es este niño un callejero? No es… tu gato. ¿Por qué intentas secuestrar a este gatito? Dependiendo de tu respuesta… te daré la pena de muerte en un tribunal militar, ¿sabes?”

¿A qué se refería con “secuestrar”? Mientras atravesaba a Suimei con una mirada fría y desdeñosa, incluso llegó a amenazar su vida. Fue bastante bárbaro de su parte. Después de todo, Suimei había obtenido correctamente un maullido de consentimiento antes de llevar al gato. Bien…

“¿Porque preguntas? Porque quería acariciar a un gato”.

“Hmph… ¿Es así? Si eso es todo… entonces está bien”.

Aparentemente aprobando sus motivos, Liliana una vez más se enfrascó en jugar con el gato. Realmente no podía entender lo que la había convencido de que ahora estaba bien. Pero de cualquier forma…

“Realmente te gustan los gatos, ¿eh?”

“No solo a los gatitos… también me encantan los perritos. Todos los animales… son buenos niños, después de todo”.

Liliana luego le hizo una pregunta a Suimei, pero mantuvo los ojos en el gato frente a ella y no lo miró en absoluto.

“Escuché… que estás teniendo una pelea con el héroe… para atrapar al culpable detrás de los incidentes, ¿verdad?”

“Sí, me sorprende que lo sepas”.

“La información… naturalmente llega… a mis oídos”.

Probablemente se debió a que estaba afiliada a la división de inteligencia del ejército. Y mientras Liliana hablaba de eso sin un aire de orgullo por ella, continuó con una pregunta de seguimiento.

“¿Por qué… te involucraste… en algo así como un encuentro… con el héroe?”

“Bueno, eso es porque mis dos compañeras están en juego”. Suimei dijo lo que pensaba que todos ya sabían, pero…

“Si la Diosa lo dice, está bien simplemente… dejárselos al héroe, ¿verdad? De esa manera… no te meterás en problemas, y debería ser más fácil… para ti. Además, un oráculo de la Diosa… no es tan común”.

“Esa es una forma bastante fría de decirlo…”

“Puede que sea fría… pero es lógico”.

“Lógico, sí…”

Mientras Suimei repitió sus palabras con indiferencia, Liliana volvió una expresión ligeramente irritada hacia él.

“¿No es así? Además, he oído hablar de eso… pero ¿qué pasa… con esa mano?”

“¿Así que también escuchaste sobre esto? Sí, ese culpable me la hizo bien”.

Cuando Suimei dijo eso, Liliana bajó la mirada hacia los vendajes alrededor de su mano izquierda.

“… Está en… mal estado… ¿no?”

“Bueno en realidad no. Mejorará muy pronto”.

“¿Mejorar…? ¡¿Mejorará?!”

“¿Hmm? ¿Qué, es algo de lo que sorprenderse?”

Sintiendo que Liliana estaba inesperadamente sorprendida, Suimei le devolvió la pregunta. Inclinó la cabeza hacia un lado, pero Liliana apartó bruscamente la mirada.

“N-No, acabo de oír… que se veía bastante mal… del coronel…”

“Ya veo. Bueno, independientemente, no voy a cambiar de opinión”.

“¿Tú… siquiera entiendes? Hasta ahora, los culpables han… puesto sus manos sobre muchas personas. Son un criminal peligroso. Es mejor si… te retiras”.

“¿Qué es eso? Me has estado criticando por esto durante un buen minuto. ¿Podría ser que estés preocupado por mí?”

“Ese no es realmente el caso”, replicó en poco tiempo.

“Me han dicho algo similar recientemente, pero si tuviera la intención de abandonar a la mitad, no habría aceptado el partido en primer lugar”.

“¿Por qué? ¿Por qué… te obsesionas con eso hasta ese punto? Además… si es algo necesario para salvar el mundo—”

¿Estaba diciendo que era normal simplemente darse por vencido? Por el bien de muchos, ¿sacrificar a unos pocos? Con una crisis inminente que amenaza al mundo, tal vez esa era la lógica dominante.

“Antes de eso…”

“¿Qué es?”

“Déjalo ir. Eso es suficiente, ¿verdad?”

Suimei señaló al gato que Liliana todavía estaba abrazando. Ella no se había dado cuenta, pero el gato movía la cola de izquierda a derecha.

“Los gatos, ya ves… Cuando generalmente no están contentos, mueven la cola así. Probablemente hace un poco de calor por haber sido abrazado”.

“… ¿No te gusta?” Liliana le preguntó al gato con voz decepcionada.

Luego lo dejó ir a regañadientes. Inclinó la cabeza hacia un lado y comenzó a observar a Liliana. Parecía que el gato estaba interesado en ella y no estaba demasiado enojado con ella. Al darse cuenta de eso, Liliana recuperó el brillo en sus ojos mientras miraba cariñosamente al animal.

“Sobre… la pregunta anterior, aunque…”

“Veamos. Acerca de por qué me opongo a la diosa y al héroe, ¿verdad?”

Liliana asintió. Y después de dejar escapar un suspiro, Suimei finalmente respondió.

“Oye, ¿tienes algo que quieras proteger?”

“¿Algo… para proteger?”

“Así es. Eso es lo que esas dos chicas son para mí”.

Eso fue todo. No tuvo más remedio que hacerlo. Felmenia vino a ayudarlo a pesar de que no había ningún beneficio para ella, y el caso de Lefille ni siquiera necesitaba una explicación. Para él, esas dos chicas eran sin duda lo que tenía que proteger.

“No… realmente entiendo. No veo la necesidad… de ir tan lejos irracionalmente…”

“¿Entonces no lo entiendes? Veamos… Por ejemplo, ¿qué tal tu familia o algo así?”

“…”

De alguna manera, Suimei sintió que podía escuchar una voz sin sonido. “¿Qué pasa?”

“Yo no… tengo familia”.

Su voz se volvió más fría mientras pronunciaba esas pocas palabras abatidas. ¿Le había pisado la cola o algo así? No estaba seguro de qué le provocó la ira, pero si recordaba correctamente, estaba seguro de que al menos tenía un padre. Suimei se había encontrado con él al menos tres veces, el soldado con el pelo recogido hacia atrás.

“Ese tipo… es tu padre, ¿verdad?”

“Antes de que el coronel sea mi padre, es mi superior”.

¿Qué significaba eso? Incluso si tuvieran ese tipo de relación, en tiempos de paz, ¿no fue él padre primero? Y justo cuando Suimei estaba a punto de preguntar eso, Liliana bajó la mirada y adivinó su pregunta.

“El coronel no es mi verdadero padre… después de todo, fui abandonada por mis verdaderos padres”.

“… ¿Es eso así? Lo siento. ¿Fue algo que no debería haber mencionado?”

“Realmente no.”

Aun así, Suimei se disculpó de nuevo. Luego le dio la respuesta a la pregunta que ella le había hecho.

“Bueno, mi relación con esos dos puede que no sea tan profunda, pero son realmente importantes para mí”.

“Por eso… digo que es imprudente. Morirás prematuramente… como un idiota”.

“Esa es una manera muy mala de decirlo, en serio”.

“Pero… incluso yo…”

“¿Hmm?”

“No es nada.”

Decidiendo que al final estaba bien, Liliana negó con la cabeza. Suimei asintió en respuesta y puso fin a esa conversación. Él le lanzó una mirada furtiva, pero el brillo de sus ojos antes se había ido, y parecía distraída. El gato le tendió la pata delantera y ella continuó jugando con él y haciéndole compañía.

Lo hizo sin entusiasmo por un tiempo más, y mientras miraba a su alrededor, Suimei vio un puesto de comida cercano que vendía dulces congelados. Se levantó, caminó sobre dos y compró dos porciones.

“Aquí. Como agradecimiento por la última vez”.

Al darse cuenta de que le estaba entregando uno, Liliana miró hacia arriba con sus ojos de aspecto somnoliento.

“Pensé que había dicho… no lo necesitaba”.

“Bueno lo que sea. No perderás nada por tomarlo, así que tómalo ya”.

“No lo necesito”.

“Ya lo compré, así que…”

Después de agachar la cabeza en silencio por un momento, finalmente le levantó una voz melancólica.

“¿Por qué… me tratas amablemente?”

“Incluso si preguntas por qué…”

“También deberías tratarme cruelmente… como todos los demás… Solo trátame… como algo desagradable”.

Estaba oscuro. Su ojo, junto con todo lo reflejado en él. Ella estaba en una oscuridad completamente negra. Fue abandonada y vilipendiada. Sus palabras le dijeron a Suimei cómo la gente realmente la trataba, y él mismo había visto un vistazo.

“¿No soy ominoso? A pesar de ser pequeño… poseo maná que puede dañar a otros… Y soy agresivo con cualquiera. Es por eso…”

“¿Todos te tratan como lo hicieron esa vez en la calle?”

“En el Imperio, soy un símbolo del miedo. Una gran luz oscura… creada para ocultar la sombra de la división de inteligencia”.

“¿Es por eso que la gente como yo no existe, quieres decir?”

“Así es. No hay gente como tú. Aparte del coronel…”

Mientras esa boca estimulaba su retorcida voluntad, gradualmente perdió la compostura. Liliana, abatida, dejó caer los hombros y guardó silencio.

“No parece el tipo de persona que habla de algo innecesario, pero es una buena persona, ¿eh?”

Mientras resumía su impresión de Rogue, sacó la carne seca suave que tenía en su bolsillo y se la dio al gato.

“Pero… ¿no es doloroso?”

“Es mi trabajo. No puedo rechazarlo… solo porque se siente desagradable”.

“¿Es por eso que te has resignado a tu situación actual?”

“Soy el peón del coronel. Si rechazo mis deberes militares… perderé mi lugar en el mundo”.

No había forma de que una niña de doce o trece años pudiera saber el curso de su futuro.

“Todo lo que estamos hablando es de mí”.

“¿Quieres oír hablar de mí en su lugar?”

“… ¿Por qué estás en el Imperio?”

“Hay algo que quiero, ¿ves?”

“¿Dónde aprendiste… esa extraña magia?”

“Mi padre me enseño.”

“¿Cómo encontraste… al culpable?”

“Por coincidencia mientras los buscaba”.

“…”

“¿Qué, esto es un interrogatorio? ¿Ese coronel le dijo que investigara mi disposición o algo así?”

“Algo como eso.”

Liliana respondió claramente con una expresión algo culpable. ¿Estaba diciendo que no había razón para ocultarlo? Pero ni un momento después…

“Qué coincidencia, Suimei Yakagi.”

Cuando Suimei se volvió en la dirección de la voz que lo había llamado, fue recibido con la vista de Elliot.

“Aah, el héroe…”

¿Estaba de  paseo? O quizás fue  parte de  su investigación.  Fue un encuentro extraño.

“¿Estás en medio de un descanso? Parece que tienes bastante tiempo libre, ya veo. ¿Quizás su investigación se ha estancado por completo?”

“¿Tienes tiempo para vender tu aceite en este lugar? Escuché que no ha tenido mucha suerte en términos de logros, ya sabe”.

“¿No podrías dejarte llevar solo porque encontraste al culpable por casualidad una vez? ¿No estás aquí sentado tú mismo, jugando con animales?”

Fue un intercambio de lengua bastante afilada, pero no hubo sensación de hostilidad entre ellos. Elliot parecía haber venido solo para saludar, y gracias a la conversación que Suimei acababa de tener con Liliana, su corazón se había enfriado un poco. No estallaría como la última vez.

“¿Ese sacerdote mágico o lo que sea no está contigo hoy?”

“No es que Christa esté siempre conmigo. Ella también tiene su propio tiempo. Por cierto, ya veo que estás con otra chica aquí”.

Habiendo dicho eso, Elliot volvió su mirada hacia Liliana. “Seguro que reaccionas mucho a las mujeres, ¿eh?”

“¿No es saludable que un hombre reaccione?”

“Bueno, no te equivocas”.

Suimei se encogió de hombros ante la broma de Elliot, y Elliot resopló como si lo encontrara desagradable. Luego miró a Liliana de nuevo.

“Entonces, ¿quién es ella?”

“Ella no es una compañera, ¿de acuerdo? Ella es un soldado imperial. Me está interrogando sobre el secuestro de un gato”.

“No hay duda de que te pillaron con las manos en la masa. Hará bien en que lo lleven a la cárcel”.

“Lo dices tú”.

Suimei sacó la lengua y, mirándolo de reojo, Elliot señaló con una sonrisa a Liliana. A pesar de tratar con el héroe, creó un muro de animosidad y maná a su alrededor. Elliot pareció algo desconcertado por eso, pero en realidad no perdió la compostura.

“Vaya, ¿soy odiado?”

“¿Quién sabe? Esto siempre es así, así que no puedo decirlo”.

Suimei dio una respuesta evasiva. Suimei realmente no conocía la opinión de Liliana sobre Elliot. Al verla jugar con el gato, Elliot llamó a Suimei.

“Oye.”

“¿Qué?”

¿Tenía algo que quisiera preguntar? Suimei respondió en un tono directo, pero Elliot respondió con toda seriedad.

“Déjame preguntarte una vez más. ¿Por qué vas en contra de las palabras de la Diosa Alshuna? Incluso si, por ejemplo, es porque el oráculo está más allá de la comprensión, ¿no es la voluntad de la Diosa del mundo en el que todos vivís?”

“Por el contrario, quiero saber por qué tú, que viene de otro mundo, acepta tan ciegamente la palabra del dios de este mundo”.

“No es que lo esté aceptando ciegamente ni nada por el estilo. Es solo que pensé que era algo que debía hacer, así que lo asumí. Eso es todo.”

Elliot habló mientras miraba a lo lejos hacia el cielo sin nubes. La forma en que lo expresó le sonó de alguna manera familiar a Suimei…

Reiji también era así, ¿eh? 

Incluso su buen amigo Reiji tenía un sentido de responsabilidad similar al de este segundo héroe. Había dicho obstinadamente que era por el bien de la gente de este mundo. Suimei comenzó a pensar que tenían eso en común, pero qué hizo eso…

“La Diosa Alshuna es el dios que creó este mundo, ¿verdad? Omnisciente y omnipotente, escuché que protege a la gente del mal. Solo toma eso en consideración. ¿Estás diciendo que la voluntad de un ser tan noble no tiene sentido?”

“Un ser noble, ¿eh?”

Suimei sonaba como si acabara de escuchar una broma de mal gusto y se estuviera burlando de ella. En cuanto a Elliot, que estaba hablando muy en serio, eso lo enfureció un poco.

“¿Hay algo extraño en lo que dije?”

“¿Extraño? Por supuesto que es extraño. ¿Omnisciente y omnipotente? ¿Noble? ¿Qué? ¿Estás tratando de decir alguna mierda como si fuera una deidad llena de bondad innata o algo así? Como el infierno, esos tipos son un ser noble. Cada uno de esos cabrones derribó sin piedad a todos aquellos que no los beneficiarían, ¿sabes? Realmente te estás aferrando a algunas ilusiones sobre los dioses… ”

“¿Delirios, dices? Debo decir que sus declaraciones parecen no tener peso”.

“… Eso puede ser así. Pero en verdad, ni siquiera tú lo sabes, ¿verdad?” Elliot no pudo responder a eso.

“Entonces así es como es. Como el infierno, haré lo imposible por una existencia que nadie conoce realmente”.

“Ciertamente, después de todo, puede que tengas razón”.

Al escuchar a Elliot aceptar ese hilo de pensamiento, Suimei lo miró con una cara extraña.

“¿Qué es?”

“Nada. Solo estoy sorprendido. Por el flujo de la conversación, pensé totalmente que, al igual que tu asistente, ibas a lanzar una diatriba sobre cómo los no creyentes son el enemigo o lo que sea”.

“Incluso yo entiendo muy bien la presencia o ausencia de fe en los demás. En mi mundo, no hay un solo dios, ¿sabe?”

En respuesta a eso, Suimei agitó su mano con indiferencia hacia Elliot.

“¿Eso es así? Entonces sería de gran ayuda si lo tomaras en cuenta antes que en el oráculo”.

“Esto y aquello son asuntos diferentes. No entiendo qué importancia tiene que esté con nosotros, sin embargo, si es necesario para salvar a la gente de este mundo, entonces debería venir”.

“¿Eso otra vez?”

“Todo en este mundo está comprometido con los engranajes conocidos como destino. No hay un solo asunto que no tenga importancia”.

“Tal vez sea así, pero nuestro partido o lo que sea ha terminado siendo un giro bastante extraño en esto, ¿eh?”

“Si lo encuentra problemático, entonces simplemente debe retirarse”.

“No seas estúpido”.

Suimei le escupió a Elliot por cada uno de sus comentarios. Aparentemente renunciando a tratar de convencer a Suimei, Elliot aplaudió una vez como si dijera que ese era el final de su conversación.

“Puedo decir que he sido una molestia. Me alegro de que, después de todo, sea alguien con quien se pueda hablar. Sin embargo…”

Elliot hizo una pausa por un momento como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus próximas palabras.

“Te odio”.

“Qué casualidad. También te encuentro desagradable”.

Como si se deslizara en la dirección opuesta de donde había venido, Elliot pasó junto a Suimei sin decir una palabra más. ¿Había venido solo para confirmar si Suimei era alguien que podía mantener una conversación? ¿O simplemente había venido a anunciar que no se podían llevar bien?

Mientras Suimei ponderaba con cautela las intenciones de Elliot, el largo guante de Liliana quedó atrapado en las garras del gato con el que estaba jugando. Cuando intentó apartar la mano, se bajó el guante. Suimei vio su brazo y mano expuestos.

“—?!”

Liliana volvió a enrollar inmediatamente su guante para ocultar su brazo. Parecía que Elliot no había visto lo que había debajo de ese guante.

“¿Cuál es el problema? ¿Estás bien?”

Elliot era demasiado tarde para echar un vistazo, pero Liliana no tenía respuesta para darle. Y después de mirar a Suimei en un estado de pánico, ella inmediatamente le dio la espalda.

“¡Disculpe!”

Al verla hacerse más pequeña mientras corría, Suimei no pudo llamarla. Porque la mano debajo de ese guante era como la piel de un humano demonizado: ennegrecida y alterada como si tuviera la piel de gallina.

***

“¿Es cierto que averiguaste quién es el culpable, Suimei-dono?”

“Suimei-kun, ¿es eso cierto?”

Las voces de sorpresa de Felmenia y Lefille sonaron en su sala de estar. Después de regresar a casa, Suimei les había dado la noticia. Ambos dejaron lo que estaban haciendo y vinieron corriendo de inmediato.

Felmenia estaba en medio de sus estudios de magia y no le había prestado atención a su apariencia personal, mientras que Lefille tenía varios gatos aferrándose a ella mientras colgaban. Suimei asintió con la cabeza hacia ellos en un estado mental complejo.

“…Si.”

“¿Qué pasa? Suimei-kun? Si encontraste al culpable, ¿no es eso algo bueno tanto para nosotros como para el país?”

“Eso es cierto, pero tampoco… ¿Cómo lo digo?”

Suimei dejó escapar un profundo suspiro con una expresión difícil en su rostro, y Felmenia lo miró con perplejidad.

“¿Qué quieres decir?”

“Te lo dije antes que me encontré con Liliana, ¿verdad? Y mientras buscaba gatos, me volví a encontrar con ella hoy…”

Mientras las dos chicas escuchaban en silencio con intensa concentración, Suimei desentrañó la esencia de la postulación a la que había llegado.

A medida que movía lentamente la boca, el esquema de lo que debería estar haciendo tomó forma gradualmente en su cabeza. En lo que creía, en lo que tenía que lograr…

Lo que tenía que hacer como alguien que apreciaba a las personas en este mundo, a la luz de todo esto, para salir adelante en esta competencia con el héroe. No, ni siquiera era algo en lo que realmente tuviera que pensar tanto a estas alturas del juego.

Tal como lo había sido todo el tiempo, si vivía con seriedad, eso era todo lo que importaba.

Y cuando todo se juntó, lo que resonó en lo profundo de su corazón…

“Salva a la mujer que no se puede salvar”.

Fueron las palabras de su padre.

***

Noche. Uno de los culpables de los incidentes del coma en la capital imperial, la pequeña sombra, Liliana Zandyke, basada en la información de la sombra alta, se dirigía a derribar al “noble que haría daño a Rogue”.

Aunque saltaba a través de la noche, también estaba reuniendo maná para usar el dominio de la oscuridad y la confusión. En otras palabras, haciendo preparativos para construir ese hechizo con el que ya estaba bastante familiarizada. Haciendo la vista gorda a la sensación de inquietud en lo profundo de su corazón, aterrizó sin un sonido en su propia sombra proyectada por la luna llena.

En momentos como este, tenía que preguntarse… ¿Había aterrizado en su sombra, o era al revés? ¿Fue uno o el otro? Cuando usaba magia poderosa, a veces se perdía en esos pensamientos. Ese recorte humano de color oscuro, o la figura iluminada por la luna, ¿cuál era la verdadera ella?

Bajando los ojos, miró la sombra deformada en el tejado escarpado. De alguna manera, parecía mostrar una sonrisa maligna. Sabía que no era más que una ilusión, pero puede que fuera precisamente por eso que su corazón estaba inquieto.

La sombra alta que predicaba su objetivo, a veces en un susurro, no estaba con ella en este momento. Parecía que tenían sus propios asuntos de los que ocuparse, por lo que hoy estaba tomando medidas independientes.

En general, se movían como una unidad de dos, pero no era tan raro que ella lograra sus metas por sí misma como hoy. No contaba con el apoyo de la sombra alta, pero como tenía experiencia participando en operaciones militares imperiales, no estaba ansiosa.

En todo caso, este trabajo era una mera bagatela.

Su objetivo era alguien que apenas valía la pena considerar como oponente. La policía militar y el héroe no pudieron encontrarla. Pero todavía tenía una ansiedad persistente. Si Suimei Yakagi apareciera como lo hizo la última vez, las cosas no serían tan sencillas.

“…”

Liliana recordó lo que sucedió esa tarde y se detuvo en lo alto de un techo. Por orden de Rogue, ella se había puesto en contacto con Suimei Yakagi y descuidadamente le había dejado ver su brazo.

Debajo de sus largos guantes estaba la transformación que progresaba con cada uso de la magia oscura. Su horrible mano y brazo.

Cuando vio eso, ¿qué pensó? Al final, ¿también pensó que ella era un monstruo? Pensando en ello, aparte de Rogue, probablemente fue la primera persona que le había hablado amablemente. Hablar con él era lo máximo que había conversado con nadie.

Descendiendo del techo, se quitó el parche y miró su reflejo en una ventana de vidrio iluminada por la luna. Lo que se reflejó fue su rostro, su ojo izquierdo y otra cosa… Algo que ningún humano debería tener.

Un ojo derecho que era como el de un dragón. Su párpado estaba cubierto de pequeñas escamas negras, y su pupila que estaba de pie verticalmente era larga y estrecha.

La parte de su ojo que se suponía que era blanca era toda dorada. Cualquiera que lo viera la despreciaría. Un monstruo, dijeron. Incluso sus verdaderos padres no fueron la excepción.

Si Suimei lo veía, ¿continuaría hablando con ella como lo había hecho? Él era diferente a todos los que conocía. Él nunca había pronunciado una palabra dura contra ella.

Él fue gentil. Suimei Yakagi. Podía dar una impresión de rudo y torpe, pero en realidad era solo un entrometido que le sonrió gentilmente.

La próxima vez que se vieran, ella estaría feliz de que él la tratara de la misma manera. Eso significaría que su relación actual podría mantenerse.

Y eso era exactamente por lo que ella no quería que él buscara al culpable. Ella no quería que él la buscara más. Tal vez no fuera capaz de renunciar a esas personas importantes para él, pero todo lo que eso significaba era que si nunca la atrapaban, no ganaría ni perdería.

Por eso, aquí y ahora, rezaba para que no apareciera. “Meeeaaow”.

“…”

De repente, como si le hubieran vertido agua fría, un maullido la devolvió a sus sentidos. Había un gato sentado encima de una pared, toda  su atención se centró en ella mientras estaba sentado allí con la cola envuelta alrededor de su cuerpo.

“¿Eh—?”

Y fue entonces cuando se dio cuenta. Había muchos ojos en la oscuridad que la rodeaba. Sí, estaba rodeada por el brillo dorado de los ojos de gato.

Ella miró a su alrededor. Gatos. Gatos. Gatos. En lo alto de las paredes, en las sombras de los edificios, en los tejados, en las ramas, en la acera de ladrillos… Estaban por todas partes, solo mirándola. ¿De dónde habían venido? ¿Cómo la estaban mirando mientras se escondía en tal oscuridad?

¿Qué estaba pasando exactamente? Todos y cada uno le maullaron. El espeluznante coro de tantos gatos y el brillo de sus ojos oprimían la oscuridad de la zona.

Pero en poco tiempo, los maullidos se detuvieron repentinamente. Cuando lo hicieron, el primer gato que había visto abrió la boca. Y aunque abrió la boca como para maullar una vez más, no salió ningún sonido. En cambio, pareció bostezar y Liliana sintió que podía oír su voz.

“… ¡No podría ser!”

Recordó un encuentro similar y se dio cuenta. Esa noche en que apareció Suimei Yakagi… También en ese entonces había visto varios gatos. Y lo había visto recogiendo perros callejeros hoy. Los gatos callejeros de la capital imperial, que evitaban a los humanos como la peste, eran tan dóciles con él… Ni siquiera había pensado en para qué los estaba usando.

Ella no sabía qué tipo de artimañas había usado para conseguir el apoyo de los gatos. Era posible que los estuviera usando como informantes. Pero Suimei Yakagi usó magia que no conocía. Era un oponente más allá de la norma.

“Ustedes… No importa qué, niegan los misterios justo ante sus putos ojos”.

Me vinieron a la mente esas palabras que les había escupido a los miembros del Gremio de Magos. Y de hecho, fue tal como dijo. La idea de imposibilidad no era más que grilletes para un mago. Entonces, si ella creía que la voz silenciosa de ese gato lo había estado llamando, si los gatos le estaban comunicando su ubicación…

Cuando se dio cuenta, todos los gatos se habían dispersado. Y en su lugar, más allá del camino de suave pendiente hacia el que se dio la vuelta, pudo ver la silueta de una figura humana despegándose de la oscuridad. Divagó como si estuviera dejando una imagen residual violeta oscura en su ojo. Fue más pecaminoso que la oscuridad que usó. Algo que solo alguien que obtuvo sabiduría más allá del conocimiento podría manejar.

“Así que nos volvemos a encontrar…”

La sombra que apareció, Suimei Yakagi, habló en voz baja mientras se acercaba. No era el saludo relajado que solía dar, sino un tono que transmitía una sensación de lástima.

Liliana medio jadeó y medio suspiró. Al final, no se había rendido. A pesar de que ella le había dicho que lo hiciera, aunque de una manera indirecta. Sí, hoy, cuando se conocieron esta tarde, ella le había dicho que era peligroso involucrarse con ella. Que no se saldría con la suya con heridas leves la próxima vez.

“Lo siento por eso. Hiciste todo lo posible para advertirme, y fue todo un esfuerzo en vano”.

Al escucharlo decir eso, sintió que sus pensamientos estaban siendo leídos y su corazón dio un vuelco.

“Oye, eres Liliana, ¿verdad?”

Y justo cuando su corazón se calmaba por la conmoción anterior, esa pregunta la golpeó. ¿Cómo lo supo? Nunca fue imprudente al ocultar su identidad. Sin embargo, sus ojos se llenaron de convicción cuando preguntó. Esos ojos decían que no estaba equivocado. Que sería inútil fingir ignorancia.

“¿Cómo lo descubriste?”

“Ya sabes, de una forma u otra”.

Y a pesar de su redacción ambivalente, su respuesta fue directa y sin vacilaciones. Siguió haciéndole una pregunta propia.

“¿Por qué estás haciendo este tipo de cosas? Incluso si eres parte de un departamento especial que manipula información, no hay forma de que causar estos incidentes sea parte de tu trabajo como soldado, ¿verdad?”

“No hay necesidad… de que te lo diga. Sobre por qué hago esto, sobre mí misma… Nada de eso te concierne. Si quieres escucharlo pase lo que pase… entonces…”

Con eso, Liliana manifestó el maná que había ido acumulando. En un instante, los alrededores estaban dominados por un maná denso.