Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: La Diosa Es Súper Estricta Con Ella

Parte 1

La capital imperial de Filas Philia. Como la ciudad más grande del Imperio Nelferiano, albergaba todo tipo de maravillas. Estaba la estatua de cristal de la Diosa frente a la famosa Catedral de Filas Philia y la Biblioteca de la Universidad Imperial, que se enorgullecía de tener la colección de libros más grande entre los tres países aliados.

También estaba el Instituto de Magia, que se construyó en colaboración con el Reino de Astel y la Alianza Saadias, que era un grupo de expertos para todo tipo de investigación mágica. La ciudad en sí existía a gran escala y estaba en disputa por el título de la segunda más grande del mundo.

Los bordes exteriores de la ciudad eran viviendas predominantemente de madera y ladrillos cenicientos, pero la gran mayoría de las calles de la ciudad estaban alineadas con residencias que usaban un suave tono de ladrillos rojos. Y cuando se trataba del distrito de clase alta donde vivían los nobles, los edificios usaban uniformemente ladrillos rojos vivos de alta calidad.

El rojo aparentemente era el color preferido en los materiales de construcción y muchas otras cosas porque el emperador de hace cinco generaciones lo exaltó.

Probablemente era solo una cuestión de preferencia personal, pero en el mundo de Suimei, el rojo, principalmente en Europa, se usaba para significar la sangre que fluía de los santos, y había sido un tesoro desde la antigüedad.

También se usaba comúnmente para los tabardos de caballeros y soldados como una especie de oda a la batalla.

Entonces, para este mundo, especialmente un país militarista como Nelferia, usar el color de manera tan prominente fue una coincidencia bastante divertida.

Mientras pensaba en esas cosas, Suimei lanzó una mirada al cielo. La ciudad imperial no solo tenía un sistema de calles grandes y expansivas, sino también muchos edificios excepcionalmente altos para alinearlo.

El muro exterior que protegía la circunferencia de la ciudad era bastante alto, lo que parecía aumentar el límite de construcción segura para las estructuras dentro de la ciudad. Eran mucho más altos que cualquier cosa que hubiera visto hasta ahora.

Incluso para un forastero como Suimei, Filas Philia emitía una impresión claramente diferente a la de la capital real de Metel en el Reino de Astel.

Había mucha gente en Metel, pero este lugar tenía un aire más moderno. Ambas ciudades tenían parques, tiendas y cosas por el estilo, pero el mantenimiento de esos lugares y las necesidades básicas como la gestión del agua y el alcantarillado fue impresionante aquí. Entonces, en términos de desarrollo, Filas Philia parecía ser el más avanzado de los dos.

Sin embargo, incluso al contemplar el hermoso paisaje urbano, con edificios notables y niños jugando felices en las fuentes, una persistente sensación de neblina permaneció sombría en el oído de Suimei. Pero había una razón para su cansancio quejido.

“Nunca pensé que Reiji y los demás me limpiarían el culo por mí…”

¿Cuántas veces ya se había dicho eso a sí mismo? Por lo que escuchó de los viajeros en el puesto de control, Reiji y los demás regresaron a Astel desde el Imperio, lideraron un ejército del reino y derrotaron al demonio general llamado Rajas junto con sus diez mil subordinados.

Escuchar esto, por supuesto, fue un rayo de la nada para Suimei. Fue asombroso por decir lo menos. Y después de escuchar la “noticia” vino una ola natural de amargura. Se manifestó en su rostro ahora en forma de una expresión sombría. Al verlo, Lefille un poco preocupada lo llamó.

“Suimei-kun, todavía estás hablando del rumor que escuchamos de esos viajeros, ¿verdad? Todavía no sabemos con certeza si realmente lo derrotaron o no”.

“Tienes razón. Pero no es como si me hubiera ocupado de que Rajas estuviera muerto. Y ahora la gente está lanzando su nombre con el de Reiji, así que basándome en eso, supongo que hay una probabilidad de ocho o nueve de cada diez de que mi ataque no sea lo que acabó con él…”

Suimei explicó la razón principal de su angustia con un suspiro. Se sentía mal por molestar a Reiji y los demás, pero era la idea de que su ataque no había terminado correctamente el trabajo lo que dejó su orgullo como mago hecho jirones. Él estaba listo y disparó su espíritu anti-malvado, magia anti- demonio.

Estaba casi agotado en ese momento, pero todavía estaba descontento con los resultados. Incluso si solo hubiera sido cuestión de tiempo para que el rayo sagrado residual derribara al demonio, toda la situación le dejó un mal sabor de boca después de todo.

“Soy realmente un inútil. Después de salir corriendo por la boca así, para mí no poder acabar con él de un solo golpe es solo…”

“No seas estúpido. Incluso si no lo acabaste, fue suficiente, ¿no? En todo caso, es probable que tu amigo se haya encontrado con Rajas en un estado comprometido. Solo piensa en lo que hubiera pasado si se hubieran encontrado con él y no hubieras peleado con él primero…”

Tal como estaba insinuando, probablemente estarían muertos ahora mismo. Sin embargo…

“Probablemente tengas razón, pero ese no es el verdadero problema aquí,

¿sabes? Hahh…”

“Que el hecho de que no hayas podido acabar con él es… ¿Es lo que quieres decir? Entiendo la sensación, pero no es bueno seguir suspirando así. Si todo lo que haces es revolcarte en la autocompasión, la gente se distanciará de ti”.

“Sí, bueno, ciertamente tienes razón ahí”.

Las palabras de Lefille hicieron que Suimei reflexionara sobre sí mismo y cómo había estado actuando. “Si sigues suspirando, la gente se distanciará de ti”, probablemente fue su propia forma de decir: “Si sigues suspirando, la felicidad se te escapará”. Después de todo, la gente traía felicidad, así que si te evitaban, la felicidad también lo haría. Y ella tenía razón. No se podría hacer nada si todo lo que hiciera fuera quejarse todo el tiempo.

“Muy bien, dejemos eso y levantemos el ánimo”.

“Estoy de acuerdo. Eso te hará bien”.

“Si, tienes razón.”

Revelando su sonrisa normalmente tranquila, Lefille lanzó su puño al aire con entusiasmo. En momentos como este, alegraba las cosas para ambos.

“Entonces, Lefille, dijiste que tenías un lugar al que querías ir, pero ¿a dónde nos dirigimos desde aquí?”

“La Iglesia de la Salvación”.

“… ¿En serio?”

***

Suimei siguió a Lefille, y llegaron a un área cerca de la puerta del muro exterior. Allí estaba una de las varias Iglesias de Salvación establecidas en varios lugares de la capital imperial.

Esta sería la primera vez que Suimei se acercaba a una institución de la religión más grande de este mundo, pero mientras caminaba hacia ella, no pudo evitar notar que emitía una impresión diferente del resto de la ciudad. La pasarela que conducía a ella pasó de ladrillos colocados a adoquines dispersos.

Había un macizo de flores bien cuidado y también un pequeño estanque. Incluso había árboles apiñados uno al lado del otro, lo que hacía de esta área el único lugar cercano donde había vegetación.

Escuchando con atención, pudo escuchar los cantos de los pajaritos. Era verdaderamente como una tierra santa fresca y verde. Y en medio de todo ello había un edificio blanco.

Como invitándolos a entrar, un camino se abrió ante ellos. Caminando por él, Suimei podía sentir que su rostro se volvía cada vez más severo a medida que se acercaban a su destino final.

“Una iglesia… una iglesia, ¿eh?”

“Has estado murmurando con esa extraña expresión en tu rostro por un tiempo, pero ¿pasa algo?”

“No, no es nada de eso. No puedo acostumbrarme a la atmósfera en este tipo de lugar, ya ves…”

“¿No puedes acostumbrarte a… un oasis natural que tranquiliza tu alma?”

“Sí, ciertamente los iones negativos simplemente están fluyendo, y el maná también es espeso aquí, pero…”

“C-Ciertamente, pero ninguna de esas cosas es mala, entonces, ¿qué es lo que te preocupa?”

“Supongo que podría ser mi naturaleza como mago. Todo lo que puedo pensar cuando veo o escucho algo sobre una iglesia es que es una guarida para algunos de mis peores enemigos”.

De hecho, en el mundo de Suimei, los magos tenían muchos enemigos naturales.

La iglesia fue el mejor ejemplo. Por lo general, cualquier religión que tuviera una iglesia encajaba bien, pero había una religión monoteísta en particular que me vino a la mente. Aquel que creía en su dios se encarnó como un salvador y trató sus enseñanzas como supremas. Generalmente, dicha religión creía que sólo las personas reconocidas por tal o cual podían realizar milagros.

Y esos “milagros” eran en realidad los misterios conocidos como magia que usaban los magos. Sin embargo, aunque la magia existía incluso dentro de sus propias enseñanzas en ese sentido, una secta de dicha religión trataba todos los poderes místicos que no fueron transmitidos por su dios como impuros.

Y así hicieron que la magia fuera un poder impío y mal engendrado. Afirmaron que los milagros que reconocieron eran el único poder legítimo, lo que significa que los magos, los portadores del poder que denunciaron, eran el enemigo y tenían que ser erradicados. Decir que eran demasiados entusiastas era probablemente la forma correcta de decirlo.

Y fue tal celo lo que inspiró la mayoría de las famosas cazas de brujas de la historia, y estuvo relacionado con la famosa prohibición de Helen Duncan del uso de la magia. Todo fue para que el poder de su fe no pudiera ser tomado a la ligera.

Naturalmente, otras religiones hicieron afirmaciones similares. Fue una especie de círculo vicioso y extremo. Todas las religiones dieron mucha importancia a lo que creían que eran milagros, mientras condenaban o negaban los milagros de otras religiones.

Hubo personas que trataron cualquier y todo involucramiento con la magia como malvado, pero también hubo personas que manipularían información espiritual para estafar a otros.

No hace falta decir que no todo el mundo había sido víctima de una fe ciega que se había vuelto loca, aunque ese era ciertamente el caso de cierto grupo de personas que afirmaban que la magia era una herejía: los agentes de la Santa Inquisición.

Por supuesto, ninguna iglesia normal tenía tal grupo de extremistas. Sin embargo, incluso sabiendo eso, Suimei tenía firmemente grabado en él no bajar la guardia y nunca perder la concentración.

“¿Estás haciendo referencia a las circunstancias de tu mundo?”

“Si.”

“Pero si los agrupa así, ¿no está simplemente despreciando por completo nuestras tradiciones?”

“Sí, lo siento, eso no era lo que quería hacer. Culpa mía.”

Suimei tímidamente se rascó la cabeza y se disculpó. Lefille tenía las mejillas ligeramente hinchadas y estaba mirando al suelo sin mirar nada en particular. Verla así tocó la fibra sensible de Suimei, y no pudo evitar sentirse obligado a disculparse.

“… Bueno, dejando eso de lado, ¿este lugar está realmente bien?”

“¿Qué quieres decir con eso?”

“Pensé que había una iglesia mucho más grande en el Imperio, ¿verdad? Ya sabes, ese que los turistas de otros países vienen a ver todo el tiempo”.

“La catedral de Filas Philia, querrás decir. Es un lugar del que hablamos antes, pero… Honestamente, no quiero ir a ese tipo de lugar grandioso”.

Lefille frunció el ceño mientras decía eso. Parecía convencida de que ir a un lugar así sería un problema de la manera más exigente. Suimei tenía curiosidad.

“¿Porque eso?”

“En un lugar como ese, seguramente habrá un sacerdote virtuoso presente. En otras palabras, alguien en quien el poder bendito de la Diosa es particularmente fuerte. Creo que estás mejor informado de tales bendiciones y lo que significa su poder que yo, Suimei-kun, pero… si alguien así descubrió mi verdadera identidad, ¿qué crees que pasaría?”

“¿Hmm? Realmente no pensé que alguien descubriendo que eras un espíritu fuera un gran problema… ¿Me equivoco?”

Suimei preguntó por algo que Lefille le había dicho una vez sobre este mundo anteriormente. Aquí, las cosas conocidas como espíritus eran algo muy cercano a las personas.

Y tal vez porque Lefille estaba allí, Suimei incluso había sentido la presencia de un espíritu menor acercándose a ellos también. Basado en todo eso, no pensó que fuera nada extraño, pero aparentemente estaba equivocado. Lefille luego hizo una mueca como si se le hubiera formado un bulto sobre los ojos.

“Incluso como soy ahora, tengo el espíritu de la tempestad escarlata, uno que heredó la sangre de Ishaktney. En la leyenda espiritual de Alshuna, Ishaktney era la mano derecha de la diosa Alshuna que luchó contra el Dios Maligno Zekaraia. En resumen, un subordinado directo de la propia Diosa. En otras palabras…”

“Si la gente se enterara, estaría súper emocionada. Seguro. Sin duda.”

“Así es. Estaba bien en Noshias. Incluso si soy un medio espíritu, todos allí todavía me conocen como persona. Humano. Pero en otras regiones, especialmente donde la Iglesia de la Salvación tiene una fuerte presencia… si se descubre mi identidad, probablemente se convierta en algo absurdo”.

Pareciendo estar recordando la horrible experiencia de primera mano de presenciar tal espectáculo, el rostro de Lefille se puso pálido y comenzó a temblar. Ella había dicho que sería “algo ridículo”. No era como si la iglesia fuera un culto fanático, pero no era difícil imaginar que la trataran como a un dios viviente. Más bien, era muy fácil imaginar el rostro preocupado de Lefille cuando la gente acudía a ella.

“Hahaha, ¿no estaría bien a su manera?”

“¡Esto no es cosa de risa! Solo intenta que te oren día tras día, lloren mientras dan gracias, te sigan a todas partes y hagan preguntas sin sentido como cuál es el destino del mundo. ¡Te deprimiría mucho más de lo que puedas imaginar!”

“Sí, eso suena… más que desagradable, hahaha…”

En respuesta a las quejas enojadas de Lefille, Suimei soltó una risa extraña. Momentos después, ambos escucharon el sonido de las bisagras chirriar mientras se frotaban entre sí desde la dirección de la iglesia. Suimei se volvió para mirar y se encontró con la vista de alguien que salía del edificio.

Era un hombre de cabello recogido hacia atrás, negro pero salpicado de hebras grises. No era demasiado musculoso, pero ciertamente tampoco era delgado.

Tenía un aspecto notablemente promedio, pero por alguna razón, Suimei sintió que había algo inusual en él. Suimei realmente no pudo obtener una buena lectura sobre el hombre, pero ciertamente no parecía ser el tipo de iglesia. Tenía una mirada severa en su rostro.

Tenía los ojos cerrados, pero avanzó con pasos confiados. Llevaba lo que parecía ser ropa de etiqueta, cuyos dobladillos se balanceaban en el aire.

El camino a la iglesia era lo suficientemente estrecho como para permitir que solo dos personas caminaran una al lado de la otra, por lo que Suimei y Lefille se hicieron a un lado en silencio para dejar paso al hombre. Les hizo un leve gesto de reconocimiento con la cabeza y continuó su camino.

Lefille estiró un poco el cuello para mirar detrás de ella, y miró la espalda del hombre como si lo escudriñara. La mirada aguda y perspicaz que ella le dirigió ciertamente no era algo que nadie hubiera esperado de un rostro tan infantil.

“Suimei-kun, ese hombre…”

“¿Notaste algo sobre él?”

“No, solo pensé que era todo un maestro…”

¿Todo un maestro? Suimei no había sentido ningún exceso de agitación de maná cuando se cruzaron. Tampoco había sentido nada místico ni ningún fenómeno misterioso a su alrededor. En ese caso, Lefille tenía que significar…

“¿Quieres decir… como espadachín?”

“Eso es correcto, pero… ¿Qué pasa? ¿No tienes también conocimientos de espadas?”

“No, quiero decir, de hecho también uso una espada, pero… no soy tan hábil como para ver a través de las sutilezas de otro espadachín. Hay muchos tipos fuertes que mantienen sus habilidades ocultas en su interior en lugar de dejarlas mostrar, después de todo. Todavía estoy muy lejos de poder leer esos delicados signos”.

“Eh… ya veo.”

Pero eso significaba que este hombre tenía que tener una destreza considerable. Incluso ignorando el hecho de que ella era un espíritu, Lefille poseía una habilidad superior con una espada. Entonces, si había visto algo en alguien que Suimei no había visto, eso era un testimonio de su poder. Era algo al revés, pero una situación similar había ocurrido en el puesto de control…

“Ya sabes, esa chica de antes… Liliana, ¿verdad? Ella también emitía una fuerte vibración, ¿eh?”

Suimei se refería a la joven maga llamada Liliana Zandyke. El maná que emanaba no era algo que Suimei pudiera ignorar. Solo por lo que había visto entonces, pudo ver que ella tenía capacidades considerables con la magia. A pesar de que  probablemente no  tenía un  horno de  maná, realmente tenía el descaro de tener tanto maná en ella.

“Liliana Zandyke, ¿eh? No se sabe mucho sobre ella, pero participó en escaramuzas con un país del sur varias veces, y parece que se ha hecho un nombre de esa manera. Incluso la llaman el arma humana del Imperio”.

“Ese es un apodo increíble…”

“Aparentemente se lo ganó porque lleva a cabo con indiferencia las misiones que se le encomiendan, pero el hecho de que no muestre mucha emoción en primer lugar probablemente tenga algo que ver”.

Eso era ciertamente cierto. Solo por su breve interacción en el punto de control, Suimei había tenido la impresión de que Liliana no era particularmente expresiva. Sin embargo, solo habían intercambiado unas pocas palabras, por lo que no sabía cómo era ella realmente.

“Vaya, este no es el momento para eso. Necesito ir a hacer mis oraciones rápidamente”.

Con eso, Lefille se adelantó, se tambaleó por las escaleras y abrió las puertas de un blanco puro. En el instante en que entró en la iglesia, clavó los ojos en la estatua de la Diosa y corrió hacia ella sin pensarlo dos veces ni mirar a ningún otro lado.

Un devoto… No, dado que la Diosa Alshuna era algo que realmente existía en este mundo, era un poco diferente. Suimei la siguió a la iglesia y miró hacia arriba como si fuera a inspeccionar el techo.

Un santuario de la Iglesia de la Salvación. A diferencia de las iglesias populares de su propio mundo, no había vidrieras ni órgano de tubos. Sin embargo, con su atmósfera tranquila y su estatua ornamentada, en gran medida emitía el mismo sentimiento.

El edificio en sí tenía ventanas cerca del techo, y los rayos del sol que entraban por ellas se dispersaban al caer al suelo.

Cualquier lugar donde no llegaba la luz del sol estaba cálidamente iluminado con magia. El santuario estaba lleno de gente.

Había niños pequeños vestidos con ropa que no parecía especialmente lujosa, ancianas tranquilas y ancianos bien cuidados.

Todos se sentaron frente a la estatua y ofrecieron oraciones en silencio. Era una iglesia respetable y en toda regla.

“Hola.”

Mientras Suimei estaba evaluando esta iglesia de otro mundo, una voz de mujer lo llamó desde un lado. Suimei se dio la vuelta para saludar a quien fuera.

“Aah, hola… ¡AAH!”

Logró algo así como un saludo, pero no pudo contener la sorpresa que escapó de su garganta como medio grito, medio jadeo. Luego, sus ojos recorrieron la habitación. Al verlo tan nervioso, la joven vestida como una monja lo llamó de nuevo, con la cabeza inclinada hacia un lado.

“¿Te pasa algo?”

“¡O-Orejas están adjuntas!”

Suimei no pudo disipar su sorpresa al final, tal fue el alcance de su asombro. Y todo lo que pudo hacer fue declarar incoherentemente qué era exactamente lo que había llamado su atención.

“¿No es obvio? También pareces tener oídos, ¿no es así?”

“No es que… quiero decir, um, que…”

“Ah, ¿podría ser que esta es la primera vez que ves un teriantropo?”

“Uh…”

Al escuchar esa palabra, Suimei recordó haber aprendido que el Imperio era el hogar de una amplia variedad de razas. Una de dichas razas era algo conocido como teriantropos. Nacidos con características de animales, eran una raza nativa de este mundo que tenía un poder más allá del de los humanos normales.

Y al darse cuenta de que esta mujer era una de ellas, Suimei finalmente pudo darle sentido a su apariencia. Si era un teriantropo, no era tan extraño para ella tener orejas de animal.

Llevaba lo que probablemente era el hábito religioso de la Iglesia de la Salvación, una túnica azul con volantes. Debajo del velo que estaba sujeto a su atuendo, Suimei podía ver un cabello rosado ligeramente ondulado. Pero lo más notable de todo, había orejas felinas saliendo y algo caídas.

Mientras Suimei miraba su rostro con indiferencia, ella tenía una expresión mansa y gentil… pero sintió una gran sabiduría en ella que no traicionó ni un ápice de mansedumbre. Finalmente, respondiéndole, Suimei se disculpó cortésmente por su comportamiento agitado hace unos momentos.

“Me sorprendió mucho ver esos oídos… Mis disculpas por haber sido sacudido de esa manera”.

“¿Es eso así? Entonces no es de extrañar que estuvieras tan sorprendido. Las personas que no han visto teriantropos antes a menudo reaccionan de esa manera”.

La monja soltó una risita moderada. Se comportaba como una mujer mayor, lo que hizo que Suimei se sintiera un poco tímida, pero… Dejando eso a un lado, la hermana con orejas de gato se llevó un dedo a la mejilla e inclinó la cabeza hacia un lado.

“¿No vas a rezar?”

“No, solo soy la escolta de esa chica”.

Suimei asintió con la cabeza hacia Lefille, quien estaba arrodillada para ofrecer sus oraciones. La hermana volvió a sonreír alegremente.

“Vaya, qué amante tan pequeño tienes”.

“¿Qué? ¿Qué estás diciendo—?”

“Pero no debes hacer eso. Después de todo, no se sonríe en el Imperio que un hombre de tu edad acompañe a una niña pequeña de esa manera”.

“Hahh… No, ¡lo entendiste todo mal! Te lo digo, ¡no es eso lo que quise decir cuando dije acompañante!”

“Heehee, lo sé. No fue más que una broma”.

Y con eso, la hermana confesó que intencionalmente se había enojado con él. Pero no había malicia en ello. Con su sonrisa agradable y su figura floreciente, parecía que se estaba riendo del  hombre que se estaba poniendo nervioso sin ninguna razón. Había sido completamente burlado.

Los hombros de Suimei cayeron pesadamente. Luego, en marcado contraste con su risa alegre anterior, la hermana miró a Lefille y habló en voz baja.

“Qué niño tan ardiente”.

“Sí… Cuando le pregunté a dónde quería ir cuando llegamos a la capital, lo primero que dijo fue la iglesia. Y aquí estamos. Quiere rezar en una iglesia tanto como pueda mientras estamos en la ciudad… O eso dijo mientras tiraba de mi manga todo el camino hasta aquí”.

“Parece que ella aprecia las enseñanzas de nuestra Diosa. A esa edad, ella ciertamente tiene sus actitudes juntas”.

“Ahaha… Bueno, con respecto a su edad, por favor no digas nada frente a ella…”

“…?”

Insegura de a qué se refería Suimei, las orejas de la hermana se levantaron y lo miró con curiosidad. Las cosas ciertamente serían mucho más fáciles si Lefille pudiera volver a su forma normal, y no solo para ella.

Y mientras Suimei se rascaba distraídamente la parte de atrás de la cabeza por esos pensamientos, vio la línea que se estaba formando junto a Lefille. Ahora que el sermón había terminado, la gente se estaba reuniendo ante el sacerdote con miradas expectantes y esperanzadas en sus rostros.

¿Qué estaban esperando? Suimei luego decidió preguntarle a la hermana al respecto.

“¿Cuál es esa línea que están formando después del servicio?”

“Es para el oráculo de Alshuna-sama. Después de orar, Su Excelencia el Obispo transmitirá oráculos de nuestra querida Diosa… aunque la mayoría de la gente no será tan afortunada como para recibir uno ellos mismos”.

“Hmm…”

Así que este era el oráculo que había hecho que Lefille se arriesgara y se presentara a Suimei en primer lugar. Podía ver al sacerdote de pie junto a la estatua, sosteniendo un libro contra su pecho mientras murmuraba algo en voz baja. Mirando de cerca, Suimei pudo ver ciertos signos localizados de poder.

No podía sentir un hechizo o el movimiento del maná, pero localmente, justo donde estaba el sacerdote, había teurgia en acción y el etérico era marcadamente pronunciado.

Era probable que el sacerdote estuviera usando su propio cuerpo como intermediario para permitir la intervención de la Diosa. Era un oráculo genuino. Cuando Suimei vio a través de su poder y murmuró una o dos palabras de admiración, la hermana lo miró perpleja.

“Tengo que decir que es inesperado que no estés al tanto de tales oráculos. Deberías encontrar esas escenas en cualquier iglesia…”

“No hay ninguna Iglesia de la Salvación de donde soy, como ve”.

“Oh, qué inusual. Sin embargo, el pueblo de dónde vengo tampoco tenía fe en la Diosa, así que lo entiendo”.

Ella juntó las manos como si esta comprensión fuera una coincidencia inesperada, y una dulce sonrisa floreció en su rostro. Fue una expresión serena. De alguna manera, entre eso y su presencia animal, desprendía una atmósfera muy tranquila que tiraba del corazón de Suimei.

“Lo que me recuerda sin embargo…”

“¿Qué es?”

“¿Podría ser que llegaste a Filas Philia hoy?”

“¿Puedes decirlo?”

“Parece que esta es la primera vez que ves un teriantropo, y… simplemente tuve una sensación”.

“Uf… Mi ignorancia ha sido expuesta, ¿eh?”

Como había estado mirando todo con interés y preguntando cosas que generalmente se consideraban de sentido común, la hermana probablemente lo vio como si fuera un paleto de campo o algo así. Mientras Suimei se menospreciaba a sí mismo en tono de broma, la hermana se puso un poco nerviosa como si pensara que había dicho algo grosero.

“Oh, no, no lo quise decir de esa manera…”

Al verla reaccionar de esa manera, Suimei mostró una sonrisa refrescante mientras continuaba con un aire un poco pícaro.

“Entonces, ¿te importaría iluminar a un tonto ignorante como yo con alguna información de bienvenida?”

“S-Sí, por supuesto, pero… me temo que no es tan acogedor en lo que respecta a la información”.

“¿Paso algo?”

“Dos o tres cosas. Entre la buena historia y la no tan agradable, ¿cuál preferirías escuchar primero?”

“Por favor comience con el peor. Escuchar la buena historia después ayudará a mitigar las malas noticias”.

“Bien entonces…”

Con eso, la expresión amable de la hermana se tornó sombría y comenzó a hablar como si le estuviera dando un consejo.

“Dijiste que acabas de llegar a la capital imperial, pero si ese es el caso, por favor ten cuidado con salir de noche. Recientemente, se han producido incidentes preocupantes en la ciudad”.

“¿Incidentes preocupantes, dices?”

“Si. Comenzó hace aproximadamente un mes, creo. Cuando llega la mañana, la gente ha sido descubierta con frecuencia en estado de coma, y ha estado avivando la ansiedad de las personas que viven en la capital imperial”.

“Esa es una gran historia, ¿no? ¿Es algo así como un matón que ataca a las personas y las deja en coma?”

“Eso parece, sí. Claramente son las secuelas de ser golpeado por magia, por lo que no hay duda de que alguien está atacando a la gente”.

“Pero dijiste un mes, ¿no? ¿Ha estado sucediendo tanto tiempo y no se ha resuelto?”

“Al respecto, la policía militar ha estado haciendo todo lo posible, pero hasta el momento no ha salido nada. No hay muchas pistas que lleven al rastro del culpable, y debido a que los efectos y la fuerza destructiva de la magia que se usa son bastante inusuales, parece que no han podido ni siquiera determinar qué atributo se usó. Y me temo que no ha habido ninguna pista sobre el caso”.

Ella miró hacia abajo, decepcionada. Parecía realmente una persona de buen corazón. Parecía afligida, como si estuviera pensando en las víctimas y en lo que ellos y sus seres queridos habían pasado.

“Hermana, seguro que está bien informada, ¿eh?”

“Sí, mucha gente viene y visita la iglesia, así que escucho de muchos asuntos”.

Como indicando su agudo sentido del oído, sus oídos se movieron un par de veces. El corazón de Suimei saltó. Realmente quería tocarlos, pero sabía que tenía que resistir el impulso. Seguramente eso sería considerado de mala educación. De repente, levantó la mirada y juntó las manos con entusiasmo como si hubiera recordado algo.

“Sin embargo, el héroe se ha sumado a la investigación de este incidente. Es probable que se resuelva en poco tiempo”.

“¿El héroe?”

“Si. El estimado héroe que fue convocado en el Santo Estado de El Meide se encuentra actualmente aquí en Filas Philia”.

“¿De verdad?”

“Si. Aún no se ha anunciado al público en general, pero es probable que pronto sea develado por el gobierno imperial y la Iglesia de la Salvación.

¿No son buenas noticias?”

¿Lo era? De cualquier manera, despertó el interés de Suimei. El Santo Estado de El Meide era el estado religioso neutral al sur del Imperio, y no había forma de que Suimei no sintiera curiosidad por saber qué tipo de héroe había sido convocado allí. Estaba extremadamente interesado en descubrir cómo eran los héroes además de Reiji, con la esperanza de que pudiera ayudarlo a comprender la tendencia detrás de las invocaciones.

“Además, parece que el estimado héroe convocado de la Alianza Saadias también se mudó el otro día”.

“Ahora que lo mencionas, hay un total de cuatro héroes convocados, ¿verdad?”

“El estimado héroe que fue convocado en la Alianza Saadias es aparentemente una mujer hermosa. Su habilidad con la espada aparentemente es bastante. Se dice que su dominio con la espada es tan brillante que podría manejar fácilmente a los espadachines de la Alianza y al primer príncipe del soberano, conocido como el Rey Espada”.

Entonces el tercer héroe fue una mujer. Pensando en su demografía hasta ahora, Suimei comenzó a preguntarse cuáles eran exactamente los requisitos para ser convocado. Por lo menos, ahora sabía que ser un hombre estaba fuera de la mesa. Pero sea como sea…

“Las chicas son realmente fuertes, ¿eh? ¿Qué hay con eso…?”

“… ¿Dijiste algo?”

Parecía que la hermana escuchó las quejas de Suimei, pero él lo ignoró diciendo que no era nada. Era probable que la respuesta al misterio que estaba considerando no le llegara por toda la eternidad. Y mientras él daba vueltas al asunto en su cabeza, la hermana juntó ambas manos frente a su gran pecho nuevamente.

“Con esto, tenemos motivos para esperar que la subyugación del Señor Demonio y los ejércitos de demonios vaya bien”.

“Esas son buenas noticias, sí”.

Cuando Suimei asintió, miró alrededor de la habitación. Al principio de la fila, delante del sacerdote, había una niña. Y antes de que Suimei se diera cuenta de que era Lefille quien estaba recibiendo su oráculo, levantó una voz desesperada.

“¡¿Q-Qué dijiste?! Ah, n-no, ¡¿es eso realmente cierto?!”

De hecho, Lefille se acercó al sacerdote presa del pánico. Pareció preocupado por un momento mientras Lefille se aferraba a él, pero como él era quien manejaba los oráculos, debió estar acostumbrado a tales interacciones. Su expresión se tensó de nuevo en una solemne, y asintió con firmeza.

“¡De ninguna manera!”

Aparentemente, sin obtener la respuesta que quería, Lefille gritó en lo que estuvo cerca de un grito. Luego inmediatamente se volvió hacia Suimei en busca de consejo.

“¡S-Suimei-kun! ¡¿Qu-qu-qu-qu-qué hago?! ¡Es en serio!”

“Estás demasiado asustada, Lefille. ¿Qué pasa contigo?”

“¡No hay nada arriba o abajo! ¡¿Q-qué debo hacer?!”

“Está bien, para empezar… Tienes que calmarte y decirme qué pasó. Podemos ir desde allí.”

Pero Lefille ya había perdido la compostura y le gritó a Suimei en respuesta.

“¡Un oráculo! ¡Tengo otro oráculo!”

“¿Otra vez…? ¿Entonces?”

No era normal que ella estuviera tan nerviosa. ¿Qué clase de instrucción absurda le había transmitido la Diosa esta vez?