Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 3

Interludio 1: Un Paria Del Oeste II

Parte 4

La Línea

——Fuerte Arthur, en la Frontera de la República de Edogawa.

Además de ser el hogar de la Bastille Dungeon, el primer destino de la mayoría de los aventureros, la República de Edogawa tenía otra característica importante: el hecho de que eran vecinos de Animania, hogar de varias especies semihumanas. Animania fue formada no solo por Animas, sino también por un crisol de elfos, enanos, gigantes y muchas otras especies.

Si bien el fuerte de Edogawa en la frontera estaba ocupado por numerosos soldados, no había realmente una defensa para hablar del lado de la frontera de Animania, solo un bosque expansivo. No consideraron ninguna invasión de humanos como una gran amenaza. De hecho, sus capacidades físicas y mágicas, así como sus armas y armaduras, estaban en otro nivel de las de sus vecinos humanos.

Fue otro día de quejas por los soldados que custodiaban la frontera. “Maldita sea. No puedo esperar para volver a Doyle”.

“Tú lo dijiste. Podríamos caer muertos cualquier día aquí afuera.”

Si bien la ciudad de Doyle detrás de ellos tenía todas las instalaciones de entretenimiento que podían desear, estaban en una base de primera línea. Los burdeles y bares solo se podían encontrar en sus sueños. Ese tipo de cosas eran tabú en esta fortaleza activa.

Ahora un par de jugadores estelares les habían hecho una visita: Mynk, el aventurero de rango S, y Olgan, el Hellion.

“Pensé que íbamos a relajarnos en Suneo…”

“Lo siento. Tenemos que lidiar con esto, primero.”

“Sabes que me rompí todo tipo de huesos, ¿verdad?”

“Date prisa y cúralos, entonces.”

Mientras Mynk se quejaba, Olgan no tenía nada de eso. Mientras tanto, un grupo de semihumanos había aparecido, separando el espeso bosque. Si los Sta. Players no hubieran estado allí, la fortaleza habría estallado en pánico.

Olgan saltó del costado de la fortaleza y se acercó al grupo. Mynk lo siguió en silencio.

El grupo estaba compuesto por un Minotauro con grandes cuernos que sobresalían de su cabeza y un enano. Si bien Mynk y Olgan no pudieron verlos, pudieron sentir más figuras en el bosque. Acariciando su barba, el enano le tendió la mano.

“¿Dónde están las cosas, muchacha?”

“Aquí.”

Ella sacó algunas cosas de su bolso (Sr. Handy). El enano los inspeccionó por un momento golpeándolos con el dedo y sosteniéndolos a la luz antes de asentir.

“Estos son. Garras de Molten Eater y Colmillos de un Catberus.”

A los residentes semihumanos de Animania, en su mayor parte, no les gustaban los humanos y odiaban a los Hellions. Mientras que los humanos estaban encantados sin cesar por la artesanía de enanos y elfos, no podía decirse lo mismo al revés. Esto se debió simplemente a la brecha en la calidad de sus productos, además de la diferencia en la moneda.

Naturalmente, el comercio resultó ser difícil en estas condiciones. La única excepción que tuvo algún tipo de valor para los residentes de Animania fueron las partes monstruosas que no se podían obtener en su propio país.

Por supuesto, cada parte que querían tenía que ser cosechada de criaturas extremadamente peligrosas que solo un puñado de humanos en todo el mundo podía cazar. Estos dos jugadores estelares estaban en esa lista muy corta.

El enano volvió la cabeza hacia el bosque detrás de él; un gato popular, con orejas y cola de gato, y emergió un gigante. Los soldados murmuraron al verlos, y Mynk susurró al oído de Olgan.

“Oye, ¿por qué siempre están juntos?”

“Bebiendo amigos”.

“Entonces, ¿no podemos traerles alcohol?”

“Aparentemente nuestros espíritus no se pueden beber”.

“En serio, ¿de dónde salen…?”

“Los enanos siempre han sido exigentes con la comida y la bebida”.

La impresión de Mynk de los semihumanos, que despreciaban a los humanos como inferiores, no fue favorable. Olgan, por otro lado, parecía valorar este intercambio, y mantuvo una cara seria.

“Hey, gato. El resto es tu trabajo.”

“¡Asegúrate de darme unos tragos más tarde, viejo! Fire Drink y Thunder Water también.”

“Mierda, Thunder Water, ¿también…? Tienes una piel gruesa, ¿lo sabes?”

“Soy un gato, después de todo. Por supuesto que tengo pelaje grueso.”

El gato y el enano discutieron por un minuto. Cuando se establecieron, la niña con orejas de gato se acercó a los humanos.

“El mismo tema, ¿ronroneo habitual?”

“Si.”

El gato susurró algo al oído de Olgan. Olgan asintió a veces y gruñó o suspiró profundamente otras veces.

“Sus poderes están creciendo…”

“Sí. ¡Soy felino malo para ti!” dijo el gato casualmente y se retiró al bosque. El resto del grupo siguió sin decir una palabra. La reunión concluyó con un silencio seco, sin saludos. Olgan se sumió en sus pensamientos cuando Mynk le tocó suavemente el hombro.

“Entonces, ¿obtuviste la información que querías?”

“…Si.”

“Vámonos. No tiene sentido estar por aquí.”

“¿A dónde?”

“Tomemos un descanso en Doyle. El Fénix Negro que duerme en mi ojo derecho me susurra lo mismo.”

“Correcto. Fénix negro, ¿eh? Solo quieres dormir en una cama tibia.” El intercambio de Mynk y Olgan continuó como siempre.

“Oh, hablando de… aparentemente el niño paladín está en este país”.

“Hmph, ese hipócrita. Nunca es suficiente…”

“Vamos, es lindo. Gracias a personas como él, mi oscuridad tiene la oportunidad de brillar”.

Olgan puso los ojos en blanco antes de flotar en el aire. Mynk saltó hacia la fortaleza y la pareja comenzó su camino hacia la ciudad de Doyle.