Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 3

Interludio 1: Un Paria Del Oeste II

Parte 3

Rookie

——Cerca de las fronteras de la República de Edogawa.

El carruaje que transportaba al Señor Demonio se acercaba a su destino: la ciudad más bulliciosa de la República de Edogawa. Estaba ubicado en la región suroeste de las Naciones del Norte, vecino Animania a través de una cadena montañosa.

“¿Es así como se llama este país…?”

“Suena un poco histórico, ¿no? ¿Por qué te quejas tanto?”

El nombre “Edogawa” le recordó al Señor Demonio de cierto detective infantil, pero dudaba que Mikan lo entendiera.

“¿Cómo se llama el  pueblo? No es ‘Ciudad  Conan’ o ‘Ciudad Caso Cerrado’ o algo así, ¿verdad?”

“… El pueblo de Rookies. Ahí es donde está el Bastille Dungeon”.

“Rookie, ¿eh? Entonces es una ciudad llena de novatos”.

“… Muy perceptivo, señor Fox”.

Dado que Yukikaze le dio un aplauso, el Señor Demonio hizo una pose mirando desde el carruaje.

“Idiota”, murmuró Mikan mientras arrojaba un caramelo a la boca.

Por mucho que se quejara, parecía que disfrutaba la dulzura de los dulces. “¡¿Q-Qué, es esto?! ¡¿Es picante?! ¡Me duele la garganta!”

“Hm, parece que tienes el sabor de menthot. Mentol, quiero decir.”

“… Vamos eres fácil y ventoso, Mikan”.

“Oye, ¿quieres que me vaya? ¡Creo que lo hare!”

Después de calmar a Mikan lo suficiente como para que no se fuera del grupo, el Señor Demonio hizo algunas preguntas sobre el pueblo de Rookie. Según los dos aventureros, el nombre de Rookie nació de la Bastille Dungeon. Originalmente tenía un nombre diferente, antes de cambiar su nombre debido a que todos los aventureros novatos se reunieron en la mazmorra.

“Bastille, ¿hm? Eso no suena muy divertido”.

“… En el fondo de la mazmorra, hay una estructura similar a una prisión”.

“Oh. ¿Entonces solía ser una instalación para mantener algo contenido?”

“…No lo sé. ¿Una prisión de amor?”

“Hay algo mal con tu corteza verbal”.

Entonces el Señor Demonio continuó sus preguntas. Por lo general, no era un tipo tan orientado a los detalles, pero se aseguró de averiguar todo lo que pudiera sobre cualquier información que considerara necesaria. Era el tipo de persona que nunca limpiaba su habitación, pero la limpiaba meticulosamente durante la limpieza de primavera.

¿Cómo se encontraron tantas cosas en la mazmorra? ¿Por qué el calabozo no se quedó sin elementos? ¿De dónde venían los monstruos en la mazmorra? ¿Por qué no se han cazado esos monstruos hasta la extinción?

¿Procreaban los monstruos? En cierto sentido, todas las preguntas del Señor Demonio eran rudimentarias, sin embargo, ni Yukikaze ni Mikan pudieron responderlas, ya que ni siquiera habían considerado estas preguntas antes.

Para las personas nacidas en este mundo, estas cosas eran naturales y nada les parecía extraño.

Al igual que nadie en los tiempos modernos cuestionaría una línea eléctrica a lo largo de las calles. Por otro lado, si alguien de este mundo viera algo así, tendría un millón de preguntas que hacer sobre las líneas eléctricas, los postes que las sujetaban y mucho más.

“… ¿Prefieres ser un guardián?”

“¿De qué estás hablando?”

“… ¿O un prisionero de la mazmorra, señor Fox?”

“Ninguno. No disfruto el encierro, de una forma u otra”.

“… Tan genial, señor Fox”.

Yukikaze miró al Señor Demonio con mejillas sonrosadas. Por supuesto, el Señor Demonio no dijo nada especial, pero su apariencia, junto con su actitud, de alguna manera reverenciaba todo lo que decía. Mirándolos de reojo, Mikan sorbió su agua con el ceño fruncido. El sabor a mentol todavía no parecía haber salido de su boca.

“No disfrutas el encierro, mi trasero. Ya me estás confinando”.

“… A Mikan le gusta estar atada. Cera para velas también.”

“Hm… no soy de los que juzgan los problemas de nadie, pero ten cuidado”.

“¡No puedo soportar más a estas personas!”

***

——La Ciudad de los Rookies.

“Esta ciudad está bastante desarrollada”, dijo alegremente el Señor Demonio.

La reacción opuesta a la que tuvo al ver el pueblo de Aku o el pueblo de Rabbi por primera vez. No le disgustaban las ciudades bulliciosas, pero tampoco le importaba el aire solemne que se encuentra en lugares como templos. En resumen, lo quería todo.

Como se esperaba, las personas que caminaban por las calles de la ciudad parecían ser aventureros. Algunos portaban espadas, otros parecían magos estereotipados, y algunos transportaban grandes equipajes en la espalda de animales parecidos a camellos.

(Muchos más civiles de lo que imaginaba. Supongo que ganar dinero con los aventureros).

En una ciudad llena de aventureros, surgieron negocios especializados para atenderlos. Además de comida y bebida, necesitaban tiendas de herramientas y posadas, así como bares y burdeles demandados.

(He oído que, a lo largo de la historia, las ciudades se formaron naturalmente alrededor de bases militares).

El Señor Demonio no estaba equivocado. Una base militar significaba miles de clientes potenciales. Una oportunidad de negocio que no debe perderse.

“Aventureros, comerciantes… y un número decente de personas ricas”.

“Todo lo que tiene este país es el calabozo. Nadie es tan estúpido como para invadirlo cuando está al lado de Animania”.

“Hm… una especie de foso inteligente”.

“Algo como eso. Mucha gente rica evacua aquí durante la temporada de guerra. Para que lo sepas, no te estoy hablando. Solo estoy hablando conmigo mismo”.

Al ver a Mikan hablar mientras mira hacia otro lado, el Señor Demonio no pudo evitar reírse. A pesar de todas sus quejas, tenía una naturaleza amable.

“Te lo agradezco. Me gustan las personas que pueden compensar mis defectos o hacer cosas que yo no puedo”.

“No quiero que te guste. De nuevo, solo estoy hablando conmigo misma.”

“Desgraciado. Quería invitarte a mi baño de sal y mandarina como muestra de mi gratitud.”

“¿Qué podría ser eso?… Hablando conmigo misma, por supuesto… ”

Mikan no pudo evitarlo, pero ahora voltea a mirar al Señor Demonio. Ella amaba la fruta que era su homónimo. Yukikaze luego pronunció un comentario helado:

“… A Mikan le gusta jugar consigo misma”.

“¡Cállate, Yukikaze!”

“… Al ‘jugar consigo misma’, quiero decir… ¡hrm!”

Mikan cubrió la boca de Yukikaze para forzarla a callarse. Su piel de bronce contrastaba con la piel de alabastro de Yukikaze, convirtiendo la ya extraña escena en un espectáculo.

Mientras los escuchaba con un oído, el Señor Demonio inspeccionó cuidadosamente a las personas que pasaban y sus alrededores. Si bien parte de esto era para poder regresar con Quick Travel, solo quería apreciar las cosas que veía con sus propios ojos.

Se aseguró de tragar completamente todo lo que le dijeron, antes de procesarlo a través de su propio filtro interno y almacenarlo en su banco de memoria.

Si bien esto podría haber parecido un proceso ordinario, el Señor Demonio lo hizo por cada pieza de información que recibió.

Para otros, eso seguramente fue extraordinario. Así fue como Akira Ono pudo crear su propio mundo en el transcurso de quince años: extraordinaria fuerza de voluntad y soledad. Crear un mundo, terminarlo y desvanecerlo todo por su cuenta. Era una especie de dios, dictador y Señor Demonio de esa manera.

“La habitación no está mal para la tarifa baja…”

Paseando por la habitación, el Señor Demonio pasó la mano por la pared.

Parecía que las paredes estaban hechas de algún tipo de tierra, pero se sentían muy duras al tacto, por lo que deben haber sido cementadas con magia de la Tierra. Dependiendo del nivel de potencia del lanzador del hechizo, podría atemperar la suciedad tan fuerte como el hormigón.

Dado que muchos de los novatos que se reunieron en esta ciudad bebían y peleaban, incluso una posada barata tenía que tener una estructura sólida. Hasta cada puerta y silla, las cosas estaban muy bien hechas.

“… ¿Por qué aquí, señor Fox? Si no tienes dinero, puedo ser el sostén de la familia”.

“No estoy lista para ser ama de casa. Todo es parte de la experiencia… Es algo que solo puedo hacer ahora”.

De hecho, el Señor Demonio no tenía pocos fondos. Había vendido la moneda sagrada de Ramd (que Yu adquirió) por la friolera de 120 medallones de oro.

Mientras dejaba a 110 de ellos con Tahara, todavía se aferraba a diez de ellos. En este mundo, eso era una pequeña fortuna.

Cuando tenía a Aku, Luna o Tron a cuestas, no podía quedarse casualmente en una posada barata por motivos de seguridad. Cuando tuviera a sus asesores con él, tendría que alquilar una buena habitación para mantener las apariencias. Cosas como esta solo podía hacer en una misión en solitario.

“… Lo apoyaré de ahora en adelante, señor Fox. Tres comidas y una siesta. Te serviré día y noche.”

“Eres una máquina creadora de oportunidades, ¿no?”

“… Puedes dormir todo el día, señor Fox. Lo tomaré todo por la noche”.

“Más como una máquina creadora de desperdicio de espacio…”

Frunciendo el ceño, el Señor Demonio se ató el cabello. Desde su encuentro con White, a menudo usaba algún tipo de corbata para recortar su cabello mientras se relajaba. El pre-Señor Demonio Akira Ono nunca tuvo el pelo largo, por lo que esto tomó un tiempo para adaptarse.

“… ¿Nunca has querido un corte de pelo, señor Fox?”

“Fue una característica que realmente me gustó”.

“… ¿Una característica?”

“No importa.”

“… Pero también me gusta tu cabello recogido. Usted es guapo, señor Fox”.

De pie sobre sus puntillas, Yukikaze le tocó el pelo con ambas manos. En sus ojos, el cabello negro del Señor Demonio tenía un encanto muy exótico.

De hecho, nadie en este mundo tenía el pelo completamente negro. Todo sobre el Señor de los Demonios, su atuendo, ojos de ónice y cabello negro azabache, exudaba un aura extraña… sin mencionar su abrumador poder.

En este mundo rico en especies no humanas, los humanos no estaban exactamente en la cima de la cadena alimentaria. En muchos sentidos de la palabra, los humanos fueron víctimas de otras especies, salvo algunos casos excepcionales. En este mundo, la fuerza era justicia, suavidad y poder. Era natural que el Señor Demonio fuera particularmente popular entre los aventureros, que priorizaban la fuerza por encima de todo.

“Descansemos por la noche y nos dirigiremos al Bastille Dungeon mañana”.

“… Me encantaría ser encarcelado con usted, señor Fox”.

“Debería haberte preguntado esto antes… ¿Cuántos años tienes exactamente?”

“… Acabo de cumplir dieciséis años. Mikan es un año mayor que yo”.

“Qué bebé”, murmuró el Señor Demonio.

Desde su perspectiva, a la edad de dieciocho años de graduarse de la escuela secundaria, solo podía ver un atisbo de madurez. No consideraría a nadie menor de veinte años como un adulto de pleno derecho.

“Bueno, chico. Juega duro, come una tonelada y trabaja en ti mismo cuando aún eres joven”.

Agarrando a Yukikaze por el cuello, la sacó de la habitación como si fuera un gato. Con un rápido gesto, él cerró la puerta en su rostro sin descanso. A pesar de los avances de esta hermosa niña (?), El Señor Demonio ni siquiera se mordió el anzuelo. Por otra parte…

“… Señor Fox realmente se preocupa por mí”.

Los malentendidos de Yukikaze se estaban agravando. En su mente, sus sentimientos de ambos eran mutuos. Una y otra vez, el Señor Demonio lo había sugerido a través de acciones como esta. En este punto, ella había comenzado a imaginar su boda. Si el Señor Demonio se enterara, estaría asombrado. Así como su fuerza de voluntad era fuerte, también lo era la de Yukikaze. ¿Quién sabía a dónde se dirigía este tira y afloja?

***

–A la Mañana Siguiente

Mikan se despertó a tiempo, se preparó y salió de la habitación. Era enfática sobre la puntualidad y se aseguró de llegar diez minutos antes de todo. Ella era un espécimen raro entre la mayoría de los aventureros tardíos. Su disciplina la ayudó a elevar la espada larga difícil de manejar al Nivel Maestro, así como a subir la escalera para convertirse en un aventurero de rango B.

“Que el Señor Demonio ya esté despierto…”

Ya irritado, Mikan se dirigió hacia la habitación del Señor Demonio. Si bien su yo estoico y el travieso Señor Demonio nunca estaban destinados a llevarse bien, él la veía como un blanco fácil para burlarse.

(Si todavía está roncando allí, patearé la almohada debajo de su cabeza…)

Cuando llegó a la puerta y levantó el puño para llamar, oyó dos voces desde dentro. El ceño fruncido en su frente disminuyó ligeramente.

(Por lo menos, parece puntual).

Sin embargo, había algo extraño en la conversación que podía escuchar. “Hm. No esperaba que saliera tanto. Ha pasado un tiempo, ¿no?”

“… Tantas cosas blancas… Señor Fox… Es demasiado…”

“Disparates. Estoy lejos de estar satisfecho”.

¡Whap! ¡Whap! Se escuchó un sonido contundente, que parecía golpear el interior de Mikan. Ella se apresuró a abrir la puerta.

“¡¿Qué están haciendo ustedes dos?!”

El Señor Demonio estaba sacando el polvo del colchón junto a la ventana. Un silencio incómodo llenó la habitación.

“Solo desempolvando el colchón… ¿Qué creías que estábamos haciendo?”

“… Señor Fox es un Señor Demonio en el dormitorio”.

“¡Tú y tus frases!”

Y así, el extraño trío se embarcó en su camino hacia la mazmorra. El Señor Demonio estaba a punto de reventar su inexperiencia en el recorrido por las mazmorras…