Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 3

Interludio 1: Un Paria Del Oeste II

Parte 16

El Regreso de White

——El Castillo Sagrado en Holylight.

Un poco antes que cuando el Señor Demonio comenzó a estrellar el calabozo y Yu comenzó su proyecto de jardín, el Castillo Sagrado estalló en una conmoción que rodeó al líder de la Doncella Santa, Angel White. Sobre su cabeza estaba el Halo de Ángel, que emanaba un brillo majestuoso.

No tenía forma de mantener esto en silencio. Para la gente de Holylight, eso es lo que un ángel significaba para ellos. Cuando White apareció ante la puerta principal del Castillo Sagrado, la mandíbula del guardia cayó al suelo antes de arrodillarse.

Ni siquiera podía mantener los ojos en alto ante el brillo divino del Anillo. La conmoción se extendió rápidamente, cuando la gente salió del castillo y se agolpó alrededor de White. Cada uno de ellos exclamó algo u otro, y algunos se arrodillaron y juntaron las manos para adorar a White. Con el resplandor del halo iluminando las facciones de White, parecía un ángel que había bajado a la tierra.

“¡Lady White!”

“¡Ella es un ángel! ¡Lady White se convirtió en un ángel! “¡Mira ese brillo divino!”

“¡Mis ojos! ¡Mis ojos!”

“¡Lady White! ¡Soy yo! ¡Cásate conmigo!”

“¡W-Whua- Whua…! ¡Whua!”

Con una sonrisa amable, White caminó a través de los vítores rugientes hacia el Castillo Sagrado, saludando a la gente. Todos, hombres o mujeres, se perdieron ante su divina belleza.

Su atractivo externo fue indudablemente mejorado por su exudante confianza. El halo sobre su cabeza le fue dado directamente por una existencia elevada. Con eso en mente, White estaba tan seguro como podía ser. Además, ella también había recibido tranquilidad.

(Dijo que me queda bien…)

White cerró los ojos y recordó el evento. A sus ojos, el Señor Demonio era un rebelde legendario que luchaba contra la Gran Luz con alas negras en la espalda. Las chicas buenas siempre parecían ser las que se enamoran del mal, convenciéndose de que ‘solo yo puedo entenderlo. Solo yo puedo protegerlo”.

(Lord Lucifer…)

Recordando su cuerpo envuelto en el vapor blanco, sus mejillas se pusieron rojas. Su cerebro tortuoso, su actitud intrépida, su presencia, todo listo para pisotear todo a su paso, marchando hasta los confines del infierno.

Él era el mítico ángel caído… ¡el que gobernó la noche en tiempos antiguos! Había aceptado a White y le había otorgado el halo de un ángel. Uno solo podía imaginar la alegría, la alegría y el júbilo que sentía.

“¡Lady White…! ¿Qué hay en tu…?”

Mientras White caminaba por los pasillos del Castillo Sagrado, la conmoción solo se hizo más fuerte. Cuando la gente la vio, corrieron hacia sus compañeros de trabajo para difundir la noticia.

Todo el castillo estalló en el caos hasta que surgió cierta persona. Al verla, todos enderezaron sus espaldas y apretaron sus labios. Fue Gran, la historia viva de la Santa Iglesia. Si bien supuestamente tenía más de noventa años, su presencia era tan fuerte como siempre. Como asesor, sus palabras tenían un peso extraordinario.

“White, ¿qué pasa con todo el ruido? No tienen respeto por el Castillo Sagrado… ¡Aghhh!”

Al ver el Halo de Ángel brillar sobre la cabeza de White, incluso Gran vaciló ante su brillo sagrado, cayendo al suelo. White se apresuró a ayudarla a levantarse, pero las palabras de Gran le fallaron.

“¡W-White…! ¡E-Esa cosa…! ¡Tu cabeza…!”

“Me lo dio alguien…”

Con una sonrisa, Angel juntó las manos frente a sus grandes picos gemelos. Un ángel inconfundible.

“¡¿Q-Quién podría ser…?!”

White no respondió,  pero solo sonrió en voz baja. Ella había jurado repetidamente guardar el secreto. Gran también recogió algo de su respuesta. White debe haberse retenido de tomar en vano el nombre de una existencia que le había otorgado un Halo de todas las cosas.

Los ángeles habían desaparecido de este mundo hace mucho tiempo. No podían arriesgarse, por muy escasas que fueran, a ofender tal existencia. Este era el único rayo de esperanza que habían estado esperando.

“Y-Ya veo… no voy a pedir mucho. Pero dime esto. ¿Es esta deidad en nuestro país? No nos abandonarían volviéndose a otro país, ¿verdad?”

Gran tenía una mirada desesperada en su rostro. No podían dejar que nadie más vislumbrara la salvación. White respondió deliberadamente.

“No dejaré que eso suceda”.

“M-Muy bien…”

“Si. Lo serviré a su lado y…”

White no pudo evitar sonrojarse ante su propia elección de palabras. No pudo evitar recordar lo cerca que estaban en las aguas termales. Gran vio esto y abrió mucho los ojos. Ella percibió un aroma particular.

“¡Ah! Ah, increíble… ¡No me digas eso… ¿un n-n-niño?! ¿Con una doncella santa…? ¡¿Qué está pasando…?!”

“N-No… ¡No estoy…!”

“Ya sé, ya se. ¡Nuestra situación es demasiado grave…!”

Gran inmediatamente decidió poner una ley de mordaza en la mayoría de estos detalles. El hecho de que a una Doncella Santa se le diera un Halo de Ángel fue bueno. Muy bien.

Esta información podría servir como una intimidación contra los enemigos y una gran esperanza para su propia gente. Para empezar, el blanco era popular entre la gente, pero si causaban un alboroto sobre quién le había otorgado exactamente el halo, podría desaparecer.

Las leyendas hablaban de seres superiores con diversas personalidades. Los ángeles y los humanos eran lo mismo, en ese sentido. Algunos estaban callados, otros bulliciosos, y algunos incluso pasaban sus días en soledad, lejos de las pequeñeces mundanas.

“Te dejaré el asunto a ti, White. No lo dejes ir”.

“Sí, siempre… lo mantendré cerca”.

“¡Ja, ja, ja! Bien dicho.”

Incluso mientras se sonrojaba, la determinación de White vino a través de su naturaleza tímida. Gran sonrió a cambio. Conocía a White desde que era muy joven, pero nunca había esperado que experimentara el romance. Gran debe haber sentido una sensación de alivio por ese hecho, también.

—— Una Sala de Reuniones en el Castillo Sagrado.

Cuando White regresó a su sala de reuniones habitual, Queen parecía aburrida, con los pies en la mesa redonda y las manos detrás de la cabeza. Cuando vio el anillo brillante sobre la cabeza de White, ella y su silla cayeron al suelo con un fuerte golpe.

“¡S-Sis! ¿Q-Qué demonios es eso? ¿P-Por encima de tu cabeza…?”

Extrañamente, White tenía una sonrisa burlona. Normalmente, White era la sorprendida y atormentada por sus hermanas. Ahora las cosas habían cambiado.

“E-Ese es un Halo de un ángel… ¿Qué demonios está pasando?”

“Si. Alguien… me lo dio.”

White le dio a Queen la misma respuesta que le dio a Gran, pero tenía una imagen clara del Señor Demonio como el hombre que era. ¿Quién podría haberla culpado? Si bien su encuentro fue corto, mucho había sucedido durante ese tiempo.

La había visto desnuda, bebió un sorbo de su vaso y la jaló por la cintura para acompañarlo a la ejecución de un milagro. Luego le dio el anillo del ángel. Él sonrió y dijo “te queda bien”.

Finalmente… prometió que se encontrarían de nuevo. Cada vez que White recordaba el encuentro en su mente, sentía una calidez en su pecho. Si bien fue breve, cada evento fue un shock, lleno de misterioso peligro. Su corazón latía más rápido con cada reminiscencia. Queen recogió algo.

“¿Qué está pasando? … ¿Por qué pareces una mujer así, hermana?”

“¡¿C-Como una mujer…?!”

“Ya no me importa una mierda el Halo de Ángel. ¿Quién es? Puedo oler al tipo que está sobre ti desde una milla de distancia, ahora.”

“¿P-Por qué debería decirte…?”

Un portavoz blanco en presencia de su hermana. Ahora ella había admitido que había un hombre detrás.

“Woah… ¿Tú, de todas las personas? ¿Tiene una espada sagrada o algo así? ¿O es como un dragón…?”

“¡Eso es lo que te gusta! Me siento agradecido por él, pero yo…”

“¡¿Eh?! ¿Tienes un problema con Sir Zero? ¡No voy a tomar esa mierda! ¡Incluso de ti, hermana!”

“No tengo ningún problema con él… solo prefiero, ya sabes, un distinguido, maduro…”

“¡Maldito idiota! ¿No lo entiendes? ¡La sonrisa inocente de Sir Zero! ¡Su poder! ¡Sus gestos! ¡Su ropa! ¿No entiendes lo genial que es? ¡Está invicto!”

“¿I-Invicto? ¿Y qué…? El actúa como… N-No importa.”

White casi habló del milagro en el calor del momento, y se contuvo. Incluso para Queen, ella no se atrevería a hablar a la ligera.

“En cualquier caso, tengo que encontrarme con él. Si puede recibir mis golpes, tendrá mi aprobación”.

“¿Y por qué exactamente necesitaría eso?”

“¿Huh? Simplemente no me gusta este chico. Déjame darle una paliza.”

“Paliza… Sabes que eres una Doncella Santa, ¿no?”

“¿A quién le importa una mierda?”

“¡A mí!”

Mientras la pareja de hermanas continuaba sus gritos, el sol se puso en el Castillo Sagrado. Sin embargo, White no tuvo tiempo de descansar.

Para encontrar un significado más profundo detrás de todo, ella había solicitado la presencia de alguien. Teniendo en cuenta los horarios ocupados en ambos lados, tomó un tiempo hacer que la reunión se llevara a cabo, pero finalmente se programó.

Se había puesto en contacto con Madame Butterfly, la mujer que seguía afectando a Holylight de manera importante sin la ayuda de ninguna organización.