Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 3

Interludio 1: Un Paria Del Oeste II

Parte 11

La Luz Blanca

Después de abandonar la mazmorra, el grupo fue directamente al Gremio, donde recibieron el pago y pagaron impuestos sobre ella. Al igual que un sitio de trabajo diario, no iban a dejar que nadie evada estos impuestos. De hecho, la fiesta fue llevada al gremio bajo la supervisión de los guardias.

(La recompensa completa…)

El Señor Demonio había vigilado el pago en comparación con los precios que Yukikaze le había dicho, y todo se había comprado a precio completo.

Respaldaron su decisión señalando el procesamiento mínimo dañino y preciso de los cadáveres. Naturalmente, la mayoría de los novatos tendrían un resultado muy diferente.

Cuando atraparon a los pollos furiosos, cada uno de ellos estaba hecho jirones y muy dañado. Combinado con su inexperiencia en desarmar a los monstruos, no era raro ver que el grupo de novatos se compró por un 30% menos que esto.

“Tu habilidad de procesamiento, junto con la condición del juego, afecta directamente tu recompensa”.

“…Si. Mikan es genial desarmando las cosas”.

“Vamos, es hora de pagar. Realmente no hablamos sobre eso, así que una división pareja”.

Mikan le entregó a Yukikaze y al Señor Demonio un tercio de la recompensa cada uno. El Señor Demonio sacudió la pequeña bolsa de cuero, disfrutando del tintineo de las monedas de bronce y plata dentro de ella. Dicho esto, no fue a buscar mazmorras por dinero.

“Realmente no necesito mi parte”.

“¡Tómalo!” Mikan insistió. Al alzar la voz, las personas a su alrededor se volvieron y miraron antes de caminar nuevamente, perdiendo interés.

“Claro, eres un fracaso de un portero, pero tu trabajo allí no afecta tu parte aquí. Recuérdalo que cada vez que entras en un calabozo.”

“Ya veo…”

El Señor Demonio recogió mucho de ese comentario. Tenía una imaginación increíble, lo suficiente como para crear un mundo completamente nuevo por sí solo, después de todo. El Señor de los Demonios teorizó que debe haber habido un incidente como ese antes, y confiaba en que la escasez de cargadores le siguió. Mientras entraban al calabozo, el transporte de cargas también era una ocupación peligrosa.

¿Quién se ofrecería como voluntario para arriesgar su vida trabajando en comisión? Especialmente cuando un miembro del partido puede reducir su salario por afirmar que no tiene suficiente trabajo. Los aventureros fueron los que sufrieron sin cargadores, lo que eventualmente llevaría al colapso del sistema tributario de esta nación.

“Estoy seguro de que el gobierno comenzó a tomar medidas enérgicas contra ese tipo de cosas”.

“¿Huh? Bueno… Sí, lo hicieron”.

Mikan levantó una ceja ante el comentario del Señor Demonio que omitió algunos pasos en lógica. Así era siempre. A veces, podía partir de una cadena de imaginación con una sola palabra.

Hasta que se demuestre lo contrario, la conclusión a la que llegó se solidificó como un hecho. … Este fue el proceso de pensamiento de un dictador.

Sin cambios por otros, nunca dudó de sus elecciones. Este hombre, aunque vagamente, entendió que esto podría ser una deficiencia.

Como resultado, comenzó a reunir personas a su alrededor y escuchó varias voces. El hecho de que Hakuto Kunai, el jefe final de la creación de Akira Ono, mantuviera un grupo de asesores que había explorado a su alrededor era una indicación de sus ideales en la vida real.

“¡Oye! ¡Los héroes han vuelto!” Alguien gritó, causando una conmoción. Los niños llevaron la carga afuera y los adultos los siguieron.

“¡¿Héroe?! ¿Hay realmente un héroe aquí?”

“¿Huh? No duh. Realmente no sabes nada, ¿verdad?”

“… El Tzardom de la Luz tiene dos paladines”.

Mientras contemplaba en secreto lo genial que era un anillo ‘paladín’, corrió hacia el centro de la conmoción.

“¡Mi héroe!”

“¡Aquí!”

“Es tan blanco… ¡Brilla en la luz!”

Una gran multitud se había reunido en la entrada de la ciudad, parecida a una aparición de celebridades en la Tierra. Todos saludaban y sonreían, intentando atraer la atención de esta figura.

“El caballo blanco realmente le queda bien”.

“…Blanco.”

“Hmph. Un héroe encima de un corcel blanco. Un estereotipo… ¿eh?”

Al ver la figura, los ojos del Señor Demonio se abrieron. Era un hombre encima del hermoso corcel, pero bastante gordo con una panza sobresaliente.

Sobre su rostro descansaba un par de brillantes gafas plateadas. Tenía una gran caja blanca en la espalda, con dos barras que sobresalían de ella. Todo lo que el Señor Demonio pudo ver fue un alma valiente en su viaje a casa desde el mercado de cómics.

“No me digas… ¿Eso es lo que quieren decir con ‘héroe’?”

“¿De qué estás hablando? Sir Weeb es definitivamente un héroe.”

“Ese es su nombre, ¿eh?”

El Señor Demonio no pudo evitar romper el personaje. Tanto su apariencia como su nombre estaban totalmente comprometidos con eso.

“… Sir Weeb tiene el apodo de ‘Cometa Blanco’.”

“Es blanco, pero ¿no está pálido por no salir nunca?”

“… El otro paladín tiene el apodo de Red Devil”.

“Esos son al revés… ¿Por dónde empiezo?”

Dos nuevos tipos llegaron a la mente del Señor Demonio, pero trató de ignorar esa imagen. Dejando a un lado su ridículo nombre, Weeb saludó rápidamente a la multitud y desmontó su caballo blanco, deteniendo la cadena de carruajes que tiraba detrás de él.

Al ver esto, los niños formaron una línea a la vez, estallando en alegría. Antes de darse cuenta, numerosos guardias se habían reunido y comenzaron a organizar la multitud.

Para sorpresa del Señor Demonio, lo que sucedió después fue una distribución de alimentos. Weeb repartió pan y queso a los niños y un tazón de gachas de trigo a los adultos, usando una olla grande. Ahora era comprensible por qué todos lo recibían con sonrisas.

“¿Siempre hace cosas como esta?”

“Va de una nación del norte a otra durante al menos la mitad del año. Asombroso, ¿no?”

Mikan respondió al Señor Demonio con una actitud impresionante. En contraste, el Señor Demonio era escéptico. No estaba realmente interesado en donar y ser voluntario. De hecho, si una persona que solicita donaciones viviera en una casa agradable, los llamaría para vender la casa y donar el dinero.

“¿Es este truco para la popularidad? ¿O los héroes se ven obligados a hacer estas cosas? O bien, ¿ese Tzardom también los ordena?”

“¿Qué tan cínico eres? Tzardom sigue diciéndole que pare, pero Sir Weeb sigue comprando pan para niños de su propio bolsillo.”

“Eso es bastante interesante”.

“… En su propio país, es criticado por meter la nariz en asuntos exteriores y buscar favores”.

“… ¿De Verdad?”

La expresión del Señor Demonio cambió. Su mirada escéptica se transformó en la de un ave de rapiña, una mirada penetrante que no habría perdido el más mínimo cambio en la expresión del hombre.

“La cena está cancelada. Ustedes dos, diviértanse”.

“¿Olvidaste que ibas a comprar?”

“Consigue algo de comer con esto”. Les arrojó una moneda.  “¿Eh…? ¡Hey, este es un medallón de oro! ¡¿Qué estás pensando?!”

El Señor Demonio trató de dejarlo así, pero Yukikaze lo agarró por la manga. Su expresión estaba llena de tristeza. Incluso el Señor Demonio no pudo evitar sentirse culpable por nublar esa cara perfecta. Añadió, suavemente, “bueno, eh, hrm. Consigue lo que quieras. Divídalo si hay demasiada comida”.

“… Cenar con usted es más importante, señor Fox. No necesito dinero”.

“Entonces vámonos mañana. No hay prisa, de verdad”.

“… ¿Promesa? Si no lo haces, tienes que dormir a mi lado”.

Yukikaze extendió su meñique, y el Señor Demonio frunció el ceño. Solo imaginarse haciendo una promesa de meñique en medio de la calle le dio dolor de cabeza. Sin piedad, Yukikaze envolvió a su dedo meñique alrededor del suyo y solidificó unilateralmente la promesa. El Señor Demonio vio que esto le sucedía con una mirada apática, luego desapareció entre la multitud.

“… ¿Cenar o compartir una cama? Es una situación de ganar-ganar para mí”.

“Eres muy astuto, ¿verdad?” Mikan murmuró antes de quedar encantado con el brillante medallón de oro en la mano, saltando en el aire con un puño triunfante hacia el cielo.

“¡Vamos a festejar esta noche! ¡Es su dinero, voy a comerlo todo!”

“… En la misma cama. Juntos hasta la mañana. Atrapados juntos. Fusionados juntos.”

La pareja se fue con una sonrisa en la cara, cada uno con una razón diferente para ser feliz.

——Los Barrios bajos de la Ciudad de Rookie.

Weeb caminaba por un callejón tranquilo por la noche. Con una capa hecha jirones que cubría todo menos su rostro ordinario, casi parecía un mendigo en las calles.

Estaba en una parte de la ciudad que todas las ciudades tenían: los barrios bajos. Donde había luz, había oscuridad, y cuanto más brillante era la luz, más oscura era la sombra. Incluso la ciudad económicamente bulliciosa de Rookie no fue la excepción.

Los residentes y aventureros de clase baja se reunieron en los puestos de comida con poca luz aquí y allá, palear comida barata y asquerosa por sus gargantas. Weeb se acercó a un puesto y habló con el dueño.

“¿Qué tienes hoy?”

“Gachas de trigo para tres monedas de bronce. Cuatro si no tienes tu propio plato”.

“Muy bien. Uno por favor, con el plato.”

“También tengo un poco de rábano seco. Son dos monedas de bronce adicionales”.

Con un gesto de la mano, Weeb rechazó el complemento y tomó el tazón de gachas de trigo. Se sentó en una roca en el callejón y bebió un sorbo.

“El precio subió desde el año pasado.  Las papas fritas cuestan dos monedas de bronce más ahora, pero vienen en una porción más pequeña”.

“¿Oh enserio…?”

Alguien respondió a Weeb hablando solo. Era el Señor Demonio, ocultándose en Stealth Stance. Sin embargo, Weeb no mostró ningún signo de sorpresa y continuó. “El aceite también era malo. Se ha usado por un tiempo… Eso no puede ser bueno para ti. No más manteca de cerdo para saltear vegetales, y tampoco hay sal en esta papilla”.

“Tienes buen ojo para los detalles”.

“No tanto como tú”.

Con una sonrisa, Weeb volvió a beber la papilla. Con casi ningún sabor, era difícil de tragar. Comparado con las gachas que había servido antes, que habían sido sazonadas adecuadamente, no pudo evitar sentirse decepcionado.

“Eres interesante. Las buenas acciones inmorales son mejores que la inacción moral”.

“Inmoral… no puedo discutir con eso”.

“No me malinterpreten. Es un cumplido… No todos pueden recorrer países durante todo el año para servir a la gente en las calles. Especialmente cuando pone en peligro su estado en su propio país”.

“Estado… solo hago lo que me place”.

“¿Tus propias decisiones son tan importantes para ti…?”

La voz heló a Weeb hasta los huesos. Levantó la vista por primera vez, la mano instintivamente alcanzó su espada. El tono del Señor Demonio era lo suficientemente malicioso como para justificarlo; sentía como si innumerables manos hubieran brotado de la tierra y lo estuvieran enredando…

“… Ahora, debo preguntarte. ¿Qué deseas?” Weeb dijo, pero el Señor Demonio continuó su largo silencio. Si bien no podía ser visto, Weeb podía sentir su actitud juguetona.

“Interesante. Eres interesante. Muy interesante.”

Cuando el Señor Demonio finalmente habló, bien podría haber sido la reacción de un niño. Implicaba que no era malintencionado. Esa fue su reacción honesta.

“Te deseo.”

Sencillo. Corte directo a la persecución. Una muestra de lo sincero que era el Señor Demonio.

“Aprecio el sentimiento, pero me aterrorizas. Desde que sentí tus ojos en mí, he estado temblando”.

“Lo siento por eso. Tengo que ver todo por mí mismo antes de tomar una decisión”.

“Es admirable que sigas haciendo tu propio trabajo a pesar de tu poder”.

“Cuando tenga suficientes hombres, delegaré la basura de mi trabajo. Con personas más capaces debajo de mí, mi vida se vuelve más fácil, el trabajo se vuelve más eficiente y más personas se benefician de él”.

“Simple, pero cierto”.

Habiendo terminado su papilla, Weeb se levantó para irse. El Señor Demonio lo llamó: “Estoy desarrollando el pueblo de Rabbi en Holylight ahora mismo. Algún día, te quiero de mi lado… Te tendré de mi lado.”

“… No dejas de aterrorizarme”.

Weeb se fue, sin darse la vuelta. El Señor Demonio caminó en la dirección opuesta. El primer encuentro entre el héroe y el Señor Demonio.

Mientras la luz y la oscuridad se cruzaban…

Más profundo en los barrios bajos, un aventurero de rango inferior estaba de mal humor. Se tambaleaba más cerca, luego más lejos de un puesto de comida una y otra vez. No había fuerza detrás de sus pasos en absoluto.

“S-Señorita Michi…”

“Eres tú, Hammer. ¿Estafado de nuevo?”

Michi, una mujer de mediana edad, reconoció al hombre corpulento y de mediana edad que se le acercaba. Ante su comentario, Hammer encogió disculpándose su pesado cuerpo.

“¿Alguien te vendió alguna mierda rara, de nuevo? Obtuviste tu parte, ¿no?”

“B-Bueno… lo hice, pero lo usaron para pagar su comida…”

“¡Otra vez! ¡Simplemente te pisotean, convirtiéndote en su bolsa de dinero!”

“Lo-lo siento…”

“¡Deja de disculparte! ¡Amortigua el estado de ánimo por aquí!”

Su estruendoso desprecio hizo que Hammer se enrollara como una persona rechoncha. Michi volvió a alzar la voz, aún más frustrada por su miserable estado.

“Te daré un tazón. Cómelo y lárgate.”

“M-Muchas gracias… Otra vez…”

Sin siquiera responder, Michi llenó rápidamente el tazón de madera y se lo entregó. Estaba lleno de arroz, un cultivo extremadamente raro en este continente. Llegó con una buena porción de queso encima, como un risotto.

“U-Uno de estos días, te devolveré el doble…”

“¡No actúes como si tuvieras agallas!”

“P-Pero sé que las cosas son difíciles para usted, señorita Michi…”

“Mi negocio va estar arruinado si incluso me compadeces”.

Michi levantó la nariz. Hammer era un aventurero conocido en Rookie por ser inútil. El puesto de comida de Michi en los barrios bajos tampoco estaba generando grandes ganancias.

“B-Bueno… E-Estaba pensando en conseguir un trabajo temporal en Euri…”

“No importa a dónde vayas. Renunciarás en el momento en que tus pies se mojen”.

Hammer había venido a esta ciudad para ganarse la vida como aventurero, pero sufrió una lesión poco después de su llegada. Ahora, él estaba raspando cada día recogiendo restos en la mazmorra.

“H-Hay una gran flota de barcos saliendo de Euri… contratando a un grupo de porteadores”.

“¡Ah! Te caerás por la borda y te ahogarás antes de que te des cuenta”, se rio Michi.

Como frecuentemente veía a Hammer tropezar con nada en la calle, no podía imaginarlo sobreviviendo en un barco.

“Yo-haré lo suficiente para volver y devolver cualquier pago que pueda…”

“Nada que no haya escuchado antes”.

Michi siguió y la cabeza de Hammer se inclinó aún más. No es que Michi tuviera ninguna malicia hacia él, pero Hammer era demasiado patético. Ella no podía mantener la boca cerrada mientras veía a este hombre adulto ser dominado y burlado por aventureros que eran al menos una década más jóvenes que él.

“E-Esta vez… traeré algo de vuelta”.

“No dejes que la gente te intimide. Sin embargo, no esperaría nada más de ti”.

Mirando hacia el cielo turbio de los barrios bajos, Michi suspiró. Hammer apenas evitó llorar por lo patético que era, y ahogó el contenido de su tazón. Ninguno de los dos tenía idea de lo que se transportaba en Euri.