Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Un Obstáculo Importante: Suponga Que Necesita Ganar Una Partida De Ajedrez Sin Torres Ni Alfiles

Parte 5

Se paró espalda con espalda con Coba, sonriéndole a su hijo.

“Me temo que todos, excepto tú, sabían la verdad. ¡Siempre has sido un pésimo mentiroso!”

“¡P-Papá! Argh… ¡¿Soy el único que quedó fuera?! ”

Threonine y Coba se rieron a carcajadas. El incidente en el hotel parecía haber despejado el aire entre ellos. Además, no era de extrañar que se llevaran bien; ambos eran deportistas de corazón.

Fue entonces cuando Micona se lanzó al ataque y volvió a atacar a Allan. Con ese caparazón exterior, incluso su mano desnuda era terriblemente afilada.

Allan logró levantar su hacha a tiempo para bloquear el golpe en su barbilla.

El sonido metálico fue ensordecedor. Sus manos se entumecieron. Si hubiera absorbido eso de frente… Se estremeció al pensarlo.

“¡Realmente no puedo decir que estés desarmado! ¡Esas manos son armas mortales!”

Allan blandió su hacha sin retener nada, pero ella ya se había alejado de su alcance. Esas alas multicolores la dejaban volar justo por encima de la superficie.

“¡Aguanta! Maldita sea, tú y estas langostas… ”

Allan se balanceó salvajemente, y su descuido le costó. Micona vio su oportunidad y se apresuró a regresar.

“… ¡Tonterías!”

Justo cuando su mano parecía a punto de perforar su costado… “¡Micona!”

Alguien la había llamado fuera del escenario.

Por primera vez, un destello de expresión cruzó su rostro. Una lluvia de ataques la golpeó: espada, lanza y flecha.

Sus alas zumbaron y las esquivó, apenas.

Sus ojos ahora se clavaron en sus compañeros de clase, agrupados, con las armas en alto.

“¡Gracias chicos!” Llamó Allan.

“Allan, ¿te importa si nos hacemos cargo de esta pelea?” preguntó el cadete de ojos saltones al frente. “Micona, lo sentimos. Es posible que te hayamos pedido demasiado”.

Sus labios se torcieron de nuevo.

“Con Godspeed mejorando nuestras habilidades y apoyándonos… nos hiciste a todos mejores. Pero ni siquiera te preguntamos qué querías, nunca nos preguntamos qué te podría estar preocupando”.

Lo que la preocupaba era su enamoramiento por Marie, pero Lloyd le había robado el corazón, así que… francamente, si hubiera compartido, se habrían sentido totalmente perdidos. Aparte de eso…

“¿Para qué te conviertas en esta cosa monstruosa… y digas que no nos necesitabas? Bueno, somos los culpables de llevarte tan lejos”.

“Sé que nos has alejado, pero… todavía creemos que eres nuestro amiga”.

“¡Así que vamos a derrotar al nuevo tú y hacer que nos aceptes!”

“¡Te  perdonamos  por  atacarnos!   ¡Así  que  relájate  y  cuéntanos  tus problemas!”

Un intercambio conmovedor de los estudiantes de último año. Una sola palabra escapó del horrible rostro de Micona. “Perdón.” Y luego se lanzó hacia ellos.

Mantuvieron su formación, preparándose.

“¡Todas las unidades!  ¡Muéstrele a Micona lo que pueden hacer sus compañeros de clase! ¡Demuestre que se puede confiar en nosotros!”

“””¡Aye-aye!”””

***

Constantemente hablaba de lo aburridos que eran los boonies y de cómo se iría algún día.

Esa había sido la vida de Shouma.

El niño más inquieto de Kunlun, rara vez estaba en casa, siempre fuera de casa, siempre metiendo la nariz en las cosas.

Luego creció. Un día, se ofreció como voluntario para salir de la ciudad para hacer algunas compras.

¿Su verdadero propósito? Salir de los boonies.

El mundo estaba lleno de cosas increíbles que Kunlun no podía ofrecer. Realmente lo creía.

Parecía natural convertir su viaje de compras en un viaje largo. Con sus pocas posesiones, Shouma siguió caminando, más y más lejos.

A los pocos días de viajar, rescató un carro de unos bandidos.

Cuando lo vio bajo ataque, se encendió y saltó para ayudar sin pensarlo dos veces.

Sabiendo que podría matarlo, pero lo que realmente sucedió pareció burlarse de esos temores.

Simplemente empujó un poco a los bandidos y empezaron a llorar y a disculparse.

Fue ridículo. Absurdo. Pero parecían quererlo en serio. Shouma estaba desconcertado.

Mientras se rascaba la cabeza, una joven bien vestida salió del carro, con los ojos brillantes, y le dio las gracias.

A cambio de salvarla, ella lo invitó a su mansión.

Era   asombrosamente grande, con sirvientes por todas partes. La habitación que ella le ofreció era enorme.

Shouma sintió que no había hecho nada para merecer esto.

Cuando les dijo a sus padres sus metas — ser un aventurero, ir a la escuela— ellos hicieron todos los arreglos.

Unos días después de dejar el pueblo, había logrado todo lo que se había propuesto lograr. Trató de descartar esto como un golpe de suerte, pero en el fondo, no le sentó bien, como una indigestión.

La escuela a la que asistía era de primer nivel en todas las materias… y era un paleto, inscrito porque alguien había movido algunos hilos. No fue recibido con los brazos abiertos.

Y, sin embargo, lo disfrutó bastante.

“¡Lo convierte en un desafío! ¡Me apasiona más!” Aquí es donde comienza mi aventura.

Chocarían al principio, pero aprenderían a confiar el  uno en el otro, ¡convirtiéndose en verdaderos amigos!

Se dedicó a todos los temas y deportes.

A decir verdad, nunca tuvo que trabajar mucho para sobresalir en algo.

Nadie podía seguirle el ritmo, ni en el estudio, ni en las hazañas atléticas… o con la familia de la chica apoyándolo.

En cuestión de días, los niños de su grado o superior, incluso los maestros, todos inclinaban la cabeza ante él.

Estaban ofreciendo alabanzas innecesarias, llamándolo un genio, un dios renacido.

Se sentía como si se estuvieran burlando de él: respeto vacío, amistad, amor…

Estaba desconcertado. Por supuesto que lo estaba. Ni siquiera había empezado a intentarlo todavía. Si hubiera puesto algún tipo de esfuerzo en ello, tal vez podría haber aceptado los resultados. Tal como estaban las cosas, Shouma no se sentía como si hubiera logrado nada. No sentía ningún valor en nada de esto.

No sabía nada en cuclillas en comparación con el jefe Alka, pero lo habían llamado genio. No podía levantar un dedo contra el abuelo Pyrid, pero lo habían llamado un dios viviente. Comenzó a asustarlo.

Y había un chico que lo tenía por él.

Heredero de una gran casa, estaba comprometido con la chica que Shouma había salvado.

Mientras todos los demás pusieron a Shouma en un pedestal, solo este heredero trabajó para socavarlo, probando un truco sucio tras otro.

A Shouma le empezó a gustar.

El heredero era consciente de sus propias debilidades y defectos y usó su cabeza para compensarlos.

Los celos no eran el mejor motivo, pero de todos modos Shouma comenzó a respetarlo.

Pero un día, todo se detuvo. El chico desapareció por completo.

Le preguntó a la chica que había salvado y ella dijo que habían eliminado su oposición, como si esperara un elogio.

Shouma estaba furioso. ¿Por qué haría eso?

“¡Trabajó más duro que nadie aquí! ¡¿Cómo se merece esto?!”

Se dio cuenta de que el círculo de personas a su alrededor afirmaba que él los respaldaba, usándolo a su favor. La noche que lo notó por primera vez, regresó a Kunlun sin decir una palabra a nadie.

Recogió la ropa y los libros que le había pedido el jefe y se los llevó a casa. Sin embargo, la luz de sus ojos se había apagado.

“El mundo real apesta”.

Su pasión se había ido. El calor se había apagado. Durante un tiempo, vivió en silencio.

Entonces, un día, encontró a un niño colapsado en las afueras de la ciudad.

Lloyd. Se había enfrentado a los niños mayores, sabiendo muy bien que lo llevarían al infierno.

Habían peleado un poco y habían dejado a Lloyd débil. Cuando vio a Shouma mirando, sonrió y se acercó corriendo.

“¡Shouma! ¡Hola!”

Shouma le preguntó a Lloyd por qué se había ofrecido como voluntario para recibir una paliza.

“¿Prometes que lo mantendrás en secreto?” Lloyd preguntó tímidamente. “Verás… realmente me gustó ese libro que trajiste. Pensé… quiero ser soldado algún día. ¡Prométeme no decírselo a nadie! Si se enteran, todos insistirán en que no puedo hacerlo”.

La jefa acababa de pedirle que recogiera algunos libros. Agarró el libro sobre soldados al azar.

Ahora ese libro le había dado a este chico un sueño. Ese hecho golpeó duro a Shouma.

Su partida de la ciudad no había sido en vano.

Eso no fue lo único. Lloyd sabía que era el chico más débil de la ciudad, pero siguió intentándolo, y eso le recordó al heredero rival.

“Me… encantaría ser… un héroe como el soldado de esa novela. Por favor, no te burles de mí”.

Shouma abrazó a Lloyd. “¡Nunca! ¡Amo tu pasión, Lloyd!” La luz estaba de vuelta en sus ojos.

Al mismo tiempo, tenía miedo, miedo de que si Lloyd abandonaba la ciudad, le ocurriría la misma suerte.

Kunlun era el lugar donde vivían los superhumanos. Lo que era normal no se parecía en nada a lo que era normal en el mundo exterior.

La gente temería a Lloyd. Y eso podría romperlo.

Podría perder el rumbo o sentir que todo lo que hizo fue inútil.

Shouma no quería eso. La amable sonrisa de Lloyd le había dado esperanza y no quería verla desvanecerse.

“Tanta pasión…” Shouma sintió que tenía una nueva meta en la vida. Estaba encantado.

“¿Pasión? ¿Cómo una fruta? No creo que tengamos ninguno de esos”.

“Oh, no, quiero decir… Lloyd, si quieres ser un héroe, ¡tienes que trabajar para ello! He estado en el mundo real. ¡Yo debería saberlo!” Shouma apretó los puños, sacudiendo la cabeza.

“¿Oh? ¿Así que la vida en la ciudad fue difícil para ti?” Lloyd parecía asustado.

“¡Sí! El mundo está lleno de aventureros y monstruos que parecen normales, ¡pero me superan por completo! Especialmente en la gran ciudad…”

Cuanto más le decía Shouma, más quería Lloyd ver la ciudad por sí mismo, y más descabelladas se volvían sus ideas al respecto.

Sin darse cuenta de las motivaciones de Shouma, Lloyd escuchó sus aventuras, en su mayoría inventadas, con los ojos brillantes.

“¡Wow! ¡La ciudad suena increíble! ¡Dios mío! ¡Caramba! ¡No puedo esperar para ir!”

Shouma asintió con aprobación. Luego se puso de pie, decidió su mente.

“¡Amo la pasión! ¡Seguid así! Me iré de la ciudad un rato. Tengo cosas que hacer, ¡aguanta, Lloyd!”

“¡Lo haré, Shouma! ¡Buena suerte!”

El futuro soldado agitó sus manitas hasta que Shouma se perdió de vista.

Haré de Lloyd un héroe. Ese será mi gran logro. Eso me hará sentir realizado.

Ayudaría a ese chico a ganarse la confianza, el respeto y la gloria reales.

“¡Cierto! ¡Tengo que poner en peligro al mundo! ¡Lloyd solo necesita el escenario y los actores adecuados! Y monstruos, ¡no, señores demoníacos!”

Shouma comenzó a trabajar en las sombras. Conoció a Sou, luego a Eug, y eso lo llevó a este día.

Los  recuerdos  lo  inundaron,  Shouma  se  mordió  el  labio,  mirando  a Merthophan.

“¡Por fin tengo un propósito! ¡Pasión! ¡Tanta pasión! ¡Metas! ¡Lloyd encendió un fuego en mi corazón helado! ¡Este mundo no es suficiente para un aldeano de Kunlun! Voy a hacer que su camino sea peligroso, así que cuando termine, se alegrará de querer ser un héroe, se alegrará de haber dejado Kunlun y estará seguro de que sus esfuerzos dieron resultado. Voy a hacer que el mundo lo ame por salvarlo, ¡y eso no puede suceder si no está en serio peligro! ¡Nunca dejaré que se sienta como yo!”

“No te sigo… pero entiendo que te apasiona”. Merthophan se ajustó el calzoncillo. Hombre, era el peor. “¡Lucha contra las palabras, hombre taparrabos!”

“Quieres decir, ropa tradicional de la granja”.

“¡En serio, no te entiendo en absoluto, pero no voy a retroceder aquí!”

“¡Entonces responderé con mi pasión por la agricultura! ¡Ven a mí!”

Con eso, Shouma se abalanzó, moviéndose demasiado rápido para que el ojo mortal lo viera.

Apuntando un golpe de kárate a la cabeza de Merthophan, su mano se balanceaba tan rápido que envió ondas de choque por el aire.

Merthophan lo miró directamente y levantó la azada. “¿Puedes ver esto?”

“¡Los agricultores tienen buenos ojos!”

Más exactamente, no duraría mucho en Kunlun a menos que aprendiera a rastrear movimientos tan rápido, pero si él pensaba que era solo trabajo agrícola, deje que el hombre sueñe. Sin embargo, los agricultores reales podrían estar irritados por esta tergiversación.

“¡Apasionado! Entonces, ¿qué tal esto?”

Shouma saltó hacia atrás, desatando un hechizo de fuego.

Una bola de fuego masiva, tan caliente que incineraría cualquier cosa a su paso.

Merthophan también se defendió de esto. Un solo movimiento de su guadaña extinguió las llamas.

La forma  en  que se  ajustó con  aire de suficiencia  el  pliegue de  su taparrabos estaba muy lejos de ser sexy.

“¡Este es el poder de la agricultura! ¡Ajústese el taparrabos y vuelva a intentarlo!” ladró el ex coronel.

“No,  es  el  poder  de  esos  artefactos.  Hombre,  eres  tan  malo  como cualquiera de los aldeanos…”

La conversación inconexa realmente estaba chupando el viento de sus velas. Shouma no parecía seguro de cómo atacar a continuación.

Hubo una pausa incómoda.

Entonces Sou se colocó detrás de Merthophan.

“Pareces estar luchando… Este no es el momento para defender los principios”.

“¡Sou!” Dijo Shouma, pero no logró reunir la voluntad para detenerlo. Sou estaba ahora a centímetros del hombre del taparrabos.

“Merthophan, ¿verdad? ¿Cómo me veo para ti?”

“Mmm. La última vez eras comerciante, pero ahora que lo miro de cerca, te verías bien sosteniendo un arado”.

Una leve sonrisa apareció en los labios de Sou. “Eres admirablemente consistente… Cuando nos conocimos, eras un soldado Azami y un halcón de guerra que odiaba a Jiou. Ahora eres un granjero de Kunlun. Una vez que te pones a pensar en algo, nunca te apartas de él. Admira—”

Antes de que Sou pudiera terminar, la azada y la guadaña de Merthophan se volvieron hacia él.

“¡Estás completamente abierto!”

“Ups.”

Y con ese grito… la guadaña partió a Sou en dos. Ni siquiera intentó esquivarlo.

“… Si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, felizmente te habría enseñado a cultivar. Pero como ex soldado de Azami, no puedo permitir que continúes con tus planes”.

Las dos mitades de Sou rodaron en diferentes direcciones. Merthophan los miró con tristeza.

“Ya veo,” dijo Sou, su voz completamente sin cambios. “Haré que me enseñes la próxima vez”.

“¿Q-Qué?”

Conmocionado, Merthophan se dio cuenta de que no había ni una gota de sangre en el suelo.

Dio un paso atrás, en guardia… y la mitad superior de Sou se acercó a la mitad inferior. Las dos mitades se volvieron a unir.

Sou estaba completo de nuevo. Incluso su ropa no mostró signos de daño. “¿Qu-Quién eres tú? ¿Eres siquiera humano?”

“Técnicamente, sí. Pero las circunstancias de mi nacimiento fueron inusuales… en términos simples…”

Sou se desempolvó.

“Soy el héroe, Sou. Un hombre rúnico compuesto por muchos elementos, incluidos ‘héroe’, ‘humano’ e ‘inmortal’.”

Sou sonaba triste, pero feliz de ser escuchado, su rostro parecía listo para llorar, pero sonriendo.

“Runas… ¿sabiduría más antigua?”

“¿Has oído hablar de ellos? Eso lo hace fácil. Hace mucho tiempo, durante la era del caos, Alka me formó a partir  de runas, para que pudiera proporcionar un rayo de esperanza para guiar a la humanidad”.

“Oh…”

“Estaba destinado a desaparecer cuando el mundo fuera salvado. Pero no morí. Una versión distorsionada de mi historia permaneció, transmitida de generación en generación, uniéndome a este mundo, pero sin una forma clara. Atado al concepto de ‘héroe’ e incapaz de cambiar”.

Todo esto era tan extravagante que hizo que la mente diera vueltas, pero la forma en que Sou hablaba resultaba extrañamente reconfortante. Merthophan escuchó en silencio. ¿Fue esto un subproducto de ser un hombre rúnico?

“Con el paso del tiempo, mi presencia se hizo menos clara. Me volví inestable, diferentes personas me veían como cosas diferentes. Puedo sentir dolor, pero no puedo morir, un infierno sin fin al que no se podría empezar a llamar vida”.

“Si todo esto es cierto, entonces eres el héroe que salvó al mundo. ¿Por qué hacer esto ahora?”

“Porque deseo el fin de mi existencia. Con ese fin, decidí matar a mi creador, Alka, para convertirme en lo opuesto a un héroe, para ser el malo”.

Volvió la mirada hacia Eug, que estaba montado a horcajadas sobre una langosta, luchando contra las chicas. Esa mirada parecía significativa.

“En el proceso, me reuní con Eug y conocí a Shouma… y llegué a creer que si convertíamos a alguien más en el héroe, y yo me convertía en la raíz de todo mal, podría morir”.

“¿Y ese alguien sería Lloyd?” Preguntó Merthophan.

Sou sonrió levemente, rascándose la cabeza. “Quizás he dicho demasiado. Debería hacer algo malvado pronto”.

Levantó una mano y avanzó por la acera en dirección a Merthophan.

“Un hombre rúnico inestable puede hacer muchas cosas. Por ejemplo… tocarte con mi mano derecha puede causar un dolor agonizante”.

Sou puso su mano suavemente sobre el hombro izquierdo de Merthophan. Dejó escapar un grito espeluznante y cayó de rodillas.

“¡Grahhhhhh! ¿Q-Qué…?

Sus armas se le cayeron de las manos.

Sou hizo su siguiente ataque con calma, como si se ocupara del papeleo en la oficina.

“Y si te toco con la izquierda, se sentirá tan pesado que ya no podrás moverte”.

Merthophan se estaba agarrando el hombro dolorido y Sou puso su mano ligeramente sobre eso.

La mano se estrelló contra el suelo y no volvió a moverse. “Guh… unh…”

“Finalmente, las yemas de mis dedos… Sí, digamos que pueden golpearte tan fuerte que te quedarás atrapado en la pared”.

Sou se golpeó la cabeza y Merthophan salió volando hacia las gradas, como un paraguas atrapado por una ráfaga de viento.

“… Seguro que eres algo”, lo elogió Shouma.

Sou se encogió de hombros y miró los enfrentamientos que se desarrollaban en cada centímetro del Estadio María. Sus ojos recorrieron la escena como un director de orquesta.

“Basta de jugar”, dijo, casi como si estuviera disfrutando esto. “El Imperio de Jiou debe dar su primer paso para liberar a los señores demonios y sacudir al mundo hasta sus cimientos”.

Eug había captado la mirada de Sou. Incluso mientras peleaba con las chicas, sonrió.

“Parece que ha terminado de jugar y está listo para los negocios, ¿eh? Joder, le tomó bastante tiempo”.

Tenía a su langosta lanzándose en todas direcciones, las chicas pisándole los talones.

Rol se estaba frustrando, incapaz de precisar su objetivo. “¡Deja de moverte! ¡No puedo pegarle al huevo así!”

“Bien”, dijo  Mena. “¡Rol, tiempo a cuestas!  Puedes  llevar como cien personas, ¿verdad?”

“¡¿No?! ¡Acabo de salir de mi lecho de enfermo! ¡Ni siquiera puedo llevar uno! ¡Deja de ser estúpida y haz tu trabajo! ”

Mena seguía sonriendo. “No te preocupes. Sus luchadores más fuertes están atados allí. Solo es cuestión de tiempo antes de que agarremos este huevo. En serio, no esperaba que el tipo del taparrabos fuera tan bueno…”

Mena lanzó un signo de victoria… maldiciéndose a sí misma. “…… Mena, mira.”

“¿Mm? ¿Qué, Phyllo?” Phyllo señaló.

Eug estaba de pie sobre el lomo de la langosta, la piruleta ya no estaba en su boca. Ahora descansaba en la palma de su mano.

“¡Eso estaba en tu boca!” Selen gritó. “¡Te pondrás las manos pegajosas!”

¿Era  este  un  buen  momento  para  preocuparse  por  la  higiene?  ¿O modales?

“Oh”, dijo Eug. “Esta es una piedra mágica”.

“……… Lo es……… pero ¿de qué tipo?”

Phyllo miró a Rol, quien sabía más sobre estas cosas. Rol frunció el ceño y lo miró fijamente.

“Hng… no tengo ni idea”.

“………Inútil.”

“No eres apto para llamarte director de la Academia de Hechicería Rokujou”.

Las evaluaciones fulminantes de las hermanas Quinone dejaron a Rol escupiendo saliva. Habían pasado algunos volúmenes desde un intercambio como este…

“¡Oh, mierda! ¡Los directores no lo saben todo!”

“Son malas noticias, sea lo que sea”, dijo Riho, sonando preocupado. “¡En guardia!”

“¡Oh, no es nada tan malo!” Dijo Eug. “Simplemente no tengo mucha magia en comparación con Alka, así que guardo una piedra mágica en mi boca para cargar mis reservas. Como una batería portátil”.

“Yo… no sé qué es eso…”

“¡Lo harás algún día! Espero que llegue. Una vez que el mundo haya cambiado…”

Eug sacó una especie de plántula de su bolsillo, desmenuzó la piedra mágica y esparció los pedazos sobre ella.

Los fragmentos de la piedra comenzaron a brillar y pronto fueron absorbidos por la plántula.

“¡Eso es… un treant!”

“¡No cualquier entrante! Esta es una plántula especial, cortada de esa niña”.

En esa última frase, miró a Micona.

A medida que la plántula creció, tomó forma humana.

El rostro en sí estaba cubierto por un caparazón de insectoide, demasiado siniestro para parecer humano, pero la figura se parecía a la de Micona. La reproducción fiel del tamaño de su busto ciertamente deleitaría a aquellos con un fetiche por ese tipo de cosas.

Entonces Eug sacó más plántulas de su bolsillo, diez más. “Oh…”

“Copias de Micona… perfectas réplicas de madera. Cada uno de tan alta especificación como el original”.

Eug chasqueó los dedos y las copias de Micona se levantaron, como si tuvieran cuerdas atadas. Todos se lanzaron sobre las chicas.

Su velocidad podría ser como la de un zombi, pero su poder era claramente un rival para el de Micona. Riho bloqueó un golpe con su brazo de mithril, pero fue arrojada hacia atrás de todos modos.

“¡Riho!” Marie gritó.

Al ver a Riho navegar hacia las gradas, Eug sonrió, mostrando sus caninos. “¿Qué te parece eso para darle vuelta a la situación? ¿Lista para terminar con esto? Es hora de que te rindas y entregues la Espada Sagrada”.

Las copias de Micona empezaron a atravesar la arena.