Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 2

Capitulo 3: El General Demonio Rajas

Parte 7

Después de un tiempo, la maldición que había sido lanzada sobre el cuerpo de Lefille pareció calmarse. Se puso la ropa, que Suimei le había traído mientras se sentaba en el suelo desnudo. Luego preguntó en voz baja sobre la causa de su sufrimiento.

“¿Una maldición?”

Sin mirarlo, Lefille asintió en silencio. Fue justo como sospechaba. Lefille continuó mirando al suelo con sus ojos apagados y sin vida. Pero antes de que pudiera preguntarle algo más, de repente habló.

“Yo…”

“…”

“Soy lo que llamarías realeza en Noshias… Aunque, dado que Noshias fue destruido, sería correcto decir que yo era lo que llamarías realeza”.

Dejó escapar un largo suspiro. Habló de sí misma en un tono casi burlón y mantuvo la cabeza gacha mientras confesaba su identidad.

“La realeza Noshiana… Su linaje se basa en heredar la sangre de los espíritus. Debido a que el poder de los espíritus era naturalmente fuerte en mí, fui criado para defender a Noshias desde la infancia. Todos los días, tenía técnicas de espada y la forma de canalizar el poder de los espíritus perforados en mí. Todo por defender el país cuando algún día los demonios nos atacaran desde el norte”.

Lefille luego se volvió hacia Suimei con una pregunta.

“Te hablé esta tarde de cómo Noshias fue hecho para probar la derrota a manos de los demonios, ¿no es así?”

“Si.”

“En ese momento… Ya ha pasado medio año, ¿eh? Se nos confió la fortaleza más al norte, pero fuimos derrotados ante el abrumador ejército de demonios. Durante la batalla, mis aliados se dispersaron. Y para cuando regresamos a la capital real, incluyéndome a mí y a la gente de allí, solo quedamos unos pocos”.

Debe haber sido doloroso para ella recordarlo. Su voz estaba tensa. Sin embargo, se obligó a seguir adelante como si fuera algo de lo que necesitaba hablar.

“Los demonios invadieron a una velocidad aterradora. Antes de que pudiéramos incluso evacuar a los ciudadanos fuera del país, su enorme ejército se había apoderado de la mayor parte de la nación. En ese momento, no teníamos medios para enfrentarnos a ellos. Hubo un clamor por realizar el ritual de invocación de héroes que había rechazado a los demonios en la antigüedad, pero para entonces ya era demasiado tarde. Nuestra única esperanza restante era mi poder, e incluso eso era inútil ante el vasto ejército de demonios. Nuestro ejército, conocido en todas partes por su fuerza, fue aplastado por su abrumadora cantidad. En una última demostración de fuerza de voluntad Noshiana, tomamos nuestra posición final en el castillo y aguantamos mientras durara nuestra resistencia. Todo terminó ahí”.

En otras palabras, se convirtió en un asedio. No fue una elección que habían tomado para intentar obtener la victoria; era simplemente porque no tenían adónde correr.

Para los norteños que se enorgullecían de su valentía y sus defensas, probablemente era su forma de decir que, incluso cuando estaban acorralados, no se habían rendido.

“Si te sitiaron, ¿cómo estás aquí ahora?”

“Mientras todos se preparaban para el asedio, yo tenía otra obligación. No se me permitió morir en el castillo. Por el poder de los espíritus. Como tengo este poder, tuve que sobrevivir para que esta línea de sangre no se extinguiera. No se me permitió luchar hasta el final en el castillo como todos los demás.  Sí, porque tengo este poder, mi padre, mi madre, mis amigos, todos los que eran importantes para mí… los abandoné a todos. Me vi obligado a hacerlo. No tuve más remedio que huir”.

Suimei apenas podía comprender el arrepentimiento que sentía, pero podía verlo. Los hombros de Lefille colgaban bajos mientras hablaba. Como alguien del Japón moderno, Suimei habría estado feliz de estar viva en su posición.

Pero para alguien que se ganaba la vida en la batalla y se enorgullecía de llevar a cabo sus deberes ancestrales, la pérdida por la que había pasado era dolorosa. Y debido a que tenía el poder sagrado de los espíritus, ese sentimiento solo se amplificó.

“En medio de todo esto, me lanzaron una maldición. Mientras huía a otro país, me encontré con un grupo de demonios, incluido ese general”.

“¿Entonces fue él?”

“No, no fue Rajas. La que me maldijo fue una demonio que lideró un ejército junto a Rajas. Por lo que he deducido, es un demonio general especializado en maldiciones. No sé cuáles eran sus intenciones, pero cuando fui derrotado en la batalla y ya no podía moverme, me lanzó esta maldición como para burlarse de mí. Me vi obligado a arrastrarme por el suelo como un gusano y consolarme de una manera vergonzosa”.

Eso fue todo, o eso dijo mientras su cuerpo temblaba y su voz se apagaba débilmente. Esas eran las circunstancias de la maldición que se le había impuesto.

Pero esa no era la única razón por la que odiaba tanto a los demonios. Ellos eran la causa de todo lo malo que le había pasado. Pensando en ello, Suimei se dio cuenta de algo. La maldición de Lefille le recordó cierto incidente.

“¿Podría ser… en la posada de Metel antes también?”

“Ah, entonces recuerdas eso… Eso es correcto. La noche anterior, aparentemente salí a buscar un abrevadero. Entré en razón cuando me desperté por la mañana e intenté regresar a la posada sin ser visto… Fue entonces cuando me encontré contigo”.

“¿Sabes qué desencadena la maldición?”

“Cuando uso demasiado de los poderes de los espíritus, parece que las cosas terminan así. El día antes del incidente en la posada fue el día en que acepté la solicitud del gremio para cazar a ese ogro. Probablemente fue por eso”.

“¿Alguna vez has intentado resolver la maldición?”

“Lo he intentado, pero no soy un mago. Está mucho más allá de mis capacidades, pero incluso los magos de renombre y los sacerdotes de la Iglesia de la Salvación lo abandonaron”.

Eso significaba que había estado sufriendo su maldición todo este tiempo. Sin   un   hechizo   para   eliminarlo   o   mitigarlo,   continuaría   vagando inconscientemente y haciendo estas cosas. Por su cuenta, había tenido que soportarlo.

Lefille luego se hundió en un sombrío silencio por un tiempo, pero finalmente, dejó escapar una risita de autocrítica.

“Heh…”

“¿Lefille?”

“Solo ríete. Este es el tipo de mujer que soy. Tener una maldición tan vulgar puesta sobre mí por un demonio… Este tipo… ¡Este tipo de…!”

Con esas palabras, Lefille agarró de repente el cuello de Suimei con ambas manos. Cuando ella le dijo que se riera, le suplicaba que se riera.

Incapaz de soportar la verdad, solo quería que él pensara en todo lo que le había dicho como una broma. Pero mientras  su propia sonrisa forzada se desmoronaba bajo el peso de la desesperación, todo lo que su mirada severa comunicaba era desesperanza.

“¡¿No es ridículo?! ¡Este es mi castigo por dejarme llevar por el poder de los espíritus y abandonar a aquellos a quienes se suponía que debía proteger! Toda esa charla de querer proteger a la gente con este poder…

¡¿Qué estúpido es eso?! Mi enemigo me maldijo, pero incluso sin eso, no se me permitiría morir…”

Lefille lo llamó un castigo, y así era como se sentía realmente. Atormentada por todo esto, aburrió su corazón y desahogó sus dolorosas frustraciones.

¿Qué parte de eso fue risible? El sufrimiento que había soportado era demasiado común en este mundo, y no era motivo de risa. Las lágrimas amargas que había derramado no eran algo de lo que pudieran reírse.

“Pero querías protegerlos, ¿verdad?”

“Yo… Eso es correcto. Quería, con este poder…”

“Eso no fue un error. Por eso no deberías culparte tanto”.

“Pero escapé. Aunque yo no quería. Aunque no quería abandonar a nadie. Todavía corrí”.

“Lefille…”

Suimei cerró los ojos. Llevada hasta las lágrimas, Lefille perdió la fuerza en sus manos y soltó su cuello. Mientras temblaba entre fuertes sollozos, Suimei la agarró por los hombros.

“Que te nieguen la oportunidad de morir con tu gente y luego te maldigan para hacer cosas tan vergonzosas. Puede esto… este tipo de realidad miserable realmente…”

Su país le fue arrebatado. Sus seres queridos fueron brutalmente asesinados. Y encima de todo, ahora estaba deshonrada por esta maldición. Para una mujer, no había nada más insoportable. Mientras todo eso se hundía en su corazón, Suimei envolvió sus brazos alrededor de Lefille que lloraba amargamente.

“Lefille, lo siento. Perdóname por esto”.

“Ah…”

Y luego, quitándose la capa exterior de su traje de caballero, expuso su piel húmeda y tentadora.

“Ah, no…”

Debe haber sentido peligro al ser tocada. Cerrando los ojos con fuerza, el cuerpo de Lefille se puso rígido. La fuerte espadachina que luchó audazmente contra los demonios era completamente irreconocible en esta chica que tenía miedo de un hombre. Sin importarle el cambio que se había apoderado de ella, Suimei tocó suavemente su piel donde estaba grabada la maldición.

“Correspondencia de toda la creación”.

Lo que lanzó fue un análisis de magia. Cuando Lefille se encogió en sus brazos, colocó su mano directamente contra la marca de la maldición y comenzó a investigar la fórmula detrás de ella. A medida que su círculo mágico se extendía, la información pasó a Suimei a través de su mano.

Dado que le había sido infligido a ella, no era una maldición natural. Se clasificó más cerca de la magia de resonancia sensorial. Podía decir mucho, pero incluso con su conocimiento de la magia moderna, era imposible para Suimei disiparlo.

Apretó los dientes cuando se dio cuenta de eso, pero eso no significaba que fuera completamente impotente. Suimei reunió maná en su mano y usó un segundo hechizo para aliviar los efectos de la maldición.

“Hnn, hngh… Ah…”

Después de un rato, la voz indebidamente adolorida de Lefille gradualmente se volvió más tranquila. En poco tiempo, su respiración irregular también se había calmado.

“¿Cómo está el calor en tu cuerpo?”

“Ah… hahh, ha… Ah…. Parece que se ha calmado considerablemente…

¿Qué fue eso?”

“Estoy usando magia para suprimir los efectos de la maldición. Con esto, debería sentirse un poco mejor”.

“¿En serio? Nadie ha podido hacer tanto…”

Sonaba aliviada, pero eso solo hizo que Suimei se sintiera más culpable. Incluso si pudiera mitigar la maldición hasta cierto punto, todavía no podría…

“Lo siento. Aunque puedo debilitar temporalmente su poder, no puedo disiparlo. Es un caso complicado. Es probable que tengamos que eliminar a quien lo haya lanzado sobre ti o hacer algo con el intermediario que se usó cuando te lo lanzaron. No creo que haya otra forma de disiparlo”.

Mientras hablaba, Suimei inclinó la cabeza con decepción. La maldición de Lefille fue una aplicación práctica de la magia de resonancia sensorial.

La magia de resonancia sensorial, junto con la magia de contacto, fue propuesta por el antropólogo escocés y estudioso de los misterios James George Frazer.

Utilizó la idea de que las cosas que tenían formas similares, e incluso conceptos que se parecían entre sí, estaban todas conectadas de manera invisible y, posteriormente, podían influirse entre sí. Una conexión de esa naturaleza podría incluso amplificar místicamente una maldición.

Básicamente, era la idea detrás de usar un muñeco inspirado en alguien o una imagen de ellos en lugar de hacerle algo a la persona.

Ejemplos comunes fueron el ritual japonés de clavar una muñeca a un árbol o el muñeco vudú haitiano. Y según lo que Suimei aprendió de su análisis, la maldición de Lefille probablemente fue algo similar. Eso significaba que no sería fácil disipar la maldición sin eliminar cualquier medio que se pareciera al objetivo.

“Lo siento. Esto es lo mejor que puedo hacer”.

“…Está bien. Gracias.”

Con una maldición que no pudo deshacer frente a él, Suimei se vio obligado a enfrentarse a su propia impotencia. Suimei se disculpó mientras se hundía en una profunda sensación de impotencia, pero Lefille logró una sonrisa de dolor y negó con la cabeza. Gota a gota, la desbordante tristeza de Lefille comenzó a fluir por sus mejillas. Continuó como una lluvia repentina, goteo… gota…

“Hngh…”

El dolor por el que estaba pasando era algo que solo ella podía entender. Y como ajena a sus sentimientos, no había nada que Suimei pudiera decir realmente para consolarla. No importa cuánto apoyara su cuerpo, no era su lugar. Y así, mientras Lefille continuaba llorando, Suimei no pudo decir una palabra.

***

Habían pasado unos días desde la noche en que Suimei se enteró de la maldición de Lefille. Desconfiados tanto de la vida salvaje como de los demonios que puedan estar al acecho, la pareja tuvo que proceder con precaución y aún no había logrado salir del bosque.

Actualmente, estaban sentados en un claro junto a un río y tenían un almuerzo modesto. Después de hacer que el agua del río fuera segura para beber con magia y esparcir la comida de su mochila escolar, Suimei comenzó a masticar un pedazo de pan duro mientras Lefille señalaba un frasco que estaba a su lado.

“Lo siento, Suimei-kun, pero ¿podrías pasarme la miel?”

“Sí, aquí”.

“Gracias.”

Mientras Suimei le entregaba el tarro de miel. Lefille le dio las gracias y empezó a untar un poco en el pan. Y como lo estaba haciendo en exceso, Suimei la llamó.

“Oye, Lefille”.

“Mm, este pan es bastante duro, ¿no? Es mejor si lo sumerges ligeramente en agua, Suimei-kun”.

“Sí, lo entiendo, pero no es eso lo que estoy diciendo”.

“No te  preocupes,  esta  miel  es  bastante  dulce.  Mojarlo  un  poco  no disminuye el sabor en absoluto”.

“…”

Suimei guardó silencio sobre la conversación unidireccional. Lefille había estado actuando así desde esa noche. Ella estaba claramente afectada por lo que sucedió. No sólo su comportamiento era antinatural, ella apenas lo escuchaba y pasaba por alto cualquier cosa que él intentara decir.

Bueno, después de lo que pasó…

Después de que él se enteró de su secreto, tal vez no hubo manera de evitar la incomodidad entre ellos. Sin embargo…

“Oye, Lefille”.

“¿Qué pasa, Suimei-kun? Si se trata del almuerzo, estoy bien, gracias. He tenido suficiente. ¿O puedo pasarte algo esta vez?”

“No, eso no es lo que yo… Tienes un poco de miel en la mejilla”.

“¿Eh…? ¡¿Bwuh?!”

Lefille levantó la voz sorprendida y comenzó a frotar su mejilla con la mano en un nerviosismo antes de señalar con una mirada crítica a Suimei.

“D-Deberías haberlo dicho antes… Espera, no hay…”

“Sí, mentí”.

Cuando Suimei dijo eso secamente, Lefille se puso de pie indignada. “¡T-Tú! ¡¿Me engañaste?!”

“Bueno sí. Cierto alguien se niega a tener una conversación conmigo, así que pensé en darle un pequeño empujón a las cosas”.

“Hmph… Eso es…”

“Entonces, Lefille… Estamos trabajando juntos aquí, así que solo habla conmigo, ¿de acuerdo? Lo dijiste antes, ¿no? Si podemos hablar entre nosotros, nuestro trabajo en equipo será mucho mejor”.

“…”

En un total de ciento ochenta desde el acto que había estado haciendo antes, Lefille bajó la cabeza con amargura. Suimei podía ver el dolor parpadeando en sus ojos. Dejar cosas como esta tampoco sería bueno.

“B-Bueno… Sabes, después de lo que pasó, sé que será algo difícil. Pero también es incómodo para mí, y puede ser difícil, pero creo que será mejor poner un poco de esfuerzo en llevarnos un poco bien”

“Está bien, Suimei-kun. Me alegra que estés siendo tan considerado, pero por favor, no te preocupes más por mí”.

“Lefille…”

La expresión de Suimei se volvió algo solitaria. Su propuesta de esforzarse en llevarse bien fue rechazada por unas pocas palabras de negativa.

“Esta es una buena oportunidad, así que permítanme hablar claramente aquí. No deberías estar conmigo”.

“¿No debería estar contigo? Eso es un poco…”

“Involucrarte conmigo solo te traerá desgracia a ti también. Es por eso que deberías dejar de intentar acercarte más de lo necesario”.

¿En qué estaba pensando Lefille cuando emitió esa declaración con ojos tan sombríos? Quizás estaba recordando a las personas a las que no había podido proteger en el pasado. Mirándola a los ojos, Suimei pudo sentir su dolor.

“Todos los que se involucran conmigo… desaparecen. Y si insistes en quedarte, Rajas y los demonios también te matarán. Ya tuve suficiente. Ya he tenido suficiente de ver a la gente morir delante de mis ojos por mi culpa. Es por eso…”

“No decidas por tu cuenta que los demonios me matarán”.

“Pero así es como es. Los demonios son fuertes y se convierten en enemigos aterradores. Y si se reduce a eso, terminaré abandonándote. Tengo que. Por el bien de proteger el poder de los espíritus. Y estoy harto de abandonar a mis amigos”.

“…”

Suimei permaneció en silencio con una expresión severa, pero Lefille cerró los ojos y habló con seriedad e imploración.

“Sé que estoy siendo egoísta, pero ¿podrías retroceder aquí? Una vez que despejemos el bosque, dividámonos de inmediato. Por favor.”

“Eso es tan repentino. Seguramente no espera que le dé una respuesta en el acto, ¿verdad?”

Lefille miró torpemente hacia abajo ante la respuesta de Suimei, pero su conversación se detuvo abruptamente cuando los matorrales detrás de ellos de repente comenzaron a crujir ruidosamente.

“Tch… ¡Suimei-kun!”

“Si.”

Dándose la vuelta de inmediato, Lefille llamó a Suimei como para advertirle, y Suimei le devolvió el saludo. ¿Era la identidad de esa presencia oscura y un perro callejero? ¿Un lobo? ¿Un monstruo? ¿O quizás incluso un demonio?

Ante un posible ataque, Suimei puso a trabajar sus seis sentidos y se mantuvo en guardia. Las cosas se habían puesto serias en cuestión de segundos.

Con una espadachina armada y un poderoso mago listo para derribar, el aire estaba lleno de tensión. Pero lo que apareció ante ellos no era en absoluto lo que esperaban. Lo que salió arrastrándose de la maleza crujiente fue un hombre gravemente herido.

“¡¿Qué?!”

“¡O-Oye!”

Lefille y Suimei expresaron su sorpresa.

El hombre herido vestía una armadura como un aventurero, pero sus pasos eran inestables, sus ojos estaban vacíos, su ropa estaba manchada de rojo con sangre y todo su cuerpo estaba enconado por las consecuencias de lo que parecían laceraciones y quemaduras.

Su respiración no era más  que un leve resuello, como si ya estuviera a las puertas de la muerte. Estaba en tan mal estado que sus ojos no podían enfocar nada. Lefille corrió rápidamente hacia él.

“¡Resiste!”

“Ah, guh… T-Tú eres…”

“¡¿Qué pasó?!”

“N-Nosotros… fuimos atacados… por demonios… en las montañas…”

“¿Montañas? Demonios, ¿dijiste?”

Eso fue todo lo que pudieron discernir del habla entrecortada del hombre. Al escuchar solo esas palabras fragmentadas, la expresión de Lefille se volvió sombría. Llegando a una comprensión completamente diferente, Suimei le dio un golpecito en el hombro.

“Oye, Lefille. Estos muchachos…”

“¿Qué hay de él?”

“Él es el aventurero de antes”.

“¿De antes? Ah… ”

Lefille se sorprendió cuando se dio cuenta de lo que quería decir. Gracias a toda la pérdida de sangre y el trauma, no había reconocido al hombre al principio.

Cuando Lefille se vio obligada a dejar el cuerpo comercial, esta era la escolta que había sido tan desagradable y había levantado un escándalo al respecto.

Después de ser atacado por demonios en algún lugar, parecía que huiría solo. O quizás vino en busca de ayuda. Suimei no sabía cuál era, pero el asunto urgente en cuestión era que este hombre necesitaba ayuda. Mientras reunía maná en las palmas de sus manos, le dio instrucciones a Lefille.

“Lefille, acuéstalo allí. Lanzaré magia curativa de inmediato”.

“C-Correcto… Lo tengo”.

Lefille respondió sin ninguna agudeza en su voz. Ella entendió la gravedad de la situación y asintió con firmeza antes de acercarse al hombre y ayudarlo a tumbarse en el suelo. Esta chica seria no parecía tener ni una pizca de resentimiento hacia él.

“Te dejo el resto”.

“Si.”

Suimei asintió en respuesta a ella. Luego se puso a trabajar lanzando magia curativa. Mientras su objetivo no estuviera en condición crítica, Suimei debería poder usar sus técnicas para salvarlos. La sanación espiritual fue especialmente eficaz para las heridas externas.

No podía hacer mucho para aliviar los síntomas de una grave pérdida de sangre, pero había magia de restauración para eso. Múltiples círculos de magia se elevaron desde debajo del aventurero y la palma de Suimei. Luego, una luz esmeralda cubrió las heridas del aventurero y las selló rápidamente. Sin embargo…

“…”

Suimei se detuvo allí. En medio de su curación, Suimei bajó la cabeza y bajó las manos.

“¿Qué…?”

Lefille estaba desconcertada por sus acciones. Desde donde estaba parada, simplemente parecía que Suimei había abandonado el tratamiento. Al verlo retirar inesperadamente las manos, Lefille lo llamó con voz estricta.

“Suimei-kun, ¡¿qué pasa?! ¡¿Por qué detuviste tu magia?!”

“…No sirve de nada. Su cuerpo astral ha sufrido daños irreparables. Ninguna curación puede ayudarlo ahora”.

Suimei no pudo hacerlo. El hombre no pudo salvarse. Fue imposible. Pero después de ver todas sus heridas cerrarse, Lefille no podía entender lo que estaba diciendo Suimei. El hombre le pareció casi curado.

“¿Q-Qué estás diciendo? ¿No sanaste sus heridas con tu magia? Entonces por qué…”

“Sus heridas fueron curadas. Sus heridas sí, claro, pero… ”

“Entonces―”

¿No significaba eso que estaba curado? Suimei estaba seguro de que eso era lo que estaba a punto de preguntar, así que de forma preventiva negó con la cabeza mientras se mordía el labio con frustración. Al ver eso, Lefille parecía a la vez dolorida y confundida.

“¿Por qué…?”

La voz decepcionada de Lefille fue dolorosa para los oídos de Suimei.

En el fondo, sintió que se hinchaba su impotencia. A pesar de que había odiado a este hombre en algún momento, no podía escapar de ese sentimiento de amargura. Lefille, sin embargo, todavía parecía sospechar de por qué Suimei había detenido su tratamiento.

“Esto no se debe a que él sea el que me echó del cuerpo comercial, ¿verdad? No me menosprecies. ¡No me importa lo que pasó en ese entonces! ¡Solo date prisa y cúralo!”

“…”

“¡Suimei-kun!”

“No, es inútil. Como viste, puedo curar las heridas de su cuerpo. Puedo curarlos, pero tal como dije, su cuerpo astral… Con el caparazón que sirve como recipiente para su alma tan gravemente dañado, no puedo salvar a este hombre sin importar cuánta magia curativa use”.

“¡¿Qué…?! Eso no puede…”

Mirando la vida que palpitaba como una neblina ante sus ojos, Lefille se quedó sin palabras. Al verla así, Suimei lamentablemente explicó la situación.

“En las condiciones adecuadas, puede haber una mínima posibilidad, pero no tenemos tiempo para nada de eso. Incluso si comencé a prepararme ahora, el cuerpo de este hombre no resistirá lo suficiente”.

Al escuchar la declaración de Suimei, Lefille apretó la mandíbula y dejó caer los hombros. Ver morir a alguien era difícil para cualquiera, pero era obra de demonios. Fue especialmente doloroso para Lefille.

Pero mientras Lefille y Suimei miraban con horrorizada decepción, el hombre de repente se volvió hacia Lefille.

“L-Los otros… t-todavía están siendo atacados… por los demonios…”

“¡¿Hay supervivientes?!”

“No lo sé… Por algún milagro, tal vez…”

“¡¿Pero podrían estar vivos?!”

Lefille le preguntó una vez más, pero no hubo respuesta. El aventurero movía la boca como si estuviera luchando por que el aire entrara en sus pulmones, pero no había palabras. Parecía que ya no podía hablar. Al verlo así, Lefille tuvo una idea y le preguntó al hombre algo más con voz tranquila.

“Los otros están en dirección a la montaña, ¿verdad?”

¿Había un significado en tal pregunta? Su voz era tan tranquila que fácilmente podría haber sido confundida con fría. Pero cuando el hombre escuchó su pregunta y el atisbo de pavor en ella, asintió lentamente. No mucho después, exhaló su último aliento.

“Hrgh…”

Lefille se quedó en silencio y Suimei desvió la mirada.

Después de unos momentos, Lefille se levantó de estar arrodillado al lado del hombre. Su actitud fue completamente diferente. Dándole la espalda a Suimei, miró en cierta dirección.

“O-Oye… ¡¿Lefille?!”

Suimei la llamó, pero Lefille no se dio la vuelta. En cambio, se disculpó por alguna razón.

“Lo siento, Suimei-kun.”

“Puedes pedir perdón todo lo que quieras, pero ¿qué estás planeando?

¿Por qué estás mirando de esa manera?”

“¿Por qué? Esa es una pregunta tonta, Suimei-kun. ”

¿Estaba diciendo que la respuesta era obvia? Ciertamente lo fue. Se había vuelto para mirar hacia atrás por el camino por el que habían estado caminando hasta ahora. Y cuando pareció que se había fortalecido por completo, se volvió hacia Suimei y expresó su determinación en palabras.

“Suimei-kun, voy a salvar a la gente del cuerpo comercial”.

“¿Vas a salvarlos? ¿En serio?”

“No estaba bromeando”.

“¡¿Aunque no sepas dónde están realmente?!”

“Es probable que estén por el sendero de la montaña. Incluso si se desviaron, debería ser fácil encontrar dónde”.

“¡Pero ni siquiera sabes si todavía están vivos!”

“No, pero podrían serlo. Es por eso―”

Iba a ir a salvarlos. Iba a realizar un rescate audaz e imprudente. Pero Suimei no podía dejarla hacer eso. Después de todo…

“¡¿No lo entiendes?! ¡Esta es una trampa tendida por los demonios para atraerte!”

“Una trampa, ¿eh?”

“¡Así es! Esos tipos atacan indiscriminadamente al ver humanos, ¿verdad?

¿De verdad crees que dejarían escapar a un solo herido? ¡Rajas definitivamente está al acecho allá atrás!”

De hecho, fue una trampa. Anticipaban que Lefille vendría a salvar a la gente del cuerpo comercial. Fue un plan cruel atraerla de regreso. Y parte del plan consistía en dejar que un aventurero herido de muerte se alejara para encontrarla e impulsarla a la acción.