Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 2

Capitulo 2: Hacia El Viaje Tormentoso

Parte 2

Una hora después de que Suimei y Lefille se reunieran con éxito con el grupo, el cuerpo comercial partió de las afueras de Metel sin ningún problema. Fue un comienzo prometedor para el viaje de Suimei.

No quería nada más que el resto del viaje para continuar de esta manera. El trabajo de Suimei era escoltar al cuerpo comercial hasta la ciudad de Kurant.

Según sus investigaciones previas, quedaba mucho terreno por recorrer antes de que llegaran a su destino.

La distancia entre Metel y Kurant se podría recorrer en varios días. En términos del calendario gregoriano que Suimei conocía, tomaría alrededor de una semana.

Metel estaba situado al oeste de la zona central del país, mientras que Kurant se encontraba hacia la frontera occidental.

A fin de cuentas, una semana fue en realidad un viaje bastante corto entre dos ciudades en un país de este tamaño. Pero para un chico moderno como Suimei, tener que caminar desde casi el amanecer hasta el anochecer era como un castigo leve. En cuanto a su posición en la formación, Suimei había sido colocado en la retaguardia del cuerpo comercial.

Con el fin de fortalecer la guardia delantera, miembros veteranos del gremio y mercenarios de confianza de otras afiliaciones se habían hecho cargo del frente. Los otros escoltas que habían aceptado la comisión, incluido Suimei, se encargaron de rodear el cargamento para protegerlo.

Lefille también era parte de este grupo y caminaba junto a Suimei. A pesar de la atmósfera incómoda de su interacción anterior, nada era extraño entre ellos. Mientras vigilaban los vagones y sus alrededores, hablaban entre ellos y entablaban una conversación ociosa para pasar el tiempo. Como eran camaradas en este trabajo, naturalmente se abrieron un poco el corazón el uno al otro. Incluso ahora, cuando un viento agradable comenzaba a soplar sobre la llanura, seguían hablando.

“… Entonces, ¿qué pasa con la Diosa Alshuna?”

“La Iglesia de la Salvación enseña que ella es el ser que formó los cielos y la tierra en los que vivimos. En todo el mundo, no hay nada que la supere. Para aquellos que estudian las artes místicas, no existe una existencia superior”.

“Ya veo…”

Suimei estaba ordenando sus pensamientos mientras escuchaba la explicación de Lefille. Actualmente, Suimei estaba recibiendo una lección de Lefille sobre la Diosa Alshuna. Suimei sabía que Lefille era alguien que frecuentaba la iglesia y aprovechó esta oportunidad para aprender los fundamentos de la religión local, pero…

Eso significa que la mayoría de la gente de este mundo ve a la Diosa Alshuna como un ser supremo. Es una cultura monoteísta…

Como se le explicó, la Diosa Alshuna era la única deidad que era adorada en todo el mundo. La transformación del mundo del caos puro a su estado actual se atribuyó a su intervención divina. La única otra existencia en su nivel sería el dios maligno adorado por los demonios, pero parecía que la Iglesia de la Salvación no reconocía a su dios.

“Incluso diferentes razas como los elfos, enanos, teriantropos y dragonnewts reconocen a la Diosa Alshuna”.

“¡Oh por supuesto! Hay ese tipo de semihumanos por ahí, ¿no es así?”

“Así es, pero… ¿no había ninguno de dónde vienes?”

“No, me temo que no. Solo he oído hablar de ellos, y nada más que eso”.

Estaba pasando por alto los detalles, pero Suimei no estaba mintiendo exactamente. Razas como esa eran extremadamente comunes en escenarios de fantasía, por lo que sabía en qué se basaban en el contexto. Pero aun así, Suimei no había visto ni uno solo en Metel.

Entonces supongo que te espera una sorpresa una vez que llegues a Nelferia. Allí es bastante diverso. No habrá muchos elfos o dragonnewts, pero escuché que los teriantropos son bastante comunes… Nos hemos salido un poco del tema, pero ¿tienes algo más por lo que tengas curiosidad con respecto a Alshuna?

“No, eso es suficiente por ahora. Muchas gracias. Fue bastante educativo”.

“Eres muy bienvenido. Realmente no fue nada. Pero si puedo preguntar,

¿no existe la Diosa en las tierras del este?”

“Hahaha, se podría decir que…”

Suimei terminó dando una respuesta vaga. Lefille había preguntado específicamente si la Diosa “existía” de donde era él. De la misma manera que la gente en este mundo pensaba en los Elementos como poderes literales que podían suplicar, consideraban a su Diosa como una entidad inequívoca.

No solo estaban bastante seguros de que ella existía, sino que pensaban en ella de una manera muy antropomórfica, bastante concreta.

Lefille se había quedado en silencio mientras Suimei digería sus pensamientos sobre religión. Cuando se volvió para mirarla mientras caminaba a su lado, notó claramente lo que llevaba.

Llevaba la misma armadura ligera que cuando la conoció por primera vez, además de una mochila de tamaño razonable que no sería difícil de manejar para una chica de su estatura. Pero en su espalda, llevaba algo bastante curioso y llamativo.

“¿Qué pasa, Suimei-kun?”

“No mucho. Estaba pensando que el objeto de tu espalda es bastante grande”.

“Ah, ¿esto?”

Lefille volvió la cabeza y miró por encima del hombro a su espalda. Atado a él había algo grande y envuelto en tela. Suimei y Lefille tenían aproximadamente la misma altura, pero este objeto era fácilmente más grande que cualquiera de ellos. Mirando su forma, era probable…

“Ha captado mi interés desde hace bastante tiempo, pero ¿sería quizás una espada?”

“Sí, eso es exactamente.”

Lefille asintió. Tal como Suimei había adivinado, el enorme objeto era de hecho una espada, una lo suficientemente masiva como para que pareciera haber sido forjada para partir un oso grizzly en dos. Llamarlo una gran espada era quedarse corto.

Sin embargo, lo que Suimei encontró más asombroso fue el hecho de que Lefille había estado cargando algo así en su espalda todo este tiempo sin mostrar ningún signo de fatiga.

No había ni una sola gota de sudor en su rostro. Su fuerza fue simplemente asombrosa para él. También usó una espada bastante delgada, pero esto dejó en claro que era capaz de mucho, mucho más. Cómo esto era posible con su delgada figura era un completo misterio para Suimei, incluso con los ojos de un mago.

“Entonces, ¿por qué elegiste eso como tu arma?”

“Esto es algo que se ha transmitido en mi familia de generación en generación. Después de que su anterior dueño, mi padre, renunció, lo heredé”.

“¿Entonces al principio usaste algo más?”

“No.”

Si lo hubiera heredado de su padre, eso sugeriría que no siempre había estado en su poder. Sin embargo, Lefille afirmó que ese no era el caso.

Agarró una espada imaginaria frente a ella y actuó como si la estuviera blandiendo.

“Me fue incrustado incluso cuando era niño. Desde el principio, solo entrené para usar una espada grande”.

“En ese caso, debes tener bastante confianza para manejar esa cosa”.

“Heh… Es por eso que mi única característica redentora es mi talento con una espada”.

“Creo que es asombroso. También tengo algo de experiencia con espadas, pero incluso si tuviera la fuerza física para ello, no tendría la confianza para empuñar algo así”.

Lefille dio una sonrisa de autocrítica mientras Suimei expresaba su admiración en palabras. Las espadas no eran algo que alguien pudiera usar solo con fuerza.

Ciertamente, todo lo que se balanceaba y golpeaba contra algo requería fuerza bruta. Pero cuando se trataba de la capacidad de combate real, ese era un juego completamente diferente.

Además de la fuerza necesaria para sostener la espada, empuñar una requería un control preciso de todo el cuerpo del usuario. Para Suimei, que era principalmente un mago, ese tipo de hazaña era imposible. Lefille debe haber dedicado su vida a aprender a usar algo de ese tamaño y peso para tomarlo como su arma preferida. Quizás por eso habló de ello de la forma en que lo hizo.

“No es nada. Con suficiente práctica, cualquiera podría usar uno para dividir algo como un ogro en dos”.

Suimei estaba seguro de que la escuchó mal. De hecho, iba a fingir que nunca la había escuchado decir algo así de manera tan casual. No había forma de que alguien pudiera dividir en dos a un gigante destructor de fortalezas con solo práctica. Esa afirmación sopló la humildad que había mostrado cuando atribuyó la victoria sobre el ogro a sus compañeros antes limpios del agua.

Si era cierto, debió haberse reprimido seriamente durante la evaluación de su gremio. Con ese tipo de habilidad, sería rival incluso para los maestros de la espada del mundo de Suimei. Francamente, ella era peligrosa. Mientras Suimei pensaba cosas tan groseras en secreto, Lefille sería quien le haría una pregunta esta vez.

“¿Te inculcaron algo cuando eras niño, Suimei-kun?”

“No escuché eso, no escuché eso… ¿Eh?”

“¿Suimei-kun? ¿Qué pasa?”

“¿Eh? Oh, eh, hrm… Para mí, bueno, ya sabes, fue esto”.

Finalmente comprendiendo el cambio de tema, Suimei hizo un gesto para responderle. De una manera bastante obvia, reunió maná denso en la palma de su mano. Lefille respondió cuando llegó a comprender su significado.

“Magia, ¿verdad? Eres un mago, después de todo. Debería de haber sabido eso…”

“Sí, pero al principio, todo fue completamente incomprensible. Familia y todo…”

“¿Fue… incomprensible?”

Suimei se detuvo brevemente para contemplar su respuesta antes de responder con una risa preocupada.

“Si. Cuando te enseñaron el manejo de la espada que se había transmitido de generación en generación, Grakis-san, ¿cómo fue para ti?”

“Hmm… Bueno, fue algo con una historia bastante larga, como dijiste. Con frecuencia se me dio una conferencia extensa sobre por qué era importante para mí aprenderlo y seguir adelante. Tanto es así que me hizo sangrar los oídos”.

La herencia y la disciplina estricta como medio de transmitir instrucciones eran algo bastante común en la historia del manejo de la espada.

Pero no todo funcionó así. Suimei recordó cuando comenzó por primera vez en el camino hacia la magia. Cuando era solo un niño pequeño, su padre lo había llevado a la habitación individual de la casa con la puerta cerrada. Y entonces…

“Mi padre no hablaba mucho, así que no entendí nada de eso. ‘Debes memorizar esto’, fue todo lo que me dijo al principio. Así fue como empezó…”

“¿Sin ninguna razón?”

“Bueno, había más o menos una razón. Pero esa razón no era algo que un niño pudiera entender. Y mi padre tampoco tenía intención de hablar de eso. Fue considerablemente más tarde que realmente escuché lo que era”.

Mientras hablaba de ello, la mente de Suimei naturalmente se desvió hacia el recuerdo de ese día. El día en que llegó a conocer la razón a medida que avanzaba en su vida como mago. Si no hubiera sido por ese día, su padre habría llevado la verdad con él hasta la tumba.

Pensando en ello ahora, tal vez era solo que enseñarle magia era todo lo que su padre sentía que podía hacer por él como padre. Conociendo a ese hombre torpe de padre, era completamente posible.

“¿Y estabas bien con eso?”

“Si. Aprender magia era interesante, después de todo. Yo nunca lo odié. Pero, bueno, gracias a eso, mi vida pronto se desbordó con todo tipo de dificultades”.

“¿Es eso así?”

Cuando Suimei miró a Lefille, parecía que algo que dijo la había divertido mucho. Ella estaba reprimiendo una risa.

“… ¿Sucede algo?”

“No, solo estaba pensando que es una agradable sorpresa conocer a alguien tan parecido a mí”.

“Estoy de acuerdo con eso si te refieres a que ambos somos sabios con el mundo”.

“Sabio del mundo, ¿eh?”

Lefille asintió con la cabeza cuando Suimei dio en el blanco. En su camino como espadachina, seguramente se había enfrentado a sus propias dificultades. Entonces, Lefille pareció recordar algo en particular y luego habló de nuevo.

“Eso me recuerda, Suimei-kun… Al final, ¿qué rango obtuviste?”

“¿Oh eso? Lo establecieron en el rango D”.

“¿D…? ¿Por qué? Me enfrenté a esos mismos hombres uno tras otro y recibí un rango B condicional. Después de enfrentarte a ambos al mismo tiempo, ¿cómo podrías ser un rango D?”

“Bueno, la cosa es…”

Antes de que Suimei pudiera terminar, Lefille pareció llegar a su propia conclusión. Entrecerró los ojos y una voz escalofriante salió de sus labios siempre sonrientes.

“Ya veo. Incluso un gran gremio que opera en todo el mundo está sujeto a ese tipo de negligencia. Hmph. Pensar que manipularían la información solo para proteger su propio honor…”

“¿Qué…?”

“¿No es eso? Eso es lo único que se me ocurre que lo explicaría”.

“No, bueno, supongo que es posible interpretarlo de esa manera… Pero, bueno, en realidad no era…”

“No, no puedo aceptar eso. Protestemos en la sucursal de la ciudad de Kurant. No te preocupes, iré contigo. Si la recepcionista intenta ignorarlo, testificaré como testigo y haré que rehagan su evaluación de rango”.

Lefille sonaba bastante seria y se estaba dejando llevar consigo misma. Era un problema completamente ajeno, pero ella estaba dispuesta a llegar tan lejos.

Ciertamente parecía inquieta cuando sintió que se había cometido una injusticia. Actuaba como si tuviera la intención de actuar tan pronto como llegaran a la ciudad, pero para Suimei, era innecesario.

“Ummmm, en realidad… La razón fue porque solicité un rango D después del encuentro. Yo mismo hice que bajaran el rango”.

“¿Bajaran? ¿Por qué harías eso?”

“Dorothea dijo que me haría famoso, así que dudé un poco”.

“Eso es… ¿Estás seguro? En la Cuidad Kurant y Nelferia, ¿no sería más conveniente un rango superior? En realidad, no hay una sola ventaja en tener un rango más bajo, ¿verdad?”

“No planeo vivir tan peligrosamente como para depender del Pabellón Crepuscular para mis ingresos, así que está bien”.

“… Entonces, ¿qué planeas hacer en Kurant City y Nelferia?”

“Bueno, planeo recopilar todo tipo de información”.

“¿Información?”

“Como vengo del este, todavía hay muchas cosas que no conozco. Estaba pensando en estudiar”.

“…”

“¿No es esa una razón suficientemente buena?”

Cuando Suimei dio una razón completamente inofensiva para su acción, Lefille se quedó en silencio. Sus ojos claros lo miraban como si pudiera ver a través de él. Era como si estuviera analizando la diferencia entre lo que decía y lo que mostraba en su rostro.

“¿Te pasa algo?”

“Estaba pensando que lo que acabas de decir era una mentira… No, eso no es del todo correcto. No era una mentira, pero tampoco decías la verdad”.

“… ¿Por qué piensas eso?”

“Intuición femenina”.

“Bueno, si eso no es sospechoso…”

“Heh, eso fue solo una broma. Aun así, siempre he tenido buen ojo para juzgar a las personas. Ha llegado al punto en que puedo ver a través de las palabras de los demás hasta cierto punto”.

Lefille comenzó con una jactancia y se inclinó enfáticamente hacia Suimei para llegar a su conclusión.

“No quiero pensar que estás mintiendo, pero pareces del tipo que esconde algún tipo de secreto. Tengo la sensación de que eso es lo que realmente está pasando”.

“Quizás.”

Frente a la aguda visión de Lefille, Suimei se encogió de hombros y obtuvo una respuesta vaga. El solo hecho de que tuviera un secreto no era algo que negara obstinadamente. Pero luego Lefille retrocedió un poco como si sintiera que podría haber sobrepasado sus límites.

“Bueno, si bien eso puede ser cierto, realmente no tengo derecho a decir nada. En cierto modo salté sobre ti, dispuesto de inmediato a mantenerte a ti y al gremio en mis estándares para la clasificación. Lo siento por eso.”

“No, por favor no se preocupe. Lamento que te preocupes por mí”.

Suimei regresó con una disculpa propia. Entonces, Lefille de repente puso una expresión seria al recordar algo.

“Eso es…”

“…?”

Suimei no entendía de qué estaba hablando. Se preocupó momentáneamente de haber dicho algo para ofenderla. Reflexionando sobre sus acciones, Lefille comenzó a hablarle como si fuera una persona problemática.

“No, he estado pensando esto por un tiempo, pero siento que tu forma de hablar es demasiado reservada”.

“¿Es eso así?”

“Es. Solo soy uno o dos años mayor que tú, y ahora también somos compañeros de armas. ¿No estaría bien hablar un poco más informalmente? El intercambio de información entre nosotros dos sería mucho más sencillo de esa manera. Y cuando me llamas por mi nombre, Lefille está bien”.

Suimei ciertamente pensó que tenía un punto allí. Casi sintió que uno de sus estudiantes de último año lo regañaba por ser demasiado formal. Y pensando en ello, él y Lefille habían pasado suficiente tiempo charlando juntos, por lo que parecía más apropiado ser casual con ella.

“En ese caso… ¿Estás realmente segura? ¿Lefille?”

“Si mucho mejor. Casi emite una impresión de chico malo, por lo que hablar libremente le conviene”.

“Wow, en el momento en que dejo caer las sutilezas, seguro que te pones malo, ¿eh?”

“Eso no es cierto. Eso fue un cumplido”.

“No creas que puedes engañarme así. Nunca escuché a nadie usar ‘chico malo’ como un cumplido”.

“Heehee…”

Aparentemente encontrando agradable su conversación relajada, Lefille se echó a reír. Como Suimei había abandonado toda pretensión, tampoco sintió la necesidad de reprimirse.

Parecía que así era como ella había querido hablar con él todo el tiempo. Y mientras continuaban su nueva charla despreocupada, alguien gritó desde el frente del convoy.

“Oh, ¿es hora de un descanso?”

“Sí, alrededor del abrevadero de allí”.

Lefille dejó que sus ojos vagaran hacia él por un instante.

Al lado de la carretera en las llanuras había un área mantenida simple. Era una especie de estación de paso no tripulada que se había establecido a lo largo de la carretera entre ciudades, y se dejó al cuidado de las personas que se detuvieron para usarla.

Parecía que este tipo de cosas eran comunes en este mundo. Cuando el cuerpo comercial lo vio, inmediatamente se desviaron de la carretera y se dirigieron hacia él. Al llegar al lugar con agua de manantial clara y fresca, el convoy comenzó a descargar para tomar un descanso.

“… ¿Hmm?”

Cuando Suimei y Lefille comenzaron a hacer lo mismo, se dieron cuenta de que alguien los estaba llamando desde la distancia. Justo al otro lado del manantial había una chica con una bata que los saludaba.

Estaba rodeada de lo que parecían ser sus compañeros. Por lo que parece, la chica era una maga y tenía un guerrero, un espadachín y un arquero en su compañía. Era una configuración de partido bastante estándar en términos de equilibrio. Pero aparte de eso, Suimei no reconoció a ninguno de ellos e inclinó la cabeza hacia un lado.

“Esas son las personas que derrotaron al ogro conmigo”.

“Ah, tu grupo”.

Suimei asintió ante la breve explicación de Lefille. Estos eran compañeros del gremio del Pabellón Crepúsculo que habían tomado la comisión de emergencia con Lefille.

“Fue una experiencia agradable. Fue solo por un tiempo, pero nos llevamos bien e hicimos un buen equipo”.

Como Lefille explicó con más detalle, la chica al otro lado del manantial se llevó ambas manos a la boca como un megáfono.

Pero incluso entonces, todavía no podían escuchar su voz cuando gritaba. Sin embargo, por sus gestos, parecía que el grupo estaba llamando a Lefille.

“Parece que quieren que te unas a ellos”.

“Así parece. ¿Quieres venir?”

“No, pasaré”.

“Está bien, te veré más tarde”.

Con esas palabras de despedida, Lefille se dirigió hacia la chica y su grupo. No pasó mucho tiempo antes de que estuvieran en medio de una animada conversación y Suimei pudo ver su rostro sonriente.

“Compañeros, ¿eh…?”

Suimei murmuró para sí mismo. Para ser honesto, estaba algo envidioso. Pero se lo quitó de encima de inmediato. Este no era el momento de albergar sentimientos como ese.

“Me pregunto cómo estarán Reiji y los demás ahora…”

La mente de Suimei se volvió hacia sus amigos mientras su mirada anhelante se volvía hacia arriba, amenazando con atravesar el cielo.

***

¿Cuánto tiempo había durado esta pelea? Cuando la luz que se reflejaba en su espada se desvanecía, Shana Reiji se lanzó directamente hacia su enemigo.

Su enemigo vio la feroz carga entrante y dejó escapar un grito extraño. Reiji respondió con una barra directa de arriba a abajo. Habiendo extraído toda la fuerza hercúlea de la bendición divina que recibió de la invocación del héroe, fue un corte como un relámpago.

Y todo lo que se interpuso en el camino de su golpe fueron clavos. Eran terriblemente enormes en comparación con las uñas de un humano.

Eran más como garras, negras como la boca del lobo, como si las hubieran sumergido en la oscuridad total del abismo. La espada de Reiji los golpeó y ellos respondieron. El sonido de la colisión entre espada y garras resonó en el aire mientras luchaban entre sí.

“¡□□□□□!”

El extraño grito del enemigo asaltó violentamente los oídos de Reiji. A pesar de poder hablar el idioma de los humanos, cuando se reveló su verdadera naturaleza, volvieron directamente a esa lengua inhumana. Mientras sufría el ataque rechinante en sus oídos, cinco clavos llegaron a Reiji desde su indefenso lado derecho.

Reiji se agachó para evadir el ataque. Fue un golpe salvaje hecho como si hubiera estado tratando de ahuyentar a un insecto detestable.

No tenía un objetivo real y no había posibilidad de que acertara. Al ver la oportunidad perfecta, Reiji desafió la gravedad con un corte hacia arriba de su espada de doble filo.

Fue un golpe magistral que lanzó una gran ráfaga de viento con él, pero los reflejos naturales del enemigo le permitieron salirse con la suya con solo un golpe superficial.

“¡Oh, llamas! ¡Stain Scarlet!”

Inmediatamente después de su ataque, una voz amistosa pero un poco vacilante vino detrás de Reiji. Fue Mizuki. Ella tenía la intención de cubrirlo.

El hechizo que lanzó fue magia de fuego de bajo nivel, un bautismo escarlata.

Cuando fue invocado con su simple frase de dos palabras clave, una banda de aire en el cielo comenzó a arder y pintó todo de rojo. Sin esperar a que el aire estallara en llamas, Reiji miró hacia atrás y saltó hacia atrás.

En el siguiente instante, como si estuviera jugando con su objetivo, la llama se lanzó hacia el enemigo mientras cambiaba continuamente de forma.

La llama se hizo más vigorosa a medida que apuntaba hacia su objetivo. El fuego a menudo se compara con un ser vivo, y en este momento, era exactamente como una bestia persiguiendo a su presa con todas sus fuerzas.

“¡Lo hice!”

Reiji podía escuchar a Mizuki regocijarse detrás de él, pero el enemigo que tenía ante él aún no estaba muerto. Mirando de cerca, pudo ver su sombra serpenteando débilmente a través de las llamas.

Cuando Reiji reajustó su postura y preparó su espada, las llamas mágicas comenzaron a dispersarse.

El enemigo arrebató al último de ellos con el brazo. Ahora estaba de pie sobre las brasas dejadas atrás con su brazo colgando a un lado.

Se mantuvo erguido y orgulloso en la calurosa bruma.

Este era el último enemigo que quedaba todavía en pie sobre el suelo devastado por la batalla y lleno de cuerpos. Reiji no sabía si lo desafiaba saber que él era el héroe o no, pero sabía con certeza que esta cosa era su enemigo. Lo que estaba frente a él no era humano.

No, ni mucho menos. Puede que tuviera una forma y una figura similares, pero esta bestia era la definición misma de inhumano: un demonio. Incluso se parecía a los demonios sacados directamente de los libros de cuentos para niños.

En unos momentos, el demonio comenzó a moverse de nuevo. Dejando atrás una nube de polvo, aceleró hacia Reiji. Eso fue rápido.

Su velocidad ahora difícilmente podría compararse con la forma en que se había estado moviendo antes. Reiji podía imaginarse claramente a sí mismo siendo desgarrado miembro por miembro. Con su velocidad y fuerza actuales, era seguro que alejaría la espada de Reiji y lo atacaría. Así…

“Burn Boost…”

Extendió su maná a través de su cuerpo e invocó el poder elemental del fuego. Esta era la magia que Reiji usaba más. El fuego se convirtió en poder en el instante en que pronunció fríamente las palabras clave. Fue un hechizo de refuerzo. Las llamas envolvieron su cuerpo y le otorgaron fuerza. Y luego, con una desbordante sensación de omnipotencia, Reiji lanzó una mirada penetrante a su oponente.

“¡¿■■■■■?!”

De repente, el demonio que atacaba a Reiji jadeó y se puso pálido. Hasta ese momento, realmente creía que estaba a punto de alcanzar la victoria. Sin embargo, lamentablemente, había interpretado mal la situación. Había pasado por alto la posibilidad de que Reiji pudiera usar magia de refuerzo, y ese error resultaría fatal.

“¡RAAAAAH!”

Pagó caro su negligencia. Dejando escapar un grito de guerra que ahogó el extraño grito del demonio, Reiji arrancó la cabeza del demonio que atacaba de su cuello con su poder recién activado.

Las llamas persistentes levantaron una pequeña cantidad de arena del suelo mientras se dispersaban y desaparecían. Y luego, después de confirmar que no quedaba ni una sombra de un enemigo en sus alrededores, Reiji dejó escapar un suspiro.

“Uf… De alguna manera nos las arreglamos hoy”.

***

Unos días antes de que Suimei partiera de Metel, Reiji y compañía se dirigían al oeste hacia el estado autónomo de la Alianza Saadias. Esta fue la primera parada en su viaje para derrotar al Señor Demonio. A simple vista, este destino no parecía tener ninguna relación con el sometimiento, pero había una buena razón para detenerse.

El trabajo del héroe no era únicamente derrotar al Señor Demonio. También era necesario derrotar a los monstruos nacidos de la influencia de la prosperidad de los demonios.

Otro papel importante fue visitar los países vecinos que estaban siendo oprimidos por la invasión demoníaca y levantar la moral de la gente allí.

Finalmente, como Reiji aún no estaba completamente acostumbrado a pelear, era importante para él acumular tanta experiencia de combate como fuera posible y prepararse para la gran batalla que seguramente vendría. Y justo en medio de su desvío para alcanzar estos objetivos, de repente fueron atacados por demonios. Eso es lo que los había llevado a la lucha actual.

Al beber la sangre del demonio, una espada de oricalco emitía un resplandor siniestro. Era la mejor arma en todo el Reino de Astel, y después de usarla para asestar el golpe final, Reiji confirmó una vez más que todos los demonios fueron aniquilados antes de correr hacia Mizuki.

“Mizuki, ¿estás bien?”

Al verla palidecer y respirar con dificultad, Reiji la llamó con voz preocupada. Mizuki, que todavía estaba perturbada por las persistentes sensaciones del campo de batalla, apenas logró exprimir una respuesta.

“S-Sí. De algún modo. Pero…”

“¿Pero?”

“Esto fue una batalla, ¿verdad? Con un enemigo real…”

“Si.”

Reiji respondió a Mizuki con un gran peso en su voz.

Antes de esto, el grupo de Reiji había luchado contra monstruos en múltiples ocasiones, pero Mizuki no había participado en ninguna de las peleas.

Según el juicio de los caballeros que los acompañaban y Titania, consideraron necesario que Mizuki se acostumbrara un poco a la escena de una batalla primero. Por eso, hasta ahora, solo había estado mirando desde el margen.

Era un hecho que la habilidad de Mizuki con la magia era comparable a la de Titania y Reiji, pero con el tiempo que le había llevado aclimatarse a la idea misma de la batalla, esta era la primera vez que realmente tenía la oportunidad de usarla en combate.

“Mizuki. Como pensé, es mejor para ti no irrazonablemente…”

“Lo sé… Pero al final, no puedo quedarme quieto y mirar. Seguro que era mi primera pelea y los demonios daban mucho miedo, pero desde que voy, quiero ayudar a todos”.

“Mizuki…”

“Ya he dicho esto mucho, pero… Sí, eres increíble, Reiji-kun. Parecías totalmente tranquilo incluso la primera vez que hiciste esto”.

“No, eso no es verdad. Incluso me asusté durante la primera pelea. Aunque me he acostumbrado un poco ahora, mi corazón aún no deja de latir con fuerza”.

Reiji esbozó una sonrisa para intentar aliviar el humor de Mizuki. Aunque le estaba contando todo esto con la intención de consolarla, también era la verdad.

Al igual que Mizuki, Reiji todavía no podía deshacerse por completo de la persistente sensación de miedo.

A pesar de decir que iría y derrotaría al Señor Demonio, el solo hecho de luchar contra los soldados regulares del Señor Demonio lo dejó al límite. Era demasiado tarde para esos pensamientos, pero Reiji ahora podía ver lo poco que había pensado en aceptar esta aventura.

Suimei…

Una imagen de su amigo ausente pasó por la mente de Reiji.

Era el amigo con el que se había separado en el castillo, Yakagi Suimei, quien le había dicho que emprender todo esto no era razonable.

Que no había forma de que pudieran hacerlo. El mismo amigo que derribaría sus argumentos idealistas uno por uno. Reiji finalmente se dio cuenta de lo acertado que había estado Suimei al decir todas esas cosas.