Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 2

Capitulo 4: El Señor Demonio En Movimiento

Parte 24

Dirección Norte

El Señor Demonio estaba fumando un cigarrillo frente al complejo de aguas termales, esperando que White saliera. Si bien había terminado este encuentro sin causar una escena, era el tipo de hombre que siempre debía seguir.

(Es como un viaje de campo… Seré feliz cuando la lleve a casa a salvo).

Finalmente, White salió de la entrada del complejo, pero todavía llevaba el halo sobre su cabeza.

(¿Todavía lo usa…? Quiero decir, le queda perfectamente).

El Señor Demonio solo quería animarla dándole un lindo y pequeño regalo con tema de ángel. Pensó que la Doncella Santa estaría metida en estas cosas. Si bien el juego en sí era mortal, en realidad había muchos artículos lindos para atraer a las jugadoras, una parte significativa de la base de jugadores.

Algunos ejemplos fueron vestidos florales, pulseras doradas, trajes de mucama franceses en blanco y negro, calcetines hasta la rodilla, botas de plataforma y tacones altos, monos para perros y gatos, patas de gato gigantes, colas, faldas plisadas, minifaldas, incluso medias de tubo y azul marino en blanco y negro a rayas por alguna razón. Esto solo fue para mostrar cuán pervertidos eran los jugadores de su juego.

“La Doncella Sagrada White, ¿viniste a esta aldea en un carruaje de algún tipo?”

“N-No…”

“¿Viniste solo?”

“Si…”

White no pudo decir nada más. No importaba con quién estaba hablando, no podía mencionar milagros de todas maneras. White tuvo que mantener su respuesta vaga.

“Ya veo. Luego te escoltaré de regreso al Castillo Sagrado.

“¿Huh? Cómo demonios vas a… ¡Oh…!”

Sin dejar que ella hablara de manera filosa, el Señor Demonio acercó a White por la cintura. No tenía motivos ocultos, solo quería asegurarse de que el líder de la nación no tuviera ninguna posibilidad de hacerse daño de ninguna manera.

“¡U-Um! ¿Q-Qué vas a hacer…?

“No tienes nada de qué preocuparte. Apóyate en mí.”

Le susurró al oído de White en voz baja que reverberó en su tímpano. Su fuerza y asertividad desafiaron cualquier posibilidad de resistencia. El Señor Demonio estaba completamente en otro nivel con respecto a cualquier hombre que hubiera conocido antes.

“T-Tú eres… ¡Ah!”

“…Silencio. Disfruta de la tranquilidad en momentos como este”.

El Señor Demonio colocó su dedo índice sobre los labios de White cuando estaba a punto de decir algo. El Señor Demonio tampoco pensó nada de esto. Simplemente no quería que ella se mordiera la lengua en tránsito. Aun así, White comenzó a sonrojarse, y su cuerpo se puso rígido.

“Alas, llévame lejos… Viaje rápido: Castillo Sagrado”.

Mientras el Señor Demonio hablaba un encantamiento falso para ocultar su habilidad, ambos desaparecieron y aparecieron frente al Castillo Sagrado en un instante. En la vista de White, apareció el familiar Castillo Sagrado. En este evento imposible, White se estremeció de pies a cabeza con terror. ¿Quién podría haberla culpado? Este fue exactamente el milagro que había realizado antes… una bendición del Ángel Ember.

“¿Q-Quién eres…?”

“Te dije una vez que ver es mucho mejor que escuchar rumores”.

“¡Oh…!”

White sintió que su corazón se hinchaba. Le había dicho eso durante su reunión en el castillo.

“Has vuelto, sano y salvo. Eso es todo lo que importa.”

Es cierto que White no tenía un rasguño. De hecho, estaba mejor que antes después de bañarse en las aguas termales y beber el sake curativo de la resistencia. Lo que es más, el Halo del Ángel brillaba sobre su cabeza con divinidad.

“Esto puede ser evidente, pero nuestro encuentro de esta noche debería mantenerse entre nosotros”.

“Si…”

White asintió impotente. De todos modos, no podía andar contando chismes sobre esta noche. En el peor de los casos, enviaría al país al caos si la gente descubriera que alguien podría usar el mismo milagro dejado por el Ángel Ember… Que alguien tenía el poder de otorgar a otros un halo divino reservado para las cabezas de los Ángeles. .

“Para ser claros… nadie se enterará de lo que pasó esta noche”.

“¡Por supuesto…!”

White se apresuró a afirmar que el Señor Demonio casi sonaba desesperado. Aun así, ella tuvo que preguntar.

“¿Quién eres en realidad? Creo que ya no sé la respuesta… ”

Ante esta pregunta, la expresión del Señor Demonio se volvió contemplativa por una vez. Tampoco sabía la respuesta a esa pregunta. Su cuerpo pertenecía a un personaje en un juego que llevaba el título de Señor Demonio, y su mente pertenecía a Akira Ono del Japón moderno.

¿Quién era él? ¿Cómo podría él explicarlo? Después de un tiempo, el Señor Demonio habló con determinación.

“Hay algo en lo que necesito pedirte ayuda algún día. Como he dicho antes, quiero investigar el Ángel Ember”.

“… ¿Pero por qué…?”

“… Porque fui convocado por el Ángel Still”.

“¡¿Por el Ángel Still?!”

White quedó asombrada por esa respuesta, pero pronto aceptó esta conclusión. Si ese fuera el caso, tantas cosas ahora tenían sentido que no lo hacían antes.

Explicó por qué esa delicada Madame prácticamente voló lejos de la capital para estar a su lado. Explicaba cómo podía realizar el mismo milagro que el Ángel Ember, y cómo podía otorgar el Halo de un Ángel a alguien. También explicaba las instalaciones de otro mundo que parecían imposibles de haber sido construidas por manos humanas. La mente de White giró, conectando todo tipo de puntos.

“¿Te opones al Ángel Ember…?”

“No tengo intención de hacerlo. Solo quiero hacer algunas preguntas.”

Con eso, el Señor Demonio finalmente soltó la cintura de White. Perdido en su conversación, parecía haber olvidado que todavía la sostenía hasta ahora. Por alguna razón, el Señor Demonio comenzó a quitar y poner el halo de la cabeza de White, mirándola fijamente.

“Um… Q-Qué…”

“Justo como pensaba, un halo de ángel te queda bien”.

“…!”

Justo cuando White estaba a punto de hablar, el Señor Demonio floreció su abrigo negro. White oyó su voz tranquila y profunda que le llegaba por la espalda.

“Hasta que nos volvamos a encontrar… Doncella Sagrada White”.

Con eso, el Señor Demonio desapareció. White solo se quedó en el mismo lugar por un tiempo antes de quitarse el Halo del Ángel de su cabeza y sujetarlo con fuerza contra su amplio seno. Con las mejillas rojas, White parecía feliz.

Se le ocurrieron algunas teorías. Uno de ellos era sobre el famoso ángel, Lucifer. Un ser contado en las leyendas como un ángel caído o un Señor Demonio, que se rebeló contra la Gran Luz en tiempos antiguos. Muchas escrituras antiguas hablan de él dividiendo el continente en dos y “conquistando la noche”. Si bien no se contaba en leyendas, debe haber habido otros como él.

Algunas leyendas incluso hablaron de demonios del lado de los ángeles.

(Un ángel… Halo…)

El halo que White sostenía en su mano brillaba más que nunca, con una divinidad cegadora, sin signos de atenuación. White ya no podía convencerse de que alguien que podía crear tal cosa era malvada.

(Debo estar destinado a devolverte al ángel que eres…) Abrazando el halo, White felizmente cerró los ojos.

***

——El Pueblo de Rabbi, de noche.

(Esa fue la ruleta rusa… esquivó esa bala).

Sentado en el pasillo que bordeaba el exterior del complejo de aguas termales, el Señor Demonio estaba fumando un cigarrillo mientras miraba la luna. Su expresión era la de un hombre que había logrado un gran proyecto. Un espectador podría haber llamado despreciable su comportamiento, dado que vio a una Doncella Santa desnuda, disfrutó de un baño junto con ella y le dio licor para confundir la situación. En su rostro, sin embargo, había un tinte de orgullo rebosante.

“¡Maestro Señor Demonio! Aquí estás.”

“Hm, Aku… Ven aquí”.

El Señor Demonio había señalado el lugar a su lado, pero Aku saltó directamente a su regazo. Recientemente, Aku había sido físicamente cariñoso con él sin ninguna duda. El Señor Demonio generalmente la dejaba en paz, pero esta vez estaba un poco desconcertada. Aku había usado su yukata amarilla nuevamente, y ahora el Señor Demonio podía sentir su suave trasero en su muslo.

“Escucha, Aku. Ahora está bien, pero debes recordar mantener cierta distancia de los hombres. Estoy un poco preocupado por lo confiada que eres”.

“¡No me acerco a ningún otro hombre como este, Maestro Señor Demonio!”

“Está bien… Si tú lo dices…”

“¡Sí!”

Aku se recostó sobre el Señor Demonio. Ella parecía confiar en él de todo corazón. La atrajo hacia sí y le acarició la cabeza.

“Maestro Señor Demonio. Te vas mañana para ir al norte, ¿no?”

“Sí, pero puedo viajar rápido. No es un viaje real si puedo volver a casa cuando quiera”.

“…Lo sé. Pero aún estaré sola”.

Aku lo miró, agarrándose la camisa. El Señor Demonio mostró una expresión de preocupación por un momento, pero respondió con un tono alegre:

“Si veo algo genial, te lo traeré de vuelta. Algo que espero con impaciencia.”

“… Por favor, mantente a salvo, Maestro Señor Demonio”.

“¡Jaja! ¿Quién te crees que soy?”

Era un Señor Demonio de buena fe después de todo, a pesar de su ridiculez general. Incluso sus asesores poseían una increíble fuerza de combate. Si el Señor Demonio quisiera, podría traer el caos a todo este mundo, y mucho menos a este continente.

“¿A dónde fuiste, Aku? ¡Te lo dije, tienes que ser mi almohada de abrazos esta noche!”

“Luna es egoísta”.

Seguidos de pasos rápidos, Luna y Tron aparecieron a la vuelta de la esquina.

“Aku está aquí en mi regazo”.

“¡T-Tú, pervertido! Mi trasero es una cosa, pero ahora ¡¿Aku?!”

“Bien, olvidé decírtelo. Llevé a tu hermana de regreso al castillo.”

“¡T-T-T-T-¿Tú también manchaste a mi hermana…?!”

“Tengo sueño. Hora de acostarse.”

Luna comenzó a hacer una escena ante la respuesta del Señor Demonio, pero Tron concluyó con su declaración con voz cansada. Dicho esto, simplemente se mudaron a su habitación. Los mismos niños haciendo el mismo tipo de alboroto, metiéndose en el futón del Señor Demonio. Aku estaba a su derecha, y Luna a su izquierda, y Tron se recostó sobre él. El triángulo de Bedmuda.

(¿Cómo demonios se supone que debo dormir así? ¡En fin!)

Y así, el Señor Demonio no durmió ni un guiño esa noche, y fue recibido por la mañana para comenzar su viaje.

***

–La Mañana Siguiente.

El cielo todavía estaba pintado en el gris anterior al amanecer, pero un gran carruaje ya había llegado a la entrada de la aldea. Dentro de ella estaban Yukikaze y Mikan. El carro podría acomodar fácilmente a ocho adultos. Como el Señor Demonio había rechazado cualquier tipo de buen viaje, solo Tahara y Yu estaban allí para despedirlo. La verdad era que, mientras pudiera Quick Travel, no había realmente un punto para una despedida grandiosa.

“Yu, estás a cargo del hospital. Siga trabajando para mejorar nuestra reputación”.

“Sí señor. Yo me encargaré de todo allí. Oh, señor secretario… su corbata.”

Yu se acercó al Señor Demonio y se enderezó la corbata con cuidado. Para empezar, no había nada de malo en su corbata, por lo que sospechaba que Yu solo quería hacer los movimientos. A primera vista, podría parecer una esposa que envía a su esposo a un viaje de negocios.

“Tahara, estás a cargo del resto del pueblo. Envíenme una comunicación si surge algo urgente”.

“Sí, señor. Sin embargo, no planeo hacer ningún error que me haga molestarlo, señor secretario”.

De hecho, tendría que ser una emergencia grave para que algo fuera demasiado para que Tahara lo manejara. Si este genio no podía resolverlo, no había forma de que Akira Ono pudiera ser de alguna ayuda. La única vez que Tahara necesitaría su ayuda sería cuando necesitara alguna fuerza bruta.

El Señor Demonio contempló la totalidad de la aldea. Bajo el cielo del mediodía, algunos conejitos ya habían comenzado a trabajar en los campos.

La mañana de un granjero comenzó temprano. Mirando alrededor de varios lugares en el pueblo, el Señor Demonio pudo detectar numerosos proyectos a gran escala que se reanudarían en unas pocas horas. Esta aldea estaba cambiando, todo porque un solo hombre la había encontrado.

(Ya los tengo en esta profundidad. Todo lo que puedo hacer ahora es dar lo mejor de mí a lo que he comenzado).

Al ver la transformación de la aldea en acción, el Señor Demonio reafirmó su determinación. Vio el Resort de Aguas Termales. En él, había muchas personas cuyo  destino había cambiado drásticamente porque habían conocido al Señor Demonio.

Ahora tenía más personas que proteger que nunca. Esa fue la toma honesta del Señor Demonio cuando cerró los ojos por un momento en la contemplación. Y, para proteger a esas personas, el Señor Demonio estaba decidido a fortalecerse aún más. Si no conquistó su debilidad con la magia, pagaría el precio por ella tarde o temprano.

Cuando el Señor Demonio abrió los ojos nuevamente, Yu, que había estado sosteniendo alegremente su corbata, se congeló. En sus ojos, Yu vio una visión de un dios todopoderoso. … El Señor Demonio le dio a Tahara una última instrucción.

“Si alguien se acerca a este pueblo con malas intenciones, destrúyelo. Hasta el último de ellos. ¿Entendido?”

“…Sí señor.”

Tahara respondió concisamente. Se las arregló para mantener su expresión, pero no pudo evitar que su cuerpo temblara. Tahara había sentido un poder absoluto en el Señor Demonio contra el que ni siquiera podía tener una oportunidad. Floreciendo su abrigo negro, el Señor Demonio se subió al gran carruaje.

Justo como lo hizo, el carruaje despegó de golpe. Tahara y Yu simplemente se quedaron allí, observando el carruaje partir hasta que se desvaneció en la distancia. Después de un tiempo, Tahara murmuró:

“Por alguna razón, yo… pensé en un viejo recuerdo, justo entonces”.

“¿Un viejo recuerdo?”

“Desde el primer día que conocí al Secretario”.

“…Interesante.”

Tahara sacó un cigarrillo del bolsillo y lo encendió. Todo estaba arrugado por haber sido empujado allí sin cuidado, pero a Tahara no parecía importarle.

“No es nada especial.  Se me  ocurrió que…  si hubiera rechazado al Secretario en ese entonces… habría estado muerto, en ese mismo momento”.

Yu parecía tener algunas ideas sobre el asunto, mientras se quedaba en silencio. Ambos, y de hecho todos los miembros del departamento en el Castillo de Sleepless, habían sido reclutados por el Señor Demonio. Si bien cada uno de ellos tenía una historia diferente que contar cuando se trataba de su presentación, cada una de sus historias comenzó con el Señor Demonio.

“El infierno podría congelarse, y todavía nunca sería mejor que ese hombre”.

“Esa es una declaración obvia. Eres un paramecio en comparación con el Secretario”.

“Para— ¿No tenías mejores candidatos para la metáfora?”

“Oh, espero que vuelva pronto”.

“¡Él se acaba de ir!”

Incluso cuando los dos asesores causaron un alboroto, el carruaje continuó. Su destino era el desierto del norte envuelto en guerra y caos.

Seguramente habría nuevos encuentros, junto con numerosas mazmorras y ruinas que lo esperaban allí.

El caos causado por el Señor Demonio pronto llegaría al centro del continente… pero no por un tiempo, al menos.