Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 12: Ese fue el Inicio de una Leyenda que Gira Alrededor de Cierta Isla y Dragón

Capítulo 10: Viento Frío

 

 

Al norte de Roronea, se convertía rápidamente en un denso bosque. Dicho eso, durante los primeros treinta o cuarenta metros, había un área donde los árboles habían sido talados, dejando un claro cubierto de hierba. La hierba se había vuelto espesa antes, pero ahora estaba llena de puestos y tiendas, lo cual todo parecía estar abierto para los negocios durante todo el día.

Haruhiro y su grupo compraron un cambio de ropa en ese mercado de emergencia al norte de Roronea. No había una sucursal de la Compañía de Depósitos Yorozu, por lo que tenían poco dinero. La selección de productos también era muy “tropical,” se podría decir. Había un montón de trajes muy vistosos, y era un poco difícil elegir, pero se las arreglaron de alguna manera.

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Los dragones estaban enojados. Alguien había hecho algo para enojarlos. Sin importar lo que alguien hubiera hecho antes, los dragones nunca se habían mostrado fuera de volar entre su nido y sus terrenos de pesca.

Si alguien iba a hacerle algo a los dragones, tendrían que infiltrarse en sus nidos. Si iban a acercarse a los nidos, tendrían que atravesar el denso bosque.

El bosque era el hogar de los runarukas. Los runarukas podrían saber algo.

Con el pirata runaruka, Tsiha, liderando el camino, Haruhiro y su grupo entraron al bosque.

Por lo que Tsiha les dijo, o más bien la traducción de las sensaciones de Yume, los runarukas no estaban especialmente ocultos, sino que eran reservados. Incluso si el grupo los llamara, no se mostrarían. Sin embargo, si el grupo se acercaba a ellos y les preguntaba educadamente, probablemente había algunos runarukas que los escucharían.





Además, los runarukas generalmente se levantaban por la tarde y estaban despiertos toda la noche. Si el grupo quisiera reunirse con ellos, sería mejor ir por la noche.

Tsiha dijo que podría llevarlos a la aldea donde vivía su familia.

Por cierto, el jefe de sección, Jimmy, estaba en otra parte, investigando si había otros rumores sobre los dragones.

¿Por qué los dragones estaban enojados? Haruhiro no tenía ni idea, pero no estaban corriendo a ciegas. Pero si esto era una venganza, era un poco débil. ¿Entonces quizás intimidación? O estaban mostrando si incomparable poder, amenazando a la gente de Roronea por algo. ¿No se veía así?

En realidad, una idea había surgido en su cabeza.

Huevos, o quizás bebés dragón.

¿Alguien se había escabullido en el nido de los dragones y se había ido con sus huevos o crías?

No estaba familiarizado con la ecología de los dragones ni con sus habilidades, así que esto era solo su imaginación, pero quizás habían seguido el olor de sus huevos o crías y habían descubierto que estaban ocultos en Roronea. Luego, debido a que no podían hablar para exigir la devolución de sus hijos, lo estaban mostrando a través de sus acciones.

No sabía qué tan grandes eran los bebés dragón, pero dado lo grandes que eran los dragones, no podían ser pequeños. Probablemente también llorarían o lucharían, por lo que los huevos parecían la posibilidad más probable. O quizás los bebés dragón ya estaban muertos, y los padres creían que todavía estaban vivos, o algo así.

Sin embargo, ¿había realmente suficiente valor en ellos para justificar el riesgo de robar un huevo de dragón o un bebé dragón?

Le preguntó a Jimmy y obtuvo la respuesta: “No puedo decir que no lo haya.”

Si fueran un artefacto genuino, habría muchas personas que desearían un huevo o un bebé dragón vivo, o incluso el cuerpo de uno muerto.

Roronea era una ciudad de piratas, pero los comerciantes también venían a comerciar con ellos. En esos barcos mercantes o piratas, a veces había personas de orígenes y objetivos inciertos. Cazatesoros, podrías llamarlos. Para dar un ejemplo, los exploradores como Lala y Nono podrían hacer algo como entrar en una zona prohibida como los nidos de dragones, y llevarse un huevo de dragón o un bebé dragón. No era imposible

Hipotéticamente, si algo así hubiera pasado, no sería extraño que un par de personas hayan visto o escuchado algo. Que los dragones solo hubieran atacado el puerto una vez era interesante. Esto era, de nuevo, solo su imaginación, pero en ese momento los culpables pudieron haber estado en el Muelle No. 2. Eso, o a bordo de uno de los barcos detenidos ahí. Así que quizás el culpable se había escapado por poco, y ahora estaba escondido en la ciudad. Por lo tanto, los dragones habían estado atacando a Roronea desde entonces, tratando de amenazar al culpable para que devolviera el huevo o cría.

No había pruebas, así que como se ha dicho repetidamente, todo esto era estrictamente la imaginación de Haruhiro. Pero alguien le había hecho algo malo a los dragones. Ese alguien estaba en Roronea. O al menos había estado en Roronea. Haruhiro estaba seguro de eso.

Si esa persona fuera inteligente, podría no haber dejado ningún rastro. Aun así, incluso si Haruhiro no pudiera agarrar a esa persona por la cola, podría haber un solo cabello de esa cola en alguna parte.

El bosque era un lugar espeluznante por la noche, pero el grupo de Haruhiro tuvo experiencia en Darunggar y Thousand Valley, y tenían a Tsiha como guía. Escucharon los sonidos de las bestias o sintieron su presencia en varias ocasiones, pero en realidad nada sucedió mientras caminaron durante unas dos horas.

“¿Va a tomar un tiempo todavía?” Preguntó Kuzaku.


Yume le preguntó a Tsiha, “¿Tiempo? ¿Tomar? ¿Todavía?”

Ella solo estaba separándolo en palabras simples, ¿no?

“Más,” contestó Tsiha.

Pronto vieron lo que parecía ser fuego más adelante. Una antorcha o algo así, lo más probable. Cuando se acercaron, resultó ser una fogata, y había un runaruka de pie junto a ella.

Tsiha saludó al otro en el lenguaje de los runarukas, y el runaruka respondió.

“Venir,” dijo Tsiha. “Por aquí.”

Tsiha señaló más allá del fuego y guió a Haruhiro y su grupo. El runaruka junto al fuego llevaba ropa como Tsiha, llevaba un arco y flechas sobre su hombro y tenía un hacha en su cintura. No apartó la vista de Haruhiro y su grupo hasta que pasaron, pero no hubo una hostilidad particular.

Aún así, era extraño. ¿Exatamente qué era extraño? Haruhiro no podía expresarlo con palabras, pero algo le molestaba.

“Tsiha,” él lo llamó.

“¿Nngh?” Tsiha respondió de inmediato.

“¿Vuelves a la aldea runaruka a menudo?”

“No.”

“Maldita sea.”

Haruhiro maldijo sin querer, luego se movió rápido. Sacó su daga, agarró a Tsiha y la presionó contra la garganta del runaruka.

“¡¿Haru-kun?!” Gritó Yume.

Kuzaku se sobresaltó. “Qué…”

“¡Estén en guardia” Gritó Haruhiro. “No te muevas,” advirtió a Tsiha. “¿Entiendes, verdad? Lo que estoy diciendo. Has entendido todo el tiempo. Estás tratando de tendernos una trampa, ¿verdad?”

Tsiha dejó de resistirse, pero no respondió.

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Alguien se acercaba. El runaruka que había estado junto al fuego antes. Tenía una flecha colocada en su arco.

Setora intentó que Kiichi se moviera silenciosamente hacia la oscuridad, y el runaruka disparó su flecha.

“¡Kih!” Kiichi gritó y saltó hacia atrás. Esquivó la flecha por el ancho de un cabello, eso estuvo muy cerca.

El runaruka estaba preparando su siguiente flecha. El tiro de ese runaruka fue bastante bueno.

“Estamos jodidos,” murmuró Setora.

En efecto. No habían querido hacerlo, pero habían bajado sus guardias.

“Hay más…” fue todo lo que dijo Mary.

Shihoru se preparó, soltando un suspiro para calmarse.

Al frente, a la derecha y a la izquierda, ahora había sonidos. Estaban deliberadamente eligiendo no ocultar sus pasos. Estamos aquí, estamos aquí, estaban diciéndole al grupo.

Cuando Kuzaku intentó sacar su gran katana, el runaruka con el arco listo gritó, “¡Ianna!” Con una voz aterradora.

“Espada, no sacar,” dijo Tsiha en voz baja. “Disparar flecha. Veneno. Morir rápido.”

“Kuzaku.” Haruhiro negó con la cabeza.

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Kuzaku retiró su mano de la empuñadura de su gran katana.

“¿Nos van a matar?” Preguntó Haruhiro.

“Tsiha no decidir.”

“¿Quién decide?”

“Papá.”

“¿Tu papá?”

“Papá de Tsiha. Líder de Kamushika.”

“¿Algún tipo de líder tribal?” Haruhiro reflexionó. “Entonces, ¿eres el siguiente en la fila para liderar a tu tribu?”

“Tener hermano mayor.”

Resultó que el líder de los runarukas que habían rodeado al grupo y los había atrapado en esta trampa era ese hermano mayor.

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Un runaruka que era algo parecido a Tsiha, pero más alto, y con una estructura más robusta, se adelantó, diciendo algo en su idioma.

Según la traducción de Tsiha, si se mantuvieran callados y no se resistieran, no serían asesinados todavía. Además, su hermano lideraba más de diez runarukas, y todos ellos eran arqueros con sus arcos apuntando al grupo.

Haruhiro no tenía ninguna razón para dudar de las palabras de Tsiha sobre las flechas que estaban cubiertas con un veneno mortal. Por ahora, parecía que tendrían que hacer lo que se les decía.

Sus manos fueron atadas firmemente a sus espaldas con una cuerda, y se los llevaron.

Kiichi inicialmente mostró sus colmillos a los runarukas que se acercaron para intimidarlos, pero cuando Setora dijo: “Detente, Kiichi,” se quedó callado y fue atado. El nyaa gris fue llevado por los runarukas como equipaje.

En el camino, Setora murmuró cosas como: “Nos tienen. No sé cómo resultó así…”

Luego tropezó con algo y empujó ligeramente a Haruhiro.

“¡Ah!” Gritó ella.

“¡Ianna!” Les advirtió un runaruka.

“Lo siento,” Setora se disculpó dócilmente, alejándose de Haruhiro.

Probablemente en aproximadamente media hora, llegaron a un lugar donde había las luces de muchas fogatas, probablemente una aldea. ¿Cuántas de estas casas elevadas, construidas en las copas de los árboles, estaban ahí? Era un poco difícil de decir. Incluso durante el día, estarían ocultas por los árboles, por lo que sería difícil hacer el conteo. Sin embargo, esta no parecía ser una pequeña aldea, de ninguna manera.

Muchos runarukas esperaban a Haruhiro y su grupo. No solo decenas. Cientos. Eran dos, trescientos de ellos. Mirando el tamaño de ellos, no eran solo adultos. También había niños mezclados. La ropa que llevaban probablemente venía de Roronea. Por el aspecto, las habían ajustado para adaptarlas a sus cuerpos.

Cada runaruka tenían flechas y arcos adaptados a su tamaño colgados sobre su hombro. Además, muchos de ellos llevaban hachas, cuchillos o espadas curvas.

Todos tenían caras de zorro, y era bastante difícil determinar su edad solo por el tamaño, pero parecía que la cantidad de pelo aumentaba con la edad. Los runarukas pequeños tenían poco pelo, mientras que los que parecían mayores eran terriblemente peludos.

Haruhiro y su grupo tuvieron que sentarse frente a una gran fogata encendida en el centro de la plaza.

Tsiha y el sólido runaruka que, aparentemente era el hermano de Tsiha, estaban hablando de algo. Los otros runarukas estaban observando al grupo desde la distancia.

Muy pocos runarukas iban a Roronea, lo que significaba que el resto tenían poco contacto con el mundo exterior, por lo que quizás los humanos eran una visión inusual para ellos.

“¿Crees que Tsiha estuvo engañando a Yume y a todos desde el principio?” Yume agachó la cabeza, claramente deprimida.

“No creo que estuviera dispuesto a engañarnos en particular.” Incluso con las manos atadas detrás de ella, Setora estaba tranquila, sentada en una posición de rodillas, con la espalda recta. Kiichi, que estaba a su lado, estaba imitando la postura de Setora, lo que era algo gracioso. “Es posible que se hayan infiltrado en la Compañía Pirata K&K por algún motivo, y fingir que no entienden el lenguaje humano debe haber sido más conveniente para ellos.”

“Yume, ella pasó tanto tiempo hablando con Tsiha, y nunca se dio cuenta…”

“No,” dijo Kuzaku con una risa amarga. “Eso no es solo tú, Yume-san. Ninguno de nosotros se dio cuenta, ¿no? Quiero decir, incluso escuchándote interpretar, nunca pensé, ‘Eh, eso es sospechoso,’ o algo así.”

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“Nuuuugh,” gimió Yume. “Yume es una verdadera tonta…”

De repente, abriéndose paso a través de la pared de runarukas, apareció un runaruka especialmente peludo, acompañado por uno grande.

Cuando los dos se detuvieron frente a Haruhiro, toda la zona quedó en silencio.

El peludo runaruka habló. El runaruka grande interpretó.

“Humanos entrar en el bosque. Runarukas no permitir. Ustedes son humanos malos.”

El runaruka grande era un poco más fluido que Tsiha, lo cual era una sorpresa.

Aún así, este runaruka era enorme. Era más alto que Kuzaku. Solo llevaba un chaleco sin mangas en su mitad superior, pero su pecho tenía una circunferencia tan grande que parecía que estaba listo para estallar. Su cuello, hombros y brazos eran gruesos, y su cuerpo estaba a otro nivel de los otros runarukas. Tenía la misma cara de zorro, pero, ¿realmente era un miembro de la misma raza?

“No somos humanos malos,” comenzó Haruhiro, mirando desde el peludo runaruka al runaruka grande. “¿Importa si lo explico?”

Grande tradujo la pregunta, y Peludo asintió.

“Habla,” le instó Grande.

Haruhiro respiró hondo. “Estoy seguro de que los runarukas saben que los dragones están atacando a Roronea. Sospechamos que es porque alguien hizo algo para enojarlos. Estamos buscando a quienquiera que haya sido. Queremos averiguar qué fue lo que hicieron. Mi teoría es que esa persona debe haber entrado en el nido de los dragones y robar algo.”

Grande susurró al oído de Peludo, diciéndole las palabras de Haruhiro.

Tsiha les había dicho que si decías algo aterrador, vendrá el gewguw y te enfermará. Los runarukas probablemente creían que hablar sobre cualquier cosa que involucrara a los dragones traería al gewguw. Por eso Grande mantenía su voz baja para que los otros runarukas no pudieran escuchar.

Peludo le estaba susurrando algo a Grande. Grande asintió, luego miró a Haruhiro.

“Ustedes son humanos malos. Tus palabras llamar el viento frío.”

Una de las cosas acerca del gewguw era que cuando llegaba, se podía decir de inmediato porque soplaría un viento frío.

Quizás solo hablar de un tabú era suficiente para hacer de Haruhiro un humano malo a los ojos de los runarukas ¿Entonces iba a ser asesinado…?

No, la situación no era tan grave. Esto no era una crisis de la que no pudiera salir.

O eso creía. En realidad, solo era una sensación.

“No somos los humanos malos,” les dijo. “Ellos están en otro lugar. Todavía escondidos en Roronea. Hicieron lo malo. ¿Está bien dejarlos ir?”

“Ese es su problema. Nada que ver con runarukas.”

“Solo queremos que nos ayuden un poco.”

“Runarukas no se involucrarán.”

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“A este ritmo, los piratas abandonarán Roronea. Si Roronea desaparece, eso también será un problema para ustedes. ”

“Hace tiempo, no había Roronea,” dijo Grande. “No es problema para runarukas.”

Grande ya no se molestaba en interpretar todo a Peludo. Si Peludo era algo así como el jefe tribal, Grande podría ser su sucesor. Eso, o Grande era el jefe, en otras palabras, el papá de Tsiha, y Peludo era el mayor, o el ex jefe que había cambiado a una posición de consejero.

En cualquier caso, era difícil decir qué tan fuerte presionar. Si Haruhiro enojaba a Grande, era posible que fuera ejecutado en el acto. Podría ser mejor no ser demasiado agresivo, y rogar por su vida.

“Papá.” Tsiha dio un paso adelante, diciéndole algo a Peludo en el lenguaje de los runarukas.

Parecía que Peludo era el papá de Tsiha después de todo.

“¡Tsiha!” Grande regañó a Tsiha.

Tsiha respondió con algo, luego siguió hablando con Peludo.

Parecía que Tsiha estaba discutiendo en su nombre. Haruhiro se preguntó qué intentaría hacer Tsiha, después de llevarlos a esta trampa y todo eso, pero si Tsiha iba a ponerse de su lado, eso ayudaba.

Ve por ello, Tsiha.

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Si las conversaciones se rompen, Haruhiro y su grupo podrían, en el peor de los casos, tener que recurrir al uso de la fuerza. Si eso sucediera, ninguna de las partes saldría ilesa. Había niños aquí, así que preferiría evitar eso.

Tsiha todavía estaba discutiendo apasionadamente.

Haruhiro inspeccionó los alrededores. Si llegara a eso, ¿qué haría?

La verdad era que Haruhiro tenía una pequeña cuchilla como una navaja oculta, y podría cortar sus cuerdas en cualquier momento. Antes de llegar a esta aldea, Setora había chocado con él deliberadamente y se lo había pasado. Probablemente ella también tenía una propia. Si Haruhiro y Setora quisieran, podrían liberarse de sus ataduras inmediatamente.

Los runarukas habían atado las manos todos, pero no se habían molestado en desarmarlos. Era difícil llamarlos cautelosos.

Las flechas envenenadas merecían precaución, pero si el grupo saltaba rápidamente a la multitud, los runarukas no podrían dispararles por temor a golpear al objetivo equivocado. También existía la opción de tomar como rehén al Jefe Peludo. Esa podría ser la solución más práctica.

Si iba a hacerlo, tenía que ser por sorpresa, por lo que tenía que actuar antes de que no hubiera otra opción.

Si Haruhiro se moviera, sus camaradas seguramente reaccionarían. No tenía de qué preocuparse.

Tsiha estaba señalándolos y diciendo algo en un tono violento.

¿Es hora?

¿Aún no?

Si lo arruiba, las cosas se pondrían realmente mal. Eso era cierto, pero si estaba demasiado consciente del fracaso, su cuerpo se tensaría y sería difícil hacer su mejor esfuerzo. Tenía que dejar de preocuparse, hasta cierto punto. No importaba lo que pasara, se ocuparía de eso cuando surgiera.

“¡Tuwanra, shitte!” Gritó Tsiha, y la círculo de espectadores runaruka rugió, lo que preocupó un poco a Haruhiro.

“¡Tuwanra! ¡Tuwanra! ¡Tuwanra! ¡Tuwanra!” La multitud golpeaba el suelo con sus pies y cantaba esa palabra.

Estaban muy emocionados. No era bueno. En esta situación, iba a ser difícil moverse.

De repente, el runaruka grande golpeó su grueso pecho. “¡Tuwanra! ¡Alejar viento frío! ¡Soy Mwadan, primer hijo de Papá Dutt, jefe de Kamushika! ¡Ustedes, humanos, enfrentarme en duelo, uno a uno!”

Haruhiro parpadeó dos veces. “…¿Eh? ¿Duelo? ¿Qué?”

“Bueno, tengo que ser yo, supongo.” Kuzaku se puso de pie.

Los runarukas rugieron aún más fuerte.

“¡Tuwanra!”

“¡Tuwanra!”

“¡Tuwanra!”

“¡Tuwanra!”

“¡Tuwanra!”


“No, no, no.” Haruhiro estaba medio aturdido. “¿Por qué?” Murmuró.

“¿Eh?” Kuzaku se volvió, mirando a Haruhiro. Tenía una mirada desconcertada en su rostro. “¿No puedo? El enemigo es grande, así que pensé que sería yo.”

“Realmente ese no es el problema aquí.”

Todos los runarukas estaban encendidos, y Mwadan, el runaruka grande, se estaba quitando el chaleco, claramente listo para pelear, y Kuzaku tenía un ligero aire de: ¡Te tomaré! ¡Vamos!, a su alrededor también. Parecía que iban a tener un duelo uno a uno.

¿En serio, por qué?

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