Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 20

Capítulo 12: La Determinación para Luchar

 

 

Era tarde en la noche. Yo estaba de regreso en la aldea, y después de preparar el siguiente lote de bienes para vender, estaba discutiendo con Melty y los demás los pasos que debíamos dar a continuación.

Estaba a punto de irme a la cama cuando Mamoru llegó y golpeó la puerta de mi casa


. Abrí para encontrarlo ahí de pie junto a R’yne y sus otros aliados, todos ellos con miradas de preocupación en sus rostros.

Los aldeanos parecían haberse dado cuenta de que algo estaba sucediendo, ya que muchos de ellos habían salido de sus casas para ver de lo que se trataba. Las personas de toda la aldea se estaban reuniendo. Todos eran muy sensibles a esta clase de desarrollo.

“Naofumi, tenemos que hablar. Es una emergencia,” dijo Mamoru. Suspiré y me dirigí hacia la plaza de la aldea para escuchar lo que iba a decir Mamoru.

“¿Qué sucede?” pregunté.

“Una coalición de nuestros enemigos, incluyendo a Piensa, ha entrado a Siltran,” explicó él. “No queremos que tú y los tuyos terminen involucrados, Naofumi, así que por favor prepárense para evacuar esta área.”

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“Esto ciertamente es repentino. Pero ¿por qué debemos evacuar?” pregunté.

“No queremos arrastrarlos en todo esto,” respondió Mamoru. Me recordaba a algo que él había dicho cuando nos conocimos, acerca de patrullar las fronteras de esta región. Después de encontrarse con Ren, ellos rápidamente lo habían enfrentado en batalla, lo cual demostraba lo tensos que habían estado.

“No estás tratando de hacer que abandonemos la aldea para poder quedarte con nuestra tecnología, ¿o sí?” pregunté con una ceja levantada. Raphtalia y S’yne sacudieron sus cabezas ante mi persistente desconfianza.

“¿Qué está sucediendo? Acababa de quedarme dormida…” dijo somnolientamente Melty, saliendo de la habitación de Filo.

“Mamoru quiere que evacuemos la aldea. Otras naciones están atacando. Este lugar podría convertirse en un campo de batalla,” le dije. Ante mi respuesta, Melty se despertó completamente y se puso de pie a mi lado en estado de alerta. Estaba feliz de que ella pudiera adaptarse a la situación tan rápidamente.

“He escuchado conversaciones en el castillo de Siltran, pero no esperaba que ellos atacaran de esta forma,” dijo Melty.

“¿Por qué este Piensa y su coalición les declararon la guerra?” pregunté.

“Probablemente no les agrada que Siltran no se incline ante ellos, pero también parece haber otras razones. En primer lugar, ellos tienen al Héroe del Arco del pasado, y además parecen querer convertir los restos de un país fundado por un héroe del pasado—una tierra sagrada—en su territorio,” explicó Melty, extendiendo un mapa y apuntando. La propia Piensa de hecho estaba un poco alejada.

No eran un vecino directo, pero parecía que se estaba expandiendo agresivamente en este momento. El problema era que Siltran, la nación en la que estábamos actualmente, estaba en el lugar perfecto para actuar como un área de preparación de Piensa para atacar a su objetivo real.

“La tierra sagrada…” murmuré, recordando.

“También recuerdas eso, ¿no, Naofumi?” dijo Melty. Eran las ruinas a las que Fitoria nos había llevado durante todo el incidente del secuestro de Melty orquestado por la Iglesia de los Tres Héroes. Ese lugar no se había visto nada especial para mí.

“Parece ser que, en esta época, se cree que ese lugar es la tierra que debe poseer aquel que gobernará todo este mundo. Si Piensa puede obtenerlo…”

“Tendrán los cimientos para la dominación mundial,” respondí. Todo sonaba demasiado bueno para ser verdad.

“También hay otras leyendas acerca del lugar. Creen que armas poderosas, magia, y lo que quieras puede ser encontrado ahí—algunas cosas sacadas de cuentos de hadas. Nadie de nuestra época las creería,” resopló Melty. Entonces era por eso que la llamaban la tierra sagrada, pero si iban a comenzar una guerra a partir de una historia tan infundada, desearía que simplemente enviaran al héroe a luchar.

No era difícil ver todo eso como un pretexto para invadir.

“El desquiciado rey de Piensa no cree que debamos estar luchando contra las olas,” dijo Holn, apareciendo para dar algo de información adicional. “El cree que su propia nación primero debería unificar el mundo y recibir las bendiciones de la tierra sagrada para vencer las olas.” Así que habíamos terminado en un muy mal lugar. Estaba comenzando a preocuparme de que tal vez este no era el lugar que en el futuro se convertiría en Siltvelt.

Por supuesto, ya había escuchado algo de información durante nuestros viajes de comercio. Los problemas de Siltran con la distribución también provenían de Piensa.

Piensa además era el hogar del Héroe del Arco, al cual parecían estar usando como una excusa para simplemente hacer la mierda que se les venía en gana.

“Parece que hay problemas con el Héroe del Arco en cualquier época a la que vayas,” destaqué. Ya sea Itsuki o este héroe del pasado, los Héroes del Arco parecían amar hacer cosas que realmente no deberían hacer. Tenía ganas de encontrar al sujeto y tener una buena charla con él.

“Él ha aceptado que la mejor forma de combatir las olas es a través de la estabilidad ofrecida por la unificación de las naciones,” explicó Mamoru. Eso se parecía mucho al Melromarc de nuestra época.

La derrota de Faubrey creó un ambiente de renunciar a las batallas sin sentido, no solo dentro de las naciones vecinas, sino que en una escala global.

Mientras tanto, después de que fuimos incapaces de lograr el mismo sentimiento de unidad en el mundo de Kizuna, la amenaza de la guerra todavía ardía ahí. L’Arc había estado ocupado tratando de resolver esos problemas… y él ahora estaba en otro mundo, tratando de aprender a fabricar accesorios.

Me pregunto si esa era la razón real por la que fue. Él estaba tratando de escapar de esas molestas negociaciones. L’Arc había arrojado todo directamente sobre Glass, lo cual solo me hacía tener más sospechas.

“Incluso si el objetivo es derrotar las olas, esa no es excusa para invasiones innecesarias. Es por eso que decidí oponerme a Piensa en vez de solo obedecer sus demandas. Todos los demás aquí creen lo mismo,” dijo Mamoru. Sus aliados se veían muy determinados.

La guerra solo podía llevar a la tragedia. Si una gran nación se ponía seria, podía pasar por encima de las más pequeñas.

Parecía que la idea de que los héroes trabajaran juntos para enfrentar las olas tampoco era algo muy usual en esta época.

Hablar funcionaba contra oponentes que no era tan fuertes como para hacer lo que quisieran contigo. A aquellos lo suficientemente poderosos para obligarte a obedecerlos no les importaba lo que tuvieras que decir.

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La única forma de llegar a la mesa de discusiones era hacerlos pensar que tendrían problemas derrotándote usando la fuerza. Al final, eso todavía significaba que todo se resumía a la fuerza.


La guerra además podía ser cruel. Todo tipo de cosas terribles podían suceder. Basura y Melty habían estado lidiando con esa clase de personas. Con su entendimiento de los problemas, Melty no se pronunció contra lo que dijo Mamoru.

Dicho eso, desde nuestro punto de vista—históricamente hablando—Piensa había sido aniquilada, y nada menos que por Siltvelt. Parecía ser que fue destruida por el Héroe del Escudo que se les oponía. Melty escogió ese momento para darme un codazo en las costillas y después susurró en mi oído.

“La Iglesia de los Tres Héroes, la religión que seguíamos en Melromarc, originalmente se separó de la Iglesia de los Cuatro Héroes Sagrados. Ellos adoptaron una religión que odiaba al Héroe del Escudo, creciendo en número como resultado. Tal vez lo que sea que sucedió en esta época fue el detonador de ese odio,” sugirió Melty.

Una posible conexión con la Iglesia de los Tres Héroes con este incidente se había perdido en la oscuridad de la historia.

Después de todo, los cimientos de la Iglesia de los Tres Héroe de Melromarc tenía que ser una religión del mundo de la lanza y la espada. Ellos probablemente habían añadido el arco después de absorber los restos de Piensa. La verdad no me importaba recibir una lección de historia.

“Entiendo lo que viniste a decir. Dicho eso…” Miré hacia Kiel y los demás, quienes estaban observando con preocupación en sus rostros.

“¡Nii-chan! ¡Nosotros también lucharemos!” ladró ella. Kiel estaba tan llena de energía como siempre—era su sello. Tal como Filo habría hecho, ella estaba ayudando a mantener optimistas a los demás.

“Si usted lo ordena, Héroe del Escudo, entonces nosotros lucharemos,” dijo Imiya. Ella y los otros lumos levantaron sus armas en una muestra de solidaridad, listos para luchar. Ellos eran hábiles con sus manos, lo cual tal vez era la razón por la que preferían las dagas y arcos como armas. También las garras… o quizás esas contaban como guanteletes. Sin embargo, en cuanto a personalidad, ellos no estaban hechos para la batalla, y eran elementos pacíficos dentro de la aldea. “No volveremos a perderlo todo,” dijo decididamente Imiya. Su aldea había sido destruida por cazadores de esclavos. Esa era otra razón de por qué ella se había llevado bien con Kiel tan rápido.

“¿En qué clase de escala está el enemigo?” preguntó tranquilamente Ruft.

“Solo en términos de números, maestría, y niveles, muchas veces más alto que los nuestros,” dijo R’yne. Esa parecía ser una gran brecha en poder de batalla. “Sus fuerzas están compuestas de humanos, semi-humanos, y teriántropos que están completamente entrenados para la guerra. Esa es la clase de fuerza que viene para destruir completamente esta pequeña nación. Y además se mueven rápido. Si Holn y yo no estuviéramos aliadas con Mamoru, esta nación ya estaría en ruinas en este momento.”

“Bueno, después de todo, el Héroe del Escudo no puede hacer nada sin aliados. Si pierdo a todos mis aliados, entonces estoy acabado,” murmuró Mamoru. Por supuesto, lo mismo se aplicaba a mí. Él tenía que entender eso.

“Estaremos enfrentando el escuadrón núcleo de la coalición liderada por Piensa, su escuadrón dragón,” continuó Mamoru. “Si yo hago acto de presencia cuando eso suceda, con el pretexto de que los héroes no deberían ser usados en la guerra, el Héroe del Arco también aparecerá ahí.”

“¿Qué hay de su fuerza principal?” pregunté.

“Ellos probablemente están planeando moverse metódicamente detrás del escuadrón,” dijo Mamoru. No estaba seguro de si este era un enfoque eficiente o ineficiente.

“¿Entonces dejarán todo a sus otras fuerzas? ¡Un verdadero guerrero se une a la batalla sin dudarlo!” dijo efusivamente Eclair.

“Él probablemente quiere mantener el daño al mínimo mientras hace parecer que estuvo en la batalla.” El rey probablemente mojaba su hoja de sangre, solo desde la retaguardia, dándole el golpe de gracia a lo que sea que el héroe y el escuadrón dragón dejaran atrás.

“¡Nii-san! ¿Planeas escapar?” preguntó Fohl. Él también se veía listo para luchar. Sus puños estaban apretados con fuerza.

“Fohl, ¿tú quieres luchar?” le pregunté.

“Por supuesto. ¡Abandonar la aldea sería una traición a los deseos de Atla!” declaró él. “Entiendo eso,” respondí, “pero si la única otra alternativa es terminar involucrados en esta lucha sin sentido, abandonar esta base y huir definitivamente es una opción. Fohl…¿estás aquí para proteger unos simples edificios? ¿O a las personas?” le pregunté.

Si él quería proteger un lugar, podría ya ser demasiado tarde—después de todo, la aldea completa había sido teletransportada al pasado. Si él quería proteger a las personas—nuestra gente— entonces el lugar no era tan importante.

“Nii-san, no te equivocas en eso. Entiendo tu punto. Pero ¿de verdad debemos huir de esto?” contraataco él.

“Yo no recomendaría huir,” aconsejó Holn.

“Yo preferiría no abandonar este lugar,” estuvo de acuerdo Rat. “¿Por qué?” les pregunté.

“Primero, este es el único pedazo de tierra que físicamente vino aquí desde el futuro. Si llega a terminar en medio de una guerra sin cuartel, podríamos perder pistas vitales acerca de cómo fue enviada aquí o cómo regresar a casa,” dijo Rat.

“Es más, si Piensa avanza y se apodera de esta región, tomará tiempo recuperarla y eso retrasará aún más nuestra investigación. Todo lo que hay aquí definitivamente vale la pena protegerlo,” agregó Holn.

“Si la tecnología que tenemos aquí cae en manos enemigas,” continuó Rat, “solo van a volverse más valientes.” Si ellos adquirían tecnología del futuro y descubrían cómo utilizarla, de seguro se les iría a la cabeza.

Si empezábamos a cambiar el pasado, no teníamos idea de lo que podría pasar en el futuro, lo cual significaba que era difícil decidir si debíamos quedarnos o irnos. Mantener la situación actual definitivamente era la opinión de Rat, y Holn parecía estar de acuerdo.

“¿En cuánto tiempo más estarán aquí?” pregunté.

“Como mínimo, ellos comenzarán el ataque mañana,” respondió Mamoru. Entonces una opción era destruir todo en la aldea y huir antes de que sucediera. Pero no me gustaba esa idea.

“Dragones…” dijo Wyndia, murmurando el nombre del enemigo que enfrentaríamos antes de que yo pudiera decir algo.

“¿Quieres tratar de hablar con ellos?” le pregunté, colocando mi mano sobre su hombro.

“Si es posible, me gustaría. Pero si ellos creen en la causa por la que están luchando, no estoy segura de que sea capaz de convencerlos,” dijo ella.

“Los dragones no van a escucharte, jovencita,” dijo Holn, descartando la idea de Wyndia. “¿Cómo puedes estar tan segura?” respondió ella, un poco molesta.

“Porque estamos hablando de una mejora de un tipo de dragón modificado que la aburrida yo creó,” explicó ella.

“¿Qué?” dijo Wyndia.

“Olvidé mencionar esto, ¿no? Originalmente yo era una investigadora con un laboratorio en la aburrida Piensa. Cuando decidí que no estaba de acuerdo con la forma de pensar del Héroe del Arco, deserté,” explicó radiantemente Holn. Así que ella comenzó perteneciendo a una gran nación y después terminó junto al Héroe del Escudo. Sacudí mi cabeza—sin lugar a dudas ella era un ancestro de Rat.

“¿Con qué forma de pensar suya no estabas de acuerdo?” pregunté.

“El actual Héroe del Arco está muy interesado en criar monstruos y usarlos en combate. Es por eso que el escuadrón dragón se ha convertido en una amenaza tan grande. Pero él también es muy discriminatorio—no le importa ningún otro monstruo que pueda convertirse en un aliado, solo los dragones,” explicó Holn. Los dragones ciertamente eran mucho más poderosos que otros monstruos al mismo nivel.

Si podías costearlo, ellos podían convertirse en una eficiente fuerza de combate. Simplemente no eran rentables. “Él parece querer reducir la población de monstruos del mundo entero hasta que solo queden los dragones,” dijo ella. Los dragones en este mundo, incluyendo a los de aquí en el pasado, tenían la capacidad de aparearse con cualquier otro monstruo. Holn explicó que el Héroe del Arco había convertido a todos los monstruos de su ejército en dragones.

“La supervivencia del más apto es una cosa, pero proclamar a los dragones como los reyes de los monstruos es echar por el drenaje muchas otras posibilidades. Mi curiosidad innata no permitirá tal idiotez. Es por eso que estoy tratando de convertir a un monstruo tipo globo en el monstruo definitivo,” exclamó Holn.

Tampoco estaba seguro de que eso me gustara. El globo definitivo no era algo que me interesara encontrarme.

No podía evitar preguntarme si tal vez fue la investigación de Holn la que propició que los monstruos en nuestro mundo permanecieran desorganizados.

En el mundo de Kizuna, ellos tenían una estructura bastante organizada, con el Dragón Demonio en la cima.

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“Un Héroe del Arco que cree que solo los dragones son monstruos poderosos…” murmuré, mirando hacia Wyndia. En ese momento acaricié a la oruga que se había convertido en un monstruo de la especie Raph y volví a mirar hacia Holn y los demás.

En nuestra aldea, no había competencia por la cima entre los dragones, filoriales, o la especie Raph. Tal vez había algo ahí que lo propiciaba. Incluso los monstruos que Ren e Itsuki criaron habían comenzado a mostrar ese comportamiento. Eso tenía a Rat muy interesada.

“¿Saben si ellos tienen a un Dragón Emperador?” pregunté.

“Mis propias investigaciones no me han llevado demasiado lejos. No estoy segura de eso,” respondió Holn. En ese caso, debíamos asumir que tenían uno.

“Wyndia, ¿qué piensas?” preguntó Ren, mirando hacia ella después de intercambiar miradas con Eclair.

“¿No deberías preguntarle primero a nuestro Héroe del Escudo?” preguntó ella.

“Quiero escucharlo primero de ti, antes que Naofumi,” respondió Ren, con su rostro completamente serio. “Utilicé mi hoja contra tu padre, Wyndia. Es por eso que prometí nunca matar a un dragón sin una buena razón.”

“¡No me importan tus estúpidas promesas!” gritó en respuesta ella.

“Lo sé. Es casi ingenuo de mi parte. Pero esos son los sentimientos que llevé hacia mi batalla con la Emperatriz Dragón de Takt,” dijo él.

“¡Escuché que Gaelion la mató!” respondió ella. Eso era verdad. Ren había luchado contra la Emperatriz Dragón de Takt, pero no le había dado el golpe de gracia. Tenía mucho más sentido cuando se consideraba su actitud general—sus acciones lo habían traumado.

“Pero aun así luché. Aunque esta vez las cosas son diferentes. Wyndia… para proteger a todos los presentes, ¿está bien para mí enfrentar a este escuadrón dragón? Quiero que tú lo decidas,” dijo Ren.

En ese momento él transformó su espada en Ascalon, el arma que había copiado de aquella encontrada en el santuario filorial. Wyndia miró alrededor de la aldea y después sus ojos se encontraron con los de la oruga que se había convertido en un monstruo de la especie Raph.

“¿Qué tal si digo que no quiero que lo hagas?” respondió ella.

“Pensaré en otra forma. Tal vez negociaciones, algo se me ocurrirá,” respondió él.

Wyndia se quedó pensando un poco más.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 20 Capítulo 12 Novela Ligera

 

“No creo que sean especiales solo porque son dragones, ya no más,” dijo finalmente ella. “No quiero perder la aldea… perder a alguien más. Por favor, Ren. Lucha.”

“Entiendo, Wyndia. Usaré mi espada para protegerte a ti y a todos los demás presentes. ¡Esa será mi expiación!” declaró él. Me gustaba su energía, pero nosotros aún no habíamos tomado la decisión de luchar.

“¡Nii-chan! ¿Entonces vamos a luchar?” ladró Kiel, mirándome fijamente al no responder. “¡Tú ya lo dijiste, Nii-chan! ¡Que nosotros tenemos que elegir por nuestra cuenta! ¡Y tenemos que proteger a la aldea y a todos los que viven en ella!”

“Kiel…” dijo Raphtalia, sonando muy conmovida por esto. La cachorra me había ganado esta vez. Yo ciertamente siempre le estaba diciendo a Kiel y los demás que tomaran sus propias decisiones. Fue por eso que les había permitido escoger sus propias subidas de clase.

“Todo eso está muy bien,” dije, “pero no significa que deban luchar contra cualquiera que aparezca. También entienden eso, ¿no?” les dije.

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“¡Por supuesto! No hay que matar al Héroe del Arco, ¿cierto?” respondió Kiel.

“Eso ciertamente es importante,” respondí. Este podrá ser el pasado, pero la naturaleza de las olas probablemente era la misma. Matar a un héroe de arma sagrada solo incrementaría la presión sobre los restantes.

Eso ni siquiera era lo peor—si todos los héroes de arma sagrada eran asesinados durante una ola, entonces aparentemente el mundo era destruido.

Esta información provenía de S’yne y las fuerzas de su hermana—personas cuyo mundo ya había sido destruido—y, por lo tanto, sonaba como información legítima. Incluso si éramos enemigos, matar a un héroe de arma sagrada sería el epítome de la estupidez.

Dicho eso… podría ser más rápido solo matar a un héroe con el cual no se podía razonar.

En ese aspecto, ellos habían tenido mucha suerte al invocarme. Además, Ren e Itsuki habían cambiado y ahora se podía razonar con ellos.

Pero cuando pensaba en que todo esto probablemente era una trampa tendida por aquel detrás de las olas, aquel que se hace llamar Dios, ciertamente me daba náuseas.

“Pero sería un error que tú lideres el ataque, Kiel,” le dije.

“¿¡Qué!? ¿Si no luchamos para proteger este lugar, qué caso tiene?” respondió ella. “Tenemos otras opciones que podemos usar primero. Ya lo verás,” le dije. No había razón para lanzar sin sentido a Kiel y los demás hacia la batalla.

“Parece que me necezitan,” dijo la Sombra, apareciendo con una nube de humo y bajando su cabeza hacia Melty y Ruft antes de dirigirse hacia mí. “Zentí problemas, por lo que he eztado explorando. Iwatani-sama, lo que eztas personas de Siltran le han dicho parece zer la verdad,” reportó la Sombra. Él había confirmado que una gran fuerza se estaba acercando a la frontera de Siltran. “Quería informárselo tan rápido como fuera pozible, pero ellos se mueven muy rápido, azí que no fue fácil.”

“¿Estás seguro de que Mamoru no está contando con nuestra ayuda para iniciar una pelea con las otras naciones?” le pregunté, bajando mi voz hasta casi un susurro. No podíamos ignorar la posibilidad de que él se estuviera haciendo la víctima para usarnos—o para huir, dejándonos todo el trabajo a nosotros.

“A partir de lo que mis inveztigaciones han revelado, él eztá diciendo la verdad. La razón de ezte ataque muy probablemente ez su ayuda, Iwatani-sama. Usted ha estado ayudándolos a recuperarze muy rápidamente. Ezo no es algo que sus enemigos puedan ignorar tan fácilmente.” Así que ayudarlos a recuperarse a través del comercio había causado que sus enemigos se movieran más rápido.

Parecía que aquellos buscando apoderarse de Siltran preferían a un objetivo debilitado—e iban a tratar de abrumarnos ahora.

Comencé a reflexionar acerca de esta nueva información.

Yo todavía estaba preocupado de que equivocarse aquí pudiera cambiar todo el futuro… sin embargo, todavía faltaba confirmar los efectos de cualquier cambio importante. Definitivamente era destacable que el tiempo en este mundo no me afectara, ya que yo había sido invocado aquí desde otro mundo hacia el Melromarc de este mundo en el futuro.

Entonces teníamos que escoger entre abandonar la aldea y demorar—o perder completamente—nuestras opciones de regresar al futuro.

O podríamos luchar y arriesgarnos a cambiar la propia historia. Era una decisión difícil. Sea cual sea el camino que escogiera, estaba seguro que de todas formas cambiaría la historia. Simplemente tendría que esperar que cualquier fluctuación creada en el pasado fuera corregida por el poder de la historia para volver a su camino original de antes de que hubiéramos venido aquí.

Dicho eso…

“Enfrentarlos de frente no es la única solución aquí,” comenté. Ya habíamos enfrentado muchas guerras, pero muy pocas involucraban enfrentamientos cara a cara.

Estaba el conflicto en Q’ten Lo, por ejemplo. Habíamos hecho un buen uso de las ridículas políticas de Ruft para tomar el castillo sin derramar ni una gota de sangre.

La batalla con Faubrey había sido ganada gracias a la estrategia de Basura. Para ser honesto, era una verdadera lástima que él no estuviera aquí.

“Creo que podemos idear algunos planes mucho más interesantes que ese. ¿Cierto, Reina Melty?” dijo Ruft, dándole una mirada que sugería que ambos tenían algo que compartir.

“¿Eh?” Melty no parecía estar al tanto del secreto.

“Si piensan en las innumerables estrategias que Basura ha propuesto, estoy seguro de que algo que puedan usar se les ocurrirá,” dijo Ruft.

“¿Recuerdas todos esos planes?” le pregunté.

“¿Eh? Bueno, sí… fue divertido verlo explicándolos todos,” dijo Ruft, un poco avergonzado. Tal como Raphtalia era muy buena recordando nombres, Ruft también parecía tener una buena memoria. Él había aprendido el lenguaje de Melromarc en muy poco tiempo. De seguro era un chico listo.

“Héroe del Escudo,” me dijo Ruft, manteniendo la voz baja. “Podríamos tener un problema si Siltran obtiene una victoria completa en este momento. La Reina Melty me dijo que Piensa no se supone que sea aniquilada todavía.”

“Eso es verdad,” dije. Podríamos tener un problema si Piensa era aniquilada en este punto en el tiempo.

“En ese caso, me aseguraré de no golpearlos con demasiada fuerza,” respondió Ruft. Después él incrementó el volumen de su voz una vez más y comenzó a hablar con Mamoru. “¿Podemos presumir que la batalla entre Siltran y Piensa va a proceder a través de una serie de etapas?” preguntó él.

“Así es,” respondió Mamoru.

“Para resumir: primero, será el ataque del escuadrón dragón. Segundo, se realizará la batalla entre los héroes. Tercero, la llegada de la fuerza principal. Después de aquello, la gloria será para el vencedor. Pero la línea divisoria entre el ataque del escuadrón dragón y la batalla entre héroes es una vaga, ¿no?” continuó Ruft.

“El héroe también es usado para legitimar lo que están haciendo,” dijo Mamoru.

“En términos de las otras cosas que ya pueden estar haciendo… ¿crees ellos ya están realizando operaciones activas dentro de Siltran, con el propósito de causar distracción y confusión?” preguntó Ruft. Mamoru asintió.

“Hemos recibido reportes de incursiones sospechosas de bandidos sobre nuestras aldeas. Algunos de nuestros aliados han sido enviados para encargarse de ellas,” dijo él.

“Así que ya están ejecutando su plan. La cobardía mostrada me recuerda a alguien más,” dijo R’yne. Me pregunto si ella estaba hablando acerca de un renacido como Takt. El enemigo tenía a un Héroe del Arco dentro de sus fuerzas, así que era posible.

“Oye. ¿Sabes dónde está el Héroe del Arco?” le preguntó Ruft a la Sombra. “No conozco la ubicación exacta, pero tengo una vaga idea,” respondió él.

“¿Entonces por qué no hacemos que su Héroe del Escudo se reúna con el Héroe del Arco antes de que algo más suceda?” sugirió Ruft. Al ponerlo en esa situación, tal vez podríamos cortar de raíz todo este asunto antes de que se convierta en un pretexto para este conflicto.

“Ellos son quienes nos están atacando. Si los héroes se encuentran mientras no tenemos la intención de atacar, incluso mientras hablan, el escuadrón dragón todavía avanzará. ¿Qué lado estará en lo correcto una vez que la lucha termine?” preguntó Ruft. Era ingenioso, le concedería eso.

Era una forma de conseguir algo de influencia incluso si perdíamos. Muy parecido a algo que Basura pensaría. No estaba seguro de lo feliz que debería estar viendo estas señales de crecimiento en Ruft.

“Pero ¿qué hay del escuadrón dragón? ¿No noz aplastarán zi seguimos ese plan?” preguntó la Sombra.

“Si vamos a usar uno de los planes de mi padre… necesitamos algo que confunda y desconcierte al enemigo. Ellos tienen la ventaja numérica, ¿así que por qué no hacemos que el Héroe de la Espada y Fohl los ataquen?” sugirió Melty. Básicamente era una operación usando un número reducido de individuos, golpear y correr.

“Ver al Héroe de la Espada en acción de seguro provocará caos, pero su carta del triunfo—el Héroe del Arco—ya se habrá encontrado con su Héroe del Escudo,” dijo Ruft.

“Si podemos crear una ruptura entre Piensa y el Héroe del Arco, sería muy bueno para nosotros,” dije.

“En efecto,” estuvo de acuerdo Melty. “Pero el poderoso escuadrón dragón va a ser un problema. Odio pedirlo, pero tal vez podrías reducirlos en número para debilitarlos un poco. Eso facilitará mucho las negociaciones. Dicho eso, necesitamos que luches de tal forma que no se den cuenta inmediatamente de que eres el Héroe de la Espada. Es una orden bastante compleja.”

“Creo que nos estamos confiando un poco,” dijo Mamoru, interviniendo desde el costado.

“Todas estas son solo propuestas. Tú eres el líder de esta nación, así que al final tú decides si procedemos o no. Solo estamos pensando en los mejores pasos que podemos dar,” explicó Melty.

No estaba seguro de dejar que Melty y los demás niños pensaran estrategias de guerra, pero ellos estaban basándose en tácticas que habían escuchado de Basura, lo cual quería decir que podíamos esperar resultados decentes.

“Si utilizamos esta estrategia, ¿Raphtalia, S’yne, y yo deberíamos tender una emboscada en alguna parte?” pregunté.

“Si vamos a estar hablando con el Héroe del Arco… sería de ayuda tener a Raphtalia ahí,” dijo Mamoru.

“¿A mí?” preguntó ella.

“Sí. Creo que eso nos dará un mejor resultado. Ella debería servir como un buen elemento disuasivo,” dijo Mamoru. Parecía que su plan era hacerlos pensar que ella era la representante de Q’ten Lo de esta época.

Por un momento me pregunté una vez más si las piedras de sakura del destino existían en esta época. Ellas podían convertirse en un conjunto de armas que eran efectivas contra los héroes, y activar la Esfera de Sakura de la Influencia era una forma fácil de debilitar rápidamente al enemigo. Sin embargo, nuestro propósito no era derrotarlos; era crear una situación en la cual fuera difícil hacer la guerra.

“Si anunciamos que hay múltiples héroes en Siltran, eso podría dificultarles una invasión, pero al mismo tiempo podría provocar represalias más fuertes,” reflexioné.

Lo último que mencioné fue exactamente lo que había sucedido en el mundo de Kizuna. En general podría no ser un mal movimiento, pero tampoco estaba seguro de que realmente fuera a funcionar como un elemento disuasivo.

Además, no tendríamos idea de lo que harían aquellos impulsando este conflicto. De ser posible, yo solo quería deshacerme de esas facciones radicales y conseguirnos algo de tiempo para regresar a casa.


Desde cierta perspectiva puede parecer egoísta, pero realmente quería que las personas de esta época solucionaran sus propios problemas.

Entonces, mientras el héroe de la nación enemiga y Mamoru estaban reunidos y discutiendo, nosotros causaríamos el daño suficiente—sin depender demasiado del poder de los héroes—para ahuyentar al enemigo.

“El problema es el número de enemigos que enfrentaremos…” reflexioné en voz alta. Incluso si un héroe equivalía a mil luchadores regulares, los números todavía no cuadraban. Y además sería una verdadera molestia si lograban entrar a Siltran.

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“¿Qué tan hábiles son en cuanto a la utilización de magia a gran escala?” pregunté. “Odio admitirlo, pero no muy buenos,” admitió Mamoru. Yo no había visto a ninguna

unidad con el potencial de usar magia ceremonial. Por lo que había escuchado, una faceta de

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la guerra en este mundo era el intercambio de magia ceremonial. Siempre estaba la posibilidad de que, mientras estuviéramos lidiando con el escuadrón dragón frente a nosotros, una lluvia de magia ceremonial cayera desde la retaguardia. Nosotros teníamos algo de magia cooperativa a nuestra disposición, pero tenía sus límites.

No iba a ser muy efectiva contra una fuerza criada por el Héroe del Arco—y cualquier ataque proveniente de ellos probablemente incluso dañaría a un héroe y causaría serios problemas a Kiel y los demás.

Ellos tenían los números, y nosotros solo teníamos una carencia de luchadores. Incluso si tuviéramos cómo responder, a decir verdad, no quería usar a Kiel y los demás en batalla.

Si Mamoru y sus aliados llegaban a depender demasiado de nosotros, ellos podrían ser derrotados fácilmente una vez que nosotros regresáramos al futuro, arruinando las cosas para todos. Carecíamos del poder de fuego necesario… Tal vez solo necesitábamos incrementar de cualquier forma nuestros números.

“Esta es una situación muy difícil de enfrentar…” dije. En ese momento una propuesta basada en mis conocimientos de juegos se me vino a la mente. “Oigan, tengo una idea. Si nos falta mano de obra, ¿qué tal si solo la incrementamos un poco? Ren, ¿recuerdas cuando Motoyasu y yo luchamos por Raphtalia? ¿Recuerdas cómo lo dañé?” pregunté, mirando hacia Ren.

Se sentía que todo eso había sucedido hace mucho tiempo atrás—fue una batalla que tomó lugar después de mi primera experiencia con las olas. Sin tener forma de atacar por mi cuenta, yo había ocultado globos dentro de mi capa y los había usado para morder a Motoyasu, lo cual finalmente le causó daño.

“¿Eh? Si, lo recuerdo…” dijo él.

“He escuchado de eso,” intervino Melty. “¿Qué estás planeando?”

“Como dije, incrementaremos nuestros números. Tengo que empezar rápidamente. Nuestros enemigos no van a dejar de moverse,” dije. Esto podría no ser decisivo, pero definitivamente podíamos esperar resultados.

Incluso si teníamos que cambiar nuestra estrategia más adelante, esto podría lastimar a nuestros enemigos—o al menos contenerlos.

Después de eso podíamos usar un enfoque diferente o tenderles una trampa. “Lo que estoy planeando debería ser útil sin importar lo que decidas al final, pero necesito tiempo para organizarlo todo. Voy a tener que comenzar ahora mismo.”

“Entendido,” dijo Melty. “Estaremos contando contigo, pero nosotros también desempeñaremos nuestra parte.”

“Raphtalia, tú ve con Mamoru y consíguenos algo de tiempo,” dije. “Después de eso, me llevaré a un buen corredor, y también a Raph-chan.” Chick, Raph-chan, y Raph-chan II dieron un paso al frente. La filorial se sentó frente a mí y las dos Raph-chans saltaron sobre mis hombros.

“Héroe del Escudo, ¿puedo acompañarlo?” preguntó Ruft. “Puedo ayudarlo en lugar de Raphtalia.”

“¡Solo no te sueltes!” dije.

“¡Claro! Reina Melty, dejaré las cosas aquí en sus manos,” dijo Ruft. Él podía usar magia de ilusión, tal como Raphtalia, y tenía las mismas características de la especie Raph. Todo eso sería vital para esta operación.

“Mamoru, cuando tú y tu grupo se encuentren con el Héroe del Arco, trata de sacarle conversación tanto como sea posible,” le dije. “Ya me voy. ¡Ya puedo ver la sorpresa en sus rostros—y ni siquiera sé cómo se ven!” dije y dejé salir una sonrisa siniestra.

“Disculpe, Naofumi-sama… ¿Está seguro de que esta es una buena idea?” preguntó Raphtalia, mirando hacia mí con preocupación en su rostro.

“Está bien. Estamos enfrentando enemigos que creen que las guerras se ganan atacando primero. Solo vamos a usar la misma clase de táctica cobarde contra ellos para enseñarles una lección,” dije. Si este fuera un juego, entonces podría decir que estaba a punto de hacer un buen troleo.

“Naofumi, ¿estás seguro de que deberías estar siendo parte de esta batalla?” preguntó Mamoru, solo para confirmarlo conmigo.

“No creo que siga teniendo el derecho de dar mi opinión en todo esto. Todos los demás han decidido luchar. Dime, si tú quisieras que todos en Siltran abandonaran su nación para sobrevivir, pero todos deciden quedarse a luchar, ¿qué harías incluso sabiendo cómo terminarán las cosas?” le pregunté. Ante mis palabras, Mamoru se puso rígido, abrió completamente los ojos, y comenzó a temblar. Esa ciertamente era una reacción exagerada.

“Mamoru…” dijo R’yne, apoyándolo con preocupación en sus ojos.

“Si vas a ayudar, entonces nosotros no tenemos razón para rechazar tu ayuda. Muchas gracias,” dijo Mamoru, haciendo una gran reverencia hacia mí.

Por el bien de esta operación, yo estaría actuando como un señuelo, así que también debería disfrazarme. Podía usar magia para encubrirme siempre y cuando tuviera a Raph- chan y Ruft junto conmigo. Ya que yo aún tenía el espejo de las armas vasallas dentro de mi escudo, había algo más que podía hacer. Le lancé un espejo de mano a Ren.

“Ren, si llevas eso contigo, entonces seré capaz de seguir tus acciones hasta cierto grado. Cuando dé la señal, quiero que recites magia de apoyo fortalecida por sus armas. Los refuerzos sabrán cuando llegue el momento,” dije. Esta era una aplicación de la habilidad Espejo de Movimiento que usaba un espejo como su medio.

Ahora que mi escudo era mi arma principal una vez más, la mayoría de las habilidades del espejo ya no estaban funcionando. Pero aún podía obtener algo de visual y audio a través de un espejo preparado de antemano.

Ren tenía aptitud para las magias de agua y apoyo. Motoyasu era bueno con la magia de fuego y sanación, mientras que Itsuki con el viento y la tierra. Yo no podía potenciar la magia usando el escudo, así que puse mis expectativas en Ren, quien sí podía hacerlo.

“Claro, no hay problema,” dijo Ren.


“Una última cosa.” Me di la vuelta para mirar hacia S’yne, quien estaba mirando en silencio hacia mí. “S’yne, tú puedes ir en mi ayuda en cualquier momento. Tampoco hay alguna señal de que tu hermana esté causando problemas aquí. ¿Puedo pedirte que te encargues de los soldados de Piensa que están causando problemas dentro de Siltran?” le pregunté.

“Claro. Déjamelo a mí,” respondió S’yne.

“Si sientes que estoy en peligro, puedes ir en mi ayuda, pero tienes que pretender ser R’yne,” le dije.

“Bien,” respondió ella. La cooperación entre Mamoru y R’yne era ampliamente conocida. Si S’yne y yo comenzábamos un alboroto, seríamos fácilmente confundidos con esos dos, gracias a nuestras armas. Eso nos facilitaría mucho actuar.

“Muy bien, todos. Ya me voy,” dije. Me subí sobre la espalda de Chick, junto con las Raph-chans y Ruft, y después señalé que deberíamos ponernos en marcha. Chick dejó salir un graznido triunfal y salió corriendo. Pasamos el resto de la noche preparándonos para nuestra incursión.

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