Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 20

Capítulo 1: Transporte de Prisionero

 

 

Pasamos nuestros días hasta nuestra partida principalmente subiendo de nivel. Mientras nos reuníamos justo antes de partir, Mald fue traído para unirse a nosotros.

Él era un antiguo subordinado de Itsuki, a quien yo simplemente llamaba Armadura. Él tenía un ofuda pegado a su rostro para prevenir que huyera.


Aparentemente, al final no se había necesitado mucho para hacerlo hablar. Rino había estado presente en el procedimiento para asegurarse de si él decía algo que ella no supiera o si podía atraparlo mintiendo.

Sadina—una autoproclamada especialista en torturas y descubrir mentiras—también había sido parte. Al final, Armadura no tenía mucha información importante—tal vez solo que algunos antiguos miembros de la Iglesia de los Tres Héroes también se habían unido a Perra.

“Él habló bastante rápido. ¿Estás seguro de que no quieres solo ejecutarlo aquí y terminar con esto?” pregunté.

“No, necesitamos que Mald comparta más información con nosotros en nuestro mundo antes de acabar con él,” respondió Itsuki.

Armadura todavía no estaba viendo bien la realidad de su situación, repitiendo una y otra vez que sus amigos lo salvarían en cualquier momento, preguntándose por qué todavía no venían, y después llamándolos traidores y escorias.

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Él tenía un ofuda de esclavo pegado en su frente, haciéndolo verse como uno de esos fantasmas saltarines chinos. Si recuerdo correctamente, a Yomogi le habíamos hecho lo mismo.

Incapaz de siquiera moverse, mucho menos hablar, Armadura logró soltar un par de gruñidos sordos mientras miraba desesperadamente a su alrededor tratando de encontrar algo de ayuda. Pero él estaba rodeado por nuestros aliados, quienes solo lo ignoraban.

Pero aun así trataría de resistirse si tenía la oportunidad. Era agotador, pero me hacía preguntarme si yo me habría dado por vencido en su lugar.

“Mald, Mald, Mald. Todavía no hay señales de que tus héroes, tus supuestos aliados de la justicia, vengan a salvarte.” Itsuki se tomó su tiempo para patear a Armadura mientras el idiota se retorcía en el suelo. Me pregunto cómo este trato a un prisionero encajaba en la propia imagen de Itsuki de los héroes.

Creí que él había expandido un poco sus horizontes y que estaba pensando un poco más las cosas, pero esto solo exponía cuán profundo la oscuridad había echado raíces dentro de él.

“¡Fuehhh!” exclamó Rishia. Por primera vez tenía ganas de hacer prácticamente ese mismo sonido.

“Naofumi-sama.” Raphtalia también fue rápida para expresarse, con ambas chicas haciéndome saber que yo debía intervenir. La verdad no era mi culpa que Itsuki le estuviera dando una paliza a uno de sus antiguos compañeros.

“¿Estás transitando el camino de un héroe oscuro? Se ve divertido,” dije.

“Incluso si él fuera alguna clase de héroe, este tipo ha ido demasiado lejos. Bueno, eso es lo que yo creo,” dijo Itsuki.

“Es justo,” respondí. Itsuki todavía podía ser duro como un diamante cuando tenía que serlo—pero tal vez no todo el tiempo.

“Además estoy enojado con él por haberte acusado injustamente en el pasado, Naofumi,” agregó Itsuki. Esto era algo que habíamos discutido después de capturar a Armadura—algo que había ocurrido cuando ellos estaban trabajando juntos. Él y otros secuaces habían robado una recompensa de Itsuki. Armadura era un traidor que había pervertido el camino de la justicia de Itsuki, así que podía ver por qué Itsuki no quería contenerse con él ahora.

“He seguido pensando acerca de la definición de justicia, pero hay una cosa de la que estoy seguro; no hay justicia en ti, Mald.” Ante la declaración de Itsuki, Armadura se retorció para liberarse y hablar, pero el dolor le estaba impidiendo lograrlo.

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“¡Mírate! Ni siquiera puedes escapar de esto. En la misma posición, Naofumi habría mordido a través de sus propios brazos para decirme que yo estaba equivocado. Esa es la diferencia entre los dos.”

“No me metas en esto,” dije, aunque lo tomé como un cumplido.

“Este es tu castigo por hablar de inmediato al ser torturado y después decir que quieres volver a estar de nuestro lado. Tu justicia y la nuestra son completamente diferentes. No puedo aceptarte,” dijo Itsuki.

“Yo tampoco,” admitió Sadina. “Me sorprenden muchas de las cosas que dijo.”

“Me enferma,” estuvo de acuerdo Rino, apoyando el comentario de Sadina. “Él se aprovecha del fuerte y poderoso. Supongo que eso lo convierte en un aliado de alguna clase de justicia.” Parecía que Armadura había estado diciendo algunas cosas bastante descabelladas—ciertamente era alguna clase de justicia. La justicia de los renacidos. Para ellos, la justicia simplemente era igual a la fuerza. Estar con las personas más fuertes de los alrededores podía considerarse ser un aliado de esa clase de justicia.

“No me importa si me llamas despiadado,” dijo Itsuki. “La compasión va más contigo, Naofumi.”

“Como dije, no me metas en esto. Tampoco tengo compasión,” declaré. Atla fue la única que me había dado compasión, y esa era toda la que tenía. Ahora incluso Itsuki se estaba pareciendo a Ren.

Itsuki pateó a Armadura mientras se daba la vuelta para mirar hacia mí.

“¿De verdad piensas eso? ¿Piensas que aquel que nos aceptó a nosotros, los otros héroes caídos, no es capaz de sentir compasión?” preguntó Itsuki.


“Te hice entrar en razón porque tu muerte causaría toda clase de problemas, eso es todo,” dije.

“Supongo que esa es otra forma de verlo,” admitió Itsuki. “Podemos dejarlo así por ahora.”

“Suena a que crees que volveremos a tocar este tema,” dije.

“Para nada. No quise decir nada con eso. Todos ven cosas, y piensas en cosas de forma diferente. Eso es todo,” dijo Itsuki. Él hoy estaba diciendo muchas cosas que me hacían enojar. Incluso terminé preguntándome si Itsuki de alguna forma estaba usando su poder sobrenatural precisión en su boca. No quería seguir hundiéndome en el pantano al buscar una pelea con él, así que decidí dejar que dijera lo que quería decir. “Yo lo veo de esa forma, es todo,” terminó él.

“Claro, como sea,” dije secamente.

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“Lo siento, pero… ya es hora,” nos hizo saber Rishia, viéndose muy nerviosa por interrumpirnos.

“Muy bien,” dije.

“Bueno… todo esto se puso un poco extraño justo antes de que se fueran, pero has hecho mucho para ayudar a Naofumi,” dijo Kizuna con el ceño fruncido mientras miraba hacia Itsuki y Armadura. Después de todo, estábamos lidiando con un criminal proveniente de nuestro mundo.

“¡Bien, Kizuna! Encárgate de las cosas aquí. ¡Nos veremos pronto!” L’Arc se despidió despreocupadamente con Teresa detrás suyo. Para ser honesto, todavía estaba preguntándome por qué venía—y por qué Teresa lo estaba acompañando de forma tan natural. De hecho, era tan natural que Kizuna y sus aliados ni siquiera lo estaban mencionando. Ahora que lo pienso, L’Arc básicamente era su guardián.

“Ah, Héroe del Escudo. Esto es una verdadera lástima,” dijo la Dragona Demonio, mirando hacia mí con ojos de cachorrita. Pero la ignoré.

Tres de los cuatro reyes celestiales estaban observando la escena con expresiones evidentes de sospecha en sus rostros.

Podía sentir lo difícil que les era esta situación, sabiendo que tenerme aquí fortalecía mucho a la Dragona Demonio. Y que la dragona fuera más fuerte significaba que los cuatro reyes celestiales también fueran más fuertes.

“¡Filo! ¡Nuestra nueva reina celestial del viento! Obedece las órdenes de nuestra Dragona Demonio y protege a este héroe de otro mundo por todos nosotros,” dijo uno de los otros reyes celestiales.

“¡No pedí ser reina de nada! ¡Buu!” se quejó Filo, evidentemente infeliz de recibir órdenes. Ella tenía razón. Filo había sido convertida en una reina sin su consentimiento.

En nuestra última batalla, ese ascenso inesperado le había ocasionado ser atacada agresivamente por el enemigo, así que ella todavía estaba un poco enojada al respecto. Dicho eso, ella amaba ser capaz de volar libremente en este mundo, surcando los cielos y cantando cada vez que tenía tiempo libre.

“Y tú, portadora de la katana de las armas vasallas. He solucionado tus problemas relacionados con el uso de la magia. Si te esfuerzas estudiando, serás capaz de usar magia al mismo nivel que un héroe. Además, puedes usar mi propia protección mágica, así que estúdialas juntas,” dijo la Dragona Demonio, mirando hacia Raphtalia. Casi había olvidado que Raphtalia no podía usar muy bien la Forma del Rasgo de Dragón.

“Bien… gracias. Haré lo que pueda para aprenderlo completamente,” respondió ella. “¡Rafu!” agregó Raph-chan.

“Ah, una última cosa. Denle esto a su Dragón Emperador.” La Dragona Demonio procedió a escupir algo, algo que se veía muy parecido a un fragmento de Dragón Emperador, y lo arrojó hacia mí. Era muy desagradable tener que cargar esto. “Si su Dragón Emperador no es un idiota, él debería ser capaz de extraer el poder del odio de la misma forma que yo.”

“La verdad no quiero tener que depender de eso… pero suena como una buena póliza de seguro,” admití. Ser capaz de desplegar el poder del odio y la compasión al mismo tiempo de seguro me haría más fuerte. Si pudiera acceder a ese poder sin pagar ningún precio, valía la pena intentarlo.

“Sin mencionar que…” Esta vez, las palabras resonaron siniestramente dentro de mi cabeza. “Puse una copia de mi personalidad dentro de tu escudo. Cuando recites magia, seré capaz de ayudarte estés donde estés.” Estaba comenzando a lamentar mucho haber sacado a este genio de la lámpara. Ella me ayudaría cuando yo estuviera recitando magia… pero no estaba seguro de que me gustara todo esto. “Es una de mis mejores cualidades,” dijo ella.

“¡Silencio!” le grité en respuesta dentro de mi cabeza.

“¡Voy a hacer que me quieras!” dijo la dragona, hablando en voz alta una vez más. “¡Una vez que termine la batalla, ven a verme de nuevo!”

“Claro, como sea,” dije, ignorándola.

“¡Buu! ¡No lo permitiré!” intervino Filo, aparentemente al límite de su paciencia después de esta larga conversación con la Dragona Demonio.

“Eso lo decide el Héroe del Escudo, ¿no crees?” contraatacó la Dragona Demonio.

“¡No lo permitiré! ¡Buu!” respondió Filo de forma petulante. Su desagrado por la dragona parecía estar a la par con su desagrado por Motoyasu. De todas formas no nos quedaba mucho tiempo, así que decidí decirle a Kizuna lo que necesitaba ser dicho.

“Oye, Kizuna,” le dije.

“¿Qué?” respondió ella. Yo tenía una mirada seria en mi rostro, y Kizuna esperó que continuara con una mirada de confusión en el suyo. No podía guardarme esto.

“La próxima vez que te capturen, voy a ponerte el apodo de princesa.”

“¿¡Por qué!?” exclamó ella.

“Cada vez que algo sucede, terminas siendo capturada,” le dije. “No lo toleraré una tercera vez.”

“¡No lo estoy haciendo a propósito!” respondió ella.

“Simplemente así terminaron las cosas. No puedes culpar a Kizuna por ello,” dijo Glass, aparentemente viniendo en su rescate… ¡pero sus ojos la delataban! Podía notar que Glass también estaba preocupada por la naturaleza de damisela en apuros de Kizuna.

“Ya veo,” intervino la Dragona Demonio, nunca perdiendo la oportunidad de burlarse de Kizuna. “Si ella es una princesa, entonces eso facilita procesar las cosas. Actualizaré su nombre de Héroe de la Herramienta de Cacería a princesa indefensa.”

“¡Suficiente! ¡No dejaré que eso pase!” gritó en respuesta Kizuna. Esperaba que eso fuera suficiente para evitar que ella fuera capturada de nuevo mientras yo no estaba. De verdad lo esperaba.

“Nunca faltan las risas en este grupo,” dijo Ethnobalt, diciéndonos adiós con su mano con una sonrisa en su rostro. Él estaba acompañado por otros conejos de biblioteca y la Anciana.

“¡Santo! ¡Puede dejarme esto a mí! ¡Me aseguraré de enseñarles a todos el Estilo Hengen Muso!” gritó la Anciana.

“Bien, buena suerte con eso,” la alenté sin entusiasmo.





“Ha sido un largo camino, pero finalmente regresaré a casa,” dijo Raphtalia. Ella tenía razón; nosotros vinimos aquí simplemente para buscarla después de toda la debacle de Takt, y las cosas se habían complicado desde ahí. Yo estaba feliz de echarle la culpa de todo a Perra y dejarlo así.

“Ya nos vamos,” les dije. “Asegúrense de revisar cuidadosamente que estén en el grupo para no quedarse atrás.” Sería una molestia que eso le pasara a cualquiera de ellos.

“Todo parece estar en orden,” reportó Itsuki, seguido de Raphtalia y Rishia. “Entonces es hora de irnos,” dije.

“¿Y los volveremos a ver?” preguntó Kizuna. Me tomé un momento para pensar acerca de todo lo que probablemente enfrentaríamos en el futuro.

“Eso creo,” respondí finalmente. “La situación ha cambiado mucho desde la última vez, y me gustaría solucionar las cosas aquí tan rápido como sea posible. Tú solo pule tus habilidades y prepárate para nuestro regreso.”

“Puedes apostarlo,” respondió Kizuna. “Tengo que ser capaz de hacer de todo, tal como tú.”

“Sip, estoy seguro de que puedes. Además, trata de encontrar eso que solo tú puedes hacer,” le aconsejé. Eso no sonaba como algo que diría el yo normal, excepto tal vez por la arrogancia con lo cual lo dije, pero hizo feliz a Kizuna.

“¡Bien! ¡Buena suerte para ti también, Naofumi!” respondió ella.

“Yo forjo mi propio destino,” respondí. Primero eso que solo tú puedes hacer, y ahora esto. Hoy sí que estaba diciendo cosas cursis.

“Partiendo ahora,” anunció Rishia. “Deberían estar en medio de una ola allá, así que por favor estén preparados para todo.” Incluso mientras ella hablaba, nosotros nos despedíamos de Kizuna y los demás, y entonces fuimos teletransportados, de vuelta hacia nuestro mundo.

Has regresado al mundo del cual eres responsable. Cambiando del espejo al escudo.

Este texto apareció en mi campo de visión, y mi espejo regresó a ser un escudo. El viaje de ida había sido a través de un túnel de luz, pero habíamos regresado en un parpadeo. Meditando esta diferencia, miré a mi alrededor hacia las familiares grietas causadas por una ola. Esto se veía como… tal vez las zonas desérticas en las cercanías de Zeltoble.

En ese momento escuché un grito sonoro, seguido por un, “¡Padre! ¡Yo digo que ha regresado!” Motoyasu fue el primero en comentar nuestro regreso. Había estado esperando tener un regreso más tranquilo. “¿Por qué regresaron? ¿Ya terminó la batalla en el otro mundo?”

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“Es un poco más complicado que eso. Todavía hay problemas por resolver, pero creímos que era una buena idea pasar a comprobar las cosas en casa,” expliqué.

“Tendrá que contarme más,” dijo Motoyasu.

“Tal vez… pero puede esperar hasta que lidiemos con esta ola,” dije. “¡Vamos!” Todos quienes habían sido teletransportados junto conmigo gritaron en respuesta, y sin descanso nos dirigimos directamente a luchar contra la ola.

“¡Ah! ¡Filo-tan! ¡Finalmente volvemos a vernos!” gritó Motoyasu, con sus prioridades tan claras como siempre.

“¡Buu! ¡Aléjate de mí!” respondió ella, igual de predecible. Decidí ignorarlos a ambos.

Lo primero era encargarse de la ola.

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***

 

 

“Incluso una ola no puede contra este número de personas,” comenté mientras la batalla terminaba. Todos atacamos la grieta y se cerró con facilidad. Ahora estábamos comprobando cualquier daño provocado y reagrupándonos para discutir todo lo que había sucedido en ambos lados durante mi ausencia.

“Iwatani-sama, su regreso es muy bienvenido. ¿Cómo le fue en su misión?” Basura apareció con Melty detrás suyo.

“De hecho, muy bien. La razón por la que regresamos es que escuchamos de algo siniestro en este lado,” expliqué.

“Ya veo. ¿Siniestro en qué sentido?” preguntó Basura.

“Antes de llegar a eso, tengo que presentarme,” dijo L’Arc, interviniendo entre la conversación de Basura y mía. “Mi nombre es L’Arc Berg, el Héroe de la Guadaña del otro mundo. Ella es Teresa. El Niño y sus amigos nos han ayudado mucho, así que vinimos a saludar.”

“En efecto. Mi esposa me contó de las batallas con los héroes de otros mundos. Mi nombre es Basura Melromarc XXXII. Lucho contra las olas en este mundo como el Héroe del Bastón,” respondió Basura. Sabía que su apellido era Melromarc, pero no me había dado cuenta que su linaje había continuado por tanto tiempo.

Como Melromarc era gobernado por la reina, el esposo era quien tomaba el apellido Melromarc cuando se casaba con la familia. Tal vez eso quería decir que Basura era el trigésimo segundo hombre en hacerlo—hah, otro misterio inútil. Aunque me estaba conteniendo de no comentar por qué se había presentado como Basura tan orgullosamente.

“Entonces tú eres quien está a cargo aquí. El Niño me explicó lo de tu nombre,” dijo L’Arc, de forma un poco directa.

“Bien,” respondió Basura, con mucho más orgullo del que la situación realmente justificaba. Estaba comenzando a preguntarme si quedarse con el nombre que yo le había dado solo era otro plan del Gran Rey de la Sabiduría. Como sea, L’Arc y Basura se dieron la mano.

“Me alegra que haya reconocido mi nombre, y he estado ayudando aquí como un héroe en la ausencia de Iwatani-sama, pero en realidad no soy la persona a cargo.” Basura procedió a poner su brazo detrás de la espalda de Melty y presentarla a L’Arc.

“Ella es la reina de nuestra nación de Melromarc, Su Majestad Melty Q. Melromarc.”

“Héroe de otro mundo, bienvenido al nuestro. Tenemos mucho que discutir de ambos lados, pero por favor por ahora acepte esta breve bienvenida,” dijo Melty.

“Claro, claro…” dijo L’Arc, un poco sorprendido. Eso probablemente era comprensible, considerando la edad de Melty, incluso aunque ya le había explicado las cosas de antemano.

“Ella todavía no ha dicho mucho, pero me puedo dar cuenta de que sabe desempeñar muy bien su papel,” murmuró L’Arc hacia mí mientras se acercaba, todavía mirando hacia Melty.

“Aquí los reyes y reinas son conocidos por asumir el trono a una edad muy temprana,” le dije. Por ejemplo, estaba Melty, después Ruft, quien era de la realeza, y la nación donde el Fénix había sido sellado también tenía a un niño como rey.

Por supuesto, todos ellos tenían sus propias circunstancias del por qué habían ascendido al trono. Para ser honesto, era más raro aquí encontrar a alguien como L’Arc.

“¡Mel-chan, regresé! ¡Ayúdame!” Filo apareció corriendo.

“¡Filo!” exclamó Melty mientras la filorial saltaba hacia ella y comenzaba a usarla como escudo contra Motoyasu. Estaba sorprendido por la velocidad en la que pasó de regresé a ayúdame. Melty también lo tenía difícil.

“Motoyasu, cálmate,” le dije. “Estamos en medio de una discusión. No te metas en nuestro camino.”

“¡Pero, Padre!” respondió él. “¡Finalmente me he reunido con Filo-tan! ¡Ah, Filo! ¡Je t’aime!”

“¡Buu!” respondió Filo—ella claramente tampoco hablaba francés. Motoyasu estaba demasiado roto. No podía más que sacudir mi cabeza.

“Reina Melty. ¿Podría por favor apaciguar al Héroe de la Lanza? Yo discutiré las cosas con el Héroe de la Guadaña mientras usted está en eso,” sugirió Basura.

“Por supuesto, Padre,” accedió Melty. “Filo, ven conmigo.”

“¡Bien!” Filo inmediatamente cambió a su forma de filorial. Melty se subió en su espalda… ¡y entonces el par se fue volando!

“¡Waaah! ¡Todavía puedo volar!” exclamó Filo.

“¡Esto es increíble! ¡Filo!” dijo en respuesta Melty. ¡Por alguna razón Filo todavía podía volar en este mundo! Tal vez era un efecto secundario de que la Dragona Demonio hubiese convertido a Filo en la Reina Celestial del Viento. Sin dudas era impresionante. Un maldito filorial volador.

“¡Santo cielo, Filo ha volado hacia la puesta de sol!” balbuceó Motoyasu. “¡Debo atraparla! ¡Allá voy!” Filo se alejó con Melty en su espalda, y Motoyasu las persiguió a pie. Detrás suyo, sus propios tres filoriales de colores primarios lo persiguieron. Casi me sentía nostálgico de volver a verlos a todos.

“Oye, Niño. Ese tipo con la lanza es el mismo compañero revoltoso que se unió a mí en dar un vistazo en las aguas termales de las islas Cal Mira, ¿cierto?” comprobó conmigo L’Arc, golpeándome en las costillas mientras veía desarrollarse la persecución.

“Así es,” le dije.

“¿Entonces qué sucedió? ¿Se golpeó la cabeza?” preguntó L’Arc.

“Esa es una observación muy astuta. Todo fue culpa de Perra. Ella también lo rompió a él,” respondí.

“Igual que Itsuki, ¿eh? Te recuerdo diciendo que él causó problemas la última vez que intercambiaste información con este lado. Ahora veo a lo que te referías,” reflexionó L’Arc. Él parecía haber aceptado la situación demasiado rápido, pero era la verdad, así que no podíamos hacer mucho al respecto.


Todo era culpa de Perra.

“Nuestra conversación se ha salido un poco del tema. Ahora que nos hemos presentado, Iwatani-sama, Héroe de la Guadaña, ¿pueden decirme exactamente lo que los trajo de regreso?” preguntó Basura.

Miré hacia L’Arc, y él me indicó que yo lo explicara. Procedí a explicar la forma en la que habíamos logrado derrotar a la mayoría de los renacidos causando problemas en el mundo de Kizuna, pero después de la advertencia siniestra que dio la hermana de S’yne, habíamos decidido regresar a comprobar las cosas.

También expliqué lo que había sucedido con Perra y que L’Arc había venido a conocer a aquellos a cargo de las fuerzas con las que ahora estaba aliado.

El rostro de Basura se endureció mientras digería todo esto. Debe haber sido difícil para él escuchar que su hija—Perra—estaba planeando causar más problemas aquí en este mundo.

Él tenía que estar preocupado de que incluso el Gran Rey de la Sabiduría pudiera estar conteniéndose inconscientemente cuando se trataba de lidiar con su propia sangre.

“Eso tiene sentido. Puedo ver por qué algo así los traería de regreso,” concluyó Basura. “Me alegra que estés de acuerdo. ¿Cómo van las cosas aquí?  ¿Algo extraño que reportar?” pregunté.

“Todo ha estado de lo más tranquilo,” respondió Basura. “Uno solo puede esperar que esto no sea la calma antes de la tormenta.”

“Tú lo has dicho,” estuve de acuerdo. Si la hermana de S’yne había estado mintiendo, sería un alivio para todos nosotros. Basura era un genio en evaluar correctamente una situación basándose en información limitada. Yo lo había resumido, pero probablemente fue suficiente para él.

“Algo más. Ella es Rino, uno de los espías enviados por la difunta reina,” dije, presentándola formalmente. Por su parte, Rino estaba mirando hacia Basura con señales de sospecha en sus ojos. Ella probablemente solo había escuchado rumores acerca de él, y tampoco de los buenos. Basura había sido bastante difícil de digerir antes de su reciente reforma. Aunque ella se había dado cuenta del cambio en el aura a su alrededor.

“Mi nombre es Rino. Estaba actuando como una espía, bajo las órdenes de nuestra querida y difunta reina y también a causa de mi ira personal,” explicó Rino.

“En efecto. Tienes mi agradecimiento por salvar a Iwatani-sama y su grupo de las garras de mi estúpida hija. Permíteme expresar mis elogios por la excelencia de tus acciones. Deseo recompensarte, si es que hay algo que desees,” declaró Basura.

“Disculpe mi imprudencia, pero solo hay una cosa que deseo—lo mismo que desea toda la unidad de espías—y es ver que se castigue a nuestro objetivo. Ese es el único deseo de toda la unidad creada por nuestra ahora difunta reina.” Rino sabía que Basura era el padre de Perra, y que aún tenía mucha autoridad, pero aun así no se contuvo ni un poco ante él.

“Muy bien. Tu recompensa es el castigo de Perra… te he escuchado, fuerte y claro. Puede que yo vacile cuando llegue el momento. Te concedo más autoridad que yo en este asunto. Por favor continúa con tu buen trabajo,” ordenó Basura.

“¡Si, Su Majestad!” respondió Rino. A partir de la mirada en el rostro de Basura, me di cuenta de que él entendía exactamente lo que estaba pasando.

Casi en ese mismo instante, el látigo de las siete estrellas que Rino había estado usando temporalmente se convirtió en una bola de luz, giró a nuestro alrededor un par de veces, y después desapareció.

“No dejes que el enemigo te capture de nuevo,” le dije. El látigo apareció de nuevo y brilló un par de veces como diciendo que estaría bien, para luego desaparecer una segunda vez. Se veía como si hubiese escogido ocultarse, de la misma forma que habían hecho el espejo y el libro.

“Eso al menos completa un intercambio de información preliminar,” concluyó Basura. “Este no es la clase de lugar en el que deberíamos hablar por tanto tiempo. ¿Partimos?”

“Buena idea,” estuve de acuerdo. Nos preparamos para partir del lugar y regresar al Castillo de Melromarc… cuando miré a mi alrededor y me di cuenta de que faltaba alguien importante.

“No veo a Ren. ¿Acaso ocurrió una ola en otro lugar y tuvo que ir a enfrentarla?” le pregunté a Eclair, quien era parte de la guardia real de Basura. “¿Alguna clase de operación doble?”

“No, no exactamente…” dijo Eclair, aparentemente teniendo problemas para explicarlo. Miré hacia Basura, y él solo sonrió amargamente, también tomándose un momento para decidir cómo explicarlo.

“Ren ha estado bajo mucha presión, del Héroe de la Lanza, Gaelion, y los demás, y al final probó ser demasiado para él… por lo que colapsó. Él está descansando en la aldea,” explicó finalmente Basura.

“Qué idiota,” suspiré, sacudiendo mi cabeza. Él tenía un fuerte sentido de la responsabilidad, no había dudas de aquello, ¡pero era inútil si lo hacía colapsar! Ni siquiera valía la pena ponerle atención a Motoyasu. Había estado preocupado por Ren, pero no había esperado que él colapsara en un periodo tan corto de tiempo.

“Usted es difícil de reemplazar, Naofumi-sama. No me sorprende que lo haya abrumado la presión,” dijo empáticamente Raphtalia. Me pregunto si de verdad era un trabajo tan difícil.


Pero supongo que él no pudo simplemente arrojarlo todo sobre Basura, quien ya estaba lo suficientemente ocupado con Melty.

Motoyasu no era de ninguna ayuda—de hecho, él era parte del problema. Tenía sentido que todo fuera colina abajo para el héroe sagrado que quedara atrás, en este caso el pobre Ren.

Él de seguro al menos pudo haber pedido la ayuda de Fohl, incluso si él era un poco difícil a veces. En ese momento miré hacia Fohl, pero él apartó la mirada de forma incómoda. Era tan delicado como siempre.

“¡Hice lo que pude para ayudar!” declaró Fohl, leyendo mi mente. Entonces la presión de la responsabilidad sobre Ren y la ayuda de Fohl eran dos problemas completamente diferentes.

“Entiendo,” suspiré. “Solo regresemos al castillo.” En ese momento partimos rápidamente de la escena de la batalla.

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