Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: Problemas En La Ciudad Santa

Parte 13

Un Juego De Cuento De Hadas

—Sede central de los satanistas

“¡¿Qué demonios está pasando…?! ¡No deberían usarlo tan temprano! ”

Enfurecido, Utopía golpeó con su puño el trono. A este hombre rara vez se le había escuchado levantar la voz hasta este punto. Al verlo perder los estribos, la chica a su lado se sacudió en silencio.

“Marge… ¿Se ha vuelto loco?”

“Estoy seguro… Algún evento inesperado ha…”

La utopía le dio a la chica temblando a su lado una mirada fría como una serpiente. Sin decir  una palabra, sus ojos  lo dijeron todo…  “eres un fracaso”. La niña, que visualizó las almas y las emociones de los demás como colores, no pudo evitar apartar la vista. No podía soportar mirar ese tono miserable.

“Tron… Toma eso y diles que usen los otros dos frente al Castillo Sagrado. Al menos puedes manejar eso, ¿no puedes…? Eres un fracaso de sangre mixta.”

“… Uh-Uh huh…”

La niña, vestida con un traje negro de Lolita, se alejó de mal humor, antes de mirar hacia el trono solo una vez. Tal vez tenía la esperanza de una cierta respuesta, pero la que obtuvo fue perfectamente fría.

“Sal de aquí, ahora… Qué monstruosidad”.

Agitando la mano como para espantar a un perro, Utopía miró hacia otro lado. Ni siquiera parecía quererla en su campo de visión. Como un demonio con poderes inmensos y un estado increíble, la mera existencia de una sangre mixta era asquerosa. Si no tuviera poco personal, esa pequeña niña habría sido hecha pedazos por Utopía. Al igual que Olgan, esta chica era parte de Hellion.

***

Un payaso se acercaba a Artemisa. No es una metáfora, sino un hombre vestido como un verdadero payaso de circo. Se había desviado de su grupo asignado, volviéndose pícaro.

Estaba prácticamente saltando por la calle, después de haber descubierto que la codiciada Santa Doncella estaba cenando sola, descuidadamente sin ningún guardia. Tan pronto como escuchó este consejo, el payaso dejó al resto del grupo para asesinar a la Santa Doncella.

“Esta Doncella Santa debe ser una tonta…”

Su nombre era Carmiya, un asesino considerablemente conocido en las partes sombrías de la ciudad. Su M.O. era infiltrarse en fiestas y bailes con un traje inocuo.

La mayoría de sus armas eran varios venenos, dardos y otros métodos de asesinato retrasados. Había mantenido su carrera escapándose de la escena del crimen sin dejar rastro.

Ahora, se había unido a los satanistas para poner  comida en su mesa y asumir los asesinatos de varios nobles. La Doncella Santa estaba en la cima de su lista. Curiosamente, era un bicho raro incluso entre los satanistas, ya que no adoraba a los demonios. Su trabajo no era más que un medio para ganarse la vida.

“Así que esta es su morada…”

Carmiya abrió la puerta de Artemisa, murmurando algunas tonterías. Había un montón de clientes en el restaurante, la mayoría de ellos nobles, pero eso no fue un problema.

De hecho, esto fue perfectamente favorable para Carmiya. Los nobles y otros miembros de alto rango de la sociedad solían ser los mejores clientes de su acto de payaso.

Deben haberlo considerado un simio, o alguna otra criatura que entendiera su lenguaje, en lugar de un hombre. Lo ridiculizarían sin remordimiento, y le arrojarían el cambio con cierta pena. Un payaso jugó un papel importante en acariciar los egos de los nobles.

“¡Vaya, mira a todas las personas hermosas aquí! ¡Ah, mis ojos!”

Vacilante, Carmiya se cubrió los ojos con un gesto conspicuo. Actuaba como si todos brillaran demasiado como para mirarlos directamente. Los nobles niños se ríen de sus movimientos exagerados y practicados.

“¡Es tan brillante que estas hermosas rosas crecen de mis ojos…!”

De alguna manera, Carmiya había producido un hermoso ramo de rosas en sus manos tan pronto como descubrió sus ojos, mientras los pétalos bailaban con gracia en el aire.

Una ronda de aplausos surgió en el restaurante para alabar el sorprendente acto de entretenimiento. En lo que respecta a los clientes, este espectáculo fue producido por el restaurante.

“Por eso amo a Artemisa. Llamaron a un payaso en esta emergencia solo para hacernos sentir mejor”.

“En efecto. Como nobles, no perderemos la compostura, especialmente durante esos tiempos difíciles”.

“Nuestros valientes antepasados se reirían de nosotros más allá de sus tumbas si mostramos debilidad ante un incidente tan trivial”.

Los nobles, después de todo, estaban compuestos completamente de ego y bravuconería. Perderían la cara si mostraban algún signo de incertidumbre mientras los clientes de la mesa de al lado disfrutaban cómodamente del acto de payaso.

A pesar de su terror interno ante la conmoción afuera, los clientes clamaron con casi demasiados aplausos y silbidos.

Carmiya, leyendo la habitación, fue de mesa en mesa, riéndose con gestos cómicos, sacando palomas de su sombrero e incluso cambiando una moneda de plata que le entregó por una moneda de oro, obteniendo un aplauso atronador por utilizar todo su truco de magia de repertorio.

Nadie hubiera imaginado que estaba aquí para asesinar a alguien.

Finalmente, había llegado a la mesa de la Doncella Santa. Inesperadamente, la gran señora de la ciudad se había unido a ella.

La señora era extremadamente observadora, evaluando a la mayoría de las personas a las que les presentaron su primera impresión.

Carmiya sintió como si estuviera caminando descalzo sobre una cama de clavos. Pero, en realidad, debería haber prestado más atención a la otra mujer en la mesa, la doctora con una apariencia peligrosamente atractiva. Con una sonrisa amable, esa mujer le habló a Carmiya.

“Qué payaso divertido eres. ¿Te importaría si hago un pequeño truco propio?”

“¡¿Oh, qué belleza con talento para los trucos de magia?! ¡Me estás poniendo celosa! ”

Con un movimiento exagerado, Carmiya se mordió el pañuelo, provocando una carcajada de los clientes en el restaurante. Se habría ganado bien la vida como un payaso honesto sin trabajar noches como asesino.

Incluso a través de su acto, había mantenido sus ojos en la Santa Doncella. Pero ahora, su mirada se congeló. De alguna manera, le faltaba todo el brazo derecho.

“¿Heh…? E-Eso es extraño… Mi… ”

Mientras se tragaba un poco de saliva sin saber lo que había sucedido, su brazo izquierdo desapareció. Había sido limpiamente removido en el hombro.

“R-Raro… ¿Por qué no tengo… mis brazos…?”

Sin dolor. Ni siquiera una gota de sangre. Aun así, ahora no tenía brazos. Intentó mover sus brazos inexistentes, pero no pudo sentirlos en absoluto. Justo cuando Carmiya estaba a punto de gritar, la hermosa mujer le preguntó con un tono suave.

“… ¿Fue tu brazo derecho… o el brazo izquierdo lo que perdiste?” Ella rio. En sus manos, ella sostenía sus dos brazos.

La mujer llevaba una sonrisa seductora de la que cualquier hombre se habría enamorado. Fuera de su control, el corazón de Carmiya latía con fuerza. Esto no fue nada tan dulce como un momento romántico. Había sentido una abrumadora sensación de muerte sobre él. Una sensación de muerte que era ineludible.

“A-Ambos… supongo…”

“Oh, eres codicioso. Pero hoy es tu día de suerte”.