Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 11: En Este Momento, Cada Uno de Nosotros Soñamos en Nuestros Propios Caminos

Capítulo 3: Jesús de Nuevo

Parte 1

 

 

“Puedo continuar.” Kuzaku había estado murmurando eso a sí mismo por un tiempo. “Puedo continuar. Puedo. Puedo continuar. Todavía puedo.”

Mientras murmuraba eso para sí mismo, embistió su gran katana en la boca de un guorella. Cuando la punta de su espada salió por la parte posterior de su cabeza, Kuzaku empujó a la criatura hacia atrás. Él empujó, lo cual empujó hacia afuera la katana. Luego, en lugar de liberar su gran katana, giró la muñeca y la deslizó hasta resbalar.

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La gran katana salió del guorella a través de su mejilla derecha, y mientras Kuzaku murmuraba: “Puedo continuar,” pisoteó al guorella caído y dio un golpe a otro que estaba cerca.

“Puedo continuar. Todavia puedo. Puedo continuar. Puedo continuar, todavía puedo continuar, todavía.”

Llevaba un buen rato jadeando. Kuzaku no se movía rápido en absoluto. De hecho, incluso parecía ir lentamente.

Urgh… Su cabeza se inclinó hacia atrás, y terminó con un corte de su gran katana.

¡Ngh…! Él balanceó su katana hacia abajo.

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No podría haber sido un corte más grande. ¿Cómo podía conectar un corte como ese? ¿Cómo podía romper tan fácilmente la piel como caparazón que cubría los cuerpos enteros de los guorellas?

Estaba jadeando dolorosamente, y no había duda de que estaba en agonía, pero entre esas respiraciones agobiadas, demasiado laboriosas, susurró: “Puedo continuar. Puedo. Todavia puedo. Puedo. Puedo continuar. Puedo. Todavía…”

Él no se detuvo. Su gran katana parecía moverse con voluntad propia, buscando enemigos, y era como si Kuzaku estuviera siendo arrastrado por ella.

Debido a que estaba completamente agotado, no podía contenerse ni mantener su posición, y en lugar de Kuzaku balanceando la gran katana, la gran katana parecía moverlo a él.

No, eso no era cierto. No era eso.

La mayoría de las veces, los paladines permanecían cautelosos cuando balanceaban sus espadas. Para explicarlo en términos extremos, no con todo su cuerpo, solo con sus brazos.

Si intervinieran tan lejos como pudieran, balanceando su cuerpo con el ataque, eso aumentaría el poder del ataque, pero inevitablemente crearía aperturas y descuidarían su defensa. Por eso los paladines se protegían con sus escudos y trabajaban para cubrir a sus camaradas mientras atacaban con cortes y estocadas rápidas. Si no se presentara la oportunidad perfecta, no desatarían un golpe fuerte. Ese era el sólido estilo de lucha de un paladín.

Así no era Kuzaku ahora.

No solo no estaba balanceando su katana solo con sus brazos, sino que estaba lanzando todo su cuerpo mientras balanceaba su gran katana. Más que eso, cada corte, sin excepción, era desesperado, lanzando la seguridad al viento.

“¡Todavía puedo… guh… continuar…!”

Kuzaku cortó a otro guorella en diagonal. Honestamente, fue una sorpresa. La gran katana de Kuzaku cortó una línea recta desde su hombro izquierdo hasta su cadera derecha, cortándolo en dos.

Ese guorella había vacilado y trató de saltar hacia atrás justo antes de ser golpeado. Kuzaku lo había atrapado perfectamente, y lo había cortado.

“Puedo… continuar… ¡Gah! ¡Todavía! Puedo… ¡Ha! ¡Puedo continuar…!”

Mientras que los guorellas no corrían por miedo a Kuzaku, definitivamente dudaban en salir. Kuzaku dominaba por sí solo a los guorellas.

Pero eso no iba a durar. No había manera de que pudiera.

“¡Oohrahh…!” Kuzaku se inclinó hacia atrás, balanceando su gran katana con ambas manos.

Luego se detuvo.

Tenía que estar más allá de sus límites. Había luchado más allá de sus límites y llegó a un punto que no podría haber alcanzado de otro modo. Ahora, sus piernas estaban cediendo debajo de él. No había nada más allá de eso. Sólo una caída. Si se caía, no sobreviviría.


Haruhiro se preparó para el día, no muy lejos, de que terminara así. ¿Cómo estaba su cuerpo? Honestamente, él no lo sabía. Haruhiro trabajó toda su fuerza y corrió.

¿Hasta dónde podría ir?

No era solo Kuzaku. Todos, el propio Haruhiro, Yume, Shihoru y Setora que defendía a Shihoru con un bastón que no era suyo, todos hacían lo que podían. Intentó dar un paso adelante, pero no pudo de inmediato. Sus armas eran terriblemente pesadas, y su campo de visión era extrañamente estrecho. Tampoco estaba pensando con claridad. Probablemente era lo mismo para todos ellos. Estaban usando cada onza de fuerza que tenían. Realmente lo estaban dando todo.

Haruhiro sospechaba que cualquier cosa que pensara mientras estaba en este estado iba a estar mal. Creía que entendía la situación, pero tal vez en realidad no. Nada era cierto. Tal vez no quedaba nada que pudiera hacer.

Aun así, Haruhiro corrió.

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Los guorellas intentaban enjambrar a Kuzaku. Haruhiro se aferró a él. Lo había hecho, de alguna manera.

Tiró de Kuzaku mientras gritaba, “¡Shihoru!”

“¡Dark, grita!”

Shihoru desató al elemental Dark. Dark dejó escapar un oscilante sonido, shuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuvuv, de otro mundo al volar.

Mientras los guorellas se encogían, Haruhiro necesitaba alejar a Kuzaku de ellos. ¿Pero a dónde? No lo sabia. Pero incluso si no lo sabía, tenían que irse.

“¡Haru-kun!” Yume le dio una mano.

Oh

“¡Haru!” Setora también.

Incluso con los tres, era pesado. Kuzaku era un tipo grande y, a diferencia de los demás, llevaba una armadura pesada. También tenía un casco que le cubría la cabeza. Pensar que podía luchar así con todo ese equipo pesado. No era nada menos que increíble.

Finalmente, Haruhiro, Yume y Setora llevaron a Kuzaku cerca de la puerta de la prisión.

“¡Extiéndete!” Llamó Shihoru.

Desde la puerta, Shihoru balanceó su báculo. Dark, que estaba volando e intimidando a los guorellas con sus ruidos de otro mundo, estalló, extendiéndose en poco tiempo.

Eso era Dark en forma de niebla. Dark Mist.

Para los guorellas, hubo un sonido extraño, y luego fueron cegados por la niebla negra. Eso era más de lo que podían tomar. Haruhiro no podía verlos a través de la niebla negra, pero parecía que los guorellas corrían alrededor en confusión. Si fuera posible, él quería que se quedaran así.

Por supuesto, eso era pedir lo imposible. Shihoru no podía mantener a Dark Mist por siempre. O más bien, ella no duraría mucho tiempo.

Kuzaku estaba sentado en el suelo, su espalda contra la pared de la prisión. Podría ser más exacto decir que lo habían sentado ahí. Si Haruhiro y los demás no lo apoyaban, Kuzaku seguramente colapsaría. Sin embargo, aún así, Kuzaku estaba agarrando su gran katana como si se hubiera fusionado para unirse con su brazo, y no intentó soltarla.

“…Puedo continuar. Todavía… todavía… puedo…” Kuzaku estaba murmurando dentro de su casco.

Todavía puedo continuar. Estaba repitiendo esas palabras que Haruhiro había dicho.

Está bien, has hecho suficiente, Haruhiro quería decirle.

Pero no podía.

Si decía eso, en el mismo momento en que lo hiciera, Kuzaku se iría a la deriva a algún lugar y nunca regresaría. Podría romper la cuerda que estaba atando a Kuzaku a donde estaban Haruhiro y los demás.

Haruhiro tenía miedo. Miedo de llamarlo. Miedo de dejarlo solo. Incluso en este mismo momento, Kuzaku podría estar a punto de dejarlos. Si era así, tenía que llamarlo.

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“¡Kuzakkun…!” En momentos como este, la decisión de Yume ayudaba.

Cuando Yume pronunció su nombre y sacudió su hombro, Kuzaku tomó una respiración corta y sorprendida, y luego trató de levantarse, sorprendido.

Haruhiro estaba aturdido. Me estás tomando el pelo. ¿Puedes ponerte de pie? No, antes de eso, ¿incluso puedes moverte?

Parecía que estar parado estaba más allá de él, pero Kuzaku levantó su visera con la mano izquierda y miró alrededor del área.

“…Haruhiro. Todos… ¿Eh? ¿Dónde está Mary-san?”

“Adentro, descansando.”

¿Quién fue ese? Haruhiro pensó. ¿Quién dijo eso?

Pronto se dio cuenta, fue él. Aunque las palabras habían salido reflexivamente, estaba sorprendido de que pudiera ser tan descarado.

Haruhiro estaba avergonzado, pero también pensó: Eso está bien. El hecho era que ella estaba descansando. No era una mentira, o eso trató de decirse a sí mismo. O tal vez eso era justo lo que quería creer.

Yume miró a la prisión desde la puerta. Luego, con una mirada al bastón que llevaba Setora, se volvió hacia Haruhiro.

Haruhiro desvió su mirada.

“Ya… veo…” Kuzaku asintió repetidamente.

“¡Fuuuuuuuuuu, fuuuuuuuuuu, fuuuuuuuuuu!”

Oyeron una voz desde el interior de la niebla negra. Estaba bastante cerca también. No, no bastante cerca, muy cerca.

¿Estaba llegando?

¿Ese?

Cuando un guorella macho maduraba, los cuernos peludos cubrían densamente el área desde la parte posterior de su cabeza hasta su espalda como una melena que se ponía roja. Una tropa de guorella usualmente estaba centrada alrededor de uno de esos poderosos espalda rojas, con un número de hembras que eran sus parejas, junto con su descendencia. Sin embargo, la tropa que perseguió al grupo de Haruhiro todo ese camino, y ahora estaba atacando la Tierra de Jessie, era diferente. Tenía múltiples espalda rojas, y un número muy grande de miembros.

¿Era un espalda roja especialmente grande y poderoso que lideraba múltiples tropas? Esa era la hipótesis de Haruhiro. De hecho, había un espalda roja excepcionalmente grande en esta tropa, pero Kuzaku lo había derribado.

Incluso con ese gran espalda roja muerto, los guorellas no fueron perturbados por eso, y seguían arrasando. Ese gran guorella no había sido el líder de esta excepcional tropa.

Probablemente, era ese.

Uno de los espalda rojas avanzó a través del velo de niebla negra y apareció. No fue casualidad que sus ojos se encontraran con los de Haruhiro. Estaba mirando a Haruhiro a propósito. Como si lo hubiera estado buscando, y lo hubiera encontrado.

La piel como caparazón que cubría su rostro arrugado. ¿Había sonreído?

Otra sonrisa.

No había ninguna duda al respecto. Era el sonriente espalda roja. Ese era el líder de esta tropa.

Haruhiro trató de gritar y advertir a los demás.

“Todos… eh…”

El espalda roja se dio la vuelta. Se desvaneció en la niebla negra, y ya no podía verlo. Haruhiro se quedó estupefacto. ¿Qué había sido eso, justo ahora?

“¡Fuuuuuuuu, fuuuuuuuuuuu, fuuuuuuuuuuuuuu!”

Escuchó esa voz en la niebla negra otra vez.

“¡Ho!”

“Heh!”

“¡Hoh! ¡Hoh!

“¡Heh, heh, heh!”

“¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!”

Los guorellas comenzaron a gritar, y hicieron eco.

Oh. Así es como era.

Mientras se sentía avergonzado por lo tonto que fue, Haruhiro se dio cuenta. Había llegado a confirmar su ubicación por sí mismo. Luego, en lugar de atacarlos por sí mismo, fue hacer que sus camaradas guorellas hicieran el trabajo.

Así que, él se preguntó, ¿ahora qué?

No hay tiempo que perder. Tengo que hacer algo. Cualquier cosa.

¿Hay algo que pueda hacer?

No veo que.

“¡Nadie morirá!” Gritó Haruhiro.

Esas palabras no eran una orden. Ni siquiera eran aliento. Simplemente el deseo de Haruhiro. Uno con pocas posibilidades de hacerse realidad.

“¡Dispérsate!” Shihoru balanceó su báculo. La niebla negra extendida se dispersó. Shihoru no perdió ni un segundo antes de invocar a Dark de nuevo. “¡Si matamos a ese espalda roja…!”

“…¡Vale!” Kuzaku trató de levantarse usando su gran katana como apoyo.

Justo cuando parecía que no podía levantarse, Yume le dio una mano. “¡Nya!”

“Me tienes impresionada…” Setora dijo sarcásticamente mientras preparaba el bastón.

A sus pies estaba Kiichi, que había llegado ahí en algún momento, con la espalda arqueada y los pelos levantados. Era como si estuviera diciendo que estaba listo para luchar junto a su ama.

La niebla negra había desaparecido hacía un tiempo, y Haruhiro podía ver los guorellas claramente. Dos espalda rojas, no, tres. Más de diez machos jóvenes. Había guorellas hembras detrás de ellos, y también en los techos de los edificios. No vio el sonriente espalda roja.

Estoy bastante tranquilo, pensó Haruhiro. Él debió haberse vuelto desafiante.

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“¡Gahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!” Gritó Kuzaku, probablemente tratando de recuperarse, luego avanzó.

Sus pasos eran pesados y lentos. Con ambas manos en la empuñadura, arrastraba su gran katana detrás de él. Su punta cortaba una delgada línea en el suelo.

De repente, la punta voló hacia arriba.

Su gran katana dibujó una huella parecida a un rayo.

El brazo derecho del espalda roja adelante y la derecha de él cayó al suelo, junto con su cabeza

Kuzaku casi tropezó hacia adelante después de eso.

Clavó sus pies en el suelo justo a tiempo para detenerse, y su cabeza se inclinó hacia abajo. Bajando los hombros, dejó escapar un profundo suspiro. “Uf…”

Había un macho joven a punto de atacar a Kuzaku. Haruhiro lo agarró desde el frente. A pesar de que era un macho joven y aún no se había se puesto rojo, los pelos de la melena de sus cuernos peludos era dura, agudos, y se clavaron en el cuerpo de Haruhiro.

Como si le importara. Apuñaló su estilete a través del ojo izquierdo del macho joven. El macho joven se retorció. Haruhiro sacó el estilete y luego apuñaló. Lo sacó y apuñaló.

“¡Boooooooooooooooooooooooohhhhhhhhh!” Gritó el macho joven.

Intentó agarrar la cabeza de Haruhiro con la mano derecha. Agarró el flanco izquierdo de Haruhiro con su mano izquierda, tratando de arrancar a Haruhiro de sí mismo.

Todo lo que pudo hacer fue torcer el estilete. Apuñalar, y apuñalar, y trata de asestar un golpe fatal.

Muere, muere, muere. Vamos, por favor muere.

La mano del macho joven, no, todo su cuerpo, se aflojó.

Se derrumbó al suelo. Antes de eso, Haruhiro se alejó. Pero no tuvo tiempo de recuperar el aliento.

“¡Haru!” Gritó Setora.

Detrás de él y la izquierda. Había otro guorella a punto de saltar sobre Haruhiro. Un espalda roja, eh.

“¡Ve!” Gritó Shihoru.

Si Shihoru no hubiera enviado a Dark justo a tiempo, Haruhiro pudo haber sido aplastado por ese espalda roja, y sofocado en un instante.

Dark se hundido en el hombro izquierdo del espalda roja. El espalda roja se estremeció. La sangre fluía de sus ojos y nariz. El espalda roja estaba tropezando. Sin embargo, aún no estaba muerto, por lo que aún podría recuperarse.

Haruhiro corrió hacia el espalda roja, apuñalando su estilete en su ojo derecho hasta la empuñadura.

Todavía no. Un ataque no era suficiente. Necesitaba dejarlo bien muerto. Tenía toda la intención de hacer eso.

“¡Gahhhh!” Kuzaku salió volando, y cuando Haruhiro miró, ese estaba ahí.

El sonriente espalda roja.

¿No estaba ahí antes? ¿Estaba de vuelta ahora?

Parecía que Kuzaku se había comido una patada de salto del sonriente espalda roja.

Se volvió hacia Haruhiro. Pensó que sonreiría, pero no lo hizo. Golpeó ambas manos contra el suelo. Luego, doblando ambas piernas, se apoyó con sus brazos para balancear la parte inferior de su cuerpo como un péndulo, y… voló hacia él.

Haruhiro dio un salto desesperado hacia un lado.

Rodó, luego se levantó.

¿Lo había evitado? Si no lo hubiera hecho, probablemente ya estaría muerto.

¿Qué pasó con el sonriente espalda roja? ¿Donde estaba? No podía darse el lujo de buscarlo.

Un guorella joven se abalanzó hacia él mientras gritaba algo.

Haruhiro se retorció para evitarlo por el ancho de un cabello—¡oh, mierda!

Haruhiro se recostó al instante, y un violento golpe de un guorella diferente pasó justo por delante de su nariz, luego algo le rozó la pierna derecha y cayó. Reflexivamente, soltó un “¡Ay!”, sin querer, rodó desesperadamente para alejarse del guorella que trataba de pisotearlo y golpearlo.

¿La pared de un edificio? ¿La prisión? ¿Estaba acorralado? Tenía que defenderse. De pie. Ponerse de pie, luego tomarlo desde ahí. Él podría no hacerlo. Sin embargo, aunque no lo hiciera, tenía que hacerlo.

“¡Zahhhhh!” Gritó Kuzaku.

Kuzaku.

Kuzaku, eh.

¿Ese es Kuzaku?

Kuzaku golpeó su gran katana en el guorella macho que estaba a punto de golpear a Haruhiro hasta la muerte, “¡Nuagh!” Gritó. “¡Gahh! ¡Dah! ¡Rah!” Él corto una y otra vez. “Haru…” Hasta que el guorella cayó. “¡Hirohhhhhhh!”

“¡Sí!” Haruhiro se levantó de un salto.

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¿Por qué estoy gritando “sí”? Aún no ha terminado, pensó. Todavía no estoy muerto, así que no puede terminar. Incluso si pierdo a alguien, incluso si estoy triste, aunque sea doloroso, incluso si hubiera terminado, ya lo habría hecho. Pero no puede terminar. El final no viene tan fácilmente. No podemos dejar que termine tan fácilmente.

“¡Nghhhh!” Kuzaku balanceó su gran katana. Probablemente apuntó a un guorella, pero falló, y ese guorella envió a Kuzaku a volar con un solo golpe.

El guorella se puso encima del caído Kuzaku,

“¡Gwah!” Kuzaku apuñaló desesperadamente su gran katana, y, tal vez por casualidad, le perforó el pecho.

Sin embargo, no fue suficiente. El guorella todavía no estaba muerto. El guorella se enfureció.

“¡Gu, ho! ¡Ga, hy!” Alcanzó a Kuzaku con ambas manos.

“¡Ngh! ¡Gah!” Kuzaku intentó patear al guorella fuera de él.

Haruhiro se aferró a la espalda del guorella, y apuñaló el estilete en el ojo derecho, lo sacó, lo apuñaló, lo sacó y lo apuñaló. El cuerpo del guorella se aflojó.

Cuando Haruhiro se alejó, Kuzaku pateó el cuerpo del guorella lejos de sí mismo. “¡Grahhhh!”

Cuando Haruhiro trató de tomar el brazo de Kuzaku y levantarlo, sintió algo; solo podía decir que era algo, pero cuando miró, a siete u ocho metros de distancia, Yume estaba tendida.

“¡Yume!”

Haruhiro soltó el brazo de Kuzaku. Trató de correr en dirección a Yume. Un guorella entró corriendo por el costado y lo obstruyó.

Maldición. Estás en mi camino. No te metas en mi camino. Tengo que llegar a Yume.

Pero Haruhiro no tenía la fuerza para mover a ese guorella por la fuerza. El cuerpo de Haruhiro no estaba lo suficientemente ágil como para que pudiera deslizarse más allá del guorella para llegar a Yume.

Dark voló con un, vwooong, e hizo que un guorella comenzara a convulsionarse. Sin embargo, no era el guorella al que Haruhiro se enfrentaba. Era un guorella diferente que Kuzaku estaba tratando de atacar.

El guorella se acercó a Haruhiro. Logró esquivarlo prácticamente en el último momento posible. Estaba preocupado por Yume.

Mientras lograba esquivar los ataques del guorella de alguna manera, miró a Yume.

No era buena idea. Si no se enfocara en el enemigo frente a él, lo atraparía.

“¡Kuzaku, ayuda a Yume!” Gritó.

Estaba bien intentar decir eso, pero ¿qué pasaba con Kuzaku? ¿Estaba en condiciones para pelear? El guorella seguía acercándose a él, por lo que no podía comprobarlo.

Sintió como si vió a Yume ponerse de pie de un salto. Sin embargo, no estaba seguro de ello. Eso podría haber sido porque la ofensiva del enemigo era fuerte, por lo que Haruhiro siempre estaba un movimiento detrás.

Si perdiera el equilibrio ahora, probablemente sería golpeado. Si aterrizaba un solo golpe, no podría aguantarlo. Ni siquiera podía darse el lujo de perder el tiempo en esto. Había otros enemigos.

Muchos de ellos. Demasiados.

“¡Delm, hel, en, giz, balk, zel, arve!”





Alguien estaba cantando un conjuro. No era Shihoru. La voz era diferente. Además, Shihoru no había usado ninguna otra magia aparte de Dark en una eternidad. Pero Haruhiro conocía ese conjuro. No, probablemente había escuchado uno similar.

¡Buuum! Una increíble onda de choque, explosión y calor vinieron directamente hacia él, empujando desde abajo.

Aunque Haruhiro no fue enviado a volar, su cabeza fue echada hacia atrás y casi se cae. Haruhiro vio una serie de guorellas lanzados al aire.

Fue una explosión.

Hubo una explosión a gran escala, y comprendió en un instante que había sido producto de la magia. También tenía una idea de quién era el responsable. Si no era de Shihoru, solo quedaba una persona.

Jessie

Haruhiro estaba casi… no, completamente seguro de que él era el que lo había hecho.

“¡Maldita sea!” Gritó Haruhiro mientras apuñalaba su estilete en el guorella rodando por el suelo y agarrando su cabeza junto a él.

Maldita sea, si podías usar ese tipo de magia, ¿no podrías haberla usado desde el principio? ¿No deberías haberla usado de inmediato? ¿Antes de que el daño se propagara? ¡Si hubieras hecho eso…!

Mientras terminaba los guorellas que habían sido enviados a volar por Blast… o tal vez una versión de mayor nivel del conjuro, Haruhiro no estaba seguro de si las palabras estaban saliendo, o simplemente gritaba incoherentemente.

Aquí y allá, vio figuras cubiertas de verde lanzando botellas a los guorellas. Eran los guardas, armados y entrenados por Jessie para defender la Tierra de Jessie. Originalmente habían veinticuatro guardas, pero hubo víctimas en el ataque de los guorellas. Aun así, más de diez de ellos parecían haber sobrevivido.

Los guardas no solo los golpeaban con botellas. Algunos de los guardas tenían arcos listos. Lo que habían colocado en esos arcos no eran flechas ordinarias. Las puntas estaban en llamas. Eran flechas de fuego.

Las flechas de fuego volaron. Sin un arco largo con mucho poder o una ballesta, probablemente no era posible perforar la piel como caparazón de los guorellas. Sin embargo, esas flechas de fuego no necesitaban hacerlo.

Varios guorellas se encendieron en llamas. Lo más probable, esas botellas se llenaron con un líquido. Parecía que era una especie de aceite inflamable o algo así. Ese líquido había sido encendido por las puntas de flecha en llamas.

No era lo que llamarías un incendio. Pero aún así, los guorellas gritaban y rodaban sobre el fuego. Las llamas se extendían de guorella a guorella, o el suelo donde se salpicó el líquido, y luego se esparció.

Haruhiro bajó su postura, levantando el cuello de su capa para cubrir su boca. El humo era increíble. El fuego también comenzaba a extenderse a los edificios.

Los edificios de esta aldea, que era aproximadamente el centro de la Tierra de Jessie, eran en su mayoría de madera, y sus techos eran de paja. Una vez que el fuego comenzó, se quemarían casi por completo antes de que hubiera tiempo para apagarlo.

Era difícil imaginar que los guardas habían hecho esto por su propia voluntad. Sólo estaban siguiendo las órdenes de Jessie. Jessie pretendía quemar la aldea, los guorellas y todo.

Era posible que hubieran aldeanos que todavía temblaban en sus casas, que no pudieron escapar, pero la gran mayoría fueron asesinados por los guorellas o escaparon. Si los edificios se quemaran, podrían construirlos nuevamente. Si lo pensabas de esa manera, no era un mal movimiento, ¿tal vez?

Ciertamente, si hubiera otra manera de exterminar a esa viciosa y astuta tropa de guorellas, Haruhiro no podía pensar en ella. Jessie podría haberse visto obligado a tomar esta difícil decisión porque no tenía otra opción, pero aún así era difícil de entender.

Jessie le había aconsejado a Haruhiro que usara la prisión.


Haruhiro había entendido porqué en un instante, y hizo lo que Jessie dijo. Si estuvieran rodeados por los guorellas en un lugar abierto, no tendrían ninguna oportunidad. Si se encerraban en un edificio tan robusto como fuera posible y derrotaran solo a los guorellas que entraran, podrían resistir por el momento.

Sin embargo, como resultado, Haruhiro tenía que decir que fue un error grave, doloroso y, en última instancia, fatal para ellos.

¿Qué fue para Jessie, entonces?

“…Señuelo. Éramos señuelos.”

Cuando Jessie había dicho, usen la prisión, no había estado ofreciendo consejos. Probablemente, ese hombre había tenido la intención de usar a Haruhiro y su grupo.

Al establecerlos como señuelos, atraer a los guorellas y ganar tiempo de esa manera, Jessie había usado ese tiempo para preparar las cosas.

Haruhiro y los demás fueron señuelos colgados frente a los guorellas.

¿No sembraste las semillas de eso tú mismo? Pensó que escuchó decir a una voz, y sintió que las lágrimas podrían comenzar a fluir.

Haruhiro y su grupo habían traído a los guorellas hasta aquí. Gracias a ellos, un gran número de los residentes de la Tierra de Jessie habían muerto. Si se usaban como parte del esfuerzo para derrotar a los guorellas, eso era de esperarse. No estaba en posición de quejarse con Jessie por eso. ¿Creía que tenía derecho a criticar a Jessie? No había manera de que lo hiciera.

Pero, oh… Aún así…

“Mary.”





Dijo su nombre. No había querido hacerlo. Él no quería decir su nombre. Haruhiro tenía miedo.

Tenía la sensación de que una vez que lo que era vago y borroso por el momento se hiciera evidente, tomaría una forma indiscutible, se elevaría ante él y le bloquearía el camino. Si fuera posible, quería que se mantuviera vago. Por siempre. Hasta el final de los tiempos, si fuera posible.

Si pudiera hacerlo para que no hubiera sucedido, quería hacerlo. Si su ausencia seguía siendo vaga y borrosa, él podría continuar flotando con la alucinación de que podría haber alguna forma de negarlo. Por ejemplo, tal vez todo esto era un sueño. Se despertaría y se sentiría aliviado de que en realidad solo era un sueño. En algún lugar de su corazón creía que eso no era del todo imposible.

Probablemente vería a varios de ellos después de esto. Sueños donde ella donde aún estaba con ellos. En esos sueños, Mira, fue un error, ella está aquí, ¿por qué pensé que nunca la volvería a ver? Haruhiro pensaría con una risa irónica. Entonces, él se despertaría. El peor despertar posible vendría.

Haruhiro ya había tenido ese tipo de experiencia, así que podía imaginar claramente cómo serían sus sentimientos en ese momento.

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