Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 11: En Este Momento, Cada Uno de Nosotros Soñamos en Nuestros Propios Caminos

Capítulo 1: Ahora

Él respiró hondo, luego exhaló.

Parecía que por un tiempo, había olvidado respirar.

¿Un tiempo?

¿Cuánto tiempo era un tiempo?

Él no lo sabía. El ruido—

Había ruidos a lo lejos. Una gran cantidad de diferentes ruidos.

¿A lo lejos?

No, tal vez eso no era. Los ruidos podrían estar haciendo eco dentro de su cabeza. Muy adentro. Si era así, no estaban lejos en absoluto. Sería todo lo contrario. Estarían cerca. Muy cerca.

¿Tan cerca que como resultado no podía oírlos?

Sus manos estaban en el suelo.

¿Dónde estaba esto de nuevo?

No afuera. Adentro. Pero el terreno no estaba cubierto. Era un piso de tierra.

Su rostro estaba entre sus brazos. ¿Por qué? Incluso mientras se preguntaba eso, no tenía ni idea, pero desde donde la miraba desde una posición como si se hubiera detenido en medio de una flexión, pudo ver que sus ojos estaban casi cerrados, y sus labios ligeramente divididos. Como si todo su cuerpo estuviera flácido.

A pesar de eso, si él hablara con ella, se sentía como si respondería. ¿Entonces por qué no lo hacía? Era algo muy simple. Solo tenía que llamarla por su nombre, eso era todo, y sin embargo, por alguna razón, no podía hacerlo.

¿Por qué?

¿Estoy… asustado?

Pero, ¿asustado de qué?

No lo entiendo. No lo sé.

No lo voy a entender de todos modos, así que tal vez las cosas estén bien de esta manera. Sí.

Las cosas están bien de esta manera.

La dejaré tranquila. Eso es lo mejor. Sí. Eso es lo que haré.

¿Cómo salieron las cosas así? No importa. Haz lo que tengas que hacer. Tú eres el líder, ¿verdad? No mucho como uno, pero eres el líder. Este no es el momento para distraerse. No pienses en nada innecesario. En este momento, debe haber cosas que deberías estar haciendo. Hazlo. Si tienes tiempo para pensar, úsalo para hacerlas.

Se levantó y miró hacia la entrada. Shihoru estaba sentada con la espalda apoyada contra los barrotes a su izquierda. Tenía los ojos muy abiertos, los dientes apretados y la mandíbula temblorosa mientras lo miraba.

Shihoru intentó decir algo. Pero su voz no pareció salir.

Haruhiro ladeó la cabeza. ¿Qué podría ser?

Shihoru tenía una mirada increíble en su rostro. Como si acabara de presenciar algo terrible.

“Está bien,” le dijo a Shihoru y sonrió. Entonces Haruhiro exhaló.

Estaba bien. Todo estaba bien.

Está bien.

Está bien.

Está bien.

No, espera. Ahora no era el momento de decir que las cosas estaban bien. Tenía cosas que necesitaba hacer.

Ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba su estilete?

Oh.

Justo al lado de él.

Cuando trató de recoger su estilete, el cadáver del guorella llamó su atención y la sangre corrió a su cabeza. Quería pisotear la cabeza del guorella ya muerto hasta que no fuera más que una pulpa ensangrentada. Él quería matarlo. Matarlo una vez más.

Ya estaba muerto. Este, eso es. Este macho guorella. Pero había otros.

Sí. Todavía tengo más para matar, ¿no? Mátalos.

Los mataré.

Debería matarlos. Está bien. Los eliminaré a todos.

Sí. Eso es.

Eso es exactamente lo que debería estar haciendo, ¿no? Matarlos. Matarlos. Matarlos. Matarlos. Matarlos. Matarlos. Matarlos. Matarlos. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar. Matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar.

No puedes.

Escuchó una voz.

Fue la voz de ella.

Cuando vio el cadáver del guorella, ella también apareció en su visión. Trató de no verla.

No, eso no era. Debería haber sido capaz de verla, pero trató de convencerse a sí mismo de que no podía.

A pesar de que ella estaba ahí.

Él no quería ver.

“…Así es, ¿eh?”

Rompiendo y hundiéndose desesperadamente… ese no era su estilo. Si tuviera una fuerza superior a la media, o algún tipo de habilidad especial, podría ser válido para protegerse del viento y arriesgarse, pero desafortunadamente Haruhiro era una persona simple y mediocre. Incluso si no podía hacer muchas cosas, tenía que hacerlo lo mejor que pudiera. Como siempre. Usando sus herramientas al máximo, encontraría la manera de sobrevivir. Si él se perdiera, solo se autodestruiría.

Aunque eso podría estar bien.

Autodestruirse.

No importaba lo que sucediera. ¿De qué debería preocuparse?

No.

¿Ella no le acaba de decir que no podía? Sí. No había forma de que estuviera bien. ¿Pero por qué había escuchado su voz?

No había forma de que pudiera haberlo hecho.

Él no podría haber—

¿Por qué…? Así es, su voz… ¿La estaba imaginando? Fue una ilusión… No, quiero decir, definitivamente la escuché, pero no hay forma… No, esto no es bueno. No lo pienses. No sirve de nada, no puedo pensar en eso. Recógelo. Levanta el estilete. Entonces haz lo que tengas que hacer. Hazlo.

Apretó los dientes. Tensó sus dos piernas. Estaban llenas de fuerza. Él podía hacer esto.

La prisión. Esta era la prisión donde Setora estaba detenida. Los guorellas estaban afuera. Se apresuraron a ir a la prisión, y Yume y Kuzaku apenas podían detener a los guorellas que intentaban entrar pululando.

“¡Shihoru, usa magia!” Gritó y trató de salir corriendo.

Pero su rodilla se dobló y sus caderas bajaron. Él chasqueó su lengua.

¿Qué era esto? ¿Qué demonios era esto?

Su cuerpo no se movió como quería. ¿Por qué? Eso era más que obvio. Él estaba agotado. Había matado a guorella tras guorella, y aunque no había querido hacerlo, se había dejado llevar. Había perdido demasiada sangre, y también debió haber excedido su resistencia en algún momento. Este era el resultado.

Esto… No… Olvídalo. Tengo que olvidar.

Corriendo de una manera increíblemente incómoda y desequilibrada, corrió hacia la entrada. Setora, que estaba de pie en la puerta, miró hacia atrás.

“¡Haru!” Ella llamó su nombre, y sus ojos se encontraron. Sin responder, salió.

Kuzaku estaba a unos dos metros de la prisión, dejando escapar grititos de batalla mientras balanceaba su gran katana y se lanzaba en un alboroto. Probablemente estaba centrado en eso y sin pensar. Kuzaku estaba siendo apoyado por su fuerza de voluntad. Si se detuviera, seguramente colapsaría.

Yume se movía rápidamente, su postura baja, manteniendo bajo control a cualquier guorella que estuviera cerca. Obviamente, no tenía fuerzas adicionales, pero no parecía estar desesperada. Esa era Yume.

Inquebrantable y sin miedo, ella cambiaba constantemente su oposición de izquierda a derecha, de vez en cuando pasaba detrás de Kuzaku, y lo apoyaba de la manera que necesitara. Pero era un gran movimiento. Yume no podría durar así.

“¡Yume! ¡Tomaré el lado izquierdo!” Llamó Haruhiro.

“¡Nyan!”

“¡Todavía puedo seguir!” Agregó.

Honestamente, él no sabía si podía o no. Aun así, tuvo que asumir que podía. Creer en eso y hacer creer a sus camaradas también.

Haruhiro sacó su cuchillo con su mano izquierda. Se movió hasta la izquierda de Kuzaku, usó Swat en el brazo derecho de un guorella que por casualidad estaba saltando sobre él en ese momento, y luego lo apuñaló en el rostro con su estilete. Cuando inmediatamente fue por los ojos con su cuchillo, retrocedió.

El siguiente debería estar cerca. O más bien, ya estaba aquí.

Haruhiro se giró para evitar a un guorella.

Kuzaku gritó: “¡Ngah!” Y lo golpeó con su gran katana.

La piel como caparazón marrón oscuro, que era como un duro exoesqueleto, se hizo añicos, y los fragmentos volaron por todas partes. Que poder destructivo.

El guorela retrocedió, incapaz de tomarlo, y entró otro guorella. Era un macho joven, pero si Haruhiro lo tomaba de frente, estaría en desventaja. Aun así, no había lugar para retroceder.

Y así, en lugar de retroceder, en lugar de mantenerse firme, se movió hacia adelante. Tomando el riesgo de reducir la distancia, decidió aterrizar un combo de estilete y cuchillo en su rostro antes de que pudiera golpearlo.

A diferencia de Kuzaku, Haruhiro carecía del poder para romper su caparazón, por lo que aunque eso no causaría mucho daño, sería suficiente para resolverlo.

Cuando ese se retiró, el siguiente, y luego el siguiente, y luego el siguiente… los guorellas siguieron presionando, pero no atacaron al unísono.

Incluso con los humanos, era más difícil de lo que parecía atrapar a una sola persona y golpearla en grupo. Un tipo tendría que agarrar al enemigo por detrás, otro tendría que golpearlo en el rostro, otro en el estómago, y si no podían dividir el trabajo de esa manera, no iría bien. Incluso si fueran solo dos personas que cazan a una, su aliado se interpondría en el camino más de lo esperado. En ese caso, lo que se debe hacer es hacer que el enemigo tropiece, o mantenerlo presionado, y evitar que se mueva. Naturalmente, su objetivo, que era Haruhiro, era más que consciente de eso, él no se quedó quieto.

Muévete.

No podía moverse tan rápido como de costumbre.

No me importa. Muévete.

Él siguió moviéndose y golpeó a los enemigos que salieron. Él solo seguiría repitiendo eso. Por el tiempo que pudiera. Hasta que se le acabaran las fuerzas.

Hazlo. Sigue haciendolo. Muy pronto, Shihoru nos apoyará con magia. Incluso Setora intentará hacer algo. Cree en tus camaradas, y haz lo que puedas. Supera esto. Eso es todo lo que puedo hacer.

Ahora.