Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 8

Prologo: Apariencia Poco Femenina

¿Eh…? ¿Qué me pasó…?

Los pensamientos de Kuroka estaban completamente nublados. ¿Ella colapsó? Podía sentir la sensación fría del suelo. Sus extremidades estaban estiradas lánguidamente y se sentían pesadas, como si no tuviera fuerza alguna.

Mis oídos… están bien. Mi nariz… también lo está.

No pudo agarrar su bastón sin el uso de sus manos, pero los sentidos que la ciega Kuroka necesitaba para comprender su entorno no se dañaron. Sin embargo, su voz no saldría. A juzgar por el olor, probablemente estaba en algún camino en Kianoides. Podía oler a gente, comida y el suelo ligeramente húmedo. Por lo menos, ella no estaba en la iglesia.

El sonido del tráfico estaba un poco lejos. Y eso significaba que estaba en un callejón, o en algún lugar cerrado. Pero por el hecho de que podía sentir la presencia de la luz del sol y el viento, debe haber estado afuera. Y después de recuperar solo un poco de su fuerza, de alguna manera logró levantar la cabeza.

Como se esperaba, sus sentidos realmente estaban en desorden. No podía precisar qué era exactamente, pero sentía que sus extremidades no le pertenecían, como si fueran completamente ajenas. No pudo levantarse y, mientras trataba de retorcerse, notó algo en su mano. Era suave, y al darse cuenta de que era ropa, se puso algo pálida. ¿Estaba realmente usando ropa ahora?

Mi bastón… ¿dónde está mi bastón…?

Sin su bastón, no podía pararse, caminar y confirmar completamente la situación a su alrededor. Sin embargo, la sensación en la punta de sus dedos era aburrida, era cuestionable si incluso podría agarrar su bastón si lo tuviera.

“¿Eh…? Oye, ¿hay alguien allí?”

El cuerpo de Kuroka se puso rígido al escuchar esa voz. El dueño de dicha voz era un hombre. Kuroka estaba ciega y ni siquiera sabía si estaba vestida actualmente. Ella no tenía ninguna intención de dejar a un lado su vergüenza cuando era joven al mostrar una apariencia poco femenina a los demás. Y dejando a un lado los miedos de Kuroka por completo, el propietario de la voz solo dejó escapar una risa despreocupada.

“Me preguntaba qué tipo de alboroto estaba pasando aquí, pero solo eres tú, ¿gatita? ¿Te peleaste o algo así?”

El hombre habló con voz suave y recogió el cuerpo de Kuroka. Ciertamente era del lado pequeño, pero no debería haber sido posible que un humano promedio la recogiera tan frívolamente. Los primeros en pensar en quién podría hacerlo fueron los hechiceros.

Kianoides tenía un mejor orden público que la mayoría de los lugares gracias al Archidemonio Zagan, pero no cambió el hecho de que la mayoría de los hechiceros eran villanos. Y como cait sith, Kuroka era una captura exquisita para cualquier hechicero. Sin embargo, incapaz de moverse, no tenía forma de resistirse. Todo su cuerpo se puso rígido cuando el hombre la miró fijamente a la cara.

“¿Hm…? Oye, ¿estás ciega? Esa no es una herida nueva, ¿eh? ¿El hecho de que hayas logrado sobrevivir significa que eres el gato mascota de alguien entonces? ¿Por qué estás aquí afuera?”

Inesperadamente, su voz realmente parecía contener preocupación por la seguridad de Kuroka.

¿Pero esta persona no me está hablando como si fuera un gato de verdad…?

Sin embargo, pensó que estaba siendo molestada cuando él la llamó gatita por primera vez…

Después de eso, Kuroka notó que la mirada del hombre de repente se centró en algo completamente diferente.

“¿Qué es eso? Ropa… ¿verdad? ¿Es la ropa de alguien? ”

Al parecer, la ropa de Kuroka estaba dispersa en el suelo. Podía sentir al hombre cambiando su mirada entre la ropa y ella misma.

“No puede ser… ¿verdad? Ay, oye, no me rasques, eso duele. No te voy a comer”.

Kuroka agitó los brazos en la mínima muestra de resistencia, pero fue una exhibición lamentablemente impotente. Al mismo tiempo, finalmente entendió por qué sus extremidades no se sentían como propias.

No podría ser… ¿mi cuerpo es…?

Kuroka estaba completamente desesperada, y el hombre simplemente la cargó y comenzó a caminar con pasos pesados.

“Bueno, resulta que estoy fuera de servicio y no tengo nada que hacer hoy. Al menos cuidaré tus heridas. ¡Agradece que soy yo quien te encontró, Blacky! Blacky para un gato negro. ¡Jajaja! ¿Te gusta? Si tú. Sí tú, ay, lo entiendo, en serio, deja de morder, ¡sale sangre! ”

Kuroka fue llevada y dejada al final de su ingenio, en angustia mental por el devastador y pobre sentido del nombre del hombre.

¿Por qué me ha ocurrido esto a mí…?

Se dio cuenta vagamente de que tenía una disposición bastante desafortunada. Sin embargo, lo que sucedió esta vez fue una calamidad fuera del ámbito de la simple desgracia. Kuroka no sabía que los incidentes ocurrían en todo el lugar al mismo tiempo. Y la fuente de todo comenzó esa misma mañana.