Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 10

Extra 2: Rugidos De Rugby

“¡Felicidades!”

“¡Hacen unas novias tan hermosas!”

“¡Deseo que las dos novias sean felices!”

Bajo un cielo despejado, los invitados a la boda esparcían trigo para celebrar a los nuevos novios que acababan de pronunciar sus votos matrimoniales ante un sacerdote en la iglesia. Se suponía que era un ritual en el que los novios eran regados con trigo como deseo de fertilidad. Sin embargo…

“¡Fuera el oni!”

“¡Fuera el oni!”

“¡Ay, ay, ay! ¡Idiotas, conténganse un poco!”

Algunos duros invitados masculinos estaban lanzando el trigo por encima, directamente al novio. Esta era la ceremonia de boda de Halbert, Kaede y Ruby, y los que lanzaban trigo a Halbert eran sus compañeros de los Dratroopers. Para dar sus bendiciones a Halbert, y para desquitarse de sus celos por ser el único en conseguir dos novias guapas, estaban lanzando el trigo con todas sus fuerzas.

“¡Fuera el oni!”

“¿A qué viene ese extraño grito?” Gritó Halbert.

“Al parecer, es un encantamiento del mundo de Su Majestad, que se utiliza cuando se expulsa a los oni de tu casa, ya sabes”, dijo Kaede, con su traje blanco de shiromuku, con una mirada pacífica.

Los hombres estaban, por supuesto, teniendo cuidado de no golpear a Kaede o a Ruby. Eso significaba que Halbert se enfrentaba solo al implacable asalto de las metrallas de trigo. El ataque del trigo finalmente cedió para cuando llegó el momento de lanzar el ramo.

“… Siip. Eso fue un infierno”, murmuró Halbert.

“Has aguantado bien, Hal”, sonrió Kaede.

“¡Vamos, la ceremonia no ha terminado, así que mantén la calma!” Ruby sonrió.

Con Kaede consolándolo, y Ruby, con un vestido de novia prestado por su madre, animándolo a actuar, Halbert sonrió irónicamente y se arregló el cuello de la camisa.

“Uf… Al menos ya ha terminado la ceremonia. Ahora sólo queda la recepcion.”

Kaede soltó una risita. “Ahora que lo pienso, Sir Glaive estaba llorando lágrimas de hombre en la ceremonia. Siempre pensé que era el padre de la novia quien debía llorar en momentos como éste.”

Durante la ceremonia, el padre de Halbert había estado llorando como si le invadiera la emoción. Sin embargo, al recordar la escena, Halbert sólo pudo encogerse de hombros y sonreír irónicamente. “No, seguro que se emocionó al verlas a las dos con sus vestidos de novia. Te conoce desde que eras pequeña, Kaede, y como Ruby es pelirroja, la trata como a su propia hija. Estoy seguro de que no me ha visto más que como un extra que venía con ustedes dos.”

“Me ha estado tratando como a una hija”, coincidió Ruby. Incluso antes de convertirse oficialmente en nueras de Glaive, ya habían sido sus hijas, en lo que a él respecta.

“Aun así, no estoy seguro de que debiera haber llorado más que tu viejo, Kaede”, añadió Halbert.

“Ahaha…” Kaede se rió con ironía.

“¿Por qué no? Te envidio por tener una familia así”, dijo Ruby. Como dragón, no tenía familia, al igual que Naden. Ruby no tenía parientes de sangre que pudieran asistir a una ceremonia como ésta.

Halbert y Kaede parecían no saber qué decir.

“Oye, no me miren así”. Ruby sacudió la cabeza. “Yo también tengo familia, ahora. Ustedes dos y todas las familias de Magna y Foxia son mi familia ahora, y eso es suficiente para mí.”

“Ruby…” Halbert dijo lentamente.

Hubo un repentino murmullo de la multitud. “¡¿Qué es eso?!”

“¡Es enorme! ¿Podría ser eso?”

Preguntándose qué era, los tres miraron al cielo, y…

“””¡¿Eh?!”””

Aunque debía estar volando a gran altura, pudieron distinguir claramente la figura de un dragón blanco.

“¡¿Es esa Lady Tiamat?!” Ruby jadeó.

“El vuelo de observación de la Madre Dragón… Casi nunca se la ve así a plena luz del día…” murmuró Kaede.

Normalmente, la Madre Dragón hacía sus vuelos de observación por la noche. Si aparecía así, a plena luz del día, y sobre la capital donde Naden y Ruby celebraban sus bodas, eso demostraba una clara intención por su parte.

Halbert abrazó a Ruby y le dijo: “¿Ves, Ruby? Después de todo, tenías una madre que vendría a tu boda.”

“¡Sí!”

Entonces oyeron un rugido en dirección al castillo. Debía ser Naden. No queriendo ser superada, mientras seguía en su forma humana, Ruby desató un rugido de dragón hacia su “madre” en el cielo. ¿Habían llegado a ella las voces de sus dos hijas? La voz de Madam Tiamat resonó como el canto de una ballena.