Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 10

Capítulo 3: Irse Es Fácil, Pero Volver A Casa…

Parte 3

 

 

Dadas las circunstancias, decidí apuntar no al remolque del camión, sino a los soldados cada vez más cerca. Myusel y mi magia de viento dieron un golpe directo a tres de nuestros asaltantes, arrastrándolos. Pero…

“¡¿No funcionó?!”

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Casi de inmediato, los soldados volvieron a ponerse de pie. Aparentemente, los escudos y la armadura corporal tenían más que ver con la absorción de impactos que con la detención de las balas.

Pude ver algún tipo de alfombra pegada al interior de sus escudos. Supongo que después de vernos usar Tifu Murottsu en dos grupos diferentes de sus operativos, los estadounidenses comenzaron a encontrar algunas contramedidas. Puede que no hayan identificado nuestra magia como, bueno, magia, pero no tenían que saber qué era estar preparados para ello.

¿Pero tan rápido…? Me recordó cuán aterradora podía ser una entidad nacional cuando realmente se ponía seria.

“¡Tifu Murottsu!”

No importaba. No pudimos dar marcha atrás. Myusel y yo lanzamos una serie de hechizos de Tifu Murottsu, derribando a los soldados varias veces, pero cada vez que volvieron a subir. De hecho, cuanto más les pegamos, más parecían aprender; comenzaron a permanecer cerca, hombro con hombro, moviéndose en formación para ayudar a resistir los efectos de la magia.

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Fue inútil. Esto no estaba haciendo nada. Pero realmente no teníamos otras cartas para jugar. Myusel y yo agarramos más botellas, más piedras mágicas, soltando más Tifu Murottsus. Hasta…

“………Uh-oh.”

Descubrí que finalmente nos habíamos quedado sin suministros. “¡Maestro…!” Myusel me miró, su rostro absolutamente sin sangre.

Habíamos usado suficientes botellas de sprites para poder continuar lanzando Tifu Murottsu por un tiempo todavía, pero estábamos, por así decirlo, sin gasolina.

“¿Qué hacemos?”, Me pregunté, pero no estaba obteniendo ninguna idea brillante sobre cómo cambiar las tornas aquí.

No podríamos usar magia, y nuestras armas no funcionarían. Esas fueron todas las armas que teníamos.

Obviamente, pelear cuerpo a cuerpo estaba fuera de discusión. Nuestros oponentes estaban armados y blindados, y nos superaban en número en más de diez a uno. Este no era un videojuego; un héroe solitario no pudo eliminar decenas de subordinados anónimos. Myusel y yo realmente no sabíamos cómo pelear.

Las cosas parecían desesperadas.

Fue entonces cuando él Sea Stallion aterrizó directamente detrás de nosotros. La escotilla trasera se abrió y salió alguien…

“¡Él…!” Elvia gruñó.

En medio de la multitud de soldados fuertemente blindados, esta persona se destacó con su traje negro.

“¿Qué? Elvia, ¿lo conoces?” Preguntó Minori-san.

“¡Él fue quien nos capturó a mí y a Shinichi-sama!”, Dijo ella acaloradamente. Aparentemente, había suficiente magia flotando para que los anillos funcionaran.

“Eso fue mientras estabas con los agentes rusos, Minori-san,” aclaré.

Alan Smith, así se llamaba él mismo; probablemente no era su verdadero nombre. Un agente estadounidense que había tratado de secuestrarme a mí, Myusel, Petralka y Elvia en Akihabara. Supongo que había venido para terminar lo que comenzó. Tal vez estaba enojado porque un montón de aficionados totales se habían escapado de él.

“Salga del vehículo”, nos ordenó el Sr. Smith en japonés. Naturalmente, no nos movimos. No pudimos

“No sé qué está pasando aquí, pero parece que el gobierno japonés está ocultando algo, algo grande”. ¿Serían parte de ella esas técnicas, algo parecido a ESP, tal vez?”

Él estaba haciendo las preguntas; no tuvimos más remedio que sentarnos en el microbús y escuchar. Pero ninguno de nosotros dijo nada. No teníamos ninguna razón para darle información, y Myusel y los demás no estaban interesados en ayudar al tipo que había tratado de secuestrarlos. Además, el Sr. Smith no tenía un anillo; Es posible que ni siquiera hayan entendido completamente lo que estaba diciendo.

Sin embargo, el Sr. Smith se encogió de hombros. Parecía haber esperado nuestro silencio resuelto.

“En cualquier momento.”

Mientras hablaba, los soldados que lo flanqueaban levantaron sus carabinas M4A1 y comenzaron a disparar.

Las armas no hacían tanto ruido; tal vez estaban equipados con silenciadores especiales. Era solo una especie de bump-bump-bump silenciado.

Entonces las ventanas del microbús se rompieron en un millón de pedazos. Reito-san me había dicho que se suponía que este vidrio era a prueba de balas… pero aparentemente no lo suficientemente a prueba de balas para resistir rondas de alta penetración de pequeños rifles.

Outbreak Company: Moeru Shinryakusha Vol 10 Capítulo 3 Parte 3

 

“Puedes salir de allí con tus propios pies, o podemos arrastrarte fuera. Esa es realmente la única opción que tiene “, dijo Smith, mirándonos con una leve sonrisa. “Créeme, esto termina de la misma manera”.

“Ugh……” Minori-san gimió y se mordió el labio. Todavía tenía el P228 en la mano, pero probablemente estaba pensando que una pistola miserable no nos haría mucho bien en esta situación. Un solo disparo descuidado podría hacerla acribillar con fuego de rifle automático.

Petralka se sentó en silencio y también se mordió el labio. En su mayor parte, parecía tranquila, tal vez ser una emperatriz te da mucha práctica en eso, pero pude ver sus manos temblando donde descansaban sobre sus rodillas.

Elvia parecía perdida, su mirada vagaba desde el interior del autobús hacia el ejército estadounidense afuera. Ella era físicamente la más fuerte de todos nosotros, pero si bien al menos podría escapar por sí sola, no podía cambiar el rumbo de este compromiso sin ayuda de nadie. Ahora sabía muy bien lo que podía hacer un arma.

“Maestro…”

Luego estaba Myusel, que me estaba mirando a la cara. ¿Qué tengo que hacer? me preguntaron sus grandes ojos morados. Había ansiedad en ellos, sin duda, pero no habían sido completamente consumidos por la desesperación, una señal, tal vez, de cuánto confiaba en mí.

Pero en cuanto a mí… no podría decir nada. Desearía que alguien pudiera decirme qué deberíamos hacer.

Me paré en el pasillo central del microbús y pensé desesperadamente.

¿Había alguna forma de salir de aquí? No tuvimos que despachar a toda la fuerza militar estadounidense, solo tuvimos que escapar. Si pudiéramos llegar al agujero de gusano cerca del Monte Fuji sin que nos atraparan, ganaríamos. Pero…

Incluso si por algún milagro salimos de aquí…

Obviamente, el ejército nos perseguiría. ¿Y qué pasaría si fuéramos directamente al agujero de gusano entonces? ¿No sería simplemente revelar el otro mundo, el secreto que el gobierno japonés había estado trabajando tan duro para mantener? Pero si nos capturaban y nos obligaban a confesar, el secreto sería igual de revelado.

Si nos atraparan, Japón tendría que rescatarnos o encerrarnos permanentemente.

Y una de esas cosas era mucho más simple que la otra.

Miré de lado a lado, luego hacia el piso del autobús. ¿Podría haber una bomba escondida en las entrañas del vehículo? Protegería la confidencialidad, si nada más. Obviamente, el ejército estadounidense no querría que esta operación se hiciera pública, considerando  que emprendían arbitrariamente acciones ilegales en una nación soberana. Un autobús en explosión ayudaría a cubrir sus huellas.

Argh. ¡Esto fue horrible Realmente parecíamos completamente atrapados!

¿Qué hacer qué hacer qué hacer?

Si al menos pudiera llevar a Myusel y a los demás a casa en Eldant… Argh, pero… ¿cómo?

Mi mente daba vueltas y vueltas a los mismos pensamientos, pero eso no me dio nada nuevo.

“Vamos, ahora, no voy a esperar todo el día”, llamó el Sr. Smith desde afuera.

¡Mierda! ¡Se nos acabó el tiempo! ¡Rápido! ¡Tenía que hacer algo, rápido…! “Como un grupo de niños desobedientes. Bien. Te llevaré por el cuello y…”

Antes de que el Sr. Smith terminara, vi a Myusel parpadear y mirar en una dirección extraña.

“¿Myusel? ¿Qué pasa? ”

“Oh, yo…” Parecía estar mirando más allá de la semi, hacia el claro cielo azul. “Escuché un sonido…”

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“¿Un sonido…?”

Myusel, con su sangre élfica, tenía sentidos más agudos que el resto de nosotros, especialmente su audición. Si ella estaba captando un sonido…

Uno de los soldados afuera señaló el remolque y gritó algo que no entendí. Miramos hacia dónde apuntaba y vimos:

“¿Un helicóptero? ¿Otro?”

Se acercaba un helicóptero. Pero si pertenecía a los estadounidenses, ¿por qué estaban tan molestos los soldados? Entrecerré los ojos… “¡Un Huey…!” Minori-san susurró.

Un Bell UH-1 Iroquois, popularmente conocido como Huey. Una nave militar versátil capaz de todo, desde transporte de materiales hasta misiones de ataque armado, la Huey fue una obra maestra del diseño de aviones. Está casi garantizado que aparecerá en cualquier película de la Guerra de Vietnam. Tiene una forma verdaderamente clásica de “helicóptero”; Probablemente es lo que mucha gente piensa cuando piensa “helicóptero militar”.


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Por supuesto, los militares estadounidenses en Japón también los usaron, o lo hicieron, en el pasado. Ahora estaban anticuados, por lo que las fuerzas estadounidenses en nuestro país estaban reemplazando sus Hueys con el modelo sucesor. Aun así, los helicópteros fueron tan exitosos que la mayoría de los países todavía tenían algunos en servicio.

Como Japón, por ejemplo. “Eso es-”

Mientras observamos, el Huey se cernía justo arriba, y la puerta lateral se abrió. Pudimos ver a un hombre adentro. Sostenía un rifle largo con una mira prominente. ¿Un rifle de francotirador?

Hubo un ruido, ¡ba-shoom! —Y el semirremolque se balanceó de lado a lado. Los soldados gritaban mucho más en inglés. Hablaban demasiado rápido para que entendiera la mayor parte de lo que decían, pero pensé que podía elegir la palabra “francotirador”.

El remolque se balanceó varias veces más, y los gritos de los soldados se agitaron más. Parecía que el tipo en el Huey estaba disparando el trailer. Cuando miré de cerca, pude ver que los neumáticos del remolque estaban desinflados, perforados por balas de francotirador. Él Sea Stallion parecía que había intentado escapar, pero el Huey se había posicionado primero sobre el Stallion, inmovilizándolo en su lugar.

Sí: el Huey estaba en el ataque contra el ejército estadounidense. “¿Está de nuestro lado…?”

El enemigo de nuestro enemigo no era necesariamente nuestro amigo. Esto podría ser fácilmente si los chinos o los rusos intentan entrometerse y recogernos nuevamente.

El señor Smith gritó algo. Todos los soldados apuntaron sus armas al Huey…

“Oh…”

Hubo una especie de chispa, un sonido casi desinteresado totalmente en desacuerdo con la atmósfera cargada. Un bulto del tamaño de un puño cerrado cayó a la calle. Uno de los soldados cercanos gritó y se tiró al suelo.

“¡Granada!”

Esa palabra, la tengo.

El soldado quería que todos supieran que esa cosa iba a explotar.

Un instante después, la explosión que los soldados y yo estábamos esperando no llegó. En cambio, hubo un rocío de niebla densa y blanca que se extendió y nos dejó a todos menos ciegos.

Podía escuchar muchos gritos confusos de los soldados, junto con ocasionales estallidos de disparos. Sin embargo, gracias a nuestro mundo ahora nebuloso, era imposible saber exactamente qué estaba pasando.

“Qué demonios… ¿Huh?”

Sentí que alguien me tomaba la mano con firmeza, y me di cuenta de que Myusel se había acercado a mi lado. Ella tampoco entendía lo que estaba pasando, y estaba preocupada. Apreté su mano hacia atrás y…

“¡¿Hrk?!” Fue entonces cuando alguien alcanzó a través del humo y me agarró por el cuello. “¡Wahghghgh!”

“¡Eek!”

Myusel, todavía sosteniendo mi mano, fue arrastrado por la ventana del autobús junto conmigo. A nuestro lado también podía ver a Petralka, Elvia y Minori-san.

“¿Qué…?”

Finalmente me di cuenta de que la mano que nos había sacado del vehículo no pertenecía a uno de los soldados estadounidenses. Al menos, llevaba un uniforme diferente y no llevaba un M4A1.

De hecho, parecía que algún otro grupo había aparecido mientras tanto y estaba involucrado en un tiroteo con las fuerzas estadounidenses. El estallido de los disparos. Tropezando con las tropas estadounidenses. Su armadura corporal evitó que los impactos de bala fueran fatales, pero con todo el  relleno adicional que habían traído para proteger contra Tifu Murottsu, sus movimientos eran lentos y restringidos. Los misteriosos atacantes parecían correr en círculos a su alrededor.

“¿Dónde hicieron…?” Murmuré vacilante.

“Parecen haber venido de al lado de la carretera justo después de que estalló la granada de humo”, Minori-san me informó.

“¡¿Shitaato a doneirufu?!” ¿Son nuestros amigos? Elvia preguntó.

“Esu imene fuo esu imene yamu ton ebu a doneirufu” —Nuestros enemigos pueden no ser nuestros amigos, Petralka le advirtió.

Todo había sucedido tan repentinamente que todo lo que podíamos hacer era quedarnos allí.

“¡Por aquí, corre!”

La orden nos llegó en japonés. Vimos al hombre vestido de negro que nos había sacado del autobús haciendo un gesto hacia nosotros. Solo podíamos ver sus ojos debajo del casco, por lo que no sabíamos cómo era su rostro, pero esto era tan sospechoso como una persona podía tenerlo.

Todavía…

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“¡No te quedes ahí parado, vete!”

Todos nos miramos el uno al otro, luego compartimos un asentimiento y corrimos hacia él. Todavía no estaba seguro de quién era este tipo, pero su japonés fluido y sin acento lo hacía más propenso a ser un aliado que un soldado estadounidense. Tenía un pensamiento simple en mi mente: que esto casi tenía que ser mejor que ser capturado por los estadounidenses.

Dejamos que el hombre nos arrastre a un lado de la carretera. Tuvimos que ponernos a cuatro patas para manejar la subida por la pendiente reforzada con concreto al lado de la calle; Nos abrimos paso durante la mayor parte de dos metros, cayendo en un bosque en la parte superior. Tenía sentido: la calle estaba bloqueada por el semi, pero se podía recorrer a pie si salía de la carretera.

“Por aquí”, dijo el hombre, señalando hacia los árboles. Empezamos a correr Nos tropezamos y casi nos caímos varias veces, pero avanzamos, apoyándonos mutuamente. Se sentía como si hubiéramos estado corriendo para siempre, pero probablemente no había pasado más de un minuto. Salimos a una especie de claro. Y ahí…

“¿LAV?”

Dos trozos rechonchos de acero estaban estacionados en el claro.

Eran LAV, vehículos blindados ligeros, utilizados por el JSDF. Y frente a ellos había un llamado vehículo blindado de combate que se parecía mucho a los LAV. Si recordaba bien, era a lo que se referían como un Vehículo de Alta Movilidad, ampliamente conocido como Hayate.

Fue diseñado para el transporte de personal, el equivalente militar de nuestro microbús, esencialmente. Obviamente, al igual que los LAV, era un todoterreno resistente preparado para cualquier terreno.

Y en medio del grupo de vehículos había soldados con rifles de asalto Tipo 89.

No había lugar para la duda ahora. Los atacantes del ejército estadounidense habían sido la Fuerza de Autodefensa de Japón.

El hombre vestido de negro nos hizo pasar a la parte trasera del Hayate. “Nos encargaremos de la defensa de aquí en adelante. Sube y llega al monte Fuji.”

***

 

 

Las fuerzas japonesas que todavía están en la escena deben haber hecho un buen trabajo con la acción de retención, porque los soldados estadounidenses no nos persiguieron. Los LAV y el Hayate corrieron por el bosque por un tiempo antes de regresar a un camino apropiado y dirigirse al Mar de Árboles.

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El hombre en el asiento del pasajero nos miró y dijo: “Creo que los perdimos”. Presumiblemente se refería a los estadounidenses. Pensé que podría ser el mismo tipo que nos había sacado del microbús, pero era difícil distinguir a un soldado de otro cuando todo lo que podía ver eran sus ojos.

“Entonces, eh…” dije. “Gracias por salvarnos”.

“No me lo agradezcas. Solo estoy haciendo mi trabajo “, dijo con firmeza.

“Oh, eso me recuerda, ¿qué pasa con Reito-san… quiero decir, el hombre de la Oficina de Inteligencia e Investigación del Gabinete?”

“Nuestro apoyo aéreo confirmó que él y los demás escaparon de la escena bajo su propio poder”.

Supongo que el Huey había sido para algo más que francotiradores y granadas de mano. Estaba allí para ayudar a la infantería a insertarse y luego vigilarlos.

“Aun así…” dijo el hombre sombríamente. “Ordenes o no, nunca esperé rescatarte”.

“¿Eh…?”

Casi sonaba como si me conociera personalmente. ¿Quién era este chico?

El soldado se quitó el pasamontañas que cubría su rostro, revelando a un imponente hombre de mediana edad. Sus ojos eran agudos, enfocados, como si no estuviera mirando nada excepto su deber. Me sentí casi abrumado por la sensación de que estaba viendo a alguien totalmente comprometido con su trabajo.

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Pero aun así, simplemente no lo reconocí. Por un segundo, pensé que tal vez era Satou-san, el comandante de la guarnición de Eldant, pero no.

Estaba sudando cuando la expresión del hombre se suavizó en una sonrisa irónica. “Digamos que cuando fui yo quien te atacó, no salí mejor que esos estadounidenses”.

Cuando estaba… ¿atacándome? Espera… de ninguna manera.

Me sentí rígido. Una vez antes, cuando el gobierno japonés sintió que no estaba haciendo lo que quería, envió una unidad de operaciones especiales de JSDF para asesinarme. Según Matoba-san, el gobierno más tarde trató de afirmar que el objetivo real de la unidad solo había sido “ponerme bajo custodia”.

“¿Maes-tro?”

“¿Shinichi?”

Myusel y Petralka parecían haber entendido lo suficiente de la conversación para comprender quién era este hombre. Petralka le dijo algo a Elvia en rápido Eldant, y la niña loba se preparó para saltar. Por supuesto, ella todavía llevaba puesto el cinturón de seguridad.

“Cálmate”, dijo el hombre suavemente, mirando directamente a Elvia. “Esa misión ha terminado. Mi trabajo hoy es llevarlos a todos a salvo al agujero de gusano en el Mar de árboles de Fuji”.

“Pero ¿por qué-?”

“¿Por qué? Esa es una pregunta extraña “, dijo el hombre, las comisuras de sus labios tirando hacia arriba. “Porque me lo ordenaron. Porque es mi misión. Luchamos por el bien de este país, como siempre lo hemos hecho.

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No es nada más y nada menos que eso. Dejamos nuestros sentimientos personales fuera del trabajo, ¿o no?”

Estas últimas palabras irónicas estaban dirigidas no a mí, sino a Minori- san. Ella solo se encogió de hombros, en silencio.

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Es justo: desde la perspectiva de la JSDF, este hombre tenía razón. Fue como, ¿cómo podría decir esto? Para bien o para mal, él era un profesional. Obviamente, no era como si fuera mi nuevo mejor amigo ni nada, pero la confianza inquebrantable en su voz era vigorizante.

Caray… Todo eso fue una decisión muy cercana.

Pensé en el ataque. Con la ayuda del Sagrado Imperio Eldant, pudimos hacer retroceder a las fuerzas de JSDF, pero cuando realmente lo pensé, fue en parte gracias a más que un poco de buena suerte.

Había una serie de cosas apiladas contra los soldados japoneses: estaban en otro mundo, algo completamente sin precedentes; se enfrentaron con gente mágica y bestia y otras cosas que nunca antes habían encontrado, junto con mujeres del tamaño de una pinta. Si se les hubiera ordenado hacer un segundo atentado contra mi vida, ¿hubiéramos podido repelerlos nuevamente?

Los hombres de la guarnición de Satou-san habían eliminado a algunos de los caballeros elegidos de Garius una vez, después de todo…

Este tipo probablemente era miembro de una unidad zombi como Minori- san. Oficialmente, ya estaba muerto. Oficialmente, es posible que ni siquiera sea miembro de la JSDF. Tal vez fue por eso que pudo enfrentarse a las fuerzas estadounidenses, incluso si no era exactamente frente a frente.


Teniendo en cuenta que lo que los estadounidenses estaban haciendo era abiertamente ilegal, no querrían hacer un gran problema al respecto en público.

De todas formas…

“Elvia, está bien”, le dije, y ella se relajó.

“Pronto llegaremos al monte Fuji”, dijo el hombre. “La guarnición de la instalación te está esperando allí. Conéctate con ellos y sube al elevador. ”Luego miró hacia adelante otra vez. Sobre su hombro, pude ver el paisaje familiar a la vista.

Finalmente estamos a salvo, pensé, dejando escapar un suspiro de alivio.

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