Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 10

Capítulo 1: Esto Acaba De Suceder: ¡Estamos Bajo Ataque!

Parte 1

Estaba oscuro dentro del edificio.

El lugar no había sido limpiado en meses, o tal vez años. Las ventanas estaban tan sucias que era difícil ver afuera, nada más que una luz tenue que se filtraba. En algún lugar de la penumbra era posible distinguir algunos tambores de metal viejos y pilas de madera. Las cadenas y los ganchos de la grúa que colgaban del techo estaban oxidados, y no se veía ni una luz de emergencia en ninguna parte.

Todo esto, junto con la capa de polvo que lo cubría todo, sugirió cuánto tiempo había pasado desde que se usó este edificio.

Y en medio de todo era una mujer. Una mujer oficial de la Fuerza de Autodefensa de Japón: Koganuma Minori.

Una mujer, sí, pero altamente realizada en las artes  marciales. Sus anteojos pueden haberle dado a la gente una primera impresión gentil, y por lo general actuó reservada y tranquila. Pero cuando el momento lo requería, podía recurrir a las habilidades de lucha que su padre le había enseñado, o simplemente sacar la pistola que siempre llevaba. Era una vista estimulante en ambos sentidos.

El hecho de que ella estuvo involucrada en una operación especial altamente confidencial hablaba del hecho de que ella era más que un simple soldado de infantería que sabía cómo golpear a la gente. Ella era ingeniosa e ingeniosa.

Pero ahora… ahora… “… Hrgh…”

En este momento, no podía usar ninguna de sus copiosas habilidades. La razón era simple: sus muñecas estaban atadas por una de esas cadenas que colgaban del techo. Sus dedos de los pies, sus zapatos habían sido despojados, no rozaban el piso. Psicológicamente hablando, era un lugar más desconcertante que colgar en el aire.

El cabello de Minori, generalmente atado en un moño, ahora colgaba desordenadamente de sus hombros. Sus anteojos todavía estaban en su cara, una de las lentes claramente rota; no se los habían llevado, pero parecía que podrían caerse en cualquier momento. El estado de su ropa también habló de la violencia con la que había sido tratada.

En la parte superior, había sido desnudada hasta la ropa interior, revelando claramente la hendidura de su generoso cofre. Y mientras todavía tenía su falda, sus medias estaban muy rotas. Había un cierto tipo de persona a la que le habría encantado estar en su posición, pero no a ella.

“Ugh…” Ella gimió suavemente y se movió. Ella estaba tratando de salir de sus ataduras de alguna manera. Hay historias sobre personas que han aprendido a dislocarse las articulaciones para escapar de las esposas y las cuerdas. Minori incluso podría haber conocido algunas de esas técnicas. Pero…

“Ah, estás despierta”.

La puerta se abrió y entraron varias siluetas. La pregunta se le planteó en japonés, pero cuando el orador se acercó lo suficiente como para ver a través de la mugre oscuridad, claramente no era de su país. Era blanco, al igual que todas las caras de rasgos afilados a su alrededor.

¿Rusos, tal vez? Los rostros parecían meticulosos, pero imponentes, mejillas anchas acompañadas de ojos extrañamente fríos. Era difícil imaginarlos sonriendo. Las arrugas que cubrían sus frentes y se arrastraban junto a sus ojos sugerían que no eran hombres jóvenes.

Minori-san levantó la vista en estado de shock.

Esa cara tenía que ser una de las más conocidas en todo el mundo. “¡Pu**n…!”

Vladimir Vladimirovich Pu ** n. El cuarto y actual presidente de Rusia. Pero había algo más, algo aún más impactante.

“¡Eso es imposible!”

Todos los hombres de pie frente a ella eran Pu ** n.

Era el presidente más fuerte, probablemente literalmente, siendo un ex agente de la KGB, campeón de judo y experimentado practicante de sambo que supuestamente había sobrevivido a cinco intentos de asesinato por separado. En otras palabras, él fue quien puso el susto en el susto rojo.

Este hombre provocaría la desesperación por sí mismo, pero ahora Minori- san se enfrentaba a una multitud de él.

“Y ahora es hora de que hable, señorita de Japón”, dijo Pu ** n No. 1 (llamémoslo), acercándose. Minori-san le dirigió una sola mirada… luego frunció el ceño con odio y miró hacia otro lado. Ella no iba a decir una palabra, parecía estar diciéndole.

Las esquinas de la boca de Pu ** n No. 1 se elevaron un poco ante esta muestra de desafío. Parecía esperar la reacción. Se giró hacia los Pu ** ns (esa es la forma plural) detrás de él y dijo: “Tráela”.

“Sí, señor”, dijo uno de los Pu ** ns (forma plural nuevamente), luego hizo pasar un gran contenedor en una plataforma autopropulsada hacia Minori- san. Un segundo después, uno de los lados cayó libre, revelando lo que había dentro.

Minori-san contuvo el aliento: dentro del contenedor había una jaula. Tenía docenas de gruesas barras; obviamente estaba destinado a sostener un animal enorme y poderoso.

Y había, de hecho, una gran criatura en su interior.

Colmillos desnudos, babeando, ojos iluminados de locura, ¡un león!

No, no un león. Tampoco un tigre. O un lobo, un cocodrilo o una serpiente. Dentro había un oso polar.

¿Qué estaba haciendo allí? ¿Era solo… porque era Rusia con quien estaba tratando?

Entonces Pu ** n No. 1 dijo algo increíble: “Este oso conoce el sabor de la carne humana. Podrías sobrevivir a un brazo o una pierna, pero si llega a tu torso, bueno, no durarás mucho. Te aconsejo que hables antes de que lo haga.”

Minori-san guardó silencio. Miró al animal blanco en la jaula, sin apartar la mirada.

Después de un largo momento, Pu ** n No. 1 dijo: “Ya veo cómo es”.

Entonces Pu ** n No. 2 (no es que realmente pudieras distinguirlos, pero digamos) abrió la puerta de la jaula.

Salieron dos enormes piernas blancas. El animal debe haber tenido al menos dos metros de largo, tal vez incluso tres. Cubierto de pieles y músculos, se dirigió pacientemente hacia Minori-san, que no estaba en posición de escapar.

Minori-san, todavía en silencio, miró a la criatura. Sus ojos eran prácticamente penetrantes…

“¿Hrm?” De repente, frente a los sorprendidos Pu ** ns (todos ellos), el oso giró a la derecha, se encorvó y se alejó en una bicicleta que parecía salir del aire.

Era un poco lindo, en realidad.

Ahora los Pu ** ns (plural) se miraron entre sí.

“¿Quizás no deberíamos haberlo tomado prestado del Bol ** oi Circus?”

“¿Qué se supone que debemos hacer? No teníamos el presupuesto para capacitar a los nuestros”.

Aparentemente, incluso los Pu ** ns (ninguno de ellos) esperaban que Minori-san pudiera ganar un concurso de miradas con un oso polar. Puede que no se sorprendieran tanto si supieran que una vez se había enfrentado con un dragón. Un animal de circo domesticado realmente no era una amenaza. Aparentemente, lo que pasaba con la carne humana había sido un farol.

“Ella no nos deja otra opción”, dijo Pu ** n No. 1. “Llámalos”.

“Sí, señor”, dijo otro de los Pu ** ns — Pu ** n No. 3. Él asintió y salió de la habitación.

Poco tiempo después, sin embargo, regresó y asintió con la cabeza a Pu** n No. 1.

“He aquí, jovencita”, dijo Pu ** n No. 1, indicando algo con una sacudida de su mentón.

Minori-san, a pesar de su deseo de no mirar en su dirección, no pudo ignorar su tono portentoso. Ella evitó la más mínima mirada…

—Y su aliento atrapado en su garganta.

Había dos siluetas más en la entrada ahora. Ambos hombres, supuso. La luz detrás de ellos oscurecía sus rasgos, pero sus contornos eran lo suficientemente sugerentes.

“¡Hrk…!” Minori-san, que no había sido intimidado ni siquiera por un oso polar vivo, hizo un ruido pequeño y tenso.

“Eres libre de fingir indiferencia, pero dudo que tu pequeño acto dure mucho con estos dos. Estaré observando para ver por mí mismo exactamente cuánto tiempo”.

Los Pu ** ns (todos ellos), todos con la misma media sonrisa, se alejaron de Minori-san. Los recién llegados dieron un paso adelante en su lugar.

No eran Pu**ns.

Uno era un hombre joven con cabello dorado. El otro era un hombre de mediana edad con cabello negro. Ambos llevaban overoles lisos, pero la falta total de cualquier tipo de mancha, marca o decoloración reveló que estos no eran sus atuendos de trabajo cotidianos.

“Ya conocemos tu debilidad”, dijo Pu ** n No. 1 desde la pared. “Solo mira. ¿No son idénticos?”

Minori-san no dijo una palabra. “Hazlo. No retengas nada.”

El joven de cabello dorado y el hombre de mediana edad de cabello oscuro comenzaron a desabrocharse el mono, desde el cuello hasta la entrepierna. Debajo, parecían estar completamente desnudos. Nada más que piel intachable y músculos tonificados aparecieron debajo de esa ropa…

Aun así, Minori-san no dijo nada. Los dos hombres estaban inexpresivos, excepto por un ligero rubor de emoción en sus rostros. ¿Qué podrían estar planeando hacer los dos con la joven semidesnuda atada que cuelga delante de ellos? La mente fue a muchos lugares, ninguno de ellos bueno.

Minori-san trató resueltamente de mirar hacia otro lado, pero Pu ** n No. 3 (probablemente, era difícil de decir) apareció detrás de ella, agarrando su barbilla y obligándola a mirar a los hombres.

“Ohh…” Minori-san tembló. Ella no pudo reprimir una respuesta instintiva a lo que obviamente estaba por suceder.

Y entonces…

Entonces el joven de cabello dorado extendió la mano y agarró…

… el hombre mayor de cabello oscuro, acercándolo lentamente.

“¡No…!” Minori-san gimió. “No hagas eso… ¡Manejarlo tan suavemente como un sueño roto…!”

Su aliento se calentó. Ella quería mirar hacia otro lado, pero Pu ** n No. 3 se aseguró de que no pudiera. Seguramente debería cerrar los ojos, pero detrás de las gafas, sus ojos estaban tan abiertos que era obvio que ni siquiera quería pestañear.

Los dos hombres se presionaron el uno contra el otro, pero luego se detuvieron. Simplemente se quedaron allí, mirándose el uno al otro.

“Esas miradas apasionadas…” Minori-san respiró. “¡Qué podrían estar deseando, con tanta melancolía en sus ojos…!”

“Sugiero que empieces a hablar”, dijo Pu ** n No. 1, “o las cosas van a empeorar”.

“Esto… Esto es desmesurado”, dijo Minori-san, retorciéndose donde colgaba de la cadena. Pero, por supuesto, no encontró simpatía de los Pu** ns (ninguno de ellos).

En cambio, uno de ellos dijo: “Somos conscientes de que has estado comprando Cat & Bunny doujinshi. Los especialmente yaoi.”

De repente produjeron un pequeño libro, específicamente, un doujinshi dirigido a mujeres de dieciocho años en adelante. Minori-san no podía creer lo que estaba viendo.

“Parece que disfrutas especialmente viendo a los personajes principales en los brazos del otro. Por supuesto, hemos investigado adecuadamente cuál es la parte superior y cuál es la parte inferior. Y todos somos demasiado conscientes del hecho de que no puede soportar las reversiones de roles. Así que cuéntanos todo lo que sabes, o las cosas solo se pondrán más difíciles desde aquí”.

“¡Esto es… un crimen contra la humanidad!” Minori-san casi aulló.

¡Qué giro tan asombroso! Los agentes rusos habían descubierto cuán podrido estaba Koganuma Minori, y ahora estaban explotando su debilidad al máximo. Era BL de la vida real, justo delante de sus ojos, pero era lo opuesto a lo que quería ver, con la parte superior e inferior invertidas, mirándose a los ojos. ¿Podría haber un destino peor para un fujoshi?

Nunca había imaginado que tales torturas pudieran existir en este mundo. Espera, ¿fue una tortura? ¿O fue el cielo?

Sin embargo, antes se sabía que la inversión de roles destruía grupos fujoshi…

“Son prácticamente nariz a nariz… ¡Erg! ¡No! No puedes tocarlo allí… ¡Ah, ahhh, nooooeeees!” El solo sonido de su voz podría haber justificado una calificación X.

“Ahora”, dijo Pu ** n No. 3. Su tono era suave, casi dulce, como Mefistófeles negociando con Fausto. “Cuéntanos, Minori Koganuma…”

“Ahhh…” Su lamentable grito hizo eco a través del edificio. Y entonces…

……………

……………

“¿Maestro…?”

La voz de Myusel de repente me trajo de vuelta al mundo real.

“¿Eh…?” Miré hacia arriba para ver a Myusel, Petralka y Elvia sentadas alrededor de la mesa, y todos parecían muy preocupadas.

“¿Estás bien?”, Preguntó Myusel, de cabello rubio, tocándome.

Myusel Fourant, mi doncella personal, si puedes creerlo. Su dulce y hermoso rostro estaba oscurecido por la preocupación. Ella siempre había sido del tipo manso, y al verla parpadear mientras me miraba con sus grandes ojos violetas, prácticamente podía sentir lo generosa y amable que era.

Pero entonces, también lo estaban las otras caras a mí alrededor.

“Te hemos estado llamando, pero no respondiste”, dijo Petralka con el ceño fruncido. Ella también tuvo una mano sobre mí.

Petralka an Eldant III. A primera vista, se veía linda, casi como una muñeca, pero en realidad era la Emperatriz del Sagrado Imperio Eldant, un país en un mundo completamente separado.

Y ella no debería haber estado aquí. Sí, fue ella quien decidió escabullirse, pero si había alguien de quien debiéramos preocuparnos aquí en Japón, sería ella.

“¿Te sientes cansado? ¿O tal vez enfermo? ”. Esta pregunta vino de la tercera chica, sí, también tocándome, Elvia. Específicamente, Elvia Harneiman.

Ella era una artista de bestias del otro mundo. Ella tenía orejas reales y una cola real, en resumen, una niña de sueño otaku.

Y tenía el mismo tipo de mirada ansiosa que las otras dos. Ella siempre fue bastante tranquila, casi se podría decir suave, por lo que parecía la más tranquila de las tres, pero pude ver su cola moviéndose nerviosamente de un lado a otro.

“Oh… Lo siento, yo solo…” Debí haberme dormido, aunque no me había dado cuenta de que sucedía de forma remota.

Digamos que había sido una tarde ocupada. Debo haber estado corriendo con adrenalina y no me di cuenta de lo exhausta que estaba. Por otra parte, Myusel y los demás habían pasado tanto como yo,  y todos estaban despiertos, así que tal vez solo demostró lo débil que era. Que embarazoso. Al parecer, todavía tenía toda la fuerza física de un antiguo encierro.

De todas formas…

“Yo solo… me puse un poco somnoliento…” Miré alrededor de mi bonita y familiar casa.

Así es: estaba en Japón. No el otro mundo.

Pero Myusel, Elvia y Petralka estaban todas aquí. Todo lo que había sucedido desde que habíamos llegado a Japón pasó por mi mente: la reunión con mi familia. El yakiniku que todos habíamos compartido. Volviendo a Akihabara.

Y luego estaba siendo acorralado por un espía chino (?), Secuestrado por el ejército de los EE. UU. Y perdiendo a Minori-san por agentes rusos (?).

Minori-san…

“Oh, lo siento mucho”, dijo Myusel cuando me vio fruncir el ceño en silencio. “No deberíamos haberte despertado cuando estabas descansando…”

“No, no, no”, dije, sacudiendo la cabeza. Ella debe haber pensado que estaba enojado. “No debería haber estado dormido de todos modos. Y además, aprecio que me hayas despertado cuando lo hiciste. Estaba teniendo una pesadilla”.

“¿Como un mal sueño?”, Preguntó Elvia. “¿Qué tipo?”

“Bueno, eh…”

Todavía podía escuchar el gemido erótico de Minori-san en mi imaginación. Inconscientemente apreté mis rodillas juntas.

Las otras me miraron, perplejas.

“De todos modos, como dije, este no es el momento para dormir. Lo siento por eso”. Y tampoco era el momento de tener sueños extraños. “Volvamos a lo que vamos a hacer a continuación”.

***

Mi nombre es Kanou Shinichi

Soy prácticamente tu otaku promedio: me encanta el anime, el manga, las novelas ligeras, lo que sea.

Si hay algo inusual en mí, no soy yo personalmente sino mi entorno. No vivo en Japón.

De hecho, no vivo en la Tierra.

El lugar donde vivo es técnicamente contiguo a Japón, pero es un mundo completamente diferente: tienes que pasar a través de un túnel hiperespacial llamado “el agujero” para llegar allí.

Es una larga historia, pero es suficiente decir que soy el Gerente General de Amutech, la primera compañía de entretenimiento general en el Sagrado Imperio Eldant, una nación en ese otro mundo. Mi trabajo es difundir la cultura otaku en un lugar que es básicamente un mundo de fantasía a toda velocidad, con magia y dragones y todo tipo de cosas.

Al principio estaba perdido, muy perdido, pero con el tiempo terminé rodeado de personas que me ayudan a tener una vida plena. Mi doncella y cuidadora, Myusel; la emperatriz de todo el lugar, Petralka; mi guardaespaldas y WAC Minori-san; una autoproclamada artista errante, Elvia; y tantos otros

Pero un día, escuché que mi papá, un autor de novelas ligeras, estaba en el hospital. No puedo decir que haya tenido mucha nostalgia, y mi vida en Eldant fue muy gratificante, pero no había forma de ignorar una crisis familiar como esa. Entonces le pedí al gobierno japonés que me dejara ir a casa por un tiempo, y ellos aceptaron.

En mi caso, sin embargo, no había forma de que pudiera ser tan simple. Mis intenciones para la difusión de la cultura otaku no siempre se alinearon con las del gobierno, e incluso enviaron un escuadrón de fuerzas especiales para asesinarme una vez.

Un cambio en el gobierno japonés y la protección del liderazgo local me había salvado de ser asesinado de inmediato, pero definitivamente estaba en la lista de personas de Japón que no cumplían la línea.

Se podría decir que no confiaba completamente en ellos.

Entonces, cuando regresé a Japón, no fue solo Minori-san quien vino conmigo. Myusel y Elvia también fueron mis guardaespaldas.

En realidad, regresar no resultó ser un problema, de todos modos. Sí, resultó que Petralka se había guardado… pero aun así, no hubo problemas serios hasta mi casa.

Aprendí que mi padre en realidad estaba en muy buena forma; de hecho, era francamente enérgico, y probablemente no necesitaba preocuparme.

Pero finalmente tuve una reunión con él, mi madre y mi hermana pequeña completamente desencantada.

No podía decirles toda la verdad sobre todo lo que sucedió, secretos de estado y todo, pero pude ponerlos al día sobre lo que estaba sucediendo. Aparentemente había desaparecido sin una nota, y mi hermana incluso pensó que tal vez había sido su culpa.

Así que me ocupé de mi razón nominal para volver a casa en la primera tarde, dejándome tiempo de sobra para llevar a Myusel y los demás a Akihabara. Minori-san y yo no habíamos estado allí en mucho tiempo, y Myusel y compañía nunca habían estado allí en absoluto, así que estaba ansioso por hacerlo.

Peroooooo…

Nunca noté que las sombras se cerraban sobre nosotros mientras cojeábamos alrededor de Akihabara.

Primero los espías chinos (probablemente, creo). Fingieron ser empleados de una cafetería para secuestrarme, pero no funcionó.

El siguiente ataque vino de los rusos (aparentemente). Increíblemente, lograron secuestrar a mi guardaespaldas Minori-san.

Sin embargo, el resto de nosotros fue abordado por personas del ejército estadounidense que pretendieron ser nuestros amigos, y luego intentaron secuestrarnos.

Obviamente, el resto del mundo sabía de nosotros y estaba prestando atención. Sabían que podíamos contarles algo sobre el gran secreto que Japón estaba ocultando claramente.

Usando todos los trucos que teníamos, desde la magia hasta las habilidades físicas sobrehumanas de Elvia hasta el paso de un otaku itasha, de alguna manera volvimos a salvo a mi casa, pero todavía no teníamos a Minori-san. No sabíamos qué hacer.

Su superior, Matoba-san, nos había aconsejado que permitiéramos que el gobierno japonés manejara a Minori-san mientras el resto de nosotros volvíamos a Eldant, pero quizás recuerden lo que dije acerca de confiar en el gobierno.

Y entonces…