Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 10: Las Canciones de Amor no Llegarán

Capitulo 2: No Muerdas

 

 

Esto era extraño. Extraño. No importa cómo lo mires, no se suponía que fuera así.

Sí, Haruhiro se había arriesgado. Él mismo había terminado con el espalda roja. Hacer eso fue una apuesta. No podía negar eso.

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Había tenido alguna anticipación de éxito. Aun así, si no hubiera tenido la idea en mente de que podría terminar con las cosas, habría elegido un enfoque mucho más cauteloso.

Los guorellas formaban tropas de alrededor de veinte miembros. Eran conducidos por machos de cuerpo grande con rojos cuernos peludos llamados espaldas rojas. Cuando perdían a su líder, ¿los jóvenes lucharían para tomar su posición? ¿O una hembra se convertiría temporalmente en líder? En cualquier caso, la tropa caería en desorden, si no se desmoronaba por completo.

Las tropas de guorellas eran cazadores persistentes y obstinados. No solo perseguían y capturaban a su presa. Los seguían sin apresurarse, acercándose lentamente, y esperaban a que sus objetivos se quedaran sin fuerzas. Los espaldas rojas eran particularmente inteligentes, y a pesar de tener claramente mayor fuerza, rara vez la mostraban. Por eso, esa había sido su única oportunidad.

Pensando ahora en eso, Haruhiro pudo haber intentado activamente no pensar en eso. Pensando que tenía que tener éxito sin importar qué, o que no podía permitirse el lujo de fracasar, o que si se equivocaba, todo habría terminado. Cuanto más pensaba en cosas como esa, más tenso se ponía, y eso a veces hacía que sus manos se resbalaran. Para que una persona mediocre como Haruhiro logre algo correctamente, lo mejor era hacerlo con una cabeza sensata.

Con algunos problemas, había logrado derribar el espalda roja. Ahora, los guorellas ya no los molestarían. Bueno, eso no era algo en lo que era lo suficientemente optimista para creer, pero parecía que al menos tendrían algún tipo de respiro. Si el grupo usa ese tiempo para alejarse, al menos podrán recuperar el aliento. Y si no necesitaban correr y esconderse más, podrían establecer una dirección clara y elegir un curso.

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Sin embargo, nada había cambiado.

Habían matado al espalda roja, pero los guorellas seguían persiguiéndolos.

También comenzó a escuchar el: to, to, to, to, to, al golpear sus pechos. Cuando era realmente malo, escuchaba que el tamborileo comenzaba hacia el norte, y después de un rato, más venían del sur. Solo podía suponer que habían múltiples espaldas rojas. Pero el que se suponía que era el único espalda roja de la tropa estaba muerto. ¿Qué demonios estaba pasando aquí?

Lo único bueno, aunque no estaba del todo seguro de que fuera algo bueno, era que los guorellas eran más cautelosos ahora que habían matado al espalda roja. Antes, los machos jóvenes solían atacar ocasionalmente. Eso había desaparecido por completo ahora, y la cantidad de tiempo en que todo lo que podía oír era a sus camaradas respirando y los pasos había aumentado.

¿Los guorellas finalmente abandonaron la persecución? Él pensaba. Pero cada vez que ese pensamiento cruzaba por su mente, escuchaba el sonido como tambores o gritos, o un árbol delgado se doblaba en la distancia, o una rama se partía.

Según Setora, Kiichi, el nyaa gris, frecuentemente detectaba guorellas. Estaban ahí afuera. Cerca.

¿Se estaban acercando desde atrás? ¿Estaban a la derecha, y también a la izquierda? Tal vez estaban incluso más adelante. Casi sintió que el grupo había sido rodeado.

Tenía que haber varios de ellos. Incluyendo el espalda roja, su grupo tenía que haber matado a cinco… no, a seis. Entonces, ¿quedaban un poco más de diez de esas cosas? ¿De verdad? ¿Eso era todo? Se sentía como si hubiera más.

Todos estaban extremadamente callados. ¿Quién fue el último en pronunciar una palabra? Él no lo recordaba.

Los guorellas claramente no habían perdido a Haruhiro y al grupo. Ellos los estaban atormentando. Tenían la intención de debilitarlos, luego atacar cuando ya no pudieran moverse. Por lo tanto, debería haber estado bien hablar. En lugar de permanecer en silencio, una pequeña charla habría ayudado a despejar sus mentes.

Pero, ¿de qué hablar? Si abría la boca, sentía que podría decir: Estoy agotado, sin querer. ¿Qué más iba a decir?

Estoy agotado. Me duelen las piernas. Mi cuerpo se siente pesado. He tenido suficiente.

Denme un respiro. Hace calor. Tengo hambre. Estoy en mi límite.

Quejarse no lo llevaría a ninguna parte. Todos lo tenían difícil. Todos estaban exhaustos. Shihoru en particular, parecía que podría colapsar en cualquier momento. Pero ella no se detuvo. Con los hombros levantándose con cada respiración, estaba obligando a sus pies a seguir avanzando. En su desesperación por no quedarse atrás, por no arrastrar a sus camaradas hacia abajo con ella, Shihoru los estaba siguiendo.

Yume y Mary siempre estaban a su lado. Incluso cuando se trataba de Kuzaku, que caminaba delante de las tres, llevaba una armadura y ese escudo estúpidamente pesado en la espalda. El resto de ellos debía estar sufriendo más de lo que Haruhiro podría imaginar.

Solo Setora, que estaba a su lado o un poco por delante de Haruhiro, podría estar sintiendo lo contrario. Después de todo, la mayor parte del tiempo Setora cabalgaba sobre los hombros de Enba.

Si Enba, el gólem, recibía inyecciones periódicas de un líquido misterioso y tomaba pastillas especiales, podía operar casi por siempre. Cada vez que se movía, Enba era el vehículo de Setora. Incluso si temblaba un poco, no iba a causar mareo por el movimiento, y tenía que ser más fácil que caminar sobre sus propios pies. De hecho, excluyendo a Enba, cuyo rostro estaba cubierto, solo Setora tenía una expresión fría en su rostro.

A veces molestaba a Haruhiro.

Sin embargo, estaba bien. No era como si estuviera pensando, eso no es justo, o, sufre con nosotros, o algo por el estilo. Si podía conservar su resistencia para cuando fuera necesario, era mejor que lo hiciera. Haruhiro tenía en mente que en el peor de los casos, si no les quedaba nada, al menos quería que Setora y Enba pudieran escapar.

Después de todo, Setora no era su camarada.

Incluso si una secuencia de eventos los había unido, no tenían una conexión real, y ella había sido arrastrada a un problema real. Haruhiro no era optimista, por lo tanto, aunque quería creer que podrían superar esto, no podía decir que las perspectivas eran brillantes.

Estaba seguro de que sus camaradas estaban preparados para lo peor. Habían pasado por una serie de crisis juntos. Una vez que hubieran hecho todos los esfuerzos posibles, solo podrían confiar en los cielos para resolver el resto. Si hicieran todo lo que pudieran, entonces sin importar cómo se sacudieran las cosas, él podría aceptar el resultado. Haruhiro no culparía a sus camaradas, y dudaba que sus camaradas lo condenaran. Sin embargo, Setora no tenía que compartir su destino.

¿Dónde estaba este lugar…?

No era Thousand Valley. Era la porción suroeste de las Montañas Kuaron. Él lo sabía bien, ¿pero dónde estaban precisamente? ¿Hacia dónde se dirigían?

Hacia el este. Más o menos. ¿A qué iban a llegar si continuaban de en esa dirección? ¿El mar? No, el mar todavía estaba muy lejos. ¿Qué tan lejos era un largo camino? ¿Cien kilómetros? Si llegaban tan lejos, seguramente los guorellas no los seguirían. No tenía ninguna base para decir eso, pero esperaba que fuera cierto.

Si ese idiota estuviera aquí, no hay forma de que no se queje. Me insultaría, armaría un gran alboroto y tendría una actitud horrible. Incluso solo de pensarlo, Haruhiro estaba enojado.

Era una buena cosa que ese tipo no estuviera aquí. Estaban mejor sin él. Ya no era su camarada. Él siempre había sido una semilla de preocupación. Haruhiro ni siquiera quería ver su cara. Hubo momentos en que ni siquiera había querido respirar el mismo aire que él.

Había hecho bien en aguantar a ese tipo. Lo había hecho más paciente. Eso era algo así como un efecto secundario, pero ese tipo era tan detestable que se sentía como cualquier otra persona sería preferible. ¿Había ayudado a Haruhiro a crecer como persona, teniendo que lidiar con ese tipo siendo una basura total?

Ahora que él no estaba, realmente estaba tranquilo. O “muerto” podría ser otra forma de expresarlo. Bueno, estaban bien sin él. Esto era preferible a tener a ese tipo por aquí, que era demasiado ruidoso por su propio bien.

Oye, hombre, ese tipo hubiera dicho. Si sigues tirando tonterías así, te arrepentirás, ¿sabes? Quiero decir, ya te estás arrepintiendo, ¿verdad, Parupiro? ¿Cierto? ¿Hmm?

“Oh, mierda…” murmuró Haruhiro. Había comenzado a tener alucinaciones auditivas.

No, él realmente no lo había escuchado. Era solo una cosa que ese tipo hubiera dicho totalmente. De repente había aparecido en su mente, y había jugado con el escenario dentro de su cabeza. A pesar de que él quería olvidar a ese tipo.

“Shihoru.” Escuchó la voz de Mary.

Cuando se dio la vuelta, Shihoru estaba agachada, abrazando su báculo y apoyada en un árbol. Sus hombros se estaban agitando.

Yume, que estaba inclinada, frotando la espalda se Shihoru, lo miró. “Haru-kun,” fue todo lo que dijo.

La cabeza de Shihoru estaba baja. El rostro de Yume estaba un poco sucio, y parecía agotada. Cuando Mary negó con la cabeza, el sudor voló por todas partes.

Kuzaku dejó escapar un suspiro exagerado y se sentó. Estaba expresando que había llegado a su límite de una manera exagerada con el fin de disminuir la carga psicológica de Shihoru. Era tan parecido a Kuzaku mostrar su consideración de esa manera.

“Descansemos,” dijo Haruhiro, tomando aliento. Mirando hacia arriba, pudo ver el cielo escarlata asomándose entre las ramas de los árboles. ¿Ya era tarde? Él quería sentarse, no, dormir. Esto no era bueno.

En la distancia, el tamborileo de los guorellas comenzó una vez más. To, to, to, to, to…

¿En serio?

¿Los estaban vigilando? Dado el momento, él tuvo que sospechar eso.

Shihoru levantó la cabeza. Ella estaba tratando de levantarse. Sí, por supuesto que sí. No tenían más remedio que hacerlo. Seguir adelante.

Haruhiro comenzó a moverse.

Setora se adelantó a él. “Descansen.”

“No, pero…” Haruhiro intentó discutir, pero no continuó. Su cuerpo lo rechazaba. ¿Estaba tan agotado?

“Kiichi y yo buscaremos al enemigo.” Setora miró a Haruhiro, moviendo su labio hacia arriba por un momento. “Ustedes se quedan aquí. Dudo que puedan relajarse, pero traten de moverse un poco menos.”

“Lo siento. Contamos contigo.” Fue todo lo que Haruhiro pudo decir. Una vez que se sentó en el suelo, su respiración de repente se volvió irregular y laboriosa. Su visión borrosa. Uh, oh. Parecía que había estado a punto de colapsar.

Setora bajó de los hombros de Enba. ¿Iba a caminar con Enba siguiéndola? ¿Dónde estaba Kiichi? Él no estaba a la vista.

Yume abrazó a Shihoru y le dio unas palmaditas en la cabeza. “Ya, ya…”

Mary miró hacia arriba, en un estado casi aturdida.

Setora y Enba desaparecieron en los árboles en poco tiempo.

El pulso acelerado de Haruhiro simplemente no volvería a la normalidad. Era como si su corazón ya no le perteneciera.

Lo siguiente que supo, los guorellas habían dejado de tamborilear.

“…¿Han escapado?” Murmuró Kuzaku para sí mismo.

Un momento después, Haruhiro pensó que se refería a Setora y Enba. Entonces se dio cuenta de que había sido descuidado. Ella pudo haberlos usado como señuelo para hacer una escapada limpia.

Haruhiro no había pensado en eso, pero no podía descartar por completo la posibilidad. Pero, bueno… No, probablemente no. Si hubiera tenido la intención de hacer eso, habría actuado antes. Además, simplemente no sería como ella. Setora era fría, o más como desalmada y desconsiderada, pero también era extrañamente fiel a su palabra. Pensó que probablemente, si iba a abandonarlos, los abandonaría, y si iba a usarlos, los usaría, pero se aseguraría de contarlos antes que ella. Ella podría ser despiadada, pero no era solapada. Así parecía ser el tipo de persona que era Setora.

“Descansen,” le dijo Haruhiro, y Kuzaku respondió: “Vale,” y se acostó de lado. Un momento después, ya estaba roncando.

“Sin embargo, nadie te dijo que te fueras a dormir…” murmuró Haruhiro.

Shihoru soltó una risita, y los hombros de Yume se arquearon mientras soltaba una extraña risa que sonaba como “Funyunyu.”

Sus ojos se encontraron con los de Mary mientras sofocaba un bostezo. Ella bajó la cabeza avergonzada.

“…Lo siento.”

“No…”

tienes que disculparte, estaba a punto de terminar. Pero luego su pulso, que había comenzado a calmarse, de repente se aceleró una vez más.

To, to, to, to, to…

Tamborileo. Desde una dirección diferente a la anterior.

Maldita sea, quería maldecir, pero lo aguanto. Perder los estribos no ayudaría. Si se emocionaba, le estaría dando a los guorellas lo que querían.

…Pero, ¿qué importaba eso? Estaban sin opciones. ¿Por qué los guorellas no los enjambraban? ¿Estaban jugando? El grupo no tendría ninguna posibilidad contra ellos.

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¿O tal vez eso no era verdad?

Podría ser que, de hecho, el número de guorellas era más bajo de lo que parecía ser. Podrían simplemente hacer que pareciera que había más de ellos.

No, pero definitivamente era cierto que había múltiples guorellas haciendo sonidos de tamborileo. En otras palabras, múltiples espaldas rojas.

Por otra parte, eso era algo que Setora le había dicho. Setora podría estar equivocada. Tal vez la ecología de los guorellas no era tan bien entendida, y su conocimiento solo se basaba en conjeturas. Incluso si fuera generalmente el caso de que solo los espaldas rojas hacían esos sonidos, podría haber excepciones.


Entonces, si los guorellas atacaban de frente, o bien anticipaban que no podrían ganar contra el grupo, o bien porque temían sufrir grandes pérdidas.

Pérdidas, eh.

Si estaban cazando para adquirir comida, idealmente no querrían sufrir pérdidas. Haruhiro sentía lo mismo. Estaba bien con tomar heridas que podían sanar con magia de luz, pero no quería ni una sola muerte. Naturalmente, los guorellas cazaban con eso como un requisito previo.

Haruhiro y su grupo ya habían matado a un guorella. Las criaturas deberían haberse dado por vencidas. Pero supongamos que en este momento, debían lanzar un ataque total. Haruhiro y los demás tal vez no puedan huir, pero tampoco morirán en silencio. Lucharían con todo lo que tenían. Él podría garantizar que se llevarían algunos guorellas con ellos.

Los guorellas tenían que saber que Haruhiro y su grupo no eran oponentes fáciles. No eran soldados voluntarios de primera clase, ni siquiera de segunda clase, pero el grupo seguía siendo tenaz.

Si los guorellas pudieran hablar, Haruhiro querría decirles esto: “No nos matarán fácilmente. Si no quieren morir, encuentren alguna otra presa. Si quieren hacer esto, adelante. Pero estoy seguro de que tampoco quieren morir. Vamos a detener esto.”

Hubo un crujido de hojas.

Haruhiro se puso de pie y sacó su estilete.

“¡Ah!” Estaba tan asustado que pensó que su corazón podría detenerse.

Eran Setora y Enba. ¿Habían regresado?

“¿Qué, Haru?” Preguntó Setora. “Esa es una mirada horrible que tienes.”

Incapaz de responder tan repentinamente, Haruhiro ajustó su agarre en su estilete. Trató de tragar saliva, pero descubrió que el interior de su boca estaba seco.

“¡Kuzaku!” Gritó Mary.

“…Sí. Estoy despierto…” Kuzaku se sentó lentamente, sacudiendo la cabeza.

“Oye, Setora.” El tono de voz de Yume era tan esponjoso que parecía fuera de lugar, pero a Haruhiro le pareció tranquilizador. “¿A dónde van los nyaas?”

Setora ignoró la pregunta de Yume y se acercó a Haruhiro. Ella se acercó más y más, tocando su brazo derecho, su hombro derecho, sus caderas y costados…

Eso hace cosquillas, ¿sabes?

“…¿Qu-Qu-Qué?” Preguntó Haruhiro nerviosamente.

“Solo probando. No dejes que te moleste.”

“Voy a dejar que me moleste…”

“¿Qu-Qué estás probando exactamente?” Mary preguntó por alguna razón.

“Keh…” ¿Shihoru estaba riendo, tosiendo o algo más?

“Haru.” Setora echó un vistazo a Mary por alguna razón, luego llevó sus labios justo al lado de la oreja de Haruhiro. Cuando ella hizo eso, por necesidad, su cuerpo presionó contra el suyo, también. Haruhiro casi retrocede. Si no fuera por el requisito de tener que fingir que era su amante, podría haber retrocedido. “Tengo un plan. ¿Escucharás?”

“Quiero saber de qué se trata, pero ¿puedes alejarte un poco primero…?”

“Estoy haciendo esto porque no quiero retroceder,” dijo Setora. “¿Eso es un problema, de alguna manera?”

“No… es un problema, no.”

“Bien.” Setora acarició las orejas y el cuello de Haruhiro como si fuera un gato.

Umm… pensó incómodo. Todos están mirando, ¿sabes? ¿Qué es esto? Realmente… simplemente no sé qué hacer.

Sin embargo, no había nada que él pudiera hacer. Solo tenía que soportarlo.

“La verdad es que estaba preocupada,” dijo Setora. “De que tal vez realmente me odies.”

“No… te odio.”

“¿Pero tampoco te gusto?”

“No, eso no es verdad.”

“Eres honesto.”

“Yo… no lo sé.”

“Los nyaas entran en celo dos veces al año, pero no parece haber una temporada de apareamiento para los humanos,” dijo.

Hai to Gensou Volumen 10 Capítulo 2 Novela Ligera

 

“Entonces, ¿cuándo entramos en celo? Siempre me he preguntado eso.”

“¿A-Ah, sí…?”

“Ya veo. Entonces, cuando un hombre agradable está a mi lado, así es como me siento, ¿verdad?” Setora presionó su nariz y labios en el cuello de Haruhiro, respirando como si lo estuviera olfateando, luego dejó escapar un suspiro caliente.

Sus camaradas no estaban tan sorprendidos como aturdidos. Incluso Haruhiro no sabía qué hacer. Si él no detenía a Setora, ¿qué iba a hacer? ¿Qué iba a pasar?

No importaba lo que fuera, ¿esto no era un tipo de locura? ¿Debería alejarla?

Mientras todavía estaba nervioso, de repente, el dolor le sacudió por el lado derecho del cuello.

“¡Ay!” Gritó. “¡¿Eh?! ¡¿Me mordiste?! ¡Justo ahora, lo hiciste, ¿verdad?! ¡¿Por qué?!”

“Perdóname.” Setora suavemente retrocedió. Su rostro estaba rojo intenso. “No puedo decirte por qué, pero quería morderte. Veo que cuando las personas entran en celo, nunca se sabe lo que harán.”

“¿A-Así es como funciona…?”

“Puede haber diferencias a nivel individual. Esta también es mi primera vez, ¿te das cuenta? Tenía un interés en el amor romántico y sexual, y es cierto que me has impresionado, pero nunca esperé caer enamorada de ti.”

“Enamorada…” Mary se dijo a sí misma, y ​​Shihoru dejó escapar otra tos extraña.

“Haruhiro es popular entre las chicas, eh,” comentó Kuzaku.

Él estaba diciendo cosas que no tenían sentido. ¿Por qué Yume asintió con la cabeza?

“¿Popular?” Setora miró a Kuzaku. “¿Qué quieres decir? ¿Estás diciendo que Haruhiro tiene a otra mujer además de mi?”

“No, es solo que otra persona dijo que le gustaba Haruhiro. Ella estaba en otro grupo, sin embargo…”

“¡¿Qué dijiste?!”

“Mimorin, ¿sí?” Yume se cruzó de brazos y hinchó una de sus mejillas. “No la he visto en mucho tiempo, ¿eh? Me pregunto qué ha estado haciendo. Espero que esté bien.”

Setora chasqueó la lengua y apretó los dientes. “¿Había alguien antes que yo? Bueno, él es el tipo de hombre del que me enamoraría, así que no puedo decir que estoy sorprendida, pero sigue siendo molesto.”

Incapaz de guardar silencio, Haruhiro corrigió su malentendido. “No, no voy a salir con Mimorin, ¿de acuerdo?”

“¡Oh, ya veo!” Gritó Setora con una alegre sonrisa. “¡Eso es bueno! Prefiero que sea la primera vez para los dos. No quiero que nadie más te toque, y no quiero que nadie, salvo tú, me toque después de todo. Si alguna vez te encontrara besando a otra mujer, incluso desgarrarla en pequeños pedazos no sería suficiente.”

¿En pequeños pedazos? Estás diciendo algunas cosas extremas aquí, y eso me asusta, ¿sabes? Y espera, la conversación se ha ido demasiado fuera del tema, ha sido completamente descarrilada…

“U-Um, ¿sobre ese plan?” Dijo Haruhiro nerviosamente.

“Ahh—” Setora estaba a punto de decir algo cuando…

To, to, to, to, to, to, to, to, to, para, to, to, to…

“¡No de nuevo!” Kuzaku pateó el suelo.

Shihoru estaba mirando a Haruhiro con los ojos vueltos hacia arriba. Incluso si estaba completamente agotada, la expresión de sus ojos era de fuerza. “…No parece que tengamos espacio para decidir”

Haruhiro asintió. Ella tenía razón. Haruhiro y el grupo ya habían sido perseguidos. No importa cuál era el plan, tendrían que hacerlo.

El sol pronto se pondría. Era sombrío, o más bien ya estaba oscuro. Los insectos estaban cantando. Incluso si de vez en cuando escuchaban los guorellas, los otros sonidos no se detenían. Sonidos que parecían papel rasgado, metal arañado sobre vidrio y llantos.

Le dolían los oídos y sentía la cabeza lista para partirse. Más que eso, todo su cuerpo se sentía pesado.

No, se dijo a sí mismo. No pienses en cosas difíciles o desagradables. Solo lo hará más duro. Está más fresco ahora de lo que era durante el día. Está bien. No todo es malo.

Con Setora guiando el camino desde lo alto sobre los hombros de Enba, Haruhiro y el grupo avanzaron cada vez más hacia el este a través de la porción suroeste de las Montañas Kuaron. Aunque estas eran las montañas, estaban cerca de la base, por lo que era una pendiente suave, en general.

Puedo seguir, se dijo a sí mismo. Mi cuerpo se moverá. Está bien.

Más que él, eran sus camaradas, especialmente Shihoru, a quienes quería animar. Pero si volvía e intentaba hablar, sentía que sus cuerdas podrían romperse. ¿Qué cuerdas? No estaba seguro, pero esas cuerdas eran delgadas como el cabello, si se estiraban, se aflojaban o rompían, él estaría en un problema real.

¿Otra vez? ¿Cuándo iban a llegar a su destino? ¿Todavía tenían que seguir caminando?

¿Qué pasaría si los guorellas atacaban en este momento?

Esa era la única cosa que trató de evitar pensar. Si solo unos pocos atacaran, tal vez podrían hacer algo, pero si eran más de diez y todos atacaran a la vez, el grupo no duraría mucho. Preocuparse por cosas de las que no podía hacer nada era inútil.





Además, aún no habían atacado. Tal vez no atacarían mientras el grupo se mantuviera en movimiento. Podrían estar esperando el momento en que su presa estuviera exhausta e incapaz de resistirse.

Era una contienda de resistencia. El perseguidor o el perseguido. La persecución no terminaría hasta que uno de ellos cediera.

Más adelante, Enba se detuvo. Setora, sobre sus hombros, levantó su mano derecha.

No estaba claro cuándo había llegado ahí, pero había una nyaa gris a los pies de Enba. Kiichi.

“¡Hoooooooooooooooooooooooooooooooooohhhhh!”

¿Qué?

¿Era esa la voz de un guorella?

Haruhiro no había escuchado esa llamada antes.

“¡Heh!”

“¡Huh!”

“¡Hoh!”

“¡Heh! ¡Heh!”

“¡Huh! ¡Huh!”

“¡Hoh! ¡Hoh!”

“¡Heeeeh! ¡Hoh!”

“¡Hoooooooh! ¡Huh!”

“¡Heh! Huh! ¡Hoh! ¡Hoh! ¡Hoh!”

“¡Hoh! ¡Hoh! ¡Huh! ¡Huh! ¡Hoh! ¡Huh! ¡Ho-hoh!”

Los gritos de lo que probablemente eran guorellas vinieron de todas partes.

Haruhiro se dio la vuelta. Kuzaku. Yume. Shihoru. Mary. Todos estaban listos para correr. Haruhiro estaba asustado también.

Por fin, es la hora, eh.

“¡Hoh, hoh, hoh, hoh, hoh!”

“¡Heh, heh, heh, hoh, heh, hoh, heh!”

“¡Hah, Hah, hah, hah, hah, hah, heh, hoh!”

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“¡Huh, huh, huh, huh, huh, huh, huh, huh, huh!”

El cielo aún brillaba un poco, pero el sol había descendido bajo el horizonte occidental, y el atardecer estaba llegando. Aunque no podía distinguir sus figuras, las voces le decían que los guorellas venían de todas direcciones.

No, eso no era así. No era en todas las direcciones.

Setora bajó de los hombros de Enba. Agachándose, le tendió una mano a Kiichi. Kiichi dejó escapar un breve: “Nya” y corrió hacia Setora. Setora recogió a Kiichi y lo abrazó con fuerza. Luego miró a Haruhiro y a los demás.

“¿Están todos listos?”

Kuzaku respiró hondo, luego respondió: “…¡Vale!”

“¡Nyan!” Yume hizo un gesto de saludo.

Shihoru silenciosamente asintió con la cabeza.

Mary dio un corto: “Sí,” miró a Haruhiro, y sonriñó un poco.

“¡Houh!”

“¡Huh!”

“¡Hauh!”


“¡Huh! ¡Hoh-hoh!”

“¡Heh, huh, huh, hoh, huh, huh, huh, huh!”

“¡Hauh, hah, hah, hah, hah, hah, hah, hah, hah!”

Cerca.

Se habían acercado bastante ahora.

Haruhiro y los demás se movieron hacia el lugar donde estaban Setora y Enba. Mirando por encima del borde, un escalofrío recorrió su espalda.

Seguro que es alto…

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Pensando que era mejor no decir eso, Haruhiro mantuvo las palabras dentro de su cabeza.

Esto era un callejón sin salida. Si daban otro paso, no habría nada ahí. Más allá había un acantilado tan empinado que no podrían bajarlo. No tenía solo diez metros de altura. Era de más de veinte. Decenas de metros. Menos de cincuenta, sin embargo. Probablemente.

Afortunadamente, no había tierra en el fondo, sino un río. Si no fuera por eso, este plan no funcionaría. Obviamente.

Imagina si hubiera tierra firme abajo. Si caían, se les garantizaría una muerte instantánea. A falta de mejores opciones, no habían decidido suicidarse en masa en lugar de ser comidos por los guorellas. Incluso si esta era una medida desesperada, tenía alguna esperanza. El grupo tenía la intención de sobrevivir.

“¡Hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh!”

“¡Heuh! ¡Hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh, hoh!”

“Recuerden, los pies primero,” dijo Haruhiro a los demás. “Caer con los pies primero. Solo concéntrese en—”

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Antes de que terminara, él saltó. De repente sintió la determinación de hacerlo, y lo hizo de improviso.

¿Se había equivocado? ¿Lo estropeó? ¿Hizo un desastre de cosas?

Pero, en lugar de empujarse unos a otros, yendo primero, no, el primero, si alguien da el primer paso, tal vez eso lo haría sorprendentemente fácil para el resto.

“¡¿Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?!”

Hai to Gensou Volumen 10 Capítulo 2 Novela Ligera

 

No puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser, pensó frenéticamente. Alto, alto, alto, alto, alto. Esto es mucho más alto de lo que pensaba. Oh, mierda, estoy asustado. Mis entrañas. Van a escapar. Por mi boca. Mi cerebro se está saliendo, “¡Guwahhhhhhhhhh!”

¿Esto es lo que creo que es?

¿Un viaje solo de ida a la muerte?

También es algo largo. No estoy cayendo a cientos de metros, así que pensé que terminaría rápido, y estaría bien, ¿sabes?





Me estoy preguntando, ¿por qué no es así? ¿Qué hay de los demás? ¿Me siguieron? ¿Pudieron saltar? ¿Qué pasó?

Oh, mierda. Seguí pensando que era largo, pero ahora está el río. No está lejos ni está muy lejos. Río, río, río. Cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca, cerca.

“¡Los pies primero!” Gritó.

¿Por qué grito algo que ya dije? Haruhiro estaba exasperado consigo mismo.

Luego hubo un chapoteo increíblemente fuerte, y el impacto, por supuesto, fue increíble también.

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