Goblin Slayer – Side Story: Year One

Volumen 2

Capítulo 5: El Escenario De Ella, El De Él

Parte 1

“Tengo curiosidad ¿…de qué estabas hablando con esa chica?”

Un halcón gritó y dio un círculo sobre la cabeza. La Archi Maga, liderando el camino a través del campo sin senderos, miró hacia atrás.

El Goblin Slayer, cargado con una carga tan pesada que le obligaba a bajar los hombros, gruñó bajo su casco. “Nada especial”, dijo. Luego añadió: “Simplemente la ayudé con el trabajo”.

La Archi Maga sonrió, tomó un delicado sorbo de la sidra y tragó ruidosamente. Sus ojos eran tiernos mientras decía: “No es eso lo que quería decir. Me refería a esa bruja”.

“Le pedí que hiciera un trabajo para mí”.

“Ah, eso lo deja todo claro. Y cuando tienes delante de ti a una trabajadora mágica perfectamente buena. Aunque supongo que yo soy tu proveedora”.

Lamentablemente, eso me deja incapaz de aceptar sus peticiones. 

La Archi Maga se rió (¿era algo gracioso?) y siguió caminando a un ritmo animado. El Goblin Slayer, llevando el equipaje, caminó a través de la maleza detrás de ella.

La Archi Maga no le dijo adónde iban. Y el Goblin Slayer no preguntó. Había goblins en su destino, y su trabajo era deshacerse de ellos. No importaba hacia dónde se dirigían. No necesitaba saber nada excepto lo que se requería para la batalla.

“Dime, ¿nunca te calientas con ese disfraz?” La Archi Maga aflojó el cuello de su propia camisa, deliberadamente, y se abanicó en su escote. Por supuesto, hasta donde el goblin slayer podía ver, no tenía ni una gota de sudor. El ligero rubor en sus mejillas debe haber sido por el alcohol. E incluso eso era normal para ella.

“No”, respondió brevemente el goblin slayer, y luego miró al cielo.

La luz del sol era fuerte, tan brillante que amenazaba con cegarle. El verano debe estar cerca. Sólo se pondría más caliente.

“Creo que ya es hora de que encontremos un lugar donde acampar para pasar la noche”, dijo el goblin slayer. La Archi Maga asintió.

“No se puede contar con el viento en verano, ¿verdad?”

Era casi el final del segundo día desde que dejaron la ciudad.

***

“Al final, mi búsqueda de ti es la matanza de goblins”, dijo la Archi Maga con una sonrisa. Era de noche, y ella estaba sentada junto a la hoguera que había hecho el Goblin Slayer. Para evitar cualquier riesgo de iniciar un incendio forestal, había cortado el pasto cercano, y luego recogió ramas secas y pasto y los usó como combustible.

“¿Es así?” El Goblin Slayer respondió mientras ponía un pincho de salchichas cubiertas de queso en el fuego.

Cuando el queso comenzó a derretirse, La Archi Maga lo retiró, murmurando “¡caliente, caliente, caliente!” mientras lo mordía. “¡Mmmm…!” Por la forma en que los bordes de su boca aparecieron en el placer, parecía gustarle.

El Goblin Slayer, que había comprado la comida casi al azar, dejó escapar un pequeño soplo de alivio.

“Esto viene de esa granja, ¿no? ¿Lo hiciste a propósito?”

“La granja”. El Goblin Slayer miró una vez más la brocheta que tenía en la mano. Estaba bien cocinado ahora, ¿hacían este tipo de cosas en la granja? Lo mordió, y el queso era dulce, la salchicha estaba bien salada. Un mordisco, y luego dos, desaparecieron en su casco de acero. “No me había dado cuenta”.

“¿…Eres de ese tipo? ¿El tipo que sólo quiere llenar su estómago y obtener algo de nutrición y no le importa nada más?” La Archi Maga hizo una cara que decía, no puedo creerlo, pero sacudió su cabeza lentamente de lado a lado.

“No soy quisquilloso, pero mi maestro me enseñó que, si quieres seguir vivo, come cosas que sean cálidas y grasosas.”

“Ho”, dijo La Archi  Maga, sonando impresionada esta vez. “Un personaje de amplia experiencia, parece. Sí, estoy de acuerdo. Si tienes cosas calientes y grasosas, puedes vivir.”

“Era un rhea”.

“Tiene sentido”. La Archi Maga asintió y puso sus labios en la apertura de la botella de sidra como si fuera la boca de un amante.

Luego lamió las gotas y le hizo un gesto con la mano que sostenía la botella. “Ahí es donde tenemos la voluntad de vivir. Se come lo que se quiere comer”.

“¿…lo que quiero comer?”

“Maldita sea, sí. No hay necesidad de negarse a sí mismo”. La Archi Maga tomó un trago de alcohol y un gran bocado de salchicha como para ilustrar su punto. “En ese sentido, me pregunto sobre los goblins.”

“…”

El Goblin Slayer no dijo nada, pero cogió un palo de buen tamaño y agitó el fuego. Cuando miró más de cerca, vio que el palo estaba bifurcado al final. Si uno atara una roca allí con una cuerda, podría ser un excelente palo.

“¿Los goblins son felices, infelices…? Debe ser fácil, siendo completamente ignorantes, sin pensar en nada.”

“…”

“Pero, de nuevo, mira lo delgados que son, cómo se consumen por el hambre. Sus apetitos nunca se satisfacen. Nunca están llenos.”

“No me importa”, dijo el Goblin Slayer. Casi escupió las palabras. “La cuestión es qué decisiones tomarán, cómo actuarán. No cómo piensan sobre lo que les rodea”.

“Sí, en efecto. Tienes toda la razón.” La Archi Maga inclinó la botella de alcohol hacia ella, reacia a desperdiciar una sola gota.

El fuego crepitó. El Goblin Slayer lo agitó de nuevo.

“Por eso… Por eso no creo que esté mal que decidas no escribir un libro sobre goblins”.

Esa fue probablemente la razón por la que se las arregló para no perderse el último de sus susurros. Y probablemente fue la culpa de por qué no pudo ver su expresión, tampoco.

“La búsqueda del conocimiento no es una búsqueda feliz. Requiere tanto esfuerzo. Primero para obtenerlo, y luego para vivir con él.

“Y la mayoría de la gente ni siquiera lo quiere en primer lugar”, añadió. “La gente no quiere historias secas de héroes, sino baladas románticas.”

El Goblin Slayer asintió con la cabeza. Tenía una idea de lo que ella quería decir. Recordó que, en su propia aldea, escuchó varias historias de héroes. Cada una de ellas había sido probablemente destrozada por el bardo que la cantaba. Pero él las había creído y soñaba que se convertiría en un aventurero, o al menos, que quería serlo.

Pero nunca pudo serlo. Simplemente no era posible.

“Incluso el Manual de Monstruos es así. Mira lo duro que estamos trabajando, ¿eh? Y difícilmente somos los únicos”.

Aprender, investigar, escribir, editar. Las palabras de la Archi Maga parecían bailar en el aire de la noche.

Recopilar, encuadernar, transportar, entregar, recibir y almacenar…

 El conocimiento de cómo hacer todas esas cosas era en sí mismo la gran condición previa para la producción del libro.

“Y ese conocimiento”, habló La Archi Maga con la crueldad de alguien que abre el vientre de un ser vivo por absoluta necesidad… “no tenemos obligación de compartir gratuitamente con un niño que huye de su pueblo, que ni siquiera sabe leer, y que hace que lo maten cazando goblins”.

Incluso si se lo dijeran, no tendrían ni la inclinación ni la capacidad de entender lo que estaban escuchando.

Eso es aprender para ti.

 “¿Así que no escribirás un libro de goblins? Desde la perspectiva del costo versus el beneficio, tienes toda la razón.”

El Goblin Slayer pensó por un momento. Había un templo del Dios del Conocimiento en su pueblo. Uno pequeño, pero aún así… Mirando hacia atrás ahora, deseaba haber ido a él más a menudo. Tal como estaba, no tenía otra educación que las letras básicas que su hermana le había enseñado.

“…creía que los seguidores del Dios del Conocimiento se apasionaban por difundir el aprendizaje y el estudio.”

“Sí, sobre ganar y compartirlo. Su mundo ideal sería generoso y amable y pacífico y suena maravilloso.”

El Goblin Slayer lo pensó de nuevo. Un mundo en el que todos y cada uno tenía acceso al conocimiento. No podía imaginarlo. Leer y escribir era una cosa, pero el conocimiento no era algo que se le diera a uno simplemente.

Ni simplemente dado, ni simplemente ganado, pensó.

“Pero nuestro mundo no es ideal, ni mucho menos. Es la mesa de los dioses, desbordante de destino y azar.”

No tengo simpatía por la gente que va ignorantemente a la muerte. No cuando ni siquiera conozco sus caras.

 Así, La Archi Maga murmuró, tal vez ella ni siquiera tenía la intención de que él escuchara y luego una vez más puso sus labios amorosamente en su botella de sidra.

“La luz del conocimiento es delgada, y la oscuridad de la ignorancia aún es intermitente.”

“…”

“Su propio conocimiento podría ser una chispa contra esa oscuridad”.

Las palabras hicieron que el Goblin Slayer moviera su casco ligeramente, para mirar en su dirección. Entre la oscuridad de la noche y el resplandor del fuego, pensó que podía ver sus ojos rebosantes.

Tal vez fue una ilusión. “Entonces”, preguntó, “¿qué pasa con los tuyos?”

No respondió… excepto por el indicio de una sonrisa ambigua que captó justo más allá de las llamas.

“Y así llegamos a una esquina”, dijo mientras llegaban al borde del campo. La maleza se adelgazó bajo sus pies, la tierra desnuda se hizo visible.

Había un desierto más adelante. Un páramo. La tierra aquí era de un color rojo sucio, como si estuviera abrasada por una llama; algunos decían que era la secuela de una gran batalla de la Era de los Dioses.

Eso no le interesaba al Goblin Slayer. Sólo decía: “Ya veo”.

“Alrededor de una de cada cuatro direcciones dará una, en términos generales. Por supuesto, no tiene por qué ser cuatro”.

Y una vez más, repitió: “Ya veo”. Sin embargo, añadió: “¿Es ese nuestro destino?”

“En cierto modo, sí.

“Por ejemplo”, dijo, dando un apretón de manos. Produjo un dado, el florecimiento antinatural, como si estuviera haciendo magia.

El dado brillaba como el colmillo de una bestia, o como un tesoro. Atrapó la luz roja del sol y la esparció por todas partes.

“¿Cuántas esquinas tiene este dado?”

“Ocho”.

“Excelente. ¿Y las caras?”

“Seis”.

“Otra magnífica respuesta”.

Ahora… La Archi Maga dio una sonrisa seductora, como si fuera un estudiante especialmente talentoso. “Si vienes a una de esas esquinas, ¿qué ves?”

“…” El Goblin Slayer pensó por un segundo. Luego declaró un simple hecho. “Tres caras, supongo”.

“¡Indudablemente!” La Archi Maga sonrió como si hubiera adivinado exactamente lo que ella estaba pensando.

No parecía ser consciente de ningún peligro, aunque estaba caminando hacia atrás. El Goblin Slayer ajustó la carga sobre sus hombros y caminó detrás de ella, es decir, delante de ella.

“Cuando aspiras a llegar a la cima de una montaña, ¿es la cima tu verdadero destino? ¿O la vista? ¿O lo que hay más allá? Esa es la cuestión”.

“Ya veo”, dijo el Goblin Slayer por tercera vez. “Así que hay goblins allí”.

“Finalmente lo encontramos, y mira. Es suficiente para hacer que el corazón de una chica se rompa.”

Echa un vistazo.

 La Archi Maga habló casi como si pudiera ver detrás de sí misma, y luego se dio vuelta con una sonrisa.

El Goblin Slayer no se había dado cuenta hasta que le llamó la atención. Una torre oscura. Una gran sombra que se asoma en la oscuridad.

Se erguía sobre el páramo, llegando hasta el cielo. Parpadeó detrás de su visor. Luego dijo. “…me lo perdí.”

“No es sorprendente. Sólo la gente que lo sabe puede verlo”.

El Goblin Slayer asintió desinteresadamente, luego se agachó y miró de cerca la entrada de la torre.

Sí, ahí están.

 Los goblins se movieron como manchas de tinta contra las sombras. Guardias, lo más probable. Llevaban lanzas cortas y se quedaban en sus puestos, con aspecto cansado.

“Pensar por sí solo no nos dirá qué demonios están haciendo aquí”, le susurró una voz al oído. Captó el débil olor de la sidra y la medicina.

Detrás de su visor, el Goblin Slayer bajó los ojos, viendo a la Archi Maga donde ella se apoyaba en su hombro.

“Me pregunto si hubo algún tipo de batalla al este. Para traer las sombras de la muerte de los goblins hasta aquí”.

“¿Sombras…?” No conocía muy bien esa palabra.

Al notar su incertidumbre, La Archi Maga simplemente dijo, “Te lo explicaré más tarde”, y se rió. “La forma fácil sería escalar los muros exteriores o volar por el aire para llegar a la cima, pero supongo que no podemos hacerlo”.

“Subir a los muros exteriores”, resonó suavemente.

Ya veo. Esa es una posibilidad. “¿…Así que iremos por el interior?”

“Sí. Vamos”.

La Archi Maga se retorció como si se saliera del alcance de un hombre, saliendo de su hombro. Ella seguía teniendo la misma sonrisa de embarazada en su cara como siempre. Le preguntó: “¿Qué vas a hacer?”

Él respondió. Sólo hubo una respuesta. No hay necesidad de dudar. “Mataré a todos los goblins”.

Estaba claro lo que había que hacer. Y qué hacer.

La única pregunta… era cómo.

***

Con la torre delante de ellos, el aventurero y su buscador observaron y esperaron su oportunidad.

Los goblins rugieron y gruñeron en la entrada. No había árboles alrededor de la torre; los guardias podrían ver a bastante distancia.

Había un solo rosal, lo suficientemente grande para que dos personas se ocultaran. Una vez que lo pasaran, los goblins seguro que los notarían.

“…No hay sombra”, dijo suavemente el Goblin Slayer. El sol que se hundía caía detrás de la torre, envolviéndola en la oscuridad, pero la torre en sí misma no proyectaba ninguna sombra. Debería haber sido imposible a menos que el sol estuviera en su cenit, no, incluso entonces.

“Así que será difícil para nosotros escondernos cuando nos acerquemos.”

Naturalmente, el Goblin Slayer no se preocupaba por detalles tan triviales por su propio bien. Además, como los goblins podían ver en la oscuridad, no sabía si esconderse en las sombras realmente ayudaba. De todas formas, un ataque frontal completo sin siquiera intentar algo mejor le molestaba.

“Mira de cerca. Los goblins tampoco proyectan sombras, ¿verdad?” La voz de la Archi Maga era rápida y aguda; no hizo ningún esfuerzo por ocultar su emoción. “Eso es porque todo son sombras. Las sombras no pueden proyectar sombras. Sólo tiene sentido. ¿Ves lo que digo?”

“No”, dijo sin rodeos. Salió como un suave gruñido. “No entiendo qué son estas sombras de las que sigues hablando”.

“Son lo que los hechiceros persiguen”. La Archi Maga sonrió, aunque el Goblin Slayer no vio nada gracioso y se quedó en silencio. “Te lo dije. Pensar en ello no te llevará a ninguna parte. Han resurgido de alguna batalla en algún lugar”.

“…”

“Significa que, al igual que la torre, las sombras de esos goblins están siendo proyectadas desde algún lugar. Por ejemplo…” Le dio al Goblin Slayer una mirada puntiaguda. “Esa luna verde de la que hablaste, digamos”.

“¿…podemos matarlos?”

La Archi Maga le hizo un guiño amoroso. Luego se rió, como cuando una niña se las arregla para adivinar correctamente la respuesta; sonaba bastante divertida. “Las cosas sin sombras carecen de algo en la fuerza de la vida. Son planas, el frente y la parte trasera son iguales. No diré que no hay forma de que puedas matar una sombra”.

“Para que podamos matarlos”. El Goblin Slayer se centró en la única parte de ese discurso que entendió, y esta fue la conclusión que sacó de él. De lo contrario, no habría tenido sentido que su buscador lo arrastrara hasta aquí.

Sí. La Archi Maga asintió. “¿Sabes cómo decimos ‘a la sombra’? ¿Imitar? Corta en ambos sentidos. Lo que le hacemos a la sombra afecta a la cosa que la proyecta. Podemos aprovechar la identificación con la verdadera torre…”

Entonces La Archi Maga murmuró, “Supongo que no tiene sentido discutir esto”, y sonrió.

“Bueno, piensa en ello como un hechizo. Pisa la sombra de un goblin, y morirá. Es la misma lógica”.

“Entiendo”, dijo el Goblin Slayer. No sabía nada sobre hechizos. “Eso servirá, entonces”. Sólo había una cosa que importaba.

No podía entender esta torre que había aparecido de la nada, ni los goblins que la Archi Maga llamaba sombras.

“Lo que estás diciendo es que esos goblins pueden ser asesinados.”

Sus siguientes acciones fueron rápidas como el viento. Una vez que supo qué hacer, no había razón para dudar.

El Goblin Slayer recogió algunas pequeñas piedras que estaban en el páramo, eligiendo las más bien formadas.

“Aquí voy”.

Mientras hablaba, lanzaba la piedra, sacaba su espada y se precipitaba. El guardia goblin lo vio pateando la salida del rosal y abrió la boca.

La piedra voló hacia él como si hubiera estado esperando este momento, golpeándolo en el tronco cerebral y tirándolo hacia atrás antes de que pudiera gritar.

“¿¡GOROBBG!?”

“¡Uno…!”

El otro guardia trató de levantar su lanza, pero el Goblin Slayer lo golpeó de lleno.

“¡GBB! ¡¡GROBG!!”

Desvió la punta de la lanza con su escudo, y luego le cortó la garganta con su espada.

|”¿¡GRBBO!?”

Un tenue géiser de sangre se arqueó a través del crepúsculo, manchando el casco de acero. “Son dos”.

Sacó su espada y sacudió la sangre, la condujo a la garganta del otro goblin, que aún se movía, y dijo, “…Si sangran, entonces estoy de acuerdo. Podemos matarlos”.

Todo en ellos, hasta la forma en que se sentían bajo su espada, era como goblins de verdad. Y los cadáveres no se desvanecían tampoco. Ser sombras o sombras o cualquier otra cosa parecía hacer poca diferencia, y eso era lo mejor. Un goblin era un goblin.

Limpió la sangre y la grasa de uno de los taparrabos de los monstruos, y luego cogió una lanza corta. De nuevo, ya sea una sombra o lo que sea, mientras esta arma fuera lo suficientemente real, no era un inconveniente para él.

“Entraremos antes de que nos noten. Vamos.”

“Sheesh, siempre con prisa, eres… Ooh, espera un segundo.”

A su llamada, La Archi Maga trató de levantarse de su lugar entre las rosas, haciendo crujir el arbusto. Corriendo con cuidado para no pisar las flores, se acercó y alcanzó uno de los cadáveres de goblins.

Él pensó que ella estaba a punto de sacar ese cuchillo curvo, pero se equivocó.

“No hay tiempo aquí. Esto tendrá que servir para un disfraz.” Se rió y mojó sus dedos en la sangre, untándola en su cara en complicados patrones que parecían letras. Cuando el Goblin Slayer percibió el olor, le olió a tinta fresca.

“¿Es algún tipo de hechizo?”

“Llámalo Texto de Sabor. ¡Vamos, vamos!”

El Goblin Slayer asintió con la cabeza y pasaron por la entrada de la torre oscura.