Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 9

Extra 6: Liscia- “Su Nombre Será”

“¿Qué debo hacer?” mirando a mis hijos acostados en su cuna, suspiré.

“¿Liscia?” Carla, que estaba doblando la ropa, se dio cuenta de mi angustia y me llamó. “¿Qué te pasa? Pareces muy preocupada.”

“Carla… ¿Cómo debo nombrarla?”, preguntó, pinchando la mejilla de la niña que se aferraba al niño mientras dormía. Estar al lado de su hermano debía de ser tranquilizador para ella, porque no mostraba ningún signo de despertar.

La cuestión que me planteaba era cómo llamar a mi hija recién nacida.

Souma y yo lo habíamos hablado y habíamos decidido que yo nombraría a la niña y él al niño.

“Eres libre de hacer lo que quieras, ¿no? ¿Por qué no eliges uno que te guste?”, dijo Carla con exasperación.

¡Si pudiera hacer eso, no tendría tantos problemas!

“Tendrá este nombre para toda la vida”, me preocupé. “No puedo llamarla nada raro.”

“Creo que esa seriedad tuya es una virtud, Liscia, pero… ¿no te sientes mal por tus hijos porque esto está tardando tanto? Yo puedo llamarlos príncipe y princesa, pero tú eres de la familia, así que no puedes hacer eso.”

“Bueno, sí… pero…”

Era cierto, no podíamos seguir llamándolos “el niño” y “la niña” eternamente.

“Sólo como referencia, ¿quién eligió tu nombre, Carla?”. Pregunté.

“Mi padre y mi madre lo hablaron y se pusieron de acuerdo. A las razas longevas les cuesta concebir, así que yo fui su primera hija después de mucho tiempo intentándolo. Por eso me pusieron un sonido de cada uno de sus nombres.”

Eso tenía sentido. Habían tomado el “Ca” de “Castor” y el “La” de “Accela” y se habían quedado con Carla, ¿eh? Tal vez debería tomar un sonido de mi nombre y del nombre de Souma, también.

Souma, Lima… No sé, esos eran un poco dudosos. Además, se suponía que el verdadero nombre de Souma era Kazuya. Así que, Cascia, Liya… Esos se sentían peor. Kasha… Ahora sólo sonaba como el hijo de Souma con Aisha.

Mientras aún agonizaba por ello, Carla suspiró. “No vas a conseguir ninguna buena idea dándole vueltas aquí. Yo vigilaré a los niños, ¿por qué no ir a otro sitio para cambiar de ambiente?”

“… Sí. Te tomo la palabra.”

Dejando los niños a Carla, salí de la casa.

En el patio, esta mansión tenía un hermoso jardín que mi padre mantenía como hobby. (Sorprendentemente, parecía que mi Padre tenía un pulgar verde.) Aunque, dicho esto, ahora era invierno, así que no era muy colorido. Mientras caminaba por allí…

Mi padre, que llevaba una toalla de mano a modo de pañuelo, con las esquinas atadas bajo la nariz, sacó la cabeza de detrás de un seto.

Por un momento, parecía un viejo granjero. Me pareció que le sentaba mejor que la corona.

“He salido a dar un paseo”, le dije. “¿Está trabajando en el jardín, padre?”

“Sí. Preparando la llegada de la primavera”.

Quitándose el pañuelo, el padre lo utilizó para limpiarse la frente.

“¿Estarán bien los niños?”, preguntó.

“Carla los está cuidando ahora.”

“Lo siento. Parece que me he dormido durante el parto.”

“No te preocupes. Debes haber estado agotado.”

Tuve la sensación de que mamá podría haber tenido algo que ver con la razón por la que mi padre se había desmayado, pero… iba a guardar silencio al respecto.

“Parece que te estás moviendo, pero ¿te sientes lo suficientemente bien como para hacerlo?”, preguntó Ather, escudriñándome.

“Sí. Aunque no me he recuperado del todo.”

“Descansa mientras estés aquí, al menos. Esta también es tu casa”.

Solté una risita. “Lo es.”

Mi casa… eh. Nunca había vivido aquí, pero el hecho de tener a mi madre y a mi padre aquí era reconfortante. Era un lugar ligado a mi familia. Pero Souma, al ser convocado desde otro mundo, no tenía nada parecido, ¿verdad?

“Me gustaría que Souma tuviera algo que le permitiera sentirse conectado a sus parientes, también…” murmuré.

“Lo tiene”, respondió Padre como si la respuesta fuera obvia. “Mi yerno tiene el cuerpo que le dieron sus padres. También su nombre. Por eso, mientras viva, esa conexión nunca se romperá.”

Me quedé en silencio.

Su cuerpo y su nombre son vínculos con su familia… bueno, tal vez lo sean.

Pero se había decidido que cuando Souma subiera al trono, heredaría mi apellido y el de Roroa para convertirse en Souma Amidonia Elfrieden. El verdadero nombre de Souma, Kazuya, desaparecería. Eso se sentía un poco triste.

¿Había alguna forma de mantener viva esa conexión?

Cuando volví a la habitación de los niños, acaricié suavemente la frente de la niña.

“Ya sé lo que voy a hacer.”

Mirando la cara de mi hija dormida, tomé una decisión.

“Te llamas Kazuha. Kazuha Elfrieden.”

Queriendo decírselo a Souma de inmediato, decidí escribir una carta.

-FIN DEL VOLUMEN 09-