Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 9

Extra 5: Souma-“Su Nombre Será”

— Un día del 1er mes, 1.547º año, Calendario Continental —

“Esto es… difícil.”

Estaba en la oficina de asuntos gubernamentales de Parnam, agarrándome la cabeza. No había agonizado tanto por algo desde que el Estado Papal Ortodoxo Lunarian me envió una santa. Oh, cielos, en serio, ¿qué iba a hacer…?

“Mi señor…” viéndome así de agonizante, Hakuya levantó su abanico de papel. “Por favor, haz tu trabajo ya.”

¡Fwap! Me golpeó en la cabeza. Apretando una mano en el lugar, lo miré con resentimiento.

“¿No ves que tu señor está lidiando con un problema difícil?”

“No puedo. Sólo mi señor se preocupa por algo trivial.”

“¡Como si fuera trivial! Se quedarán con él de por vida.”

“Puede ser un problema para ellos, pero para el país es trivial. Y tú estás en posición de gestionar los asuntos de Estado. Lo que hay que priorizar debería estar claro”. Haciendo sonar su abanico de papel, Hakuya suspiró y añadió: “Usa lo que desees. Es el nombre de tu propio hijo.”

“… No digas eso como si fuera tan fácil”.

La cuestión que me planteaba era qué nombre ponerle a mi hijo recién nacido.

Liscia y yo lo habíamos hablado y habíamos decidido que yo le pondría el nombre al niño y ella a la niña. El niño me sucedería, heredando el trono y el nombre de la Casa de Elfrieden. Si le ponía un nombre demasiado raro, quedaría mal ante el pueblo y también ante los países extranjeros.

No tenía intención de ponerle un nombre demasiado excéntrico, pero tal vez un nombre de estilo japonés…

Parecía que había muchos nombres así en el norte del continente, y en el Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas, pero no en este país, así que probablemente no. Probablemente lo más seguro era tomar prestado un nombre de un rey histórico, pero eso carecía de sabor…

Mientras me preocupaba por eso, Hakuya volvió a golpearme con el abanico de papel. ¡Fwap!

“Dije que te preocuparas por eso después. Haz tu trabajo primero.”

“Ow… Lo entiendo, ¿de acuerdo?” de mala gana comenzó a buscar entre el papeleo.

Hakuya suspiró. “Te estás metiendo en un callejón sin salida porque estás pensando en ello solo. ¿Por qué no preguntas a tus vasallos que tienen hijos?”

Entiendo… Había cierta lógica en eso, sí. Una de las cosas buenas de Hakuya era que no sólo era duro conmigo en el trabajo, sino que también daba consejos.

“Eso tiene sentido”, dije. “Bueno, supongo que terminaré este trabajo rápidamente para poder ir a preguntar.”

Trabajé desesperadamente para hacer desaparecer la montaña de papeles.

Por fin terminé el trabajo un poco antes de lo habitual, y me dirigí a la guardería instalada dentro del castillo. La verdadera madre de Tomoe, Tomoko, fue la primera persona que me vino a la mente como persona del castillo que tenía hijos.

“¿Cómo elegí los nombres para mis hijos?” Tomoko ladeó la cabeza suavemente. “No creo que tenga que explicar de dónde viene Tomoe, ¿verdad?”

“Sí. Viene de tu propio nombre, ¿no?”

“Sí. Porque cuando nació Tomoe, mi difunto marido dijo que se parecía a mí”. Un nombre basado en el de los padres de uno, ¿eh? Parecía haber muchos de esos en este mundo.

“¿Entonces Rou vino de su marido, quizás?” Pregunté.

“Pues sí. Su nombre era Rouga, así que usamos parte de él.”

“Pero siento que Rou se parece mucho a Tomoe.”

Tomoko sonrió suavemente. “Es cierto, su cara se parece mucho a la nuestra. Pero mi marido murió poco después de que naciera Rou, así que quería que tuviera ese nombre como prueba de que estuvo aquí.”

“Oh… Lo siento. Eso fue insensible de mi parte”. Ahora me sentía mal.

Pero Tomoko negó en silencio con la cabeza. “No. Puedo reflexionar con cariño sobre aquella época por lo satisfactoria que es mi vida ahora. Eso se debe a que la gente del reino, y usted sobre todo, mi señor, han tratado muy bien a nuestra familia. Mi marido ya no está, pero Tomoe y Rou crecen sanos. No podría ser más feliz.”

Me quedé allí, sin poder decir nada.

Tomoko sonrió. “Mi marido también se preocupó mucho por el nombre de Tomoe antes de que naciera. Cuando vio su cara, se decidió al instante. Así que, por favor, se preocupa mucho.”

“Gracias por su perspicacia”, dijo, inclinándose ante ella, y luego salí de la guardería.

Una prueba de que estaba aquí, ¿eh? reflexionó. Aunque los niños son míos y de Liscia, también llevan la sangre de la familia real de Elfrieden. Entre el anterior rey, Sir Albert, y yo, hemos tenido dos generaciones de reyes que se han casado con la familia, pero es probable que mi hijo traiga algún día una esposa a la casa real de Elfrieden.

Tenía la sangre transmitida por la antigua reina, Lady Elisha, y Liscia. Quería un nombre que reflejara eso. Como prueba de que eran familia.

“… De acuerdo, ya me he decidido.”

Mirando al cielo desde el pasillo entre edificios, pensé en mi hijo y susurré:

“Su nombre será Cian. Cian Elfrieden”.

Pensando que debía decírselo a Liscia de inmediato, fui a la oficina a escribir una carta.