Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 9: Aquí Ahora Mismo, Lejos en la Distancia.

Capitulo 8: No es Extraño

 

 

Su pata delantera izquierda probablemente se rompió, o tenía una lesión similar. Por eso Garo mantenía levantada la pata izquierda e intentaba evitar que tocara el suelo.

Como estaba en ese estado, Garo no podía subir pendientes, por lo que solo podían recorrer las zonas planas. Onsa también estaba usando una rama que recogió como bastón. Parecía herido en alguna parte.


Yume era la única que estaba bien, o al menos, eso era lo que le hubiera gustado decir, pero estaba bastante fatigada. También parecía haberse cortado con algo afilado mientras caían, y tenía heridas en el brazo derecho, la pierna izquierda y el costado izquierdo. Sin embargo, ninguna de ellas era muy seria. O eso había pensado, pero parecía que se estaban infectando.

Ella estaba segura de que tenía fiebre.

Yume había decidido que si Garo y Onsa trataban de descansar, ella también se sentaría y recuperaría el aliento. No era como si lo hubieran discutido y decidieran viajar juntos, y no podían entenderse cuando hablaban para empezar. Pero, en lo que a Yume se refería, si no iban a pelear, no había necesidad de separarse. Era obvio que dos personas eran mejores que una, y dos personas y un lobo eran aún mejor.

Si Yume descansara, ¿qué harían Onsa y Garo? ¿La dejarían atrás? Ella no quería que la dejaran sola.

Era algo de lo que solo tenía una vaga sensación, pero Yume pensó que Onsa y Garo se sentían igual que ella. Entonces, podría sorprenderse al descubrir que Onsa y Garo también se detendrían por ella. Ella no podía estar segura.

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Ya es hora de que Garon o Onsan descansen también.

Si lo hicieran, entonces Yume podría tomarse un descanso sin preocupaciones.

¿Dónde estaba este lugar?

Había pasado un tiempo desde que el sol se había puesto.

Los pasos de Onsa y Garo titubeaban, pero no mostraban signos de vacilación. Probablemente conocían el camino. Sólo era que solo podían ir a un ritmo lento, por lo que les tomaría un tiempo llegar a su destino.

¿A dónde se dirigían Onsa y Garo? ¿Al lugar de sus camaradas?

“…Forgan, ¿verdad?” No había querido decir eso en voz alta, pero murmuró las palabras.

Onsa soltó un gruñido bajo. ¿Eso fue una respuesta?

Yume presionó sus manos en ambas mejillas. Es difícil decir si están calientes o no. Lo estan, pero Yume se siente realmente confusa y mareada. ¿Qué pasa?

“Hurmm…” murmuró ella.

Forgan, eh.

De repente, un pensamiento se le ocurrió.

¿Qué pasaría si Yume va al lugar de Forgan? Se siente como si no fuera muy bueno. ¿Ranta también estará ahí?

Estúpido Rantaaaa.

Pero Haru-kun, él…

¿Además, qué le hizo Haru-kun a Ranta?

¿Qué fue?

Yume no puede recordar muy bien.

Esto podría ser difícil… pensó Yume, a pesar de no querer, y casi se detuvo.

Eso fue cuando sucedió. Garo, que estaba adelante, cayó acostado.

“¡Garo!” Onsa corrió a agacharse al lado del lobo.

Yume se olvidó por completo de su fiebre e intentó correr hacia Garo también.

¿Se tropezó ella misma? ¿O tropezó con algo más? Trató de recuperarse, pero se cayó.

Una vez que ella estuvo en el suelo, era difícil incluso levantar la cabeza. Antes de que ella lo supiera, sus ojos terminaron cerrados. Estaba demasiado oscuro para ver gran cosa de todos modos. No había necesidad de esforzarse.

Yume se hizo un ovillo, como si Yume fuera una especie de larva. Hacer eso la hizo sentir a gusto.

“¿Qué se supone que es eso? ¿Estás tratando de sacar una risa de la gente?” Recordó… alguien le estaba diciendo eso.

“Eso es sucio. Estás toda cubierta de barro.”

“Ni hablar, eh. Es sucio, ¿sabes?

“Es lo mismo.”

“No lo es. Son tan diferentes como el agua y el hielo.”

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“El agua y el hielo son lo mismo, ¿sabes?”

“Oh, es cierto.”

“No tienes remedio.”

“Oh, sal de ahí.”

A esas personas les gusta hablar, pensó. Incluso después de haber hecho el esfuerzo para ir a los arbustos en el patio de la escuela, y acurrucarse ahí…

¿Cómo encontraron a Yume? Yume no quería ser encontrada.

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“Oye, tú, ¿no vas a salir?” Llamó una chica.

“¿Crees que se siente intimidada?” Preguntó otra chica.

“Vaya, eso es asqueroso. Haces que parezca que hemos estado abusando de ella o algo así.”

“Eres una matona natural, después de todo, Hii-chan.”

“Oye, Kina, no vayas a decir cosas que me hagan sonar mal. ¿Qué harás si ella lo toma en serio?”

“Pero es verdad, ¿sabes?”

“¿Tú también, Rucchin? No te metas en su horrible carro.”

“Dices eso, pero si alguien piensa que están siendo intimidados, entonces es bullyin.”

“¡Te lo dije, no la estoy intimidando!”

“Puedes sonar duro, Hii-chan. La forma en que hablas.”

“Bueno, claro, el dialecto Kansai también puede sonar bastante duro.”

“Claro, si no eres un Kansaiberian nativo.”

“¿Qué se supone que es un kansaiberian nativo? ¡Es muy largo!”

“Kansanberian nativo.”

“¡Ni siquiera lo estás diciendo bien! ¡Estás tropezando con tu propia lengua!”

Yume trató de quedarse acurrucada como una pelota e ignorarlas, pero las tres trataron de arrastrarla. Se retorció e intentó resistirse, pero no sirvió de nada.

“Ooh…” gimió ella.

“No te quejes. Permanecer ahí todo el tiempo no te hará ningún bien. No tiene sentido.”

“¿Crees que esta chica es un caso espacial?” Preguntó otra chica.

“¿Qué se supone que es un caso espacial?”

“No, no lo sé.”

“¿No lo sabes?”

“Pero esta chica, ella no habla mucho.”

“¿Cuál se supone que es su nombre?”

“¿XXX?”

“Ese es su apellido. Me refería al primer nombre.”

“Lo dijo en su autointroducción, ¿sabes?”

“Sí, es por eso que te estaba preguntando. Ella no habla por sí misma.”

“Vamos a ver… era Yume, creo.”

“¡Ella realmente es un caso espacial!”

“¡¿Cómo es eso?!”

“No, tampoco lo sé.”

“¿No lo sabes?”

“Es Kina, después de todo.”

“¿Oye, Yume?” Preguntó una chica.

“Tu nombre es Yume, ¿verdad?” Agregó otra.

“…Es Yume, sí,” dijo Yume. “¿Eso es un problema?”

Ella respondió porque estaban siendo muy ruidosas, pero todas dijeron “¡Vaya!” Y sonaron sorprendidas.

“¡Ella habla totalmente el dialecto estándar!”

“¿Que rayos significa ‘dialecto estándar,’ Kina?”

“Los llaman el dialecto de Osaka y dialecto de Kyoto, así que, ¿por qué no llamarlo dialecto también?”

“Kina tiene un punto.”

“Bien, bien, estoy equivocada.”

“Eres directa, Hii-chan. No puedes evitarlo.”

“Si, si.”

“¡No eres coherente!”

Ustedes no tienen sentido. Esta era la razón por la que Yume no había querido mudarse aquí. Siempre fue así.

Ella sabía que no había nada que hacer. Fue por la situación de sus padres. Ella se había resignado a ello. Así fue cada vez.

“Yume no es un caso espacial,” dijo con insistencia.

“¡Oh! ¡Habló de nuevo!”

“Bueno, sí, ella es humana, ¿sabes?”

“¿Humana? Vamos, Hii-chan, es algo muy básico para llamarla.”

Fue un poco gracioso, y ella volvió a decir sus palabras para sí misma, lo que solo lo hizo más gracioso, y soltó una risita. Eso las hizo felices a las tres.

“¿Por qué todos ustedes están tan felices?” Preguntó Yume. Trató de imitar la forma en que hablaban por aquí, pero los tres se aferraron de risa.

“¡Todos ustedes, ella dijo!”

“¡Hay un malentendido serio!”

“¡Qué chica tan extraña!”

Sin embargo, Yume no cree que sea una chica extraña. A Yume se lo dicen mucho.

¿Por qué?

¿Por qué?


Yume solo está actuando normal.

Y a medida que pasaba el tiempo, al principio tuvo algunas dudas, y hubo ocasiones en que tuvo problemas para encajar, pero no era como si no hiciera ningún esfuerzo en absoluto.

Yume no es extraña, pensó Yume. Ella no lo es.

“…Ungh.”

Yume abrió los ojos e intentó levantarse. Pero su cuerpo se sentía terriblemente pesado y no podía levantarlo del todo.

Había un goblin mirándola.

“…Onsan,” susurró. Solo salió una voz increíblemente ronca.

Onsa estaba mirando a Yume con sus ojos marrones claros. Su cara de goblin no tenía una expresión real en eso. ¿En qué demonios estaba pensando? Yume no tenía idea.

“¿Dónde está Garon?” Preguntó ella.

Onsa hizo un gesto detrás de él con su barbilla. Garo estaba sentado justo detrás de Onsa. Con su pata delantera izquierda levantada un poco, por supuesto. Pero parecía estar en muy buena forma, a pesar de que ella lo recordaba colapsando.

“Yume está aún más agotada, ¿eh?” Yume se presionó el dorso de la mano derecha contra la frente. Se sentía frío. ¿Su fiebre había bajado?

El cielo estaba un poco brillante.

“¿Yume durmió un rato?”

No hubo respuesta. Onsa aún estaba escudriñando a Yume.

“Estabas esperando a Yume, ¿verdad?” Preguntó ella.

Onsa levantó las comisuras de su boca y resopló.

“…Gracias. Si la dejabas aquí, Yume habría estado perpeja sobre qué hacer. ¿Eh…? No es perpeja, ¿es purpleja? ¿No? Hm…”

“Qué chica tan extraña.”

Tenía la sensación de que alguien había dicho eso sobre ella. ¿Cuándo fue eso y quién lo dijo?

Ella no lo sabía.

Ella no podía recordar.

¿O solo era una sensación que tenía?

“Bueno, seguro, pero Yume no cree que ella sea extraña,” dijo Yume.

Onsa sacudió la cabeza de lado a lado ligeramente, y chasqueó la lengua. ¿Estaba irritado? Eso no parecía ser así.

Onsa levantó la palma de su mano derecha hacia aquí, moviendo sus dedos. Aunque esto era solo una suposición de Yume, probablemente Onsa había chasqueado la lengua para llamar su atención, y ahora intentaba comunicar algo con gestos. Como, levántate. O tal vez, ¿puedes levantarte?

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Yume se sentó rápido. Cuando ella trató de pararse, tropezó.

“¡Kya!”

Si Onsa no hubiera reaccionado y la hubiera apoyado, probablemente Yume habría caído.

“…Ngh. Lo siento, Onsan.”

“Kuh.” Mientras aún le sostenía, Onsa se volvió para apartar la mirada de Yume.

“Pero, ¿sabes, Yume, ¿ella podría estar haciéndolo mejor de lo que estaba antes? Ustedes también se están viendo bien. ¿Creen que es porque tomamos un buen descanso?”

Onsa no respondió, pero Garo estornudó.

“Oooh,” dijo Yume. “Los lobos también estornudan, eh. Lo hacen, eh. Es solo estornudar, eh. También son animales, eh. Están vivos después de todo, ¿eh?”

Garo inclinó su cabeza hacia un lado, como si estuviera pensando: ¿De qué está hablando esta hablando está humana? Aunque tal vez solo se veía de esa manera.

Yume dejó escapar un suspiro, asintió: “¡Muy bien!” Y le dio unas palmaditas a Onsa en la espalda. “¡Yume está muy bien ahora! Tal vez ella está un poco aturdida, pero eso es solo una pequeña dusventaja. ¿Verdad?”

Con un: “¡Shh!” Onsa golpeó el brazo de Yume, y luego comenzó a alejarse usando una rama como bastón. Garo siguió a Onsa. Sus pasos se tambaleaban debido a la herida en la pata delantera izquierda, pero eso realmente lo hacía más lindo. Yume siguió a Garo con una risita.

El cielo se volvía más brillante mientras ella miraba.

Toda esta área estaba densamente cubierta de bosques. Debido a eso, a pesar de que apenas había niebla, la visibilidad era limitada.

“Ahora que lo piensa, Yume se entrenó en el bosque con el Maestro…” reflexionó.

Hubo momentos en que pensó que tal vez nunca regresarían a Grimgar. Que nunca volvería a ver a su maestro.

“Yume podría ser capaz de verlo, eh. Ahora que todo esto ha sucedido, no se sabe cuándo será eso. Pero, antes de eso, está Haru-kun y todos, ¿sabes? ¡Ahhh…!”

Cuando Yume se detuvo y gritó, Onsa y Garo también se detuvieron y se giraron. Los ojos de Onsa se salieron de sorpresa.

“¡¿Nwuh?! ¡Onsan, estás haciendo una verdadera cara de asombro!” Exclamó.

“Kuh…”

“Oh, no es que Yume se burle de ti, es solo que… ¡Ya sabes, Yume, no tiene armas! Ella tiene un cuchillo de repuesto, sin embargo. ¡Oh, un cuchillo arrojadizo también! ¿Tal vez esto sea suficiente? Hrmm. Yume no se siente muy segura…”

Onsa dejó escapar un suspiro, luego dio media vuelta. Mientras lo hacía, hubo un sonido extraño.

¡Pigyahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

El sonido probablemente provenía de arriba. Yume reflexivamente miró hacia el cielo.

“¡Kih!” Onsa dejó escapar un breve y poderoso grito y agitó su brazo. Ocultarse, parecía que quería decir.

“Bueno, seguro, pero dónde—”

Onsa gritó: “¡Hah!” Y señaló hacia adelante a la izquierda. Esa área estaba llena de árboles que tenían enredaderas y hojas colgando de sus delgadas ramas, y parecía que podían esconderse ahí. Yume y Onsa se colocaron a izquierda y derecha de Garo y se dirigieron a los arbustos.

¡Pigyahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

El sonido volvió a hacer eco en el área. Era un sonido realmente desagradable. Le molestaba, y definitivamente venía de arriba. ¿Eso significaba que la cosa que hacía ese ruido estaba en el cielo?

Garo se acostó, con Onsa a su derecha y Yume a su izquierda. Garo jadeaba y su espalda subía y bajaba con cada respiración. Yume se pegó al lado de Garo, escuchando atentamente, y sus ojos se abrieron como platos.

¡Pigyahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Ese sonido. Esta era la tercera vez ahora. Era como un grito, pero claramente no era humano. Esa era probablemente la voz de una criatura más grande.

Un grito. Correcto. Este tenía que ser el grito de alguna criatura. Si venía del cielo, ¿eso lo convertía en un tipo de ave?

Onsa probablemente sabía a qué pertenecía el sonido. Tenía que ser una criatura peligrosa.

Yume miró hacia el cielo. El cielo azul estaba mirando a través de las ramas en algunos lugares.

Justo ahora, había vislumbrado una sombra… ¿tal vez?

Onsa tenía su mano en la parte posterior del cuello de Garo, no tanto para acariciarlo como para sostenerlo en su lugar.

¡Pigyahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Esta vez, el grito fue realmente fuerte.

Ella también podía escuchar otros ruidos.

Fwump, fwump, fwump.

Era como el sonido que se produce cuando mueves algo grande y delgado tan fuerte como puedas. Alas, ¿eh? ¿Ese era el sonido de batir alas?

Yume naturalmente contuvo la respiración.

Venía.

Descendiendo

Algo grande.

No estaba cerca. Probablemente alrededor del área donde Yume y los demás habían estado antes. Pero, aún así, estaba la sensación de que se estaba acercando.

Yume se cubrió la boca con las manos. ¿Por qué ella hizo algo así? No tenía sentido. Ella simplemente no pudo evitarlo.

Había una criatura alada bajando, pateando hojas y ramas fuera de su camino.

Aterrizó. Hubo un impacto por segunda vez, luego una tercera vez.

Ella apenas podía verlo. En absoluto. Lo único que sabía que había era algo grande, y estaba ahí.

Probablemente era azul. Parecía moverse a un ritmo relajado. El cuerpo de la criatura estaba golpeando los árboles y las ramas, haciendo mucho ruido. Ella también podía oír lo que sonaba como pasos.

¿Estaba caminando?

De alguna manera, tuvo la sensación de que no era un ave.

Yume quería cerrar los ojos. Eso no estaría bien. Ella estaba luchando por respirar.

Fue porque se había detenido. No había necesidad de contener la respiración todo el tiempo. Al menos, si no respiraba, iba a morir. Ella debería respirar. Ella no tenía elección. Tranquilamente. Adentro y afuera, tan silenciosamente como pudo.

Inhalar.

Exhalar.

Medir la distancia usando el sonido y su sentido de presencia.

¿Se acercaba la criatura alada? ¿O se estaba alejando cada vez más?

Desafortunadamente, se estaba acercando a ellos. El crujido de las hojas y el sonido de los pasos la obligaron a llegar a esa conclusión.


El Maestro le había dicho: “Escucha, Yume, hubo tres veces en las que pensé que estaba perdido. Una de esas veces, me quedé varado, y estaba al borde de la muerte. Las otras dos veces, me enfrenté a un enemigo increíble. Uno que trascendía la sabiduría humana. Hay criaturas que te harán darte cuenta de lo pequeño que eres. Lo mejor es no encontrarlas en absoluto, pero si lo haces, ¿qué crees que deberías hacer?”

“No te concentres demasiado en ellos,” el maestro de Yume la había advertido. “Su tamaño y poder es abrumador. Si te enfocas en un oponente así, te sobrecogerá. No podrás pensar con claridad. En el peor de los casos, es posible que no puedas moverte. Entonces, mírate a ti misma.”

“Ser un cazador es un estilo de vida,” decía el Maestro a menudo. “Para vivir en armonía con este mundo. Es un camino para hacer eso. Aquellos que viven con el mundo aprenderán que son solo una pequeña parte de él. Incluso el Dios Blanco Elhit lo es. Vive como parte del mundo. Eso es lo que es un cazador.”

“Pero entiende,” dijo el Maestro con una mirada amable en sus ojos. “Si lo haces, significa ser comido por aquellos que tratarán de comerte. Eso también es una verdad. Así es como los seres vivos atraviesan el ciclo de la vida y la muerte después de todo. Tiran sus vidas frente a un ser de poder abrumador y se consumen. Se convierten en su carne y sangre. Es la ley de la naturaleza.”

“Pero si haces eso, morirás.”

“Cuando quieras vivir, cuando quieras sobrevivir sin importar qué, desconectate del mundo. Yume, conviértete en una persona solitaria. Pregúntate: ‘¿Qué quiero hacer? ¿Qué debo hacer?’ Si lo haces, seguramente encontrarás una respuesta. Si no puedes encontrar nada, significa que te estabas perdiendo algo que necesitas. No hay nada que puedas hacer entonces.”

“Pero, Yume, esto es algo que quiero decirte, no como un cazador, sino como alguien que ha vivido más tiempo que tú, creo en ti. Entonces, cree en ti misma también. Cuando se trata de eso, eres la única en quien puedes confiar. La persona que va a estar ahí para ayudarte y para salvar a las personas que más te importan, eres tu misma.”

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¿Qué quería hacer Yume? ¿Y qué debería hacer ella?

Esto no es aterrador, pensó ella.

Ella no sabía por qué; ella solo pensó: No hay nada que temer. Ella no tenía que estar asustada.


Garo estaba temblando. Todo su cuerpo temblaba violentamente. Onsa intentaba calmar a Garo, pero no parecía tener ningún efecto. Onsa también se veía notablemente tenso. Tal vez Garo estaba aprendiendo sobre su inquietud.

Yume se apoyó contra Garo. En lugar de abrazarlo demasiado fuerte, o tratar de darle unas palmaditas, pensó que esto sería mejor. Obviamente no usó su voz, pero dijo las palabras, esta bien, esta bien.

El corazón de Garo estaba acelerado.

Esta bien, está bien. Va a estar bien.

No era que ella estuviera segura de eso. Pero, al final, la criatura alada nunca llegó a donde estaban Yume, Onsa y Garo.

Ese ruido…

¿Agitaba sus alas?

Estaba despegando.

Yume estuvo a punto de decir algo, pero ella lo sostuvo. A través de un espacio entre los árboles, vio a la criatura alada que ascendía.





¿Era un ave? No, no del todo. Tenía una cola similar a una serpiente. Era azul. Sus alas y cuerpo eran azules también.

“Guiverno…” susurró Onsa.

¿Guiverno? Ella pensó.

¿Ese era el nombre de la criatura? Un guiverno.

Yume enterró su rostro en el pelaje de Garo y respiró profundamente. “Hay cosas como esas por ahí, eh. Si nos encuentra, ¿se va a comer a todos?”

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