Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 8: Y Entonces Esperamos el Mañana

Capitulo 12: Un Nuevo Sentimiento

 

 

La palabra “hoguera” de repente le vino a la mente. Vagamente, sintió como si hubiera visto esta escena una vez antes. Probablemente haya sido parte de él mismo.

No haia solo una hoguera. Había varias de ellas, diseminadas. Era ruidoso y bullicioso.


Mientras bebían juntos, los orcos hablaban de algo. Riendo de vez en cuando. Brazos alrededor de los hombros del otro. Pequeñas peleas estallaban, pero todo era diversión. Solo se veían ásperas porque eran muy grandes. Las cosas que estaban haciendo no eran diferentes de lo que harían los humanos.

Era sorprendente de ver, pero los no-muertos comían y bebían también. Aunque había algunos grupos de orcos o no-muertos que comían solo con los de su propia especie, no eran la mayoría. La mayoría de los orcos y los no-muertos no hacían distinciones al contar historias, beber alcohol y comer carne y pescado frito.

Aunque Onsa, el goblin, mantenía su distancia, rodeado por sus lobos y nyaas, no rechazaba a los orcos o no-muertos que ocasionalmente venían con bebidas. Él hablaría con ellos un rato y también sonreiría.

No había muchos, pero también había otras razas además de orcos y no-muertos representados aquí. Un centauro mitad hombre, mitad caballo. Ese tipo delgado y de orejas puntiagudas con la piel pálida tenía que ser un elfo. Había una serie de enanos también. Había tipos que parecían humanos reducidos a menos de la mitad del tamaño, e incluso los hombres que parecían tan inhumanos no habrían estado fuera de lugar en Darunggar. No parecía que todos se llevaran bien, pero estaban de fiesta sin ningún problema.

Ranta apartó la vista de sus camaradas alegres, bebiendo una taza de hidromiel especiada mientras caminaba. Dos o tres nyaas lo miraban desde la distancia. Ranta estaba siendo monitoreado.

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¿Onsa, el señor de las bestias, estaba usando los nyaas para observarlo por su propia iniciativa? ¿O alguien como Takasagi era el que estaba detrás? Él no lo sabía, pero aún no confiaban en Ranta. Por supuesto que no.

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“Oye.” Ranta se detuvo, mirando a la mujer que estaba bajando la cabeza. “…Dije, ‘oye.’ Podrías responder, al menos.”

No muy lejos de sus alegres camaradas alrededor de la hoguera, estaba una mujer sentada, sin moverse. Aunque estaba esposada, sus manos ya no estaban atadas a su espalda. Estaba encadenada a una estaca, por lo que no podía moverse, pero al menos podía ponerse de pie. A pesar de eso, la mujer estaba sentada con las piernas a un lado de ella, prácticamente inmóvil.

Había una cantimplora llena de agua y un plato con comida sentado en sus rodillas. Ella ni siquiera había tocado a ninguno de ellos.

“Bebe un poco de agua al menos, Mary. Vas a morir.”

Mary solo negó con la cabeza un poco.

Ranta suspiró. “…Eres tan terca. Ríndete ya. Si solo te conviertes en mi mujer, puedo desatarte.”

“…Preferiría morir,” dijo débilmente.

“Lo harías, ¿eh? Bueno, adelante y muere ahí mismo entonces.”

“…Traidor.”

“Llámame como quieras, pero no duele, o incluso me provoca picazón.”

Ranta se dio la vuelta. ¿Cómo se llevaría bien con ese alegre grupo? ¿Qué tenía que hacer para fundirse en el grupo? La mayoría de ellos no hablaba el lenguaje humano. Ese era el primer problema.

Bueno, de vuelta a Darunggar, había logrado acercarse razonablemente a la gente de Well Village. Si solo se encendía, se arrojaba a él, y se divertía como un tonto, podría hacer que la mayoría de las cosas funcionen.

“Sin embargo, no me estoy divirtiendo,” murmuró Ranta.

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Supongo que iré a buscar a Takasagi, pensó.

Pero Takasagi estaba pasándola muy bien bebiendo con algunos orcos y no-muertos. El centauro, los enanos, los goblins y los hombres pequeños también estaban con él. Para ser humano, le mostraban mucho respeto. Puede que no fuera una figura paterna, pero tal vez era como un hermano mayor para ellos.

Por alguna razón, Ranta simplemente no pudo convencerse a sí mismo para unirse al anillo que se había formado alrededor de Takasagi. Estaba siendo extrañamente pasivo. La forma en que estaba actuando no era como él.

Cuando Ranta volvió a ver, una cantidad de no-muertos había rodeado a Mary. Mary estaba mirando hacia abajo. ¿Qué planeaban hacer? Quería apresurarse ahí de inmediato, pero se contuvo.

Esto era su culpa. ¿No era así? Si quería sobrevivir y quería evitar que le sucedieran cosas malas, debería haberse unido a Jumbo.

Ella habría sido la única mujer en un grupo que era solo de hombres. Claro, sería una situación extraña estar dentro. Aún así, Jumbo probablemente habría dicho: “Eso también podría ser entretenido,” o algo así, y la aceptaría. Si Jumbo estaba de acuerdo con algo, todos estos tipos estarían de acuerdo.

Ella había salido y había dicho claramente que nunca se uniría a Forgan. Ella tenía que ser una idiota. Permitiendo que una oportunidad así pasara, ella era malditamente demasiada estúpida. Ranta estalló.

Bien, deja que ella lo haga a su manera, pensó. Déjalos violarla, golpearla sin sentido, matarla y tirar el cuerpo. No es piel de mi espalda. Eso fue lo que pensó, pero luego tuvo que ir y abrir la boca. “He estado pensando en hacer que esta mujer sea mía por un tiempo ahora. Entonces, por favor, no dejen que nadie más la toque por un tiempo. Si ella sigue insistiendo en que no será mía, entonces pueden hacer lo que quieran con ella. No me arrepentiré.”

Ella era técnicamente su camarada. Si la abandonara sin al menos tratar de hacer algo, tendría problemas para dormir por la noche. Sabía que probablemente rechazarían su pedido de todos modos, pero había pensado que tenía que intentarlo.

Él había tenido una sorpresa.

“Muy bien,” Jumbo había respondido con demasiada facilidad. “Puedes mantener a la mujer atada hasta que estés satisfecho.” Luego: “Dejen sola a la mujer humana,” había ordenado a los demás.

Fue la orden de Jumbo. Esos no-muertos probablemente no la iban a comer ni nada. Bueno, podrían meterse con ella un poco.

¿Meterse con ella? Ranta se preguntó. ¿Cómo? ¿Hacer un poco de esto, un poco de eso…?

“Eso será algo para ver.” Ranta se obligó a sí mismo a reír. “Ella tiene que venir a ella. Me salí de mi camino para tratar de salvarla. Violen a esa perra ingrata…”

Mientras miraba con la respiración contenida, el no-muerto se alejó de Mary. Ranta sintió una sensación de alivio, pero también se irritó a sí mismo por sentirse aliviado. ¿Por qué él debería tener preocuparse por esa perra? Esto era estúpido

De repente, hubo una explosión de risa. El orco gigante había puesto a Takasagi sobre sus hombros, y el tipo estaba gritando: “¡Oye, detente! ¡Bájame!” En pánico.

Si Ranta recordaba correctamente, ese orco que era demasiado grande incluso para un orco se llamaba Godo Agaja. Mirando su ropa, sus armas y la forma en que actuaba, claramente estaba tratando de imitar a Jumbo, pero en momentos como este, él era completamente diferente. La forma en que jugueteaba más que nadie no lograba hacer sonreír a Ranta, pero era tan inocente. Incluso con la forma en que miraba, podría ser sorprendentemente joven.

Parecía que se estaban divirtiendo mucho. Él quería unirse a ellos. No, no era que quisiera jugar con ellos, sino que pensó que sería mejor unirse al grupo. Pero no pudo decidirse a sí mismo.

Jumbo estaba sentado en lo alto de una pequeña colina, bebiendo. Podría ser una coincidencia, pero estaba solo.

Ranta dijo: “…De acuerdo,” tratando en silencio de motivarse, y se acercó a Jumbo.

Pensó que el hombre estaba solo, pero no lo estaba. Ranta se sorprendió. Había alguien sentado ahí, cerca del pie de la colina, encogido ante él.

La otra persona tenía sus cuatro brazos fuera de las mangas de su bata, dejándolo desnudo de cintura para arriba, pero, debido a que todo su cuerpo estaba envuelto en vendajes negruzcos, su piel no estaba expuesta. La boca que se asomaba a través de esas vendas no era más que una herida. No había vida en sus ojos. Eran como los ojos de un pez muerto. Él era un no-muerto, entonces eso era de esperar, ¿o no? Sin embargo, por lo que parece, los otros no-muertos no eran así, por lo que parecía justo decir que sus ojos estaban especialmente muertos.

“Oye, tú, Arnold-san,” dijo Ranta nervioso.

Parecía que era un gran problema, por lo que Ranta supuso que al menos debería saludar al tipo, pero no obtuvo respuesta.

¿Qué, me estás ignorando? Él pensó.

Cuando de alguna manera tímidamente intentó pasar junto a Arnold, sintió un viento frío y húmedo pasar a su lado.

Cuando, “Ohh…”


¿Eso fue una voz…? ¿Tal vez? ¿Arnold-san respondió?

Ranta se rió, diciendo: “E-Encantado de conocerte,” luego subió la colina para sentarse al lado de Jumbo.

Eso fue aterrador, justo ahora.

No, ¿tal vez no?

Sí. No había nada de qué asustarse. Esa era solo la forma en que el no-muerto Arnold reaccionaba. Fue una respuesta Arnoldiana. Eso fue todo. Ranta se había sorprendido un poco, eso era todo.

Se aclaró la garganta, y luego llegó el momento de decidir cómo dirigirse a Jumbo. Mientras él estaba pensando…

“¿Has estado bebiendo?” Jumbo le preguntó en voz baja.

“B-Bueno, sí.” Ranta tomó rápidamente un sorbo de hidromiel. “Um, eh… Entonces, ¿no irás a pasar el rato con el resto de ellos?”

“Soy demasiado esnob* para eso, ya ves.”

*Nota: Esnob, un vocablo de origen inglés, es, según el Diccionario de la RAE, una “persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc. de aquellos a quienes considera distinguidos” o de clase social alta para aparentar ser igual que ellos. Fuente: Wikipedia.

“…¿Eh?”

“No soy bueno para soltarme.”

Jumbo no era del tipo para salir y mezclarse. ¿Eso era todo? Pero si realmente fuera un esnob, no se llamaría a sí mismo, ¿o sí? Además, Jumbo estaba sonriendo. Ocasionalmente, soltaba una carcajada. Disfrutaba ver a sus compañeros beber, hablar y jugar desde el fondo de su corazón. Eso era lo que parecía.

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“Arnold y yo somos iguales,” dijo Jumbo.

“Ohh. ¿Lo son…?”

No eres como Arnold, Ranta no pudo evitar pensar.

Tenía la sensación de que, abandonado por sus propios medios, Arnold siempre estaría solo. Esa era la razón por la cual Jumbo estaba haciendo todo lo posible para ser como, “te entiendo, te entiendo, soy de la misma manera” y aferrándose a él.

Ranta nunca haría algo así, pero sabía que algunos tipos que se preocupaban demasiado por los demás lo harían. Odiaba a los de ese tipo. Si alguien estaba solo, déjalos estar solos. Si se encontraban atormentados por la sensación de soledad como resultado, era su propia culpa.

¿Jumbo era un hombre sorprendentemente sensible?


Eso era como una decepción. A pesar de su apariencia, él era demasiado normal.

Había un dicho que decía: “Si quieres dispararle a un general, comienza disparando a su caballo,” pero, realmente, si solo disparas al general para empezar, el resto más o menos encajaría en su lugar. Olvídate de los pequeños fritos. Si él iba a ganar el favor de alguien, iba a ser de Jumbo.

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“…Eh, ¿qué tal si tratas de unirte a ellos, tal vez?” Preguntó Ranta. “A todos les gustaría, ¿no? Al menos eso pienso yo.”

“No quiero arruinar su diversión,” dijo Jumbo.

“Naa, no creo que lo hagas. De ninguna manera. Creo que solo tenerte ahí, los haría sentir emocionados, como si todos se hubieran excitado, ¿sabes?”

“Esto funciona mejor para Arnold y para mí,” dijo Jumbo. “Mis camaradas también lo entienden.”

“…Ah.” Ranta se sintió haciendo una mueca. “¿Estaba fuera de línea ahí, tal vez…?”

“No necesitas ser tan cauto.” El tono de Jumbo era gentil. “Tú también eres uno de mis camaradas.”

“Sí, pero soy un recién llegado total…”

“Un camarada es un camarada.”

“Bueno, sí… Seguro, pero…”

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Ranta se frotó la cara con su mano izquierda. Esto era extraño.

Si Arnold era un gran problema, Jumbo obviamente era un trato aún más grande. Él podría hacer más para actuar distante. Si hubiera sido más arrogante, Ranta podría tolerar eso, e incluso podría ser más fácil para él aceptarlo.

Pero, ¿qué había hecho él en su lugar? La forma en que Jumbo hablaba siempre era franca, sin mantenerlo nunca a distancia. Incluso había algo de calidez en eso.

“…Entonces, ¿por qué eres tan malditamente fluido en el lenguaje humano?” Preguntó Ranta.

“Fui criado por un hombre.”

“Oh… ya veo, fuiste criado por un hombre, eh…” Los ojos de Ranta casi salieron disparados de su cráneo. “¡¿Qué?! ¡¿Por un hombre?!”

“Sí.”

“Por un hombre, quieres decir, como un humano… ¿verdad?”

“Por supuesto. En mis primeros recuerdos, ya estaba con ese hombre. No sé su nombre. Hasta el día de su muerte, nunca me dijo su nombre. Yo mismo no tenía conocimiento que fuera un orco. Pensé que era lo mismo que ese hombre, y nunca lo cuestioné”

El hombre nunca le había dicho su nombre a Jumbo, así que, por supuesto, el hombre nunca dijo nada sobre su origen, su historia o cualquier otra cosa sobre sí mismo.

De todos modos, el hombre había caminado por todo Grimgar con el joven Jumbo. Según los recuerdos de Jumbo, los dos pasaron un poco más de diez años viajando juntos, desde las tierras heladas del norte hasta las montañas Tenryu en el sur, desde los mares azules del este hasta los mares oxidados del oeste.

Es posible que el hombre no haya hablado en absoluto sobre sí mismo, pero eso no significaba que hubiera sido del tipo silencioso. Cada vez que había tiempo, le había contado a Jumbo las leyendas, tradiciones, narraciones, cuentos e historias de cada lugar. El hombre podría hablar muchos idiomas. Estaba bien, no importaba a dónde fuera, desde montañas escarpadas, a desiertos, a páramos, a ciudades importantes, pero nunca se descuidaba. El hombre había sido muy versado en las formas de evitar el peligro y salir de una crisis cuando se encontraba en una. Naturalmente, Jumbo había aprendido de él y dominaba esas habilidades él mismo. Si no lo hubiera hecho, no habría podido quedarse con el hombre. Él habría quedado solo.

Viajando con el hombre. Para Jumbo, esa había sido toda su vida. Había creído, si solo seguía al hombre, el viaje continuaría para siempre.

Entonces, un día, el hombre se había acostado quejándose de un dolor de cabeza, y nunca más se volvió a levantar. Lo siguiente que Jumbo supo, fue que el corazón del hombre se había detenido.

Jumbo conocía la forma correcta de enterrar a los muertos. Entonces lo había hecho. Luego se había quedado solo con él mismo.

“Ya… veo…” Ranta dijo lentamente. “Así que aprendiste el lenguaje humano de él.”

“Probablemente heredé casi todo lo que tenía.”

“Sin embargo, debes preguntarte quién era ese tipo,” preguntó Ranta. Se dio cuenta de que, en algún momento, había empezado a hablarle a Jumbo como a un igual. Pero no tenía ganas de corregirse, y no creía que debería hacerlo. “Hay todo tipo de cosas por ahí, eh. Tantas personas, vidas que ni siquiera podría imaginar.”

“Y tu camino también es uno que ningún otro puede caminar.”

“Bueno, sí, si lo pones de esa manera.”

“Cada uno de nosotros vive y muere en una miríada de formas diferentes.”

“…Has perdido un buen número de camaradas hoy, eh.”

“Lloro la pérdida de mis camaradas. Solo les estaba ofreciendo una bebida antes.”

“Todos los demás, no parecen tan tristes,” comentó Ranta.

“Todos somos iguales en la muerte.” Incluso los no-muertos, que están sin vida, perderán sus formas y serán destruidos. ¿De qué hay que estar triste?”

“Pero aún así.” Ranta bajó la cabeza.

¿Que es esto? Él se preguntó. Me está haciendo querer decir cómo me siento realmente. O más bien, no puedo decir nada más.

No, eso no es.

No quiero decirle nada, sino cómo me siento realmente.

“Pero si ya no puedes ver a tus amigos, a tus camaradas, ¿no te hace sentir solo?” Preguntó Ranta.

“Todos debemos separarnos eventualmente,” respondió Jumbo.

“Aun así, si no quiero separarme todavía. ¿Eso es ser egoísta?”

“Muchos orcos piensan así,” dijo Jumbo. “Todos nacemos predestinados a morir. Cuando la muerte inevitablemente llega, nuestros cuerpos se pudren y se convierten en tierra, y pasamos por el ciclo para nacer una vez más.”

“¿Tú también piensas eso?” Preguntó Ranta.

“No sé cómo funciona este mundo.”

“Ohh. Así que hay cosas que incluso tú no sabes, eh… Es solo que, de alguna manera, parece que lo sabes todo.”

“No sé lo que no sé,” dijo Jumbo. “Solo podemos aprender una pequeña porción de todo lo que hay que saber en nuestras cortas vidas. Eso es cierto para todos nosotros.”

“Jumbo.”

“¿Qué es?”

“…Perdón por pedirte ese favor, por la mujer,” dijo Ranta vacilante. “Yo…”

“Bebe.” Jumbo levantó su copa y sonrió a Ranta.

Había algo raro sucediendo aquí, si Ranta lo decía él mismo. Cuando vio a Jumbo sonreír, sintió que su pecho se apretaba y se echó a llorar, sin entender por qué.

Esto era… amor…

No, no, no. Eso no era. Obviamente. Como si se enamorara. Pero sintió que sus emociones se agitaban intensamente. Eso era un hecho.

Ranta tiró hacia atrás su taza de madera, derribando el resto de su hidromiel. “…Maldita sea, esto es dulce.”

“¿No es de tu gusto?” Preguntó Jumbo.

“No es como si lo odiara o algo así. Me imagino, muy pronto, me acostumbraré, y podré pensar que sabe bien.”

“¿Lo harás?” Preguntó Jumbo.

“Oye…” La voz que hablaba era como un viento húmedo que soplaba desde abajo.

Cuando Ranta lo miró, Arnold lo estaba mirando, a punto de tirar algo. Era un contenedor con un corcho.

Cuando Ranta extendió su mano sin querer, Arnold se la arrojó. Logró atraparlo sin dejarlo caer de alguna manera. Lo sacudió un poco, y hubo un sonido de salpicadura.

“Juin,” dijo Arnold, haciendo un gesto de beber.

“¿Eh? ¿Para mi? ¿Beberlo?

“Ahh… Yah…”

“Bueno, solo un poco entonces.”

Ranta descorchó el contenedor, vertiendo su contenido en la taza de madera. Su hidromiel había sido de un color ámbar, pero era blanquecino. Cuando tomó un sorbo, estaba un poco agrio, pero no demasiado fuerte. Era un sabor bastante seco, y se lo bebió enseguida.

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“…Sí,” dijo Ranta. “Esto es bueno.”

Arnold dejó escapar un inquietante sonido de “Hee…” Pudo haber sido una risa.

Ranta naturalmente se rió de vuelta. “…Gracias, Arnold.”

“…nvenido…”

“Je…” Ranta miró hacia abajo, susurrando para sí mismo. “Si, eso no lo supera todo. Maldita sea…”

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