Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 8: Y Entonces Esperamos el Mañana

Capitulo 10: ¿Por Qué razón?

Era vertiginoso. Las innumerables luces que parpadeaban en la oscuridad oscilaban como locas y se sentía horrible. Cada vez que Shihoru tropezaba con algo, o se metía en un agujero y casi se caía, Kuzaku la atrapaba. Ella había dejado de disculparse todo el tiempo. Ella no tenía la suficiente fuerza como para formar las palabras.

No puedo hacer esto más. No puedo correr más. Ella había estado pensando eso por un largo tiempo ahora. Desearía que me dejaran aquí.

Incluso si ella lo dijera, Kuzaku no abandonaría a Shihoru, y Katsuharu probablemente tampoco lo haría. Porque ella sabía eso, no podía decirlo.

“¡Katsuharu-san!” Kuzaku llamó al hombre que estaba delante de ellos. “¿Cómo crees que se ve? ¿Podemos escapar?”

“¿Quién puede decir?” Katsuharu estaba sin aliento. “Todavía queda camino hacia la aldea, por lo que puede depender de ustedes dos.”

“¡Maldición! ¡Porque era tan ruidoso, el nyaa nos encontró, y…!”

“No sirve de nada pensar en ello. Yo fui quien te invitó después de todo. Fue descuidado acercarse tanto a ellos. La culpa recae en mí.”

“Espera, ¿por qué estás tan relajado sobre esto?”

“Si me entrara el pánico, nada bueno saldría de eso,” dijo Katsuharu.

Nyaas. Había nyaas detrás de ellos, por supuesto, pero también a derecha e izquierda. Incluso con los insectos brillantes que se llamaban rurakas volando, estaba oscuro. Por eso, aunque no podían ver a los nyaas, podían oír sus voces. Nyaa… Nyaa… Nyaa… Nyaa… Nyaa ñ… Nyaa… Nyaa… Nyaa… Maullando desde todas las direcciones.

¿Los nyaas estaban cerca? ¿Estaban lejos? ¿Cuántos había? Shihoru no tenía idea. Por lo que Katsuharu les había dicho, los nyaas domesticados a veces se tomaban su tiempo, empujando lentamente a sus objetivos hacia un rincón como este. Era cierto, estaban empezando a sentirse acorralados. Al menos, Shihoru y Kuzaku sí.

“Bueno,” dijo Katsuharu en una voz demasiado relajada para un hombre que estaba corriendo. “Por ahora, parece que solo tenemos a los nyaas persiguiéndonos. Tal como están las cosas ahora, aún podemos llegar a la aldea de alguna manera. Den su todo.”

Den su todo, había dicho. Eso fue lo que Shihoru pensó que estaba haciendo. Ella estaba tratando tan duro como podía. Pero, por más que lo intentara, había límites a lo que podía hacer. Una vez que estaba exhausta y no podía dar un paso más, sería una carga para Kuzaku y Katsuharu.

Espera.

De repente, perdió toda la fuerza en sus rodillas, y ya no pudo mantener sus pies en movimiento. Shihoru se apoyó rápidamente con su báculo. Eso logró evitar que se cayera, pero no podía correr más. Ella tampoco creía que pudiera caminar. Esto era, su límite

“¡¿Shihoru-san?!” Kuzaku se detuvo. “¿Que pasa? ¿Por qué te detuviste?”

“Santo cielo.” Katsuharu se giró hacia atrás, agachándose frente a Shihoru de espaldas a ella. “Aquí. Te llevaré sobre mi espalda. Agarrate.”

“N-No, no puedo pedirte que…”

“¡Shihoru-san, deja que él te cargue!” Gritó Kuzaku. “¡Si se trata de eso, los tanquearé a ustedes dos!”

“Démonos prisa, ¿cierto?” Preguntó Katsuharu. “Esta posición es dolorosa en la parte inferior de la espalda, ya ves.”

“L-Lo siento. ¡Esto, d-discúlpame…!”

La espalda de Katsuharu era más amplia de lo que Shihoru esperaba, y le dio una sensación de alivio. Para poder llevar a Shihoru, que era bastante pesada, y no tener que hacer mucho para deshacerse de su forma de correr, este hombre debe haber sido más confiable de lo que parecía.

“Lo siento, pero ¿podría pedirte que te aferres un poco más?” Preguntó Katsuharu.

“…¡B-Bien!”

“Sí, soy un hombre afortunado.”

“…¿Eh?”

“No, solo hablo conmigo mismo. No pienses nada de eso. Sin embargo, debería haber hecho esto desde el principio. Je… bromeo, por supuesto. Tratando de aligerar el estado de ánimo, ¿lo ves?”

Podría haber sido confiable, pero también parecía un poco peligroso.

Hablando de peligro, ¿y los nyaas? Shihoru había hecho un gran trabajo al reducir la velocidad de todos, por lo que era difícil imaginar que la situación hubiera mejorado. Pensando en eso normalmente, debería haber empeorado.

Un lobo aulló en la distancia.

“Justo ahora, ¿eso fue…?” Kuzaku miró hacia atrás sin detenerse.

“No es bueno.” Dijo Katsuharu en voz baja, mirando rápidamente a la izquierda y luego a la derecha. El lado izquierdo era plano, pero el lado derecho estaba inclinado hacia arriba. El camino delante de ellos y detrás de ellos era estrecho. “Este es un mal lugar. Supongo que lo haré una vez que lleguemos a un lugar un poco mejor. Voy a esculpir un camino sangriento para que ustedes dos huyan.”

“¡No, Katsuharu-san, no hay razón por la que deberías hacer eso por nosotros!” Gritó Kuzaku.

“Si ustedes dos fueran mayores que yo, los sacrificaría para salvarme, pero ver morir a los más jóvenes siempre me revuelve el estómago. Oh, no te preocupes, no caeré fácilmente. Tengo experiencia de mi parte, si, nada más.”

“No podría correr lejos, de todos modos…” Shihoru apretó los dientes. A pesar de que había ayudado cargándola, todavía estaba sin aliento. “Lucharé contigo. Tengo que. Te apoyaré con magia.”

“Quería presumir, pero supongo que así es como debe ser.”

No mucho después de eso, cuando ingresaron a una zona plana con muchos árboles, Katsuharu bajo a Shihoru y sacó su katana. Kuzaku preparó su espada negra y su escudo, moviéndose frente a Shihoru.

No había muchos rurakas aquí. Nyaa… nyaa… nyaa… nyaa... Basado en el maullido, los nyaas debían estar muy cerca. Los lobos aullaban.

“Dark…” Cuando Shihoru enfocó su mente y llamó su nombre, el elemental Dark apareció como si saliera de una puerta que se había abierto desde un mundo invisible. Cuerdas oscuras se torcieron en una espiral y tomaron una forma humanoide. Dark flotó en el aire para sentarse en el hombro de Shihoru.

Katsuharu echó un vistazo a Dark, luego dijo “Oh,” en admiración. “Ahora hay un hechizo desconocido.”

“Es uno original, propio de Shihoru-san.” Mientras prestaba atención al área que los rodeaba, Kuzaku respiró hondo. “¿Los nyaas nos atacarán directamente, crees?”

“No pelean a menudo, no. Cuando uno de su tipo es maltratado, tienen una tendencia a no cooperar como grupo. Es por eso que a los domadores de nyaa no les gusta hacerlos pelear.”

“Entonces, los que vendrán—” comenzó a decir Kuzaku, pero luego cerró la boca.

Hubo un ruido. ¿Pasos? Se está acercando. Desde la izquierda. Un lobo. Un lobo negro, ¿eh?

Shihoru iba a enviar a Dark para interceptarlo, pero lo pensó mejor. Él no llegaría a tiempo.

Katsuharu se dirigió hacia la izquierda usando un método único de caminar donde ni su cabeza ni su cintura se movían hacia arriba o hacia abajo. Antes de que el lobo negro pudiera saltar sobre él, Katsuharu ya estaba balanceándose con su katana. Rompió la cabeza del lobo negro y se derrumbó. Katsuharu luego usó la misma técnica de caminar para regresar a su posición original. “El próximo viene.”

“¡Uragh…!” Kuzaku golpeó algo con su escudo. ¿Lo había abordado otro lobo negro?

“Si tratan de seguirlos con sus ojos, actuarán demasiado tarde.” Katsuharu balanceó su katana. Parecía que lo golpearía. “No miren. Sientan.”

No había forma de que Shihoru pudiera hacer eso. Ella era una maga. No, decir que no podía hacerlo porque era una maga solo estaría actuando débil.

Desde atrás, uno venía. Cuando se volvió hacia ella, ella dio la orden. “¡Ve!”

A diferencia de la magia que Shihoru había aprendido en su tiempo en el gremio, Dark no solo volaba en línea recta. Era guiado hasta cierto punto.

Había un lobo negro. No era que realmente hubiera podido ver al lobo negro arremetiendo contra ella desde la oscuridad. Lo que Katsuharu le había contado de inmediato había sido útil. No miren, sientan.

Algo se precipitó sobre Shihoru, y ella deseó que Dark colisionara con él. Eso fue todo. Dark protegido Shihoru.

El lobo negro aulló, luego dio media vuelta y echó a correr.

Shihoru inmediatamente convocó a Dark otra vez. “¡Ven, Dark!”

“¡Lo siento, Shihoru-san!” Kuzaku estaba usando su espada y su escudo para derribar a los lobos negros, y de alguna manera logrando cubrir a Shihoru. “¿No hay una gran cantidad de ellos?”

“En momentos como este, debes asumir que hay más de lo que realmente puedes ver.” Katsuharu se movió con ese particular estilo de caminar, el mismo de siempre, balanceando su katana para aterrizar un golpe preciso en la cabeza de un lobo negro. No era llamativo, pero incluso una maga como Shihoru podía decir que era hábil. “Habrá un breve descanso.”

Fue como lo dijo Katsuharu. Los lobos negros de repente dejaron de cargar, gruñendo desde un poco más lejos. Shihoru casi dio un suspiro de alivio a su pesar.

“¡Ahora!” Katsuharu salió corriendo. “¡Síganme!”

“¡Shihoru-san!” Llamó Kuzaku.

“¡D-De acuerdo!” Le devolvió la llamada.

Ella había estado perdida en sus pensamientos. ¿Esto era lo correcto o no lo era? Ella ni siquiera tenía tiempo para pensar. Shihoru siguió a Katsuharu.

Katsuharu cortó uno de los lobos negros para romper un agujero en su cerco, luego siguió corriendo. Los lobos negros trataron de enjambrar a Katsuharu, como si estuvieran siendo absorbidos por él. Hizo cambios bruscos hacia la izquierda y hacia la derecha con su katana, abriendo un camino.

Kuzaku y Shihoru corrieron por ese camino. Kuzaku también ayudó, ahuyentando a dos o tres de los lobos negros con su espada y escudo. Shihoru no estaba tratando de conservar el poder de Dark, ya que tenía grandes preocupaciones. Ella se quedó rápidamente sin aliento. Su corazón latía con fuerza y ​​estaba a punto de estallar. Quizás ya sea demasiado para ella.

Entonces Katsuharu se detuvo.

Kuzaku y Shihoru pasaron junto a Katsuharu por inercia. Después de haber realizado un cambio de cara que casi lo hizo tropezar, Katsuharu estaba sosteniendo su espada un poco por debajo del nivel medio y mirando a los lobos negros. Los lobos se extendieron hacia la izquierda y hacia la derecha, mientras permanecían prudentes con él. ¿Estaban tratando de rodear al grupo nuevamente?

“¿Vamos a seguir repitiendo esto?” Dijo Kuzaku con un gemido. “Se siente tan abrumador. Pero supongo que tenemos que hacerlo.”

Shihoru quería decir algo, pero su voz le falló.

Katsuharu comenzó a retroceder, por lo que Kuzaku y Shihoru retrocedieron junto con él. Esto realmente era abrumador. ¿Cuántas veces tendrían que repetir esto antes de llegar a la aldea?

Nyaa… nyaa… nyaa… Los nyaas estaban maullando. Estaban aquí. Estamos aquí. Hay muchos de nosotros. Los seguiremos a donde sea que vayan, esos maullidos los amenazaron.

Si Shihoru hubiera sido como solía ser, su corazón podría haberse roto. Ahora, sin embargo, incluso si estaba al borde de eso, podría aguantar un poco más. Incluso si en el peor de los casos, si tuviera que dejar que Katsuharu y Kuzaku siguieran adelante y se quedara ahí sola, no aceptaría la muerte con resignación. Ella no pensaba que se había vuelto fuerte, pero quería ser fuerte.

“Va a estar bien.” Shihoru asintió. “Tengo que ver a todos de nuevo… Porque quiero verlos.”

“Sí.” Kuzaku sonrió solo un poco. “No podemos dejarnos matar por algo tan pequeño como esto, ¿verdad?”

“Ese es el espíritu.” Katsuharu se volvió y comenzó a correr nuevamente. “¡Adelante!”

Shihoru y Kuzaku intentaron seguir al hombre. Pero entonces Katsuharu se detuvo de repente. Él no tuvo más remedio que hacerlo.

Había algo grande en su camino. No había estado ahí originalmente. Si lo hubiera hecho, no había forma de que Katsuharu hubiera ido de esa manera después de todo.

Por un momento, Shihoru pensó que era un tigre, un león u otro gato grande. Pero ella estaba equivocada.

A juzgar por su esquema, esa cosa era, o mejor dicho, esa cosa también, un lobo. Era demasiado grande para ser simplemente un lobo. Más que eso, en su parte posterior, había algo… ¿Montando?

“Ay..” Katsuharu se dio una palmada en la frente con su mano izquierda. “El maestro de las bestias está aquí, ¿eh? Lamento decirlo, pero no podemos escapar de esto.”

“No es solo el maestro de las bestias,” se hizo eco de la voz de un hombre. Vino detrás de ellos. En otras palabras, el área donde primero fueron rodeados por los lobos negros.

Cuando Shihoru de volvió, había una figura humanoide detrás de los lobos con los colmillos cerrados. No solo uno. Había varios.

¿Un humano…?

“Yo también estoy aquí, intrusos. Los castigaré para matar algo de tiempo.”

No había dudas al respecto. Era una voz humana, masculina. Solo eso hubiera sido un shock, pero había algo incluso, incluso, incluso más impactante.

Las figuras se acercaban a ellos. El líder era humano, como ella había pensado. El hombre humano tenía cinco o seis orcos a cuestas. Sin embargo, uno de ellos era muy pequeño.

“No… puede ser…” Kuzaku se estremeció. “¿Que se supone que significa eso…?”

Shihoru parpadeó, sacudiendo la cabeza. “…¿Por qué?”

“Oye, Ranta.” El hombre de antes le hizo un gesto con la barbilla. “Enloquece por nosotros ahora mismo. No te pediré que demuestres tu lealtad, pero si eres nuestro camarada, al menos puedes unirte a nuestras peleas.”

“Eso es un hecho.” El hombre pequeño bajó la visera de su casco, y sacó su espada RIPer. “No me importa pelearme a mí mismo. Solo mira, viejo Takasagi. Muy pronto haré que me supliques que sea tu discípulo, lo garantizo.”

“…Ranta-kun,” susurró Shihoru.

El suelo se sentía como si temblara violentamente. Esto tenía que ser algún tipo de error. Eso, o un mal sueño.

Oh. Conociendo a Ranta, este tenía que ser otro de sus malos chistes. Quería sorprenderlos y luego burlarse de ellos.

Pero si no lo era…

“¿Lo conoces?” Katsuharu le preguntó a Shihoru y Kuzaku, y prácticamente al mismo tiempo, ese viejo Takasagi, o quien quiera que fuera, le preguntó a Ranta: “¿Los conoces?”

“No solo lo conocemos…” Kuzaku apretó los dientes.

Shihoru solo pudo asentir.

“Bueno, sí.” Ranta soltó una risa nasal. “No es que importe. Soy parte de Forgan ahora. No importa quiénes sean, aplastaré a cualquiera que ponga una mano sobre nuestros muchachos. No podemos dejar que se metan con nosotros.”

“Espero que no sea solo una conversación difícil.” Takasagi se metió la mano por el cuello. Su brazo derecho era… Aparentemente no tenía uno.

“Pronto lo verás.” Ranta giró su cuello hacia adelante y hacia atrás. “Prepárense. Es tiempo de la masacre, chicos.”

Shihoru todavía no podía creerlo.

Él saltó hacia ellos. Leap Out.

Este era Ranta.

Katsuharu cuestionó si debería interceptarlo o no, pero se retiró. Kuzaku estaba ahí de pie, prácticamente inmóvil, cuando Ranta se le acercó violentamente.

Kuzaku rápidamente levantó su escudo para defenderse. “¡¿Ah..?!”

“¡Toma eso!” Ranta no le dio tiempo para detenerse y respirar, lanzando un ataque cortante. “¡Eres un larguirucho!”

“¡Urgh! ¡Ah! ¡¿Qué…?!” Todo lo que Kuzaku podía hacer era bloquear los ataques con su escudo. No, él ya había recibido varios golpes. Kuzaku llevaba una armadura resistente, y esa era la única razón por la que aún no había caído. “¡¿Ra-Ranta-kun?! ¡Ahh, espera!”

“¡¿Qué clase de idiota esperaría cuando les pides que espere?!” Ranta usó Leap Out para repentinamente rodear el lado derecho de Kuzaku, luego hizo un gran movimiento, sosteniendo a RIPer con ambas manos. “¡Oorahhhh!”

Kuzaku estaba sosteniendo su escudo en su mano izquierda. Si fue atacado desde el lado derecho, no podría bloquear con el escudo. Incluso si iba a desviarlo con su espada, la respuesta de Kuzaku fue demasiado lenta. Kuzaku lo detuvo con su brazo derecho. “¡¿Guh…?!”

Su brazo estaba cubierto por su armadura también, por lo que no lo cortó. Sin embargo, Kuzaku casi deja caer su espada, y le dolió bastante.

Katsuharu intervino de inmediato, por lo que Ranta utilizó Exhaust para retroceder y alcanzar cierta distancia.

Gracias a Dios, pensó Shihoru. Si Katsuharu no lo hubiera respaldado, Kuzaku pudo haber caído con el próximo ataque.

El próximo ataque de Ranta, quien se suponía que era su aliado.

“…Dark.” Shihoru fue a ordenar a Dark, que estaba sentado sobre su hombro, que hiciera algo. ¿Pero qué, exactamente, debería ella ordenarle que hiciera?

“Veamos.” Takasagi sacó la katana que llevaba en la espalda. “Tal vez jugaré un poco también. Incluso si solo son ustedes tres, al menos veo que uno de ustedes es capaz. Al menos trata de resistir, ¿de acuerdo?”

Los orcos también prepararon sus armas.

“No tienes un turno, viejo.” Ranta inclinó todo su cuerpo para bajar. “Me llevaré a esos dos. Kuzaku. Shihoru. Ustedes dos son míos. Piensen en ello como la pequeña misericordia que puedo ofrecer. Los pondré a descansar.”

“¡Si esa es tu idea de misericordia…” Kuzaku clavó los talones y levantó su espada sobre sus cabezas. Parecía que su brazo derecho todavía dolía, pero podría lograr moverlo de alguna manera. “…puedes quedártela! ¡¿Ranta-kun, qué te pasó, hombre?!”

Shihoru se dio cuenta de repente. “…¿Dónde está Mary?”

Hubo un estremecimiento que sacudió la cabeza y los hombros de Ranta. Eso fue cuando sucedió. De repente, los nyaas comenzaron a maullar como locos, y la criatura humanoide en la espalda del lobo gigante gritó algo.

Takasagi dijo: “¿Eh?” Y miró alrededor del área. “¿Refuerzos enemigos, dices?”

Los nyaas se dispersaron de prisa. Aunque estaban fuera de la vista, podías decirlo por sus maullidos. Los lobos negros parecían inquietos también, pero cuando el lobo gigante dejó escapar su horrible aullido, todos se alinearon. Takasagi estaba gritando en un idioma desconocido. Los orcos parecían estar tratando de endurecer sus defensas.

“Oigan,” dijo Katsuharu sin mirar a Shihoru. “Ahora es el momento de salir de aquí.”

“¡Pero…!” Kuzaku pateó el suelo. “¡Maldición! ¡Esto no tiene sentido!”

Él tenía razón. Ranta convirtiéndose en su enemigo… Era tan incomprensible que ella quería llorar.

“¡Ranta-kun!” Shihoru estalló con un sollozo. Antes de llorar, tenía que averiguar mucho al menos. “¡¿Qué hay de Mary?! ¡¿Qué le pasó a Mary?!”

Kuzaku retrocedió en estado de shock. Ranta no dijo nada. ¿Él no podía responder? ¿No podía permitirse el lujo de hacer eso?

“¡Aaaaarnooooold! ¡¿Dónde estás?!”

Una voz terriblemente fuerte resonó en el área. No estaba lejos de aquí. Estaba cerca.

El lobo gigante saltó y cambió de dirección. Algo, alguien, había atacado al lobo gigante. Todos los lobos negros comenzaron a moverse al mismo tiempo. ¿Estaban tratando de ayudar al lobo gigante?

“¿Oh…?” Takasagi golpeó algo en el aire con su katana. Una flecha, eh. “Tenemos un francotirador, ya veo. No estoy interesado en lastimarme. ¡El final!”

¿Era “el final” la señal para retirarse? Ellos retrocedieron. Se retiraron, sin ningún respeto por Shihoru y los demás. El lobo gigante, los lobos negros, los orcos, Takasagi e incluso Ranta.

“¡Espera, Ranta-kun!” Shihoru casi lo persigue, pero Katsuharu la detuvo.

“¡Detente!” Ordenó. “¡No conozco la situación, pero ahora no!”

“¡P-Pero, Mary…!”

“¡Oye! ¡Ranta-kun!” Kuzaku salió corriendo, pero se detuvo rápidamente. “¡Ugh! ¡No está bien, no en contra de ese tipo! ¡Maldita sea, Ranta! ¡Es más que rápido cuando huye!”

Shihoru no pudo soportar más. Se sentó donde estaba, y Dark desapareció de su hombro, luciendo decepcionado.

Esto. Esto es simplemente demasiado. Es horrible. Demasiado horrible.

“¡Ah!” Gritó Kuzaku.

Cuando miró, Ranta estaba a la cola del grupo enemigo y algo le saltó desde un costado. Hubo una lucha, uno de ellos se puso encima del otro, luego cambiaron, dando vueltas una y otra vez. Cuando se dio cuenta, Takasagi movió su katana, pero parecía más como si estuviera tratando de dividirlos en dos que separarlos. Ninguno de los dos quería ser asesinado, así que ambos se separaron al mismo tiempo.

Ranta inmediatamente salió corriendo. Takasagi se fue también. Eso solo dejó al otro atrás.

“…Haruhiro-kun,” susurró Shihoru.

Incluso si estaba oscuro, no había forma de confundirlo. Ese era Haruhiro.

Haruhiro estaba sobre una rodilla, mirando al enemigo irse.

¿Qué estaba pasando aquí? Shihoru no podía pensar con claridad. Incluso si pudiera pensar, no era probable que lo entendiera.

No quiero pensar en nada ahora mismo.