Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 8: Y Entonces Esperamos el Mañana

Capitulo 1: Perdido en la Niebla

Parte 1

El camino estaba oscuro y retorcido.
Y a veces se volvía tan delgado que casi parecía que habían llegado a un callejón sin salida, por lo que la luz de la linterna solo mostraba un pie más o menos delante de ellos.

La sensación de las paredes rocosas que a veces tocaba era dura y áspera. También lo era la sensación del suelo bajo sus pies.

Cuanto más avanzaban, más se apagaba el fuego de la esperanza, y parecía que incluso el menor aliento podía extinguirlo. Incluso si avanzaran con cautela, paso a paso, ¿habría alguna recompensa al final?

¿Esta era la elección correcta?

¿No fue un gran error en su lugar?

Hacía calor cuando habían vagado por primera vez aquí, pero hacía mucho tiempo que hacía frío. El aire estaba seco, pero olía a pantano por alguna razón.

“Oye, Parupiro…” comenzó Ranta.

“¿Qué, Rantaronosuke?”

“Escucha, amigo, no te atrevas a agregar extrañas tonterías al final de mi gran nombre. Te mataré.”

“Si dejas de jugar con mi nombre, lo pensaré.”

“Tengo derechos, Parupyororin, y será mejor que no los infrinjas,” dijo Ranta viciosamente. “Espera, espera, ¿está realmente bien…?”

“Está bien,” respondió Haruhiro inmediatamente, luego se mordió el labio inferior.

¿Podría decir eso con seguridad? ¿Estaba seguro de eso?

No.

No había forma de que pudiera estarlo.

Él no sabía si estaba bien o no. ¿Cómo podría saberlo?

Este pasaje conectaba a Darunggar con Grimgar. ¿Tenía alguna evidencia de eso? Sí. Lo había declarado el Sr. Unjo.

El Sr. Unjo había vagado en un lugar neblinoso en la frontera entre los antiguos reinos de Nananka e Ishmal, luego llegó a Darunggar pasando por una cueva que había encontrado ahí. Era un ex soldado voluntario, con mucha más antigüedad que Haruhiro y el Party. Era difícil imaginar que alguien así les mintiera. Él era confiable.

Aún así, incluso si él no estaba mintiendo, podría haber olvidado sus memorias. Incluso si el Sr. Unjo hubiera dicho la verdad, ¿qué prueba tenían de que este pasadizo era la cueva en cuestión?

¿Incluso esto era un pasadizo?

Si no lo era… No, ¿cómo iban a decidir que no era así?

Si el camino a seguir estaba bloqueado, Haruhiro tendría que admitir que fue un error.

Así es, pensó. No tenemos más opción que llegar tan lejos como nos lleve.

¿Eso era realmente cierto?

¿Qué pasaría si llegaran tan lejos como pudieran, y entonces fuera un callejón sin salida? ¿Tal vez sería mejor para ellos rendirse en algún momento y regresar mientras aún podían? ¿A alguna parte? ¿Dónde exactamente? ¿Con qué tiempo?

Comenzó a molestarlo, entonces Haruhiro miró hacia arriba. Levantó su linterna. No había techo visible. Era casi como si estuvieran en una grieta profunda y oscura.

Es diferente, pensó.

Este lugar no era como el pasadizo de Grimgar en el Wonder Hole que conectaba con el Reino del Atardecer, tampoco al que habían atravesado en su camino a Darunggar.

Para empezar, no había gremlins. Lala había hablado de ellos.

Los gremlins tenían la habilidad de cruzar de un mundo a otro, o el poder de encontrar los lugares donde los mundos estaban conectados y huir a través de ellos.

No había gremlins en este pasadizo.

¿No significaba que este era el lugar equivocado?

Podría ser.

También podría ser que no.

Él no lo sabía.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que habían entrado en este pasadizo? Su sentido del tiempo no solo estaba estancado; básicamente había desaparecido. Los días que habían pasado en Darunggar eran como un recuerdo lejano, y cuando se trataba de Grimgar, tenía que preguntarse si alguna vez habían estado ahí.

¿Grimgar incluso existía? ¿No se estaba imaginando que sí? No había forma de que pudieran regresar a un lugar del que ni siquiera estaban seguros que existía.

Avanzando, volviendo, todo era lo mismo. Nunca saldrían de aquí. No tenían más opción que vagar hasta que sus últimas fuerzas cedieran.

¿Eso estaba bien? No era así. Haruhiro había mentido. Él los había engañado. A sus camaradas. Y a el mismo.

Sintió el arrepentimiento, el odio a sí mismo, el peso de su propia responsabilidad, la sensación de impotencia y la desesperación, uno tras otro, todos ellos pesando sobre él de inmediato. Lo estrangularon. Le dispararon. ¿Cómo podría avanzar cuando estaba sufriendo bajo ese peso? ¿No iba a detenerse?

Aunque todos estaban ahí, se sentía solo. La luz iluminaba hacia donde se dirigía, pero no veía nada. Se sentía como si estuviera en la más absoluta oscuridad, abandonado y dejado.

¿Esto no es lo suficientemente bueno? Pensó en desesperación. Es hora de parar. Quiero decir, no es justo. ¿Por qué soy el único pasando por esto?

Ranta, él puede quejarse siempre que lo desee, así que lo tiene fácil. Si no te gusta, hazlo tú mismo, hombre. Toma algo de responsabilidad. Intenta llevar esta pesada carga. No es como si alguna vez lo hubiera querido. Si no tuviera que hacerlo, no lo haría. No estoy bromeando. He tenido suficiente. No me importa quién sea, solo quiero que alguien se haga cargo.

“¿Te parece bien?” Dijo una voz.

Haruhiro escuchó la voz, por lo que se volvió. Sus ojos se encontraron con los de Mary.

“¿Qué pasa?” Preguntó ella.

“Justo ahora…” comenzó a preguntar, pero se detuvo en seco.

Nadie había dicho nada. Todo estaba en su cabeza. Había escuchado una voz donde no había ninguna. Por supuesto. No había forma de que pudiera haber escuchado esa voz.

Después de todo… había sido la voz de Manato.

Manato se había ido. No estaba en ningún lugar ahora, fuera de Haruhiro y de los recuerdos de los demás.

Pero ¿y si Manato le preguntara eso?

¿Está bien para tí?

Si Manato lo golpea con esa pregunta, ¿cómo respondería Haruhiro? Si Manato pudiera preguntar, Haruhiro podría querer recurrir a él en busca de ayuda.

Por favor. Te lo ruego, vuelve.

Manato probablemente le daría una sonrisa ligeramente preocupada, y luego diría: “Incluso si quisiera reemplazarte, no puedo. Lo sabes, Haruhiro.”

Una voz fantasmal habló de nuevo. “No soy alguien para hablar, pero…”

Eso era raro.

Muy raro.

Incluso podía escuchar la voz de Moguzo.

“Si realmente no quieres… si es difícil para ti… creo que puedes rendirte,” dijo Moguzo. “Si hablas con ellos, todos entenderán. Pero…”

“Haruhiro, ¿te parece bien?” Preguntó Manato nuevamente.

“Si estás cansado…” Cuando escuchó la voz de Shihoru, Haruhiro pensó que tal vez todavía estaba cuerdo. Sus pies todavía se estaban moviendo.

“No, no estoy cansado.” Haruhiro negó con la cabeza ligeramente, pero luego pensó: ¿Qué hay de los demás? Parecía que todavía estaba pensando con claridad.

¿Está bien para mí? Él se preguntó. ¿No lo sé? ¿Tal vez no? ¿Qué piensa todo el mundo?

Bueno, incluso si de repente digo,”Ya terminé de ser el líder. Alguien más hágalo,” ellos no sabrían qué hacer. ¿Sería como: “Vamos, solo hazlo”?

Bueno, todavía lo haré. Sé que nadie más quiere. Entonces, por ahora, lo haré. No importa lo que pase, no vengan a llorar a mi, ¿está bien?

Si las cosas fueran realmente mal, el resto de ellos sería igual de culpable por hacer que un tipo como él sea el líder por tanto tiempo. No solo sería culpa del líder. Haruhiro no estaba solo. Incluso si Haruhiro cometiera un error como líder, seguiría siendo culpa de todos.

“¿Así es como te sientes realmente?” Preguntó Moguzo.

Así es, Moguzo, pensó Haruhiro. Estoy seguro de que no soy mejor que esto.

Haruhiro no tenía determinación. A pesar de que en el tiempo transcurrido desde la muerte de Manato había tenido tiempo más que suficiente para hacer las paces con ser el líder, ni siquiera era consciente de lo poco preparado que estaba. Siguió la corriente, presionado por la necesidad, y de alguna manera se las había arreglado para hacer frente a todas las tareas que se habían amontonado frente a él hasta ahora. Eso era todo.

Manato había sido diferente. Solo había podido estar con ellos durante un corto tiempo, pero se había sentido como si, si siguieran a Manato, podrían ir a algún lado. Se sintió como si Manato los arrastrara a un lugar mejor. Se sintió como si Manato los guiara.

“Nos hemos convertido en un buen Party,” dijo Manato una vez.

Pensando en eso ahora, Manato había podido ver algo entonces. Algún tipo de camino que deberían seguir. Manato tenía una visión para el futuro. Se había mantenido al frente, mirando más adelante que los demás, con su hacia arriba.

Haruhiro no podía ver nada. Él ni siquiera estaba tratando de mirar. No podía pensar en lo que estaba por venir. ¿Cómo serían las cosas mañana… no, incluso más tarde que hoy? ¿Qué iba a pasar?

Eso era algo que Haruhiro no sabía. No, no solo Haruhiro; nadie lo sabía.

Él no quería hacerse ilusiones.

No quería tener esperanza.

No quería estar decepcionado.

No quería lastimarse.

Sus objetivos siempre eran bajos. Solo deseaba las cosas que pensaba que podría conseguir. Si no funcionaba, bueno, eso era todo. Él podría simplemente abandonar la responsabilidad en el último momento. ¿Qué alternativa tenía de otra manera? No estaba hecho para esto.

“¿Te parece bien?” Preguntó Manato una vez más.

No.

No. Eso no era así.

Manato no le decía nada. Él no podía.

Manato no iba a mostrarle a dónde ir. Moguzo no se pararía al frente y movería su espada hacia ellos. Esos dos no animarían a Haruhiro. No podían darle coraje. Porque ninguno de los dos estaba aquí.

Porque estaban muertos.

Haruhiro se detuvo, al igual que el resto del equipo. Tomó un respiro profundo. Aquí las cosas olían un poco, aunque era difícil explicar cómo. El aire estaba húmedo.

“Hay obstáculos que son insuperables,” dijo Haruhiro en voz alta. “Así es la vida. Estoy seguro de que hay cosas de las que no puedes hacer nada. No puedo simplemente decir que estoy seguro de que va a funcionar de alguna manera.”

Obviamente, Haruhiro no podría ser como Manato. Aun así, quería ver cosas nuevas con todos. Quería atraer a todos por el camino que tenía Manato. No porque no tuviera otra opción, sino porque era lo que quería hacer, Haruhiro encontraría su propia manera de hacerlo realidad. Para eso, tenía que tomar las cosas una a la vez.

En primer lugar, no importa lo que sucediera, no podía escapar. No abandonaría su papel, su posición. Esa era una de las cosas que ahora resolvió no hacer.

“Pero aún así,” dijo Haruhiro, “este podemos superarlo. Quiero decir, hemos experimentado muchas cosas diferentes. Esto ni siquiera es difícil al lado de algunas de las cosas que hemos pasado. Si estamos todos juntos, no estoy preocupado en lo absoluto.”

“Dices un gran discurso. Como si fueras alguien importante.” Ranta soltó una carcajada. “Bueno, cuando las cosas se ponen difíciles, me tienes a mí. Puedo hacer que todo funcione, hombre.”

“Si hay algo de lo que estamos preocupados…” Shihoru murmuró.

“¡¿Qué fue eso?! ¡Te voy a manosear! ¡Tú y tus malditas tetas exprimibles!”

“Tu lujuria se está mostrando demasiado ahí,” suspiró Haruhiro.

“¡Cierra la boca, Pyarupyororon! ¡Escucha, hombre! ¡Déjame decirte, que estoy reprimido, está bien!”

“Demasiada información, Ranta-kun…” murmuró Kuzaku.

“¡Cállate! ¡Bien, Kuzacky, Parupiro, ¿qué hay de ustedes dos?! ¡Si un hombre joven y saludable viviera con mujeres de la manera en que lo hemos hecho, sería natural que él estuviera tan reprimido que estuviera a punto de explotar! ¡Sino, habría algo mal con él como hombre si no fuera así, ¿lo sabían?!”

“¿Así es como es?” Mary miró a Haruhiro y Kuzaku, golpeándolos con una pregunta que era realmente difícil de responder.

“Bueno…” Haruhiro intercambió miradas con Kuzaku.

Kuzaku negó con la cabeza, pero no estaba claro qué significaba el gesto.

Haruhiro miró hacia abajo y giró su cabeza hacia un lado. “…No realmente, no para mí. Es diferente para todos, quiero decir, eso es cierto para cualquiera, pero todos lo manejan de manera diferente, se podría decir…”

“Hm…” Yume se cruzó de brazos y hinchó una de sus mejillas. “Oye, oye, él estaba diciendo que está reprimido, pero ¿qué es estar reprimido de todos modos?”

“Eh, eso es…”

“Oh, y si tiene algo reprimido, y está listo para estallar, ya sabes, Yume piensa que tal vez debería simplemente dejarlo salir.”

“Yume…” Shihoru tiró de la manga de Yume con una mirada casi compasiva en su rostro.

La forma en que Yume dijo “¿Eh?” Como si ella no fuera solo tonta, fue increíblemente preocupante.

Mary tenía la vista baja, como si estuviera pensando en algo, tal vez. ¿No sabía qué hacer?

Kuzaku estaba buscando por alguna razón. Al parecer, quería fingir que esto no tenía nada que ver con él. No era justo.

“¡Jejejejeh…” Ranta se rió escalofriante. “…Jejejeh. ¡Buajajajaja! ¡Así es, Yume! ¡Tu lo entiendes! ¡Si estoy reprimido, debería dejarlo salir! ¡Esa es la única respuesta verdadera!”

“Um-eh,” dijo Yume. “Es por eso que Yume lo dijo.”

“¡Pero! Si lo dejo salir, la cosa es que no puedo simplemente sacarlo y largarme,” declaró Ranta.

“¿Eh? ¿No puedes?”

“Sí. En cierto modo. Entonces, voy a necesitar que me ayudes un poco. Tú fuiste quien lo sugirió después de todo. Déjame jugar con algunas tetas. Déjame jugar con tus tetas. Mientras juego con tus tetas, voy a…”

“Dark,” llamó Shihoru. El elemental apareció como saliendo de una puerta de un mundo invisible. Parecía una cuerda negra enrollada en forma de humano. El elemental Dark se posó en el hombro de Shihoru.

“…O-Oye.” Ranta retrocedió. “E-Espera. ¿Está bien? Olvídalo, Shihoru.”

“No digas mi nombre. Eres sucio… Dark.”

“Ay, ay, Ay, ay, lo entiendo, quiero decir, vamos, estás malentendido, e-e-e-e-e-e-e-e-e-era una broma, ¿de acuerdo? ¡Una pequeña broma! ¡Deberías entenderlo bien!”

“No lo entiendo, y no tengo deseos de hacerlo.”

“¡Lo siento…!” Ranta se agachó tanto que golpeó su cabeza contra el suelo. “¡Realmente lo digo en serio! ¡Lo siento! ¡Estaba completamente equivocado! ¡No volverá a suceder, lo juro! ¡Créeme! ¡Por favor, te lo ruego!”

Ranta debería estar agradecido de que la dogeza exagerada pero barata que estaba realizando fuera suficiente para lograr que Shihoru lo dejara pasar. Además, necesitaba reflexionar profundamente sobre su comportamiento.

¿No volverá a pasar? Sí. Probablemente no.
De todos modos, probablemente tenían que ir un poco más lejos.

El aire estaba húmedo. También fluía, aunque sea levemente, y desde la dirección en que se dirigían, a eso. Haruhiro no quería ser excesivamente optimista, pero tampoco había necesidad de ser demasiado pesimista. En cualquier caso, la respuesta pronto sería evidente.

Sigamos, pensó. Lo descubriremos si seguimos avanzando.

“Niebla,” Mary susurró.

“Sí,” estuvo de acuerdo Ranta, y luego hubo un largo silencio. “¡¿Oyeeee?! ¡¿Por qué nadie dice nada?! ¡Como así: ‘Claro que sí’ o ‘Oye, tienes razón’ o algo así! ¡Aquí es donde se supone que deben decir algo, obviamente! ¡¿Me están intimidando?! ¡Mis sentimientos también pueden salir lastimados, ¿saben?! Bueno, no, realmente no.”

“‘Realmente no’, eh.” Haruhiro suspiró. Estaba un poco celoso de lo duro que era Ranta.

Niebla.

Era cierto, había una fina niebla, neblina o niebla de algún tipo que flotaba en el aire del pasadizo. Como se llamaba estaba determinado por la visibilidad, ¿verdad? Tal vez solo se llamaba niebla en la primavera. En cualquier caso, innumerables gotitas de agua flotaban en el aire, lo que le daba un aspecto blanco. Cuanto más avanzaban, más densa se volvía, aunque solo gradualmente.

El Sr. Unjo, el soldado voluntario súper superior, una vez había vagado en un lugar con mucha neblina en la frontera de los antiguos reinos de Ishmal y Nananka y se había perdido. Cuando pasó por la cueva que había encontrado ahí, dijo que había llegado a la montaña en Darunggar donde vivía el dragón de fuego.

La inclinación de repente se volvió un poco más empinada. En la cima de la ladera había un círculo blanco brillante.

Es como la luna, pensó Haruhiro.

No había sol ni luna en Darunggar, y la luna de Grimgar era roja. Esta era una luna blanquecina.

¿Dónde había visto una de esas? Él no lo sabía, pero definitivamente la recordaba. La luna blanca que cuelga en el cielo negro como boca de lobo. Eso tenía que ser… ¿su mundo original, tal vez?

“¿Esa no es la salida?” Dijo Ranta en un tono inusualmente apagado, incluso cauteloso.

“Tomemos esto lentamente.” Haruhiro era consciente de que tenía ojos increíblemente soñolientos. Él no estaba cansado, por supuesto. En todo caso, todos sus sentidos se sentían acentuados.

Quiero llegar rápido, pensó Haruhiro. Pero no te apresures. No puedo precipitarme. Acomódate y avanza con calma.

Miró a sus camaradas. Todos estaban tensos. Emocionados también. ¿No se estaban poniendo demasiado rígidos? Bueno, no podía culparlos por eso. No esta vez. Después de todo… podrían irse a casa. Puede que ya estén en casa.
Él apagó la linterna. Ya no necesitaban su luz.

Blanca. La niebla era muy espesa. Aun así, era brillante. Suficiente para que le dolieran los ojos.

Tomó una respiración profunda del viento frío y húmedo. Era marcadamente diferente del aire en Darunggar. El sabor, el aroma, todo. Cada célula de su cuerpo se sintió revitalizada. Aunque normalmente no sería su estilo, quería bailar un poco feliz. Él no lo haría, sin embargo. Ahora no era el momento de celebrar.

La salida estaba justo ahí. Solo tres metros más. Debido a la pendiente, su zancada era actualmente de unos cuarenta centímetros. En siete u ocho pasos, estaría en la salida.

Respiró hondo el sexto y luego se detuvo.

Siete pasos

En su octavo paso, finalmente estaba afuera.

Era todo blanco. Apenas podía ver algo. Eso le recordó una vez más que era demasiado temprano para comenzar a celebrar. No tenían idea de cuál era su ubicación actual, o la disposición del terreno.

“Yume y todos volvieron, eh…” dijo Yume detrás de él. Por el sonido lloroso de su voz, el aire no era lo único por aquí que estaba un poco brumoso.

Shihoru dejó escapar un profundo suspiro.

Mary puso un brazo alrededor de los hombros de Yume y Shihoru.

La forma en que Kuzaku golpeó su pecho una vez con un “¡Sí!” Y luego se centró en la tarea que tenía entre manos fue alentador verlo.

Ranta estaba mirando a su alrededor de aquí para allá.

¿Estaba nublado el cielo o solo era niebla? No estaba claro dónde estaba el sol, pero con lo brillante que era ahí, probablemente aún estaba en lo alto del cielo.

“Esto está cerca del límite de los antiguos reinos de Nananka y Ishmal… creo,” dijo Haruhiro.

Sus piernas se sentían listas para ceder. Haruhiro chasqueó su lengua. Deseó poder arreglar esa debilidad suya. El tenia que.

“No sé la ubicación precisa,” agregó. “Pero lo único que tengo claro es que debemos dirigirnos hacia el sur. El sur es… ¿Eh, Yume?”

“¿Nyan? Oh. Bueno, si el sol estuviera afuera, Yume podría decírtelo. La Sra. Luna o las estrellas también funcionarían. Incluso sería posible averiguarlo más o menos por los anillos de un tocón de árbol.”

“No puedo ver el sol aquí…” Kuzaku miró hacia el cielo, luego alrededor del área. “Hay tocones, sin embargo. O árboles, al menos.”

Justo como Kuzaku había notado, había innumerables árboles creciendo cerca. Algunos eran rectos, otros estaban torcidos, pero ninguno era especialmente grueso o alto. También había plantas parecidas a helechos en el suelo. Caminando un poco, el suelo era tan suave que podría llamarse fangoso.

“Es difícil caminar…” se quejó Shihoru.

“Pwhe.” Ranta escupió. “No sé qué tan pesadas son tus tetas, pero deja de quejarte. Esto no es gran cosa.”

Mary inmediatamente giró su cabeza sin expresión. “No creo que te hiciéramos hacer dogeza lo suficiente la última vez, ¿verdad?”

“¡Eek! ¡C-Como te dije, es una broma, bien, es una broma! ¡Vaya! ¡Nunca debes olvidar tu sentido del humor! ¡Es un lubricante para las relaciones! ¡Como yo!”

Haruhiro podría haber tenido una réplica ingeniosa, pero no tendría fin, y prestarle atención a Ranta solo lo haría empeorar.

Al dejar a Ranta solo y moverse un poco cerca de la entrada al pasadizo, se produjeron muchos altibajos repentinos. Haruhiro no vio ningún tocón. Parecía que no había nadie talando por aquí, humano o otro tipo. ¿Deberían intentar cortar uno ellos mismos? Si tuvieran que usar una de las cuchillas que tenían a mano, no sería imposible, pero la RIPer de Ranta y la hoja negra de Kuzaku eran ambas armas, inadecuadas para talar árboles. El Wan-chan de Yume era como un machete, por lo que probablemente podría cortar las ramas. Sin embargo, cortar un árbol entero podría ser difícil.

“¿Qué? ¿No puede cortar un árbol muy rápido con magia? Ella es inútil para cualquier cosa que no sean sus tetas…” Ranta dijo en voz baja.

Shihoru no parecía haberlo escuchado, pero claramente no había aprendido su lección.

¿Iban a hacer un esfuerzo para talar un árbol? ¿Qué iban a hacer? Era una decisión menor, pero Haruhiro estaba sorprendentemente desgarrado.

Mientras todavía vacilaba, Yume dijo: “Hmm, vamos a ver,” y luego ofreció algunos consejos. “Con los anillos de los árboles, se puede saber más o menos la dirección, pero mi maestro decía que la precisión es baja. Cuando Yume le preguntó si él quería que ella lo cortara, él le dijo, ‘No, no es eso, significa que no es muy exacto.’”

Era difícil ser un líder decisivo. Aun así, todavía tenía que aspirar a convertirse en uno.

“Primero…” Haruhiro decidió hablar claro. Si me callara, todos se pondrían nerviosos. Solo diré algo, pensó. Él resolvería sus pensamientos sobre el asunto mientras hablaba. “…Volver a Altana. Ese es nuestro mayor objetivo, pero está bastante lejos. Tiene que ser seiscientos, tal vez setecientos kilómetros…”

Incluso habiéndolo dicho él mismo, era vertiginoso escucharlo. Se suponía que debía ser de trescientos kilómetros para cruzar las Planicies Quickwind al norte de Altana y llegar al Bosque de las Sombras donde se decía que vivían los elfos. Al norte del Bosque de las Sombras estaba el antiguo reino de Arabakia, y los antiguos reinos de Nananka y Ishmal tenían que ser incluso más que eso.