86 [Eighty Six]

Volumen 6: Lo Más Oscuro Antes Del Amanecer

Capítulo 2: La Vida No Es Mas Que Una Sombra Que Camina

Parte 3

Como si hubiera estado paralizado por tanto miedo que su voz no pudiera salir de inmediato.

“Cap.”

El tono de su voz… Shin ya lo había escuchado innumerables veces en el campo de batalla. Era la voz temblorosa de una persona que sintió miedo al ver la muerte de otro o la perspectiva de su propia muerte.

“Cap, yo… No puedo ser como ellos. Como los Sirins. No quiero terminar así, así que yo…”

Shin miró hacia arriba en su cabina. Rito todavía estaba obsesionado con ese evento. La imagen de esas chicas, que se habían reído mientras tenían muertes sin sentido, se sentía como un reflejo del inminente final de los Ochenta y Seis. Como prueba de que su juramento y orgullo de luchar hasta el final no tenía sentido. Había llegado a dudar de lo único que tenía para apoyar quién era. “Rito, retírate… Toma a todos los que aún están vivos y escapa del área de combate.”

Le había dicho con frialdad: no puedes luchar como estás ahora. Aquellos a quienes les rompió el ánimo por el miedo a la muerte y la locura de la batalla, que dudaron de sí mismos y se congelaron, no tenían lugar en el campo de batalla. Y si Rito no lo escuchaba, moriría y

los otros Procesadores de su escuadrón quedarían atrapados.

“… R-Roger.”

“Tenemos a Shiden… al escuadrón Brísingamen viniendo por la retaguardia. De momento reagrúpense con ellos.”

De alguna manera Rito se las arregló para asentir en respuesta y su grupo retrocedió. Shin dio un paso adelante como para tomar su lugar y cambió la Resonancia Sensorial a sus subordinados.

“A todos los miembros del escuadrón Spearhead, estamos a punto de entrar en combate. A juzgar por su posición, deberíamos esperar una fuerza de Grauwolf y Stier, cada uno de ellos en un grupo del tamaño de un batallón. Y…”

Entrecerró los ojos al escuchar algo: un grito escalofriante que resonó en sus oídos como un trueno, como el retumbar de un cañón, incluso a esta distancia. Señalaron a los que habían asimilado las redes neuronales de los muertos de guerra: Ovejas Negras, y sus versiones avanzadas, los Perros Pastores.

Y luego estaban las unidades comandantes del ejército fantasmal, cuyas voces sonaban aún más fuertes y claras que las unidades de soldados. Estos eran los que habían absorbido los cerebros de los muertos poco después de su fallecimiento y aún conservaban la inteligencia, el conocimiento y los recuerdos que tenían en vida.

“… Hay un Pastor. Probablemente un Dinosauria.”

Los Dinosauria eran monstruosidades de acero que contaban con la mayor potencia de fuego y armadura de todos los tipos de Legión producidos en masa.

El escuadrón de Shin avanzó a través del bosque nevado mientras mantenía un espacio entre cada unidad. Su objetivo era atacar a este poderoso enemigo con cautela y se movieron a través de un terreno accidentado que no permitiría que su gran estructura tuviera mucho apoyo o libertad de movimiento.

Fue entonces cuando la espesa nieve que se había amontonado sobre una de las grandes rocas que salpicaban el terreno se deslizó de forma antinatural. Una gran sombra había salido del pálido polvo, revelando su enorme forma metálica a través de la cortina blanca.

Literalmente se había encajado bajo la espesa nieve. Incluso con una altura de cuatro metros y un peso total de mil toneladas, su forma masiva aún se movía con el silencio exclusivo de la Legión. Se lanzó hacia el flanco de Undertaker mientras el Juggernaut lideraba al resto del escuadrón.

Cayó en la trampa.

“¡Fuego!”

Todos los miembros de su escuadrón fueron alertados con anticipación sobre su escondite e inmediatamente dispararon contra él. Shin esquivó la carga del Dinosauria con un movimiento casi rodante cuando una andanada de proyectiles APFSDS de 88mm lo acribilló.

Shin sabía que el enemigo estaría apuntando a Undertaker y se usó a sí mismo como cebo para permitir este contraataque perfecto. Pero la velocidad de reacción de la Legión permitió al Pastor evitarlo. Su colosal figura saltó en el aire y, al aterrizar, levantó una densa neblina de nieve. Los árboles de coníferas que fueron golpeados por su golpe casual se partieron y cayeron con un ruido atronador.

Luego, el Dinosauria giró las dos ametralladoras pesadas que estaban sobre su torreta, cada una apuntando a un objetivo diferente. La torreta de cañón de 155mm y sus armamentos secundarios coaxiales se fijaron en objetivos separados. Los Juggernauts se dispersaron, evadiendo sus líneas de fuego.

Shin movió a Undertaker mientras mantenía su mirada en la monstruosidad de metal, girando su Juggernaut para que pudiera superar el punto ciego del Dinosauria según las tácticas establecidas.

La forma en que atacó hace un momento…

Este Dinosauria parecía actuar como si supiera cómo se moverían Shin y su escuadrón. Si bien ambas naciones emplearon Feldreß, la filosofía de diseño detrás de las unidades de la Federación era diferente a la del Reino Unido. Y dado que operaban con conceptos diferentes, sus fuselajes también se diseñaron de manera diferente. Las estrategias que podían adoptar también diferían.

El Barushka Matushka empleó una torreta de largo alcance, calibre 125mm y un sistema de control de armas de alta fidelidad para derribar al enemigo con una potencia de fuego intensa que fue disparada con precisión de láser.

El Reginleif, por el contrario, se especializó en combates de alta movilidad. Incluso cuando se desplegaban en el mismo campo de batalla y terreno, la posición y las estrategias que podían adoptar eran diferentes.

Y este era el campo de batalla del Reino Unido. La Legión en esta región se enfrentó y adaptó contramedidas que serían efectivas contra Barushka Matushkas. Y, sin embargo, este Dinosauria parecía leer con precisión las acciones y movimientos del escuadrón Spearhead y sus Reginleifs.

Lo que significa…

“Es un Ochenta y Seis.”

“Eso parece.”

Shin respondió rápidamente al gruñido bajo de Raiden. Los que estaban más familiarizados con las tácticas del escuadrón Spearhead, con las de los Ochenta y Seis, eran otros Ochenta y Seis. Y eran las personas más experimentadas y con más experiencia en el combate de los países circundantes que podían convertirse en Ovejas Negras y Pastores.

Y para colmo de todo…

Shin entrecerró los ojos. Este Dinosauria, este aullido…

Esta voz…

Le resultaba familiar. Fue alguien que luchó a su lado en el Sector Ochenta y Seis durante un breve período de tiempo. Las últimas palabras que el fantasma gritaba sin parar no eran familiares en sí mismas, por lo que probablemente no murió ante los ojos de Shin. Pero…

“Sálvanos.”

Kaie, que había deseado algo similar en algún momento, ya se había ido. Ahora mismo la mayoría de las Ovejas Negras se consideraron obsoletas y se reemplazaron con Perros Pastor más eficientes. Lo que significaba que Kaie, que había sido convertida en una Oveja Negra, ahora estaba descartada. Pero al parecer, algunos otros seguían atrapados. Aún quedaban algunos de los que fueron convertidos en Pastores.

Tengo que recuperarlos. Prometí llevarlos conmigo. Y creo que esa promesa… es algo de lo que no necesito dudar.

“Raiden… me encargo de este. Como siempre, quiero que manejes a los enemigos circundantes y asumas el mando mientras me cubres.”

Pero la respuesta de Raiden estuvo teñida de duda.

“Espera, ¿no estábamos cubriendo a los demás mientras se retiran? Necesitamos mantener nuestra posición hasta que el escuadrón de Rito se ponga a salvo. Todo lo que tenemos que hacer es detener esto. No tenemos que tomarnos la molestia de destruirlo.”

“Es un Ochenta y Seis… quiero encargarme de ello.”

Raiden se quedó en silencio por un momento.

“… Roger. Pero no hagas nada loco. Haré que el resto del escuadrón te cubra.”

“Una vez más, parece decidido a acabar con un Dinosauria él solo.”

Frederica susurró amargamente mientras miraba el mapa, que solo podía mostrar la batalla entre Undertaker y el Dinosauria que tenía lugar a varios kilómetros de distancia en forma de señales.

Lena miró hacia abajo, sintiendo el miedo en el susurro de Frederica. La Legión podía desempeñarse a un nivel muy superior al de los humanos. Pero incluso entre ellos, el Dinosauria era el tipo más fuerte. Un Feldreß pilotado por un humano normalmente no podía esperar tener una oportunidad contra él.

Shin había considerado necesario usar armas cuerpo a cuerpo para atacar los puntos débiles de los Dinosauria y los Löwe. Lena no tenía la intención de argumentar en contra de su razonamiento. A pesar de que tenía experiencia en comandar batallas, no tenía experiencia enfrentando a la Legión de frente y no tenía derecho a dudar de las elecciones de Shin. No cuando sobrevivió siete años luchando a muerte contra la Legión.

Pero no pudo evitar sentirse preocupada. Podía escuchar a los otros Procesadores de su escuadrón gritando: “Nouzen, aléjate un poco de él.”

“No podemos dispararle cuando estás tan cerca.”

“Te lo suplicamos, retrocede.”

Shin no respondió, por supuesto.

Probablemente estaba demasiado concentrado en la batalla para escucharlos. Como cuando se enfrentó al Phönix en la terminal subterránea… Y cuando arriesgó su vida luchando contra el Dinosauria poseído por el fantasma de su hermano, Rei.

Siempre que se volvía así, Lena se asustaba un poco. Era como si se balanceara voluntariamente al borde de la muerte… Y algún día, realmente podría caerse y nunca regresar.

“… Shin.”

Siempre tuvo la fuerza para luchar y sobrevivir. Pero recientemente, parecía…

“¿De verdad estás bien…?”

El blindaje frontal del enemigo era lo suficientemente grueso como para desviar incluso un disparo de su propio cañón de ánima lisa de 155mm a quemarropa. El cañón de 88mm de un Reginleif no podía aspirar a penetrarlo. Levantó nieve en polvo y pisoteó el suelo frío, su enorme peso derribó los árboles mientras cargaba hacia Shin.

Shin piloteó a Undertaker salvajemente para evitarlo, usando las formaciones rocosas y protuberancias variadas… e incluso los troncos de las coníferas cercanas como puntos de apoyo. Mientras esquivaba el fuego del Reginleif, trató de hacer un disparo claro en los puntos más delgados de su armadura.

Originalmente tenía que haber sido un Ochenta y Seis. Parecía estar corriendo a la fuerza a través del bosque de coníferas, que normalmente sería un terreno inadecuado para un Dinosauria, pero a pesar de lo que parecía ser un comportamiento descuidado, eligió sus posiciones con cuidado, ocultando su armadura trasera de la vista en todo momento.

Desconfiaba del peso ligero del Juggernaut y era consciente de sus tácticas establecidas de adherirse a estructuras con un ancla de alambre y usar esa elevación para disparar desde arriba. Derrotarlo resultaría difícil.

Incluso si todas las áreas, excepto el blindaje frontal, pudieran ser penetradas por el cañón de 88mm, y los martinetes en las piernas del Reginleif fueran capaces de atravesar su blindaje superior, todavía necesitaba ser extremadamente rápido. Lo suficientemente rápido como para dañar a cualquiera que no sea un Procesador muy acostumbrado a luchar a esta velocidad.

Pero si bien fue una batalla difícil, todavía era posible que el Reginleif saliera victorioso. Por lo menos, no fue nada comparado con cuando luchó contra su hermano en ese ataúd de aluminio.

Sus dos ametralladoras giratorias eran una molestia, ya que disparaban una andanada constante de balas. Lanzó proyectiles HEAT con fusibles de proximidad y las destruyó con éxito. Luego se acercó con cuidado al Dinosauria y cortó una de las patas que soportaban sus mil toneladas de peso.

De alguna manera, se dio cuenta de que se acercaba el contraataque. Evitó la patada de su pierna en forma de estaca sin siquiera mirarla. Luego esquivó una segunda y una tercera patada dando pequeños saltos, pero luego su pierna trasera derecha se hundió profundamente en la nieve helada.

“¡Tsk…!”

Undertaker se detuvo dónde estaba. Su pierna quedó atrapada en la nieve. Todo parecía moverse a cámara lenta. Cuando la torreta de 155mm se desvió para apuntar hacia él, activó el martinete de su pierna atrapada para expulsarlo con fuerza.

El martinete de 57mm detonó pólvora, arrojando la pierna atrapada fuera de la nieve. Mientras tanto, usó sus tres piernas restantes para saltar hacia la izquierda, escapando de la línea de fuego.

Entonces, el rugido del fuego de la torreta del tanque y las ondas de choque del proyectil que rozaba contra él chirriaron contra la armadura de Undertaker. La torreta principal del Dinosauria necesitaría algo de tiempo para recargarse después de disparar, y el armamento secundario a la derecha de la torreta no podría apuntarle desde esta posición. Ambas ametralladoras ya estaban destruidas.

Esto significaba que en este momento, Shin era libre de disparar sin ningún contraataque. Su mira ya estaba configurada para seguir su línea de visión, y colocó su dedo en el gatillo de la torreta de 88mm…

De repente, hubo una alerta: martinete de la pata trasera derecha dañado.

Este agudo sonido de alarma, destinado a advertir al Procesador, arrastró a Shin de regreso a sus sentidos. Los ojos de Shin se abrieron al darse cuenta. En este momento, una vez más estaba a punto de convertirse en la imagen misma de una máquina de guerra… un monstruo obsesionado con la muerte.

Como un monstruo que se dirige a su propia muerte en el campo de batalla, olvidó con demasiada facilidad esas palabras que le pedían que regresara con vida…

Y ese momento de realización fue una apertura. Esa alarma que resonaba en sus oídos permitió que el enemigo acortara la distancia con él. Y la enorme forma grande del Dinosauria, que, a ese rango, llenaba la totalidad de su pantalla óptica, se balanceó hacia atrás y levantó su pierna como un arma.

“¡…!”

Reflexivamente tiró de la palanca de control hacia atrás, lo que obligó a Undertaker a saltar. Era demasiado tarde para esquivarlo, pero este intento de al menos minimizar el impacto venía menos de una decisión consciente y más de un reflejo.

Ambas piernas dejaron el suelo mientras saltaba a un lado, y al instante siguiente, vino el temblor de impacto. Levantó una de las piernas de Undertaker para bloquear el golpe, pero el sonido del chasquido junto con el ancla de alambre llenó sus oídos. El sistema de control emitió una alerta chirriante.

Y luego Shin se desmayó.

“¿Eh…?”

¿Qué acaba de suceder?

Lena no pudo procesar de inmediato lo que acababa de ver proyectado en la pantalla principal de Vanadis. Algo que no podía creer acababa de ocurrir. Algo que nunca hubiera esperado, que iba más allá de su comprensión.

La señal de Undertaker salió despedida de su posición, en una dirección diferente a la que llevaba hace un momento. Se movió en contra del control de su Procesador y fue arrojado a un lado como un trozo de basura, rodando por el suelo durante unos instantes antes de detenerse. Permaneció indefenso y quieto en el suelo, incluso con el enemigo que se le echaba encima justo delante de su cara.

¿Shin solo fue… golpeado por un ataque…?

Wehrwolf y Laughing Fox se interpusieron en el camino del Dinosauria mientras este se preparaba para lanzar otro ataque. Ambos le dispararon, llamando su atención.

Estaba programado para priorizar primero los objetivos más amenazantes. Mientras lo hacían, otros Juggernauts se apresuraron al lado de Undertaker.

La señal de Undertaker permaneció inmóvil en la pantalla del radar. Su señal no se había desvanecido, por lo que no fue destruido fatalmente. Pero no se movía. Su Para-RAID no se conectaba.

Marcel gimió de frustración.

“¡¿Por qué él no…?!”

Lena sintió lo mismo. Pudo haber esquivado ese golpe. Él debería haber esquivado. Lena sabía que podía, ya que lo vio hacerlo durante muchas sesiones de entrenamiento, y tanto en batallas grandes como pequeñas. El Reginleif se movía con una velocidad que dañaría el cuerpo de un piloto normal, pero Shin lo manejó con facilidad.

No, fue más allá de lo que ella vio que él era capaz de hacer. Durante cinco largos años, operó ese ataúd de metal que ni siquiera podía resistir el fuego de las ametralladoras, y aun así, se abalanzó sobre las filas enemigas, enfrentándolas con armas cuerpo a cuerpo sin recibir un solo golpe fatal.

Durante cinco años, sobrevivió al Sector Ochenta y Seis.

Nunca recibiría un golpe directo de una sola unidad de la Legión. Incluso si fuera un Pastor.

¿Entonces por qué?

Pero Lena permaneció estupefacta sólo un momento. Pronto se volvió hacia uno de los oficiales de control. El Reginleif estaba equipado con múltiples sistemas que el Juggernaut, que supuestamente era un dron, no tenía.

“¡¿Cómo están sus signos vitales?!”

“Tenemos una lectura sobre ellos. Su pulso, presión arterial y respiración están dentro del rango permitido. Pero no responde a las alertas…”

Frederica ofreció su propio comentario, con el rostro pálido de miedo. Sus ojos carmesí dejaron escapar un brillo rubí… prueba de que su habilidad estaba en funcionamiento.

“No parece que haya sufrido heridas importantes. Creo que sólo está inconsciente. Raiden y los demás también lo están llamando, pero él no responde.”

“¡Dense prisa y recupérenlo! ¡Shiden, despliega el escuadrón Brísingamen y cúbrelos!”

***

Independientemente de la cultura y el país, las habitaciones de los hospitales siempre parecían tener un color blanco estéril. Y así, cuando abrió los ojos, se enfrentó a la visión de un techo que registró en su mente nebulosa como desconocido y, al mismo tiempo, de alguna manera familiar.

Por regla general, las instalaciones hospitalarias se mantuvieron higiénicas para prevenir infecciones. Por esa razón, se hicieron blancas, para que la suciedad se destacara.

Al darse cuenta de que le invadían pensamientos inútiles y sin sentido, Shin empujó las manos contra la sábana y se sentó. Sintiendo la desagradable sensación de que algo estaba pegado a él y notando una sombra en el borde de su campo de visión, se llevó la mano a la frente.

Se encontró con la sensación de sequedad de un trozo de cinta adhesiva, destinada a sostener una gasa. Al parecer, se había cortado por encima del ojo izquierdo, cerca de su cicatriz.

Era una cicatriz que se había hecho durante la batalla con su hermano. En ese momento se encontraban en las profundidades del territorio de la Legión, sin instalaciones médicas a la vista. Su herida había sido cosida por manos de un aficionado, por lo que dejó una cicatriz.

Esa vez también había luchado contra un Pastor Dinosauria, pero… No estaba distraído y no apartó la mirada de su enorme oponente durante esa batalla. Shin no pudo evitar apretar los dientes con frustración. Se clavó los dedos en la piel de la frente.

Eso nunca había ocurrido antes. Ni una sola vez había perdido la concentración debido a una pregunta que pesaba en su mente y dejó que un enemigo se apoderara de él.

Shin podía escuchar el sonido de la dura tela de un uniforme militar moviéndose detrás de la delgada cortina que rodeaba su cama… Alguien que estaba sentado junto a su cama se despertó.

“¿Oh? ¿Finalmente estás despierto?”

En cuanto oyó esas palabras, la cortina se abrió casualmente. Sus ojos, que se habían acostumbrado a la penumbra de la cabina y a la oscuridad de sus párpados cerrados, quedaron momentáneamente cegados por el brillo de la lámpara. Shin entrecerró los ojos por reflejo y se encontró con un par de ojos de colores extraños. Uno de ellos del color del índigo profundo y el otro tan blanco como la nieve.

La dueña de esos ojos levantó la mano casualmente y lo saludó. Tenía la piel morena y el cabello carmesí descuidado.

“Ey.”

“… ¿Qué estás haciendo aquí?” Shin preguntó con un ojo cerrado.

Shiden se rió de él, sin importarle su actitud.

“¿A quién esperabas encontrar aquí? Y, vaya, hablando de saludos ingratos, ¿eh, Pequeño Reaper? Raiden se está encargando de los informes en tu lugar, y Su Majestad está limpiando tu desorden, así que he venido a vigilarte… Quiero decir, soy la que te sacó de ese campo de batalla, ¿sabes?”

“………”

Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en la sala de hospitalización de la base de reserva, en una habitación para pacientes ligeramente heridos que no requerían cuidados intensivos.

Le habían quitado su grueso traje de vuelo blindado, ya que probablemente le estorbaba en el tratamiento, y un uniforme de repuesto estaba doblado en la mesa lateral. Al notar la tela azul pálido colocada casualmente sobre él, Shin se movió para tocar su cuello. No podía sentir su bufanda, por supuesto. Se la habían quitado cuando lo trataron.

La mirada de Shiden se posó en la cicatriz que le cruzaba el cuello, pero no hizo ningún comentario.

“El médico ha dicho que no te has golpeado la cabeza y que no hay signos de conmoción cerebral. Pero quieren que descanses aquí uno o dos días para estar seguros. Después de todo, te han cosido unos cuantos puntos.”

Señaló con el pulgar la dirección de su frente para ilustrarlo. Luego su sonrisa desapareció al preguntar:

“¿Recuerdas lo que pasó?”

“Más o menos.”

Lo recordaba con tanta claridad que deseaba poder olvidarlo.

“… ¿Y el Dinosauria?”

“¿Eso es lo primero que preguntas…? Bueno, sí, es un Pastor. Y también un Ochenta y

Seis… Es triste decirlo, pero se escapó. De todos modos, nuestro objetivo no era derrotarlo.”

“¿Cómo está mi Juggernaut?”

“Parece que pueden arreglarlo, de una forma u otra… Aunque tu mecánico… Uhhh, ¿su nombre era Guren? Estaba gritando como un loco, así que asegúrate de hacerle una visita más tarde. Dijo que sigues rompiendo tus equipos todo el tiempo y que al pareces no has madurado.”

“Sí…”

El salto hacia atrás mató la mayor parte del impacto, pero su equipo todavía recibió una patada directa de un Dinosauria. El hecho de que salió con daños reparables fue una bendición. “Tiene sentido que diga eso. Le he vuelto a poner en apuros.”

Esta vez, Shiden fue la que le miró con un ojo cerrado.

“¿Lo dices a sabiendas o qué? No les importa que la unidad se dañe; les importa que tú salgas herido. Idiota.”

Shin fue llevado directamente al centro médico, mientras que la forma rota de Undertaker fue llevada al hangar. La sorpresa de Guren tenía sentido. Vio los restos de Undertaker, pero Shin no estaba allí.

“… No puedo creer que cometieses un error tan estúpido. Hey…”

Inclinó la parte superior de su cuerpo hacia adelante en su silla plegable. Shiden lo miró con ojos que no mostraban señales de burla o risa. Eran los ojos fríos de alguien que había sobrevivido muchos años en el Sector Ochenta y Seis, incluso si no paso tanto tiempo allí como Shin.

“… ¿estás realmente bien?”

“………”

Shin miró hacia abajo, desviando la mirada. Lo sabía incluso sin que ella dijera nada.

No estaba bien.

No sabía a qué futuro aspirar ni qué desear. Durante todo el tiempo que pasó agonizando por ello, no pudo encontrar nada que desear. O cualquier forma de llenar ese vacío dentro de él. Sabía que no podía seguir viviendo mientras se apresuraba a morir, pero se dio cuenta de que estaba obsesionado con la muerte que lo rodeaba. Pensó que se enfrentaba a la muerte de inmediato, pero eso era solo una excusa para evitar tener que desear el futuro.

Y ahora ni siquiera era capaz de abstraerse durante la batalla, lo que siempre había sido capaz de hacer hasta ahora. Hasta ahora, durante el combate, siempre podía dejarse llevar y olvidar todo, pero esta agonía lo estaba frenando. Ahora mismo, tenía que dudar de sí mismo.

No podía decir que ya no había problemas con él.

“Esto no es sólo por lo que pasó en la base de la ciudadela, ¿verdad? Eso fue una visión desagradable, sin duda. Se parece a lo que podríamos terminar siendo. Pero no deberías pensar en eso ahora. No tiene sentido. Al menos por ahora.”

Shiden entrecerró sus ojos heterocromáticos con frialdad.

“Déjame decirte esto. Tal y como estás ahora, no podemos dejar que formes parte de la fuerza de ataque en la próxima operación, Comandante de Operaciones. Voy a pedirle a Lena que te quedes en espera en el cuartel general. Considerando tu habilidad, de igual forma deberías de estar en la base, comandando la batalla desde la distancia… Es lo mismo que le dijiste a Rito. Si no puedes mantenerte concentrado durante la batalla, sólo serás una carga para todos los demás.”

“Lo sé.” Respondió con amargura.

Ella tenía razón… Realmente era lo mismo que le había dicho a Rito. Shiden se burló mientras miraba a Shin.

“Hmph, realmente estás deprimido, ¿no es así…? Ni siquiera me contestas… En fin, tómate tu tiempo y descansa. Quédate aquí un par de días y no pienses en nada de esa mierda. Además, Lena se está poniendo histérica por ti, así que asegúrate de arreglar las cosas con ella… Ah…”

El sonido de unos tacones que se apresuran en el suelo se acercó a ellos. Alguien parecía haber entrado corriendo en la habitación.

“¡Shiden! Dicen que Shin se ha despertado…”

Lena entró corriendo en la habitación, olvidando por completo su dignidad de oficial y sus modales de dama, y se detuvo en seco al ver a Shin. Se sonrojó por un momento, al observarlo sin el traje de vuelo y sólo con la camiseta interior, pero sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos de su mente. Sus ojos plateados se humedecieron con lágrimas.

“Shin… Gracias a Dios…”

Su mirada se congeló un poco ante los ojos de él, y sus delicadas facciones se contorsionaron dolorosamente al ver la gasa y la herida que había debajo. Shin se dio cuenta entonces de que ella podía ver la cicatriz de su cuello. Después de todo, le habían quitado la bufanda con el resto del traje de vuelo.