Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 1

Capitulo 6: El Asesino Crea Nueva Magia

Mis lecciones con Dia sobre cómo leer runas pronto comenzaron en serio.

Había treinta y seis caracteres. Después de aprender la pronunciación de cada uno, tuve que estudiar cómo cambiaban sus pronunciaciones cuando se alineaban con otros caracteres. No parecía que Dia supiera nada sobre el significado de cada símbolo individual, lo cual fue un poco decepcionante.

Crear nuevos hechizos con Spell Weaver parecía que iba a ser muy difícil.

No había forma de que pudiera escribir nuevos hechizos sin comprender el significado de las runas o las reglas detrás del idioma.

A pesar de tal complicación, Dia fue una maestra maravillosa. Su pronunciación del idioma era hermosa. Ella leyó las palabras más difíciles sin vacilar.

En total, los treinta y seis caracteres del lenguaje mágico se combinaron para producir 114 sonidos. Dia me estaba haciendo aprender todos a través de la repetición. Me leyó algunas runas y yo le repetí lo que dijo.

“¡¿Cómo puedes memorizarlos después de escucharlos solo una vez?!” Ella exclamo.

“Tengo confianza en mi memoria. Sin embargo, mi lengua tiene problemas para seguir el ritmo”, respondí.

Existían ciertos métodos para ayudar a mejorar la memoria. Los conocía de mi vida anterior y los había utilizado para aprender runas.

Sin embargo, esa no es la única razón por la que mi memoria era tan buena. Mis ojos de Tuatha Dé enviaban continuamente cantidades masivas de información a mi cerebro. Afortunadamente, Recuperación Rápida y Crecimiento Ilimitado también permitieron que mi cerebro se adaptara para manejar tal carga. Como efecto secundario, mi nivel de retención también aumentó.

Sin embargo, en comparación con Dia, mi pronunciación seguía siendo bastante tosca. El lenguaje rúnico requería el uso de músculos faciales en los que normalmente no confiaba, así que iba a necesitar práctica para mejorar mi entonación.

“¡Eso no me hace sentir mejor! Tuve que estudiar muy duro para aprender esto… De todos modos, una vez que aprendas a pronunciar los caracteres, puedes pasar al encantamiento. Actualmente solo puedes usar un hechizo, así que te lo leeré primero”, dijo Dia.

Dia eligió el primer hechizo de tierra, el que produjo plomo, y lo anotó. Lo cantó lentamente mientras trazaba los caracteres con su dedo, y un grupo de plomo apareció en su palma. Con un movimiento, me pidió que lo intentara a continuación. Asintiendo, leí el hechizo.

Con algo de esfuerzo, pude producir plomo. Sin embargo, requirió no poca concentración.

Con mis ojos de Tuatha Dé, pude ver el movimiento del maná mientras Dia y yo lanzaba hechizos. Se había desperdiciado mucho más de mí que de Dia, y por la cantidad de maná que había gastado, el plomo que producía era pequeño y estaba lleno de impurezas.

“Así que esto es magia. Es divertido”, comenté.

“Yo también estaba emocionada la primera vez que usé magia. Es muy divertido recibir nuevos hechizos a medida que usas más magia”.

“¿No podrías saltarte la espera de que aparezcan hechizos en tu mente si alguien simplemente escribiera uno en una hoja de papel y te lo entregara?

¿No debería bastar con usar maná y leer la fórmula?” Yo pregunté.

“¿Quieres probarlo? Escribiré otro hechizo de tierra… ¿Debería demostrártelo primero?” ofreció Dia.

“No, está bien. Solo quiero ver si pasa algo”.

El que Dia había escrito parecía tener aproximadamente la misma longitud que la fórmula para crear plomo. Tras una inspección más cercana, me di cuenta de que alrededor del 95 por ciento de los personajes eran iguales. Probablemente Dia había elegido intencionadamente un hechizo que me resultaría fácil de leer.

Recité el hechizo y apareció un trozo de metal como antes. Esta vez, fue hierro.

“De ninguna manera, en realidad funcionó… Eso es tan extraño. Ahora que lo pienso, parece obvio que esto debería funcionar. No veo por qué nadie pensó en probarlo hasta ahora”.

Como había dicho Dia, era desconcertante que nadie hubiera probado antes este método de lanzar hechizos. En este mundo, solo podrías usar los hechizos que te dieron los dioses.

Quizás, como una forma de hacer cumplir esa regla, había algún tipo de artilugio que impedía que cualquiera sin la habilidad de Spell Weaver se le ocurriera esa idea.

Habiendo producido dos metales diferentes, me llamó la atención un rayo de inspiración. Las fórmulas para el plomo y el hierro eran iguales en un 95 por ciento. A partir de eso, parecía natural concluir que el 5 por ciento restante de la fórmula era lo que especificaba el material producido.

… Entonces, al ajustar ese 5 por ciento de la fórmula, ¿puedo producir el tipo de metal que quiera? Pensé.

El problema era que incluso si sabía qué parte de la fórmula del hechizo cambiar, no sabía cómo cambiarla. Todavía no entendía el idioma ni cómo funcionaban realmente las fórmulas. Sin embargo, había una manera de reducir eso.

“Tengo una petición. ¿Puedes escribir todas las fórmulas que conoces, demostrarlas y enseñarme lo que hacen?”

Podría adivinar el significado de dos fórmulas hasta cierto punto estudiándolas una al lado de la otra, pero sería mucho más eficiente comparar sus similitudes y diferencias viéndolas en acción.

Con una muestra más grande de hechizos para trabajar, pude obtener rápidamente una comprensión mucho más profunda de cómo funcionaban las fórmulas.

“Oye, esto no va a ser fácil, ¿sabes?”, Advirtió Dia.

“Está bien. Después de comparar las fórmulas para el plomo y el hierro, noté que son casi completamente iguales. Fue solo una pequeña diferencia en las fórmulas lo que cambió el metal que se produjo… Si tengo razón en eso, entonces si analizo y comparo más similitudes y diferencias entre hechizos, podré descubrir cómo funcionan las ecuaciones mágicas. Entonces podría incluso ajustar fórmulas y crear hechizos completamente nuevos. Así que, por favor, me ayudará mucho. Como agradecimiento, haré lo que quieras”, supliqué.

“… Bien. Pero no lo hago por tu agradecimiento. Creo que desentrañar el significado de las fórmulas y crear nuevos hechizos suena realmente emocionante. También quiero intentar crear nueva magia”. Dia escribió los nueve hechizos de tierra y los siete hechizos de fuego que podía usar. Ella me explicó cada una y las realizó todas, tomando descansos ocasionales para recuperar maná.

Una vez  que terminó, examinamos  las  fórmulas  juntos  en busca de similitudes y diferencias. La capacidad cognitiva de Dia era impresionante; su intuición parecía muy bien afinada. Incluso descubrió una serie de reglas que yo me había pasado por alto.

Mientras debatíamos las reglas de las fórmulas, continuamente se nos ocurrían nuevas ideas, un proceso que solo sirvió para arrastrarnos más hacia nuestro trabajo. El sol se había puesto antes de que nos diéramos cuenta.

Aunque había requerido un gran esfuerzo, también fue muy divertido. Al ver la cara de Dia iluminarse mientras discutía apasionadamente sus propias teorías, de repente me di cuenta de lo linda que era. Nunca antes había experimentado una sensación como esa.

“Lugh, ¿me estás escuchando?” Preguntó Dia.

“U-um, sí, estoy escuchando”, balbuceé, avergonzado de permitirme desconectarme mientras pensaba en ella de esa manera.

“Creo que la parte que difiere entre las fórmulas para producir plomo y hierro representa números. Mira estas tres fórmulas aquí. Esta sección tiene sentido si sustituye los caracteres por números. Si asumimos que ese es el caso, entonces, en la fórmula principal, los números son 11,3, 327,5 y 207,2. El hierro es 7.8, 1.540 y 55.8… Aunque no sé qué significa esto. No tengo ni idea de a qué cambiaríamos los números”.

Al pensar en lo que dijo Dia, también comenzó a ayudarme a comprender otras partes de cada fórmula. Estaba bastante claro que los números escritos en las fórmulas de plomo y hierro eran cualquier cosa menos aleatorios.

“El plomo es 11,3, 327,5, 207,2. El hierro es 7.8, 1.540, 55.8… Esto no puede ser una coincidencia. ¡Bien hecho! ¿Puedes hacer una tabla de conversión de runas y números?” Solicité.

“Por supuesto. Muy bien, aquí tienes”, respondió Dia, entregándome una hoja rápidamente redactada.

Consultando el gráfico, modifiqué la fórmula para producir plomo. Cambié 11,3 a 10,5, 327,5 a 961,8 y 207,2 a 107,9. Todo lo que hice fue cambiar los números en esas tres columnas, pero si mi suposición era correcta, era probable que produjera el resultado que estaba buscando.

Dia inició el encantamiento, lanzó el hechizo y sacó un cubo de plata.

“¡¿Es esto plata?! Nunca he oído hablar de la magia que produce plata”, dijo mientras examinaba el objeto conjurado.

“Justo como pensé. Estos tres números designan los parámetros del metal que quieres producir”, dije.

“Explícame eso de una manera que pueda entender”, pidió Dia.

“Estos números representan la densidad, el punto de fusión y el peso atómico. Lo que significa que todo lo que tienes que hacer es cambiar los parámetros del plomo a plata, y el hechizo lo producirá”, expliqué.

Todavía había algunos puntos en  los que no estaba  claro. Pensé  que estas unidades de medida fueron creadas en mi mundo original, pero si realmente fueron creadas por los dioses aquí, ¿cómo existían también en mi vida anterior?

La sensación de que había un secreto más profundo escondido dentro de este descubrimiento me pinchó en el fondo de la mente.

Esa fue la única parte de la fórmula que entendí en ese momento, pero me aseguré de tomar nota de ella. Bien podría haber sido una clave importante para desbloquear cómo funcionaba el resto.

“Sí, todavía estoy totalmente perdida…”, admitió Dia.

Mi entusiasmo estaba creciendo. Ignorando la confusión de Dia, modifiqué la fórmula dos veces más y realicé los encantamientos.

“Ha-ha, funcionó de nuevo. Titanio y tungsteno, dos metales que nunca pensé que podría obtener en este mundo… También tenías hechizos que te permitían remodelar el metal, ¿verdad?”

Buscando en la lista de Dia, encontré el hechizo que estaba buscando. Con bastante facilidad, di la forma de un cuchillo al titanio y lo lancé a un árbol del jardín. Resultó ser nítido y confortablemente ligero.

Ahora tenía un cuchillo hecho de titanio en una época en la que el metal más común era el hierro lleno de impurezas. Si bien el titanio era más duro que el hierro, también era un 40 por ciento más ligero y muy resistente a la corrosión. Poseer tal recurso me dio una ventaja suficiente que bien podría haberlo llamado una espada mágica.

El siguiente fue el tungsteno. Era un metal muy fuerte con gran peso y dureza, y era conocido por ser muy raro.

“Tal como esperaba, pude producir los metales exactos que quería. Dia, prueba estos encantamientos también”, le dije.

“Está bien, lo intentaré… Ah, de hecho hice plata. ¡No puedo creer esto!” Ella exclamo.

Si bien mi teoría resultó ser cierta, algo sobre la situación todavía me preocupaba. Para escribir con éxito nuevas fórmulas, debería haber necesitado Spell Weaver. Si Dia también podía usar estos nuevos hechizos, estaba empezando a preocuparme de que no necesitaba la habilidad después de todo.

“Oye, Dia. ¿Quieres ver si podemos hacer oro? Conozco los parámetros”, propuse.

“Sí, intentémoslo. ¡Si conoces los números, yo también debería poder hacerlo!”

Dia escribió la nueva fórmula con los números que le di y comenzó el encantamiento. De repente, su rostro se puso rojo y la niña se derrumbó.

“¿Estás bien, Dia?”

“S-Sí, estoy bien. De repente tuve un dolor de cabeza masivo y sentí muchas náuseas”, explicó.

Miré la fórmula. Todo estaba correcto. Dia había escrito la densidad, el punto de fusión y el peso atómico tal como yo le había dicho.

Escribí exactamente la misma fórmula que hizo Dia y, a diferencia de ella, conjuré oro con éxito.

… Así que esto es lo que hace Spell Weaver.

Si alguien más que yo intentara crear un nuevo hechizo y lanzarlo, su cuerpo sufriría una especie de reacción adversa al encantamiento, impidiéndole usarlo.

Sin embargo, si escribía la ecuación, parecía que cualquiera podría usarla. Sin embargo, por el  momento, eso era solo una hipótesis. Necesito asegurarme.

“Dia, si no quieres hacer esto, está bien. Escribí exactamente el mismo hechizo que tú. Intente leerlo ahora. Esto es esencial para encontrar los criterios para crear nuevos hechizos”.

“Sabes que si lo dices así, no puedo decir que no, ¿verdad? Tengo demasiada curiosidad ahora”.

Pálida, Dia cantó la fórmula que escribí. Esta vez superó el encantamiento sin vacilar y logró producir algo de oro.

“Eso es extraño. Supongo que esto significa que también puedo crear nuevos hechizos con solo que me los escribas. Esto es realmente emocionante. ¡Trabajemos duro para descubrir todas las reglas que podamos! ¡Si hacemos eso, seremos capaces de crear una magia aún más asombrosa!”

“Me alegra que estemos en la misma página. Deberíamos repartir el trabajo. El primer problema es que nuestra lista de hechizos para probar es demasiado pequeña en este momento. Voy a lanzar tanta magia de agua y viento como pueda para aprender nuevos hechizos. Dia, toma fuego y tierra”, dije.

“¡Por supuesto!” ella estuvo de acuerdo. Nos dimos la mano con firmeza.

Mi capacidad para crear nuevos hechizos era realmente algo que debería haber mantenido en secreto. Conseguir la ayuda de otro era algo que mi primer yo nunca hubiera hecho. Dia era verdaderamente hábil, sin embargo, trabajar con ella sirvió para acelerar mi proceso.

Sin embargo, para ser honesto, pasar tiempo con ella fue divertido. Mucho más que cualquier otra cosa que haya hecho. Por eso le pedí que se quedara, a pesar de mis mejores instintos.

Por lo tanto, di mi primer paso importante hacia la creación de hechizos.

Pero crear sin pensar y descuidadamente nuevos tipos de magia solo conduciría a problemas. Sabía que necesitaba una meta para enfocar mis esfuerzos. Hoy pude idear una forma de crear cualquier metal que quisiera, y aprendí a darle forma. Si pudiera aprender algún tipo de magia explosiva, podría crear armas de fuego.

Las balas nunca serían un problema debido a mi gran cantidad de maná. Mis otras habilidades me ayudarían a asegurar una precisión que rivalizaría con las armas de mi mundo anterior.

Una vez dominado, podría producir un arma con un alcance significativo y fuerza destructiva en cualquier momento, incluso con las manos vacías. No podía pensar en un arma más adecuada para el asesinato, ni podía imaginar un primer objetivo mejor en el que trabajar.

La idea de cuánto podría lograr trabajando con Dia me emocionó más que nunca en mi nueva vida.