Ore ga Heroine o Tasukegite

Volumen 7

Prologo 0-3: Zaia Gardendos Corona

El lugar una vez conocido como “la Mazmorra del Gobernante” era un laberinto subterráneo masivo con cien pisos e innumerables trampas. En el fondo, sin embargo, en sus profundidades más oscuras había una niña que había sido sellada allí. Se llamaba Corona.

Corona una vez tuvo muchos nombres, y ahora estaba soñando con un momento en que la gente de otro mundo la había llamado uno en particular. La habían llamado “héroe”.

Un bastón cayó sobre la cabeza de Corona. “¡Eso realmente duele!”

“¡Mantén tu cabeza en el juego, héroe!”

“Hnngh…”

Corona volvió sus ojos llorosos hacia el poseedor del bastón, su compañera de viaje que también era la maga que la había convocado a este mundo.

“¡Pastel!” Corona gimió. “¡¿Para qué era eso?!”

“Hay algunas verduras de montaña que crecen allí. Estaba diciendo que deberíamos elegirlos juntas”, respondió Pastel con su fuerte acento.

“¿Qué? ¿Quieres que de todas las personas recoja malas hierbas? ¿Y para comerlos?”

“¡Eso es exactamente lo que digo! ¡Gastaste todo el dinero que el rey nos dio, así que ahora tenemos que conseguir comida nosotras mismas!”

“¡Hmph! Eres la primera persona en hacerme una sugerencia tan tonta. ¿Quién te crees que soy? Soy-”

“¡Cállate y hazlo!”

¡SMACK!!

“¡Eso realmente duele!”

Pastel no mostró piedad con nadie, ni siquiera con un héroe. También era bastante fuerte para un mago. Su bastón era una fuerza a tener en cuenta en más de un sentido.

“P-Por qué tú…”

Corona no estaba feliz. Fue culpa de Pastel que la hubieran convocado a este mundo y la convirtiera en esta extraña “heroína”. De hecho, cuando Corona llegó por primera vez y se le pidió que derrotara al Rey Demonio, ella respondió al instante: “No está sucediendo. Envíame de vuelta.”

Pastel, la que la había convocado, había respondido: “Solo un genio como yo puede enviarte de regreso, pero no lo haré a menos que salves mi mundo”.

Nadie la había rechazado antes.

“Si quieres volver tanto, tal vez debería hacerte rogar”, sugirió sombríamente. “Si el Rey Demonio invade, todo se acaba, de todos modos. Entonces, incluso si matas a todos menos a mí, no te enviaré de regreso. Honestamente, sería más rápido matar al Rey Demonio, si me lo preguntas.”

Corona y Pastel se miraron, se amenazaron y discutieron durante tres días seguidos. Y al final, Corona se rindió. Siempre había sido floja, pero no era estúpida y le gustaba pelear. También estaba en contra de la obstinada terquedad de Pastel y el hecho de que realmente sería más rápido derrotar al Rey Demonio que persuadirla para que cambiara de opinión.

“¡Tch! ¡Estoy harto de esto! Simplemente amenazaré a esa mujer para que me envíe, ¡Gyah! ”

“Escuché eso.”

“¡T-Tú…! ¡Deja de golpearme con la parte puntiaguda!”

“Sigue hablando así, y la cena será sopa de raíz de árbol”.

“¡Todo menos eso!”

Todo su viaje había sido así, y ahora lo revivió en un sueño. Sus labios dormidos susurraron el nombre de Pastel con una sonrisa.

Pero este sueño fue interminable para Corona. Ella nunca se despertaría. No hasta que alguien vino y la liberó de su sello.