Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 7

Capítulo 2: La Madre Llega

Parte 2

Demasiado fuerte, y podría confundir, pero ninguno en absoluto,  y la comida parecía sin vida. Fue un equilibrio complicado. Y lo que parecía justo para un humano o un elfo fácilmente podría parecer abrumador para una persona bestia.

“¿Pero no suele Elvia comer lo mismo que el resto de nosotros?”, Preguntó Shinichi-sama, perplejo.

“Los ingredientes y la apariencia básica son los mismos”, respondí, “pero no cocino la comida de Elvia-san tan a fondo, y uso menos aromatizantes”.

El calor podría resaltar las cualidades especiales de un alimento y también agregarle sabor e incluso nutrientes. Pero diferentes razas, especialmente aquellas con paladares tan distintos, podrían estar en desacuerdo sobre el sabor perfecto o la combinación perfecta.

“¿Entonces estás diciendo que haces especial a Elvia, solo para ella?”

“Es solo una cuestión de reservar un poco antes de llegar al paso de cocinar y sazonar”, dije.

No lo hiervas demasiado, no lo cocines demasiado y no agregues demasiado sabor extra. Simplemente podría dejar a un lado la porción de Elvia-san temprano durante esas etapas. En el ejército, había lidiado con discrepancias similares en cuanto al gusto, por lo que hacer ese tipo de llamadas fue algo natural para mí.

“¿Has estado haciendo eso todo el tiempo? Wow,” dijo Shinichi-sama, con los ojos muy abiertos. Sin embargo, no pensé que mereciera tanto elogio, así que me sentí un poco incómodo. Me di cuenta de que mis mejillas se estaban poniendo rojas y sacudí la cabeza.

“No, es… Es solo mi trabajo…”

“Básicamente, Elvia hizo mi almuerzo basado en sus propias percepciones de sabor”, dijo Minori-sama con un suspiro. “Al principio pensé que era una especie de broma”.

“Lo siento mucho”, dije, “se me olvidó por completo…”

Me había atrapado tanto en hacer mi propio bentou presentable que ni siquiera se me había ocurrido controlar lo que Elvia-san estaba haciendo con sus sabores.

“Lo siento mucho, Minori-sama”, dijo Elvia-san, inclinando la cabeza.

“Aw… No, lo siento”, respondió Minori-sama, no sonando muy convencido. “No me di cuenta… Pero de todos modos, aprecio el pensamiento. El esfuerzo que pusiste en ese kyara-ben definitivamente se hizo realidad”.

“¿L-Lo hizo?”

“Todo lo que te pido es que la próxima vez lo cocines un poco más y agregues un poco más de condimento”.

“¡Claro! ¡Haré que Myusel me enseñe!” Elvia-san miró a Minori-sama, moviendo la cola ansiosamente.

Para bien o para mal, las expresiones faciales de Elvia-san nunca fueron difíciles de leer; y el resto de su cuerpo también tendía a aclarar su estado emocional. También solía decir exactamente lo que estaba pensando: sinceramente, estaba un poco celosa de ese lado de ella.

Estaba mirando vagamente la cola que se meneaba de Elvia-san, con estos pensamientos corriendo por mi mente, cuando Minori-sama se inclinó hacia delante y miró por la pequeña ventana entre nosotros y el banco del conductor. “Bueno, estamos aquí”.

La mirada por la ventana fue una acción indiferente por parte de Minori- sama, pero en realidad fue algo que hizo como guardaespaldas de Shinichi-sama.

Quería asegurarse de que no hubiera nadie sospechoso cerca de la mansión antes de que saliéramos del carruaje. Minori-sama también llevaba un “fone”, y a veces lo usaba para controlar las cosas, pero al final quería asegurarse con sus propios ojos.

“¿Eh…?” Minori-sama hizo un repentino sonido de sorpresa. Luego me miró por detrás de sus gafas.

Miré hacia atrás perplejo. “Myusel”.

“¿Si?”

“¿Tienes alguna… hermana o algo así?”

“¿Eh…?” Ahora era mi turno de parpadear sorprendida. “No estoy segura de lo que quieres decir”.

A mitad de camino del carruaje, Minori-sama estaba señalando. Shinichi- sama, Elvia-san y yo la seguimos.

Y luego nos detuvimos colectivamente.

Una mujer estaba parada frente a la mansión. Lo primero que noté de ella fue su largo cabello lino. Lo siguiente fueron sus oídos, que llegaron al punto…

“Espere. ¿Hay… dos Myusels? “, Dijo Shinichi-sama, pero no pude responderle. En los bordes de mi visión pude ver a mis tres compañeros mirando de un lado a otro entre el visitante y yo, comparándonos.

¿Y por qué no deberían hacerlo? Como dijo Shinichi-sama, la otra mujer se parecía mucho a mí. Apenas podía culpar a Minori-sama por pensar que podría ser mi hermana. Pero…

“Myusel…” Vi a la mujer caminando hacia mí. Tuve la extraña sensación de que mi propio reflejo en un espejo se estaba acercando a mí. “Ha pasado tanto tiempo. ¿Sabes quién soy?”

No dije nada. A decir verdad, no lo sabía.

Habían pasado más de quince años desde que me separaron de ella. Cuando me di cuenta del mundo que me rodeaba, ella no era parte de él. Entonces era razonable que ella preguntara si la reconocía. Dudaba que ella también conociera mi cara. Era solo que nos parecíamos tanto, ¿quién más podría ser?

Estaba pensando de la misma manera.

“Madre…” susurré, e incluso pude escuchar el sonido en mi voz.

***

La atmósfera en el salón de la mansión estaba llena de tensión. O tal vez era tanto yo como la atmósfera la que estaba tensa.

“Ha pasado… tanto tiempo”, dijo la mujer al otro lado de la mesa, sonriendo levemente.

Se parecía casi exactamente a mí, pero a diferencia de mí, era una elfa de sangre pura.

Falmelle Faugron.

Mi… Madre, aparentemente.

Los elfos no envejecen, o más bien, pasan mucho tiempo viéndose y sintiéndose aproximadamente de la misma manera que uno desde la adolescencia hasta los veinte años. Entonces, además del parecido familiar, se podría decir que después de dieciséis años de crecimiento, había alcanzado a mi madre.

A decir verdad, nunca había imaginado que me parecía tanto a mi madre. Desde que me dieron nominalmente como hija adoptiva en mi infancia, nunca tuve ningún tipo de contacto con mi madre o su familia. Como la desagradable descendencia de una unión con un humano, pretendieron que yo no existía.

Pero… ¿por qué ahora?

“¿Has estado bien?” Preguntó Falmelle-san.

“Sí…” respondí. De alguna manera, no podía obligarme a mirarla a la cara; Mantuve mis ojos bajos mientras hablaba. Shinichi-sama y los demás estaban parados detrás de Falmelle-san, observando cómo se desarrollaba la conversación. Podía sentir que me miraban. Pero realmente no sabía cómo responder, y en cambio caí en silencio.

“Aquí tiene.”

Me sorprendió escuchar la voz de Minori-sama. Levanté la vista para verla poniendo té en la mesa para mí y mi madre.

“Oh…” dije.

“Gracias”, dijo Falmelle-san.

“En absoluto,” dijo Minori-sama, devolviendo su sonrisa.

Normalmente sería mi trabajo cuidar a un invitado de esa manera. La idea solo se me estaba ocurriendo, pero un exceso de nervios me impedía hablar.

Falmelle-san, tanto si estaba consciente o no de lo que estaba pensando, se llevó la taza de té a los labios y tomó un sorbo, con una gran sonrisa en su rostro.

“Es delicioso.”

Lenta y silenciosamente tomé mi propia taza y tomé un sorbo vacilante.

Ahora que lo pienso, nunca había probado el té que Minori-sama hizo. Tal como dijo mi madre, no era ni demasiado ligero ni demasiado sabroso, sino tan relajante como dejar escapar el aliento que has estado conteniendo demasiado tiempo.

“Ustedes dos tómense su tiempo”, dijo Minori-sama con una pequeña reverencia, luego ella, Shinichi-sama y todos los demás salieron de la habitación.

Seguí a Shinichi-sama con mis ojos, ansiosa. No pude evitar sentir que me estaban abandonando. Me inquiete, incómoda con el silencio que ahora llenaba la sala de recepción.

“Ahora que lo pienso, yo…” Me paré a medias mientras hablaba. “Creo que tengo que traer la ropa…”

“¿Seguramente eso puede esperar unos minutos?” Dijo Falmelle-san, frunciendo el ceño.

“B-Bueno, es mi trabajo…”

“¿Y tiene que hacerse justo en este momento?” Había un poco de filo en su voz. “Y de todos modos no puedes ser la único capaz de traer la ropa. Deja que alguien más lo haga.”

“Pero yo…”

Ella tenía razón. Cerise-san también era una sirvienta en esta casa. Incluso Brooke-san o Elvia-san podrían haber traído la ropa. Pero…

“Si es absolutamente necesario hacerlo, pregúntale a esa chica que acaba de estar aquí”, dijo Falmelle-san. Ella debe haber querido decir Minori- sama.

Sintiéndome incapaz de resistir la orden en su tono, me reubiqué en el sofá.

Falmelle-san me miró con el ceño fruncido, pero después de un momento dijo: “Me alegro de que al menos parezcas estar bien”. Su rostro se relajó en una sonrisa. “Sé cómo debe parecer, pero estaba preocupada por ti.

¿Supongo que estuviste en el ejército por un tiempo? Fue la elección correcta. Esta casa parece un poco… diferente. ¿Te están tratando bien? Ese chico antes, era él el…”

“Faugron-san,” interrumpí. “¿Por qué estás aquí? ¿Y por qué ahora?”

No había visto a Falmelle-san, mi madre biológica, en más de quince años. Nos separaron hace tanto tiempo que ni siquiera recordaba las caras de mis padres. No los conocía. La única pista que tenía de que Falmelle-san era mi madre era su inmenso parecido conmigo.

Pero ella nunca me había contactado en toda mi vida. Entonces, ¿por qué ahora, tan de repente…?

Hubo un momento de silencio antes de que Falmelle-san dejara escapar un suave suspiro. Luego, secándose la sonrisa de la cara, me miró una vez más. Parecía querer que entendiera que lo que estaba a punto de decir era importante. Me sentí tensar involuntariamente.

Finalmente, Falmelle-san dijo: “He venido a buscarte”. Luego sonrió suavemente una vez más.

“¿Eh?” Lo que sea que esperaba que dijera, no fue eso. Me senté allí, parpadeando. “¿Qué quieres decir?”

“Mi padre, tu abuelo, murió de una enfermedad. Eso me hace libre por fin.”

No hablé Que puedo decir Obviamente, no tenía recuerdos de mi abuelo. Así que escuchar que había muerto realmente no me molestó.

“Esa es la razón. Por eso vine por ti, Myusel. Soy la cabeza de la familia Faugron ahora. Y no dejaré que nadie hable mal de nosotras”. Me miró de cerca. “¿Esta bien?”

Todavía no dije nada. Mi madre no era tan diferente de mi abuelo, ya que no me acordaba de ninguno de ellos.

Tal vez debería haber estado feliz de que mi madre hubiera venido por mí. Lo sabía, intelectualmente. Pero mi corazón se negó a seguir mi cabeza. Mi único sentimiento era que una persona con la que no tenía conexión estaba sentada aquí, diciendo cosas que no tenían nada que ver conmigo. Y encima de eso…

Shinichi-sama…

Si tuviera que ir a “casa” con Falmelle-san, quien dijo que había venido a buscarme, eso significaría dejar mi posición como sirvienta de Shinichi- sama. Dejando esta casa. Y eso…

“¿Myusel?” Falmelle-san me miró, perplejo por mi silencio. Pero solo podía mirar mis rodillas, sin saber nada que decir.

***

¿Qué voy a hacer?

Estaba absolutamente perdida.

Mientras estaba sentada en silencio, Falmelle-san pareció pensar las cosas por un momento, antes de que finalmente sonriera y dijera: “Bueno, supongo que es bastante repentino”. Ella se encogió de hombros. “No tienes que darte prisa, de verdad. Tómate tu tiempo para acostumbrarse a la idea. Estoy seguro de que tendrá que organizar un sucesor y tal también…”. Aparentemente en su mente, no había duda. Volvería con ella.

Desde la perspectiva de un extraño, tuve que admitir que podría no parecer algo tan malo. Y sin embargo, me encontré suspirando mientras caminaba por los pasillos de la mansión.

Falmelle-san parecía decidida a llevarme de vuelta a casa con ella: había decidido pasar unos días en la mansión, sin ninguna indicación de que tuviera la intención de volver a casa sola. Como sucedió, había algunas habitaciones de huéspedes vacías en la mansión, por lo que la acomodaríamos en una de ellas.

Y todavía realmente, realmente no sabía qué hacer. La familia Faugron se encontraba tan lejos de la capital que el viaje tomó varios días en carro. Los Faugron eran originalmente una casa mercante, por lo que se habían establecido cerca de la frontera del país, más fáciles de conectar con otras naciones.

Todo lo cual significaba que si volvía a la casa de Falmelle-san, me tomaría mucho tiempo si alguna vez quería volver y visitar esta mansión.

Para ir. Para ir a casa.

Solo conocía la casa de Faugron por su nombre; Simplemente no sentía que “ir a casa” fuera la forma correcta de describir lo que estaría haciendo.

En eso estaba pensando cuando escuché que alguien me llamaba. “Myusel, ¿qué estás haciendo?”

Me detuve. Miré hacia atrás y allí estaba Minori-sama.

“¿No necesitas volver? Quiero decir, con tu madre aquí y todo.”

“Oh, no, yo…”

No me atreví a decirle que estaba huyendo de mi “madre”, así que me detuve.

“Hay… trabajo que hacer en la casa y todo”, finalmente logré. Levanté las sábanas dobladas que llevaba para subrayar mi punto. Uno de mis trabajos era cambiar las sábanas de todos los días.

“Oh, no te preocupes por eso”, dijo Minori-sama, quitándome la ropa de cama.

“¿Huh? Oh…”

“En serio, no te preocupes por tu trabajo. ¿Qué más necesitas hacer? “¿Huh? Bueno, la colada y la preparación para la cena…”

“Le pediré a Elvia y Cerise que traigan la ropa. Las tres manejaremos la cena juntas.

“P-Pero-”

“Tu mamá vino hasta aquí. Estoy seguro de que tienes mucho de qué hablar.” Minori-sama estaba sonriendo.

Ahh… Minori-sama pensó que me estaba ayudando. Pero tan agradecido como estaba por su amabilidad…”

“Está bien, hasta luego”. Antes de que pudiera detenerla, Minori-sama se fue.

Me quedé allí en el pasillo sin nada que hacer. Solo me quedé allí.

Normalmente, Minori-sama estaba demasiado ocupada como el ser guardaespaldas de Shinichi-sama para ayudar con las tareas del hogar, pero era una buena persona de corazón, por lo que cuando surgió la necesidad, reunió a Elvia-san y Cerise-san, e incluso se lanzó a sí misma.

Estaba seguro de que la cocina y la limpieza realmente se harían.

Escuché que Minori-sama había manejado las tareas cuando me estaba recuperando en el hospital imperial en el castillo. Ahora ella también tenía a Cerise-san, así que no pensé que ella quisiera ayuda. Todo lo cual significaba…

“¿Qué pasa?”

“¡¿Eh?! Oh…” Me volví ante la repentina voz y encontré a Shinichi-sama mirándome con curiosidad.

“¡Uh, Shinichi-sama!” Sin querer, corrí hacia él. “¿Qué tal un poco de té?, ¿Hay algún trabajo que necesites hacer?”

“¿Huh? ¿Qué? ¿Qué te pasa…?”

“¡Cualquier cosa! ¡Haré lo que sea!”

“Uh…” Shinichi-sama me estaba mirando, muy sorprendido.

Pude ver por qué podría estar un poco sorprendido, ya que su doncella de repente le preguntó si había trabajo por hacer. Pero realmente estaba desesperada por que incluso la cosa más pequeña me ocupara.

Quería cualquier excusa para no volver a esa habitación con Falmelle-san, alguna prueba de que esta casa me necesitaba.

“Uh… Está bien”, dijo Shinichi-sama después de pensarlo un momento. “¿Podrías hacerme un poco de té?”

“¡Si! Lo traeré a su habitación de inmediato”.

Me apresuré a la cocina, sintiendo que su respuesta me había salvado.