Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 7: El Arcoiris, En el Otro Lado

Capitulo 1: La Cresta Borrosa

 

 

Hai to Gensou Volumen 7 Capítulo 1 Novela Ligera

 


Los Gremlins cantaban a su alrededor.

“Nafushuperah, toburoh, furagurashurah, purapurapuryoh.”

“Anabushoh, fakanakanah, barauarafurenyoh, kurakoshoh.”

“Kachabyuryohoh, kyabashah, chapah, ryubaryaburyah, hokoshoh.”

La luz azul se escapa del agujero en agujero en agujero. ¿Cuántos gremlins vivían aquí en estas habitaciones? ¿Cientos? ¿Miles? ¿Quizá decenas de miles?


Esas criaturas que parecían un murciélago combinado con un goblin eran fundamentalmente inofensivas. Sin embargo, incluso sabiendo eso, daban un poco de miedo. Si algo salía mal y atacaban, el grupo no tendría ninguna posibilidad.

Después de que atravesaron las Habitaciones Gremlin, llegaron al almacén de huevos.

El diseño de este lugar era simple. Había un único camino a lo largo del cual había una serie de habitaciones oblongas donde los gremlins ponían sus huevos. El grupo no tenía ningún interés en los huevos, así que siguieron yendo por el camino e ignorando las habitaciones.

Podemos seguir adelante, ¿verdad?, pensó Haruhiro.

Haruhiro miró a Ranta, Kuzaku, Yume, Shihoru y Mary una y otra vez, asegurándose de que todavía estuvieran ahí, mientras se preguntaba si deberían continuar o regresar. Por más que se preguntaba, nunca llegaba a una respuesta. No tenía idea de lo que debería hacer.

La dominatrix, Lala, y su sirviente, Nono, estaban adelante, moviéndose a un ritmo cuidadoso y seguro. Nono llevaba una linterna, su luz iluminaba la apariencia audaz y extrema de Lala.

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Honestamente, no tenía que acentuar sus partes femeninas y exponerse mucho a sí misma; apenas escondiendo las partes que no podía mostrar en público. No era como si Haruhiro quisiera ver eso. Pero… no podía evitar mirar. ¿A ella le gusta presumir? Tal vez estaba apuntando a todas las reacciones que podría tener al presumir así.

Nono, que tenía el pelo blanco y llevaba una máscara negra que le cubría la parte inferior de la cara, estaba en silencio. De hecho, Haruhiro aún no lo había escuchado hablar. Cada vez que tomaban un descanso, él servía como la silla de Lala. Eso era, bueno…

Eran una pareja extraña, por decirlo suavemente.

Ellos eran capaces. Terriblemente. Confiables también. Pero ¿estaba bien confiar en ellos? Eso era algo dudoso. Parecía que si el grupo confiaba demasiado en ellos, serían tomados por tontos y sufrirían por ello.

Finalmente, el grupo llegó al final del almacén de huevos. A partir de ahí, realmente fue un único camino recto. El camino se curvó suavemente hacia la derecha antes de dar repentinamente un giro brusco en esa dirección.

Llegaron a un cruce en T.

Haruhiro sintió una sensación de déjà vu. Era casi idéntico a la entrada al Almacén de Huevos en el Wonder Hole. Los cruces en T se habrían vuelto a encontrar ya sea que hubieras ido a la izquierda o a la derecha, y en el Wonder Hole hubiera estado del otro lado.

¿Tal vez podamos volver por aquí?

Por un momento, pensó eso. Pero, naturalmente, ese no era el caso.

Lala y Nono fueron directamente al cruce en T. Otra curva. Como se esperaba, el camino se dividió. Giraron a la derecha y luego recorrieron un largo camino. El camino estrecho y retorcido con su techo bajo parecía interminable.

Los dos caminos eran similares, pero esto no era como la entrada en el Wonder Hole. ¿Dónde exactamente saldrían? ¿Haruhiro y los demás podrían volver a casa?

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“Estamos cerca de la salida,” lala les dijo en un susurro.

Ahora que ella lo mencionaba, el aire fluía levemente. La temperatura había bajado un poco. Cuando Nono cubrió la linterna, de repente se hizo negro. No había señales de luz adelante.

“¿Es de noche…?” Ranta susurró, tragando saliva.

Hubo el sonido de alguien suspirando. Pasos. El crujido de ropa. El tintineo de armadura. Respiración.

La tapa de la linterna no se levantó. Había una pequeña cantidad de luz saliendo de los huecos en la cubierta.

Lala se detuvo, haciendo un gesto a Nono. Haruhiro y su grupo se detuvieron también. Parecía que Lala tenía la intención de que Nono fuera a investigar la situación él solo.

Nono sabía cómo usar Sneaking. Como ladrón, Haruhiro podía reconocerlo. Nono también lo usaba a un nivel bastante alto.

Nono dejó la linterna con Lala, luego se derritió en la oscuridad, sin emitir ni un solo sonido, y pronto desapareció de la vista. Probablemente fue alrededor de cinco minutos después cuando Nono regresó.

Nono se acercó a Lala, tal vez para susurrarle algo al oído, pero Haruhiro no pudo escuchar su voz. De cualquier manera, Lala asintió una vez, luego le devolvió la linterna a Nono y comenzó a caminar. Haruhiro y los demás no tuvieron más remedio que seguirlos.

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La linterna todavía estaba cubierta, y todavía estaba completamente oscuro como antes, pero se acercaban claramente al exterior.

Solo un poco más, Haruhiro se dijo a sí mismo. Casi estámos ahí.

“Nyaaw…” Yume dejó escapar un sonido extraño.

El exterior estaba húmedo, encerrado en una fría oscuridad. Había ruidos, pero ¿de qué?

Ou, ou, ou…

Ese sonido se repetía constantemente; ¿era el llanto de algún animal? Había un sonido agudo continuo también. ¿Era el golpe de las alas de algún insecto?

Había otro que sonaba como el rápido clic de la lengua de alguien. Era espeluznante, y lo hizo sentir incómodo.

“¿Dónde estamos…?” Kuzaku susurró débilmente.

Alguien estaba llorando. Tenía que ser Shihoru.

“Está bien,” dijo Mary, tratando de animarla, pero su voz temblaba.

“Noche…” Haruhiro pensó de repente. “¿Este pidría ser ese lugar? ¿El Reino de la Noche?”

Lala y Nono fueron los que descubrieron que las Habitaciones Gremlin accesibles desde Wonder Hole estaban conectadas a otro mundo además del Reino del Atardecer. Ninguna mañana o noche llegaba al Reino del Atardecer, pero en este otro mundo, era solo de noche; el día nunca llegaba. Por eso se llamaba el Reino de la Noche.

“Espera, si eso es verdad…” Ranta hizo un pequeño baile. “…podemos volver, ¿no creen?”

“Posiblemente,” resopló Lala. “Posiblemente no. Ese lugar es peligroso a su manera. Apenas lo hemos explorado. Es demasiado peligroso.”





Haruhiro se frotó el vientre. Su estómago dolía. Intensamente. Incluso el jubiloso Ranta guardaba silencio.

Incluso en este mismo momento, una criatura desconocida podría aparecer desde la oscuridad para atacarlos.

“Entonces, en ese sentido, nos iremos,” dijo Lala enérgicamente.

Entonces Lala y Nono se alejaron de ellos. Haruhiro tardó un momento en comprender lo que significaban sus palabras y esa acción.

“…¡¿Eh?! ¡¿Qué, oye, oye, espera?!” Haruhiro gritó.

“¿Qué?” Lala preguntó.

“No, ¿se van, eh? ¿Qué significa eso…? ¿Eh…? Solo ustedes dos… ¿Por su cuenta?” Tartamudeó.

“No tenemos idea de qué hay delante después de todo,” le dijo.

“No, t-tampoco tenemos idea, obviamente, pero… pero, aun así…”

“Cuando estoy en un lugar desconocido, la experiencia me dice que los dos somos mejores para movernos por nuestra cuenta. Así es como siempre hemos trabajado y tengo la intención de mantenerlo así.”

“No, p-pero…”

“¡No…!” Ranta bajó y realizó una dogeza. “¡No me dejeeeeees! ¡Por favor, por favor! ¡En serio, en serio! ¡Te lo ruego! ¡No me dejes aquí!”

Incluso Haruhiro, que pensaba que ya era muy consciente de qué tipo de humano, o pedazo de basura, era Ranta, estaba horrorizado por esa exhibición. No podría no estarlo.

¿Cómo no está avergonzado consigo mismo? Es demasiado descarado. Y espera, ¿qué es eso de “no me dejes”? En serio, Ranta solo piensa en sí mismo. Lo sé, pero sigue siendo horrible y de lo peor…

“Adiós.” Lala pudo haberlos saludado o tal vez no lo hizo. De cualquier manera, no podían verla más.

La dominatrix y su sirviente se habían ido.

“¿Q-Qué… ? ¿Ahora que?” Kuzaku preguntó en un susurro.

Oh, mierda. Esto es malo, pensó Haruhiro. No puedo creer lo oscuro que es este lugar. No puedo ver nada. Es una sólida oscuridad.

Haruhiro había quedado atrapado dentro de una masa oscura. No podía moverse, no podía escapar. Este era el final.

—No, eso no era verdad. Era todo una ilusión.

“C-Cierto, lo primero es lo primero, necesitamos luz…” Haruhiro rebuscó en su bolso y sacó una linterna. Una vez que la encendió, se sintió un poco más tranquilo.

Yume había sacado su propia linterna e intentaba encenderla también.

Haruhiro la detuvo. “Solo necesitamos una. Solo la mía, por ahora. Quiero conservar el combustible.”

“Ohhh. Sí, eso tiene sentido, eh…”

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“Maldita sea esa mujer.” Ranta golpeó el suelo y apretó los dientes. “Nunca la perdonaré.”

“No llores, hombre…” dijo Haruhiro.

“¡N-No estoy llorando! ¡Eres estúpido, estúpido, estúpido Haruhiro! Urgh…”

Mary estaba abrazando fuertemente a Shihoru. Si no fuera así, parecía que Shihoru podría colapsar en cualquier momento.

Haruhiro respiró profundamente, obligándose a relajarse. Necesito mantenerlos unidos. Soy el líder después de todo. Necesito apoyar a todos. Necesito arrastrarlos conmigo. No dejaré que nadie muera. Vamos a sobrevivir. Todos saldremos vivos de esto.

“Vamos a movernos,” dijo. “Vamos a tomarlo un poco a la vez. Las cosas saldrán bien. Haré que funcionen. Estoy… Más bien, bueno, todos nosotros estamos aquí. Solo tengan cuidado de no hacer demasiado ruido. Si sienten que algo viene, díganme de inmediato. Entonces, tomaremos las cosas con cuidado y… Sí. Bueno. Vámonos.”

Solo estoy divagando. Incluso yo lo sé. ¿Que estoy pensando? ¿En qué debería estar pensando? No lo sé. Pero quedarse aquí es malo, ¿no? ¿O tal vez simplemente no quiero quedarme aquí? Puede ser que solo tenga miedo de quedarme quieto. Pero, quiero decir, Lala y Nono se fueron de inmediato. Sí. No deberíamos quedarnos aquí.

Haruhiro y los demás estaban de espaldas a una pared de roca. El agujero que conducía al Almacén de Huevos se abria desde esa pared de roca.

Lala y Nono se habían desviado hacia la izquierda. Había una pendiente gradual hacia abajo frente a ellos.

El terreno era desigual. Rocoso. ¿Izquierda, recto hacia adelante, o a la derecha?

Él no dudó mucho. Haruhiro decidió ir tras Lala y Nono. Probablemente no podrían alcanzarlos, pero esos dos se habían ido hacia la izquierda. Sería más seguro hacerlo de la misma manera… ¿tal vez?

Mientras comprobaban su equilibrio, procedieron con cuidado a lo largo de la pared de roca a su izquierda. Caminaban como si cruzaran un puente estrecho.

¿Esto es demasiado lento? ¿Deberíamos darnos prisa? ¿De qué sirve la prisa? Ayudaría si hubiera más luz. ¿Llegará la mañana en este mundo?

Shihoru lloraba convulsivamente.

“Oh, cállate, ¿quieres?” Ranta chasqueó la lengua. “—¡Ay!”

“¡Cállate, idiota!” Sonaba como si Yume hubiera golpeado a Ranta.

Si abro la boca, siento que voy a empezar a lloriquear, pensó Haruhiro. Tiempo. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Ni siquiera puedo imaginarlo. ¿Cuánto tiempo necesitamos para caminar? ¿Deberíamos descansar? ¿Mis camaradas están cansados? ¿Debería preguntar? ¿Tienen hambre? ¿Sed? Necesitamos agua. Comida también. ¿Qué hacemos? ¿Cómo podemos asegurar la comida y agua? ¿Todos van a sobrevivir? ¿Ese es un objetivo realista en esta situación?

En algún momento, Shihoru había dejado de llorar. La pared de roca había estado en un ángulo de casi 90 grados antes, pero ahora era mucho menos empinada. Sentía que probablemente podría escalarla, pero no tenía ganas de escalar.

A la derecha había oscuridad, oscuridad, oscuridad sin fin. Incluso sosteniendo la linterna en esa dirección, no podía ver nada.

El llanto del animal, el batir de alas, el chasquido… Escuchó lo que sonaba como ruidos de animales que venían de vez en cuando periódicamente.

De repente, el viento soplaba contra ellos.

“Esperen.” Haruhiro levantó una mano para que sus camaradas se detuvieran.

Él avanzó lentamente. El terreno frente a él pronto desapareció. Era un acantilado. Había un acantilado ahí.

¿Qué tan alto era? Agachándose, bajó la linterna todo lo que pudo. No podía verlo. El fondo estaba demasiado lejos.

Él escuchó atentamente. ¿Eso era… el sonido del agua? ¿Había un río ahí abajo?

Agua. Si hubiera un río, habría agua. Sin embargo, dicho eso, no podían bajar por el acantilado. Tampoco podían saltar.

Tomó una piedra y la tiró. Pronto hubo un sonido de salpicadura. No parecía que fueran decenas de metros, pero tenía que ser alrededor de diez.

“Hay agua allá abajo,” dijo Haruhiro.

Pero no hubo reacción. Ni siquiera de Ranta. Todos debían estar agotados, tanto en cuerpo como mentalmente

“Continuaremos por el borde del acantilado aquí y buscaremos un camino de bajada,” dijo Haruhiro. “Si solo pudiéramos obtener agua…”

“…Sí,” respondió brevemente Kuzaku.

“Shihoru, ¿estás bien?” Haruhiro preguntó, a lo que Shihoru asintió en silencio.

Ella no parecía estar bien. Eso le preocupaba, pero si podían encontrar agua potable, incluso Shihoru comenzaría a sentirse un poco más segura. Pero ¿el agua del río era potable? No lo era, probablemente. Pero, si la hervían bien, encendiendo fuego…

Tendrían que tener cuidado de no caerse del acantilado también. No creía que alguien fuera tan estúpido, pero por si las dudas.

Había un viento fuerte y húmedo a lo largo del acantilado que era desagradablemente frío. Si al final no se calentaban, no solo sentirían frío, sino que comenzarían a temblar.

Eventualmente, también salió una niebla. El suelo ya no era rocoso. Parecía que había algo así como hierba creciendo en la tierra. La hierba no era verde, era blanca. ¿De verdad era hierba?

“¡Ah!” Ranta de repente saltó. “¡Qué, qué, qué…!”

“¿Qué?” Haruhiro preguntó.

“¡Y-Yo solo pisé algo! Nada vivo, creo, pero… ¡Ahh!” Ranta recogió algo. Era un objeto blanco. “¡Miren esto! ¡Huesos!”

Shihoru gritó.

“¿Por qué los recoges?” Yume preguntó.

“Eres increíble…” murmuró Mary.

Con ese ataque concentrado de las chicas, Ranta se puso a la defensiva y comenzó a agitar el objeto blanco. “¿Por qué tienen miedo de unos estúpidos huesos? ¡Estúpidas mujeres! ¿De qué hay que temer? Yo estoy totalmente bien. ¡Porque soy yo!”

“¿Qué tipo de huesos son?” Haruhiro preguntó, entrecerrando los ojos.

Una mano, eh. Parecía una mano esquelética. Si no se hubiera desmoronado después del tratamiento blasfemo que Ranta le había estado dando, tenía que haber carne seca o algo que la mantuviera unida a cuerpo.

“¿Hmm?” Ranta acercó su rostro y la inspeccionó. “En cuanto a tamaño, podría ser humano… pero los dedos son demasiado largos. Sí, demasiado largos. Espera, hay demasiados. ¿Son como ocho? ¿Hmm?”

Kuzaku se agachó al lado de Ranta. El resto de los huesos aparentemente estaban ahí, ocultos por la larga y blanca hierba.

“…Sí, no parece humano,” estuvo de acuerdo Kuzaku. “Alguna otra criatura, supongo.”

Yume, Shihoru y Mary retrocedieron. Haruhiro se movió hacia donde estaban Ranta y Kuzaku y se agachó.

Es un esqueleto, supongo, o un cadáver. Lleva lo que parece ser una especie de armadura de metal. Dos brazos, dos piernas. Una cola también, así que probablemente no sea humano. No hay cabeza en ningún lado para ser vista. ¿Tal vez nunca tuvo una para empezar? ¿O tal vez algún animal se fue con ella? Parece que está boca abajo. El objeto largo y delgado parece una espada. El redondo, eso es… ¿un escudo? El material blanco, parecido a la hierba, está envuelto alrededor de él.

Kuzaku agarró el borde del escudo y tiró. Las cosas blancas, como hierba, se rompieron al hacerlo. “¿Creen que yo podría usarlo?”

“Después de todo, un paladín sin un escudo tan útil como un gusano,” estuvo de acuerdo Ranta. “Tómalo.” Ranta dejó a un lado la mano esquelética, levantando la espada. “Esta no es buena. Está oxidada como loca.”

Haruhiro lanzó una mirada ceñuda después de que Ranta tiró la mano esquelética, luego miró hacia abajo al cuerpo del hombre. Bueno, el cuerpo bien podría haber sido de una mujer, no un hombre, pero Haruhiro iba a suponer que había sido varón por conveniencia.

El hombre estaba armado, por lo que probablemente significaba que había sido un ser inteligente de este mundo. ¿Cuánto tiempo pasó desde que murió? Parecía poco probable que solo hubieran sido unos días. ¿Unos pocos meses? ¿Un año? ¿Unos años? ¿O quizá décadas?

“Ranta, ponlo boca arriba,” ordenó Haruhiro.

“Maldición, no. ¿Por qué debería hacer lo que me dices? Vete a morir.”

“Yo lo haré.” Kuzaku lo levantó y le dio la vuelta al hombre. “Aquí vamos…”

Haruhiro examinó de cerca al hombre ahora que estaba mirando hacia arriba. La cabeza definitivamente había sido cortada o algo así. Haruhiro pudo ver lo que parecían los huesos del cuello.

Había contenedores en forma de caja fijados al cinturón del hombre. Haruhiro abrió uno, sacando el contenido. Era negro, duro y redondo… ¿Era una moneda? También había una cantidad de lo que parecían ser semillas y una daga oxidada. ¿Esa era una llave? Algún tipo de herramienta. Estaba colgando de una cadena alrededor del cuello del hombre.

Esa es una bonita cadena, pensó Haruhiro. Parece que podría ser oro. Sin embargo, no podría ser oro puro.


Cuando se sacudió la suciedad de la parte delantera de la armadura, se dio cuenta de que había algún tipo de escritura o dibujo tallado ahí. Escritura, probablemente. El mismo tipo de caracteres también estaban en el objeto negro parecido a una moneda.

Por cierto, de vuelta en Grimgar, había oído que los orcos tenían su propio lenguaje único, mientras que los no-muertos usaban uno que se parecía mucho al lenguaje utilizado por los goblins, los enanos y los humanos. Probablemente era mejor suponer que esta raza era inteligente, probablemente al mismo nivel que Haruhiro y los demás, o al menos parecido.

“Haru-kun.” Yume agarró la capa de Haruhiro. “…Sabes, Yume piensa que podría estar oyendo un ruido de susurros.”

Ranta reaccionó de inmediato y miró alrededor del área. Mary y Shihoru se acurrucaron juntas, conteniendo la respiración. Kuzaku sostenía el escudo del hombre, preparado y agachándose sobre una rodilla con una mano en la empuñadura de su larga espada.

Haruhiro rápidamente metío todas las posesiones del hombre en su bolso. Él escuchó atentamente.

Crujido. Crujido. Crujido. Crujido. Crujido…

Definitivamente escuché algo. Desde la dirección opuesta al acantilado. ¿Tenemos cuidado con eso? ¿Huimos? Haruhiro decidió al instante. Era una decisión obvia. Se retirarían mientras se mantenían en guardia.

“Mantengámonos en guardia mientras avanzamos,” ordenó. “Ranta, Kuzaku…” Agitó sus manos para que la gente se formara.

Haruhiro tomó la delantera, Mary, Yume, y Shihoru formaron una columna detrás de él, mientras que Ranta y Kuzaku estaban a su lado en el lado opuesto al acantilado. Llevaba una luz aquí como diciendo: Por favor, ven por nosotros. Pero si apagaba la linterna, entonces estarían en la oscuridad total. Existía el riesgo de que se cayeran por el acantilado también.

Haruhiro y los demás comenzaron a moverse.

Crujido… crujido… crujido

Todavía podía escuchar ese sonido. ¿Venía detrás de ellos? No parecía estar muy lejos. Estaba bastante cerca. ¿Dentro de diez metros? No, probablemente menos. Estaba más cerca que eso.

Se sintió obligado a ver lo que era con sus propios ojos. ¿No sería esa una buena idea? No. No pudo decidir.

Mientras permanecía atento al acantilado, siguió escuchando atentamente el sonido en busca de cualquier signo de cambio…

Esto me está volviendo loco. No quiero hacerlo más, pensó una y otra vez. Una vez cada pocos minutos. Cuando estaba en su peor momento, lo pensaba cada pocos segundos.

Quería tirar todo y correr. ¿Correr? ¿A dónde…?

El fuego de la linterna se está debilitando. En el momento en que pensó eso, se había ido.

“¡¿Qué?¡ ¡Parupiro, vamos! ¡No puedo ver, idiota! ¡Escoria!” Ranta le gritó.

“El combustible se acabó, ¿de acuerdo? Uh, bueno, luego usaremos la linterna de Yume para…”

“Espera,” dijo Mary con voz ahogada. “El cielo…”

Haruhiro miró hacia la distancia, más allá del acantilado. Ella tenía razón. Había algo sobre el cielo.

“¿Es… de mañana?” Haruhiro preguntó lentamente.

Había una cresta en la distancia ardiendo débilmente. Era de color rojo, o naranja. Era extraño. Normalmente, cuando el sol salía por la mañana, la oscuridad se desvanecía gradualmente desde el borde del cielo. Se volvería azul o morado, luego se volvería más rojo. Nunca se vio eso, era como si el cielo se hubiera incendiado repentinamente.

Sabía que había mundos como el Reino del Atardecer. Si el cielo de este mundo cambiara de manera extraña, eso no sería suficiente para sorprenderlo en este punto.

Pero, al menos, esto no parece ser Grimgar o el Reino de la Noche. Darse cuenta de eso lo golpeó bastante fuerte.

“¿Eh…?”

Haruhiro estiró su cuello. Ya no escuchaba el crujido. ¿Se había ido? ¿O simplemente estaba escondido? De cualquier manera, pensó que sería una buena idea alejarse de este lugar mientras tenían la oportunidad. Haruhiro les indicó que se avanzaran.

Y en ese momento fue cuando sucedió.

“¡Nyaanw!” Yume hizo un ruido extraño y se cayó al suelo. No. No se había caído: había sido derribada. Había algo encima de Yume. “Algo” era la única forma en que podía describirlo. Él no podía ver.

“¡¿Ohhhhhh?!” Ranta estaba tratando de quitarle ese algo a Yume.

“¡Maldición, está demasiado oscuro!” Kuzaku gritó.

“¡Yume! ¡Yume! ¡Yume…!” Haruhiro gritó el nombre de su camarada mientras corría hacia la cosa. Debido a que estaba nervioso, casi se resbala y cae del acantilado, lo que le hizo entrar en pánico.

Podía oír sonidos de puñetazos y golpes. Yume estaba llorando y gritando.

“¡Se escapó!” Ranta gritó.

Había una luz. De una vela. Un candelero portátil, eh. Era Shihoru.

Shihoru se sentó junto a Yume con el candelabro. “¡Yume! ¡Resiste!”

“¡El enemigo! ¡Ese bastardo! ¡¿Dónde está?! ¡Maldición!” Ranta estaba blandiendo su espada.

“¡¿Qué fue eso?!” Kuzaku tenía su escudo listo y sus hombros se agitaban con fuertes respiraciones.

Yume estaba en el suelo, agarrándose la garganta. Sangre. La sangre. Su cuello. La había tomado del cuello. Sangre. Mucha sangre

Kuh. Fuh. Fuh. Hah. Kuh. Fuh. Hah. La respiración de Yume era tensa, superficial e irregular.

Haruhiro estaba aturdido. De ninguna manera. No me hagas esto. Estás bromeando. ¿Qué demonios? Alguien dígame que es mentira. Por favor, dime que es una mentira. No. Esto está mal. Es mentira. No puede ser real, ¿verdad? Quiero decir, no tiene sentido. Esto no tiene sentido.

“¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!” Haruhiro gritó.

Su sensatez. Su sentido del deber. Su responsabilidad. Su autocontrol. Sus razones. Su habilidad para pensar. Todo fue destruido.

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Haruhiro ni siquiera se aferró a Yume. Solo se quedó ahí y gritó. Él sabía una cosa, y eso era que no podía soportar más. Él se había roto por completo.

Se acabó. Solo déjalo terminar. No, no puedo dejar que termine, pero ¿qué puedo hacer? No hay nada que pueda hacer, ¿verdad? Es inútil, ¿no? Yume morirá, ¿no?

“¡Oh, Luz…!” Mary se llevó los cinco dedos a la frente, hizo un pentagrama, luego tocó su frente con el dedo medio para completar el hexagrama. Luego, apresurándose, llevó su palma a la garganta de su Yume. “¡Que la protección divina de Lumiaris sea contigo! ¡Sacrament!”

¿Qué?, pensó Haruhiro, aturdido. ¿Qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loca? Es inútil. Digo, ¡la magia de luz no funciona en el Reino del Atardecer! Claro, este no es el Reino del Atardecer, pero no es Grimgar, por lo que el poder de Lumiaris no debería llegar aquí, y…

Sin duda Mary sabía todo eso. ¿No podía darse por vencida incluso sabiendo eso? ¿Había decidido apostar por ese pequeño hilo de esperanza?

“…Ahh… Hah…” Yume parpadeó varias veces. “¿Eh…?”

Su cuerpo estaba envuelto en una luz tenue.

Mary apretó los dientes. Sus hombros, sus brazos, sus manos, todo su cuerpo temblaba.

Esto no puede ser real, ¿verdad?, pensó Haruhiro, aturdido. ¿De verdad? ¿No es mentira?

“…¡Tus heridas!” Los ojos de Shihoru se abrieron de par en par. “¡Yume! ¡Tus heridas se están cerrando!”

Ranta dejó de blandir su espada y se quedó mirando fijamente a Yume.

“¡Jaja!” Kuzaku se rió como loco. “¡Ajaja! ¡Jajajaja! ¡Wajajaja!”

Haruhiro quería reírse. ¿Cómo podría no querer hacerlo? ¿Qué podría hacer sino reír? Pero, por alguna razón, lloró en su lugar.

Yume todavía no se había levantado. La sanación de Mary todavía no estaba completa. Estaba tomando un tiempo sorprendentemente largo para ser Sacrament.

Haruhiro se puso a cuatro patas al lado de Yume. Mary finalmente retiró su mano y cayó de espaldas. Su respiración era pesada. Ella parecía bastante agotada.

Yume la miró, luego sonrió suavemente.

“Gracias, Mary-chan. ¿Eh? Haru-kun, ¿estás llorando?”

“¡Yume!” Haruhiro abrazó a Yume sin querer. “¡Gracias a al cielo! ¡Gracias al cielo, Yume! ¡Gracias…! ¡Lo siento! ¡Pensé que morirías, entonces…!”

“Ohhh,” dijo Yume. “Si apretas así a Yume, Haru-kun, te mancharás de sangre, ¿sabes?”

“¡¿A quién le importa?!”

“Está bien, entonces. Pero cuando la aprietas así, Yume, ella está feliz, pero duele un poco, ¿sabes?”

“¡L-L-L-L-Lo siento!” Cuando Haruhiro intentó rápidamente soltarla y saltar hacia atrás, alguien lo golpeó con fuerza en la parte posterior de la cabeza.

“¡¿Ay?! ¿Eh? ¡¿R-Ranta?! ¡¿Por qué fue eso tan de repente?!”

“¡Por nada, maldito idiota!” Ranta lo miró e intentó intimidarlo.

En serio, ¿qué había sido eso? ¿Era un idiota? ¿Era una escoria total?

“Perdón por interrumpir, pero…” Kuzaku dijo vacilante. “…¿No creen que sería una buena idea alejarnos de aquí? Digo, permitimos que la cosa de antes escapara…”

“¡Ah!” Haruhiro se limpió la cara con ambas manos. Es cierto. Kuzaku tiene razón. Me perdí completamente ahí. Necesito reflexionar seriamente sobre eso, pero puede esperar. Por ahora, debería hacer lo que sugirió Kuzaku.

“¡¿Y-Yume, puedes pararte?!” Haruhiro exclamó. “Mary, ¿y tú? ¡Oh, cierto, alguien, saque una linterna! ¡Bien, ahora vámonos!”

Antes de partir, miró una vez más a la cresta que estaba ardiendo de color naranja.

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¿Estaba saliendo el sol?

No podía imaginar que ese fuera el caso.

 

Hai to Gensou Volumen 7 Capítulo 1 Novela Ligera

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