Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 4

Extra 1: Una Muestra De Gratitud

“Estar agradecido. Salí de mi camino para entregar esto… ¿Por qué soy yo el que es arrogante? Él es un Archidemonio, ¿verdad? Entonces… gracias por el manto. No olvidaré la deuda que te debo por salvarme la vida… Sin embargo, también es extraño ser demasiado modesta…” Nephteros estaba murmurando para sí misma en el bosque en las afueras de Kianoides.

El manto del Archidemonio Zagan estaba cuidadosamente acunado en sus brazos. Hace unos días, Nephteros fue salvada por él durante un cierto incidente, y ella terminó tomando prestado su manto.

Él fue quien me dijo que lo devolviera, así que no tengo otra opción en el asunto… Sin embargo, la personalidad de Nephteros se estaba interponiendo en el camino. No tenía idea de cómo expresar gratitud a otro. Es por eso que ella simplemente se paró frente al castillo de Zagan mientras reflexionaba sobre sus pensamientos. Estaba murmurando para sí sola, practicando lo que le diría.

Nephteros había estado haciendo esto durante un minuto entero cuando de repente ella miró el manto en sus manos.

“Espera, este manto está terriblemente hecho jirones, ¿no es así?” Nephteros creía que parecía demasiado descuidado para que lo llevara un Archidemonio.

¿Qué está haciendo Nephelia? ¿Está tratando de avergonzar a su maestro…? Y cuando ese pensamiento cruzó por su mente, se dio cuenta de que ese no era realmente el caso.

“…Ya veo. Es porque él me salvó”.

Zagan había luchado contra el Señor Demonio, un ser que superó con creces el poder humano… O bien, luchó contra sus pensamientos residuales. Si no hubiera tratado de salvar a Nephteros durante la batalla, su manto seguramente no habría terminado en un estado tan desigual.

“Creo que al menos arreglaré esto”.

La hechicería que restauraba algo a su estado original era extremadamente común. El grado de éxito  fue claramente visible en función de las capacidades del hechicero, por lo que fue una buena medida de fuerza. Y cuando levantó el dedo para invocar su hechicería, por alguna razón, Nephteros bajó la mano.

“Hay algo malo en confiar en la brujería todo el tiempo”.

La hechicería podría hacer posible lo imposible, pero si confiara demasiado en ella, se parecería más a su maestro, Bifrons. Ella no quería ser así, por eso se dirigió a la ciudad de Kianoides.

“Esa ciudad es bastante grande, así que alguien venderá las herramientas que necesito para reparar esto, ¿verdad…?”

No era como si ella quisiera adular al Archidemonio y lograr que la elogiara, pero Nephteros decidió asumir el desafío de coser por primera vez en su vida…. Desafortunadamente, le llevó un mes entero llegar a un punto en el que estaba satisfecha con su trabajo.