Jaku-chara Tomozaki-kun

Volumen 5

Capitulo 4: A veces, la bandera de la victoria y la bandera blanca son solo pedazos de papel

Parte 1

Pero al día siguiente, algo se sintió raro.

El estado de ánimo cambiaba constantemente a favor de Tama-chan, y el acoso de Konno parecía estar disminuyendo gradualmente. Ya no pateaba el escritorio de Tama-chan ni hacía pequeñas cosas como romper sus bolígrafos y lápices mecánicos. Pero el grupo de Konno todavía la estaba hablando mal a sus espaldas. Y había algo más.

Lo que decían de ella me estaba poniendo ansioso.

Normalmente, ridiculizarían su fuerza interior y atacarían su personalidad; dirían cosas como “Se hace la desentendida,” o “ella solo piensa en sí misma” o “Ella es tan violenta.” Quizás mencionarían el momento en que apartó la mano de Konno. Pero ese día, durante el almuerzo, decían algo diferente.

—¿Quién se cree que es, una especie de heroína trágica?

—Ella es una verdadera puta, está engañando a esos tipos.

Al principio, no entendí lo que querían decir. Pero después de un segundo, me di cuenta. Y si

tenía razón… entonces estábamos en problemas.

Decidí hablar con Mizusawa después de la escuela.

—Mizusawa.

—¿Qué? ¿Qué pasa?; Dijo, haciendo girar un grueso portaminas en su mano.

—¿Puedo hablar contigo?

Le indiqué que me siguiera. No podíamos hablar de eso exactamente en clase. Él asintió, sin parecer especialmente sospechoso, y me siguió hasta las escaleras.

—¿Qué pasa?

—Bueno en realidad…

Bajé la voz y le dije lo que había oído durante el almuerzo. Le conté cómo habían cambiado los chismes y cómo la llamaban: “heroína trágica” y “Perra”. Él frunció el ceño y golpeó el suelo con la punta de su zapatilla.

—Supongo que fuimos… algo estúpidos.

Asentí. Mis propias preocupaciones coincidían con lo que acababa de decir Mizusawa. En otras palabras …

—Supongo que alguien nos vio a los cuatro en el restaurante el día de ayer.

Probablemente sucedió antes de que llegara Mimimi, cuando solo estábamos Tama-chan, Mizusawa, Takei y yo. Konno o una de su grupo nos habían visto.

Mizusawa asintió. —Probablemente. Si lo piensas, parecería que tres tipos la estaban protegiendo. Erika no estaría feliz con eso… y ahora aquí estamos.

—Sí…

No importa cómo se mire, ir a ese lugar cerca de la escuela era arriesgado. Los chicos de nuestra clase van allí todo el tiempo… Maldita sea, nos emocionamos demasiado porque nuestro plan estaba funcionando…

Mizusawa se mordió el labio con pesar. Él estaba en lo correcto. Hinami incluso había advertido a Nakamura e Izumi que vigilaran a donde iban juntos los fines de semana. Obviamente, un restaurante cerca de la escuela estaría fuera de discusión.

Ambos nos quedamos en silencio por un rato. Parte de nuestra estrategia para ayudar a Tama- chan había fracasado. Justo cuando su situación estaba mejorando, desencadenamos la fuente de todos los problemas, y ahora estábamos retrocediendo.

Sin embargo, no tenía sentido deprimirse por eso. Centrándonos en nuestros próximos pasos, le dije a Mizusawa lo que estaba pensando.

—Existe la posibilidad de que el acoso de Konno se intensifique debido a esto, ¿no es así? Él frunció el ceño.

—Definitivamente. Konno odia esas cosas, y es peor porque Takei y yo estuvimos allí.

—¿Porque eres parte de un grupo que es amigo de ella?

—Sí; Dijo Mizusawa, apoyándose contra la pared. —… Bueno, al menos Shuji no estaba allí. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras imaginaba ese escenario.

—Puedo imaginar lo malo que habría sido…

Ver al chico que le gustaba ayudando a la chica que odiaba la habría

enfurecido. Probablemente también se habría desahogado con Tama-chan. La reacción sería una locura.

Mizusawa se humedeció los labios, luciendo menos tranquilo y frío de lo habitual.

—Pero la situación aún apesta. De ahora en adelante… probablemente debamos prestar más atención a los ataques de Erika que al estado de ánimo de la clase.

Asentí con la cabeza. —Tienes razón… Ella ha tenido cuidado en no hacer nada destacable, pero ahora que la hemos hecho enojar, podría comenzar a hacer cosas más dramáticas.

Mizusawa asintió.

—Tratemos de mantener a alguien con Tama-chan en todo momento. Mimimi y Hinami ya están haciendo eso, pero nosotros también podemos ayudar.

—Entendido. Y cuando Mimimi y Hinami estén con ella, será mejor que vigilemos sus cosas.

—Cierto. No sabemos qué podría hacer.

—Okay.

Habiendo acordado un plan, regresamos al salón de clases. Si la situación se estaba deteriorando, actuaríamos rápido y haríamos todo lo posible. Como de costumbre, hablar de ello con otra persona sacó a relucir ideas que yo no habría tenido por mi cuenta. Si damos un paso a la vez hacia nuestro objetivo, deberíamos poder lograrlo eventualmente, tal como lo habíamos hecho con el estado de ánimo de la clase. Estaba reflexionando sobre esto mientras caminábamos.

Pero unos minutos después, la ominosa nube estaba de regreso. Llegamos demasiado tarde.

***

En el segundo en que entramos al salón de clases, sentí que algo andaba mal. Estaba extrañamente tranquilo, considerando que la escuela había terminado. Mizusawa debe haberlo sentido también, porque se detuvo cerca de la puerta y miró a su alrededor. Finalmente, los dos nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Todos los ojos estaban puestos en un solo punto de la habitación.

Tama-chan estaba sentada entre Hinami y Mimimi, temblando. Mizusawa y yo nos miramos. No sabíamos qué había sucedido, pero sabíamos que era grave. La casi invencible Tama-chan parecía débil y rota. Algo estaba terriblemente mal.

Mientras miraba a Tama-chan, Mizusawa caminó silenciosamente hacia Nakamura y Takei, probablemente para preguntarles cuál era el daño. Lo seguí.

—¿Qué está pasando?; Mizusawa le susurró a Nakamura.

—No estoy seguro; Susurró Nakamura en respuesta.

—¿No lo sabes?; Preguntó Mizusawa. Nakamura frunció el ceño.

—Realmente no lo sé. ¿Algo sobre su amuleto?

Tan pronto como lo dijo, un mal presentimiento me atravesó. De inmediato, mi mente se centró en una posibilidad.

Un amuleto.

Tama-chan con la cabeza agachada. Erika Konno, más enojada que nunca. De ninguna manera.

Corrí hacia Tama -chan. Todos me miraron porque eso no era exactamente lo que se podía hacer. Pero no me importaba.

Caminé hasta Tama-chan—y ahí fue cuando lo vi. Ella estaba sentada allí con Hinami y Mimimi tratando de calmarla, agarrando al personaje a rayas que parecía una antigua escultura de arcilla haniwa.

Su espalda estaba desgarrada.

Me quedé allí aturdido y sin palabras.

—Lo siento mucho… Este fue un regalo tuyo, Minmi, y…; Dijo Tama-chan con una voz temblorosa, todavía mirando hacia abajo.

Mimimi sonrió tranquilizadoramente y se frotó la espalda.

—¿De qué estás hablando? ¡No hiciste nada! Solo compraremos otro, ¿de acuerdo?

—Pero… nos diste uno a todos esa vez…

—¡No te preocupes por eso! ¡Todos volveremos a tener unos iguales! ¿Bien?

Las alegres palabras de Mimimi no parecían llegar a Tama-chan. Ella trazaba la tela desgarrada una y otra vez con su dedo, como si estuviera imprimiendo su horrible pesar. También estaba seguro de que el amuleto significaba mucho para ella. Detrás de su fachada, Mimimi tenía que saber lo que Tama-chan estaba tratando de decir. Pero no había nada que pudiera hacer al respecto, así que todo lo que podía hacer era tratar de calmarla un poco.

—Lo siento mucho, Minmi…

Tama-chan seguía disculpándose con Mimimi, a pesar de que no había hecho nada malo. Pero ese regalo único que había recibido de Mimimi había sido dañado.

—Lo siento mucho…

Eso fue lo más honesto que pudo decir. Después de todo, todo lo que había estado haciendo había sido proteger a Mimimi. Las miré a las dos, incapaz de hablar. Mi mirada se encontró con la de Tama-chan.

—Tomozaki…

—¿Sí?; Traté de responder lo más gentilmente posible. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Konno y sus amigas todavía estaban en clase cuando lo encontré. Ella miró el amuleto.

—¿Ellas?

—Sí. Casi exploté y les grité.

—…Uh-Huh.

—Pero tú, Mizusawa, Takei y Fuka-chan, todos ustedes estaban tratando de ayudarme, ¿verdad?

—…Sí.

—No quería deshacer todo nuestro trabajo… así que no dije nada.

—… ¿No lo hiciste? Eso debe haber sido difícil.

Todo lo que pude hacer fue escuchar. Ella se mordió el labio con frustración y dejó escapar un suspiro estremecedor.

—Sin embargo, lo aguanté. Fue muy difícil; Luego, como si se hubiera roto una presa, sus siguientes palabras abandonaron su boca como un lamento. —Pero solo quiero huir…

Apreté los dientes. Tama-chan había sido muy fuerte. Pero ahora incluso ella quería correr.

Tama-chan se mantuvo fiel a su esencia, sin importar qué, incluso cuando la reina de la clase Erika Konno la acosaba día tras día y sus compañeros la evitaban. Ella siempre se mantuvo firme sobre sus dos pies, perseverante y firme. Pero ahora esa misma Tama-chan quería huir.

Si ella fuera la única afectada, habría podido soportarlo. Pero lo único que no pudo manejar fue el ataque a su amistad y la tristeza por la que su amiga estaba pasando por eso.

—¡…!

Sentí que mi cabeza se calentaba, y la frustración y la ira estaban enrojeciendo mi visión. Cuando miré alrededor del salón de clases, Konno no estaba a la vista, pero una de sus

parásitos todavía estaba allí. No sabía si ella era la responsable, o si había observado, o si simplemente se había quedado allí. Fuera lo que fuera, probablemente había estado involucrada de alguna manera. En ese caso—

Respiré hondo y me preparé para apuntar.

—Fumiya.

Al oír la voz tranquila y calmada detrás de mí, volví a mis sentidos.

—¿Es realmente la mejor idea?

Cuando me di la vuelta, Mizusawa estaba mirando alrededor del salón de clases, con el ceño fruncido.

—… Lo siento. Gracias por detenerme.

—No hay problema. No hay pruebas y no podemos hacer nada aquí, así que …

—Sí.

Contuve el aliento y miré a Tama-chan de nuevo.

Tan pronto como lo hice, Hinami—que había estado sentada a su lado—de repente se puso de pie con un silencio escalofriante. Mis ojos estaban pegados a ella. Estaba fija en algo lejano, su mirada era más aguda y fría de lo que jamás había visto antes.

—Ella no se saldrá con la suya.

Esas siete palabras fueron lo suficientemente fuertes para que Tama-chan, Mimimi y yo las escucháramos, y la furia aterradora detrás de ellas no podría haber estado más lejos de su personalidad como la heroína perfecta.

—… ¿Aoi?; Dijo Mimimi, obviamente sorprendida por este nuevo lado de Hinami. Hinami la ignoró.

—Olvídalo; Ella espetó.

—… ¿Qué pasa?; preguntó Tama-chan, mirando a Hinami con una pizca de miedo en sus ojos.

—Estoy bien. Yo me ocuparé de esto; Dijo rotundamente. Eso fue todo.

Gradualmente, Izumi, Takei y Nakamura se reunieron alrededor, y Hinami volvió a su estado habitual. Ella y Mimimi explicaron lo que había sucedido. Mimimi había comprado amuletos a juego para todos, por lo que eran muy importantes y representaban cuánto se preocupaban el uno por el otro. Y luego la de Tama-chan había sido destruida. Mientras escuchaban, ellos se enojaban más y más.

—Eso… es realmente malo; Dijo Mizusawa, luciendo inusualmente enojado.

—… Erika fue demasiado lejos; Izumi se mordió el labio y agarró el dobladillo de su falda con frustración.

—¡Tama…! ¡Lamento no haber podido detenerlos…!; Dijo Takei, ahogando su voz y mirando hacia abajo como si creyera que todo era culpa suya.

—¿Qué demonios estaba pensando…?; Nakamura frunció el ceño y miró hacia la puerta del salón.

—Gracias, chicos… lo siento.

Tama-chan se secó las lágrimas y trató de poner una expresión más neutral; su intento de un frente valiente solo nos hizo sentir peor.

Izumi miró fijamente el amuleto rasgado. —Hey, ¿sabes qué? He estado tejiendo últimamente. ¡Puedo reparar una pequeña rotura como esta! ¡Lo arreglaré!

Ella hizo una señal de Okey con los dedos.

—… Okey, gracias. ¿Podrías, por favor?

Tama-chan sonrió, aunque las lágrimas aún se acumulaban en sus ojos.

—¡Por supuesto! ¡Déjamelo a mí!; Dijo Izumi alegremente, sentándose junto a Tama-chan y mirando el amuleto. Probablemente para llenar el silencio, ella comenzó a murmurar sobre cómo exactamente iba a arreglarlo.

Mizusawa la miró y luego le dio una mirada burlona en un intento de aligerar un poco el estado de ánimo. —¿Estás segura de que puedes manejar eso? ¿No eres un poco torpe?

—¡No hay problema! ¡Incluso aprendí a hacer una funda de pañuelo hace poco!; Ella respondió con una voz fuerte y alegre.

Mizusawa se rio. —¿No es como el primer proyecto de tejido de un bebé?

—Uh-oh… ¡mi secreto fue revelado!

Ella miró a Mizusawa. Su ida y vuelta fue bastante superficial, pero aun así logró aflojar un poco la tensión.

—Por ahora… ¿deberíamos ir a casa?; Preguntó Hinami, apoyando su mano en el hombro de Tama-chan.

—¡Sí, vamos!; Dijo Mimimi, sonriéndole a Tama -chan.

—Sí… gracias. Sí, vamos.

Tama-chan se puso de pie lentamente. Mizusawa miró, suspiró y luego dio una palmada en la espalda a Hinami y Mimimi.

—Está bien, señoritas, hoy se los dejo a ustedes dos.

—… Sí; Intervine. Probablemente era mejor dejar a Tama-chan con ellas dos. Izumi asintió con entusiasmo y todos las despedimos.

Después de eso, todos los demás fueron a practicar y yo me dirigí a casa.

***

Al día siguiente, antes de la clase, Mizusawa y yo nos reunimos alrededor del escritorio de Mimimi para preguntarle cómo se veía Tama-chan después de que se fueron.

—… Creo que fue una gran sorpresa para ella. Nunca la había visto así antes; Dijo abatida. Mizusawa asintió.

—No me sorprende. Realmente cruzaron la línea; En lugar de su tono suave habitual, la ira ensombreció sus palabras.

—¿Parecía que se sentía mejor?; Yo pregunté.

Mimimi ladeó la cabeza. —Cuando caminábamos a casa, ella sonreía y decía que estaba bien, pero sentí que estaba fingiendo…

—Hmm…

Miré hacia abajo. Tama-chan definitivamente estaba poniendo un frente fuerte para no lastimar más a Mimimi. Tenía ese tipo de fuerza y amabilidad.

—Por ahora, estemos todos a su lado. Dado lo que pasó ayer, no sabemos qué harán; Dijo Mizusawa, mirando alrededor del salón. Konno y Tama-chan aún no habían llegado, pero el aire estaba más tenso que de costumbre.

En ese momento, noté que Hinami estaba hablando con Akiyama, como lo había estado haciendo toda la semana pasada. No sabía lo que estaba haciendo, pero después de lo que había sucedido el día anterior, era inusual que no hablara con nosotros.

Todo el día protegimos a Tama-chan, y aparte de las minas señuelo de su lápiz mecánico, nada de lo suyo fue dañado al final del día.

Y luego, después de la escuela, sucedió.

***

Después de nuestra última clase del día, todos estaban charlando y disfrutando de su nueva libertad. Konno regresó al salón de clases desde el baño o algo así con un par de sus amigas, se acercó a su escritorio y se puso pálida.

—¿Qué? ¿Qué demonios?

La voz indignada de la reina resonó en el salón de clases, llamando la atención de todos.

—¿Quién rompió estos?

Su tono era extremadamente dominante. Esas tres breves palabras fueron tan intensas que atravesaron la conversación casual.

Konno estaba agarrando una caja de mina de lápiz mecánico en sus manos.

En otras palabras, alguien había roto su liderazgo. No pude ver los detalles, pero a juzgar por su voz, la evidencia apuntaba a un ataque deliberado en lugar de un accidente.

¿Pero quién lo había hecho?

Konno miró alrededor del salón de clases. Todos miraban en silencio para ver qué pasaba. Finalmente, sus ojos se posaron en una persona.

—Natsubayashi.

Los ojos de Tama-chan se agrandaron con sorpresa, y se detuvo un momento mientras su mente trabajaba. Sé que su entrenamiento fue para agradecer el hecho de que no explotó de inmediato. Probablemente estaba buscando las palabras y el tono que no agravaran la situación. El aire era lo suficientemente denso como para cortarlo con un cuchillo.

Pero no fue Tama-chan quien rompió el silencio. Era alguien en medio de la habitación.

—Hanabi estuvo conmigo hasta hace un segundo.

Otra chica de nivel superior. No fue la reina, sino la heroína perfecta. Hinami. Konno se volteó lentamente hacia ella, acogiéndola.

—… ¿Qué? ¿Por qué te involucras?

Konno no trató de ocultar su enfado. Hinami estaba sonriendo suavemente, pero sus ojos decían que no podía importarle menos.

—Porque puedo demostrar que no fue Hanabi quien lo hizo. Eso es todo; Dijo en un tono pausado.

—… Hmm.

La reunión verbal alternaba entre frío por un lado y cálido pero extremadamente confiado por el otro.

—Quiero decir, ¿estás segura de que alguien hizo eso a propósito? Quizás simplemente se cayeron.

—Si pudieran salir del estuche y caer, entonces podrías tener razón.

Cada vez que explotaban los fuegos artificiales, el ambiente en el aula se volvía más tenso. Con buena razón. Las dos esencialmente se habían mantenido fuera del territorio de la otra hasta este punto. Eran las dos figuras más importantes de la clase y compartían el primer puesto. Y ahora de repente se enfrentaban.

—De todos modos, no fue Hanabi. Mucha gente la vio conmigo.

—… ¿Es así?

Finalmente, Konno miró hacia otro lado, tal vez porque se había rendido, y suspiró de mal humor. Luego se volteó hacia el salón de clases, su mirada se arrastró sobre cada estudiante como una serpiente hasta que finalmente se detuvo. Esta vez, estaba mirando a Akiyama.

—Entonces debes haber sido tú.

—… ¿Qué?; Akiyama sonaba sorprendida y enojada al mismo tiempo.

—No te hagas la tonta. Estoy diciendo que tú lo hiciste.

—… No, no lo hice.

—¿Entonces quién?

—¿Por qué me estás preguntando? No tengo idea.

—¿Qué pasa con tu actitud?; Konno frunció el ceño.

—¿Porque me estás acusando de algo sin ninguna prueba?… Vamos.

Akiyama sonaba vacilante y asustada, pero también como si estuviera tratando de prepararse para una pelea. Konno golpeó el suelo con enojo y miró con intimidación. Akiyama se encogió un poco sobre sí misma, pero no apartó la mirada.