Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 6: Hacia una Gloria que No Vale la Pena Tomar

Capitulo 9: Si Hay Luz Ahí

Parte 2

Es mi culpa, pensó Haruhiro. Debido a que Haruhiro había hecho la elección incorrecta, todos morirían. En este horrible lugar.

Además, ¿dónde estaba este lugar? Podía ver al dios gigante en su apogeo cerca de la colina inicial, por lo que podía obtener una idea aproximada de su ubicación. Aunque solo una aproximada. No había muchas características geográficas o edificios en el Reino del Atardecer que pudieran usarse como puntos de referencia, por lo que era difícil determinar su ubicación actual. Por difícil que sea, eso no lo detuvo de adivinar.

Ranta estaba en la parte trasera del grupo, detrás de Shihoru, que estaba totalmente sin aliento. Eso era deliberado, sin duda. Él estaba protegiendo a Shihoru. El tipo tenía algo bueno en él después de todo.

Haruhiro estaba a la cabeza, con Yume, Kuzaku y Mary detrás de él en ese orden. Este no era un orden de marcha que él había decidido. Era uno con el que terminaron.

Los cultistas no eran tan rápidos. También mostraban dudas sobre seguir persiguiendo a Haruhiro y su grupo. Si el grupo tuviera más energía, podrían haberlos perdido. Gracias a eso, se habían salvado. Al menos hasta ahora.

Sin embargo, solo era cuestión de tiempo. Shihoru, por ejemplo, se estaba acercando a su límite. Si alguno de ellos, no solo Shihoru, se detuviera, tendrían que pelear. Si peleaban, pensaba que habría una probabilidad de ocho a nueve de perder.

La verdad era que tenía un plan. Sin embargo, no podía decir que era muy factible. Tenía que admitir que las probabilidades eran bastante bajas.

Cuando miró hacia atrás, el número de perseguidores había subido nuevamente. ¿Había quince? ¿Tal vez dieciséis?

Si solo Kuzaku tuviera su escudo. No, no habría hecho la diferencia. Quería llamar a sus camaradas. Hacer algo para alentarlos.

¿Qué podía decir? ¿Cuando en el mejor de los casos solo les daría tranquilidad temporal? ¿Si Haruhiro, Kuzaku y Ranta trabajaran juntos, podrían detener al enemigo por unos minutos? Mientras lo hacían, Yume, Shihoru y Mary escaparían. Escaparían, y ¿luego qué? ¿Deberían probar suerte en una batalla de todo o nada mientras todavía era capaz de pensar así?

Eran dieciséis contra seis. No solo eran Pansukes, también había uno o dos Tori-san. No podrían ganar, ¿verdad? De ninguna manera, ¿verdad? ¿Tal vez tenían, como, una probabilidad del uno por ciento? ¿Podría apostar a ese uno por ciento? ¿Iban a morir, aquí mismo?

La muerte instantánea al ser pisoteado por el dios gigante hubiera sido más fácil.

“¡Oigan!” Gritó la voz de una mujer. No era Yume, Shihoru o Mary.

¿De dónde venía? Haruhiro miró a su alrededor.

Había una depresión adelante en la izquierda. Algo saltó fuera de ahí. Era una persona. Dos personas. Un hombre y una mujer. La mujer era alta. Ambos estaban en trajes bastante increíbles. La mujer, en particular, era alocada.

No había mucha piel expuesta en general, pero los fragmentos que estaban expuestos eran todos los que te harían pensar: Espera, ¿estás mostrando eso? ¿Lo estaba mostrando a propósito?

Además, estaba su figura. Sus pechos, su trasero, sus muslos… todos tenían la cantidad perfecta de carne en ellos. También tenía una figura de reloj de arena y brazos y piernas largas. Precioso cabello rizado. Su apariencia era tan chillona como llamativa. Ojos fríos, con pupilas grandes. Labios rojo oscuro.

Era una dominatrix. Esa era la única palabra que se le ocurrió para describirla.

“¡Los salvaremos, así que échennos una mano!” Llamó la dominatrix.

El hombre pasó junto a Haruhiro. Tenía el pelo blanco, y la mitad inferior de su cara estaba cubierta por una máscara. Vestía ropas negras ajustadas, o armadura, no estaba claro cuál, y corría a cuatro patas como un perro.

¿Por qué el hombre tenía un collar puesto? Era como si realmente fuera un perro.

Un hombre y una mujer desconocidos… no era lo que estos dos lo fueran. Haruhiro nunca les había hablado antes, pero los había visto. Eran una pareja inolvidable. Eran un poco famosos en este negocio.

Lala y Nono.

La dominatrix era Lala, y el hombre de cabello blanco con collar y máscara era Nono.

¿Por qué estaban aquí? No había forma de saber eso.

Nono pasó junto a Ranta en un abrir y cerrar de ojos, luego atacó a los cultistas. La forma en que los atacó era como un perro. Nono se deslizó bajo las lanzas extendidas de los cultistas, y luego mordió a un Pansuke en la garganta, o eso era lo que parecía. Pero la boca de Nono estaba cubierta por su máscara. No podía morder así, y no era un perro, era un humano. Él no mordió al Pansuke. Había sacado un cuchillo de la cadera justo antes de saltar, y lo apuñaló en la cara.

Dicen que no hay recompensa sin riesgo. Bueno, Nono se propuso probar eso. No hace falta decir que ir directamente al centro del grupo enemigo era peligroso, pero también era difícil para el enemigo lidiar con él.

Especialmente porque las armas de los Pansukes eran lanzas largas. Si Nono se acercaba, les costaría defenderse. Más que eso, Nono era ágil como un gato en lugar de un perro. Instantáneamente se acercaba y hacía contacto, luego daba un golpe mortal con el cuchillo en su mano derecha.

Alternativamente, los golpeaba con su puño izquierdo. Él envolvía su brazo alrededor de sus cuellos y los rompía. Usó un Pansuke que tenía en un piñón como escudo contra el delfín de la espada del trueno de Tori-san. Luego empujó al Pansuke hacia el Tori-san y al instante mató a otro Pansuke.

“¡No se queden ahí parados mirando boquiabiertos!” Lala llamó.

Mientras estaban enfocados en Nono, los enemigos también habían atacado a Lala. La dominatrix no era de luchar cuerpo a cuerpo como Nono. Ella usaba un arco. Era bastante corto. Colocó con una flecha corta a su arco corto y disparó.

Colocó una flecha y disparó.

Colocó una flecha y disparó.

Yume podía usar Rapid Fire, pero nada como esto. Esto era rápido. Demasiado rapido. Además, cerca. Lala estaba disparando a corta distancia. Disparando como loca.

“¡¿Oh?! ¡¿Ohh?! ¡¿Ohhhh?!” Ranta levantó su Espada Relámpago Delfín y cargó contra el enemigo.

“¿Uh…?” Kuzaku miró a Haruhiro

“¡H-Hazlo! ¡Vamos!” Haruhiro asintió y fue tras Ranta.

Era un poco descuidado, pero no podían dejar escapar esta oportunidad. El enemigo claramente estaba en pánico. Si no atacaban ahora, ¿cuándo lo harían?

Presionar. Tenemos que presionar y presionar, y por supuesto que estamos agotados, pero exprimiremos toda la fuerza que podamos y presionaremos como locos.

De los dieciséis, Nono probablemente mató a cuatro o cinco, y Lala disparó a igual número. El resto fue terminado por Haruhiro y los demás por puro impulso. Antes de que el último de ellos cayera, Nono ya había comenzado a recoger las flechas de Lala para ella.

Una vez que los enemigos se fueron, Lala aceptó las flechas de Nono y luego les ordenó a todas que lo harían: “¡Corran!”

No parecía que tuvieran más opción en el asunto. Si la desobedecían, algo horrible probablemente les pasaría. Probablemente recibirían una tunda.

“¡¿P-Por qué?!” Haruhiro preguntó mientras perseguía a Lala y Nono.

“¿Por qué qué?” Lala respondió sin volverse atrás.

“No, es solo que Akira-san dijo que parecía que ustedes dos habían escapado…”

“Lo haces soñar muy feo,” dijo Lala. “Nuestros dragones caballo los aplastaron, por lo que no tuvimos más remedio que retirarnos.”

Lala y Nono habían montado dragones caballo desde Grimgar hasta el Reino del Atardecer. Ahora estaban a pie. Probablemente era cierto que sus dragones caballo no podían moverse y que los habían abandonado, o que los habían matado sus enemigos.

“Eh, um… ¡¿A dónde vamos ahora?!” Haruhiro gritó.

“Tengo una idea,” dijo Lala. “Si no puedesn mantener el ritmo, los dejaremos atrás. Nono, lleva a la chica maga.”

Nono silenciosamente asintió, corrió hacia Shihoru, rápidamente la puso sobre su espalda, y alcanzó a Lala en un abrir y cerrar de ojos. Ella hablaba duramente, pero ¿tal vez era una persona sorprendentemente buena? Pero también podría estar planeando sacrificarlos si llegara el momento. Incluso si ese fuera el caso, los dos los habían salvado, por lo que realmente no podían quejarse.

Eso era cierto. Ellos habían sido salvados. Al menos por ahora.

Tengo una idea, había dicho Lala. Si eso era cierto, al menos tenían alguna esperanza.

Haruhiro miró a sus camaradas. Cada uno de ellos, sin excepción, estaban cubiertos de sudor y mocos, cubiertos de tierra y polvo, y eran un desastre de agotamiento. Que todavía estaban vivos así, y que ni siquiera estaban tan mal heridos, era algo difícil de creer. Estaba tan aliviado, que su fuerza casi se desvaneció.

—No. No bajes la guardia. Aún no. Recién estamos comenzando. Tenemos que vivir. Vivir. Sobrevivir. Todos nosotros juntos. ¿Qué puedo hacer para que eso suceda? ¿Que debería hacer? Seguir a Lala y Nono. No tengo otro plan, así que eso es todo lo que puedo hacer en este momento. Solo mantente cauteloso, no hagas nada que no debas hacer, y conserva la resistencia tanto como sea posible. Estamos corriendo en este momento, pero solo vamos a doble paso. Nono lleva a Shihoru, así que estamos más que capacitados para mantener el ritmo.

De vez en cuando, Lala se detenía y se agachaba, indicándole a los demás que también se agacharan al suelo. Nono inmediatamente la obedecía, por supuesto, y Haruhiro y los demás seguían su ejemplo.

Lala debía tener muy buenos ojos o una increíble percepción del peligro. Incluso cuando los enemigos estaban bastante lejos, ella los detectaba primero e intentaba evitarlos. Para evitar que los enemigos los encontraran, evitaban el terreno elevado, eligiendo lugares más bajos para viajar. Una vez que Shihoru pudo caminar por sí misma otra vez, comenzaron a emboscar a los grupos de cultistas y exterminarlos cada vez que los superaban en número.

No había charlas ociosas. Cuando atravesaron los terrenos bajos y corrieron directamente hacia un grupo de cultistas y gigantes blancos, Ranta abrió la boca y gritó: “¡Guao!” Por primera vez en mucho tiempo.

Lala eligió huir sin luchar. Lo suficientemente justo; mientras que había menos de diez cultistas, el gigante blanco era una amenaza, incluso si solo estaba en la clase de cuatro metros.

Lala y Nono siguieron mejorando el ritmo. ¿Planeaban usar al grupo de Haruhiro como señuelo mientras escapaban solos? Ni siquiera podía enojarse por eso. Para esos dos, Haruhiro y los demás debían ser un seguro en caso de que las cosas salieran mal. Él había pensado eso desde el principio.

Pero no era como si Haruhiro no lo hubiera estado pensando en absoluto.

“¡Lala-san, tengo una idea!” Haruhiro llamó.

Por un momento, Lala se volvió. No hubo respuesta.

Si te vas, vete, pensó. No me importa. Estaba agradecido con Lala y Nono. Gracias a los dos, encontraron tiempo para recuperar el aliento. Incluso si los dos los abandonaran ahora, se las arreglarían desde aquí. Por lo menos, lucharían hasta el final. Se había recuperado lo suficiente como para poder pensar de esa manera.

“¡Por aquí! ¡Vamos!” Haruhiro llamó. “¡Todos, síganme! ¡Sigan intentándolo!”

Cuando Haruhiro cambió de rumbo, Lala se volvió nuevamente. Ella podría estar teniendo problemas para decidir.

Haz lo que quieras, pensó. Él había estado vigilando cuidadosamente su ubicación actual en el camino hasta aquí. Si Haruhiro no se equivocaba, este debería ser el lugar correcto.

“¡Malditos esos dos!” Ranta escupió.

Lala y Nono habían desaparecido de su vista. Realmente habían escapado, ¿eh? No era así, eso no lo decepcionaba.

“¡No dejes que te moleste!” Haruhiro llamó. “¡Está bien! ¡Déjamelo a mí!”

“¡Eso no suena como tú en absoluto, Parupiro! ¡No dices cosas así!”

Cállate. Lo sé muy bien. Él me molesta. Pero, bueno, es Ranta. Eso no es nada nuevo. Como siempre, no te preocupes por lo que hace. Ahora concéntrate. Vierte todo en este momento. Voy a vivir. Aquí, en el ahora.

Corran a lo largo de los caminos fáciles, donde no es demasiado desigual, y simplemente no entiendan mal mis instrucciones. Todos mantienen el ritmo. Aunque Shihoru parece que está teniendo un momento difícil. Sigue adelante. En serio, sigue. Casi llegamos. Tuvimos suerte. No está lejos ahora.

“¡Lo entiendo!” En su lado izquierdo, en un lugar elevado que era como un terraplén, Lala y Nono aparecieron de repente. “¡Entonces, eso es lo que harás! ¡Si funciona, te alabaré por ello!”

¿No habían escapado después de todo? Haruhiro le sonrió a Lala.

Corrieron por sus vidas, de los cultistas y el gigante blanco detrás de ellos. Había muchos altibajos aquí, y no podían ver muy adelante.

“¡¿Queeeeeé…?!” Yume gritó. Parecía que lo había descubierto.

El terreno se niveló y su campo de visión se abrió.

Haruhiro abrió los brazos y se fue hacia la izquierda. “¡Extiéndanse! ¡No las pisen!”

Había redes con césped encima de ellas, pero si miran de cerca, no tardarán en descubrir lo qué eran. Estaban lejos de ser perfectas, pero si no sabías nada sobre ellas, podrían ser sorprendentemente difíciles de notar.

No pasó mucho tiempo antes de que oyera un sonido descendente detrás de él. Cuando miró atrás, un cultista se había caído en una trampa. Hubo un chapuzón en la red y la hierba bailaba en el aire.

Haruhiro, Kuzaku y Mary corrieron en el lado izquierdo del agujero, mientras que Ranta, Yume y Shihoru fueron a la derecha. Un cultista más cargó sobre la trampa pozo y cayó. Los otros cultistas se quedaron ahí, incapaces de moverse. El gigante blanco pudo haber intentado detenerse, pero ya era demasiado tarde, porque se lanzó hacia adelante y cayó.

No habían sido de ninguna utilidad en el intento de derrotar a la hidra o dios gigante, pero estaba contento de haberlas cavado. Por supuesto, eso solo era en retrospectiva. Habían tenido suerte. Eso realmente era todo lo que era.

La buena o mala suerte podía ser la diferencia entre la vida y la muerte. Por un margen pequeño pero decisivo, Haruhiro y su grupo todavía estaban de este lado. El lado de la vida.

Los cultistas que no habían caído en el pozo estaban teniendo dificultades para decidir si persiguían a Haruhiro y su grupo, o qué hacer. Mientras tanto, Haruhiro y los demás corrían tan rápido como podían, sin dudarlo, tratando de poner más distancia entre ellos.

Cuando los cultistas ya no estaban a la vista, Lala y Nono estaban frente a Haruhiro. Eran increíbles. Pero Lala dijo que tenía una idea. Ella estaba planeando usarlos, por lo que Haruhiro también tenía la intención de usarlos a ellos.

“¡¿No se suponía que me alabarias?!” Gritó.

“¡Intenta preguntar de nuevo dentro de cien años!” Lala gritó.

Así que así era como sería, eh. Ella estaba actuando como la dominatrix a la que se parecía, esa Lala. En serio, ella era increíble.

A pesar de todo, las otras trampas pozo estaban muy lejos, por lo que no podían reutilizar el mismo truco. Haruhiro terminó pasando el tiempo con su estómago doliendo de nuevo. Si bien parecía que gradualmente veían menos enemigos, no podían bajar la guardia. Cuando Ranta comenzó a hablar de tonterías estúpidas, era ruidoso y molesto, y eso solo causaba más estrés.

Cuando Lala de vez en cuando tomaba un descanso, le pedía a Nono que se pusiera a cuatro patas y lo usaba como una silla. Eso estaría bien por sí mismo, pero ella hacía un gesto de cruzar y descruzar las piernas, y luego posaba de forma que acentuaba su busto, por lo que era tentador mirar. No era como si realmente, realmente quisiera ver, pero no podía evitarlo, ¿sabes?

Pero ¿qué tipo de relación tenían Lala y Nono…?

No tenía el coraje de preguntar, y había otras cosas que prefería saber primero. Como a dónde iban.

Intentó preguntar, pero Lala no se lo dijo. Parecía que tendría que callarse y seguirla.

Preparándose para lo peor, Haruhiro hizo eso. Lala y Nono no intentaron huir ahora. Ellos caminaron. Caminaron y caminaron, y hombre, caminaron.

Haruhiro y su grupo no tenían reloj. Lala a veces sacaba un reloj de bolsillo durante los descansos. Cuando preguntó la hora, ella respondió: “¿Y de qué te serviría saber eso?” De modo que, aunque no sabía la hora exacta, pensó que probablemente habían estado caminando durante más de un día completo.

Estaban en un lugar que parecía similar al valle donde se había establecido el asentamiento de soldados voluntarios. Sin embargo, no había un manantial en el fondo de este valle. Tampoco había plantas. Era un valle pequeño y seco por su aspecto.

“Caminamos un poco por el Reino del Atardecer,” dijo Lala con voz cantarina mientras descendía por la ladera. “Hemos encontrado una gran variedad de cosas diferentes. Vendimos la mayor parte de esa información, pero no le hemos contado a nadie sobre este lugar. Los descubrimientos realmente fascinantes que guardamos para nosotros mismos, solo nosotros sabemos sobre ellos, ¿saben? ¿No es encantador?”

Todos los pelos del cuerpo de Haruhiro se erizaron. Lala y Nono podrían repentinamente revelar sus colmillos e intentar matar a Haruhiro y los demás. Esa era la sensación que tenía. ¿Era una preocupación infundada?

Lala y Nono descendieron al valle, aparentemente indiferentes. Sin embargo, no estaría de más permanecer en guardia.

Cuando Haruhiro redujo su ritmo, sus camaradas parecieron notarlo y lo emparejaron. Pero cuando llegaron al fondo del valle y vieron lo que había ahí, todo eso quedó destruido.

Debajo de un afloramiento que era como el saliente de un techo, había un boquete. Gracias a eso, probablemente, no lo habrían notado sin descender al fondo del valle.

Es un agujero.

Estoy seguro de que no es solo una cueva. Sin embargo, ¿qué me dio esa impresión?

Haruhiro rápidamente se dio cuenta de la respuesta a eso. Era la colina inicial.

Tenía una atmósfera o apariencia similar a la colina inicial, no, lo que la colina inicial había sido una vez. Ya se había ido. Pero esto era como ese agujero, la salida.

Lala y Nono ingresaron al agujero sin detenerse.

Haruhiro y Ranta se miraron el uno al otro. Ranta parecía atónito.

Haruhiro tenía una mirada soñolienta en sus ojos, sin duda.

“…¿Sabes lo que estoy pensando?” Ranta preguntó.

“No, no lo sé,” dijo Haruhiro de inmediato. “No tengo idea de lo que sucede dentro de tu cabeza. Estoy bastante seguro de que serían malas noticias si lo supiera.”

“¡¿Qué se supone que significa eso?!”

“Exactamente lo que dijo…” Shihoru respiró hondo. “¿Se les ocurre que esto nos llevará de vuelta a casa?”

“¡¿Fweh?!” Los ojos de Yume se abrieron de par en par y soltó un grito extraño. “¡¿Ocurryru?! ¡¿Dónde está eso?!”

“¡No hay ningún lugar llamado así, idiota!” Ranta gritó. “¡Ocurryru, en serio! ¡¿Qué diablos se supone que es Ocurryru?!”

“Si dices Ocurryru, tiene que ser curry, ¿sabes?” Yume dijo. “¿Eh? ¿Qué es era el curry…?”

“Es picante…” Mary inclinó la cabeza hacia un lado, pensando. “…¿Creo? Recuerdo que era… ¿comida?”

“Oh, sí.” murmuró Kuzaku. “Había algo así, ¿no? Era un poco marrón… ¿Marrón…?”

“…Lo era.” Haruhiro asintió. Se le estaba haciendo agua la boca. Las palabras que Shima le había susurrado regresaron a él.

“Estamos buscando un camino de regreso a nuestro mundo original.”

Su mundo original.

Miró hacia el agujero, luego hacia el cielo multicolores.

Necesitamos regresar.

Haruhiro miró a sus camaradas. Sus rostros estaban todos sucios.  Era un poco cómico.

“Vamos,” dijo.

Nadie se opuso.

Entraron en el agujero de una sola fila, con Haruhiro, Kuzaku, Mary, Yume, Shihoru y Ranta como su orden de marcha. Estaba oscuro como la brea dentro del agujero. Pero había luz por delante.

Lala y Nono los estaban esperando. La fuente de luz era la linterna que llevaba Nono. Lala solo sonrió levemente, caminando hacia adelante sin decir ni una palabra. Era un camino serpenteante. No era empinado, pero estaba inclinado hacia abajo. Podían sentir una brisa. El aire fluía hacia el valle del que venían.

Es lo igual pensó Haruhiro. No solo similar, sino igual.

El camino finalmente se enderezó. Ya no bajaba más. Era nivelado.

“Descubrimos los gremlins hace años,” dijo Lala de repente con una voz cantarina. “Aunque los mantuvimos en secreto. Pero ustedes los encontraron también, así que pensamos, bueno, está bien. Por cierto, ese no fue el primer lugar en el que nos encontramos con los gremlins.”

“¿Eh…?” Haruhiro dejó de caminar a su pesar. “¿No fue… ahí?”

“Correcto,” dijo ella. “Son criaturas muy débiles. Se reproducen bastante rápido, pero no son agresivos y carecen de la fuerza para luchar contra los depredadores. Pero tienen un poder extraño, o un rasgo, y son sobrevivientes obstinados. Esa es nuestra hipótesis.”

Lala y Nono no dejaron de caminar. Haruhiro rápidamente los siguió.

El camino continuaba. Había una débil luz por delante. Él podía oír un ruido crujiente.

“Tienen el poder de cruzar de un mundo a otro,” dijo Lala. “O el poder de encontrar las entradas a ellos. Eso, o la tendencia a encontrarlos y huir hacia ellos.”

Ahí. Estaban ahí. En las paredes de roca, había innumerables agujeros grandes y pequeños, y una luz azulada brillaba desde el interior. Estaban en esos agujeros, o colgando del borde de esos agujeros, hablando incesantemente.

El nido. Estos eran sus nidos. Los ri-komo-no, las Habitaciones Gremlin.

“Pero esto es todo.” Lala se volvió e hinchó el pecho con orgullo. “Esto es lo que hemos explorado.”

“¿Eh?” Haruhiro estaba tan abrumado por la aparentemente orgullosa Lala que dio medio paso hacia atrás. “B-Bueno, entonces, ¿sabes a qué tipo de mundo conduce esto, tal vez…?”

“No tengo idea,” dijo Lala con una amplia sonrisa. “Es un misterio total.”

-FIN DEL VOLUMEN 06-