Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 6: Hacia una Gloria que No Vale la Pena Tomar

Capitulo 1: Un Cuarto de Día

Parte 2

Dejando de lado el nombre, esta táctica era muy efectiva, y al detener su movimiento de esta manera, abría la posibilidad de derribar al gigante blanco. Sin embargo, solo una oportunidad. A partir de ahora, la batalla se decidiría por pura potencia de fuego… o poder destructivo, en realidad.

“¡Tada-san!” Llamó Haruhiro.

Tada se humedeció los labios y se lanzó hacia adelante. “No me digas todo. Solo deja que el testimonio de mi poder te envíe al cielo.”

No, no voy a ir al cielo, Haruhiro quería murmurar, pero se contuvo. Si tomaba un golpe cómico por cada pequeña cosa que decían los Tokkis, nunca terminaría.

“Ahora, mi ataque asesino—” Tada hizo una carrera previa antes de lanzarse para hacer un salto mortal hacia adelante y golpear su martillo de guerra contra la rodilla izquierda del gigante blanco con ambas manos. “—¡Somersault Bomb!”

Pero, hombre, Tada-san es realmente sorprendente, pensó Haruhiro.

El martillo de guerra de Tada impactó la rodilla izquierda del gigante blanco, haciendo volar muchos fragmentos.

“¡Toma esto, y esto, y esto, y esto, y esto, y esto, y esto, y esto, y esto!” Ranta gritó. Siguió blandiendo su Espada Relámpago Delfín y aturdiendo al gigante blanco.

Tada respiró hondo, ajustó la posición de sus gafas y luego, sin prisas, puso algo de distancia entre él y el gigante blanco.

“¡Hah, Hah, hah, hah, hah, hah, hah!” Ranta gritó, mirando a Tada mientras golpeaba su Espada Relámpago Delfín contra la pierna del gigante blanco. “¡Date prisa, hombre! ¡Esto es bastante difícil, maldición! ¡Gwahhhhhhhhhh!”

Tada inclinó la cabeza hacia un lado, balanceando su martillo de guerra. “¿Acabas de maldecirme?”

“¡No, señor, no lo hice! ¡Estás escuchando cosas, hombre! ¡Solo estás escuchando cosas! ¡Nwahhhhhhhhh!”

“Lo estoy, ¿eh? Entonces, ¿eso es difícil?”

“¡Es súper, súper difícil, hombre! ¡Date prisa! ¡Como, en serio, en serio, consigue otro golpe!”

“Como si me importara,” dijo Tada.

“¡¿Ehhhhhhhhhhhhhhh?!”

“Si es difícil para ti, ese es tu problema, no el mío.”

“¡Oyeeeee, imbécil!”

“¿Imbécil?” Tada repitió.

“¡Tada-san! ¡Tada-sama! ¡Tada el dios!”

“Estoy bromeando.” Tada sonrió y luego corrió hacia adelante.

—Sí, pensó Haruhiro. No las entiendo. Las bromas de Tada son siempre incomprensibles.

“¡Ajaja! ¡Eso sacudió! ¡Me encantan las bromas surrealistas de Taddachi!” Gritó Kikkawa.

Dado que el único que se ríe es Kikkawa, y él tiene habilidades sociales ridículamente altas, eso probablemente significa que incluso los Tokkis no entienden las bromas de Tada, pensó Haruhiro. Eso es un poco tranquilizador. Si fueran del tipo de personas que se ríen de eso, nunca podré soportarlos.

“¡Kwahhhh! ¡Kwahhh! ¡Kwahhh! ¡Kwahhhhh! ¡Kwahhhhh! ¡Uwahhhh!” Ranta dejó escapar lo que sonaba como sus gritos de muerte, exprimiendo lo último de su fuerza para mantener la caza de ballenas en la pierna derecha del gigante blanco.

“Ahora que lo pienso—” Tada dio un salto mortal hacia adelante y desato otro Somersault Bomb. “—Este ataque asesino no lo está matando, ¿o sí?”

Esta vez fue por la rodilla derecha. Hubo un crujido resonante.

Tada echó un vistazo para ver que Ranta todavía estaba trabajando duro, y luego siguió con otros dos o tres golpes.

“¡Yume!” Haruhiro gritó, a lo que ella respondió: “¡Miau!” Y comenzó a disparar flechas.

Era la habilidad de tiro con arco, Rápid Fire. Sin espacio entre ellos, ella apuntó flechas con su arco compuesto, luego disparó. Ella disparó y disparó.

Inui es un cazador también, y tiene un arco, pero nunca lo he visto usarlo, creo. Ese pensamiento repentinamente se le ocurrió a Haruhiro. Tal vez debería preguntarle la próxima vez que tenga una oportunidad. “¿No vas a usar tu arco?” No, tal vez debería ser “¿No puedes usar tu arco?” Por supuesto, Inui podría enojarse. Pero podría pelear más fuerte si lo usara. ¿Lo haría? No lo sé. Quiero decir, es Inui.

Yume disparó seis tiros en rápida sucesión, dos de los cuales golpearon el ojo del gigante blanco. Fue un buen resultado viniendo de Yume, quien era una arquera pobre a pesar de ser una cazadora.

“¡Gwah!” Ranta cayó hacia atrás, tropezando. “¡Estoy en mi límite!”

“¡Ranta! ¡Good job! ¡Tienes un buen trasero, sí!” Los elogios de Anna-san eran bastante efectivos. No era de extrañar por qué los Tokkis la tenían como su mascota e ídolo. Aunque tenías que preguntarte por qué ella felicitaría su trasero, de todas las cosas.

“¡Muy bien! ¡Déjamelo a mí!” La voz de Tokimune vino desde arriba—

Espera, ¿cuándo llegó ahí?

Había estado en la callejón hasta hace unos momentos, pero ahora Tokimune estaba en la parte superior del edificio por delante de Haruhiro y de la izquierda.

“¡Hahhh!” Tokimune gritó. Saltó del edificio con un grito.

O más bien, saltó de ahí a otra cosa. Desde el techo hasta el hombro del gigante blanco.

Ranta se había agotado, y el impresionante efecto de la Espada Relámpago Delfín había desaparecido.

“¡Gu, go, ga, go!” El gigante blanco trató de dar vueltas.

Antes de que pudiera, Tokimune enterró su espada en su único ojo. Tokimune no solo la introdujo, sino que la giró.

“¡Ahí está! ¡La habilidad mortal de Tokimune-san, Santo Arpegio!” Kikkawa gritó.

Kikkawa estaba diciendo algo, pero si Haruhiro empezaba a preguntarse por qué era un arpegio, no podría dormir por las noches, por lo que quería fingir que no había escuchado el comentario.

No, pero, en serio, ¿por qué es un arpegio? ¿Es música ahora?

“¡Hah!” Tokimune inmediatamente saltó lejos del gigante blanco, regresando al edificio.

Entre las flechas de Yume y el Santo Arpegio de Tokimune, o como se llame, se le había dañado más a su único ojo de lo que podía soportar.

“¡Retrocedan!” Haruhiro gritó mientras retrocedía.

Yume y las demás chicas, Ranta, y todos en la línea del frente, excepto Tokimune, pusieron algo de distancia entre ellos y el gigante blanco. Tokimune solo era diferente. En la parte superior del edificio, estaba literalmente mirando desde lo alto.

“¡Go, go, go!” El gigante blanco agitó ambos brazos, tambaleándose sobre sus pies. Era probable que quisiera atacar a Haruhiro y a los demás de alguna manera, pero estaba ciego. Además de eso, ambas rodillas estaban dañadas. El gigante blanco cayó en un edificio en el lado derecho, frente a donde estaba Tokimune. La pared exterior, si bien no colapsó por completo, recibió algún daño.

“¡Go, go!” El gigante blanco trató de estabilizarse, pero no podía apoyar bien sus piernas, por lo que no estaba yendo tan bien para eso. Parecía que podría caerse.

“¡Ata—!” Haruhiro comenzó a gritar, luego se tragó la palabra. Tada ya estaba surgiendo hacia el gigante blanco.

El gigante blanco no se tropezó completamente, pero cayó sobre una rodilla. Tada saltó hacia esa rodilla con un salto mortal hacia adelante, y entonces…

“¡Somersault Bomb!”

Fue un solo golpe, no, una sola explosión. Después de haber sido golpeado por una segunda Somersault Bomb, su rodilla izquierda estaba medio destruida. Probablemente no volvería a ponerse de pie así.

“¡Go!” El gigante blanco intentó agarrar a Tada, pero ni siquiera lo rozó.

“¡Sí, así de increíble soy!” Tada gritó. Mientras cantaba sus propias alabanzas, no solo no corrió, sino que también consiguió un golpe sólido en la mano derecha del gigante blanco con su martillo de guerra.

Habiendo descubierto la ubicación de Tada basada en eso, el gigante blanco se acercó a él con su mano izquierda. Tada también la rechazó con su martillo de guerra.

“¡Si crees que puedes vencerme, inténtalo de nuevo en un millón de años!” Gritó Tada.

“No hay nada que hacer…” murmuró Kuzaku.

Oh, ¿estás seguro de eso? Haruhiro se giró para mirar detrás de él. Las cosas pasaban a veces, por lo que nunca podía bajar la guardia. Y, por supuesto, desde el otro lado de la camino, varios Pansukes corrían por ahí con sus lanzas listas.

“¡Refuerzos enemigos!” Gritó. “¡Pansukes, tres de ellos! ¡Kuzaku, Kikkawa, Inui-san!”

“¡Lo tengo!” Llamó Kuzaku.

“¡Okie-dokie!” Gritó Kikkawa.

“Heh… ¿Qué opción tengo?” Inui devolvió el llamado.

Kuzaku, Kikkawa, e Inui inmediatamente se separaron de la línea del frente, corriendo más allá de Haruhiro y las demás chicas en la línea trasera para hacer frente a los refuerzos enemigos. Mary miró en esa dirección rápidamente, pero inmediatamente miró hacia de vuelta al gigante blanco. El poder del Dios de la Luz, Lumiaris, no alcanzaba el Reino del Atardecer, por lo que no podía usar magia de la luz aquí. Incluso si todo lo que podía hacer era actuar como guardaespaldas de Shihoru, Mary se mantenía concentrada.

Eso no es lo que me preocupa, pensó Haruhiro. Mary es demasiado seria por naturaleza. Por eso, una vez que ha hecho lo que debería, tiende a comenzar a pensar: “¿Es esto lo suficientemente bueno?” Y “¿No hay nada más que pueda hacer?” Tengo que cuidarla y cuidarme. Naturalmente, me refiero a eso como un líder. Nada más que eso. No hay otros sentimientos involucrados. Ninguno. Cero, ¿de acuerdo? Cero.

“¡Ahora denle un último empujón, sí! ¡Peleen! ¡Sí!” Anna-san dio un bienvenido aliento.

“¡Delm, hel, en, rig, arve!” Mimorin cantó mientras dibujaba sigilos elementales con su bastón.

Fire Pillar. Este era el hechizo más fuerte que tenía la ex guerrera Mimorin. Un pilar de llamas se elevó a los pies del gigante blanco. Dicho eso, era más pequeña que la propia Mimorin, y en realidad era un poco lindo. Estaba frente a un enorme gigante blanco, por lo que no era probable que tuviera mucho efecto.

Si ella apunta a convertirse en una usuaria de Magia Arve, ¿no debería al menos adquirir el hechizo Blast? Haruhiro pensó. No era algo para que un ladrón, y un miembro de otro grupo, diera su opinión en eso, y Haruhiro tenía una relación algo complicada con Mimorin, así que mientras pensaba eso, no lo dijo. Incluso si se encontraba deseoso de decirlo de vez en cuando, realmente no podía.

“¡Ohm, rel, ect, el, vel, darsh!” Shihoru usó el hechizo Shadow Echo para lanzar tres elementales de sombra, que golpearon al gigante blanco. El daño fue trivial, sin duda, pero su magia era puramente como apoyo aquí.

“…Uff.” Ranta se acercó a Haruhiro y se puso en cuclillas.

“Buen trabajo,” le dijo Haruhiro, mirando a su alrededor cuando lo hizo.

Mientras lo hacía, flexionó las rodillas para estar listo para moverse en cualquier momento. Gracias a eso, en momentos como este, Haruhiro estaba en una posición ligeramente inclinada hacia delante, con ambos brazos colgando flojamente a los costados y mirando inquieto a su alrededor con ojos soñolientos. Si alguien que no lo conocía mejor lo viera, como se veía, probablemente pensaría: ¿Ese tipo está bien?

Haruhiro era consciente de que no era una buena mirada, pero esta también era la postura óptima para él, así que no podía hacer mucho al respecto. Había renunciado a verse bien. Por ahora, tenía que concentrarse en la utilidad. Haruhiro nunca podría ser Tokimune.

Hablando de Tokimune, llegó a los nuevos enemigos antes que Kuzaku. “¡El verdadero arte de matar en el aire!”

Saltando de azotea a azotea, luego saltando desde ahí, aterrizó una espléndida patada de la cabeza del Pansuke F. Luego, una vez que había golpeado al Pansuke F volado y aterrizado, barrió la lanza de Pansuke G con su escudo y apuñaló su espada a través del ojo del cultista. Sin perder el ritmo, se acercó a Pansuke H y lo golpeó con Bash y Double Thrust. El Pansuke H logró girar su cuerpo y evitar un golpe letal a través de su ojo, pero estaba abrumado y retrocediendo. Cuando Kuzaku y los otros dos finalmente llegaron, la pelea ya estaba ganada.

Tokimune era fuerte. Era fuerte cuando se dejaba llevar, y también era fuerte cuando lo arrinconaban. Básicamente, siempre era fuerte. También tenía carisma y una buena personalidad.

Si tenía una deficiencia, tal vez sea que era impulsivo, arbitrario, e iría y haría las cosas solo. Pero esa era una tendencia con todos los Tokkis.

Cuando las personas son similares, a menudo son hostiles y rechazan a aquellos como ellos, pero eso no sucedía con los Tokkis. Todos parecían llevarse bien y divertirse, así que debían haber estado haciendo algo bien.

“¡Go, go!” El gigante blanco debió haber medido mal las cosas o algo así, porque se estrelló contra un edificio mientras se movía casi a paso de tortuga. No, no podía ver, por lo que no podía medir las cosas en absoluto.

“¡Idiota torpe!” Tada gritó.

Como si hubiera estado esperando este momento, Tada le dio una serie de golpes en el codo al gigante blanco y lo destruyó a medias. Ahora le había dado un golpe enorme tanto a la rodilla izquierda como al codo del gigante blanco. Luego, atacando el pie derecho del gigante blanco, Tada le dio golpes en el tobillo y le siguió golpeando el talón. También había recibido un golpe en la rodilla derecha, por lo que el rango de movimiento del gigante blanco era bastante limitado ahora.

Haruhiro asintió. “Ranta. Una vez más, es tu turno.”

“Jeh.” Ranta se levantó y sacudió la cabeza hacia adelante y hacia atrás, girando los hombros y respirando profundamente. “Bien, si insistes. ¡Lo haré!”

“¡Tada-san!” Haruhiro gritó.

Cuando Haruhiro dio la señal, Tada retrocedió y Ranta se acercó para tomar su lugar.

Tada entró al callejón. Probablemente tenía la intención de subir al techo.

“¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!” Ranta golpeó al gigante blanco con su Espada Relámpago Delfín. Lo golpeó. Lo golpeó, lo golpeó y lo golpeó, lo golpeó, lo golpeó y lo golpeó, lo golpeó y lo golpeó.

Parecía que Tokimune y los demás habían terminado de limpiar los refuerzos enemigos. Ellos se dirigieron de vuelta aquí.

Tada hizo una voltereta hacia adelante desde el techo.

Aún así, estoy sorprendido de que pueda hacer algo tan peligroso, pensó Haruhiro. En este punto, ya no lo sorprendía, pero sí lo impresionaba.

“¡Ultra! ¡Somersault! ¡Booooomb!” El martillo de guerra de Tada golpeó la nuca del gigante blanco con increíble fuerza.

Habían probado muchas cosas diferentes, pero los puntos débiles de un gigante blanco parecían ser su único ojo y la nuca. O más bien, en comparación con su cuerpo como un todo, la piel era un poco más delgada. No era solo que sus cuellos fueran especialmente vulnerables a los impactos; parecían tener algo análogo a la médula espinal con los humanos ahí también. Era un área difícil de atacar, pero los ataques que aterrizaban ahí eran extremadamente efectivos.

“¡Es suficiente, Ranta!” Llamó Haruhiro.

“¡Sí, lo sé, duh!” Ranta puso algo de distancia entre él y el gigante blanco.

Mientras que Tada había caído al suelo después de desatar su Somersault Bomb, parecía haber aterrizado bien.

El gigante blanco se desplomó y cayó sobre su frente. En este punto, Haruhiro no necesitaba presionar a nadie.

“¡Muy bien! ¡Party time! ¡¿Sí?!” Anna-san llamó.

Con esa declaración de Anna-san, Mimorin fue la primera en comenzar a trepar por la espalda del gigante blanco. Tokimune rápidamente la alcanzó y se adelantó a ella, luego Kikkawa e Inui lo siguieron. Kuzaku siguió un poco después de ellos. Ranta y luego Tada corrieron hacia el gigante blanco y lo golpearon y apuñalaron.

Haruhiro sintió que quería unirse también, pero se contuvo. No había necesidad, y más cultistas podrían aparecer. Incluso era posible que otro gigante blanco viniera hasta aquí.

Haruhiro, Yume, Shihoru y Mary se mantuvieron al margen de esta celebración despiadada, sin participar. Los animaron junto con Anna-san.

Tengo que mantener la cabeza fría en todo momento, pensó Haruhiro. Por supuesto, habrá momentos en los que también deba arriesgar mi vida.

Cuando lleguen esos momentos, en lugar de pensar tranquilamente, la única opción es confiar mi cuerpo al instinto y al frenesí salvaje, y luego contar con la agilidad para llevarme a través, estoy seguro. Pero quiero invitar ese tipo de situaciones, y para evitarlas, realmente tengo que tratar de mantener la calma.

Eres aburrido, lo sabes, Ranta a menudo le decía. Haruhiro no creía que fuera una persona interesante. Si le dijeran que era aburrido, probablemente era cierto.

Mi personalidad es clara. Mi cara se ve normal. Promedio, o incluso más abajo. Tampoco soy alto. No soy especialmente astuto, y no soy alguien realmente talentoso, pero intento mantener mis habilidades en secreto, o algo por el estilo. Lo mejor que puedo decir es que estoy a mitad del camino. Bueno, soy normal.

La cuestión es que no me molesta mi persona actual, una persona que puede decir: “Estoy bien con ser normal,” y no despreciarme por ello.

Soy normal, y estoy seguro de que voy a seguir siendo normal. No puedo convertirme en alguien especial, y no estoy tratando de hacerlo. Aunque tampoco estoy satisfecho con el estado actual de las cosas.

Diría que lo lleve paso a paso, pero eso es pedir demasiado, así que los pasos a medias estarán bien. Incluso si solo es un cuarto de un paso, e incluso si no podemos progresar tanto día a día, dentro de diez días, quiero haber avanzado un poco más.

De alguna manera, tengo la sensación de que estamos gestionando eso.

Esa puede ser la razón por la que no puedo odiarme a mí mismo.

Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, ¿verdad? Además, tengo resultados para mostrar, lo que significa que estoy siendo recompensado, ¿verdad? Ser recompensado por tu esfuerzo es una bendición, ¿no? Eso significa que soy muy afortunado, ¿verdad? Puedo mirar al cielo e informar a Manato y Moguzo, a quienes nunca volveremos a ver: “Todavía estamos trabajando en ello, chicos.” ¿No es sorprendente?

Creo que lo es.

Mientras miraba al despiadado grupo con sus ojos soñolientos, Haruhiro miró a su alrededor para asegurarse de que no venían nuevos enemigos.

Sin importar cuán ventajosa sea su situación, incluso si la batalla estuviera más o menos decidida, algo podría suceder de repente para cambiar todo. Si eso sucedía, sucedía, y simplemente tenían que aceptarlo y seguir adelante, pero no quería tomar ese tipo de decisión si no era necesario.

La nuca del gigante blanco y la parte posterior de su cabeza estaban más o menos destruidas, y ya había dejado de moverse. Parecía estar muerto.

Pero, en cierto modo, la parte difícil de tratar con un gigante de cuatro metros estaba por llegar. Era una tarea que requiria mucho tiempo y molestia, pero valia la pena.

Al principio, los gigantes blancos habían sido estas cosas enormes y peligrosas que acababan de interponerse en su camino, y los habían tratado como algo de lo que escaparse tan pronto como los vieran. Sin embargo, Shinohara del clan Orion había descubierto que los gigantes blancos tenían varios órganos dentro de ellos donde se concentraba un metal desconocido. Desde que alguien se había corrido la voz de ese descubrimiento, los gigantes blancos se habían convertido en un objetivo favorito para los soldados voluntarios.

Por cierto, ese no era un desarrollo reciente. Había sucedido hace casi un mes.

“¡Tengo un piroxeno arcoiris!” Gritó Ranta como un idiota, sosteniendo un orbe con un diámetro de quince centímetros que brillaba con los colores del arcoiris que sugería su nombre.

Por lo que Haruhiro sabía, estos órganos arcoiris de piroxeno que eran únicos para los gigantes blancos solían ser del tamaño de un puño, por lo que era uno que se consideraría grande.

“¡Yahoo! ¡Yo también! ¡Yo también! ¡Yo también! ¡Tengo uno!” Kikkawa levantó otro piroxeno arcoiris en alto, con un ojo cerrado y su lengua sobresalía. Este segundo tal vez tenía diez centímetros de ancho. Aún así, ese no era pequeño.

Al final, esos fueron los únicos dos piroxenos arcoiris que extrajeron del gigante blanco. Sin embargo, cuando despojaron a los cultistas de sus ponchos y los registraron, pudieron encontrar una serie de accesorios con pequeños trozos de piroxeno arcoiris incrustados en ellos. Estos piroxenos arcoiris se habían molido y pulido diligentemente, por lo que tenían un alto valor por su pequeño tamaño.

“Bueno, yo diría que haremos alrededor se seis,” dijo Tokimune desde lo alto de los restos del gigante, sus dientes blancos brillando mientras sonreía.

Mientras piensaba: Guau, son geniales, Haruhiro inclinó su cabeza hacia un lado en sus pensamientos. “Nah… yo diría que alrededor de cinco, ¿tal vez?”

“¿Piensas que eso es todo?” Tokimune preguntó.

“Probablemente.”

Cinco oros. Dividido cincuenta y cincuenta con los Tokkis, Haruhiro y su grupo obtendrían dos oros y cincuenta platas. Dividido en seis personas, eso era un poco más de 41 platas cada uno. No estaba mal. O más bien, era una cantidad increíble que nunca podrían haber imaginado hace unos meses.

No debería acostumbrarme a esto, pensó. Tengo que asumir que hacer esto no será un hecho.

Los restos del gigante blanco tendrían que dejarse donde estaban, pero al menos arrastraron los cadáveres de los cultistas a un lado del camino antes de que el grupo de Haruhiro y los Tokkis avanzaran.

Pronto, pasaron por alguien. No era un cultista, ni un gigante blanco, sino un humano.

No, humanos. Soldados voluntarios, para ser precisos.

“Oh.” El cazador que lideraba el grupo emitía un ambiente desagradable. Vestía un traje de cuero, una gorra con una pluma, y ​​tenía un arco y un carcaj lleno de flechas colgando de su espalda. Probablemente era un poco mayor que Haruhiro y los demás. Tenía ojos como un zorro y una boca torcida. “Son los Asesinos de Globlins y los bromistas.”

“Hola, Kuzuoka-san.” Haruhiro inclinó la cabeza ligeramente.

Entre todos los soldados voluntarios veteranos, había algunos a los que no estaban contentos de tener que dirigirse con un -san. Este era uno de ellos. No se habían cruzado mucha veces en el camino, pero Haruhiro tenía un resentimiento contra este hombre. Cuando acababan de llegar a Grimgar, Kuzuoka había convencido Moguzo para unirse a su grupo, luego le robó su dinero y lo abandonó.

“Tch…” Ranta chasqueó la lengua con disgusto.

Kuzuoka entrecerró los ojos e intentó intimidarlos con un: “¿Ehhh…?”

Había un guerrero, un ladrón, un mago, un sacerdote y un caballero oscuro siguiendo a Kuzuoka. Uno parecía como si quisiera decir: Aquí vamos de nuevo... mientras que otro estaba impasible, y otro parecía divertirse. Cada uno de los cinco tenía su propia reacción, pero ninguno de ellos era remotamente amistoso.

“Hola, hola, Kuzuoka-saaaan.” Kikkawa lo tocó, dando palmadas a Kuzuoka en el hombro con esa manera tan amistosa suya. “Han pasado, como, años. ¿Has estado bien, Kuzuoka-saaan? ¿Cómo han estado las cosas últimamente?”

“¡Maldita sea, no me toques, Mierdakawa!” Kuzuoka gritó.

“¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Soy lindo como la mierda? Hombre, siempre pensé que lo era.”

“¡No dije eso, idiota!”

“No, no, no, no hay necesidad de ser tímido, Mierdaoka-saaan. ¡Vaya, lo entendí mal, es Kuzuoka! ¡Soz, soz! ¡Voy a reflexionar sobre lo que hice!”

“¡No hay forma de que reflexiones sobre nada!” Kuzuoka gritó.

“¡Sip! ¡No! ¡Teejeje! “

“¡Me cabreas, ¿lo sabías?!” Kuzuoka gritó. “¡Muévete o muere! ¡Te mataré!”

“Eso no será posible,” dijo Tokimune con una sonrisa amistosa. “No te conozco muy bien, pero sé que eres más débil que yo. ¿Quieres probarlo y ver?”

“¡N-No voy a hacerlo!” Kuzuoka empujó a Kikkawa a un lado.

“¡Vamos!” Ordenó a sus camaradas, y se fueron. Incluso cuando se fue, la forma en que murmuraba lo que sonaba como insultos al grupo era muy parecida a Kuzuoka.

“Ese tipo.” Ranta pateó el suelo. “Con su personalidad podrida, me sorprende que logre ser el líder de su grupo. No puedo creerlo.”

“Sí…” Haruhiro se frotó la parte posterior de su cuello. “Sin embargo, tú no eres alguien para decir eso…”