Jaku-chara Tomozaki-kun

Volumen 4

Capitulo 4: Incluso los jefes aparentemente imbatibles tienen puntos débiles

Parte 1

Durante el descanso del primer período el día que Nakamura regresó, Hinami, Izumi y yo nos unimos a su grupo por la ventana trasera para terminar nuestra conversación de antes.

Estábamos charlando ruidosamente cuando un fuerte grito estalló desde el frente del aula.

—Así que finalmente decidiste volver, ¿eh, Shuji? ¿No crees que una semana es demasiado?

Era Erika Konno. Ella estaba sentada con las piernas cruzadas sobre su escritorio, carcajeando como una clásica creadora de tendencias.

—Supongo que me dio la ganas de venir hoy; Respondió Nakamura, y había algo de peso detrás.

Erika Konno bajó de su escritorio y se acercó a él con dos miembros de su grupo.

—En serio, sin embargo, ¿por qué estuviste fuera tanto tiempo? ¿Sólo te cansaste de la escuela?

Las amigas de Konno se mezclaron con nuestro grupo por la ventana trasera, lo que significa que el nuevo grupo estaba formado por Hinami, Nakamura, Mizusawa, Takei, Izumi, Erika Konno, sus dos parásitos y yo. Nueve de nosotros, y yo era el único personaje de bajo nivel. De repente, me sentí totalmente fuera de lugar y tuve la sensación de que no debía decir nada.

—Sí, algo así. Mientras llegue al tercer año, estoy bien, ¿verdad?; Dijo Nakamura intimidantemente. Fue como el enfrentamiento en la antigua oficina del director. Konno y Nakamura fueron aterrorizantes cuando hablaron entre ellos…

Esta fue la máxima dificultad. En cuanto a lo que podía hacer aquí—bueno, la observación era todo lo que podía. Quería unirme a la conversación, pero eso era obviamente imposible.

Quiero decir, me fui contra la reina antes, y no he hablado con ella desde entonces. Mierda. Ojalá pudiera escaparme de esta pequeña reunión.

—¿Por qué Tomozaki está aquí? Está un poco fuera de lugar.

Mientras todos esos pensamientos corrían por mi cabeza, Konno me puso en mi lugar como personaje de bajo nivel. Ugh, para. Sé que no encajo. Quiero desaparecer; no tienes que echarle sal a la herida. Sus palabras me llegaron porque yo más o menos estaba de acuerdo. O… Erika Konno-san, no sigues enfadada por esa pelea, ¿verdad? Es lógico. Te irrité esa vez.

—Ca-cállate. No estoy fuera de lugar. Estoy justo aquí.

Supongo que mi odio gamer por perder tomó el control y me hizo querer pelear un poco, y había estado practicando en como molestar a la gente. Y así es como terminé diciendo algo realmente tonto. Creo que esa fue la respuesta más tonta del mundo a que ha estado fuera de lugar.

—… ¿Eh?

Cuando me frunció el ceño, todo mi espíritu de lucha se evaporó. Era como un ciervo temblando. Como un NPC al azar cuando el dragón ataca. No hay posibilidad de sobrevivir. Bueno, estoy acabado.

Mizusawa sonrió y señaló el cabello de Konno.

—Hey, Erika, ¿te has rizado el cabello tú misma?

—Oh, ¿Como lo sabes? Eres muy listo, Takahiro; Ella se acarició el pelo.

—¿Qué puedo decir? Eres casi tan buena como yo.

—¿Qué? ¡Cállate!

La conversación transcurrió sin problemas. Buena esa, Mizusawa. Él la había presionado en su tema favorito—la belleza— añadió el toque justo de burla y expertamente tomó el control de la conversación. Mientras repetía la serie de eventos en mi cabeza, me di cuenta de algo. Ese análisis era una señal de una mejora bastante significativa. Había estado trabajando en la observación día tras día últimamente, lo que probablemente era la razón por la que estaba notando estas pequeñas cosas.

—¿Qué? ¿Demasiado barato para pagar por una permanente?; Nakamura dijo.

—¿Eh? Prefiero gastar el dinero en ropa. ¿Verdad, Yuzu?

—¡Sí, fuimos de compras el otro día! Sigo comprando tantas cosas, es una locura…

—¡Te entiendo! Soy así con la comida…; Dijo Hinami.

—Quieres decir con el queso, ¿verdad?; Mizusawa se burló.

—Ajaja, nooo, ¡no compartas mis secretos!

—¡En serio! ¡Comes tanto queso cuando vamos a cualquier parte!; Takei se metió en la conversación.

La conversación avanzó muy rápido. No podía participar, así que centré toda mi energía en observar. Mientras veía a los ocho hablar, me di cuenta de un par de puntos. La mayoría eran cosas vagas como quién estaba mirando a dónde, la combinación de lo que decían y su lenguaje corporal, y varias inferencias basadas en la información que ya había recogido. Pero aun así…

Si lo que noté era correcto, tuve la sensación de que finalmente había encontrado la última llave para despejar la misión de Hinami.

***

Durante el descanso antes de ir al aula en otra habitación, fui a la biblioteca por primera vez en mucho tiempo. Últimamente, había estado ocupado con mi tarea y tenía la opción de ver a Kikuchi-san los fines de semana, así que no había estado aquí en buen tiempo. Hoy, sin embargo, quería hablar con ella sobre algo.

Lentamente abrí la puerta y miré dentro. Ella estaba sentada en su mesa habitual y su silla habitual, leyendo tranquilamente un libro.

Cuando estaba rodeada de libros, tenía una presencia sagrada e intelectual única que era también una presencia cálida y pura.

Como si hubiera una llama sagrada ardiendo en ella, esa era probablemente la forma más fácil de decirlo. Kikuchi-san no estaba en la biblioteca, la biblioteca había surgido con ella en su centro. Al menos, así es como me sentí.

Cuando entré en su mundo, nuestros ojos se encontraron. Caminé despacio y con calma hacia ella, me senté a su lado, me detuve a respirar y luego la volví a mirar a los ojos. Su amable sonrisa, pacífica como el cielo nocturno en otoño, golpeó algo profundo en mi alma.

—… Hola.

Ella me saludó con una voz como el suave golpeteo de las uñas en la campana de una iglesia, delicada y profunda pero también elegante y acogedora.

—… Hola.

Mi voz comenzó con una respiración tranquila haciendo vibrar delicadamente mis cuerdas vocales, amplificadas en las cámaras resonantes de mi garganta y nariz.

Por cierto, la razón por la que describo mi voz en términos de la estructura física del cuerpo es porque al venir aquí se siente como si volviera a casa con Kikuchi-san—se siente como si finalmente pudiera relajarme.

—Es bueno que Nakamura-kun haya regresado; Dijo Kikuchi-san con una suave sonrisa. Asentí, pensando en lo observadora que era con nuestra clase.

—Sí; Dije.

Kikuchi-san sonrió maliciosamente. —Y diste una mano en eso, ¿no es así?

Su tono era burlón pero cálido. Recientemente, ella había estado haciendo eso mucho. La impresión no era diabólica o angelical, sólo muy humana. Muy Kikuchi-san. Me hizo feliz porque pude ver que estaba abriendo su corazón hacia mí.

—Sí, se podría decir que si…

—Jee-jee… eso pensé; Dijo, sonriendo brillantemente y asintiendo lentamente con la cabeza de una manera casi cariñosa, como si estuviera afirmando todo mi ser. —Buen trabajo.

Envuelta en su aura maternal, como si me dieran una palmadita en la cabeza, pude sentir la timidez que se avecinaba y empecé a hablar para ocultarla.

—P-pero… fue realmente Izumi quien hizo todo el trabajo.

—Izumi-san…

Ella apoyó su barbilla suavemente en el borde superior de su libro y miró hacia arriba, pensando en silencio.

—… ¿Qué pasa?; Pregunté, todavía estando nervioso. Ella se sonrojó y miró a su alrededor. Unas cuantas personas estaban sentadas cerca. Ella se llevó el libro a los labios y puso su cara en mi oreja, como si fuera a contarme un secreto.

—Izumi-san y Nakamura-kun se gustan el uno al otro, ¿no es así?

Gracias a su respiración y a su increíblemente delicado susurro, el hemisferio derecho e izquierdo de mi cerebro se fundieron instantáneamente, de modo que lo único que pude hacer fue asentir mecánicamente.

—Sí.

Mis neuronas sobrecalentadas apenas lograron producir una sola sílaba monótona antes de detenerse. Mi MP (puntos mentales) estaba cayendo a cero o tal vez debería decir que el poder de curación había sido demasiado para mí y simplemente lo borró… no lo sé, dios. No tengo ni idea de lo que estoy hablando.

Kikuchi-san abrazó su libro en su pecho y se rió.

—Espero que les vaya bien. Tengo un poco de envidia.

Su sonrisa de buena voluntad era pura y honesta, y su propio anhelo de amor era completamente noble. Gracias, padres de Kikuchi-san—gracias, planeta Tierra, por dar a luz a esta niña. Estos eran los pensamientos que pasaban por mi mente con total seriedad mientras la veía sonreír. Más exactamente, estos eran los pensamientos en los que intentaba concentrarme para enfriar mi cara recalentada.

Curiosamente, Nakamura era uno de los temas sobre los que quería preguntarle hoy. Volví a centrar mi atención en el asunto en cuestión.

—Um… ¿puedo tener tu opinión sobre algo?

***

Ese día, después de la escuela, me dirigí al Cuarto de Costura #2. Era la primera vez que Hinami y yo nos encontrábamos a solas desde que Nakamura volvió a la escuela.

—Ahora que la situación de Nakamura se ha resuelto, me gustaría repasar todo rápidamente y luego centrarme en la misión de Konno; Hinami suspiró, acariciando su cabello que descansaba en sus hombros. Apuesto a que el estrés de toda esa planificación ilógica se estaba acumulando en ella.

—Entendido. Bueno, la ruta puede no haber sido la más racional, pero el resultado fue fantástico; Respondí, pinchándola con un poco de ironía. Hinami sonrió como si le gustara el desafío.

—¡Escúchate! Bueno, ciertamente hiciste un maravilloso trabajo al hacer que todos perdieran su tiempo y esfuerzo; respondió con calma.

—Gracias; Respondí, igual de sarcástico. —Sin embargo, tuve algunas ideas al respecto.

Quería hablar de todas estas cosas de seguir a tu corazón, que era mi máxima prioridad. Los ojos de Hinami se pusieron serios.

—¿Toda esa inútil divagación es lo que consideras mantenerte fiel a lo que quieres?; preguntó provocativamente, mirando fijamente a las profundidades de mis ojos.

Me di cuenta de que este era un momento importante.

Esa vez que Hinami y yo discutimos, hablé de lo que realmente quería. Estaba seguro de que ella estaba usando esta situación como otra oportunidad para decidir si eso era algo que se podía medir. Es un argumento común decir que ser lógico todo el tiempo es sofocante y frío, pero eso es basado en la emoción. Si dijera eso, Hinami ni siquiera querría considerar mi versión como un argumento.

Organicé cuidadosamente mis pensamientos antes de responderle.

—Bueno, esto es sólo una teoría, o como… uno de varios argumentos posibles.

—…Uh-huh.

Mi tono orientado a las pruebas debe haberme hecho superar el primer obstáculo, porque Hinami cambió su postura a modo escuchar y asintió. Sería imposible probar mi punto a menos que lo hiciera en su ring—con lógica.

—De todos modos, aquí están mis pensamientos sobre lo que pasó. Estabas haciendo sugerencias de fuego rápido sobre cómo resolver el problema de Nakamura usando el enfoque más racional y rápido, ¿verdad?

—Sí, es verdad.

—Pero Izumi y yo seguimos interrumpiéndote con nuestras tontas ideas, así que no fuiste capaz de hacerlo completamente a tu manera.

—Precisamente. Ni siquiera sé cuántas veces he cedido…

Hinami suspiró. Como sospechaba, la experiencia la había agotado. Mi esperanza era que fuera el primer paso para que ella se quitara la máscara.

—Sí, cediste mucho. Pero…

—¿Pero qué?

De nuevo, ella me miró como si me estuviera desafiando e intenté romper esa mirada con mis palabras.

—Si no hubieras cedido—si hubieras seguido adelante con tu propio enfoque… creo que el problema habría tardado aún más en resolverse. ¿No estás de acuerdo?

Hinami parpadeó unas cuantas veces.

—… ¿De qué estás hablando? Eso es obvio. Quiero decir, quería esperar hasta que Nakamura viniera a pedirnos ayuda.

Sacudí la cabeza.

—Eso no es lo que quiero decir. Me refiero a después de eso.

—… ¿Después?

En otras palabras, después de que decidiéramos empezar a preparar el terreno para ayudar a Nakamura antes de que le dieran el visto bueno. Incluso cuando estábamos tomando un camino menos directo, Hinami había tratado de aplicar su lógica.

—¿No crees que si hubiéramos hecho todo lo que dijiste después de eso, resolver el problema habría tomado más tiempo? Intentabas que convenciéramos a la madre de Nakamura de que jugar a Atafami no era malo—para resolver el problema de la prohibición de Atafami, ¿verdad?

—¿Qué quieres decir? ¿No era ese el problema que necesitaba resolverse?; Dijo, como si fuera obvio. Pero yo sólo la señalé.

—Bueno, nunca resolvimos el problema de la prohibición de Atafami, ¿verdad?

Hinami asintió dos veces, lentamente, y sonrió como si estuviera disfrutando de esta discusión.

—Ajá, ya veo lo que estás diciendo. Asentí en respuesta.

—Sí, creo que ahora me entiendes. La prohibición de Atafami fue la fuente de la pelea, pero como dije, nunca se resolvió. Pero aún así pudimos hacer que Nakamura volviera a la escuela en menos de una semana desde el lanzamiento de nuestro plan. Esta era la ruta más corta posible para una solución—y una que tu lógica no encontró.

—Ah, ya veo; Hinami levantó las cejas felizmente.

—Creo que ya lo sabes, pero la clave fue el deseo de Izumi en ayudar a Nakamura. Y como él se dio cuenta de cómo ella se sentía, volvió a la escuela aunque el problema de fondo no estaba solucionado. Si hubiéramos seguido tu método, habríamos tenido que esperar a que se resolviera el problema de fondo para que él volviera. Tu método habría tardado más tiempo.

—Lo admito, es justo.

Ella estaba apoyando su barbilla en su mano, pero sus ojos brillaban con un espíritu de lucha. Yo los enfrenté de cara.

—Estableciste estos objetivos basados en tus propias reglas, pero no puedes salirte del enfoque racional. Pero cuando sigues tus instintos y haces lo que quieres hacer, puedes encontrar atajos que de otra manera no encontrarías. Eso es lo que pasó esta vez.

Hinami asintió de nuevo.

—Ya veo. Así que lo que quieres decir es que tus deseos y los de Yuzu fueron efectivos para encontrar la ruta más corta.

—Correcto.

Asentí con la cabeza.