Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 5: Escúchame y Trata de no Reír

Capitulo 6: Bienvenido Al Reino del Atardecer

Parte 1

Duodécima, decimotercera, decimocuarta, decimoquinta…

La búsqueda de habitaciones continuó.

A medida que avanzaban más y más, los huevos realmente se volvían más grandes, aunque solo un poco a la vez. Comparando los huevos de una habitación con la siguiente, la diferencia era más o menos imperceptible, pero al comparar la primera habitación con la decimosexta, había una gran diferencia en el tamaño de los huevos. Si bien era posible que el tamaño no se haya duplicado, al menos se volvieron bastante más grandes.

No habían encontrado otro ri-komo desde entonces.

¿Qué era ese ri-komo? ¿Qué estaba haciendo antes de que lo encontráramos? ¿Estos eran huevos de ri-komo? ¿O no? Haruhiro no lo sabía.

La decimoséptima habitación era grande. O tal vez solo se sentía de esa manera.

“No hay… huevos,” dijo Haruhiro lentamente.

Sin nada que emitiera luz, estaba completamente oscuro. No había forma de saber si había ri-komos.

No sintió ninguna presencia ahí, pero Haruhiro revisó la habitación con una linterna para asegurarse.

No había ri-komos.

Sin embargo, había un agujero en la esquina. No en la pared. Era un agujero redondo en el suelo, de aproximadamente 1,2 metros de diámetro. Un agujero vertical.

Todos rodearon el agujero.

Haruhiro se agachó y empujó la mano con la que sostenía la linterna dentro del agujero.

“El fondo es… no visible, en absoluto, baja bastante.”

“Hmm.” Mimorin asintió, metiendo la barbilla hacia adentro. “Busquemos.”

Por alguna razón, Mimorin estaba agachada al lado de Haruhiro. Bueno, esa razón era clara, era porque quería criarlo como una mascota. Sin embargo, incluso agachada, era una mujer gigantesca. Simplemente enorme.

“Podríamos usar eso, como puntos apoyo para las manos y pies, ¿no creen? Por ahí.” Kikkawa señaló hacia la superficie de los lados del agujero con su barbilla. “Incluso sin una escalera, podríamos subir y bajar. ¿No creen?”

Era cierto, había protuberancias en las que parecía que se podían agarrar con las manos o enganchar sus pies. Podría no ser rápido, pero si se lo propusieran, podrían bajar.

“Zodiac.” Ranta se volvió hacia el demonio. “Baja primero para nosotros”

“…Keje… Ranta… No me importaría empujarte hacia abajo… Kejejeje…”

Un rechazo rotundo.

“Heh…” Inui lanzó al aire una moneda y la atrapó en la palma de su mano. “Probemos con esto…”

“¡Ouch!” Gritó Anna.” ¡Eso en lo que Anna-san estaba pensando hacer, ¿sí?!”

“Demasiado tarde… Heh…” Inui envió la moneda por el agujero.

Escucharon.

Pronto, hubo un sonido tintineante. Al menos, parecía que el agujero tenía un fondo. Solo que podría ser muy profundo.

“Bueno…” Haruhiro suspiró levemente. “Entraré.”

“Lo siento por esto, ladrón.” Tokimune mostró sus dientes blancos en una sonrisa.

“Haz tu mejor esfuerzo ” dijo la impasible Mimorin.

Sería incómodo simplemente ignorarla. Haruhiro ató la linterna alrededor de su cintura, la esquina de sus labios tembló ligeramente mientras asentía. Sintiéndose molesto, no muy feliz, y llevando todo tipo de otros sentimientos insatisfactorios, entró en el agujero, o mas bien, por el agujero. Enganchando sus manos y pies en los protuberancias, descendió.

A mitad de camino, comenzó a preguntarse: ¿Realmente es inteligente que el líder esté explorando de primero? Es algo que siempre hago, pero el líder tiene la importante función de tomar decisiones para el grupo como un todo. Si perdieran a su líder, no importa cuán simple y mediocre sea el líder que soy, esto terminaría mal. Explorar conlleva una gran cantidad de riesgos. Puede provocar lesiones graves o, bueno, la muerte, entonces, tal vez no sea algo que el líder debería estar haciendo…

Era algo que se le acababa de ocurrir. En este momento, tenían a Tokimune, así que las cosas funcionarían incluso si algo, en teoría, le sucediera a Haruhiro. También estaba la cuestión de que si podía dejarlo a sus otros camaradas. Mientras que Ranta y Yume eran fuertes, debido a sus trabajos, ninguno de los dos tenía la personalidad para ello. Carecían de la capacidad de concentrarse.

¿Quién lo haría por los Tokkis? Tal vez Inui, ya que también era un ladrón.

Sin embargo, era sobre los Tokkis en los que estaba pensando después de todo. Era posible que no se molestaran en algo como explorar y simplemente entrarían e irían bam y bum, y terminarían con esto.

No, no era que la exploración fuera una pequeñez. No odiaba hacerlo. Este tipo de trabajos eran bastante simples, pero que alguien tenía que hacer, y eso tenía un efecto real en el resultado si se hacía bien, pero eso no significa que ganaría muchos elogios de los demás, pero que aún podía sentir una sensación de satisfacción consigo mismo, eran los trabajos que Haruhiro disfrutaba secretamente.

Debo decir que no soy una persona inteligente, pensó. Pero está bien, estoy bien así. Incluso si tratara de forzarse a sí mismo a cambiar, pronto sería desenmascarado por lo que realmente era.

De una manera simple, ordinaria, sin hacer ningún ruido, se fue por el agujero.

Llegó al final. Había un camino. No podía ver lo que había debajo, pero no sintió nada cerca.

“Se ve despejado,” llamó Haruhiro. “Podemos seguir. Bajen.”

Tokimune, y luego cada uno de los otros a su vez, bajaron. En momentos como este, Haruhiro pensó que habría sido mejor si Tokimune hubiera permanecido arriba hasta que todos los demás hubieran bajado, pero optó por no decir nada.

El camino era más angosto de aquí en adelante. Tenía alrededor de dos metros de alto, menos de un metro y medio de ancho. No era imposible caminar de dos en dos, pero sería estrecho, por lo que Haruhiro tomó la delantera, con Tokimune detrás de él a la izquierda, Kikkawa diagonalmente a la derecha detrás de Tokimune, y así sucesivamente. Avanzaron en una columna de zigzag poco ortodoxa, o una columna y media.

No era solo Haruhiro y su grupo que estaban callados ahora; los Tokkis también lo estaban.

Algo probablemente va a suceder aquí. Tiene que haber algo. Haruhiro sintió que su pulso se aceleraba. No, cálmate, se dijo a sí mismo. Cabeza fría. Mantén la cabeza fría. Si me pongo demasiado nervioso, eso reduce mi rango de visión y mi cuerpo se tensa.

El camino era más o menos plano y recto. En algún momento, Haruhiro notó que había comenzado a ir muy despacio. Podría estar bien acelerar un poco el ritmo.

“Justo ahora…” Haruhiro dejó de caminar y se dio la vuelta. “¿Alguien dijo algo?”

“¿Hmm?” Tokimune se encogió de hombros. “Podría ser. ¿Alguien dijo algo?”

Nadie levantó su mano. Todos negaron con la cabeza.

“¿Has oído algo?” Le preguntó Tokimune.

“No… Bueno, pensé que sí… ¿tal vez? Eso es todo lo que pasó. Oh…” Haruhiro se llevó el dedo índice a los labios. Todos contuvieron la respiración.

Puedo escucharlos, pensó.

…Aruburuburah.

…Furaguraburubaradirah.

…Shurubiraburaharagureroh.

…Pyuraryugadih.

…Aburaguh.

Esas eran las clases de voces que escuchaba.

“Ri-komos…” Kikkawa dijo en voz baja.     “…¿Crees que hay muchos?”

Haruhiro inhalo profundamente, dejando la linterna en el suelo. “Iré a echar un vistazo.”

“¿Vas a estar bien?” Era extraño que Tokimune pareciera preocupado por él así.

Eso es un mal presagio, pensó Haruhiro nerviosamente. No, no.

“Si quieres, puedo ir contigo, ¿sabes?” Ranta dijo, sonando muy importante.

“Si mi única alternativa fuera ir contigo, estaría ochocientos millones de veces mejor solo, así que no, gracias,” dijo Haruhiro.

“No eres muy lindo. ¡Augh!” Ranta estaba encogido. Alguien lo había golpeado con su bastón.

“Haruhiro es lindo.” Era Mimorin, inexpresiva como siempre.

“¿Cómo es eso?” Preguntó Shihoru.

Probablemente ella acababa de hacer la pregunta porque se le había pasado por la cabeza, pero todavía era un poco malo.

No, tal vez no.

No. No, no era así. Haruhiro no era lindo en absoluto. No quería que nadie pensara que era lindo.

“La forma en que es lamentable, pero aún así pone todo este esfuerzo sin sentido,” respondió Mimorin.

Ya veo. Haruhiro se pellizcó el puente de la nariz. Ya veo…

Era cierto, era lamentable, y podría haber estado esforzándose demasiado a pesar de eso. De hecho, se sorprendió de que ella había golpeado tan cerca del centro de la diana, y no estaba seguro de poder recuperarse de eso. Bueno, incluso si estuviera bien con eso—que no era así—¿cómo se suponía que era lindo?

“Mimoriiiin…” Anna-san dijo mientras abrazaba a Mimorin por la cintura, porque era demasiada alta para ella con lo pequeña que era. “Ahora lo entiendo, sí.”

“¿De verdad?” Mimorin asintió.

“Es es bad… Anna-san piensa que es… amigable. No… ¿Simpático? ¿Subconjunto, tipo, lástima? ¿Sí? ¿Es patético? ¿Verdad?” Anna-san preguntó.

Mimorin inclinó la cabeza hacia un lado y pensó por un momento, pero finalmente no respondió la pregunta de Anna antes de volverse hacia Haruhiro. “Haruhiro, eres lindo.”

“Uh… gracias,” dijo.

“Quiero tenerte como mascota. Permiteme hacerlo.”

“No puedo.”

“¿De verdad?”

“Sí.”

“No mueras.”

“…De acuerdo.”

Haruhiro se dirigió como si tratara de escapar.

Explorar. Tengo que explorar. Lo daré todo para explorar. Voy a hacer el trabajo de exploración más perfecto que haya existido. Voy a explorar como nadie más. Voy a explorar. Ahora, voy a ser el maestro de la exploración. Soy el mejor explorador de todos los tiempos. Quiero ser capaz de hinchar mi pecho y decir eso con orgullo. De acuerdo, no, en realidad no, pero en este momento, es hora de explorar. Por ahora, voy a explorar.

Usar Sneaking. Ahh, esto seguro es divertido, Sneaking. Lo amo. Sneaking. Soy patético, pero trabajaré sin una buena razón. ¿Qué hay de malo en trabajar duro? Nada. Ya soy lamentable, por lo que si al menos no lo intento, entonces seré demasiado lamentable, ¿sabes? Seré como Anna-san. Suspiro…

Enfoque. Tengo que enfocarme.

El camino continuó sin atrasos. Siguió escuchando hablar a los ri-komos. Realmente no los entendía, pero ¿tal vez estaban alerta? No tenían un tono particularmente urgente. A medida que avanzaba, las voces se hacían más fuertes, así que, de lo único de lo que podía estar seguro, era de que había ri-komos adelante. Fue una decisión correcta dejar la linterna atrás, pensó. Probablemente.

Pudo ver una luz adelante. Una luz leve y débil. Se acercó a ella.

Justo antes de salir a un área más amplia, Haruhiro se detuvo.

“Aburerah, burareryoh, samuragerasshuh.”

“Bagashoburirah, faiabushuh, fakkashuburyoh.”

“Rabureshuburaruroh, fanafarabushoh, ireburesshoruttoh.”

Están ahí. Ahí. Viene de ahí. Desde ahí.

La habitación tiene una altura considerable, ancho y profundidad. Pero ¿cómo es exactamente dentro? ¿Y qué es esa luz tenue? Entrecerro los ojos. No es bueno. No puedo ver.

Haruhiro giró su cuello, luego sus hombros. Asintiendo, asomó la cabeza un poco.

Es grande, sin embargo, dicho eso, no es ridículamente amplio. Bueno, tal vez diez metros de ancho, aproximadamente. No sé qué tan alto es el techo ni cuánto hasta el fondo. Hay fuentes de luz por todas partes. Hay muchos agujeros, grandes y pequeños, en la pared de roca, y parece que sale una luz azul. Parece que los ri-komos están dentro de esos agujeros. ¿Dentro de los agujeros, están colgando cabeza abajo? También hay ri-komos ahí. Y los ri-komos, ¿están hablando de algo? Eso parece.

¿Es un nido de ri-komos?

Probablemente eso es lo que es este lugar.

Haruhiro retrocedió antes de que los ri-komos pudieran encontrarlo. Haruhiro fue bienvenido por un grupo silencioso de once soldados voluntarios y Zodiac.

“Parece un nido de ri-komos,” dijo Haruhiro. “Hay muchos. Más de diez o veinte. Atacar es, bueno, no es algo que quisiera hacer. Hablando personalmente.”

“Hmm…” Tokimune tenía una mirada pensativa en su rostro.

“Déjame esto a mí,” dijo Tada, mientras la luz de la linterna se reflejaba en sus gafas mientras hablaba. “De la forma en que lo veo, los ri-komos no atacarán. Iré y verificare eso ahora. Chicos, al menos prepárense para correr en caso de que tengan que hacerlo.”

“Esperen,” dijo Ranta, con una sonrisa no tan audaz que en realidad era una mezcla de miedo y bravuconería en su rostro. “No podemos hacer que los Tokkis hagan todo por nosotros. Déjenme ir también.”

“…Keje… Déjalo… Ranta… Kejeje… Puedes intentar actuar genial, pero nunca lo serás…”

“¡Eso no es cierto! ¡Estuve malditamente genial ahora, ¿no?!” Ranta gritó. “Fue en el nivel en el que podrían enamorarse de mí al instante, ¿verdad? ¿Cierto? ¿Vamos? ¿Cierto?”

Ranta miró a las chicas. No recibió respuesta sino miradas frías.

“No, um…” Haruhiro se rascó la cabeza. “Es claramente peligroso, entonces, ¿tal vez deberías rendirte?”

“No.” Tada se ajustó las gafas con su dedo índice izquierdo. “Absolutamente no. Escucha, Tokimune. Si las cosas salen mal, huye sin mí.”

“Seguro,” dijo Tokimune. “Bueno, hagámoslo.”

“Aceptó fácilmente…” Kuzaku murmuró.

“¿Estás bien con eso, sí, Haruhiro?” Preguntó Tokimune. El hecho de que Tokimune haya consultado con él en realidad fue una sorpresa. “Está bien, ve, Tada.”

Bueno, aún así, todavía no te había dado una respuesta. Haruhiro pensó.

Tada se echó al hombro su martillo de guerra, tarareando mientras caminaba a paso lento.

“¡E-Espera, espera! ¡Yo también! ¡Yo también!” Ranta y Zodiac lo persiguieron.

“Guau…” Yume lo miró, estupefacta.

Mary se aclaró la garganta. Ella podría haber estado tratando de calmarse.

Haruhiro suspiró. Parecía puntuar casi todo con un suspiro. Los suspiros eran lo único en lo que podía creer. No, no era una cuestión de creer o no creer. Solo…

“Voy a seguir un poco detrás de Tada-san,” dijo. “Tokimune-san, por si acaso, ten a todos listos para escapar.”

“De acuerdo,” Tokimune asintió. “Gracias por tu arduo trabajo.”

“Haruhiro.” Mimorin asintió con la cabeza inexpresivamente. “No mueras.”

“…Seguro.”

Estaba feliz de que ella lo estuviera alentando, al menos. No, tal vez no tanto.

Haruhiro se mantuvo a tres metros de Ranta y Zodiac.

Tada todavía estaba tarareando para sí mismo. Se estaba divirtiendo demasiado. Tenía que estar mal de la cabeza.

El que parecía más normal, no solo estaba loco, sino que era el más loco.

Ese era el patrón que los Tokkis seguían.

Tada parecía que iba a dar un feliz paseo, pero Haruhiro estaba nervioso. Ranta caminaba de manera graciosa, estaba totalmente asustado. Comparado con Tada, el comportamiento de Ranta era casi lindo.

Ese era un nuevo pensamiento para Haruhiro. Ranta siendo lindo.

Tada no se detuvo ni una vez, antes de entrar al nido. Ranta dudaba, pero Zodiac lo empujó por detrás.

“¡Ay…! ¡Oye! ¡¿Zodiac?! ¡¿Detente?! ¡Necesito estar mentalmente preparado antes de hacer esto, ¿sabes?!”

“…Keje… Cállate y muere…”

“¡No voy a morirmeeeeee…!”

“Ranta,” Haruhiro le advirtió, a pesar de que ya era demasiado tarde. “Hombre, eres demasiado ruidoso.”

“¡¿Ehh?!” Ranta saltó.

“¡Jaja!” Tada se volvió hacia ellos y balanceó su martillo de guerra. “¡No se preocupen! ¡No hay problema! ¡Sí, yo tenía razón, los ri-komos no vendrán a atacarnos!”

Las voces de ri-komo, se habían detenido.

Era silencioso.

“¿Ven?” Tada dijo, jactancioso, mirando alrededor del nido. “Justo como lo pensé. Estos tipos son realmente cobardes. No son exactamente beligerantes.”

“No, pero, Tada-san, mataste a uno de ellos en la otra habitación,” dijo Haruhiro.

“Fue entonces cuando lo descubrí,” dijo con confianza. “¿De la sensación cuando lo golpeé? Supe que eran débiles”

“Entonces, es ese tipo de… ¿Cómo debería decirlo…? ¿Instinto, no?” Preguntó Haruhiro.

“Vida, hombre,” dijo Tada. “No se trata de la razón.”

“¡Ohh!” Ranta cayó sobre una rodilla, agarrando su pecho. “¡Nació una gran línea! ¡Tienes razón! ¡’La vida no se trata de la razón,’ ¿verdad?! ¡Tada-san, eres increíble!”

“No me alabes tanto.” Tada se puso el martillo de guerra en el hombro mientras se ajustaba las gafas. “¡Voy a atrapar tu estupidez!”

“¡Wajajaja! ¡No, no, noooo! ¡Ahí vas, siendo así de nuevo, Tada-saaan!”

¿Qué pasa con estos dos?, pensó Haruhiro. Ranta siempre ha sido un idiota, ¿pero tal vez Tada también es un idiota? ¿Los dos son idiotas?

Los ri-komos permanecían en silencio, sin mostrar signos de movimiento.