Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 5: Escúchame y Trata de no Reír

Capitulo 10: No Especial

 

 

Haruhiro se agachó junto a Kikkawa. No sabía qué decir. Luchó por encontrar las palabras por un momento, pero sabía que no podría decir lo correcto de todos modos. Eso era porque Haruhiro era mediocre hasta la médula.

Haruhiro extendió su mano, colocando una mano en el hombro del otro hombre suavemente. “Um…” Lo sacudió. “¿Inui- san?”

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“Qu—” Kikkawa miró a Haruhiro, miró a Inui, a Haruhiro, a Inui. “…¿Eh?”

“Heh.” Inui movió su cabeza ligeramente, mirando a Haruhiro con el ojo no cubierto por el parche. “¿Cómo lo supiste…?”

“No, no es que lo supiera,” dijo Haruhiro. “Te estabas moviendo un poco. Me hizo pensar: ‘Oh, está vivo.’”

“¡¿Queeeeeeé?!” Kikkawa medio saltó sobre sus pies, aterrizando directamente sobre su trasero. “¡¿No, no, no hay manera?! Estaba seguro de que estabas muerto…”

“¿E-Está vivo…?” Kuzaku sonó dudoso.

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“Ese tipo está hablando, así que tiene que estar vivo…” Incluso Ranta sonaba horrorizado.

“También pensé que había mordido el… Quiero decir, que falleció…” Shihoru murmuró amargamente.

“Sí…” Mary asintió.

“Oigan.” Los ojos de Yume estaban muy abiertos. “Eso es cierto, pero, ¿saben? Inuin es realmente bueno en eso, eh. Jugando al muerto.”

“Eh…” Tada pateó el suelo. Sus hombros todavía se agitaban con cada respiración. “Ustedes. Creen. Que. Él. Caería. Así. De. Fácil. ¡¿Eh?!”

“Heh…” Inui gruñó, como de costumbre. “Es la última técnica secreta de mi estilo de lucha con un solo ojo, Dokuganryu… ‘Moribundo Inui, Haciendo que los Idiotas Vivientes Corran.’”

“Entonces, básicamente, ¡¿solo estabas haciéndote el muerto?!” Ranta estalló.

“Es. Un. Bastardo. Obstinado…” El cuerpo de Tada tembló. “Siempre. Lo. Ha. Sido…”

“Ah…” Haruhiro rápidamente se puso de pie. “¡¿Ta-Tada-san?!”

Tada cayó y se dio vuelta.

“¡¿Qué, qué, qué, qué, qué?!” Kikkawa gesticulaba salvajemente como una rana mientras corría hacia Tada.

Inui intentó levantarse, pero parecía estar teniendo problemas. “N-No puedo moverme… Heh…”

Aparentemente Inui no estaba ileso, y había fingido la muerte solo como último recurso.

Al final, hasta que Tada, que se había desmayado mostrando el blanco de sus ojos, se recuperó, y hasta que Inui pudo levantarse, el grupo no tuvo más remedio que quedarse quieto.

“Inui y yo, éramos señuelos,” les dijo Tada una vez que volvió en sí, bebió un poco de agua y estaba completamente consciente. “Era la única forma de proteger a Anna-san. Le dieron en la pierna a Mimori, por lo que no podía correr. Tuvimos que atraer a los enemigos hacia nosotros, entonces Tokimune llevó a Anna-san y Mimori a esconderse en un lugar seguro. Bueno, no es que algún lugar se pueda llamar seguro.”

“Entonces, cuando se trata de a dónde se fue Tokimune…” Haruhiro contuvo un suspiro y respiró brevemente. “No lo sabes, eh.”

“Podemos volver a donde nos separamos,” dijo Tada.

“Eso es suficiente,” Haruhiro dijo eso, pero no creía que fuera suficiente en absoluto. Aun así, necesitaba calmar los nervios de todos. Tada e Inui podrían no haber resultado fatalmente heridos, pero estaban lejos de estar en la mejor forma de luchar.

“Hombre, eres sorprendentemente…” Tada comenzó a decir, luego se detuvo. “No. Inui y yo perdimos a un grupo de enemigos. Podríamos encontrarnos con ellos en el camino hacia ahí.”

“¿Esos gigantes blancos, quieres decir?” Preguntó Haruhiro.

“Sí. Son lentos, pero grandes. Un golpe de ellos probablemente te mataría.”

“¿Algo más?” Preguntó Haruhiro.

“Después de que Kikkawa escapó, apareció un cultista con espada y escudo. Tienes que tener cuidado con ese tipo.”

“Heh.” Los labios de Inui temblaron. “Un rasguño… de su espada… adormecerá tu cuerpo. Incluso si la bloqueas, aún así… te atrapa… Heh… “

“¿Ah?” Ranta de repente pareció serio. “Suena dulce. Esa espada. La quiero. Cuando matemos a ese tipo, su espada es mía. ¿Lo entienden?”

“Eres innecesariamente resistente, ¿lo sabías?” Tada dijo. Incluso parecía un poco desconcertado por Ranta.

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“Bueno, no me importa, pero…” Haruhiro no pudo contener un suspiro esta vez. “Lo matas tú mismo, hombre. Haz eso, y puedes tener su espada, o cualquier otra cosa que desees.”

“¡Bien! ¡Es una promesa!” Ranta miró a todos. “¡Si lo mato, me llevo la espada! ¡Bueno, incluso si ustedes lo matan, aún así la tomaré! ¡De cualquier manera, la espada es mía! ¡Esto está arreglado!”

Todos los demás estaban de mal humor, pero Ranta parecía haber recibido un impulso de motivación, por lo que realmente estaba bien. O más bien, todo lo que podía hacer era dejarlo hacer lo que quería. Sin embargo, si Ranta les hiciera todo el favor de morir gloriosamente mientras que mataba al espadachín, Haruhiro estaba dispuesto a considerar llorar por él.

Tada e Inui tenían que caminar bajo sus propias fuerzas, pero correr era imposible. Mary parecía dolida por eso. Debía ser increíblemente frustrante para ella como sacerdotisa.

El grupo tenía que coincidir con su velocidad, lo que significaba que tenía que ir más despacio. Si los obligaban a retirarse, los abligarían a tomar una decisión difícil. Pero, si ese momento llegaba, Haruhiro había tomado su decisión.

Lo lamentaría, aunque eso no sería suficiente, pero dejaría atrás Tada e Inui. Si Kikkawa decía que se quedaría, podía hacer lo que quisiera. Mientras Tada e Inui compraban tiempo, Haruhiro y los demás saldrían de ahí.

Por supuesto, no era algo que quisiera hacer. Haruhiro estaba rezando desde el fondo de su corazón para que no se encontraran en esa situación. Aún así, podía orar tan fervientemente como quisiera, pero si iba a suceder, sucedería. Si fuera así, sería demasiado tarde para pensarlo. Por eso se había hecho el llamado ahora, para estar listo.

Si llega ese momento, tengo que ser cruel, se dijo Haruhiro a sí mismo. Yo puedo hacerlo. Necesito creer eso. Para hacerme creer y continuar si es necesario.

Tada y Haruhiro caminaban al lado del otro, con Kuzaku, Kikkawa, Ranta, Shihoru, Mary, Inui y Yume siguiéndolos en ese orden.

Tada estaba tan ensangrentado como antes, pero no mostraba signos de estar sufriendo o deteniéndose. Era un tipo tenaz. Hacía que Haruhiro quisiera decir: No te deberías forzar tanto, pero la situación era lo que era. No forzar a sí mismo no iba a ser una opción.

Cuando siguieron por un camino con poca visibilidad durante un rato y luego giraron a la izquierda, llegaron a un lugar donde los escombros habían formado una especie de techo. Tada fue bajo ese techo.

Si bien podría haber sido llamado techo, había luz brillando a través de agujeros aquí y allá. No estaba oscuro, pero todavía se sentía opresivo y sofocante. Los escombros a veces estaban bloqueando el camino, o dividiendo el camino, un camino complejo. Era como un laberinto.

“Perdimos a varios cultistas aquí.” Tada usó su dedo índice para levantar sus gafas. “Aún podrían estar cerca. Asegúrense de tener cuidado.”

“¿Conoces el camino?” Preguntó Haruhiro.

“Más o menos, sí.”

“…Más o menos…” murmuró Haruhiro.

“Hombre, Tadacchi tiene un gran sentido de la orientación,” dijo Kikkawa alegremente. “¡Va a estar en-bi, en-bi! ¡Mente-probable! ¿Eh? ¿Fue eso difícil de e tender? ¡Probablemente!”

Haruhiro no pudo evitar pensar: Decir “probablemente” en una manera tonta no va a mejorar las cosas, pero era mejor que tener un Kikkawa desanimado. ¿O no? Estoy dudoso en eso.

Caminaron a través del laberinto de escombros, confiando en Tada para guiarlos. Giraron a la izquierda, giraron a la derecha y dieron media vuelta mientras caminaban.

Espera, ¿nos dimos la vuelta? Haruhiro pensó.

“Um, Tada-san,” comenzó.

“¿Qué? Hazlo rápido. Estoy ocupado ahora.”

“…De acuerdo, entonces iré al grano. ¿Estás perdido?”

“¿Yo? ¿Perdido?” Preguntó Tada, ofendido.

“Bueno… si no lo estás, está bien.”

“Tienes toda la razón,” dijo Tada.

Todos se detuvieron.


Parecía que el tiempo se había detenido. Estaba tan silencioso que era casi hermoso.

No, no era hermoso en absoluto.

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“Estoy perdido.” Tada se llevó el martillo de guerra al hombro con una mirada desagradable en la cara. “¿Ha habido algún problema conmigo al perderme?”

“Está tratando de darle la vuelta a nosotros…” Shihoru murmuró en blanco asombro.

“No es eso.” Tada chasqueó la lengua. “Eso no es lo que estoy haciendo. No necesito voltear nada, así que es extraño que digas eso, ¿sabes?”

“Inui-saaan,” gimió Haruhiro. Discutir con Tada solo volvería locos a todos. Haruhiro se volvió hacia Inui, que estaba detrás de él. “¿Conoces el camino?”

“Heh…” Inui levantó dos dedos. “Siempre hay dos caminos…”

“Seguro,” dijo Mary, cerrando los ojos y mirando hacia el techo.

¿Miau…?” Yume tragó saliva con anticipación. “¿Qué significa eso?”

“Uno es consultar con tu propio corazón.” Inui miró hacia la distancia. “Y el otro, consultar con el viento. El camino siempre es uno de estos dos. Heh…”

“¡Woo!” Kikkawa empujó con entusiasmo un puño al aire. “¡Qué genial! ¡Deja que Inui-san diga algo profundo! ¡Eres el mejor! ¡Sin embargo, no tienes idea lo que quiere decir! ¡Ajaja!”

“Nuestros propios corazones, eh…” Ranta, siendo Ranta, parecía impresionado por alguna razón. “Eso es. ¡Sí! ¡Eso es lo que tenemos que hacer! ¡Parupiro! ¡Deja de perder el tiempo y hazlo!”

Haruhiro trató de escuchar la voz en su propio corazón, pero todo lo que dijo fue que quería golpearlo, y eso no parecía que ayudaría. En otras palabras, este no era el momento de escuchar su corazón. Tampoco sentía mucho viento en el laberinto de escombros, y de todos modos no era como si el viento realmente le respondería. Si comenzara a escuchar voces en el viento, tendría que estar imaginándolas.

Lo que sí escuchó no era el viento en absoluto, y no lo estaba imaginando.

Clack… Clack… Clack…

Era el sonido de dos objetos duros golpeándose uno contra el otro.

Antes de que Haruhiro pudiera emitir una advertencia, saltó desde la esquina más adelante.

“¡Cultista!” Gritó Haruhiro.

No, ese no era cualquier cultista. En lugar de una lanza, esta tenía un escudo tipo espejo y una espada con un aura ligeramente violácea alrededor. Ese sonido de clack, clack, aparentemente provenía del forro que sobresalía del abrigo del cultista. Ese era el sonido que hacía al golpear los escombros.

“¡Tenías que ser tú, eh!” Tada gritó.

Tada balanceó hacia abajo su martillo de guerra, pero el espadachín lo bloqueó con su escudo. El espadachín empujó su espada en una estocada. Tada saltó fuera del camino, por supuesto, pero no pudo prepararse cuando aterrizó y perdió el equilibrio. Haruhiro quería cubrirlo. Pero el enemigo tenía un escudo. No podía hacerlo.

“¡Lo tengo!” Kikkawa literalmente saltó hacia el espadachín. Dio un salto en el aire, luego lanzó un corte desde arriba.

El espadachín bloqueó la espada bastarda de Kikkawa con su escudo. Sin perder el ritmo, también lanzó una estocada. Era la misma forma en que atacó a Tada. Kikkawa parecía haberlo previsto, porque barrió hábilmente la espada del espadachín con la parte más cercana a la empuñadura de su espada bastarda.

¡Zong! Hubo un sonido desagradable.

“¡¿Qué… demonios…?!” El cuerpo de Kikkawa tembló y casi deja caer su espada bastarda. A pesar de que en realidad no soltó su arma, quedó descubierto.

El espadachín lanzó una tocada de nuevo. Kikkawa no podía esquivar. No podía bloquear con su espada bastarda tampoco. Lo cortó. El lado izquierdo de su pecho.

“¡Oof!” Kikkawa tembló de nuevo, luego fue derribado al suelo. Como correspondía a un guerrero, Kikkawa llevaba armadura de placas. La espada no logró atravesar, pero dejó una abolladura seria.

“¡Urkh… Kikkawaaaaa!” Tada volvió a adoptar una posición de combate y balanceó su martillo de guerra. Tada atacó. Atacó implacablemente.

Mientras el espadachín se defendía del martillo de guerra de Tada, el resto del grupo se puso en posición para atacar.

“¡Voy a ir al frente!” Llamó Kuzaku. Se defendió con su escudo mientras tomaba el lugar de Tada.

“¡La espada! ¡La espada! ¡La espada! ¡La espada!” Ranta gritó. Parecía que planeaba colocarse en el lado izquierdo, donde estaba la mano en que el espadachín tenía su escudo.

Haruhiro fue a tomar posición detrás y a la derecha, o comenzó a hacerlo, antes de reconsiderarlo.

“¡Haru!” Mary llamó.

Haruhiro regresó.

Detrás de nosotros, eh, pensó. Hay muchos más por detrás. Cultistas. Esos son portadores de lanzas, por lo que se ven como los cultistas ordinarios. Pero no es solo uno. Hay dos, no, tres de ellos.

Hai to Gensou Volumen 5 Capítulo 10 Novela Ligera

 

Esto es malo. Más allá de lo malo. Podríamos contra cuatro portadores de lanza, pero el espadachín está aquí, y es peligroso. Intentan atraparnos como una pinza, así que no podemos deshacernos de Tada e Inui y correr. ¿Eh? ¿Estoy sin opciones?

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Aunque solo fue por un momento, Haruhiro se avergonzó de admitir que su pensamiento casi se había congelado.

“¡Ohm, rel, ect, el, krom, darsh!” Shihoru comenzó a cantar mientras dibujaba sigilos elementales con la punta de su bastón. Un elemental de sombra como niebla negro surgió de su bastón y no volaba tanto como ir a la deriva hacia los nuevos enemigos.

Era Sleepy Shadow, solo que no. Esta era la versión mejorada, Shadow Mist.

La neblina negra estaba entrando en las vestiduras de los cultistas como si fuera absorbida por los agujeros de sus ojos, mangas y dobladillos.

Pero ¿funcionará? Haruhiro se preguntó. Shadow Mist, como Sleepy Shadow, induce una somnolencia intensa en el objetivo. En otras palabras, es un hechizo de sueño. Pero, cuando el enemigo sabe que viene, no es tan efectivo. A menos que no sepan que estamos aquí, o no crean que serán golpeados por la magia, es difícil ponerlos a dormir. Es por eso que su uso es limitado. Como ahora, cuando somos los que están siendo atacados, es el tipo de hechizo que es básicamente inútil. Shihoru, por supuesto, probablemente lo sepa. En realidad, ella debería saberlo mejor que nadie.

Y, sin embargo, Shihoru eligió deliberadamente Shadow MistNo es como Shihoru, pero tal vez está tomando una gran apuesta.

Los cultistas tropezaron y luego cayeron uno tras otro.

“Es porque Shadow Echo fue realmente efectivo…” Shihoru bajó la cabeza por alguna razón. “¡Lo siento! Es por eso… ¡Pensé que podrían ser débiles contra la Magia Darsh!”

“¡¿No?! N-No necesitas disculparte por eso, ¿verdad?” La voz de Haruhiro se quebró un poco. “¡Eso es increíble, Shihoru! ¡Eres una maga modelo! ¡Realmente nos salvaste ahí!”

“B-Basta…” Shihoru se encogió dentro de sí misma. “Fue casi una coincidencia total…”

“Heh…” Inui se ajustó el parche del ojo, sin preocuparse por nada en el mundo. “Es una buena mujer…”

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Ella lo es, pero, no… En serio, ¿no podrías ser tan al azar? Quiero protestar. Haruhiro estaba molesto.

Era cuestionable si Haruhiro tenía algún derecho a decir algo como: Mantén tus manos alejadas de nuestra preciosa maga. Nunca dejaría que un tipo tan ridículo como tú la tenga. No lo aceptaré. No creía poder hacerlo, pero todavía se sentía de esa manera. Pero, por supuesto, este no era el momento. Quería callar a Inui, pero tendría que esperar.

“¡Yume! ¡Inui-san! ¡Acaben con los cultistas antes de que puedan despertarse!” Llamó Haruhiro. “¡Tada-san, Kuzaku, Ranta, mantengan ocupado al portador de la espada! ¡Kikkawa, ¿estás bien?!”

“¡S-Sí, de alguna manera!” Llamó Kikkawa. “Duele, pero eso es todo, ¿supongo?”

“¡Está bien!”

Haruhiro corrió hacia adelante, atacando a uno de los cultistas que estaba derrumbado en la pila de ellos.

El mínimo, pensó. Necesito acabarlos en el menor tiempo posible. Este tiene que ser el lugar. Es el único.

El agujero.

Metió su daga tan fuerte como pudo en el agujero. La giró y la sacó, luego apuñaló de nuevo.

“¡Miau-au!” Yume apuñaló su machete en el ojo de otro cultista.

“¡Heh!” Inui también lo hizo.

“¡No—” Haruhiro se sentó a horcajadas sobre su cultista y lo apuñaló de nuevo.    “—bajen sus guardias! ¡Hasta que dejen de moverse, asegúrense de que estén bien muertos!”

Cuatro veces. Cinco veces.

El cultista. No parece que vaya a levantarse de nuevo. Está muerto. Lo maté.

“Esto.” Yume levantó una de las lanzas que los cultistas habían estado sosteniendo. “Tal vez, ¿creen que podría ser útil?”

Haruhiro guardó su daga, asintió, luego recogió la lanza del cultista que había matado. Inui sonrió, envainando su espada y levantando una lanza.

Kuzaku y los demás están teniendo problemas incluso cuando son tres contra uno, pensó Haruhiro. Debido a la espada del espadachín. Es desagradable lidiar con eso. Es difícil para Shihoru usar su magia también, porque estaríamos en problemas si golpeara a uno de los nuestros.

Bueno, entonces ¿qué pasa con seis contra uno?

Haruhiro y Yume, junto con Inui, atacaron al espadachín con lanzas detrás de Kuzaku y los demás. Cuando el espadachín bloqueó las lanzas con su espada, zong, hubo un choque increíble que hizo que sus cerebros temblaran. Pero Kuzaku y los demás estaban frente a ellos, y las lanzas eran largas, por lo que no había un verdadero temor a un contraataque.

A pesar de que Haruhiro y los demás lentamente lo redujeron, el espadachín hizo una buena pelea. No era solo que tenía una espada y un escudo en lugar de una lanza. Probablemente estaba en un nivel más alto que los cultistas ordinarios. Sus movimientos suaves y fluidos no delataban aperturas, y la forma en que usaba su espada y su escudo también era buena. Era mucho mejor que Kuzaku, el paladín.

Aunque, dicho eso, era seis contra uno. El grupo tenía mucho margen de maniobra en lo que podían hacer, mientras que el espadachín no podía bajar la guardia ni por un segundo. Además, Haruhiro, como era su naturaleza de ladrón, observaba atentamente cualquier oportunidad.

Esa línea borrosa y brillante es algo que cualquiera puede ver, pensó. Para ser franco, es solo una cuestión de probabilidad. Si hacen lo mismo cien, mil, diez mil veces, cualquiera lo mejoraría. Empezarían a ver caminos que les harían decir: “Si hago esto, lo lograré.” En una situación dada, con ciertas condiciones, un camino seguro que conduce al éxito emergerá naturalmente. ¿Podrían ver ese camino en cierta forma determinada, una línea, por ejemplo, una vez cada cien veces, cada mil veces, cada diez mil veces? De cualquier manera, es una cuestión de probabilidad.

La única forma de aumentar la probabilidad es aumentar el número de ensayos. Incluso si la probabilidad no aumenta, cuantas más pruebas haya, más éxitos habrá.

Visualiza y continúa apuntando. Mantente en ello, con una especie de indiferencia, pero, sin embargo, tenazmente.

Cuando apunto, hay algo que parece una posibilidad cada pocos segundos. Necesito juzgar con precisión cuál de esas es una oportunidad real.

Incluso si no es una habilidad especial o única, si sigo haciendo esto por un tiempo, a veces veré esa línea.

Mira. Ahí está.

La próxima vez que la vea, no dudaré. No hay necesidad de pensar. Sin necesidad de miedo. Solo hazlo. Sigue adelante.

Haruhiro agarró al espadachín por detrás, clavando la daga que sostenía con un agarre de revés en la abertura del ojo. La liberó, y luego saltó de inmediato.

El espadachín trató de darse la vuelta, pero Ranta y Kuzaku, junto con Tada, todos lo cazaron y lo tiraron al suelo.

“¡Oojojojoo!” Ranta gritó alegremente mientras intentaba matarlo.

“¡Fuera del camino, mono! ¡Cómete—” Tada empujó a Ranta a un lado, levantando su martillo de guerra antes de estrellarlo contra la cabeza del espadachín. “—esto!”

Tada aplastó su  cabeza.

Haruhiro rápidamente echó un vistazo en todas las direcciones. Habían eliminado a todos los cultistas. Por el momento, no parecía que vinieran más refuerzos.

Haruhiro debe haber tenido los ojos soñolientos en este momento. Como siempre.

Eso está bien conmigo, pensó.

“Buen trabajo, chicos,” dijo. “Avancemos rápido. Kikkawa, puedes moverte, ¿verdad?”

“Puedo… ¿sí?” Kikkawa movió su brazo para probar que todavía funcionaba, y se puso de pie, entonces, bueno, probablemente estaba bien. “Pero, no puedes ser más… no lo sé. Nah, así puede ser cómo eres, Harucchi, pero cuando lo hacemos así, ¿no te emociona? Como, ¿no quieres gritar: ‘¡Hurra!’?”

“Hurra.”

“¡Hombre, ese es el hurra más sin emociones que he escuchado!” Se quejó Kikkawa. “Es, como, un hurra ultra raro, ¿no crees?”

“Así es como es Haruhiro. ¡Aburrido! ¡Eso es lo que es!” Ranta le arrebató esa espada especial de las manos del espadachín. “¡Hyuk hyuk hyuk! ¡Tengo la espada! ¡Por la parálisis de hormigueo que causa cuando golpea, te bautizo Espada Relámpago Delfín! ¡Hurra! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!”

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Hai to Gensou Volumen 5 Capítulo 10 Novela Ligera

 

“Espada Relámpago Delfín, eh.” Tada se subió las gafas con el dedo índice. “Está bastante bien.”

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“No creo que sea bueno,” murmuró Shihoru.

“¡¿Qué no es cómo?!” Ranta se volvió hacia Shihoru.

“Un delfín es un mamífero acuático, ¿verdad?” Mary dijo, mirando a Ranta con desprecio. “No importa cómo lo mires, es extraño.”

“¡¿Eh?! ¡¿Quién decidió que delfín tiene que significar un mamífero acuático?!” Ranta gritó. “¡En mi cabeza, delfín es una palabra genial, así que Espada Relámpago Delfín es genial! ¡Bum! ¡¿Qué les parece eso?!”

“Lo que sea,” dijo Haruhiro. “Solo vámonos.”

“¡Necesitas prestarme más atención, Parupiroooo!”

“Hombre, no. Estoy aburrido. No puedo.”

“¡Bien, retiro lo dicho! ¡Eres gracioso!” Ranta gritó. “¡Ahora dame atención! ¡Dame atención, por favor!”

“Eres un dolor,” murmuró Haruhiro. “Presta atención a mí, préstame atención…¿Qué, estás enamorado de mí o algo así, hombre?”

“¡N-No hay forma de que me enamore de ti, ¿de acuerdo?! ¡Estúpidooooo!” Ranta gritó.

“Ahh.” Yume sonrió. “Tu cara se ha puesto roja. Eso es uuuun poco sospechoso, ¿sabes?”

“¡No me estoy poniendo rojo! ¡Espera, el visor de mi casco está abajo! ¡Ni siquiera puedes ver mi cara para empezar!”

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“Solo fue para obtener una reacción,” Yume sonrió. “La forma en que estás protestando, sin embargo, es sospechosa también, ¿eh?”

“…Um.” Kuzaku levantó su visor e hizo un gesto hacia adelante con sus ojos. “En serio, ¿no es hora de continuar?”

“Heh…” Inui le ofreció su mano a Shihoru. “Si quieres, ¿qué tal si te acompaño?”

“No.” Shihoru retrocedió, sacudiendo la cabeza. “Estoy bien, gracias. Además, estás medio muerto, de todos modos…”

Inui colapsó en el acto, y no trató de levantarse por un tiempo.

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