Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 19

Capítulo 11: Oponiéndose a la Anulación

Parte 2

La ballena asesina era, al menos a partir de lo que sabía en Japón, la criatura definitiva en el océano. Eso también era verdad dentro de los teriántropos en el mundo al cual yo había sido invocado. Ellos eran conocidos como el teriántropo definitivo cuando estaban en el océano.

Y aquí teníamos a alguien conocida como un genio incluso entre los teriántropos de ballena asesina—y además un verdadero genio, no uno renacido. No había forma de que alguien tan inexperto con el arpón pudiera derrotarla.

“¡Arpón Paralizante Diez!” gritó el tipo del arpón.

“¿Cuántas veces tengo que decirlo? Puedo predecir todos tus movimientos,” le dijo Sadina. “¡Toma esto!” El tipo del arpón había girado rápidamente, tratando de copiar a Sadina, pero ella solo extendió su agarre de su arpón y lo empujó hacia él. Su propio impulso lo había empujado hacia el arma de Sadina, dándole justo en el hombro. Por un momento me pregunté si eso lo ralentizaría… pero él lo sacó de inmediato, provocando un chorro de sangre.

“¡Eso duele! ¡Perra!” gritó él.

“Yo no soy la perra en esta batalla,” respondió Sadina. El tipo del arpón recibió un ofuda de sanación de una de sus aliadas y lo colocó sobre su herida. Ese era un objeto muy útil que tenía este mundo. Actuaba de una forma más directa que las pociones. Aun así, el campo que había creado la Dragona Demonio estaba disminuyendo los efectos de todas las sanaciones.

“¡Voy a matarte!” rugió el tipo del arpón, con los ojos bien abiertos de la ira mientras venas aparecían en su frente. Me di cuenta de que la apariencia de su arpón había cambiado a una bastante desagradable. Era evidente lo que estaba sucediendo—él había cambiado a un arma maldita.

No era como si él hubiera estado subestimando a Sadina hasta ahora… era solo que ya no se iba a contener.

“El castigo ejercido sobre los pecadores es la misma sentencia llevada a cabo al santo crucificado. ¡Este es un castigo divino! ¡Enjuicia a la persona ante mí! ¡Crucifixión!” Algo como una cruz negra apareció detrás de Sadina, emitiendo miasma negro. Extendió alambre de púas hacia ella.

“Vaya,” respondió ella, girando su arpón para reunir todos los alambres en camino y después apartándose de ellos mientras trataban de restringirla. Ella definitivamente era una experta con el arpón.

“¡Viento Celestial, Cortador de Ala de Viento!” Filo liberó una hoja de viento desde su ala, cortando entre Sadina y los alambres persiguiéndola y manteniéndola a salvo.

“Sadina, ¿estás bien?” preguntó Filo. “¡Estoy bien, gracias!” respondió Sadina.

“¡Qué ataque tan patético! ¡Hah!” La Dragona Demonio aplastó la habilidad maldita, y después la bañó en fuego para destruirla por completo.

“¿Destruiste mi ataque? ¡Imposible!” rugió el tipo del arpón. ¿De verdad le sorprendía tanto? Parecía la clase de habilidad que restringía a su oponente y después actuaba sobre él, pero era inútil si no te alcanzaba—y nosotros no nos íbamos solo a quedar ahí de pie. “¿¡Y además te atreves a usar las técnicas de Kuflika contra mí!?” Él no podía estar más confundido.

El poder de Kuflika y todas sus técnicas pertenecieron originalmente a la Dragona Demonio y ahora habían sido otorgadas a Filo. Por supuesto, ella podía usarlas. Pero él no parecía entenderlo.

Por supuesto, yo había estado enojado cuando mi escudo fue robado, pero si sucedía usabas lo que tuvieras a la mano. El tipo del arpón de seguro tuvo que haber robado cosas a sus enemigos en el pasado. Si recuerdo correctamente, él había asesinado a uno de los héroes sagrados. Eso significaba que él tenía que estar haciendo uso de esa arma hasta cierto grado. No tenía el derecho de reclamar.

“Tus patéticos lloriqueos son insignificantes comparados con el Héroe del Escudo y mi ira,” se burló la Dragona Demonio.

“¡Tienes que estar bromeando! ¡Yo evidentemente soy mucho más increíble!” rugió en respuesta el tipo del arpón. No iba a comenzar a comparar tragedias personales con este sujeto. Si eso era cierto, él tenía que probarlo.

“Quéjate todo lo que quieras. No puedes cambiar la realidad,” dijo la Dragona Demonio, mirando con desprecio hacia el tipo del arpón. Yo estaba más impresionando de que Sadina hubiese esquivado todos esos ataques con tanta facilidad.

“Sadina,” le dije.

“Dime, pequeño Naofumi,” respondió ella.

“¿Estás segura de que no eres parte de los renacidos?” pregunté. Si ella lo era y solo estaba esperando el momento indicado para atacarme, no estaba seguro de poder evitarlo.

“Puedo asegurarte que no tengo ningún recuerdo de una vida pasada como es el caso de los renacidos. Shildina puede revisarme y comprobar si es verdad, estoy segura,” dijo Sadina. Ambas tenían la habilidad de ver a los renacidos, y ninguna había apuntado un dedo hacia la otra, así que sonaba legítimo.

Ellas podrían haber acordado sus historias a nuestras espaldas… pero viendo cómo había vivido Sadina, y lo que había hecho, era fácil darse cuenta de que ese no era el caso.

Si ella fuera una renacida, no hubiera escuchado nada que le dijeran los demás y solo habría presumido de ser un genio. A los renacidos también les gustaba armarse un harem. Ninguna de estas cosas encajaba con Sadina.

“¡Hah! ¡No vas a ganar solo por tener algunas habilidades con el arpón! ¡Nuestra Dragona Demonio no es la única que puede usar magia!” Y así, el tipo del arpón sacó su propio ofuda y se preparó para utilizar magia.

“¡Vaya! ¡De hecho yo también puedo usar magia! ¡Brillo de Joya!” Sadina creó rayos a partir de su accesorio y quemó el ofuda.

“¿Qué? ¡Mi ofuda!” exclamó el tipo del arpón.

“Shildina y los demás nunca dejarían que algo así suceda. Necesitas protegerte mejor de la magia,” dijo Sadina. Era como si ella le estuviera hablando a un niño. A ella ya no le quedaba respeto por este tipo.

Tal vez dándose cuenta de las cualidades de Sadina, el arpón de las armas vasallas comenzó a brillar, tal como el instrumento musical había hecho con Itsuki. Esta fue la misma reacción de cuando Itsuki lo obtuvo. Casi comencé a frotarme las manos. ¡El arpón ya es nuestro!

“Ahora solo necesito destruir el accesorio en el mango del arpón, ¿cierto? ¿Pequeño Naofumi? ¿Kizuna?” preguntó Sadina.

“Así es,” le dije. “Fue así como Itsuki consiguió su arma.”

“Eso es lo que escuché. ¡Yo también estaré apuntando hacia él, así que no te preocupes!” Kizuna convirtió su herramienta de cacería en un arco y apuntó.

“¡Ya he tenido suficiente de esto! ¡No habrá más juegos! ¡Todas ustedes! ¡Maten a estos idiotas!” rugió el tipo del arpón hacia sus compañeras, quienes de inmediato respondieron afirmativamente. Parecía ser que el tipo del arpón se había dado cuenta de que iba a perder el arpón si esta situación continuaba así, y eso lo hizo enojar más que antes.

“¿Qué es esto? Parece que alguien va a robar tu arma, ¿y ahora decides dejarle la batalla a alguien más? No puedo creer que la pobre Kuflika se haya enamorado de un perdedor como tú,” dijo la Dragona Demonio, escogiendo este momento para burlarse.

La siguiente línea de la boca del tipo del arpón sería, “¡Cállate! ¡Está bien siempre y cuando gane! ¡Esta arma es mía! ¡No me la robarán!” Y ahí está, tal como había predicho. Ya me estaba cansando de estos villanos creados en masa.

“¡Déjenos esto a nosotras!” Todas las mujeres del portador del arpón de las armas vasallas bajaron del barco y rápidamente rodearon a Sadina y la Dragona Demonio.

“¡No te creas tanto por tener una cara bonita!” dijo una de ellas. “¡Ramera!”

“Qué grosera. Me has hecho enojar. Pequeño Naofumi, alábame para hacerme sentir mejor,” dijo Sadina.

“Tú ni siquiera estás molesta, así que no te hagas la víctima. De todas formas emites una sensación de sensualidad—estoy seguro de que eso le da la idea equivocada a algunas personas,” le dije.

“Vaya. Eso suena bastante sexista,” dijo Sadina.

“Sadina, si debo ser honesta, la mayoría del tiempo no eres muy seria. Me parece mucho más fácil hablar con Shildina,” dio el golpe de gracia Raphtalia. Sadina nunca parecía tomar algo en serio y tenía una actitud muy coqueta. De hecho, ella podía ser bastante densa. Y cuando llegaba la hora de actuar, siempre estaba lista.

“¡Sí, alábenme más!” exclamó ella. “¡No te estaba alabando!” respondí.

“¡Yo tampoco!” agregó Raphtalia. Me hacía preguntarme qué había dentro de su cabeza en ocasiones como esta. Ya había pasado bastante tiempo desde que nos conocimos, pero aún no entendía por qué tomaba eso como un halago. ¿Acaso ella creía que tratar todo como una broma era alguna clase de virtud?

“¡Una abertura!” El tipo del arpón aprovechó lo que creyó que era una abertura y Sadina lo golpeó con la base de la empuñadura de su arpón justo entre los ojos, casi por reflejo.

“¡Vaya! ¿Te golpeé? Lo siento mucho. Incluso si cierro mis ojos, todavía puedo sentir dónde estás.” Ella lo podía predecir a la perfección. Como un teriántropo de ballena asesina, Sadina tenía un entendimiento de las ondas de sonido a su alrededor. Ella incluso podía usarlas para ver a través de ciertos tipos de magia de ilusión. Los ataques sorpresa nunca iban a sorprenderla.

“¡Escoria! ¿Qué le estás haciendo a mi maestro?” rugió la dragona mágica de metal, tratando de ayudar al tipo del arpón en batalla.

“¡Idiota! Ni siquiera puedes igualar mi poder, ¿y aun así tratas de abandonar la batalla contra mí?” La Dragona Demonio a continuación golpeó con fuerza a la dragona mágica de metal con su cola, provocando un gemido muy satisfactorio. “¡Ni siquiera puedes bloquear un ataque tan simple como ese! ¡En tu estado debilitado, ni siquiera podrías escapar! Supongo que sería divertido ver cuán bien puedes competir con mi magia.”

“Hah… ¡no lograrás igualar mi recitación! ¡Maestro! ¡Debemos remover la debilitación y reagruparnos!” dijo la dragona mágica de metal.

“¡Tienes razón!” gritó en respuesta el tipo del arpón. “¡Entonces esta ramera y su Dragona Demonio caerán a nuestros pies con facilidad!” La Dragona Demonio era capaz de interferir en el encantamiento incluso de la otra Dragona Demonio, si es que ella así lo quería. En nuestro mundo, la magia cooperativa no podía ser bloqueada, pero eso en realidad dependería de la calidad de las compañeras del tipo del arpón. También tenía la corazonada de que la Dragona Demonio ahora era capaz de interferir incluso con la magia cooperativa.

“¡Es hora de ponerse serios!” Sadina levantó su arpón, y la Dragona Demonio atentamente chasqueó sus garras. El arpón de Sadina inmediatamente fue envuelto en una mezcla de fuego negro y rayos. “Excelente trabajo, pequeña Dragona Demonio,” dijo ella.

“Tú originalmente eras la sacerdotisa de un dragón. Además, compartes mis fuertes sentimientos por el Héroe del Escudo. ¡Así que puedes matar al tipo del arpón y sus compañeras de una vez!” dijo la Dragona Demonio.

“¡Miren bien esto! ¡Al menos mientras estén con vida! ¡Así es como lucha la sacerdotisa de la masacre!” exclamó Sadina. De pronto recordé que Sadina y Shildina habían torturado mucha gente.

“¡Nunca!” gritó el tipo del arpón, pero entonces él inmediatamente comenzó a gemir mientras Sadina lo cocinaba tanto con los rayos como el fuego negro de su arpón. Eso definitivamente había causado daño. Él solo seguía lanzándose hacia los ataques de Sadina.

“Esa habilidad que trataste de usar en mí… ¿era algo así? ¡Cruz Constrictora de la Dragona Demonio!” Sadina usó la magia de la Dragona Demonio para hacer aparecer una cruz detrás del tipo del arpón, la cual lo succionó hacia ella como un magneto y lo restringió en el lugar.

“¡Quema! ¡Ahhhh!” Humo negro comenzó a salir desde la espalda del tipo del arpón, como un filete quemándose en la parrilla. Restringir al enemigo y quemarlo lentamente—era una magia muy desagradable.

“¡Voy a seguir atacando! ¡Pinchazo, pinchazo!” Sadina no se contuvo, dando estocadas hacia el pecho del tipo del arpón. Se estaba comenzando a sentir como una ejecución. Sadina parecía haber copiado perfectamente la habilidad que su enemigo había usado sobre ella. “¡Y para terminar! Vamos a liberar esa pequeña arma tuya, ¿bien?” declaró Sadina.

“¡No lo permitiré!” Sadina atacó el arpón del portador del arpón de las armas vasallas, pero él se liberó de la cruz y se apartó de ella, protegiendo el accesorio. “¡Hah! ¡Eres una verdadera idiota si crees que puedes robarme esto!” gritó él.

“¡Así es! ¡Pulsación Congelante de la Dragona Demonio Diez! ¡Eso remueve la debilitación! ¡Ahora no podrán ganar!” celebró la dragona mágica de metal. En vez de usar magia de anulación de apoyo para todos, ella solo la usó sobre sí misma y el tipo del arpón— probablemente para reducir el tiempo de recitación. En cualquier caso, nuestro lado estaba dando una buena pelea.

Ellos no eran los únicos. Glass y Shildina acababan de comenzar a agobiar al tipo del ofuda, ya que ambas acababan de ser fortalecidas por la magia de apoyo de la Dragona Demonio.

Su oponente usó su ofuda maldito para invocar a unas criaturas espeluznantes con apariencia de demonio y defenderse. Pero controlar a los demonios se veía muy difícil, ya que el tipo del ofuda de pronto se estaba moviendo mucho más lento. Chris inmovilizó a uno de los demonios mientras Glass hacía lo suyo con otro.

“¡Leyes del Mal, Maldición Venenosa de Parásitos!” gritó el tipo del ofuda, provocando que innumerables insectos estallaran desde un ofuda y fueran directamente por Glass y las demás. Se veía como una habilidad maldita, pero estaba bastante seguro de que mis amigas podrían manejarlo.

“¡Hah! Pareces tener muy poca experiencia con tu arma. Sin importar lo fuerte que sea, no tiene sentido si no puedes acertar ningún golpe,” le dijo Glass.

“Estoy consciente de que todavía no he dominado el arma que se me otorgó. ¡Pero tampoco soy tan débil como para tener que huir de esta batalla!” respondió el tipo del ofuda. Él usó un ofuda para desviar los ataques de Glass, mientras usaba otro para cambiar hábilmente la trayectoria del siguiente ataque de Shildina.

“Mmm… ¿qué te parece esto?” Shildina sacó un ofuda mientras invocaba a un monstruo que se parecía un poco a un devorador de almas en dirección de su oponente. Entonces me di cuenta de que no era un monstruo—era una variante del pez de viento que había usado anteriormente. Ella gritó mientras disparaba el ataque.

“Eres muy hábil con los ofudas de oscuridad,” comentó Glass.

“¡Estoy comenzando a disfrutar copiar habilidades!” respondió Shildina. Tal como podías usar técnicas para copiar habilidades, también podías hacer algo similar con la magia. Había algo de demora en cuanto al tiempo, pero Shildina era buena con la magia, así que podía copiarla rápidamente.

“¿¡Me estás copiando!?” gritó indignado el tipo del ofuda, incluso mientras esquivaba un ataque en camino. Shildina también era fuerte, así que eso probablemente habría dolido de haber golpeado.

“Shildina, eres realmente hábil,” dijo una vez más Glass.

“Me gusta jugar con cartas,” respondió ella. No tenía idea de cuántos tenía, pero Shildina procedió a sacar un montón de ofudas de su estuche y comenzó a arrojarlos como cartas. Cada uno de ellos tenía un efecto mágico sellado en su interior, así que el solo hecho de arrojarlos podía activar un efecto.

Además, interferirían entre sí, activando más magia, haciéndolos extremadamente adecuados para el uso por parte de Shildina. Los ofudas eran bastante costosos, pero eso no era un problema con el apoyo financiero de L’Arc.

Ella además era muy quisquillosa con sus materiales. La recuerdo pidiendo algo de sangre de la Dragona Demonio para fabricar ofudas. “Este es un ofuda explosivo del que estoy particularmente orgullosa,” dijo Shildina. Ella tomó un ofuda de apariencia desagradable, lo imbuyó con magia, y después lo arrojó hacia el tipo del ofuda. Era uno de aquellos que no era activado recitando para convertirlo en magia, sino que al arrojarlo.

“¡Eso no funcionará en mí!” rugió el tipo del ofuda.

“¡Cuidado! ¡Agáchese!” gritó alguien más, tratando de advertirle—pero él solo usó uno de sus propios ofudas para tratar de bloquear el ataque en su dirección. Tan pronto como se tocaron, el ofuda de Shildina explotó en fuego negro. El tipo del ofuda cayó al suelo, quemándose y gimiendo mientras rodaba por el suelo.

“¡Ahh! ¡Shildina!” gritó enojada Glass, casi siendo golpeada por el fuego maldito. “¡Vaya! ¡La sangre de la Dragona Demonio es increíble! Hice que el dulce Naofumi me diera un poco de la que le dio la Dragona Demonio,” explicó Shildina.

“¡Esa es una sustancia muy peligrosa para fabricar un ofuda! ¡Por favor ten más cuidado!, ¿Me estás escuchando?” gritó Glass.

“¡Esto se está poniendo divertido!” respondió Shildina. Ella no estaba bebiendo, pero se estaba comenzando a ver ebria. Tal como su hermana, ella tenía la capacidad de disfrutar una pelea—pero no la había visto así desde su primera batalla contra Sadina. De hecho, ella solo se veía así cuando estaba luchando contra Sadina. Eso me hacía preguntarme qué clase de relación tenían esas dos…

Incluso mientras yo pensaba eso, el ofuda de las armas sagradas de un color desagradable comenzó a liberar olas de poderosas vibraciones.

“¿Y ahora qué? ¿¡Mi ofuda está reaccionando por sí solo!?” dijo el tipo del ofuda. El ofuda parecía querer volar hacia Shildina, mientras su actual dueño estaba desesperadamente tratando de evitarlo.

“Eso es…” comencé a decir, y entonces una extraña vibración también comenzó a salir del área del pecho de la dragona mágica de metal.

“Ugh… ¿qué es esto?” se quejó ella mientras una luz salía desde su pecho y volaba hacia el ofuda de las armas sagradas—como si estuviera compartiendo su poder.

“¡Detente! ¡Cálmate!” gritó el tipo del ofuda, teniendo problemas para controlar su propia arma. Shildina y Glass observaban con atención, con la mayoría de la tensión fuera de ellas por completo. Momentos después, algo negro comenzó a salir del accesorio, rondando alrededor del ofuda.

A mí me parecía que el arma sagrada estaba creando una abertura para nuestro ataque—pero aquí no estábamos hablando de un arma vasalla. No podía hacer esto porque había encontrado un nuevo dueño. Las armas sagradas eran otorgadas a héroes invocados al mundo de las armas, y el héroe del ofuda ya estaba muerto.

“¡Naofumi-sama!” gritó Raphtalia para llamar mi atención.

“¡Maestro! ¿Quiere subir?” Filo voló hacia mí aprovechando esta nueva distracción.

Parecía una buena oportunidad para encargarnos de Perra y sus secuaces.

“Vaya, vaya, vaya.” La hermana de S’yne todavía estaba enfrascada en un concurso de miradas con S’yne, quien estaba atacando repetidamente. Ella había incrementado a cuatro el número de sus familiares, permitiendo una ola continua de ataques, y parecía estar ganando un poco de terreno.

Muñecos de peluche que se veían como la Dragona Demonio estaban disparando una ráfaga de magia, inmovilizando a su oponente. Ella era una verdadera artesana, tenía que reconocerle eso. La cadena atacaría de vez en cuando para tratar de restringir a S’yne, pero ella la esquivaba hábilmente cada vez.

Nuestros ojos se encontraron por un momento, y ella parecía estar diciéndome que fuera a atacar mientras podía—que ella todavía podía encargarse de las cosas aquí. ¡Muy bien! Tanto Raphtalia como yo levantamos nuestras manos y Filo se abalanzó hacia nosotros. Nos aferramos de sus patas y Filo nos levantó en el aire, dirigiéndose hacia el barco de las armas vasallas que flotaba sobre nosotros.

“¿Qué estás haciendo? ¡Derríbalos!” gritó Perra. Los cañones dispararon hacia nosotros, uno tras otro, pero no pudieron hacer nada contra la velocidad de Filo. Perra y sus propias secuaces, junto con las mujeres del tipo del arpón, todas trataron de atacarnos con magia o sus armas, pero ninguna de ellas hizo algo que no pudiera manejar con mi Espejo de Polvo de Estrellas.

“¡Hah! ¡Así que finalmente has decidido prestarme la atención que merezco! ¡Estoy lista para ti!” Perra estaba golpeando su látigo en la proa del barco, aparentemente ansiosa por comenzar. “Eres una nuez muy difícil de romper—inútilmente dura. ¡Pero ahora tengo lo necesario para romperte! ¡Acabo de terminar de cargar una gran habilidad, solo para ti!

¡Cómete esto y de seguro morirás!” Eso básicamente era lo que había estado esperando. Motoyasu  tenía  un  ataque  especial  llamado  Brionac,  y  con  todos  los  efectos  de fortalecimientos de habilidad y otras cosas, su tiempo de activación ahora se había reducido considerablemente. El látigo de las siete estrellas tenía que estar completamente fortalecido, lo cual significaba que una habilidad que requería ser cargada por tanto tiempo como esta iba a ser realmente poderosa—tal vez lo suficientemente poderosa para dar vuelta esta situación.

Estaba comenzando a pensar que todo su plan había sido comprar el tiempo suficiente para que Perra lanzara esta habilidad. Las cosas iban bastante mal para ellos, en cuyo momento Perra normalmente huiría, pero esta vez ella seguía aquí.

“Ustedes gusanos parecen tener una idea equivocada. Todavía creen que destruir los accesorios les permitirá robar las armas vasallas. ¿No han considerado que ya podríamos haber solucionado ese problema?” dijo orgullosamente Perra.

“¿¡Qué!?” exclamé. Miré abajo hacia la hermana de S’yne y ella asintió, proporcionando la confirmación de que esto no era solo un farol.

“Eso es verdad. Nuestros amigos de investigación y desarrollo se enojaron mucho de que el botín que robamos fuera robado de vuelta, así que han fortalecido mucho el poder de esos pequeños accesorios. Son incluso más poderosos que el que usamos con el Héroe de la Cacería,” explicó la hermana de S’yne. Maldije en mi interior. Si no podían ser destruidos, eso iba a dificultar mucho todo esto. Aunque todavía faltaba que Kizuna lo intentara.

“¡Brillante! ¡Malty-sama! ¡Ahora esta batalla finalmente llegará a su fin! ¡Oh vaya!, ¡Usted es tan increíble!” La Mujer B II alabó a Perra con una voz chillona. Maldije una vez más. ¡Iba a convertirla en cenizas, tal como lo había hecho con la Mujer B original!

“¡Este es el fin de nuestra larga y sórdida relación, Debilucho del Escudo! Ten una probada de la infini—” Perra levantó sus brazos y se preparó para agitar su látigo una vez más, liberando su poderosa habilidad.

“¡Sí! ¡Malty-sama!” gritó la Mujer B II. No parecía tener más opción que tratar de bloquearla con Escudos de Cristal. Mientras me estaba preparando para desplegarlos…

“¿¡Argh!?” Una espada apareció en la cintura de Perra, atravesándola desde atrás. Sangre salió profusamente de su boca. Analicé la situación una vez más. Esto era completamente inesperado.

Perra y sus secuaces hace solo unos momentos habían estado esperando una victoria, y ahora estaban completamente paralizadas. Raphtalia y Filo estaban igual. Todos los presentes estaban completamente desconcertados por lo que acababa de suceder.

Esta podría haber sido nuestra oportunidad, o incluso una oportunidad para nuestros enemigos, pero nadie hizo nada más que mirar en estado de shock y sorpresa lo que acababa de suceder.

“Por supuesto, me refería a que esta batalla llegará a su fin con la victoria del Héroe del Escudo.”

Lo más destacable que había hecho Perra, durante toda su existencia, fue burlarse de los demás por caer en sus trampas. Si las cosas empezaban a verse mal para ella, Perra pasaría la  pelota  a  alguien  más  y  correría  por  su  vida.  Ella  raramente  había  sufrido  alguna consecuencia directa de sus acciones.

El mayor daño que había recibido tal vez fue cuando Raphtalia se acercó demasiado usando magia de ilusión y la apuñaló. Y aquí teníamos a la misma Perra, repentinamente siendo apuñalada de la nada, y por la persona menos esperada.

“Eh… ¿eh? ¿Por qué hay una espada… dentro de mí?” tartamudeó Perra. Ella ni siquiera parecía entender este hecho básico, y mientras temblaba, se dio la vuelta para mirar hacia quien la había apuñalado. Fue la Mujer B II.

“Perra. No tienes idea de cuánto tiempo he esperado este momento,” dijo fríamente la Mujer B II, con su espada todavía atravesando a su objetivo.