Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 19

Capítulo 1: Una Visita al Templo Principal

Parte 2

Por otro lado, S’yne se veía muy fuera de lugar. Decidí no decir nada. Ella era muy buena leyendo el ambiente, y si yo hacía un  comentario, ella probablemente transformaría su familiar en una muñeca de madera o se disfrazaría de un titiritero siniestro.

Seguimos subiendo los interminables escalones y eventualmente llegamos a lo que parecía ser un templo. También estaba fabricado de materiales negros, así que se veía muy siniestro. Tal vez era algo cultural. A primera vista, se veía bastante deteriorado. Pero al inspeccionarlo más de cerca, en realidad estaba muy bien cuidado.

“¡Maestro! ¡Maestro!” Glass rápidamente ingresó a los terrenos del templo y comenzó a gritar a todo pulmón.

“¡Santo!” me advirtió la Anciana con un gruñido. Me puse en guardia inmediatamente ante su advertencia, y en el instante siguiente, las sombras de alrededor de diez personas aparecieron, avanzando directamente hacia Glass y el resto de nosotros. Todos estaban gritando y moviéndose a lo que probablemente consideraban la máxima velocidad. Pero para nosotros, ellos todavía eran bastante lentos.

El que se movía más rápido entre ellos arremetió directamente hacia Glass. Él estaba usando un abanico, tal como la propia Glass. Glass igualó la velocidad de su oponente, atacando y defendiendo como si estuvieran danzando. Parecía que estaban saliendo chispas de su batalla, por lo que estaba un poco preocupado por su seguridad.

“No es exactamente la cálida bienvenida que estaba esperando,” comenté, levantando un Espejo de Polvo de Estrellas y dejando que los atacantes en camino revoten en él. Ellos gruñeron de la sorpresa ante este obstáculo inesperado.

“Debí haber mencionado esto,” dijo Glass. “Por favor tengan cuidado de no lastimarlos mucho.”

“Ellos siempre hacen lo mismo. Aburre bastante después de tu tercera visita,” se quejó Kizuna. Ellos parecían tener algunas reglas. Aquellos que había atacado o se habían defendido bajaron sus armas y fueron a sentarse junto a la pared. No me agradaba mucho que nos obligaran a luchar.

Tanto Raphtalia como Raph-chan soltaron gritos mientras trabajaban juntas para defenderse de otro atacante. El pobre sujeto debe haberse sentido aterrado cuando Raphtalia y Raph-chan se convirtieron en una nube de humo justo cuando su ataque estaba a punto de golpearlas. Entonces, después de reaparecer a su lado, Raphtalia procedió a noquearlo con la empuñadura de su katana.

“¡Careces de convicción!” gritó la Anciana mientras agarraba la mano con el arma de otro atacante y lo empujaba hacia un lado casualmente. El pobre sujeto gritó de la sorpresa mientras volaba a través del aire. Eso era ir demasiado lejos.

“Tenemos que unirnos a la acción,” dijo Sadina.

“Tú lo has dicho,” estuvo de acuerdo Shildina, asintiendo con su cabeza. “No hay la necesidad—” comenzó a decir S’yne.

“S’yne—dice—no hay nada—de qué preocuparse,” tradujo su familiar, con una preocupante cantidad de estática en esa frase. Incluso mientras las hermanas ballena asesina preparaban sus armas, S’yne procedió a envolver a todos los atacantes en hilo, restringiéndolos en el acto.

“Vaya,” dijo Sadina.

“Cielos,” agregó Shildina. Eso resolvió inmediatamente el problema, pero las dos ballenas no se veían muy felices. S’yne pudo haberlas dejado divertirse un poco.

Glass todavía estaba luchando. Su oponente parecía ser… un anciano. Él era del tipo delgado pero musculoso, con ropa de monje… como la ropa que Ruft solía usar. Se veía algo borroso y semitransparente, lo cual significaba que definitivamente era un espíritu.

En ese momento me tomé un momento para identificar a los atacantes que habíamos derrotado. Había cinco espíritus, tres joyas, una persona de la naturaleza, y un humano. Ellos parecían haber aceptado la derrota y estaban alineados junto a la pared.

“Danza Circular… ¡Ventisca Polar!” El anciano atacando a Glass gritó una habilidad, extendiendo su abanico y levantándolo con fuerza. Eso fue todo lo que hizo para liberar una ráfaga de viento que atacó a Glass.

Ella gritó en respuesta, extendiendo su propio abanico y agitándolo hacia el cielo para cambiar la dirección del viento. Después de que se elevó, se convirtió en nieve y cayó. Estaba impresionado por la teatralidad de todo.

“¡Formación de Corte de Danza Circular, Destello!” fue la respuesta de Glass, uno de sus ataques más rápidos. Involucraba posicionarse detrás del objetivo en un instante y atacar cinco veces en rápida sucesión. Glass se volvió borrosa y atacó con su abanico—pero todos sus ataques fueron desviados, reflejados, o evitados.

Su oponente continuó la danza, dando una estocada con su abanico en frente de Glass. Pero sin querer retroceder, Glass respondió dando otra estocada.

“Mmm. Me alegra ver que tus habilidades están intactas,” dijo su oponente. “Lo mismo digo, Maestro,” respondió Glass.

“También me he enterado de los obstáculos que has enfrentado. Las cosas no han sido fáciles para ti, ¿o sí?” dijo su maestro.

“No, no lo han sido,” respondió Glass. Habiendo completado esta lucha de bienvenida entre artistas marciales, Glass se dio la vuelta hacia nosotros para presentar a su atacante.

“Este es mi maestro, el instructor de mi estilo,” nos dijo Glass.

“Bienvenidos al salón de entrenamiento del Estilo Freegem. Kazayama-sama, y…” El maestro miró hacia todos nosotros, y por alguna razón sus ojos se detuvieron en la Anciana. Vi alguna clase de chispas flotando en el aire entre ellos, estaba seguro de ello. Ambos inmediatamente adoptaron una postura de combate.

“¿Puedes por favor dejarnos terminar las presentaciones?” le pedí. “¿Por qué tienes tantas ganas de un segundo asalto?”

“Eso es evidente, Santo. Un poderoso guerrero está de pie ante mí. ¿Qué otra razón necesito?” respondió la Anciana.

“¡Suficiente!” dije bruscamente.

“Maestro, por favor tranquilícese,” dijo Glass, también tratando de prevenir otra batalla. “Pueden hacerlo después.”

“¡Ahora mismo sería mejor! Me gustaría mucho luchar contra ella… pero supongo que no puede evitarse,” dijo el Anciano. A continuación, ambos dejaron su postura de combate y se acercaron para darse la mano.

“¡Bien! ¡Cuando la plática termine, a luchar!” dijeron ambos.

“¿Cómo lo haces?” pregunté. “Ni siquiera puedes entender lo que dice, ¿cierto?”

“¡Santo, cuando hablas con tus puños, tu intención puede ser impartida!” respondió la

Anciana. Sacudí mi cabeza. ¿¡Para qué creía ella que estábamos aquí!? Ciertamente no para ver a un par de ancianos dándose una paliza.

“Volviendo a las presentaciones,” intervino Kizuna, “ellos son el Héroe del Escudo de otro mundo, Naofumi Iwatani, y Raphtalia, quien fue seleccionada como la portadora de la katana de las armas vasallas de este mundo. También está S’yne, la portadora del conjunto de costura de las armas vasallas de otro mundo, y finalmente algunos compañeros de Naofumi.” Ella solo se molestó en presentar a los portadores de armas sagradas y vasallas. “Naofumi también está ejerciendo como el actual Héroe del Espejo, escogido por el espejo de las armas vasallas de nuestro mundo.”

“En efecto… También he escuchado estos rumores. Escuché que es alguien capaz de convertir el peligro en victoria… y es verdad que pareces tener un estilo de combate bastante

único,” murmuró el Anciano, examinándome—pero sin verse tan impresionado. “Así que, Kazayama-sama. Dígame lo que los trae por aquí.”

“Bueno… estamos en una situación complicada…” Kizuna procedió a explicar todo lo que nos trajo hasta aquí, el enemigo que íbamos a enfrentar, como también toda la información acerca de la magia que de seguro ellos usarían contra nosotros.

“Ya veo. Suena a que alguien ha estado filtrando los secretos ocultos del Estilo Freegem, ¿no?” respondió él finalmente.

“Maestro, ¿usted tiene secretos ocultos?” preguntó Glass.

“Podrías decirles así… Hay técnicas que solo han sido transmitidas hacia los verdaderos sucesores de nuestro estilo. No se enseñan a la ligera, incluso a aquellos dignos de adquirirlas,” reveló el Anciano.

“Suena a que viene alguna clase de prueba molesta a continuación,” murmuré. “¡Naofumi!” me gritó Kizuna, mientras el Anciano miraba intensamente en mi dirección y se daba la vuelta hacia Glass con sus cejas fruncidas.

“Normalmente no te las enseñaría, al menos no tan pronto, pero dadas las circunstancias… Glass, tú has sido seleccionada como la portadora del abanico de las armas vasallas. Esto me dice que mereces este honor. No obstante…”

“¿No obstante?” repitió Glass.

“Lamentablemente, si bien el conocimiento de la existencia de dichas técnicas se mantiene hasta el día de hoy, las propias técnicas se perdieron en un conflicto de facciones dentro de nuestro estilo. Ahora mismo, solo unas pocas técnicas permanecen en nuestra posesión,” reveló el Anciano.

“¡Ya he escuchado esta historia!” me quejé, mirando intensamente hacia la Anciana. Un conflicto parecido dentro del Estilo Hengen Muso había reducido sus números y causado que todo tipo de técnicas no fueran pasadas a las futuras generaciones. Por un momento me pregunté si este también era un ataque orquestado por aquel que se hacía llamar Dios.

“Es más, prácticamente hablando, la técnica para repeler la magia de apoyo tenía problemas en cuanto a cuán frecuente podía ser usada. La técnica para repeler la disminución de estadísticas se perdió un par de generaciones antes de la mía,” reveló el Anciano.

“¿Entonces esta fue una completa pérdida de tiempo?” pregunté, casi diciéndolo como un hecho.

“No… Yo todavía estoy interesada en estas técnicas ocultas que permanecen. Maestro…¿podría enseñármelas?” preguntó Glass.

“Muy bien,” dijo el Anciano.

“Oye, otra cosa más, solo por si acaso. ¿Sabes algo acerca del linaje de Glass?” pregunté. “Parece que sus antecesores estaban a cargo de prevenir el mal uso de las armas sagradas y vasallas.” Valía la pena preguntar. Entonces el Anciano ladeó su cabeza como si tuviera una idea.

“Hay algo… una historia acerca de uno de los anteriores portadores del abanico de las armas vasallas deteniendo a uno de los héroes sagrados que había enloquecido,” reveló el Anciano. “Tal vez a eso te refieres.” Ciertamente sonaba como alguna clase de pista. “También se dice que provenía del mismo país que el fundador de nuestro estilo.”

“¿Cuál?” pregunté.

“La nación perdida de Amachiha,” respondió él. Sonaba parecido a Q’ten Lo, pero al mismo tiempo como si ya estuviera destruida. Sin embargo, buscar un país de cuento de hadas y realmente encontrarlo también sonaba como algo que bien podría suceder en este mundo. Tal vez era como la Atlántida o el continente de Mu. Entrar en Q’ten Lo también había sido una molestia.

“Está en el continente una vez gobernado por el Dragón Demonio, el cual se dice que ha existido por mucho tiempo, ¿cierto?” preguntó Kizuna. ¡Entonces estaba destruida! Pero esa información realmente alimentaba la idea de que debíamos ir hacia la nación de la Dragona Demonio. No estaba seguro de si eso me gustaba o no. Si ella nos proporcionaba algo invaluable en esta encrucijada, podía imaginarla dejándose llevar por completo y continuar su acoso sexual sobre mí hasta que yo regrese a nuestro mundo.

Entonces algo más pasó por mi mente: ¿por qué un país así estaba en el territorio de la Dragona Demonio? ¿No pudo haberlo mencionado para evitar que perdiéramos el tiempo viniendo aquí?

“¿Entonces tenemos que ir y explorar el continente de la Dragona Demonio?” dije, sacudiendo mi cabeza.

“Bueno, esto podría ser una oportunidad…” reflexionó el Anciano. “Creo que deberíamos tratar de despejar el área conocida como la Cueva de la Herramienta Sagrada, la cual está ubicada en lo profundo de este salón de entrenamiento.”

“¿Qué hay ahí?” pregunté.

“No lo sé,” respondió él, con un rostro completamente serio. Tenía ganas de abofetearlo.

¡Entonces trae al maestro del kung fu que sí lo sabe! Parecía que él tenía algo más que decir, así que contuve la urgencia de burlarme y dejé pasar mi oportunidad. “Es un lugar sellado por antecesores de nuestro estilo y portadores de armas vasallas del pasado, el cual debe volver a ser abierto en el momento indicado. Hay una probabilidad de que las técnicas que desean estén descansando en su interior.” Muy bien.

Era un lugar sellado del cual incluso aquellos entrenando aquí no tenían información. Podríamos encontrar algo que se acomode a nuestros propósitos, o podríamos no obtener nada en lo absoluto, pero aun así valía la pena dar un vistazo.

“Ah, por supuesto. Estoy de acuerdo. De haber algo útil aquí, de seguro ahí estaría ubicado,” dijo Glass. Así que ella también sabía de su existencia. Aún mejor.

Guiados por el Anciano, ingresamos al templo principal. Básicamente se veía como un templo demasiado grande. En lo profundo… en una cueva, había otro templo. La iluminación se veía como almas humanas flotantes, y todo el lugar se sentía perfecto para ahuyentar espíritus malignos.

“Este es un lugar donde los miembros de alto rango de nuestro estilo entrenan y viven,” explicó Glass.

“¿Están divididos incluso dentro del mismo salón de entrenamiento?” pregunté.

“Sí. Antes de partir, yo viví junto a aquellos afuera, pero venía aquí a entrenar,” respondió Glass.

“Tal vez es por eso que los estudiantes te trataban así,” comenté. Los lugares desconectados del mundo exterior podían provocar algunas ideas distorsionadas acerca de lo que estaba sucediendo en el exterior. Si el abanico de las armas vasallas escogía a alguien del inferior edificio exterior, en vez de uno de los estudiantes que vivían aquí, eso podría haber provocado su desagrado por Glass.

Ante mi comentario, tanto Glass como el Anciano pusieron unos rostros sombríos. “Esta ha sido nuestra tradición por muchas generaciones. Al final fue mi culpa por

fracasar  en ver la  arrogancia que creó  en ellos.” El  Anciano se veía  como un  globo

desinflándose mientras hablaba.

“¡Naofumi! ¡No tienes que ser tan directo!” me regañó Kizuna, dándome un codazo. “¿Mm?  No  entiendo  cuál  es  el  problema,”  respondí.  “Olviden  a  esos  estudiantes podridos, traigan más estudiantes, y cambien las viejas reglas si es necesario,” dije. Por supuesto, esta clase de anciano tendía a ser muy testarudo. Él probablemente preferiría escoger estar deprimido y no hacer nada en vez de cambiar las cosas. “La Anciana podría ser capaz de darte algunos consejos. Ella tiene experiencia en conflictos internos,” continué. Ambos estilos tenían un pasado muy similar.

“Naofumi-sama, ¿podría ser más gentil…?” comenzó a decir Raphtalia, siempre al acecho para regañarme.

“Tiene razón,” la interrumpió la Anciana, por alguna razón estado de acuerdo conmigo. “Yo experimenté un tipo de conflicto similar cuando era joven.” Ella podía entender lo que decían los héroes, pero de seguro no lo que estaba diciendo el Anciano.

“Tenemos una larga y sangrienta historia de erradicar a aquellos que poseían nuestro estilo, pero que no lo respetaban. Es por eso que decidí dejar morir el estilo. Pero a través de las enseñanzas del Santo, he llegado a comprender que esforzarse por encontrar a aquellos que lo merecen es el verdadero camino a tomar.” Un flujo de fuerza vital salió desde la Anciana, y entonces lo envió hacia el Anciano. Atrapado por esto, el Anciano miró hacia ella de una forma igual de intensa. Al menos eso levantó un poco su ánimo.

“Mmm,” reflexionó el Anciano.

“Es natural lamentar el descubrimiento de idiotas dentro de tus estudiantes,” continuó la Anciana. “Pero permitir que eso te reprima, y no hacer nada como resultado, es incluso más idiota. ¡Te daré una paliza para enderezar tu camino!”

“Oye, no le des esas ideas ahora mismo…” dije. Aunque tal vez no podían escucharme, ya que ellos permanecieron en sus posturas de combate, mirándose fijamente. Se sentía que todo el asunto podía explotar en cualquier momento.

“¡Vaya!”

“¡Cielos!” Las hermanas ballena asesina hicieron comentarios sin sentido desde el costado.

“… Maestro, ¿le parece bien que yo guíe a Kizuna y los demás hacia la Cueva de la Herramienta Sagrada?” preguntó Glass, sonando como si se hubiese dado por vencida.

“Sí,” respondió él de inmediato. ¡Él estaba renunciando a su deber para pelear contra la Anciana! ¡De seguro era por esto que la mitad de sus estudiantes eran idiotas!

“Ahora bien… ¡a luchar!” exclamó la Anciana, y entonces ellos comenzaron a gritar de manera exagerada sus movimientos de kung fu. La Anciana saltó hacia el frente, y el Anciano la interceptó con su abanico. La Anciana continuó fluidamente con una esfera de fuerza vital y retrocedió. El Anciano la desvió hacia un costado y después la persiguió.

“¡Técnica del Hengen Muso, Punto de Concentración!” gritó la Anciana. El Anciano dejó salir un jadeo de sorpresa mientras casi se comía el ataque basado en la defensa de la Anciana, pero entonces él cambió su agarre del abanico y guio la fuerza vital para mandarla a volar de regreso.

Nunca había visto a Glass hacer algo así, así que no parecía un ataque de su estilo. Miré hacia ella, y claro, los ojos de Glass estaban completamente abiertos de la sorpresa.

“¡Él respondió a eso demasiado rápido! Siempre dice que está viejo, pero en un nivel técnico, yo todavía no puedo competir con él,” dijo Glass.

“¡Hiya! ¡Técnica Secreta del Hengen Muso! ¡Primera Forma! ¡Sol!” La Anciana cerró la brecha con el Anciano, con una luz rodeándola mientras ella lo provocaba. Puede haber sido solo mi imaginación, pero estaba seguro de que vi a un tigre detrás de la Anciana y a un dragón detrás del Anciano.

Con un gruñido, la Anciana de alguna forma logró realizar un salto doble en el aire, bajando con una patada desde arriba. En unos breves momentos, se vio una ráfaga de ataques ser realizados.

Cada ataque imbuido con fuerza vital que la Anciana liberó se veía como un ataque imposible de un juego de peleas. Raphtalia y Glass algunas veces podían hacerlos, pero ella estaba mezclando ataques normales y a distancia sin ninguna dificultad. Era muy impresionante de ella e igual de impresionante de parte del Anciano que los recibió todos con calma.

“¿Nos vamos a quedar a ver toda la batalla?” pregunté.

“Para ser honesta, es muy educativa. A mí me gustaría quedarme,” respondió Raphtalia, de forma inesperada. Me equivoqué al criarla como una cabeza de músculo. Glass también estaba asintiendo, claramente de acuerdo.

A S’yne no parecía importarle, pero ella nos había enseñado a Atla y a mí cómo defendernos usando la fuerza vital, así que era difícil impresionarla. Tampoco era como si ella tuviera varias expresiones faciales, pero de verdad no se veía tan interesada.

“Entiendo eso, pero tenemos prioridades,” les recordé a ambas.

“¡No, Naofumi! ¿De verdad no quieres presenciar esta impresionante exhibición de habilidades?” intervino Kizuna.

“Entiendo lo que dices, pero no olvides lo que vinimos a hacer. Glass, Raphtalia, simplemente tienen que esforzarse para alcanzar esa clase de nivel,” les dije.

“¡No creo que pueda cumplir tales expectativas! ¡Ahora creo que de verdad necesito ver todo esto!” respondió Raphtalia.

“Si realmente es tan importante para ustedes, solo hagan que ellos luchen de nuevo más tarde. Ambos de todas formas solo están hablando con sus puños… y por lo que se ve, la Anciana tiene la ventaja. El Anciano será más impresionante una vez que experimente esto, así que primero vamos a terminar lo que vinimos a hacer aquí,” respondí.

“Vaya, pequeño Naofumi. Muy impresionante,” dijo Sadina.

“Eres muy astuto por notar todo eso, dulce Naofumi,” agregó Shildina, ambas elogiándome mientras observaban las acrobacias de los dos luchadores ancianos. Estaba sorprendido de que nadie más pudiera ver lo mismo que yo.

La Anciana y el Anciano habían querido luchar, y el Anciano tenía algo en su mente. Ellos se veían como dos personas que podían hablar con sus puños, así que con algo de suerte todo esto resultaría bien. Hasta que alcanzaran ese punto, todo esto era el prólogo. Habría mucho para ver después de que eso suceda.

Por supuesto, si las cosas no salían como yo sospechaba… entonces el Anciano ya sea recibiría una paliza o la Anciana perdería el interés y no lucharía más contra él. El potencial de ambas opciones de salir seriamente herido ni siquiera valía la pena considerarlo. La Anciana nunca permitiría que algo así suceda.

“Ver todo eso a partir de un pequeño fragmento de batalla… incluso si eres de otro mundo… eres un verdadero héroe de arma sagrada,” dijo Glass, con sus ojos muy abiertos por mi respuesta. Quería decirle que eso no era lo que estaba sucediendo, especialmente mientras ella estaba mirando hacia Kizuna.

“Glass, ¿por qué me miras así? No te estás preguntando por qué Naofumi y yo somos tan diferentes, ¿o sí?” preguntó Kizuna, con sus ojos entrecerrados de la exasperación y sus brazos cruzados.

“¡No, nunca! ¡Nunca haría algo así!” se defendió Glass. Después de todo, Kizuna no era una loca por el combate; solo era una niña a la que le gustaba pescar. Era injusto esperar demasiado de ella. Kizuna no era un héroe adecuada para el combate con otros humanos, y yo me había endurecido al tener que ver a mis enemigos y aprender cuándo defenderme— ella tampoco cumplía ese requisito. Kizuna podía hacer cosas que yo no, así que no hacía falta que ella fuera igual que yo.

“¡Rafu!” dijo Raph-chan.

“¡Pen!” dijo Chris, ambos observando la lucha entre la Anciana y el Anciano con sus patas en el aire—viéndose como si quisieran decir que se quedarían a observar.

“Bien, ustedes dos, dejaremos esto en sus manos. Si algo malo pasa, o si la lucha se ve como si fuera a ponerse más seria, vengan a hacérnoslo saber,” les dije.

“¡Rafu!” dijo Raph-chan.

“Espere… ¿qué?” Raphtalia aún se veía un poco confundida, insegura acerca de lo que estaba sucediendo exactamente. Esa la verdad era la reacción más normal.

“Terminemos lo que vinimos a hacer,” sugirió Glass. “Antes de que mi maestro deje de estar distraído.”

“¡Así se habla!” le dije. “¡Vamos a llegar al fondo de esto de una vez!” Glass inmediatamente comenzó a caminar hacia nuestro destino, prácticamente corriendo, como una niña que quería terminar rápido su tarea para poder mirar la televisión.

“No estoy segura de por qué, pero estoy comenzando a tener la sensación de que algo está muy mal aquí,” dijo Raphtalia.

“Eso es extraño. Yo estaba sintiendo lo mismo,” estuve de acuerdo.

“¡Oh, ustedes dos! ¿Cómo sería diferente de cualquier otra vez en que hemos ido a una pequeña aventura? Ya estoy acostumbrada a esto,” dijo Sadina elocuentemente.

“Sadina, querida hermana, no estoy segura de que eso sea algo a lo que deberías acostumbrarte,” comentó Shildina.

“Creo que Naofumi también está comenzando a influir en Glass. Es mejor que le advierta que tenga cuidado,” dijo Kizuna. Yo solo ignoré el ruido de fondo y seguí avanzando.