Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 19

Capítulo 6: Un Nuevo Rey Celestial

 

 

“Esto me recuerda algo. He escuchado que los osos no matan a sus presas antes de comérselas. Se las comen vivas, juegan con ellas, y por eso sus ataques son tan terribles,” dije. Glass, quien acababa de regresar, puso una mano en su boca al escuchar estas palabras.

“¿¡Qué pasa con ese conocimiento general!?” intervino Kizuna. Raphtalia asintió de acuerdo—ella había sido un poco demasiado lenta en hablar.





“Ver esa batalla me hizo pensar en eso,” dije. Sus cuerpos estaban esparcidos a través del suelo, casi intactos. Aunque eso solo se aplicaba a sus cuerpos. La Dragona Demonio había arrancado sus almas y se las había comido mientras estaban con vida. Ella ya lo había hecho antes. Yo solo le había ordenado remover un alma para comprobar algo.

Comérsela solo había sido un agregado para ella. Normalmente, un shikigami como Raph-chan era requerido para ver almas, pero por alguna razón nosotros habíamos sido capaces de verlas a través del espejo.

Glass, siendo un espíritu, había sido forzada a observar a la Dragona Demonio comiéndose una, recién extraída.

“¡Bueno, Héroe del Escudo! ¿Ahora estás impresionado?” preguntó la dragona. “Ciertamente eres una bestia,” respondí.

“¡Es una de mis mejores cualidades!” dijo animadamente ella.

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“Recientemente has estado diciendo mucho eso. ¿Estás tratando de instalar un eslogan? No voy a permitirlo,” le advertí. ¡Y tampoco veía eso como una cualidad atractiva!

“En cualquier caso, no eran más que escorias. Que criaturas como esas se arrastren por este mundo me repugna,” dijo la dragona.

“No puedo negar eso,” respondí. Entendía no querer morir—¿quién no?—pero nunca entendería tratar de sobrevivir sacrificando a tus aliados. Inmediatamente después de que fui acusado falsamente, si nadie hubiera creído en mí, yo podría haber hecho lo mismo… pero me gustaría pensar que no. Ahora ciertamente nunca les daría la espalda a mis amigos, a personas con las que había atravesado tantos desafíos.

Pero había algo que necesitaba preguntar. “Acerca de algo que dijiste ahí, Dragona Demonio…”

“Ah. ¿Te refieres cuando alabé a aquellos que ayudaron en mi derrota? Entre ellos, le doy la calificación más alta a la hakuko ciega,” respondió la dragona. Como sospechaba, ella había estado hablando de Atla. A pesar de todas sus palabras de desprecio, ella también parecía reconocer la fuerza de Kizuna y sus aliados.

“No creo que Atla hubiera estado especialmente feliz de ser alabada por alguien como tú,” comenté.

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“Yo no estaría tan segura. Como dos que hemos estado dentro de tu escudo, creo que compartimos los mismos sentimientos. De hecho, mis sentimientos por ti pueden haberse originado a causa de ella,” reflexionó la dragona.

“¿Estás diciendo que es culpa de Atla que terminaras así? ¡Por favor no sigas!” Ya me estaba cansando de hablar con esta criatura.

“En fin.” La Dragona Demonio terminó de hablar conmigo y después recitó algo de magia en la dirección de los cadáveres. Momentos después todos ellos se pusieron de pie, con expresiones vacías en sus rostros. Rishia dejó salir un grito agudo, y por primera vez no lo encontré fuera de lugar.

Zombi Fresco

Incluso tenían nombres de monstruo. Mientras estábamos contemplando el grotesco espectáculo, Kizuna frunció el ceño.

“Cualquier aventurero lo suficientemente desafortunado para ser derrotado por el Dragón Demonio se convierte en zombi y comienza a atacar,” explicó ella. Alguien podría llamar a eso reciclar, pero parecía un poco exagerado.

“No teman. No les he ordenado atacar intrusos. En cambio, ellos comenzarán a reparar mi castillo,” nos informó la dragona. Así que ellos estarían trabajando en construcción hasta que sus cuerpos de zombi fallaran. Maravilloso. Estaba comenzando a preguntarme si habíamos tomado la decisión correcta al añadir a la Dragona Demonio a nuestras fuerzas. “No teman,” dijo ella, pero eso solo tenía el efecto contrario.

“Naofumi, esta es la Dragona Demonio,” dijo Glass. “¿Entiendes eso?” Lo medité por un momento. Ella definitivamente era más peligrosa que Gaelion, en muchas formas. Incluso si estaba enamorada de mí, ella todavía era una especie de rey demonio.

“Esto simplemente es una forma de la supervivencia del más apto a la que ellos mismos se suscribieron. ¿Por qué preocuparse por lo que les pasa a idiotas imprudentes que no conocen su lugar?” preguntó la dragona.

Eso tenía sentido para mí. La derrota siempre significaba perderlo todo. Ya sea si los monstruos y los humanos eran diferentes o no, nosotros éramos humanos y por lo tanto generalmente estaríamos de parte de nuestra propia raza.

Pero con el mundo en crisis, era imposible simpatizar con los integrantes de la Vanguardia de las Olas, quienes creían que ellos eran la justicia y seguían tratando de matar a los héroes.

“Los humanos también pueden usar esa clase de magia, ¿cierto?” pregunté. Había visto a los Nigromantes como un trabajo en varios juegos.

“Eres realmente sabio, Héroe del Escudo,” respondió la dragona.

“Kyo también hizo algo similar,” recordé. El anterior portador del espejo de las armas vasallas había manipulado cuerpos de una forma similar—y ahora se estaba volviendo difícil justificar que nosotros también lo estuviéramos haciendo.

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“Puedes dejar cadáveres tirados por aquí, y si caen en un lugar con magia especialmente poderosa, ellos se convertirán en zombis por sí solos,” reveló la dragona. “Incluso si los quemas, lo mismo sucederá. Todos seguirán mis órdenes, la verdadera soberana de esta tierra.” Entonces los zombis podían simplemente brotar del suelo. Ese era otro fenómeno natural bizarro de otro mundo.

“Eso no hace que esté bien jugar con los cuerpos,” se quejó Kizuna.

“Hah. Nunca esperé que tú lo entendieras,” respondió la dragona. Ambas comenzaron a mirarse fijamente.

“Podemos lidiar con tales problemas una vez que resolvamos las olas. ¿Bien?” dije. “Bien dicho, Héroe del Escudo. Amo que puedas pasar por alto tantas cosas,” dijo suavemente la dragona.

“Claro, como sea. También estabas triste por ver el castillo en estas condiciones, Kizuna. Así que, ambas, por favor dejen las cosas así por ahora,” les dije. Después de que el Dragón Demonio fue derrotado, los humanos habían estado aquí, luchando y saqueando. Ningún lado estaba en lo correcto.

Y los humanos eran más que capaces de luchar entre ellos. Todos simplemente creaban sus propias reglas, y cualquiera que no estuviera de acuerdo con ellas recibiría una muestra de poder.

Dependía de aquellos viviendo en tales tiempos decidir si querían vivir bajo esas reglas o luchar contra ellas. Parecido a cómo Melromarc, que odiaba al Héroe del Escudo, llegó a aceptarme como un héroe.

“¿Realmente tengo que dejar pasar esto?” se quejó Kizuna.

“Simplemente podemos tratar de hacer del mundo un lugar mejor, un poco a la vez,” le dijo Glass para consolarla. Itsuki frecuentemente usaba un enfoque similar… pero no era muy efectivo cuando era usado por Glass. Miré hacia Itsuki, y él tenía una expresión extraña en su rostro.

“¿Dónde yace la verdadera justicia? Un tema complicado, ¿no, Rishia?” dijo tranquilamente él. Ya sabía el sonido que iba a hacer Rishia, así que solo lo bloqueé—ella no estaba lista para entablar ninguna discusión profunda, ya que todavía estaba asustada de los zombis.


“Muy bien. Fue un interludio interesante, pero ¿por qué no regresamos a la razón original por la que vinimos aquí?” preguntó la Dragona Demonio, mirando hacia los tres de los Cuatro Reyes Celestiales. Por supuesto, necesitábamos encontrar la cámara del tesoro de la Dragona Demonio e investigar las similitudes con Q’ten Lo. Los tres de los Cuatro Reyes Celestiales que habían aparecido saludaron a la Dragona Demonio.

“Estos visitantes pueden ser humanos, pero ¿podrían reconocerlos como mis invitados?” pidió la Dragona Demonio. Todos respondieron afirmativamente.

“Puede que no les agrade, pero el mundo enfrentará su destrucción si no unimos fuerzas con los héroes. Deben aceptar la gravedad de esta situación.”

“¡Como ordene!” respondieron los tres. Desde mi punto de vista, parecía que los tres reyes celestiales estaban prácticamente temblando en su lugar.

“Muy bien. Es hora de que den explicaciones. ¿Por qué no respondieron a mi llamado en el momento en que llegué a esta tierra?” preguntó la Dragona Demonio. Los grotescos rostros de cada uno de los reyes celestiales se retorcieron en expresiones de terror.

“Eso fue porque… sentimos su presencia desde múltiples ubicaciones, y fuimos incapaces de determinar cuál era la verdadera,” dijo uno de ellos. Los múltiples Dragones Demonio pueden ser explicados ya que ella es un Dragón Emperador, nacida del núcleo que Kizuna poseía. Ella también se había quedado con un buen número de ellos.

“Ya veo. Tienes un buen punto, pero—” La Dragona Demonio levantó una garra y rayos salieron de ella para golpear a los tres reyes celestiales, haciéndolos gritar y chillar del dolor. Con disgusto en sus ojos, la Dragona Demonio comenzó a recitar magia hacia los tres reyes celestiales retorciéndose. “Creo que esta generación de los Cuatro Reyes Celestiales me subestima. ¡Sientan con su cuerpo la fuente de su poder!” Había venas sobresaliendo de su frente. Ella se veía muy enojada. Su enojo no me asustaba tanto como las chispas que causó en el aire a todo nuestro alrededor. “¡Kuflika del Viento ni siquiera se molestó en aparecer!

¿Acaso están tratando de decepcionarme?” preguntó la dragona.

“¡Dragona Demonio-sama! ¡Por favor, tenga piedad!” suplicó uno de ellos. Los otros se unieron, rogando por sus vidas. Sin embargo, ellos no eran hostiles hacia nosotros, y el de la Tierra me había saludado educadamente cuando nos vimos por primera vez, así que decidí ofrecerles una salida.

“Así que múltiples Dragones Demonio. ¿Tal vez el portador del arpón de las armas vasallas tiene algunos fragmentos de Dragón Emperador y está experimentando con ellos? Si ese es el caso, sería un gran problema,” reflexioné desde el costado. Mi teoría del peor escenario hizo que la Dragona Demonio dejara de torturar a los reyes celestiales y mirara hacia mí.

“Ya veo. Ellos ya crearon a esa retorcida criatura, ¿no? Quizás están haciendo algo similar con mis fragmentos. Eso suena posible,” reflexionó la Dragona Demonio.

“Solo es una posibilidad,” dije.

“Siempre hay que estar preparado para lo peor. Muy bien. Esta vez perdonaré sus transgresiones,” concluyó la Dragona Demonio.

“Dragona Demonio-sama, estamos en deuda ante su misericordia.” Los reyes celestiales se pararon firmes e hicieron una reverencia.

“Sin embargo, Kuflika del Viento es una historia completamente diferente. Cualquiera que ni siquiera aparezca será castigado. Incluso muerta todavía debería serle posible responder. No aparecer intencionalmente solo puede significar que he sido abandonada. Por la presente, remuevo a Kuflika del Viento de su título como uno de los Cuatro Reyes Celestiales,” proclamó la Dragona Demonio. Ella recitó algo de magia en la sala del trono y uno de los cuatro círculos chispeantes se rompió, causando que un gran cristal apareciera en la garra de la Dragona Demonio.

“¡Como ordene!” Cada uno de los tres reyes celestiales bajó su cabeza.

“Sentí cierta resistencia, pero yo soy quien concede este poder. Cualquier intento de resistirse a mí será rápidamente suprimido. ¡Yo soy la Emperatriz Dragón, soberana de toda la magia! Es imposible escapar de mí,” declaró la Dragona Demonio. Me pregunto exactamente a qué se refería y qué había sucedido con esta Kuflika.

En fin. La Dragona Demonio se veía feliz con el proceso, y se dio la vuelta hacia el cristal en su garra.

“Mmm… ¿qué hago con esto…? Ya sé.” Ella puso sus garras en su mentón por un momento antes de darse la vuelta para mirar… ¡hacia Filo!

“Filorial del Héroe del Escu—ah, supongo que ahora eres un hada cantora—con el nombre de Filo,” dijo la dragona. Filo dejó salir una exclamación de sorpresa, sintiendo lo que estaba ocurriendo y poniéndose en guardia… más bien, escondiéndose detrás de mí. “Después de que fuiste capturada por el Dragón Demonio en tu mundo, tú luchaste contra él, ¿no?” dijo la Dragona Demonio.

“Sí. ¿Y qué?” preguntó Filo. A mí tampoco me gustaba la dirección que estaba tomando esto.

“Esta es la oportunidad perfecta para pagar esa deuda, y con intereses,” respondió la Dragona Demonio y procedió a lanzar el cristal hacia Filo. “¡Ahora comandarás el grandioso poder de uno de los Cuatro Reyes Celestiales de la Dragona Demonio! ¡Filo del Viento, hoy será el día de tu nacimiento!”


“¡No! ¡Maestro, sálveme!” chilló Filo.

“¡Para, para, para! No puedes solo—” comencé a decir, pero dejé de hablar y actué para usar un escudo y prevenir que el cristal en movimiento golpeara a Filo. El cristal se rompió para convertirse en una niebla y me golpeó… y entonces algo entró en mí. ¡En el instante siguiente, Filo, quien había estado detrás de mí, comenzó a arquearse hacia atrás!

“¡Ahí tienes! ¡Te lo he entregado a través de las bendiciones del Héroe del Escudo! ¿Acaso no existen los imposibles para mí?” exclamó la Dragona Demonio. Filo dejó salir un grito, agachándose con un brillo a su alrededor… y entonces se puso de pie nuevamente.

“¡Buu!” gritó Filo.

“¡Filo! ¿Estás bien?” pregunté.

“¡Buu! ¡No duele, pero siento que está recorriendo mi interior!” respondió ella.

“Verás, mi querido Héroe del Escudo, no hay nada de qué preocuparse. Esta es una muestra de mis verdaderos sentimientos por ti. Ahora revisa atentamente,” sugirió la Dragona Demonio.

Revisé el estado de Filo, tal como me dijeron. Primero, noté que su raza había cambiado de basilisco cantor a rey celestial del viento. ¿Entonces rey celestial era una raza? Además, todas sus estadísticas se habían duplicado. Filo no estaba recibiendo los ajustes de filorial o las bendiciones de su hebra de cabello aquí en este mundo, así que había estado un poco preocupado por sus estadísticas; ahora de verdad parecía que podía confiar en ella.

“Es como si tu hebra de cabello hubiera subido de nivel,” dije.

“¡Buu! No me gusta,” respondió Filo, tan disgustada con su cabello como siempre. Yo creía que la linda hebra de cabello que recibió de Fitoria era muy encantadora.

“Yo todavía no me transformaría en un monstruo,” le advirtió la Dragona Demonio. “Primero dejemos que pase algo de tiempo.”

“¡Buu!” respondió Filo.

“Héroe del Escudo. No temas. Puede que la haya registrado como uno de los Cuatro Reyes Celestiales, pero ella no puede ser castigada como me has visto castigar a los demás. Esa es otra muestra de mis sentimientos por ti. Mi misericordia, y un buen regalo,” dijo la Dragona Demonio.

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“¡Buu!” continuó Filo.

“Si puedes dominar ese poder, serás capaz de volar como yo, con todos en tu espalda. Han sido demasiado pesados para ti hasta ahora, ¿no?” dijo la Dragona Demonio.

“¿De verdad?” Filo sonrió por un momento. “¡Buu!” Después ella volvió a estar enojada.

¡Ojalá escogiera de una vez cómo se sentía en realidad!

“Oigan… ¿esto de verdad está bien?” preguntó Raphtalia. Por supuesto, yo estaba de acuerdo con ella. Sadina y Shildina estaban observando el proceso con cautela en sus rostros, mientras Itsuki y Rishia estaban congelados en su lugar de la sorpresa. Los ojos de Ethnobalt estaban entrecerrados, y claramente estaba listo para luchar en cualquier momento.

“¡Dragona Demonio, si sigues haciendo cosas así, entonces terminarás haciéndonos enojar!” la amenazó Kizuna.

“¿A qué te refieres con haciendo cosas? Simplemente estoy siendo útil para ustedes, eso es todo,” respondió inocentemente la Dragona Demonio.

“Si pudieras ser un poco más objetiva al respecto… Bueno, no importa,” dije, dándome por vencido.

“¡Buu! ¡Sí importa!” respondió Filo. Con todas estas quejas suyas, no íbamos a llegar a ninguna parte.

“¿Por qué lo hiciste?” le pregunté a la dragona.

“Es algo que de seguro necesitarás para enfrentar los desafíos que te esperan en el futuro. Cuando tengamos el tiempo, también tengo la intención de enseñarles a los héroes algo de la magia que he desarrollado,” explicó la Dragona Demonio.

“¿Es esa predisposición despertada de las armas fortalecidas del Dragón Demonio?” pregunté.

“Correcto,” explicó la Dragona Demonio. El Espejo del Verdadero Dragón Demonio tenía un bono por uso llamado predisposición a la magia de los dragones despertada. Parecía ser que la Dragona Demonio estaba planeando enseñarnos algo de magia. “Serán capaces de usar mi propia fórmula mágica.

Para ponerlo en términos que entiendas, Héroe del Escudo, es como la Forma del Rasgo de Dragón. Pero serás capaz de extraer poder de ella sin importar lo lejos que estés. Formar un contrato con un monstruo poderoso permitirá que puedan usar magia más poderosa,” explicó la Dragona Demonio.

“Hay mención de esto en los textos antiguos,” dijo Glass. “Hablan de una forma de magia creada por el Dragón Demonio que solo ciertos monstruos tienen permitido usar.”

“Correcto. Es un tipo de magia que uno de los Dragones Emperador del pasado selló para prevenir que los estúpidos la usaran. Yo simplemente he roto el sello,” dijo la Dragona Demonio. Parecía ser alguna clase de magia ancestral. Ethnobalt tenía una mirada de mucha envidia en su rostro. No había la necesidad de preocuparse—haríamos que la dragona se la enseñara a todos.

“Suena muy parecido a la magia negra,” comentó Kizuna. “Como hacer un trato con el diablo.”

“En efecto,” respondí, tampoco seguro de si me agradaba la idea.

“Tú también debes aprenderla, Héroe de la Cacería. Permitiré que uses a los Cuatro Reyes Celestiales. Forma poderosos contratos con todos ellos.” Era como si la Dragona Demonio le estuviera dando a Kizuna y sus aliados su propia magia única.

“¿Qué hay de nosotros?” pregunté. Puede ser un sistema de magia diferente, pero yo todavía debería ser capaz de aprenderlo.

“Piensa en ello como una extensión de la Forma del Rasgo de Dragón. Se siente muy similar. Pide a los subordinados con los que compartiste tus bendiciones que te concedan su fuerza, y deberías ser capaz de utilizarla,” dijo la Dragona Demonio. Eso sonaba muy prometedor. Una vez que regrese a nuestro mundo, tendría que tomarme un tiempo para intentarlo. “Por supuesto, yo te ayudaré. Puedo ayudar a tu recitación, Héroe del Escudo.”

“Estoy seguro de que puedes,” dije despectivamente. No hacía falta perder el tiempo con sus continuos intentos de atraerme.

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“Parece que acabamos de conseguir información muy importante de una forma muy repentina,” reflexionó Kizuna, viéndose un poco perpleja.

“Apuesto a que Teresa será capaz de utilizarla de inmediato,” dije.

“En efecto. Ella no debería tener problemas. Espero que todos sean capaces de hacerlo,” respondió la Dragona Demonio.

“Wah… eso suena como algo bueno, pero a la vez muy difícil,” dijo Kizuna. Ella sonaba como una niña de primaria que no quería estudiar. Muchas tareas se estaban acumulando, pero esta era una tarea que podía matarte si no la terminabas.

“Ahora bien… como planeamos originalmente, debemos buscar por doquier para ver si queda algo de mis tesoros,” dijo la Dragona Demonio. Comenzamos la búsqueda de inmediato, siguiendo su avance dentro del castillo.

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Los Cuatro Reyes Celestiales parecían haber entendido su situación y estaban obedeciendo completamente a la Dragona Demonio. El hecho de que ellos no se hubieran revelado contra ella era prueba de su carisma. Pero yo todavía no estaba seguro de que ella tuviera algo de eso, a partir de cómo me estaba tratando. Tal vez ellos simplemente no podían decirle que no.

Mientras estaba reflexionando sobre todo esto, decidí tratar de hablar con uno de ellos— Dainbulg de la Tierra, si es que recuerdo correctamente—mientras nos dirigíamos hacia la cámara del tesoro.

“Oye, ¿por qué sigues sus órdenes? Debes haber visto algunas cosas muy desagradables,” dije.

“No, para nada…” A pesar de que Dainbulg de la Tierra no parecía tener muchas ganas de hacerlo, aparentemente a ellos se les había ordenado responder a todas mis preguntas.

“Usted no parece entenderlo completamente, así que permítame explicarlo. La Dragona Demonio-sama ha sido revivida con poderes mucho mayores que los del pasado. Tanto poder más que me aterra considerar de dónde pudo haber salido.” Bien.


Tal vez era el resultado de mis métodos de incremento de poder. Miré hacia la Dragona Demonio para alguna clase de confirmación, pero ella apartó la mirada e hizo una pose estúpida. Ella a mí no me parecía un rey demonio.

“Es por eso que nosotros los reyes no tenemos ninguna intención de desobedecer cualquier cosa que nos ordene la Dragona Demonio-sama. Este es solo otro paso hacia la inevitable y definitiva guerra contra los humanos. Para lograr eso, primero debemos superar las olas.” Él se veía como un monstruo muy leal del tipo chivo, le daría eso.

“Aun así, que un héroe de otro mundo se haya ganado el corazón de la Dragona Demonio-sama… siento una especie de similitud con usted. Evidentemente usted es digno de estar junto a nosotros,” concluyó el rey. No tenía idea de lo que él estaba sintiendo. Solo debe haber sido un cumplido casual.

Pero eso me recordó algo que me habían dicho las personas de Siltvelt—que yo tenía una extraña presencia a mi alrededor. Recuerdo que algunos de ellos la notaron tan pronto como miraron hacia mí. ¿Acaso esta era otra faceta del poder del escudo como un arma sagrada—algo que me ayudaba a caerle bien a los monstruos y animales? Incluso Ethnobalt era un tanto así a mi alrededor. Quizás era algo así.

“Bien. Llegamos,” dijo la Dragona Demonio. Llegamos al final de un corredor muy sinuoso, y ahí la Dragona Demonio usó magia para mandar a volar escombros y revelar escaleras ocultas que daban hacia abajo. Ella bajó por ellas y después abrió una gran puerta en el fondo.

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