Kumo Desu Ga Nani Ka?

Volumen 11

J6. Julius, Edad 13: Vida y Muerte

Parte 2

“¿Bien?”

“Estaba a solo un paso…”

Me quejo sin pensar realmente.

“No seas estúpido. Si hubiera estado luchando seriamente, habría terminado antes de que dieras un solo paso.”

Por supuesto. El Maestro realmente se estaba conteniendo.

Solo usó Bolas de Fuego, e incluso esas estaban comedidas lo suficiente como para que un golpe directo no me matara al instante.

“¿Te das cuenta ahora de lo débil que eres, chico?”

“… Sí.”

Todavía no puedo ni acercarme a vencer al Maestro.

Teniendo en cuenta de que usó Teletransporte solo aquella vez, podría haberse teletransportado fácilmente otra vez.

“Escucha, Julius. ¿Tiva era débil?”

“¡No!” Exclamé inmediatamente.

“Pero este enemigo aun así pudo matarlo fácilmente. Si tu hubieras estado ahí, la única diferencia es que había un cadáver más.”

“Tal vez, pero—“

“Permíteme preguntártelo otra vez. ¿Te das cuenta de lo débil que eres?”

Esta vez, no me atrevo a responder.

Porque me doy cuenta de cuán profunda es la debilidad de la que está hablando.

Incluso ahora, estoy seguro de que no acabo de comprenderlo del todo.

“Tiva luchó contra alguien más fuerte que él y perdió. Eso es todo. Como la paliza que te di hace un momento.”

Muerdo el interior de mi labio mientras continúa.

“¿Lo entiendes? Los débiles nunca pueden derrotar a los fuertes. Me dijiste que Tiva no era débil. Para ti, estoy seguro de que él no parecía así. Pero la persona contra la que lucho era incluso más fuerte que él. Eso es todo.”

“¡Solo lo dice tan fácilmente porque usted es fuerte, Maestro!”

Por supuesto que el Maestro no perdería.

Él es el mago humano más fuerte en vida. ¿Quién iba a vencerlo?

Pero la respuesta del Maestro me pilla por sorpresa.

“No. Soy débil. Puede que te parezca fuerte, pero sigo siendo débil.”

Al principio pensé que solo estaba bromeando, pero su expresión era mortalmente seria.

“Escucha atentamente, Julius. Los humanos son débiles. Increíblemente débiles. La mayoría de los humanos son incluso más débiles que yo, es por eso por lo que cuando me miran dicen que soy fuerte. Pero yo también sigo siendo solo un humano. Soy fuerte para los estándares humanos, pero eso es todo.”

Esas son las palabras del mago humano más fuerte del mundo.

“Tú también sabías esto, ¿no es así? Has visto la verdadera fuerza. La Pesadilla del Laberinto.”

Las palabras me traen a la mente un recuerdo infernal.

Un campo de batalla en caos, donde las personas de ambos bandos morían sin parar.

La criatura que apareció en la batalla entre Sariella y Ohts, aquella llamada “Pesadilla”, era la personificación misma de la muerte.

“¿Quiere decir que ni siquiera usted podría vencerla, Maestro?”

“Creo que no. La diferencia entre mi fuerza y la de esa maestra es incluso mayor que la que existe entre la tuya y la mía.”

No pude ni tocar al Maestro en nuestra lucha, y él dice que no podría vencer a la Pesadilla.

“Aprendiz número uno. Debes enfrentarte a tu propia debilidad. Tienes que saber que hay algunos enemigos en este mundo que los humanos no podemos tocar, ni siquiera el héroe. Debes aprender a reconocer que algunas cosas son imposibles.”

En cierto modo, esas palabras son increíblemente dolorosas.

Muchas veces he pasado por experiencias cercanas a la muerte a manos del Maestro, incluyendo nuestra pelea de ahora.

Pero de algún modo, sus palabras son aún más dolorosas.

“¡¿Entonces qué se supone que debo hacer?! ¿Por qué yo…? ¿Por qué el Sr. Tiva tuvo que…? ¡¿Por qué?!”

Ni siquiera yo sabía lo que estaba intentando decir.

Tal vez las palabras no tuvieran ningún significado.

Mi dolor por la muerte del Sr. Tiva simplemente estaba saliendo por mi boca.

De repente, me doy cuenta de que tengo lágrimas en los ojos.

“Hay muchas cosas en este mundo sobre las que no podemos hacer nada. Pero aún y así debemos seguir viviendo lo mejor que podamos. No había nada que pudiéramos hacer por la muerte de Tiva, pero vivió con todas sus fuerzas. Si te sientas lamentando lo imposible, abaratas la vida de Tiva, ¿sabes?”

“¡Pero…!”

“Por ahora no te preocupes por nada. Solo desahógate.”

El Maestro me abraza gentilmente, acariciando mi cabeza.

Incapaz de contenerme más, sollozo en su pecho.

“La gente vive y algún día muere. No podemos cambiar eso. Tampoco podemos elegir cómo moriremos. Pero lo que podemos elegir es cómo vivimos. Lo importante no es cómo murió, lo que es importante es cómo se comportó en vida. Pensar en lo que puedes hacer por los muertos, lo que podrías haber hecho por los muertos, no es más que una forma de arrogancia. Todo lo que necesitan los vivos es llorar a los muertos y recordar cómo vivieron.”

***

Después de llorar un rato, el Maestro nos trae de regreso al templo, y dimos nuestro último adiós al Sr. Tiva en su ataúd.

Había otros apretujados cerca del ataúd con sus ojos enrojecidos como los míos, incluyendo a Yaana y Aurel, la aprendiz que el Maestro aceptó después de mí.

“¿Maestro?”

“¿Hrmmmm?”

“Quiero vivir como lo hizo Tiva, de un modo en que la gente llore por mí cuando muera.”

“Entonces adelante. Tienes total libertad para hacerlo.”

“Bien.”

“Pero recuerda aprender primero de tu propia debilidad. Si no puedes discernir entre los que puedes y no puedes hacer, simplemente acelerarás imprudentemente tu muerte. No tiene sentido vivir de la manera que deseas si no vives lo suficiente,”

“Sí, señor.”

“Aunque no puedo evitar tener el presentimiento de que serás imprudente de todas formas.”

“No lo seré.”

“Hrm. Está bien, esta es una orden de tu maestro. Tienes prohibido morir antes que yo. ¿Entendido? Y cuando muera, tendrás que aferrarte a mi ataúd y llorar aún más fuerte que hoy.”

“Em, no sé…”

“Ey, ¿qué se supone que significa eso?”

“Nada.”

No puedo decirle que no puedo imaginarlo muriendo, y indudablemente no creo que pueda llorar aún más de lo que lo acabo de hacer.

“Tan solo espero que ese día nunca llegue”, digo en su lugar.

“Llegará. La gente muere tarde o temprano. La única manera en que no veas ese día es desobedeciendo mi orden. Y no querrás ser un aprendiz inútil que ni siquiera sigue las órdenes de su maestro, ¿eh?”

“Claro. Por supuesto.”

Ese día, el Sr. Tiva me enseñó de la muerte, y el Maestro me enseñó cómo vivir,

En lo más profundo de mi corazón, juré vivir tan heroicamente como lo hizo el Sr. Tiva, hasta el día de mi muerte.