Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 4: Líderes y Lidederados

Capitulo 11: Egoísta

“¡Gajajajajaja!” Ranta soltó una carcajada.

Parecía la primera vez en mucho tiempo que había visto la luz del día. En realidad, había pasado mucho tiempo. El gremio de los caballeros oscuros estaba bajo tierra en los barrios marginales de Altana en el Poblado del Oeste. Ranta se había quedado ahí por un tiempo para aprender dos habilidades. Durante nueve días, no había puesto un pie fuera de ese grácil gremio de carceleros. No, no era una cárcel. Aunque no podría haberse ido si hubiera querido. Si hubiera insistido en irse, se habría ido como un cadáver. En ese punto, al menos, era una cárcel.

El sol debería haber calentado el cuerpo de Ranta, pero en su lugar se estremeció.

“…Maldita sea, sé que digo esto cada vez, pero los lords me dan miedo…”

Dentro del gremio, había una serie de caballeros oscuros con la posición de lord. No sabía el número exacto, pero Ranta probablemente se había encontrado con siete de ellos.

¿Por qué “probablemente”? Porque los lords escondían sus rostros, y nunca daban sus nombres. Solo podía distinguirlos por sus voces y altura. Eso significaba que había siete que Ranta podía distinguir.

Cada uno de ellos era malditamente aterrador. No mostraban siquiera una pizca de amabilidad, y eran demasiado despiadados. Para ser franco, Ranta no podía ver a los lords como humanos. Si las personas dominaban el camino de los caballeros oscuros, ¿quién a ellos?

“Sin embargo, son geniales,” dijo Ranta. “Quiero ser así. Lord Ranta, eh. Jeje…”

Ranta sostuvo su garganta, tosiendo para limpiarla, luego trató de imitar sus voces.

“‘Llámame Lord. Eres el esclavo de Lord Skullhell, y yo soy el esclavo de Lord Skullhell que te mostrará el camino. No hay necesidad de nombres para ninguno de nosotros’ …¡Oh-ho! ¡Eso estuvo genial! ¡¿Eso fue genial o qué, justo ahora?! ¡Fue muy genial! ¡Ay!”

Ranta fue golpeado en la parte posterior de la cabeza, pero cuando se volvió para mirar, no había nadie ahí.

¿Qué? ¿Lo imaginé? No podría haberlo hecho, ¿verdad…? Frotó el lugar donde lo habían golpeado, se volvió para mirar hacia adelante, y había un Lord vestido de negro que parecía una sombra nebulosa mientras se alejaba.

“Urkh… ¡¿M-Me oyeron?!” Ranta soltó un grito.

“Tonto esclavo,” El lord se detuvo, volviendo la cara cubierta con una máscara negra rojiza para mirarlo. “¿Serás abrazado por Lord Skullhell?”

“¡N-No!” Ranta se quedó sin aliento. “¡Estoy bien gracias!”

“¿Qué quieres decir con que estás bien?” Exigió el lord.

“¡Ehh, bueno, estoy bien por ahora, como, todavía quiero servir a Lord Skullhell, y si pudiera servirle, le voy a servir muy bien!” Ranta relinchó. “¡Creo que puedo ser mucho, mucho más útil de lo que soy ahora, así que, eh, d-d-déjeme ir por el momento! ¡Se lo ruego!”

Ranta saltó en el aire y se tiró al suelo. Presionó su frente contra el suelo. Era una magnífica dogeza.

“¡C-Cometí un error! ¡E-Estaba equivocado! ¡Voy a trabajar como un caballo, hasta los huesos, con total sinceridad, para hacer la voluntad de Lord Skullhell, así que, por favor! ¡Por favor, por favor, por favor, esta vez! ¡A-Al menos perdone mi vida!”

“Escoria.” El Lord se fue, dejando solo esas palabras atrás.

Ranta se puso de pie y: “¡Uf!” Se secó el sudor frío de la cara.

“…E-Eso estuvo cerca. A-Aún así, ¿esta fue la primera vez que me encuentro con un Lord afuera? Entonces los Lords salen como personas normales, ¿eh? Bueno, sí, por supuesto. No pueden permanecer bajo tierra todo el tiempo. Demonios, si ellla se quitara esa máscara, ni siquiera podría saber quién es. Podría encontrarla en el bar y nunca darme cuenta. Ese lord debe ser una mujer. Quiero decir, tenía tetas. Solo conozco a una única lord, así que debe haber sido ella, ¿no? Tal vez está realmente caliente cuando se quita esa máscara. Una total femme fatale, eh. Podría ir por ‘eso’… Jeh, jeh, jeh…”

Mientras vagaba por las retorcidas calles del Poblado del Oeste, Ranta fantaseaba con los días de amor y lujuria que se desarrollarían entre los dos una vez que finalmente fuera un Lord. El gremio de los caballeros oscuros lo obligaba a una vida de abstinencia, así que cuando salía, siempre estaba reprimido.

“Soy un joven sano después de todo,” dijo Ranta. “No puedes culparme. Sí.”

Ranta se paró frente al Callejón Celestial, mirando hacia el cielo. El sol parecía muy brillante y cálido cuando había salido por primera vez, pero ahora ya era de noche. El sol estaba bajo en el horizonte.

“Voy a vivir tu parte también, socio,” dijo. “Quiero decir, preferiría que estuvieras aquí para vivirlo conmigo. Pero estoy bien sin ti. Eso es porque mi leyenda como el más fuerte acaba de comenzar. Solo siéntate y mírame, idiota…”

Ranta se frotó los ojos y la nariz. Puso sus manos sobre sus caderas, hinchando su pecho y riendo a carcajadas. Se sintió invencible cuando lo hizo. No, no solo lo sintió; era invencible.

Ranta dio un tranquilo paseo por el Callejón Celestial. No iba a ir a la vieja Taberna Sherry esta noche. No, había decidido ir a un lugar con muchas chicas bonitas para servirle sus bebidas. Si las cosas iban bien, se llevaría a una o dos de ellas a casa con él, y luego llevaría las cosas hasta el final.

“Sí, tal como soy ahora… ¡Puedo hacerlo!” Ranta empujó sus caderas en el aire, luego buscó un lugar.

Los buenos lugares estaban reservados para las fuerzas regulares del Ejército de la Frontera, sin soldados voluntarios permitidos, por lo que tenía que tener cuidado en su elección. Ranta quería un lugar que pareciera tener muchas chicas jóvenes y tetonas con una figura de reloj de arena que fueran amables y consideradas, pero que se volvieran audaces una vez que estuvieran a solas con él y tomaran la iniciativa.

Ranta caminó varias veces por el Callejón Celestial antes de detenerse frente a un establecimiento.

El club cabaret, Paraíso Runrun.

El exterior parecía un poco fuera de lugar, pero había chicas en el balcón del segundo piso vestidas con atuendos que no dejaban nada a la imaginación. Lanzaban intensas miradas a los hombres que pasaban y los saludaban con la mano para que entraran. Por supuesto, también invitaron a Ranta.
No, Ranta fue específicamente invitado.

“Jeh, jeh, jeh… ¡Estoy emocionado!” Gritó.

Haciendo todo lo que pudo para mantener su sangre hirviendo bajo control, Ranta fue corriendo a través de la puerta hacia Paraíso Runrun.

Entonces alguien lo agarró por el hombro.

“Oye, Rizado.”

“¡¿Eh…?!” Gritó Ranta.

Sintió que le lanzaron un cubo de agua fría.

Ranta se dio vuelta, listo para darle tres mil golpes y siete mil patadas al audaz bastardo que se había atrevido a tocarle el hombro, pero cuando vio esa cara, tuvo un cambio de actitud inmediato, tirándose al suelo y haciendo una reverencia.

Era su segundo salto de dogeza en el día, pero considerando con quién estaba lidiando, no podía permitirse el lujo de avergonzarse por eso.

“¡L-L-L-Lo siento…! ¡Espera, ¿incluso hice algo?! ¡Debo haberlo hecho, eh, porque no estaríamos haciendo esto si no fuera así! ¡De todos modos, en serio, lo siento mucho!”

“…¿Por qué te disculpas?” Preguntó Renji.

“¡Bueno, realmente no lo sé por qué me disculpo!” Gritó Ranta. “…¿Eh? ¿No es eso? ¿No necesito disculparme…? Espera, ¿qué haces aquí, Renji? ¡No, no Renji, Renji-san! ¿Tal vez vas a Paraíso Runrun también? No, no solo ir ahí, ¿pero eres un habitual…?”

“¿Paraíso Runrun?” Cuando Renji miró hacia el balcón del segundo piso, las chicas gritaron y chillaron.

Eso no fue todo, Ranta lo vio. Fue testigo. Una de las chicas retiró la parte del pecho ya revelador de su vestido, dándole un vistazo de sus pechos asesinos. Su maquillaje era un poco pesado, pero era una chica bonita, y la forma en que Renji no le echó un ojo, negándose con calma con un: “No,” en serio era varonil.

“Nunca he estado en este lugar,” dijo Renji.

“…S-Sí, supongo que no,” dijo Ranta. “¿Eh? Entonces, ¿por qué…?”

“Por casualidad te vi, así que te llamé,” dijo Renji.

“¡¿Eh?! N-No, quiero decir, ¿por qué estarías hablando conmigo?” Preguntó Ranta.

“He estado esperando hablar contigo.”

“¡¿C-Conmigo…?!” Preguntó Ranta.

“Sí.” Renji acarició su cabello gris ceniza, suspirando. “Aunque ya no estoy tan interesado.”

“…¿Por Paraíso Runrun?”

“No. Por tu forma de actuar.”

“Oh, por supuesto.” Ranta se puso de pie con una risa incómoda, dándose rápidamente la prueba de olfateo para asegurarse de que no apestaba.

No, espera. No soy una chica. Soy un chico. Como, el tipo para terminar con todos los tipos. No necesito hacer esto. O más bien, me pone un millón de veces más nervioso que cualquier chica.

“Uh, uh, uh, uh, uhmm… ¿D-D-D-D-D-D-De qué quieres hablar?” Ranta tartamudeó.

“Ven conmigo.” Renji señaló el camino con la barbilla, y luego comenzó a caminar.

Ranta gritó: “¡Sí, señor!” Y se fue tras él.

Renji llevó a Ranta a un pequeño y estrecho bar en el borde del Callejón Celestial. Era realmente estrecho, pero el interior estaba limpio, con un buen stock de botellas y toneles de vino detrás del bar. No habían otros clientes. Probablemente era demasiado temprano para eso. Más tarde en la noche, la gente se reunía aquí para disfrutar de una bebida tranquila. Ese era el tipo de lugar que tenía que ser. En otras palabras, no era lugar para Ranta.

“E-Este es un buen lugar,” Dijo Ranta. “ja, ja, ja, ja…”

“Brandy, de cualquier tipo, para dos,” ordenó Renji sin preguntarle a Ranta. Sus bebidas estaban listas rápidamente. Había un líquido marrón en un vaso pequeño.

Ranta dijo: “¡No importa si lo hago!” Y tomó un trago. Casi se atragantó, pero de alguna manera logró soportarlo. “E-Esto es fuerte…”

Renji dio un bufido bajo, luego se bebió el vaso de un solo golpe.

Guau. Maldita sea, es genial…

“¿Cómo te va?” Preguntó Renji.

“¿Eh? Oh… Bueno, más o menos… así se podría decir. Ya sabes lo que nos pasó.”

“Moguzo, eh,” dijo Renji.

“Bueno, así es como es…”

“Lo juzgué mal,” dijo Renji. “Era un gran negocio.”

El significado de Renji no estaba claro. ¿Moguzo había sido grande? ¿Qué quiso decir con eso? ¿Que había sido más fuerte de lo que había pensado? ¿O que era un gran problema que Moguzo hubiera muerto, o algo así? De cualquier forma, Renji estaba reconociendo a Moguzo.

Hombre, tienes a Renji reconociéndote ahora, socio, pensó Ranta con orgullo. Sin embargo, no es que ser reconocido después de tu muerte te sirva de mucho.

“Pero, bueno, ya se fue,” dijo Ranta. “No nos hará ningún bien gemir y quejarnos de eso. Tenemos que vivir por nuestra cuenta ahora. Así es como lo estamos tomando…”

“¿Qué hay de Haruhiro?” Preguntó Renji.

“¿Qué hay de él? No hay mucho que decir,” dijo Ranta. “Bueno, está esforzándose a su manera. No es que sea un gran líder.”

“Suficientemente cierto.”

“No puede ser como tú, Renji-san,” agregó Ranta.

“Deja el -san.”

“Bien. Renji.” Ranta tomó un sorbo de su brandy. “Esto es bueno, si lo tomas un poco a la vez. Aún así, es extraño estar aquí, hablándote así. ¿Tú solo?”

“El trabajo es trabajo,” dijo Renji.

“¿Y quieres mantenerlo separado de tu tiempo libre?”

“Sí, un poco,” dijo Renji.

“Si estás con gente todo el tiempo, se vuelven molestos,” coincidió Ranta. “Quieres estar solo de vez en cuando.”

“¿Incluso te sientes así?” Preguntó Renji con malicia.

“Estoy bien solo, ¿sabes?” Ranta dijo. “Realmente no me siento solo. En este negocio, no puedes hacerlo solo, así que necesito camaradas. Un grupo.”

“¿Quieres unirte al mío?” Preguntó Renji.

Ranta casi asintió, y luego… Espera, espera, pensó. ¿Qué?

¿Qué acaba de decir Renji? “¿Quieres unirte al mío?” No. No puede ser, ¿verdad? ¿Pero qué otra cosa puede ser?

“¿Quieres unirte al mío?” Eso fue lo que dijo Renji.

“…¿Eh?” Preguntó Ranta, estupefacto.

“En este momento, tenemos cinco,” dijo Renji. “Hay espacio para uno más.”

“Ah, porque Protection funciona hasta en seis, ¿verdad?” Preguntó Ranta.

“Los ladrones no trabajarán en el campo de otro ladrón,” dijo Renji. “Es parte de su código de honor. No necesito un cazador que no pueda usar un arco o un mago sin poder de fuego tampoco. Tu sacerdotisa tampoco vale nada. Dejó morir a Moguzo.”

“¡Eso no es…!” Sintió que la sangre corría a su cabeza. Pero… ¿por qué Ranta debía defender a Mary? ¿Porque era su camarada? Incluso si lo era, tenía que llamar espada a una espada. Esa era la postura de Ranta. No quería jugar a ser amigos.

“…Bueno, sí,” dijo Ranta. “Sus habilidades no son malas, pero Mary se equivocó. Realmente se equivoco.”

“Puede que nuestra Chibi no lo parezca, pero es util,” dijo Renji.

“Eso en serio me impactó,” dijo Ranta. “No lo sé… simplemente no parecía que lo tuviera en ella. Pero si es apoyo tu grupo, debe ser increíble.”

“Ranta.” Esa probablemente era la primera vez. Renji no lo había llamado Rizado, lo había llamado por su nombre. “Vas a ser útil. Cuando te vi en Capomorti, eso fue lo que pensé. Pero Haruhiro no puede usarte apropiadamente.”

¿Renji había estado mirando?

Ranta había visto a Renji y su grupo. Renji era el único que era realmente increíble. Aún así, eso era solo porque Renji era un loco que saltaba al peligro como si nada y cortaba enemigos. Ron y los demás también eran asombrosos. Habían estado con Renji todo este tiempo. Eso era especial en sí mismo. Era difícil creer que no habían sido soldados voluntarios por más tiempo que Ranta y los demás.

Ranta, en el Team Renji.

Si eso sucediera, estaba seguro de que podría luchar mucho, mucho más, sin tener que preocuparse por sus camaradas, podría usar sus habilidades de izquierda a derecha para mantener a los enemigos a su merced. Así era como se suponía que un caballero oscuro luchaba. No cómo era ahora. Tenía que preocuparse por todo tipo de cosas. Había demasiadas limitaciones. Si solo tuvieran Moguzo todavía.

Si su socio estuviera ahí, podría haberse centrado en luchar como un caballero oscuro. Por supuesto, eso ya no era posible. Si consideraba el grupo, Ranta no tenía más remedio que convertirse en el tanque. No estaba preparado para eso, pero podía hacerlo. Ranta también tenía la intención de crear sus propios modos de hacerlo. Incluso si eso significaba tener que matar a quien realmente, no tenía otra opción.

¿Realmente no hay otra opción…? Se preguntó.

“Soy un tipo egoista,” dijo Renji, bebiendo su segunda copa de brandy de un trago. “Me ocupo de aquellos que pueden ser útiles para mí. No me importa nadie más. Al final, creo que la mayoría de las personas son iguales. Si vives para otros, solo significa que también morirás por ellos.”

“Sí, lo entiendo bien,” dijo Ranta. “Dicen que soy egoísta y ególatra.”

“Déjalos.”

“¿Crees que puedo ser fuerte?” Preguntó Ranta.

“Si yo soy el que te está usando,” dijo Renji.

“¿Quieres que sea tu peón, es eso?”

“Bingo.”

Renji no estaba mintiendo. Por lo menos, pensaba que Ranta tenía potencial. Estaba tratando de atraparlo. Para el Team Renji.

¿En serio? Ranta pensó. Voy a romper a reír. Esto es increíble. ¿La suerte finalmente está de mi lado? ¿Entonces qué hago? Con una oferta como esta, ni siquiera necesito preguntar eso, ¿o sí? La respuesta es obvia ¿cierto?