Honzuki no Gekokujō (NL)

Volumen 6: Aprendiz De Doncella En El Templo III

Capítulo 15: Una Invitación Después de la Comida

“S-Sumo Sacerdote…”

“Espero que sepas que tienes un estatus demasiado bajo para declinar”.

Me dirigí al Sumo Sacerdote en busca de ayuda ya que la invitación me dio un mal presentimiento, pero él me derribó sin pensarlo dos veces.

Esta es una reunión de nobles, después de todo. Un plebeyo como yo nunca tendría derecho a negarse. Yo sé eso. Pero valió la pena intentarlo.

“Vamos, Myne”.

A pesar de que el Sumo Sacerdote había hecho todo lo posible para sentarnos separados el uno del otro, Sylvester palmeó el espacio en la mesa entre él y Karstedt, señalándome que me sentara a su lado. Hice una pausa, sin saber qué hacer, ya que en realidad no había ningún lugar para que me sentara, pero Karstedt y Damuel se pusieron de pie y comenzaron a cambiar de asiento, diciéndome que me diera por vencida.

“Myne, camina alrededor de la mesa como Damuel lo hizo y siéntate al lado de Sylvester”. El Sumo Sacerdote me dio un lamentable empujón, sabiendo que la orden de Sylvester no era algo que pudiera ser rechazado.

“D-Disculpe”. Caminé alrededor de la gran mesa del comedor y, al no tener otra opción, me senté al lado de Sylvester. Karstedt estaba del otro lado, así que me deslicé hacia él en mi silla tan sutilmente como pude. Damuel estaba sentado frente a mí, y el Sumo Sacerdote estaba frente a Sylvester.

“Escucha, Myne”, comenzó Sylvester, “¿qué tal si intercambiamos chefs? Estarías bien con eso, ¿verdad? No es robar, es comerciar”.

Pero estos eran los chefs de Benno. Definitivamente se enojaría si los cambiara sin su permiso, y el potencial de que se filtren nuestras recetas sería un gran problema.

“Los chefs me están siendo prestados por otra persona. No puedo aceptar cambiarlos por mi cuenta”.

“Entonces negociaré con ese alguien. ¿Quién es?”

Benno no estaba en una posición en la que pudiera rechazar una orden de un noble, pero sería un desastre si el restaurante italiano al que había dedicado tantos recursos ya no pudiera abrir debido a la falta de personal de cocina. Ya podía imaginar los dolorosos dolores de cabeza de Benno y Mark mientras veían que su inversión se desvanecía en la nada.

“Hermano Sylvester, un humilde comerciante no podía rechazar una solicitud hecha por alguien de estatus noble como usted. No acudirías a él para negociar, sino para hacer una demanda irrazonable que no podría rechazar”.

“Sí, supongo que terminaría así con un comerciante”, murmuró Sylvester, con un destello de diversión en los ojos.

Parecía que el Sumo Sacerdote tenía razón cuando dijo que Sylvester tenía un buen corazón enterrado extremadamente, muy profundamente dentro de él. No explotó de ira ante mi observación; De hecho, levantó un poco la barbilla y me indicó que continuara.

Eché un vistazo al Sumo Sacerdote, quien ofreció un sutil asentimiento. Damuel temblaba a su lado, su rostro era de un blanco pálido, pero no era una opción para mí perder a mis chefs aquí.

“Mis chefs deben trabajar en un restaurante que está previsto abrir pronto. Están entrenando para eso ahora, y se ha gastado mucho dinero tanto en entrenarlos como en preparar el restaurante. La suma puede no ser demasiado para un miembro de la nobleza, pero es una cantidad que podría significar la vida de la muerte para un plebeyo. ¿Seguirías aceptando a los chefs sabiendo que hacerlo destruiría ese restaurante, hermano Sylvester? Si te gustó tanto su cocina, te pediría que esperes a que se abra el restaurante y te conviertas en un cliente allí”.

“¿Oh, un restaurante? ¿Estás diciendo que los plebeyos van a comer esa comida?” Los ojos de Sylvester se abrieron con incredulidad, y con una sonrisa como la que Benno le dio a sus mejores clientes, aproveché la oportunidad para anunciar el restaurante.

“Los precios serán lo suficientemente caros como para que solo aquellos conocidos como ricos en la ciudad baja puedan pagarlos, y solo aquellos recomendados por los clientes existentes serán atendidos. El área del comedor sigue el modelo de la mansión de un noble, y proporcionará alimentos similares a los que comen los nobles — o más bien, proporcionará alimentos que ni siquiera los nobles han comido”.

“¿Si? ¿Y quién me va a presentar?”

“… Umm, ya que pareces interesado, te los presentaré yo misma”.

Honestamente, realmente no quería soportar lo que seguramente sería la enorme responsabilidad de presentar al restaurante a un estudiante de grado impredecible como Sylvester, pero era mejor que robar a nuestros chefs y arruinar todo.

“Bien. Preséntame, entonces. Echaré un vistazo al lugar”.

“Te lo agradezco mucho. Lord Karstedt, Sumo Sacerdote, ¿te gustaría venir también?” Le supliqué a mis ojos que quería que alguien mantuviera a Sylvester bajo control, y ambos asintieron a regañadientes al mismo tiempo.

… El hermano Sylvester es un poco noble, ¿entonces quizás Benno lo apreciará? O tal vez lo odie. Me pregunto cuál. De cualquier manera, quiero que aprecie que fui yo quien pacíficamente evitó que sus chefs fueran robados.

Mientras me alababa en silencio por mis heroicos esfuerzos, el Sumo Sacerdote — una copa de vino y algunos bocadillos simples como jamón y queso en la mano — de repente levantó la cabeza como si acabara de recordar algo.

“Myne, ¿por qué no hacer que Rosina interprete el harspiel para nosotros?” preguntó, lo que me recordó que le había permitido traer el harspiel en primer lugar para que ella pudiera proporcionar ‘una fuente de gran consuelo durante las largas noches’.

Llamé a Fran con una mirada y le dije que le dijera a Rosina que queríamos que ella interpretara el harspiel. Karstedt abrió mucho los ojos ante mis palabras.

“¿Un plebeyo tiene un harspiel?”

“El Sumo Sacerdote me dijo que debería aprender a tocarlo”.

Le conté cómo el Sumo Sacerdote había ordenado mi educación, lo que hizo que Karstedt murmurara: “Así que ya comenzó sus preparativos. No esperaría menos de Lord Ferdinand”. Teniendo en cuenta que el Sumo Sacerdote no había dicho nada de mí siendo adoptada por un noble en ese momento, se podría decir que su previsión fue realmente impresionante.

“Myne tiene talento para la música. Has mantenido tu práctica, ¿correcto?”

“Rosina es una maestra talentosa, eso es todo”.

El Sumo Sacerdote me dirigió sus alabanzas, pero Rosina fue la que hizo cumplir mi práctica. Ella no me dejaba saltarlo sin importar cuánto quisiera, y cualquiera que practicara un instrumento diariamente mejoraría en eso. La única razón por la que mis habilidades con el piano no mejoraron durante mis días como Urano fue porque no practicaba todos los días.

“He respondido a su convocatoria, mi señora”. Rosina llegó con el harspiel. Se había apartado una silla de la mesa para ella, y ella se sentó sobre ella con una amplia sonrisa. Luego tocó canción tras canción solicitada por Sylvester.

“Fantástico. ¿Cómo una doncella gris del santuario como tú aprendió a interpretar el harspiel tan bien?”

“Mi anterior señora, la hermana Christine, me brindó la oportunidad de dedicarme a las bellas artes”.

“Interesante… Muy bien, Myne. Tu turno”.

Personalmente, pensé que era bastante cruel pedirme que tocara justo después de que todos escucharan a Rosina. Ni siquiera éramos comparables entre nosotras. Rápidamente busqué una razón que pudiera usar para rechazarlo.

“Yo, ah… me temo que soy demasiado pequeña para interprtar el harspiel de tamaño adulto”.

“¿Oh? No temas, hermana Myne. También traje tu harspiel por si ocurriera algo así. Permítame un momento mientras lo saco de su habitación”.

… Nooo Rosina, ¿por quééé…?

Me desplomé en la desesperación. Karstedt me dio una palmadita reconfortante en la espalda, conteniendo la risa mientras Sylvester, que también sonreía, apartó la vista del Sumo Sacerdote.

“Bien. Sigue e interpreta mientras esperamos, Ferdinand”.

Estaba seguro de que el Sumo Sacerdote se iba a negar, pero en lugar de eso se puso de pie, recogió el harspiel con un solo suspiro molesto, y luego comenzó a tocar. La facilidad con la que podía seguir a Rosina era realmente impresionante, pero había elegido tocar la canción de anime que le había enseñado.

… El arreglo hizo un poco difícil de reconocer, y la letra había sido cambiada por otras religiosas, ¡pero todavía era una canción de anime! Luché por contener mi risa, sintiendo como si mis costados estuvieran a punto de explotar mientras lo escuchaba tocar. Pensar que una pequeña broma que hice volvería a morderme así.

“Nunca antes había escuchado esa canción”, observó Sylvester.

“No esperaba”, respondió el Sumo Sacerdote casualmente, lo que hizo que Sylvester frunciera el ceño.

“¿Qué canción fue esa? ¿Quién lo compuso?”

“…Eso es un secreto”. El Sumo Sacerdote me miró, con una sonrisa arrogante en su rostro. Solté un jadeo silencioso. Sylvester, que estaba sentado a mi lado, levantó una ceja, sus ojos verdes brillaban.

¡Gaaah! ¡No quiero que lo publiques, pero tampoco te burles de él así! ¡Ahora está todo interesado, puedo decirlo!

Cuando una tormenta de pánico me devastó por dentro, Rosina regresó con el pequeño harspiel.

“Aquí tienes, hermana Myne”.

“Gracias, Rosina”.

Rasgueé y elegí tocar una canción de práctica simple que había aprendido. Me aseguré de no tocar uno de mis días como Urano, ya que eso habría sido cavar mi propia tumba.

Estoy segura de que he crecido.

“… Estás bien, pero no tan bien”.

“Creo que es tu turno de tocar, hermano Sylvester. Me gustaría escuchar tu música”.

Estaba rodeado por los talentos artísticos — Rosina, Wilma y el Sumo Sacerdote — así que no tenía idea de lo que se esperaba de un noble promedio. Ahora parecía una buena oportunidad para descubrirlo haciendo que Sylvester juegue.

“Je. Entonces quieres escuchar a mi tocando harspiel, ¿eh? Muy bien, considérate afortunado. Tocaré”.

Sylvester cogió con confianza el harspiel, pero a juzgar por su comportamiento y actitud, me resultó difícil imaginar que tuviera una inclinación musical. Aunque resultó que la apariencia puede ser engañosa. Era mucho más talentoso de lo que esperaba; él rasgueó suavemente, su voz cantando tocando todas las notas correctas.

… Ngggh. Los nobles son demasiado altos. Había estado esperando pruebas de que el Sumo Sacerdote me estaba pidiendo demasiado, pero al final todo lo que obtuve fue la confirmación de que los nobles realmente eran increíblemente hábiles.

“¿Te gustaría tocar también, Lord Karstedt?”

“No soy un gran músico de harspiel. Tal vez si tuviera mi flauta, pero olvidé traerla”.

En un giro sorprendente, parecía que incluso un militar aficionado como Karstedt podía tocar un instrumento, aunque prefería usar un instrumento que aprovechara la capacidad pulmonar que había acumulado a través de su entrenamiento en lugar de uno que solo le exigiera rasguear las cuerdas delgadas.

Um, wow. Eso es genial.

“Pero lejos de mí estar sentado y no hacer nada después de que todos los demás hayan actuado. Hm… Supongo que lo único que podría realizar aquí y ahora es un baile de espada”.

“¡¿Un baile de espada ?! Nunca he visto uno de esos. Me encantaría ver el tuyo, si es así”. Ni siquiera en mis días como Urano había visto bailar una espada real. Miré a Karstedt, mis ojos brillaban con anticipación.

Llamó a Damuel con un movimiento de cabeza, luego sacó su varita brillante de un lugar que no podía ver — casi como de la nada — y murmuró Schwert. En un instante, la varita se convirtió en una espada. Los dos hombres se enfrentaron, golpearon ligeramente las puntas de sus cuchillas y luego las lanzaron al aire. Esa fue la señal para comenzar.

Ambos comenzaron a cortar el aire, sus espadas mortales brillaban mientras bailaban a un ritmo uniforme, moviéndose fluidamente y sin desperdicio de energía.

Aparentemente, la danza de la espada se usó como una forma de practicar los diferentes movimientos básicos de los que estaba compuesta, y se podría esperar que todos en la Orden de Caballeros fueran capaces de ejecutarla.

Pero al realizarlo sin ensayar primero como lo hicieron Karstedt y Damuel, uno tenía que observar cuidadosamente los movimientos del otro y su línea de visión para moverse al unísono. Perder la sincronización era peligroso para ambos.

El sudor goteaba en la frente de Damuel y su respiración se volvía más pesada. Al darse cuenta de eso, Karstedt retiró su espada, una expresión compuesta en su rostro.

“Deberías hacer eso”.

“¡Increíble! ¡Lord Karstedt, Lord Damuel, ambos son increíbles! ¡Tenía tanto miedo de que uno de ustedes se lastimara, pero terminaron con aplomo!”

Seguí soltando una avalancha de cumplidos, pero Sylvester protestó, diciendo que podía hacer eso él mismo, y luego inmediatamente comenzó a bailar espada con Karstedt.

Um… ¿puedo volver a mi habitación ahora?

Sylvester también se veía genial mientras realizaba el baile de la espada con una expresión seria y mortal. Me di cuenta por su velocidad solo que este era un baile de espada de mayor nivel que el anterior, pero realmente eso me molestó.

“Je. Eso fue genial, ¿eh? Adelante, pruébalo con elogios”, cantó Sylvester, con el pecho hinchado con orgullo.

La danza de la espada había terminado, y una vez más podía decir desde el fondo de mi corazón que lo encontraba molesto. Muy molesto. Ya había vuelto a su estado habitual en la escuela primaria, y cualquier parecido de frialdad y toda mi admiración por él quedó impresionado en un instante.

“… Fuiste espléndido, hermano Sylvester”.

“Wow, tan monótono. Inténtalo de nuevo”

Me obligó a repetir mi alabanza tres veces, momento en el que tuvo que lidiar con tanto dolor que fingí sentirme mal solo para tener una excusa para regresar rápidamente a la habitación que me habían dado.