Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 1

Extra 1: La Experiencia Culinaria De Nephy

“Maestro, se han completado los preparativos para el almuerzo”, dijo Nephy, mientras su pelo blanco como la nieve se balanceaba en el aire.

“Ya veo. Estaré ahí.”

Zagan cerró el grimorio por el que había estado hojeando y se levantó. Decidió mostrar su gratitud por tener sus comidas preparadas para él con una sonrisa, pero al final, solo pudo sentirse un poco mal por no poder hacer nada, excepto asentir con una mirada agria en su rostro. Después de llegar al comedor, notó que el pan, la sopa y el plato principal de estofado de cordero ya se habían colocado en la mesa.

“Wow, el almuerzo se ve muy sabroso hoy”.

“No soy digno de tal elogio, Maestro”. Incluso sin expresión, las orejas puntiagudas de Nephy temblaron alegremente con una contracción del cumplido de Zagan.

“Pero nunca has comido este tipo de comida, ¿verdad, Nephy? ¿Cómo eres capaz de hacerlo tan perfectamente? ”

“Ll-Llamarlo perfecto es un poco…” Murmuró Nephy, tímidamente agarrando su delantal, luego continuó diciendo: “Nunca me dieron de comer, pero me encomendaron ayudar en la cocina”.

“Ah, ¿así que lo has hecho antes?”

“No, se me permitió hacer poco más que pelar las verduras”.

“¿Eh…? ¿Cómo te ayudó eso a aprender a cocinar?”

Cuando Zagan inclinó la cabeza hacia un lado, en un giro inusual, Nephy apretó el puño y respondió con voz seria.

“Bueno… siempre estuve mirando atentamente”.

“Al mirar, ¿te refieres a los pasos para cocinar…?”

“También estaba eso, pero quiero decir… los ingredientes”.

Zagan pensó que estaba bromeando por un momento, pero parecía que Nephy estaba completamente seria.

“Las comidas que cocinaban en esas ollas siempre olían de maravilla cuando se mezclaban con las especias. Y como tenía mucha hambre en su mayor parte… Bueno, en cualquier caso, fue doloroso. Por eso terminé memorizando cómo hacerlo mientras los miraba con nostalgia”.

“¿No sé… se enojaron contigo por eso?”

“Porque se enojarían, si siempre los miraba desde la grieta de la puerta”.

Zagan trató de imaginar la imagen de esta chica sin expresión que se asoma desde la grieta de una puerta. En su mente, cada vez que sus ojos se encontraban con la persona a la que estaba asomando, seguramente habría temblado con un sobresalto. El mero pensamiento de eso le hizo pensar que su rostro iba a aflojarse de alegría.

“Maestro, por favor, no te rías”.

“No, no es como si me estuviera riendo. Mira, solo comamos ahora”.

Y en ese día también, Zagan y Nephy se sentaron juntos y agarraron sus cucharas en la mano.