Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 3

Capítulo 5.1: Historia de un Cierto Grupo de Aventureros 3

 

 

El gremio de aventureros.

Compraban reliquias o materiales cosechados de monstruos encontrados en mazmorras exploradas por aventureros, que se ganaban la vida haciéndolo. También eran intermediarios en misiones que implicaban cosas como la erradicación de bestias peligrosas, la protección de los comerciantes y el asesinato de los monstruos que salían de las mazmorras.


Debido a que los aventureros viajaban por muchos países, el gremio de aventureros era independiente de los estados en los que operaba.

Un grupo visitaba la sucursal del gremio en Parnam. El grupo consistía en el guapo espadachín de sangre caliente Dece, la ladrona femenina con cara de bebé y delgada Juno, el musculoso y macho peleador Augus, el amable y afable joven sacerdote Febral, y la callada y bien formada maga Julia.

“El grupo Dece ¿verdad?” preguntó la recepcionista. “Su recompensa por la búsqueda de la escolta de los aldeanos está aquí.”

La chica de la recepción les dio un saludo superficial y una bolsa llena de monedas de plata. La bolsa se abultó ligeramente, haciendo que los ojos de Juno y Augus brillaran.

“Tenemos más de un par de meses de ganancias aquí, ¡¿no crees?!” Juno preguntó emocionado.

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“Incluso dividido en cinco partes, será mucho, ¡¿no es así?!” exclamó Augusto. “Ahora puedo conseguir unos nuevos nudilleros… No, ¡quizás algo de mayor calidad!”

Parado junto a los dos que estaban cegados por el dinero del premio, Febral inclinó su cabeza a un lado de manera inquisitiva. “Aunque nos paguen a título individual, no como grupo, esta recompensa parece demasiado alta para la búsqueda. ¿Se aplicó algún tipo de bonificación especial?”

La recepcionista sonrió y asintió con la cabeza.

“Sí. Esta búsqueda fue emitida por el castillo real. Decía, ‘Lo que se cree que es una nueva raza de monstruo, el flameante Pierrot, ha aparecido en el sur. Nos gustaría solicitar su ayuda para escoltar a los residentes de las aldeas cercanas mientras los evacuamos’. Pero, con la intempestiva invasión del Principado de Amidonia, recibimos informes de que muchos de nuestros pueblos se habían encontrado con fuerzas del principado.”

La recepcionista sonrió y asintió con la cabeza. “Sí. Esta búsqueda fue emitida por el castillo real. Decía, “Lo que se cree que es una nueva raza de monstruo, el flameante Pierrot, ha aparecido en el sur. Nos gustaría solicitar su ayuda para escoltar a los residentes de las aldeas cercanas mientras los evacuamos”. Pero, con la intempestiva invasión del Principado de Amidonia, recibimos informes de que muchos de nuestros pueblos se habían encontrado con fuerzas del principado”.

“Oh, eso”, dijo Juno. “Yo también los encontré.”

La recepcionista asintió con la cabeza. “Afortunadamente, debido a que la gente de los pueblos fue evacuada, pudieron minimizar el daño a los ciudadanos del reino por parte de las tropas del principado. Sin embargo, debido a los problemas inesperados que esto significó para los aventureros, el castillo ha emitido un bono especial de riesgo. Esa sería la cantidad extra que se ve allí.”

“Entiendo”, dijo. “Eso tiene sentido…”

Dece y los demás aceptaron el dinero de la recompensa, dirigiéndose a una mesa en el café y el bar que se estableció dentro del gremio.

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Una vez que el dinero se dividió en cinco partes, Dece le preguntó a Febral, “Entonces, sobre lo que nos acaba de decir… ¿Qué piensas?”

“¿Te refieres a la inesperada paga por riesgo?” Febral le pidió que volviera, a lo que Dece asintió.

“Los pueblos y aldeas que acaban de ser atacados por los flame pierrots se encontraban en la ruta que tomaron las fuerzas del principado, y como acabamos de evacuar a los residentes, las pérdidas humanas fueron mínimas… Quiero decir, ¿no es todo eso un poco demasiado conveniente?” Dece dijo.

“…Tienes razón”, dijo Febral. “Tal vez lo que el reino estaba en guardia era del ejército del principado todo el tiempo. ¿Podrían haberse apresurado a hacernos evacuar a los residentes porque estaban anticipando un ataque?”

Cuando Febral presentó esa teoría, Juno inclinó su cabeza hacia un lado. “¿Hm? Pero, yo mismo vi a los flame pierrots cuando estaba con el Sr. Pequeño Musashibo, ¿recuerdas?”

“Parecían torsos de maniquí con antorchas para las cabezas, ¿verdad?” Febral dijo. “Eso suena bastante fácil de hacer, ¿no?”

“¿Fueron inventadas, entoncesssss?” Julia preguntó en un tono relajado, a lo que Febral asintió.

“Sí. Eso suena muy probable. El rey debe haber tenido alguna razón para ello.”

“Je. No es que nos importe.” Augus envolvió su grueso brazo alrededor del cuello de Febral. “Las intrigas de los países no son un negocio para los aventureros. Lo que es importante para nosotros es que completemos la búsqueda, y que ganemos buen dinero por ello. ¿Estoy en lo cierto?”

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Dece sonrió irónicamente. “Tienes razón. En lugar de preocuparnos por eso, pensemos en lo que vamos a hacer con todo este dinero.”

“Para esta noche, cómo suena un festín, ¿hmmmm?” Julia dijo suavemente… y entonces sucedió.

Un regordete o algo así entró por la entrada del gremio. En sus manos había una naginata, sobre su espalda una cesta de mimbre, sobre su cara una cubierta de seda de la que asomaban dos adorables ojos como de bellota y cejas tupidas. ¿Quién era? ¡¿Era un gran capullo de polilla?! ¡¿Era un monstruo huevo?!

“¡Espera, ese es el Sr. Kigurumi!” exclamó Juno en el momento en que se dio cuenta.

Cuando el pequeño Musashibo entró en el gremio, se acercó a la recepcionista y le entregó algo. Era… ¿una carta?

“¡Oh! Una entrega, entiendo”, dijo la recepcionista. “Gracias por su servicio.”

“…” (El pequeño Musashibo dio un pulgar hacia arriba.)

Habiendo entregado la carta, el pequeño Musashibo se giró para irse, su trabajo hecho, pero Juno no iba a dejar que eso pasara.

Se apoyó en la parte superior de su cabeza. “Oye, cuánto tiempo sin verte. Veo que también has vuelto del sur.”

“…” (“¿J-Juno?” El pequeño Musashibo reaccionó con sorpresa.)

El pequeño Musashibo, que se había encogido ligeramente bajo el peso de Juno, agitó los brazos.

Juno se quedó encima del pequeño Musashibo, frotando sus mejillas en broma. “Gracias por la salvada de ahí atrás. El principado casi me atrapó.”

“…” (“No, sólo me alegro de que estuvieras bien”, dijo, dándole una palmada en la espalda.)

“¡Ajá! Pero, ahora que lo pienso, ¿no estabas en más problemas que yo, andando por ahí solo de esa manera? Apuesto a que estabas allí en la misma búsqueda, así que podrías haber confiado en nosotros para que te ayudáramos, ya sabes.”

“…” (“Me honra oírlo”, dijo, inclinando la cabeza repetidamente.) El resto de la parte vio cómo se desarrollaba este intercambio con los ojos en blanco.

“¿Cómo hacen para que una conversación funcione así…?” Dece se preguntaba en voz alta.

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“¿Podría ser… amor?” sugirió Febral.

“¡Oh! Ahora también empiezas a creer en la teoría de Julia, ¿eh, Febral?” dijo Augus.

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“Hee hee”, se rió Julia.

Mientras los cuatro hablaban de ello, la recepcionista, que había estado leyendo la carta, los llamó.

“Oh. Tú, el de ahí. Tomaste la búsqueda de la escolta de los aldeanos, ¿no es así?”

“¿Hm? Sí, lo hicimos… ¿Pasó algo?” Dece preguntó.

La recepcionista sonrió. “Parece que hay otra recompensa adicional para ti del castillo. Estaba en la carta que acaba de llegar. ‘El trabajo de los aventureros salvó la vida de muchos de los habitantes de este país, así que, para recompensar su duro trabajo, se celebrará un pequeño banquete en el castillo, al que serán muy bienvenidos’. Eso es lo que dice esto”.

“¿Un banquete en el castillo real?” Dece frunció el ceño. Cuando ya habían recibido la paga por riesgo, un banquete parecía abundante.

“No quiero ir”, dijo Juno, claramente desinteresada, mientras continuaba apoyándose en el pequeño Musashibo. “El castillo suena como un lugar de mala muerte. Nos veríamos tan fuera de lugar allí.”

“Je, je, je. ¿Estás segura de que quieres decir eso?” la recepcionista se rió y dijo en un tono confiado. “El banquete se celebra en la Residencia de Ishizuka, ¿sabes?”

“”¡¿Acabas de decir la Recidencia de Ishizuka?!”” Augus y Febral jadeaban.

“¿Has oído hablar de ello? ¿Augus, Febral?” Dece preguntó. Los dos asintieron con entusiasmo.

“No sólo hemos oído hablar de ello — sino que es la comidilla del pueblo”, dijo Augus. “Hay un restaurante con comida increíblemente deliciosa en el castillo, dicen.”

“Por lo que he oído, es un restaurante que el Rey Souma y el Ministro de la Crisis Alimentaria, el Sr. Poncho Panacotta, instalaron dentro del castillo”, dijo Febral. “Escuché que fue hecho para ver si la gente de este país sería capaz de aceptar los platos que se comían en el viejo mundo del Rey Souma.”

“¡Sí, sí, sí, eso es!” Por alguna razón, la recepcionista se estaba excitando mucho mientras hablaba. “Hay varios platos allí, pero todos son rápidos, baratos y sabrosos. Es lo mejor. Sin embargo, como está dentro del castillo, y sólo abre de noche, no puedes comer en él a menos que trabajes allí. Una vez, cuando acompañé al jefe del gremio al castillo, tuve la oportunidad de comer allí… Slurp, el sabor fue inolvidable.”

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Cuando vio a la recepcionista limpiar la baba de la comisura de su boca con una mirada embelesada en su cara, Dece se extrañó. “¿Estás bien? Estás seguro de que no hay ingredientes extraños en esa comida, ¿verdad?”

“Estoy seguro de que es probablemente seguro”, dijo Julia. “Es comida digna de un rey, después de todo.”

Juno intentó preguntarle al pequeño Musashibo, que estaba debajo de ella, “¿Quieres venir también, Sr. Kigurumi? Usted también hizo esa búsqueda, ¿verdad?”

“…” (“Oh, no, yo no…”) dijo, sacando los brazos delante de él y sacudiendo la cabeza.

“¿Qué? Vamoooosssss”, dijo Juno. “Si no lo haces, te sacaré de ahí dentro.”

“…” (“¡N-No, detente, por favor!”) dijo, agitando sus brazos y piernas.

Juno siguió tocando al pequeño Musashibo. Al final, le obligó a prometer que asistiría al banquete.

***

 

 

Y así, en la noche del banquete…

En el castillo, una vieja bodega del castillo que ya no se utilizaba había sido remodelada en algo parecido a una cadena de izakaya y se le dio el nombre de Residencia de Ishizuka. Fue aquí donde las pocas docenas de aventureros que habían participado en la búsqueda de escolta estaban celebrando.

Para este banquete, las mesas estaban alineadas en el centro con grandes platos de comida de los que todos eran libres de tomar. Era lo que se llamaría un buffet. Los aventureros se agolparon vorazmente alrededor de los inusuales y deliciosos platos. (Especialmente aquellos que usaban salsa de soja y miso.)

Ocurrió justo cuando el grupo de Juno, con el pequeño Musashibo a remolque, había terminado de ponerse en la cola, asegurando todos los diferentes platos y bebidas alcohólicas que quisieran, y volvieron a sus asientos.

Alguien subió al podio frente a la entrada. Era una joven que llevaba un uniforme militar rojo y tenía el pelo medio corto.

Cuando vieron a esa chica…

“¿Qué? ¡¿La princesa?!” alguien exclamó sorprendido.

Hubo un murmullo de entusiasm que se extendió por la habitación. La que estaba de pie en el podio era, sin duda, la princesa Liscia, la hija del antiguo rey de este país y la prometida al actual rey (provisional), Souma Kazuya.

Liscia se inclinó, y luego comenzó a hablar con voz clara. “Aventureros, les doy la bienvenida al Castillo de Parnam. Soy la prometida del rey Souma, Liscia Elfrieden. Estoy aquí para saludarles a todos ustedes hoy, en lugar de Souma que está actualmente indispuesta debido a su gran carga de trabajo. Me gustaría agradecerles a todos ustedes por aceptar la reciente búsqueda.”

Liscia se inclinó una vez más.

Juno miró, pareciendo profundamente impresionado. “Esa es una princesa para ti. Parece de mi edad, pero se siente toda una dama.”

El pequeño Musashibo apartó descaradamente sus ojos cuando Juno dio esa impresión. Eso fue porque dudaba en llamar a la princesa “dama”, dado que recientemente había estado liderando una fuerza masiva en el campo de batalla.

Liscia tomó un vaso de vino. Levantándola en alto dijo, “Gracias a todos ustedes, muchos de los nuestros se salvaron. En nombre de Souma, y de toda la gente que salvaste, te saludo. Ahora… ¡Salud!”

“¡Salud!”


Con eso, el banquete comenzó. Los aventureros bebieron mucho vino, y se golpearon los labios con tatsuta-age, bollos de espagueti, brochetas de mariscos fritos, y muchos otros platos que aún no son comunes en este país.

“¡Esta cosa tatsuta-age es genial! ¡No puedo conseguir tenre cerveza con él!” Augus declaró con entusiasmo y Febral asintió con la cabeza.

“Parece que usan la salsa de soja de los lobos místicos para ello”, dijo Febral. “Es muy buena”.

“Los pinchos de pulpo frito también son buenos”, dijo Julia. “Toma, Dece. Di ahhh.”

“¡Espera! ¿Julia? ¡¿Ya estás borracha?!” Dece exclamó.

Cada uno de ellos se divirtió. Juno, cuyos ojos ya estaban un poco desenfocados, se envolvió alrededor del pequeño Musashibo. Ella estaba empujando una taza de madera llena de cerveza contra su mejilla. “Vamos, Sr. Kigurumi, tiene que beber mucho tambieeeennnn.”

“…” (“¡¿Eres una mala borracha?!” dijo, entrando en pánico.)

“Si no bebes, te haré el de boca a boca”, amenazó Juno.

“…” (“¡Sólo manchará la tela, así que por favor no lo hagas! Lo beberé yo mismo, ¡está bien!”)

Entonces el pequeño Musashibo le dio la espalda a Juno. Cuando ella se preguntaba qué pasaba, mirándolo con dudas, de repente la mano de un hombre salió de la costura de su espalda.

“¡¿Wuh?!” Esa impactante escena hizo que Juno echara la cabeza hacia atrás por sorpresa. El brazo que creció de Pequeño Musashibo tomó la jarra de cerveza de la aturdida Juno antes de deslizarse de nuevo dentro del cuerpo del Pequeño Musashibo. Luego, tras unos sonidos de trago desde el interior, la taza vacía fue expulsada de su espalda.

“¿Qué acaba de pasar…?” Juno gritó.

El pequeño Musashibo se giró para mirarla y le dio una palmada en el hombro.

“…” (“Una ilusión fantástica”, dijo, asintiendo con la cabeza de arriba a abajo.)

“¿Eh? Pero, hace un momento vi…”

“…” (“Una ilusión fantástica. ¿Entiendes?” Inclinó la cabeza a un lado.)

Todo lo que Juno podía decir en este punto era, “Uh, seguro.”

A partir de ahí, con la ocasional interrupción por una ilusión fantástica, los dos bebieron juntos.

Mientras lo hacían, Liscia seguía espiando y observándolos.

***

 

 

Veinte minutos más tarde.

 

“…” (El cuerpo del pequeño Musashibo se inclinó repentinamente y cayó de espaldas.) Juno, que estaba comiendo y bebiendo a su lado, gritó sorprendida.

“¡¿Estás bien, señor?! ¡¿No es un poco pronto para que te desmayes?!”

Juno sacudió su cuerpo, pero parecía que el pequeño Musashibo no podía levantarse. Entonces, “Perdóneme un momento”, dijo una voz adulta.

“¿Eh?” Preguntó Juno.

Cuando Juno miró la voz que repentinamente la llamó, la joven con el uniforme militar corría hacia el pequeño Musashibo. Era la Princesa Liscia. Estaba tan sorprendida de que la princesa la llamara de repente que su boca se abrió y se cerró en un silencio de shock.

Liscia presionó su oreja contra la boca del pequeño Musashibo.

“Estás al límite. Debido al alcohol. Eso tiene sentido”. Con esas palabras, Liscia sentó al pequeño Musashibo. “Yo me ocuparé de este tipo. Tú te encargas de las cosas aquí.”

“S-Seguro…” Juno respondió vagamente.

Liscia miró fijamente a la cara de Juno.

“¿Hm? …Um… ¿hay algo en mi cara?” Preguntó Juno.

“No, no es nada”, dijo Liscia. “De todos modos, espero que se diviertan.” Dicho esto, Liscia se llevó al pequeño Musashibo.

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Juno no sabía qué pensar, sólo podía vigilar sus espaldas mientras partían.

“¿Por qué te esforzaste tanto para poder participar?” Liscia exigió. “Incluso llegando a usar un traje de kigurumi.”

Mientras caminaban por el pasillo del castillo, el pequeño Musashibo tomó prestado el hombro de Liscia para apoyarse, una voz masculina salió del interior del pequeño Musashibo. “Oye, ¿realmente puedes culparme? Incluso yo tengo gente con la que tengo que salir a socializar.”

“Dices eso, pero no son tus socios, son los de ese muñeco, ¿verdad? Ahora date prisa y sal de esa cosa. Nadie más puede verte aquí.”

Cuando Liscia dijo eso, la espalda del muñeco se abrió de par en par y Souma emergió, goteando sudor. Además del calor del traje de kigurumi, tenía alcohol, así que su cara estaba bastante roja. Cuando terminó de arrastrarse fuera del pequeño Musashibo, Souma se sentó en el suelo justo ahí, exhausto.

Normalmente, Souma controlaba al Pequeño Musashibo a distancia con su habilidad, los poltergeists vivientes, pero hoy día comía y bebía, así que se había metido él mismo.

Liscia lo miró con exasperación, prestando a Souma un hombro en el que apoyarse. “Mira, si vas a descansar, no lo hagas aquí, hazlo en tu cama en la oficina de asuntos gubernamentales. Haré que alguien guarde el muñeco más tarde.”





“Ahh, lo siento”, dijo Souma. “Sería de gran ayuda si pudieras hacer eso por mí”. Souma se apoyó en Liscia para apoyarse mientras caminaba con las piernas temblorosas.

“Por cierto, ¿esa chica, Juno?” Liscia preguntó mientras se dirigían a la oficina de asuntos gubernamentales. “Era bastante linda, ¿no?”

Souma miró hacia otro lado. “No he hecho nada con ella por lo que deba sentirme mal, ¿de acuerdo?”

“Oh, nunca dije nada sobre eso, ¿verdad?” Liscia preguntó. Liscia estaba mirando fijamente, mientras que Souma no podía encontrar su mirada.

Si alguien lo hubiera escuchado, podría haber sonado como una vieja pareja de casados.

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