Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 9

Capítulo 3: El prometido impertinente I

Había pasado medio año desde que me matriculé en la Universidad de Magia de Ranoa. Ahora era otoño, la época de la cosecha.

El otoño nunca duraba mucho en los Territorios del Norte, pero era una época del año muy importante, en la que se preparaban, cosechaban y almacenaban los alimentos para el doloroso invierno que se avecinaba. Incluso se celebraban algunos festivales en los distintos pueblos y ciudades.

Para los hombres bestia, también era la época de apareamiento… un largo acontecimiento cultural que conllevaba un complicado conjunto de reglas y rituales. Todos ellos estaban notablemente inquietos a medida que se acercaba, tanto hombres como mujeres.

No había muchos de su clase matriculados en la Universidad, relativamente hablando. Supongo que representan el 5% del alumnado, que es de unos 10.000 en total. Eso supondría que su número es de unos 500, un grupo grande en cierto sentido, pero no tan impresionante dado el tamaño de nuestro campus.

Aun así, cuando empezó el otoño, parecían estar por  todas partes, batiéndose en duelos uno a uno que normalmente enfrentaban a un hombre contra una mujer. Durante varios meses después de su duelo, la pareja estaría pegada el uno al otro. Al final, se casaban. Quien ganara el duelo inicial asumiría el papel de jefe en la nueva “manada” que estaban formando.

Estas reglas no estaban grabadas en piedra, ni nada por el estilo. Era sólo una vieja tradición que algunos respetaban más que otros. Aun así, algunos hombres bestias viajaban aquí desde tierras lejanas para desafiar a nuestras alumnas a uno de estos duelos románticos.

En otras palabras, teníamos forasteros vagando por nuestro campus. Esto era algo que la administración normalmente habría tratado de evitar, pero la temporada de apareamiento era un tema muy delicado debido a su importancia en la cultura de los hombres bestia.

Cualquier intento de prohibir sus tradiciones probablemente daría lugar a verdaderos disturbios. Como solución de compromiso, la escuela permitía a los hombres bestia que no eran estudiantes entrar en su recinto con el pretexto de “asistir a las clases”, siempre y cuando solicitaran un permiso de antemano.

En fin… esto nos lleva a Linia y Pursena.

Las dos eran básicamente inalcanzables para el tipo de hombre bestia promedio. Por un lado, eran probablemente las dos luchadoras mujer bestia más fuertes de toda la escuela. Y lo que es más importante, eran princesas de Doldia. Si te propones a una de ellas, luchas con ella y ganas, te convertirás en candidato a líder de toda la tribu. No se te entregaría el poder inmediatamente, por supuesto. Pero cuando llegara el momento de elegir al próximo líder, no había duda de que te considerarían seriamente para el papel.

Por supuesto, Linia y Pursena habían venido a esta tierra lejana para estudiar, no para encontrar un marido. No podían elegir un compañero aquí sin hablar primero con su familia, y por eso habían rechazado de plano todas las propuestas con las que las bombardearon después de cumplir los quince años.

Sin embargo, a pesar de su desinterés público por el matrimonio, al año siguiente les salieron aún más pretendientes. Los dos eran muy populares. Al parecer, algunos hombres bestias habían lanzado incluso ataques furtivos contra ellos, tratando de conseguir su conformidad por la fuerza.

Habían vencido a estos atacantes con bastante facilidad… pero cuando llegó el otoño de nuevo este año, decidieron encerrarse en su dormitorio.

No es que el dormitorio de las chicas fuera una fortaleza impenetrable, pero cualquier hombre que intentara colarse sería atacado por todos los residentes. Así que Linia y Pursena se quedaron en sus habitaciones, incluso se saltaron la clase.

Supongo que fue un permiso médico, en cierto sentido. Al fin y al cabo, es de suponer que ellas mismas estaban en celo en ese momento. La idea de que se retorcieran en sus habitaciones maullando y haciendo ruido apasionadamente era algo excitante. No es que me preparara para aparearme ni nada por el estilo.

Las dos me habían enviado una carta, cuya esencia era: “Siento las molestias, jefe, pero te dejaremos las cosas por ahora”. Sin embargo, no estaba seguro de cómo se suponía que debía ayudar. Quizá sólo querían que respondiera por ellas cuando el profesor pasara lista o algo así.

***

En cualquier caso, no sólo los hombres bestias estaban “en celo” en esta época del año. El otoño coincidió con un aumento de los casos de agresión sexual en el campus, ya que algunas personas se aprovecharon de todo el caos. Aquellas reglas estrictas sobre quién podía entrar en cada dormitorio tenían ahora un poco más de sentido para mí.

Cuando se trataba de dos hombres bestia en celo, podías considerar algunas agresiones como un fenómeno natural o cultural… pero aparentemente, algunas de las víctimas eran humanos de primer año que ni siquiera sabían qué demonios estaba pasando.

Las reglas de la escuela prohíben estrictamente este tipo de cosas, por supuesto. Para mantener las cosas bajo control, la administración tenía guardias de seguridad patrullando el campus. Los duelos consensuados estaban permitidos, pero no podías atacar a alguien que se negara a pelear contigo.

Esa era la línea que marcaban. Nuestro profesor de aula incluso nos hizo una advertencia explícita sobre la situación, diciéndonos que no aceptáramos casualmente ningún duelo en esta época del año. También animó a los que no tuvieran confianza en sus habilidades de defensa personal a viajar en grupo en todo momento.

El maestro Fitz también me dijo que tuviera cuidado. Parecía pensar que algunas chicas podrían retarme a un duelo bajo falsos pretextos, alegando que sólo querían practicar contra un mago poderoso. Su consejo fue que las rechazara rotundamente, que ignorara sus intentos de provocarme y que abandonara la zona rápidamente sin bajar la guardia ni un segundo.

Chicas en celo, ¿eh?

En los viejos tiempos, podría haber estado tentado de batirme en duelo con cada una de ellas y hacerme un harén. Pero en mi condición actual, básicamente sólo estaría echando sal en mis propias heridas. La temporada de apareamiento era un evento en el que no participaría pronto.

Se lo dejaré a esos jóvenes de allí. ¿Ves? El chico humano y su novia elfa, que está

“estudiando” sentada en su regazo. Esa mujer está en celo todo el año.

 Honestamente, esos dos nunca se dieron un descanso. Prácticamente podía ver los corazones flotando sobre sus cabezas. Aun así… Cliff era obviamente un hombre totalmente nuevo, pero me parecía que Elinalise lo trataba de la misma manera que a todos sus otros amantes. No iba a decir nada, por supuesto, pero todo esto seguía pareciéndome una farsa. ¿Realmente iba a funcionar para ellos?

En algún momento, mientras observaba cómo Cliff y Elinalise se divertían, Zanoba se acercó a mi mesa. “Maestro, ¿no cree que ya es hora de empezar con una nueva creación?”

“¿Una nueva creación, eh…?” Hasta hace unos días, había estado trabajando en una figura de Eris a escala 1/8 como una especie de ejercicio terapéutico, pero acabé lloriqueando tanto que tuve que dejarlo a medias. Desde entonces, no he podido motivarme para hacer nada. Había caído en una especie de depresión sin darme cuenta. “Sí, supongo que tienes razón. ¿Alguna idea?”

“Quizás hacer algún tipo de animal o monstruo sería un buen cambio de ritmo”.

“Hmm, claro. Creo que un Wyrm Rojo podría ser divertido, entonces”.

“¡Oh! ¡En efecto! El mismo monstruo que una vez mataste sin ayuda, ¿no?”

“Sí. No fue fácil, por cierto. Pensé que estaba muerto con seguridad”.

“Hahaha. Eres demasiado modesto”.

“Maestro Zanoba, ¿de qué estás hablando?”

Julie parecía tener un poco de curiosidad, así que le conté la historia de mi batalla contra un rezagado Wyrm Rojo de mis días de aventurero. Al poco tiempo, sus ojos brillaban y su cara se sonrojaba de emoción. A los niños de este mundo les encantaban las historias de este tipo. A veces era fácil olvidarlo, pero sólo tenía seis años.

“Hm, de acuerdo entonces. ¿Por qué no hago una figura del Wyrm Rojo para ti, Julie?”

“¿Qué…? M-Maestro, ¿qué pasa conmigo? ¿¡No vas a hacer nada para mí!?”

“Zanoba, se supone que eres mi estudiante, ¿verdad? ¿Qué tal si te ofreces a ayudarme a hacer esto?”

“¡Oh! ¡Por supuesto, Maestro! Le ayudaré en todo lo que pueda”.

Esta vida no era tan mala, en realidad. Últimamente no estaba en plena forma, pero al menos me había asentado en una rutina decente aquí.

Mis clases de magia divina y de barrera de nivel principiante terminarían pronto, y tenía que decidir qué cursar a continuación. ¿Tal vez Desintoxicación intermedia? Sin embargo, hasta ahora me las había arreglado bien con los hechizos de nivel principiante. No parecía necesario aprender nada más avanzado que eso.

Siempre podía probar con Curación avanzada. Pero, de nuevo, me sentía relativamente satisfecha con mi nivel actual de experiencia en ese campo. Los hechizos intermedios eran suficientes para hacer frente a la mayoría de las situaciones.

Siempre quedaba el Encantamiento, en el que nunca había incursionado. Técnicamente era una forma de magia de invocación, así que tal vez fuera más relevante para mi investigación. Sin embargo, por lo que había oído, consistía principalmente en aprender a crear diversos instrumentos mágicos. Todavía no estaba segura de qué tenía que ver eso con la Invocación… pero al menos sería algo nuevo.

Por supuesto, era libre de no tomar ninguna clase nueva. Podía pasar más tiempo en la biblioteca. Empezaba a sentir que había llegado a un callejón sin salida investigando el Incidente del Desplazamiento, pero podría ser interesante intentar enseñar más idiomas. Si me decantara por esa vía, podría pedirle a Cliff que me enseñara magia divina… Aunque últimamente se pasaba todo el tiempo con Elinalise. Probablemente sería inteligente dejarlos solos por un tiempo. No quería ser una molestia.

Tal vez podría intentar ir en una dirección completamente diferente y aprender algo no relacionado con la magia. Podría ser divertido aprender a montar a caballo, por ejemplo…

Los días pasaron tranquilamente mientras intentaba decidirme.

***

Y entonces, las cosas dejaron de ser tan tranquilas.

“¡Te reconozco como Quagmire Rudeus, el aventurero de rango A que cortó un Wyrm perdido sin ayuda! Le reto a un duelo matrimonial, señor”.

De camino a la biblioteca, me encontré en el extremo receptor de un desafío.

Me di la vuelta y me encontré con una hermosa chica. Su piel estaba bronceada, y su sedoso cabello azul oscuro estaba atado en una pulcra cola de caballo. Parecía tener 17 o 18 años. Tenía un rostro fuerte y digno, y sus labios estaban fuertemente fruncidos; se notaba a simple vista que era del tipo “dama guerrera”. En lugar de un uniforme escolar, llevaba un ligero traje de espadachín en un llamativo tono azul oscuro.

Tenía un busto modesto, pero sus músculos eran impresionantes. No parecía una culturista ni nada por el estilo, pero estaba claramente en muy buena forma. A su lado llevaba una espada larga y curva, del tipo que suelen utilizar los espadachines del estilo del Dios Espada.

La chica miraba fijamente en mi dirección.

Para ser más precisos, miraba sorprendida a la persona que estaba justo delante de mí: el hombre bestia grande y peludo que acababa de desafiarme a un duelo en voz alta.

Sí, me olvidé de mencionar al hombre bestia canino y musculoso, pero era él quien me había gritado. Tampoco tenía el más mínimo aspecto de mago. La chica de la espada probablemente había pasado por allí. Dada la época del año, podría haber pensado que le estaba hablando a ella. “Uhm…”

Bueno, de todos modos. Olvidemos a la chica bonita por ahora. 

Había un problema bastante fundamental aquí. Yo era un chico, y este chico también era un chico, y acababa de desafiarme a un duelo. Eso era ligeramente incómodo. “¿Un duelo matrimonial? Como… ¿una de esas cosas en las que te casas después?”

“¡En efecto!”

Gaah… “Lo siento… No sé si hay rumores por ahí o algo así, pero en realidad soy heterosexual. Tampoco estoy muy interesado en experimentar. Voy a tener que rechazar tu oferta”.

Las orejas del hombre bestia se movieron. “Parece que estás malinterpretando la situación”.

“Oh no, ¿ya es tan tarde? Sabes, hoy tengo práctica de piano. Voy a tener que irme ahora, lo siento…”

Ahora que había rechazado su oferta, me di la vuelta y comencé a alejarme, ignorando totalmente su intento de continuar la conversación. Siguiendo el consejo de Fitz al pie de la letra, en otras palabras.

“¡Espera ahí!”

Pero para mi sorpresa, mi nuevo amigo peludo saltó, se elevó varios metros por encima de mi cabeza y aterrizó con un fuerte golpe justo delante de mí. El tipo saltó como un mech del tipo Reverse-Joint. Habría sido un auténtico Dragoon.

“No tienes derecho a rechazarme. Me llamo Brook Adoldia. He venido a batirme en duelo por la mano de la señorita Pursena, ¡para poder convertirme algún día en el líder de mi tribu!”

“Uh, Pursena está descansando en su dormitorio hasta que todo esto de la temporada de apareamiento termine. ¿Tal vez podrías ir allí en su lugar?”

“¡Le envié a la señorita Pursena una carta por adelantado, informándole de mis intenciones! Me explicó que ahora eres el jefe de su manada. Me enteré de tus proezas como guerrero gracias a Sir Gyes, y he oído que has derribado un dragón perdido tú solo. Claramente, eres el hombre más fuerte de esta Universidad. Deberías ser un digno oponente para mí”.

De acuerdo, aunque en realidad no he abatido nada… Soy un mago, no un espadachín…

“¿Qué pasa si me niego?”

“¡Como líder de la manada, estás obligado a luchar contra mí!”

Me tomé un momento para tratar de encajar todo esto.

Después de que lograra vencer a Linia y Pursena en una pelea hace algún tiempo, empezaron a llamarme su jefe. Al parecer, tenías que derrotar al jefe de una “manada” si querías casarte con alguien que perteneciera a ella. Así que si este tipo me ganaba en una pelea… ¿podría reclamar a Pursena como premio?

No tenía la intención de convertirme en el líder de ninguna manada, pero sentí que a este tipo no le iba a importar eso. Esto era algo primario, del reino animal. Si perdía esta pelea, sería destituido de mi posición de jefe, y Pursena se casaría con este peludo al azar.

“Ahora entonces… ¡a la batalla!”

Brook no esperó a que dijera nada en respuesta. Aullando ferozmente, se abalanzó sobre mí.

“Quagmire”.

Como venía hacia mí en línea recta, corrió rápidamente hacia mi pantano… “Cañón de piedra [Stone Cannon]”.

Y un proyectil de piedra bien colocado lo dejó fuera de combate.

Un poco anticlimático. Parecía que su ladrido era peor que su mordida. Básicamente lo había eliminado por reflejo en lugar de pensarlo bien, pero en retrospectiva, no tenía muchas razones para dejarlo ganar. Para empezar, Pursena no parecía estar interesada en casarse con nadie por el momento.

Esto explicaba la carta que me habían enviado, al menos. No me hacía mucha gracia que me echaran todo esto encima, pero podía lidiar con unos cuantos tipos así, sin problemas. Probablemente no era para tanto.

***

Mis sentimientos sobre el tema cambiaron en el transcurso de los siguientes minutos, ya que me atacaron cinco veces diferentes en mi camino hacia la biblioteca.

Parecía que la mitad de la tribu Doldia había estado esperando ansiosamente que llegara este día. Linia y Pursena estaban muy solicitadas. ¿Qué tenían de atractivo esas dos? ¿Sus cuerpos, tal vez? Aunque eso no tenía mucho sentido. Muchos de estos hombres probablemente nunca las habían visto en persona. Tenía que ser todo el asunto de la “princesa”. Ese primer tipo había dicho algo sobre convertirse en el líder de su tribu, después de todo.

¿Ser el número uno era realmente tan importante para ellos? ¿Qué era esto, una tribu entera de Starscreams?

Por lo que parece, incluso habían elaborado un orden para desafiarme. Un tipo intentó irrumpir a mitad de camino y le gritaron por “colarse en la fila”. Tal vez era otra de esas tradiciones de los hombres bestia o algo así.

Afortunadamente, no llegaron a perseguirme dentro de la propia biblioteca. Supongo que la administración les había dejado claro que no se les permitía irrumpir en ninguna de las instalaciones de la escuela… o los hombres bestias también tenían alguna regla antigua al respecto.

De cualquier manera, no me importaba. Al menos podía refugiarme aquí durante un rato.

***

Unas horas más tarde, a primera hora de la tarde, Fitz se presentó también en la biblioteca. Su mirada era un poco de reproche. “Menuda escena hay ahí fuera, Rudeus.

¿Qué has hecho para molestar a toda esa gente?”

“Nada. Sólo quieren vencerme en una pelea para poder casarse con Linia o Pursena”.

“Espera, ¿qué?”

Mientras Fitz parpadeaba confundido, procedí a explicarle todos los feos detalles sobre mi condición de “jefe” y la forma en que aparentemente funcionaban las tradiciones de los hombres bestia. Cuando terminé, Fitz frunció el ceño. “Eso no tiene ningún sentido. No eres el líder de la tribu Doldia ni nada parecido. ¿A quién le importa si les ganaste una vez en una pelea? Eso no significa que tengas derecho a repartirlas como premio a extraños al azar”.

Es cierto. Si tuviera tanto poder sobre ellas, no me estarían arañando la cara cada vez que les toco las piernas. “Tienes razón. Pero, ¿cómo puedo convencer a la gente de ahí fuera?”

Fitz se llevó una mano a la barbilla y asintió lentamente. “Tienes todo el derecho a ignorarlos, en realidad… pero podría ser más fácil vencerlos en una pelea. Probablemente se rindan y se vayan a casa”.

“…así que al final del día, ¿debo batirme en duelo con ellos después de todo?”

“Probablemente sea lo mejor”.

Es fácil para él decirlo. No estaba seguro de cuántas personas me esperaban ahí fuera, pero por lo que parecía, probablemente eran docenas. Y, por supuesto, se trataba de una multitud de machos grandes y malolientes que querían dominar su tribu. Tendría que dejar a cada uno de ellos inconsciente. “Realmente preferiría no hacer de la violencia una parte de mi rutina diaria, ya sabes”.

“Lo sé, Rudeus. Pero a menos que hagas algo con ellos, estarás atrapado aquí para siempre. Ah, y puede que pierdan la paciencia y embistan aquí también. No queremos que ensucien la biblioteca, ¿verdad?”

“Sí, supongo que tienes razón. Uf… justo lo que necesitaba, un torneo de lucha contra una horda de sudorosos peludos…” No podía encontrar nada que me ilusionara allí, por mucho que lo intentara. Sólo sonaba como un dolor de cabeza.

“Uhm, no son sólo hombres, en realidad. También vi a una chica por ahí”.

“¿En serio? ¿Era guapa?”

“Rudeus… ¿Por favor no me digas que vas a aceptar ese duelo?”

“No, no. Por supuesto que no. Eh…”

Sacudí la cabeza, sobre todo para que Fitz dejara de mirarme. Aun así, estaba un poco intrigado. Quería saber cómo era ella, al menos. Y dónde había oído hablar de mí. “Sólo tengo curiosidad, eso es todo”.

Cuando alguien expresa interés en ti, es perfectamente natural estar un poco intrigado a cambio. No es que las cosas pudieran avanzar demasiado hasta que mi condición se curara, por supuesto.

“¿Oh? Tienes curiosidad, ¿eh? Hmm”. Por alguna razón, Fitz sonaba disgustado conmigo. Me había advertido contra los duelos con chicas el otro día, para ser justos…

Oh, ¿tal vez Luke se había metido en problemas de esa manera en algún momento? Sí, eso tenía sentido. Probablemente Fitz se había visto obligado a limpiar el desorden después, por lo que se irritó al verme tratar la situación con tanta despreocupación.

“Bueno, no importa eso”, dije. “Parece que esto causa mucho caos cada año, ¿no? ¿No puede hacer nada el consejo de estudiantes?”

“No intervenimos en nada relacionado con la temporada de apareamiento. Si intentáramos prohibirlo, las cosas probablemente empeorarían”.

Por lo que me dijo Fitz, el consejo estudiantil tenía las manos llenas en esta época del año. Centraban la mayor parte de su energía en proteger a los estudiantes menos hábiles en el combate durante esta caótica temporada, haciendo cosas como patrullar el campus en pequeños grupos, deteniendo cualquier mala conducta que encontraran antes de que se les fuera de las manos. De hecho, Fitz tenía previsto participar en una de esas patrullas esa misma noche.

“Así que estás tratando de proteger la paz, ¿verdad? Entonces podrías ayudarme totalmente”.

“Oh, por favor. ¿Por qué no te ocupas tú mismo, Rudeus? No creo que necesites nuestra ayuda”.

Por alguna razón, la voz de Fitz no era muy amigable hoy. ¿Había dicho algo que lo molestara? Espera… tal vez estaba pensando en lo que pasó durante mi examen de ingreso. Decía que mi victoria no le molestaba, pero si empezaba a huir de las peleas así, la gente podría empezar a pensar que había perdido contra un cobarde. Eso tampoco sería bueno para su reputación.

Fitz me había ayudado mucho últimamente. Todavía no me emocionaba nada de esto, pero le debía un esfuerzo. “Muy bien entonces. Por el bien de su buen nombre, Maestro Fitz, iré a masacrarlos a todos”.

“¿¡Qué!? ¡No los mates, Rudeus!”

“Sólo era una broma. Lo siento”.

La gente se tomaba estos duelos en serio, pero había una regla no escrita de que nadie debía morir como resultado. Aun así, podría haber algunos luchadores poderosos esperándome entre esa multitud. No podía descuidarme.

***

Finalmente, resignado a mi destino, salí de la biblioteca por primera vez en horas.

“… ¿Qué demonios?”

Me recibió una escena ligeramente sorprendente. Decenas de cuerpos yacían esparcidos por el suelo, inertes e inmóviles. Parecía que había entrado en un campo de batalla o algo así.

Todos eran hombres bestias de diversas razas, formas y tamaños. Algunos llevaban uniformes escolares, pero muchos no.

Oh, espera. También hay una chica. 

Era la espadachina que había visto antes. ¿Se había mezclado de alguna manera entre los suyos? O tal vez… ¿estaba enamorada de mí todo el tiempo?

Mientras reflexionaba sobre esta pregunta tan importante, una carcajada resonó en el aire. “¡Bwahahahaha!”

Un hombre se alzó en medio de los caídos, sosteniendo al último de sus enemigos con una mano.

“¡Tengo que reconocer el mérito de haberme desafiado, mis jóvenes amigos! Ha sido una decisión realmente mala de su parte, sí, ¡pero valiente! Está claro que los estudiantes de esta ‘Universidad de la Magia’ tienen agallas”.

Fitz y yo nos quedamos congelados en el sitio, boquiabiertos. Después de unos segundos, finalmente logré ofrecer un tentativo “Uhm…”

Dejando a un lado al último guerrero bestia, el hombre se giró hacia nosotros. “¡Oh! Esos jóvenes me dijeron que los golpeara si no quería esperar mi turno, ¡y así lo hice! Y ahora han salido a mi encuentro, ¡justo a tiempo! Excelente, excelente. Me gustan los hombres que cumplen sus promesas”.

Era obvio a primera vista que este hombre era un demonio. Su piel era tan negra como la obsidiana, y tenía seis brazos. El conjunto superior estaba doblado, el par del medio apuntaba hacia nosotros, y los dos inferiores descansaban sobre sus caderas. Su larga cabellera, que le llegaba hasta la cintura, era de un interesante tono púrpura.

“¡Soy el inmortal Rey Demonio Badigadi!”

¿Acaba de llamarse a sí mismo Rey Demonio? ¿Estábamos hablando del mismo tipo de Rey Demonio aquí? ¿Cómo el tipo que secuestra a las jóvenes del pueblo más cercano para satisfacer sus malvados apetitos? ¿El tipo que puede hacer lo que quiera, siempre y cuando luche contra el ocasional “héroe” que viene a matarlo?

Sí, probablemente no. 

La pregunta más importante en este momento era: ¿qué demonios estaba haciendo aquí un Rey Demonio?

“¡Veo que tienes el Ojo de la Previsión, muchacho! Entonces debes ser Rudeus Greyrat.

He oído hablar de ti por parte de mi prometida, la Emperatriz Demonio Kishirika”.

Bueno, en el momento en que se acercó a mí… “¡Te reto a un duelo!”

De acuerdo. Bueno, al menos sabía cómo ir al grano. Por desgracia, todavía no tenía ni idea de qué demonios estaba pasando aquí. ¿Quizás me dejaría libre si le ofreciera dos jóvenes doncellas ligeramente peludas como sacrificio…?