Ore ga Heroine o Tasukegite

Volumen 3

Interludio 3: Cuentos o Novela de Fantasía

Era ya pasada la medianoche. En una hora más o menos, el sol estaría arriba.

Satsuki todavía estaba tratando de romper el hechizo de sueño en Harissa. Apenas había dormido en absoluto. Su pecho femenino subía y bajaba. Las largas horas de lanzamiento de hechizos habían minado su fuerza. Ella solo había logrado mantener el hechizo a través de una increíble combinación de concentración y fortaleza mental.

Y entonces…

“Cruza el límite de la luz y la oscuridad, y suéltate”.

Con un chasquido que solo un mago podía escuchar, el hechizo de sueño en Harissa finalmente se rompió.

“Uf…”

Toda la tensión se drenó de su cuerpo a la vez, y Satsuki se recostó en su silla con un gran suspiro.

“Zzz… Zzz…”

Harissa seguía durmiendo, pero era un sueño normal. Ella se despertaría pronto.

“……”

Satsuki reflexionó sobre qué hacer ahora. Solo había podido concentrarse así porque estaba haciendo todo lo posible para evitar enfrentar una cierta verdad. Para evitar pensar en ello, se había detenido a pensar en todo. Se centró exclusivamente en romper el hechizo en su lugar.

Pero ahora eso había terminado. Que significa… “Rekka…”

Se vio obligada a mirar la realidad de la situación.

“……!”

Sin nada para detenerla, todo lo que podía hacer era llorar. La primera corriente de lágrimas fue seguida rápidamente por otra, y luego otra. Se mordió el labio con fuerza e intentó suprimir el ruido en su garganta.

“¡Waah… Waaahh…!”

Intentando contener los sollozos, la nariz y la garganta comenzaron a picarle.

Fue justo entonces que los ojos de Harissa se abrieron un poco. Satsuki no había podido evitar llorar, y Harissa debe haberla escuchado.

“… ¿Eh? Satsuki? ¿Por qué estás llorando?”

“No, es nada. Sólo…”

Satsuki se secó rápidamente la cara con las manos y trató de pensar en algo que decir. Harissa todavía parecía fuera de lugar. En un estado de estupor, observó por un momento antes de sentarse de repente en la cama.

“¡Espera! ¿Dónde está sir Rekka? ¿Qué le pasó a sir Rekka? Estaba en el segundo piso cuando escuché un fuerte ruido, y cuando bajé, había un hombre extraño… ”

Los ojos de Harissa se movieron de izquierda a derecha como si tratara de recordar lo que sucedió después.

“Umm… umm…”

Pero ella no podía recordarlo. Harissa también comenzó a llorar. “Rekka… Él no está aquí”.

“¿Qué?”

“Te dejó conmigo, y luego se fue con esa chica Hibiki”.

Satsuki trató de hablar con la mayor calma e indiferencia posible para no volver a llorar.

“¡¿Se fue…?!” Harissa repitió.

Luego trató de saltar de la cama, pero Satsuki la agarró por la muñeca. “¿Espera, a dónde vas?”

“¡Voy a salvar a Sir Rekka, por supuesto!”

Harissa había estado dormida todo el tiempo y no tenía idea de lo que estaba pasando, pero no había dudas en su voz. Probablemente ya había adivinado que Rekka estaba atrapada en otra historia.

Satsuki estaba celosa de cómo podía decir: “Voy a salvarlo”. Pero tenía que decirle de todos modos. Tenía que decirle lo que había dicho.

“… Rekka dijo que no viniera”.

“¿No vendrás?”

“Sí, dijo que no quería que lo siguiéramos…”

Fue triste, pero era cierto. Tenía que decirle la verdad. “¿Sir Rekka dijo eso?”

“Si.”

“¿Dijo que sería una molestia si iba tras él?”

“Si.”

“¿Cuál fue la razón?”

“…No lo sé.”

A Satsuki apenas se le había dicho nada, así que no había forma de que ella lo supiera. Las palabras de Rekka habían sido tan impactantes para ella que no había pensado preguntar.

“…”

Harissa frunció el ceño y se miró los pies por un momento. Pero entonces… “Voy a ayudarlo de todos modos”.

Ella levantó la cabeza y habló con claridad. “Harissa, sé cómo te sientes, pero…”

“Sir Rekka me salvó dos veces”. Harissa miró directamente a los ojos de Satsuki. “Satsuki, nunca te dije lo que realmente sucedió cuando me salvó, ¿verdad?”

“Escuché algo sobre derrotar a un Rey Demonio con una pistola láser, pero no mucho más que eso…”

“Rekka dijo que iba a luchar solo contra el Rey Demonio”.

“…!”

Satsuki se sorprendió por un segundo, pero finalmente se dio cuenta de que eso sonaba como algo que su amigo de la infancia podría decir.

“Y no escuché esto hasta más tarde, pero Sir Rekka no tenía idea de que podría vencer al Rey Demonio con el arma láser. Dijo que fue solo suerte que saliera victorioso, pero no creo que sea correcto”.

Las mejillas de Harissa estaban un poco sonrojadas. Quizás estaba recordando lo que había sucedido. Había una luz fuerte en sus ojos.

“Sir Rekka me pidió que lo enviara a casa antes de luchar contra el Rey Demonio. Pero cuando le dije lo que me iba a pasar, dijo que pelearía contra el Rey Demonio después de todo”.

Si acabas de escuchar esa parte, podrías pensar que Rekka Namidare era un cobarde que había hecho un total de ochenta por capricho. Un héroe en un libro de cuentos o novela de fantasía no haría eso. Declararían desde el principio que iban a derrotar al Rey Demonio por el bien de la gente y nunca se desviarían de eso.

Pero Rekka Namidare era solo un niño normal. Del tipo que puedes encontrar en cualquier lugar. Satsuki lo sabía bien.

“No fue porque pensó que podía ganar, o porque era un héroe”, continuó Harissa.

“Rekka me salvó porque quería salvarme. No era su mundo. No fue su problema. Podría haberse escapado. Y se quedó de todos modos, solo por esa razón. Creo que la razón por la que ganó es porque ese es el tipo de persona agradable que es”.

Por eso, dijo Harissa…

“Probablemente dijo que iría solo como amabilidad hacia usted y hacia mí. Creo que está dispuesto a sufrir tanto como sea necesario por nuestro bien”.

“!”

Satsuki jadeó ante las palabras que salieron de la boca de la niña más joven.

“Y es por eso que no puedo dejar que lo haga solo”.

Rekka había salvado a todos porque quería salvarlos. Y ahora Harissa lo iba a salvar porque no lo dejaría hacerlo solo. A veces salvar a alguien significaba hacer algo sin considerar sus sentimientos. De hecho, cuando Lea rechazó a Rekka, él la tomó de la mano y la salvó de todos modos.

Pero aun así… Incluso si te apartaban la mano y te decían que tenerte cerca no ayudaba… Si realmente querías salvarlos, ¿no deberías hacer algo? Incluso si eso los hizo odiarte…… ¿quiero salvar a Rekka?

“Tienes razón.” La respuesta llegó rápidamente a Satsuki. “No puedo dejarlo solo tampoco”.

Así era como ella realmente se sentía.

Por un lado, ¿Rekka realmente habría dicho algo que lastimara a su amigo de la infancia solo porque pensó que sería una molestia? ¿No era más probable que fuera una mentira amable, como Harissa había dicho?

No hubo evidencia de ninguna manera. Pero Satsuki decidió creer, en sus propios sentimientos y en la amabilidad de su amigo de la infancia.

Siempre había pensado que sería su trabajo consolar a Rekka y cuidarlo si alguna vez tenía que enfrentar algo terrible o sufrir una carga insoportable. Pero tal vez no había considerado lo que eso realmente significaba.

Cuando era pequeña, vio a ese gatito callejero. Y hace un momento, el Mesías la había perseguido.

Rekka siempre había estado allí para ella.

Y por eso, ella pensó que era mutuo. Satsuki se había convencido a sí misma de que cuando Rekka estaba en problemas, él acudía a ella y le contaba sus problemas y confiaba en ella para obtener ayuda.

“Qué estúpido”, se rio de sí misma.

Si ella quería ayudarlo, esa no era la forma correcta. Ella no podía esperar a que él viniera a decirle qué estaba mal. Tenía que ir a ayudarlo. Justo como Rekka había salvado a Lea.

Cuando Lea rechazó su ayuda, él la agarró de las manos y se negó a soltarla.

Satsuki se dijo que ese tipo de resolución era lo que necesitaba ahora. Sus pequeñas manos eran demasiado frágiles para arrastrar a Rekka, pero las apretó en puños con todas sus fuerzas de todos modos.

Y si eso todavía no fuera suficiente… “Vamos, Harissa. Todos juntos”.

“¿Huh? ¿Todos nosotras?”

“Sí, todos nosotras”, respondió ella.

Iba tras alguien lo suficientemente estúpido como para irse solo, dejando atrás al amigo de la infancia que había conocido durante años. Para salvar a alguien que no quería ser salvado, necesitabas una fuerza increíble e incluso palabras más fuertes.

Especialmente en el caso de su amable amigo de la infancia.